La inminente amenaza de la confirmación de Brett Kavanaugh para la Corte Suprema

Kavanaugh implica una EMERGENCIA para las mujeres y la gente LGBTQ

| Periódico Revolución | revcom.us

 

El 4 de septiembre, el Comité Judicial del Senado de Estados Unidos empezó a celebrar audiencias sobre la confirmación de Brett Kavanaugh para la Corte Suprema de Estados Unidos. Kavanaugh fue escogido por Donald Trump de una lista preparada por autoridades jurisprudenciales reaccionarias afines a la Sociedad Federalista — una lista que fue específicamente seleccionada para asegurar que todos los candidatos fueran de quienes quieren revocar la ley Roe contra Wade (el fallo de la Corte Suprema de 1973 que despenalizó el aborto). La Sociedad Federalista, junto con otras organizaciones supuestamente conservadoras, llevan años trabajando para establecer una distinta filosofía jurisprudencial que se llama “originalista”. Kavanaugh cuenta con fuertes recomendaciones de parte de estas fuerzas porque él ha demostrado que se guiará por esa filosofía al dictar sus opiniones. Este sería un elemento central para amarrar una mayoría de los 9 jueces de la Corte Suprema que asumirían la encomienda de reconfigurar importantes decisiones de las cortes en un sentido más fascista, con consecuencias duraderas.

Esta teoría “originalista” de la jurisprudencia es algo que también sostiene el juez Thomas quien argumenta que no existe ningún “derecho” que no esté explícitamente escrito en la Constitución y que no esté “arraigado en las tradiciones y en la conciencia de nuestro pueblo”. Es una teoría jurisprudencial que idealiza la Constitución de Estados Unidos en el momento de su fundación — o sea, cuando los negros eran esclavos, los indígenas estaban sometidos al exterminio, por ley se trataba a las mujeres como bienes (propiedad) sin derecho al voto, a poseer propiedad o decirle “no” a las exigencias sexuales de su esposo, incluso la violación, y cosas por el estilo.

Kavanaugh ya es muy conocido a estas alturas por argumentar públicamente que un presidente de turno debe ser no solo inmune a acusaciones penales, sino también exento de demandas o investigaciones, y por su punto de vista “robusto” y “expansivo” sobre las facultades que el presidente debe de ejercer. En una palabra, Kavanaugh es “el magistrado perfecto” para un régimen fascista que busca concentrar un poder tremendo en las manos de su líder, Donald Trump, y quien precisamente por eso está bajo fuego en las esferas jurisprudencial y política.

Por esta razón, y porque las audiencias de confirmación se están dando en medio de agudas luchas entre las fuerzas a favor y en contra de Trump al interior de la clase dominante de Estados Unidos (como “el asunto Brennan” y la muerte de John McCain), es probable que el eje de las audiencias sean esas cuestiones del poder ejecutivo. Revcom.us tendrá más que decir al respecto en adelante.

De ser confirmado, Kavanaugh se unirá a otros cuatro jueces de ideas afines (Roberts, Alito, Thomas y Gorsuch), dándoles a las fuerzas fascistas una mayoría coherente en la corte de 9 jueces. Es casi seguro que esta mayoría determinante desate a esas fuerzas para tomar importantes medidas hacia la revocación de cambios sociales forjados en especial por el auge de luchas de masas de los años 1960 y 1970, y por las amplias y decididas luchas de la gente LGBTQ en las últimas décadas.

Revcom tendrá más que decir sobre la importancia de la pendiente aprobación de Kavanaugh para la Corte Suprema, y qué tiene que ver con los efectos largoplacistas del régimen fascista encabezado por Trump y Pence.

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Empecemos por algo fundamental: para ser libres, las mujeres deben contar con el derecho de decidir por sí mismas cuándo y si acaso dar a luz. Eso requiere acceso al aborto y a medios para controlar la natalidad a solicitud y sin pedir disculpas. Sin embargo, como ha señalado el líder de la revolución, Bob Avakian: “Por increíble que parezca, en el siglo 21 algunas personas —entre ellas personas en posiciones de poder y autoridad— están decididas a obligar a las mujeres a parir, no importa la situación, los sentimientos ni el mejor criterio de esas mujeres mismas. Se trata de una manera de esclavizar a la mujer bajo los dictados de un opresivo sistema patriarcal de supremacía masculina; y de eso se trata en concreto lo que representan los crueles fanáticos decididos a privarle a la mujer del derecho al aborto”.

Ahora, los fascistas cristianos que han impulsado esta embestida contra el aborto, así como el embate general contra los derechos de la gente LGBTQ y muchas otras cosas, están en la cúpula del poder al centro del régimen de Trump y Pence. Ante el inicio de las audiencias de confirmación para Brett Kavanaugh, la sociedad en su conjunto se encuentra en un “momento crítico”.

