El infierno en Honduras: hecho en Estados Unidos

| Periódico Revolución | revcom.us

 

El régimen de Trump y Pence amenaza con usar violencia contra la caravana de refugiados hondureños, afirmando que ésta representa un “asalto” al “derecho de los países a asegurar sus fronteras”. ¿Qué derecho tienen los imperialistas de Estados Unidos a hablar del “derecho de asegurar sus fronteras”? Al imperio yanqui nunca le ha importado un bledo el derecho de ningún otro país a asegurar sus fronteras si interferían con los intereses de Estados Unidos. ¿Y qué de la seguridad de las fronteras de Honduras contra un siglo de asalto y dominio a manos del imperialismo estadounidense?

Honduras es uno de los países más pobres del hemisferio occidental. Dos de cada cinco hondureños viven por debajo del umbral de la pobreza y ganan menos del $ 1.90 al día. Corporaciones multinacionales dominan su economía produciendo bananas y café para la exportación, y también la dominan las maquiladoras: fábricas de condiciones horribles donde decenas de miles de hondureños sufren el trabajo excesivo y el pésimo pobre, mientras que los propietarios extranjeros sacan ganancias enormes. El Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América (CAFTA-DR), que entró en vigor en 2005, redujo o eliminó los aranceles comerciales entre Estados Unidos y los países de América Central, devastando las economías de Honduras y los demás signatarios.

Honduras, junto con El Salvador y Guatemala, es uno de los lugares más peligrosos del mundo, con una tasa de homicidio entre las más altas, si no la más alta, del mundo. El gobierno hondureño actual, producto de un golpe de estado militar de 2009 respaldado y legitimado por Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado de Obama, gobierna con asesinatos políticos y represión política patrocinados por el estado. Las pandillas y la violencia pandillera son epidémicas, llenando el abismo —donde deberían existir una economía próspera y un futuro para los jóvenes— con la extorsión, el robo, la intimidación y el asesinato.

¿Cómo llegó Honduras a estar en tal situación?

Las empresas con sede en Estados Unidos comenzaron a desarrollar plantaciones bananeras en Honduras a fines de la década de 1890. Pronto se apoderaron del país, construyeron ferrocarriles, establecieron sus propios sistemas bancarios y sobornaron a funcionarios del gobierno, convirtiendo a Honduras en un enclave controlado desde el extranjero con una economía de monocultivo cuya riqueza se remitió a Estados Unidos. Este es el origen del término “república bananera”.

Para la década de 1920, las empresas bananeras yanquis, y no los campesinos locales, eran los dueños de todas las mejores tierras de Honduras. El capital estadounidense dominó los sectores bancarios y mineros del país, apoyándose en repetidas invasiones militares de Estados Unidos para proteger esas empresas: siete invasiones entre 1903 y 1925 en lo que llegó a conocerse como las “Guerras Bananeras”. En una declaración famosa, un oficial de alto rango de los “marines” y veterano de esas guerras escribió: “Cumplí 33 años y cuatro meses en el servicio militar activo, y durante ese período… pasé la mayor parte de mi tiempo como un secuaz de alta categoría para los grandes negocios, para Wall Street y los banqueros”.

Bajo Reagan y desde ese entonces, Estados Unidos ha utilizado a Honduras como la sede del mando regional y la zona de preparación para la contrainsurgencia en América Central. (Para conocer más sobre esta historia, vea Crimen Yanqui #75 y #79). En la década de 1980, apostó a miles de tropas yanquis en Honduras. Allí entrenaron y mantuvieron a la “contra”, las fuerzas terroristas creadas por Estados Unidos para derrocar al nuevo gobierno nicaragüense. Mientras tanto, los regímenes respaldados por Estados Unidos en los países vecinos de El Salvador y Guatemala, enfrentados por la resistencia y la guerra civil, respondieron con escuadrones de la muerte y matanzas militares de proporciones genocidas.

En los años caóticos que les siguieron a estas guerras, los ex combatientes desempleados se convirtieron en miembros de pandillas delincuentes organizadas, especialmente en El Salvador. Durante ese mismo período, Estados Unidos agregó el elemento clave cuando deportó a un enorme número de inmigrantes indocumentados, entre ellos miembros de las pandillas MS-13 y M-18 que inicialmente se habían formado en Los Ángeles entre los jóvenes que habían huido a esa ciudad durante la década de 1980. En Honduras, estas pandillas rápidamente echaron raíces, se expandieron y se convirtieron en poderosas operaciones criminales, con influencia en las fuerzas militares y el gobierno.

Ahora Estados Unidos tiene el descaro de negarles el asilo a los refugiados que huyen de los horrores creados por este mismo y el sistema que preside.

 

Bob Avakian responde a la gente que se queja de que los inmigrantes cruzan la frontera (en inglés)

 

 

Consiga una e-suscripción gratuita a revcom.us:



Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.