La respuesta de Trump al huracán María:
Asesino desprecio racista por la vida y la dignidad del pueblo puertorriqueño

4 de octubre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Puerto Rican city after Maria

Puerto Rico sigue destrozado. Los huracanes Irma y María interrumpieron la electricidad, el agua, el servicio telefónico, y el transporte para millones de personas, y el 95 por ciento de la población sigue sin electricidad.

Una semana después de que el Huracán María cayó sobre la isla, 3.4 millones de personas están batallando cada día para conseguir sus necesidades de sobrevivencia más básicas — agua potable, protección del intemperie, fórmula para infantes, alimento para los niños, petróleo para los autos, y dinero en efectivo para comprar cualquier de estas cosas. (Vea revcom.us: “ Puerto Rico: Destripado por el imperialismo; azotado por el huracán María; abandonado por Trump – La gestación de una gran crisis humanitaria”).

Una gran crisis sanitaria se avecina. Muchos de los hospitales siguen cerrados; ninguno tiene electricidad fiable. Cuando se corta la luz, no pueden hacer la cirugía. Los pacientes en ventiladores se mueren. Medicamentos son extremadamente escasos. Interrumpida la Internet, no pueden acceder las historiales médicas. Las personas que padecen de diabetes están a punto de quedarse sin insulina, y si la consigan, tiene que ser refrigerada, que implica electricidad. Casi la mitad de los centros de diálisis en la isla están cerrados. Las personas que necesitan tratamiento para salvar la vida no pueden llegar a facilidades abiertas por falta de petróleo.

Cientos de miles de personas con enfermedades normalmente manejables están en agonía, al borde de la muerte o agonizándose, lo que es un infierno para sus seres queridos también. Personas de la tercera edad e infantes sufren por el calor, el estrés, la falta de alimento y agua. Están en auge las enfermedades contagiadas por agua sucia, falta de higiene o zancudos —el dengue, la virus Zika, conjuntivitis, enfermedades diarreicas— y hay peligro de enfermedades epidémicas mortales como la cólera si la situación persiste.

Muchas personas ya murieron —muchas más de las 18 personas que las autoridades y los medios de comunicación han reconocido. El Miami Herald reportó que “los cadáveres están acumulándose en los morques de los 69 hospitales en Puerto Rico, de los cuales el 70 por ciento no están en función”. (Énfasis añadido)

Régimen de Trump y Pence se niega a proveer ayuda

En respuesta, el régimen de Trump y Pence casi no hizo nada durante más de una semana, aparte de auto felicitarse en Twitter por el trabajo “fantástico” que estaban haciendo.

Durante casi una semana sólo se oía silencio de la Casa Blanca sobre la crisis, y no hubo ninguna evidencia de que nadie al nivel del gabinete tan siquiera discutiera o pensara qué hacer sobre la emergencia que confrontaba a más de tres millones de personas. Mantuvieron en vigor la Ley Jones (que prohíbe a empresas de fletes que no sean estadounidenses lleven carga a Puerto Rico — lo que duplica el costo de comida y agua en Puerto Rico, según se reporta) a pesar de demandas a que la suspendiera como se ha suspendido en Texas y Florida. (Por fin, Trump autorizó una exención temporaria de la Ley Jones — ¡por 10 días!).

Durante una semana o más, mandaron pocos o ninguno de los helicópteros que hacían falta desesperadamente, y ningún barco hospitalario, a pesar de llamados a hacerlo. Una fuerza mísera de 2.000 empleados de FEMA —sin ninguna dirección clara desde Washington— por lo general daban vueltas en el centro de convenciones en San Juan, la capital y ciudad más grande puertorriqueña — y se platicaban entre ellos o distribuían a los damnificados desesperados solicitudes para una posible futura ayuda. Contenedores de víveres —muchos de ellos provenientes de donaciones particulares— se quedaron varados en los muelles cerrados.