Esto no se puede permitir. Quienquiera que rechace ver que se imponga un gran retroceso por la violencia a las mujeres y a la gente LGBTQ, quienquiera que reconozca que hay que detener todo el avance de Trump y Pence hacia el fascismo abierto y franco en Estados Unidos, tiene que levantar la voz y ponerse en las primeras filas para rechazar aceptar esto.

Los antecedentes de Kavanaugh son claros: Una hostilidad grave contra el aborto, el control de la natalidad y la gente LGBTQ

Durante el proceso de confirmación, no es probable que Kavanaugh diga abiertamente el sentido de sus votos en casos del aborto, el control de la natalidad, los derechos de la gente LGBTQ, etc. En tal caso, los políticos del Partido Demócrata y los comentaristas echarían críticas y protestas de que Kavanaugh no se está expresando con suficiente sinceridad. Pero lo que sí será es una pantomima: los antecedentes de Kavanaugh son claros: comparte la hostilidad de los fascistas cristianos a tratar como plenos seres humanos a las mujeres y a la gente LGBTQ, y comparte el objetivo de establecer un gobierno teocrático cristiano.

Primero, Kavanaugh fue nominado por Donald Trump quien prometió, como parte central de su alianza política con los poderosos fascistas cristianos en la clase dominante que ayudaron a amarrar su victoria, que él nominaría únicamente a los jueces que eliminarían el derecho al aborto. Con ese fin, los fascistas cristianos despiadadamente antiaborto y anti LGBTQ seleccionaron a Kavanaugh y lo están celebrando.

Segundo, Kavanaugh es un originalista, alguien que en lo esencial piensa que no se debe conceder derechos que no están explícitamente incluidos en el texto de la Constitución o en sus enmiendas. En un discurso de 2017, Kavanaugh defendió a su “primer héroe judicial” William Rehnquist. Celebró que Rehnquist discrepó con la decisión de la Suprema Corte que despenalizó el aborto (Roe contra Wade) y aceptó la insistencia de Rehnquist en que a los jueces no les corresponde conceder derechos que no están enumerados (específicamente detallados) en el texto original de la Constitución o en una de sus enmiendas. Según esa lógica, no solo el aborto, sino también el derecho al control de la natalidad, sería inválido, como también lo serían las decisiones como Brown contra Junta Escolar (la decisión que eliminó la segregación racista), la igualdad de matrimonio, etc.

Tercero, Kavanaugh ha interpretado la libertad de religión de tal manera que abriría muchísimo las compuertas a la teocracia fascista cristiana. En 2015, Kavanaugh salió a favor de Priests for Life (Curas por la Vida) cuando objetaron el requisito de tener que llenar un formulario para exentarse de tener que ofrecer cobertura de control de la natalidad para sus empleadas. Priests for Life insistieron en que llenar tal formulario haría posible que la compañía de seguros ofreciera cobertura para el control de la natalidad independientemente de ellos y que eso era una violación de su libertad de religión. Nefastamente, Kavanaugh estaba de acuerdo. Según esa lógica, los intolerantes fascistas cristianos podrían exentarse de toda suerte de leyes, como proporcionar servicios a personas LGBTQ, a no creyentes, a minorías religiosas y a otros, siempre que digan que al hacerlo violarían sus creencias religiosas sinceramente sostenidas.

Finalmente, por si acaso quedara alguna confusión, este mismo año Kavanaugh usó su poder como juez para tratar de impedir definitivamente que una inmigrante de 17 años tuviera acceso a un aborto que desesperadamente quería y que otro juez ya había aprobado.

La criminalización del aborto y otras cosas, el que Roe se quede o no

Kavanaugh podría servir de quinto voto en la Suprema Corte el cual sería necesario para revocar Roe contra Wade. En caso de su revocación, inmediatamente, en 17 estados empezarán a regir leyes que limitan el acceso al aborto, y cuatro de ellas prohibirían el derecho al aborto por completo. En otros estados rápidamente se presentaría una avalancha de proyectos de ley en contra del aborto.

Pero no es necesario que revoquen Roe contra Wade para que, en efecto, se erradique el aborto o incluso el control de la natalidad. Hoy mismo, hay cinco estados que cuentan con una sola clínica para abortos. Una telaraña de cientos de leyes las que imponen períodos de espera, requisitos de notificar a los padres, costosas remodelaciones para algunas clínicas que han obligado a muchas de ellas a dejar de operar, requisitos médicamente contraproducentes a los proveedores con los que es casi imposible de cumplir, etc., ya ha hecho que sea casi imposible que millones de mujeres, por todo Estados Unidos, accedan a los servicios de aborto seguros.

Se abrió esta compuerta de crecientes restricciones tras la decisión de 1992 de la Corte Suprema Planned Parenthood contra Casey, la cual estipula que aquellos que quieren restringir el aborto ya no tienen que demostrar “un interés convincente del gobierno” en sus restricciones. Más bien, ahora le corresponde a aquellos que se oponen a las restricciones sobre el aborto demostrar que semejantes restricciones causan una “carga indebida” al derecho de las mujeres de hacerse un aborto.

