Por qué Estados Unidos no puede dejar que Emmett Till descanse en paz

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Por tercera vez, cabrones supremacistas blancos han dañado una placa que conmemora el lugar donde sacaron del río Mississippi el cuerpo torturado de Emmett Till en agosto de 1955. Desde que instalaron este marcador conmemorativo por primera vez en 2007, lo han robado y luego fusilado, el incidente más reciente teniendo lugar el 26 de julio de 2018, un mes después de haber reemplazado a otra placa plagada de balas.

El atroz linchamiento y asesinato de Emmett Till, un chico de 14 años acusado falsamente por la sociedad blanca sureña, no fue nada nuevo en la Amérikka de la época de Jim Crow. Para conocer esa historia, ve aquí y aquí. Pero lo que era totalmente nuevo y sin precedentes fue la envergadura y la ferocidad de la respuesta a este ultraje. El derramamiento de ira en lugar de miedo moldeó la perspectiva de una generación, especialmente entre el pueblo negro, pero también entre muchas personas blancas. Reverberó por todo el mundo y sacó a la luz la hipocresía del llamado “líder del mundo libre”. Muestra cómo la ira reprimida durante mucho tiempo contra las injusticias puede estallar repentina y dramáticamente en lucha decidida de masas y cambiar la manera en que millones de personas en todo el mundo ven las cosas.

Esto sucedió porque un puñado de personas, comenzando con la madre de Emmett, Mamie Till-Mobley, junto con el tío de Emmett y otras personas de Money, Misisipí se pusieron de pie y se alzaron la voz desafiantemente ante el mundo. Ella insistió en un ataúd abierto para que el mundo hiciera frente a los espantosos restos de lo que había sido su hermoso hijo a manos de “buenos muchachos americanos”. En su libro de 2017, The Blood of Emmett Till [La sangre de Emmett Till], el autor Timothy B. Tyson capta esto al escribir que “el asesinato de Emmett nunca se hubiera convertido en un momento histórico decisivo sin que Mamie hubiera encontrado la fuerza para hacer de su duelo privado un asunto público”.

El papel increíblemente valiente y abierto de mente de la madre de Emmett fue la chispa que encendió los sentimientos que se habían ido formando entre las masas del pueblo negro durante algún tiempo. Aceleró y espoleó un sentido urgente de que las cosas DEBÍAN cambiar. Todo esto tomó forma en el movimiento por los derechos civiles durante y después de ese momento. Mamie señaló que “Cuando la gente vio lo que le sucedió a mi hijo, hombres se pusieron de pie que nunca se habían puesto de pie antes”, en este caso como resultado de las acciones heroicas de unas pocas personas sobre la base del trabajo organizador que ya se había hecho (incluso en Misisipí) y una furia hirviente entre millones, la que todavía existe hoy en día.

Estados Unidos y sus golpeadores racistas de hoy, una reencarnación fascista bajo Trump de las turbas de linchamiento del pasado, no pueden renunciar al odio de este recuerdo porque augura las posibilidades de que la ira explote nuevamente, y nuevamente. La supremacía blanca, con su hedor insoportable, tiene sus raíces manchadas de la sangre de Emmett Till. Esa sangre clama la justicia. El mismo sistema que permite que se dañe estas placas conmemorativas es el mismísimo que permitió el asesinato de a Emmett Till y tantos otros. Es un sistema que está marcado para ser derrocado por todos aquellos que tal vez nunca se hayan levantado antes, pero que pueden y deben hacerlo ahora.

Bob Avakian, “Emmet Till y Jim Crow: El pueblo negro vivía debajo de una pena de muerte”

Un corto de la charla filmada de Bob Avakian, “Revolución, por qué es necesaria, por qué es posible, qué es”. Vea la charla completa en revolutiontalk.net (haga clic en “Revolution Talk 2003”, entonces “Español”).

Haga clic aquí para leer una transcripción de este corto.

 

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