Por toda la isla los testigos reportaron ningún personal de FEMA ni de las fuerzas armadas estadounidenses en las calles, ninguna distribución de agua, nada de equipos de rescate, ningún comedor, excepto los esfuerzos heroicos de los mismos puertorriquenses azotados por la tormenta, así como voluntarios provenientes de otros países que acudieron a ayudar lo más pronto posible.

“Algo semejante a un genocidio”

La crisis ha avanzado al grado en que podrían peligrar decenas de miles de vidas si la situación no se mejora rápidamente. Sin embargo Trump continuó parloteando excusas idiotas, como su “descubrimiento” de que Puerto Rico “es una isla rodeada de agua”.

El viernes, 29 de septiembre, Carmen Yulín Cruz, la alcaldesa de San Juan, dijo al mundo: “Ya me cansé de ser cortés. Ya me cansé de ser políticamente correcta. Ya me encabroné. … Estamos muriendo aquí”. Mordazmente señaló que Estados Unidos “no puede descifrar las logísticas para una pequeña isla de 160 km por 56 km”.

Continuó: “Si el alimento y el agua no llegan a las manos de la gente, lo que vemos a ver es algo semejante a un genocidio”, y “el mundo verá la manera en que nos tratan, no como ciudadanos de segunda clase, sino animales para desechar”. (Énfasis añadido) Cruz le rogó a la administración de Trump de mandar ayuda proporcional a la grave situación.

Trump lanza calumnia racista contra el pueblo puertorriqueño

La respuesta de Trump a todo eso fue atacar a la alcaldesa Cruz y también al pueblo de Puerto Rico. El 30 de septiembre, tuiteó: “Qué falta de capacidad directiva de la alcaldesa de San Juan, y otros en Puerto Rico, que no pueden hacer que sus trabajadores ayuden. Quieren que todo se haga por ellos cuando debe ser un esfuerzo comunitario. 10.000 empleados federales ahora en isla haciendo un trabajo fantástico”. [Énfasis añadido.]1

Aquí Trump planteó con descaro el tropo racista de que los puertorriqueños (o negros, o inmigrantes) son “flojos” y “quieren que el gobierno les dé todo”. Esta es una calumnia nazi en muchos niveles. Primero, como ya se ha notado, los puertorriqueños han estado quebrándose el lomo —limpiando calles, cargando a los ancianos a hospitales, estableciendo comedores — mientras este cabrón pendejo de Trump tuitea desde su lujoso centro turístico de golf.

Además, lo fundamental es que ha sido Estados Unidos que ha exprimido Puerto Rico durante 120 años, primero explotando a cientos de miles que cortaban caña o cosechaban café por centavos la hora en plantaciones de propiedad estadounidense, y después matándolos trabajando en fábricas estadounidenses por salarios pésimos, hasta que al final la mayoría de esos chupasangres se marcharon para pasturas más lucrativas y abandonaron al pueblo puertorriqueño con un montón de deuda y una infraestructura destartalada.

Condenando a millones a la pobreza y la muerte temprana

Pero este racismo grotesco no es solamente un pretexto por la negativa de proveer la asistencia que los damnificados del huracán necesitan. También prepara la opinión pública para un crimen aún más enorme.

Más allá de la emergencia inmediata, la casi total destrucción de la infraestructura eléctrica de Puerto Rico —así como la de purificación y transporte de agua, hospitales, carreteras, la comunicación, etc.— imposibilita una vida digna para la gran mayoría de la gente en la isla. Imagínense nada más cómo sería la vida si no reconstruyan completamente esas cosas.

¿Qué implica que todo una tierra de 3,4 millones de personas carezca de una red eléctrica nacional, purificación del agua, una red de carreteras fiables, etc.? Implica que recursos como luz, agua potable, etc., se convierten en lujos, fuera del alcance de la gente pobre y de clase obrera, y difícil de lograr incluso para la clase media. Implica que habría enclaves de modernidad en algunas ciudades a la vez que las zonas rurales caerían cada vez más profundamente en la pobreza y el desmoronamiento. Implica que cada aspecto de la vida se dificultaría muchísimo más para las masas del pueblo, cuyas vidas correrían cada vez más el peligro de la pobreza, el agotamiento, las enfermedades prevenibles, y la muerte temprana.