Y la interpretación de Kavanaugh de lo que configura una “carga indebida” choca aún más siniestramente con la vida de las mujeres. Veamos su citada decisión reciente sobre la refugiada embarazada, la que se encontraba detenida por el ICE. Imagínense la ansiedad que vivió esa joven, de 17 años, sola en un país hostil, en las garras de un gobierno fascista, con un futuro completamente incierto. Bajo estas condiciones, ella tomó la decisión muy racional de insistir en ejercer su derecho bajo la ley de acceder a un aborto. Kavanaugh, al tomar partido con el gobierno, consideró que no era una “carga indebida” obligarla a esperar en la prisión hasta que encontrara a un garante (un proceso que no tenía casi ninguna posibilidad de prosperar antes de que el embarazo se desarrolle a tal punto que ya no sería elegible para un aborto) porque tenía la “alternativa” de ser deportada a su país de origen (a pesar de la realidad de que por ley no se permite el aborto ahí, que sus padres abusaban de ella y que las condiciones en general allá son tan intolerables las que fueron precisamente las razones por las que ella huyó en primer lugar). Su opinión disidente también se caracterizó de repetidas referencias sarcásticas sobre el derecho al aborto de las mujeres y de su insistencia en el “interés a favor de la vida fetal” del gobierno.

Únicamente el pueblo, y NO los demócratas, puede detener a un Estados Unidos fascista

Durante décadas, las personas que se preocupan por las mujeres, la gente LGBTQ y los oprimidos en general han venido recibiendo entrenamiento y un lavado de cerebro para que piensen que tienen que confiar en el Partido Demócrata. Cuanto más peligrosa sea la situación, tanto más desesperadamente se les diga que se aferren a estos demócratas. Pero esto no ha ayudado a la gente, sino más bien ha desmovilizado a la gente ante una embestida fascista cada vez más implacable.

Aunque los republicanos bloquearon un número récord de nominaciones de jueces de Obama, siendo el más famoso el de Merrick Garland a la Corte Suprema, los demócratas han trabajado con los republicanos para poner en la vía rápida la aprobación de las nominaciones de jueces fascistas escogidos por Trump. Trump ahora ha conseguido que se confirme el número récord de 24 jueces de apelaciones, más que cualquier presidente en su primer mandato, y esto incluye que cambió a dos cortes de distrito federales antes de una mayoría liberal a una mayoría fascista. Tan sólo la semana pasada, Chuck Schumer puso en la vía rápida la aprobación de 15 jueces nominados por Trump. Por años, el Partido Demócrata cedió la superioridad moral a los fanáticos antiaborto al insistir en que el aborto debe de ser “poco común” como si hubiera algo moralmente malo con hacerse un aborto, ¡algo que no es cierto! Ahora, se fanfarronean que “harán preguntas difíciles” y canalizan la atención, actividad y dinero de la gente hacia las elecciones de mitad de período, al mismo tiempo que sigan restándole importancia a la realidad de que ni tienen los votos, ni la intención de emprender una verdadera lucha, para parar la confirmación de Kavanaugh a la máxima corte de Estados Unidos.

¿Por qué? En lo fundamental porque los demócratas son un partido de la clase dominante cuyos intereses estriban en la conservación de la estabilidad y el funcionamiento del sistema general del capitalismo-imperialismo estadounidense. Esto quiere decir que, a pesar de todas sus profundas y a veces muy agudas divergencias con la camarilla fascista que hoy está en el poder, tampoco quieren desafiarlos de manera frontal. Como Bob Avakian ha señalado, los demócratas preferirían el orden, aunque sea el orden del fascismo, a arriesgarse al tipo de auge de lucha que se requeriría para obtener justicia.

Pero ¡nuestros intereses son diferentes! No se debe aceptar el peligro que hoy se está asomando de manera inmediata sobre todas las mujeres y muchachas, toda la gente LGBTQ y muchísimas otras personas en adición a muchísimos más cuyos derechos y vida están en la línea de fuego directo de lo que pronto podría ser una Corte Suprema con una mayoría fascista. Deberíamos salirnos de la política de costumbre y arriesgarnos en las primeras filas para parar esta nominación y a la vez lanzar la exigencia y organizarnos para expulsar al régimen fascista de Trump y Pence en su conjunto. Y mientras hacemos eso, un creciente número de personas deberían explorar la naturaleza del sistema capitalista-imperialista que ha engendrado esta locura y la revolución que se necesita.

 

Para entender a fondo la amenaza a la humanidad que representa el Régimen de Trump y Pence…
Vea este discurso filmado de Bob Avakian en inglés

Lea el texto del discurso en español aquí, y vea el discurso completo, las preguntas y respuestas y los cortos compartibles en inglés aquí.

 

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