EL CRIMEN: El 13 de septiembre de 1971, policías, sheriffs, policías del parque, y la Guardia Nacional lanzaron un asalto asesino contra la prisión Attica en el norte del estado de Nueva York, matando a 39 personas que no tenían armas.
Cuatro días antes, el 9 de septiembre, en la prisión de Attica había estallado la más poderosa rebelión de presos en la historia de Estados Unidos. Más de la mitad de los 2200 reclusos, principalmente negros, pero también puertorriqueños y blancos, se apoderaron de grandes partes de la prisión y tomaron a 38 guardias como rehenes.
La rebelión tuvo sus orígenes en el maltrato constante de los guardias, las pésimas condiciones de vida, el hecho de que el estado se negaba a abordar las quejas de los presos, así como en el racismo y la opresión nacional que reinaba en la prisión y en la sociedad estadounidense. Muchos presos de Attica se habían radicalizado por los levantamientos de los años 1960, y el asesinato, el 21 de agosto, del preso revolucionario y líder George Jackson, a manos de guardias en la prisión San Quentin de California, les fue un fuerte golpe, provocando un ayuno en silencio en señal de protesta.
El espíritu de los Hermanos de Ática, como se les llegó a conocer, fue captado por el preso y vocero de 21 años de edad, L.D. Barkley: “Somos hombres. No somos bestias y no queremos ser golpeados o arriados como tal… Lo que ha pasado acá no es sino el rumor antes de la furia de aquellos que están oprimidos...”.