Pero eso es exactamente lo que Trump sigue insinuando. Inmediatamente después de que el Huracán Harvey azotó al sureste de Texas, Trump prometió fondos federales para cubrir hasta el 75 por ciento de los costos de reparar la infraestructura pública dañada — aproximadamente ¡más $75 mil millones de dólares!

Pero tratándose de Puerto Rico, ¡qué diferencia!

Trump a Puerto Rico: Pagar la deuda a Wall Street o caer muerto

E 25 de septiembre, Trump tuiteó sobre la “devastación” de la red eléctrica e inmediatamente pasó al tema de la deuda de Puerto Rico: “miles de millones de dólares que deben a Wall Street y los bancos... que hay que solucionar”. El 29 de septiembre, tuiteó que “…Puerto Rico ha sido destruido por dos huracanes. ¡Hay que hacer decisiones grandes sobre el costo de su reconstrucción!” (Énfasis añadido) Más tarde ese día en un discurso sobre la política tributaria, Trump dijo, “En última instancia, el gobierno de Puerto Rico tendrá que trabajar con nosotros para decidir cómo ese enorme esfuerzo de reconstrucción… se financiará”.

Además, según el Noticiero NBC, “administradores de FEMA quieren evaluar los daños antes de comprometerse a arreglar la infraestructura pública en el territorio estadounidense asolado”. Un portavoz de FEMA dijo, “Lo que es disponible para Puerto Rico actualmente es la asistencia individual” — en otras palabras, NO la reparación de la infraestructura. (Énfasis añadido).

Cálculos aproximados para reconstruir la infraestructura van de $40 mil millones a $80 mil millones de dólares. El gobierno de Puerto Rico ya tiene una deuda de $70 mil millones sin pagar e imposible de pagar. Este verano, PREPA, la compañía eléctrica propiedad del gobierno, se declaró en quiebra.

Por lo que cuando Trump dice que “hay que solucionar” estas deudas, que “hay que hacer decisiones grandes” sobre los costos de reconstrucción, y que “en última instancia” es la responsabilidad del gobierno puertorriqueño — y cuando combina eso con las calumnias racistas de que el pueblo puertorriqueño quiere que “todo se haga por ellos”— está dando de entender que el gobierno estadounidense no financiará la reconstrucción, con la plena conciencia de que el gobierno puertorriqueño no puede.

Esto significa que no se reconstruirá en absoluto, o que Puerto Rico reconstruirá endeudándose aún más desastrosamente. Eso, en torno, resultaría en una “austeridad” cada vez más sanguinaria e intolerable: aumentar los impuestos, canalizar todos los fondos gubernamentales al servicio de la deuda, y recortar aún más drásticamente los servicios sociales, el cuidado médico, las escuelas, etc.

En cualquier de los casos, esa decisión condenaría al pueblo puertorriqueño a generaciones de sufrimiento y miseria innecesarios, llevando a nuevos niveles de opresión la historia de 120 años de ocupación, dominación, y explotación estadounidenses.

Toda la respuesta del régimen de Trump a los desastres naturales ha sido un crimen de lesa humanidad, empapado del racismo. Hace hincapié en la naturaleza colonial del sistema imperialista que saquea, explota y abandona las naciones oprimidas las que domina, además del carácter del régimen salvaje de Trump y Pence que goza de la perspectiva de condenar a millones de personas de color a la miseria y la muerte.

Estas políticas verdaderamente son genocidas, y hay que condenarlas y oponerles resistencia. Hay que sacar este régimen del poder. Y hay que derrocar este sistema imperialista, aquí y por todo el mundo, lo más pronto posible.


1. El bloguero racista/fascista de renombre y seguidor de Trump Mike Cernovich atacó aún más virulentamente a Cruz, al tuitear: “¡Ella es basura, es una asesina, falló a su pueblo e inclumplió sus responsabilidades, y debe estar en la prisión!” [regresa]

 

 

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