Estados Unidos se hace pasar por “humanitario” utilizando el fusil del hambre en Venezuela

| Periódico Revolución | revcom.us

 

En este momento, en nombre de la “ayuda humanitaria”, los gobernantes de Estados Unidos están matando de hambre deliberadamente a gente en Venezuela.

Lo hacen para promover sus intereses imperialistas en ese país y profundizar su control sobre América Latina. Venezuela depende de las exportaciones de petróleo para el 95% de su moneda fuerte, dinero necesario para comprar alimentos, medicamentos y otros suministros cruciales. En 2014 Venezuela sufrió una crisis profunda cuando el precio mundial de petróleo se hundió hasta la mitad. Aprovechándose de esta crisis, Estados Unidos lanzó una creciente ola de sanciones, primero obstaculizando el acceso de Venezuela a crédito y luego bloqueando importaciones del petróleo venezolano e incautando activos venezolanos. Pretendía, y pretende, incitar a la población, así como al ejército, a oponerse al gobierno de Maduro. Y lo hizo, y hace, por medio de imponerle a millones de personas el hambre, la inanición, la miseria y la muerte por falta de medicamentos salvavidas. Este constituye un crimen contra la humanidad.

Un economista venezolano que trabaja para una agencia de corredores dijo: “Me temo que si estas sanciones se implementan en su forma actual, veremos la inanición”. Las noticias muestran a personas que hurgan contenedores de basura en busca de restos de comida en la ciudad capital de Caracas. El New York Times escribe, “los estantes de las farmacias a menudo están desprovistos de medicamentos esenciales, lo que causa una caída en la esperanza de vida y la reaparición de enfermedades previamente erradicadas, incluida la difteria”. (New York Times, 2 de febrero de 2019)

Estados Unidos ha venido combinando las sanciones cada vez más fuertes (y el sufrimiento en masa) con un intento de canalizar millones de dólares en la llamada ayuda “humanitaria” a Venezuela, a través de las fuerzas de oposición de Juan Guaidó. El régimen de Trump y Pence ha declarado que Guaidó es el presidente “legítimo” de Venezuela y ha amenazado con intervenir militarmente para expulsar a Maduro. El 7 de febrero, los medios de comunicación de Estados Unidos estaban llenos de cobertura sobre el “socorro de emergencia” como la fórmula para bebés y medicamentos, recopilado por Estados Unidos y las fuerzas de la oposición, que está apilado en almacenes en la frontera entre Colombia y Venezuela. El gobierno de Maduro había impedido que los suministros cruzaran la frontera.

Estas maniobras yanquis no se trata de preocupaciones humanitarias por el sufrimiento de la gente, sino que tiene como objetivo presionar al ejército venezolano para que abandone a Maduro y se ponga al lado de la oposición avalada por Estados Unidos. El senador estadounidense Marco Rubio, quien desempeña un papel importante en los ataques de Estados Unidos contra Maduro, tuiteó: “El futuro pos-Maduro de los líderes militares en #Venezuela dependerá en gran medida de si permiten o no que la ayuda llegue al pueblo”. Un politólogo venezolano, Dimmitris Pantoulas, dijo al New York Times, “Esto se trata el 99 por ciento de los militares y el uno por ciento de los aspectos humanitarios. La oposición está poniendo a prueba la lealtad de los militares, aumentando el costo de apoyar a Maduro. ¿Están con Maduro, o no? ¿Rechazarán la ayuda? Si la respuesta es no, entonces los días de Maduro están contados”. El Comité Internacional de la Cruz Roja y sus filiales locales en Colombia se han negado a participar en esta supuesta ayuda, citando sus “principios fundamentales de imparcialidad, neutralidad e independencia”. Y la ayuda en realidad es una miseria, solo suficiente para alimentar a no más de 5.000 personas por 10 días.

Así que las crecientes sanciones combinadas con las ofertas de “ayuda” son una estrategia extremadamente cínica y despiadada por parte de los imperialistas yanquis de utilizar la inanición como un arma, presionando a los militares venezolanos para que den un golpe de estado, mientras que responsabilizan al gobierno de Maduro del hambre y muerte, para justificar una mayor intervención.

Lo que los yanquis ahora hacen en Venezuela es parte de una larga historia de crímenes semejantes en América Latina, bajo tanto los demócratas como los republicanos, desde el golpe de estado de 1973 de la CIA en Chile hasta el respaldo a los escuadrones de la muerte y las masacres de pueblos indígenas en El Salvador y el golpe de estado en Honduras orquestado por Obama y Clinton, y los literalmente cientos de otras invasiones, embargos, golpes, manipulaciones y otros actos de agresión.

Desde nuestro último artículo sobre Venezuela (“Estados Unidos respalda el golpe en Venezuela, hace que el padrino se parezca a Mary Poppins”), la situación se ha vuelto aún más peligrosa. Las nuevas sanciones estadounidenses puestas en vigor la semana pasada, reduciendo aún más las exportaciones de petróleo venezolano, intensificarán horriblemente la hambruna y muerte de la gente. Al mismo tiempo, dado que Maduro se ha plantado en sus trece (y parece contar con el respaldo de los militares, por ahora) y los golpistas de la oposición han perdido algo de impulso, se ha intensificado lo que está en juego para que el régimen de Trump y Pence escale sus maniobras agresivas, las que podría incluir una invasión. Dicha intervención militar directa significará, como mínimo, un sufrimiento aún más terrible para el pueblo de Venezuela, y muy posiblemente llevará a peores enfrentamientos en ese país y más allá.

Hay que denunciar las mentiras y tonterías de Estados Unidos sobre la “ayuda humanitaria” y oponerse a su agresión. Al mismo tiempo, el camino promovido por Maduro como “socialista” es solo socialista de nombre. Como concluyó el artículo sobre el “padrino”:

Venezuela, que tiene las más grandes reservas de petróleo en el mundo, desde hace mucho ha sido dominada como si fuera una gasolinera del imperialismo yanqui. Esto ha creado una sociedad desequilibrada y distorsionada con un sector petrolero altamente tecnificada y una economía generalmente atrasada con enormes cantidades de personas sin empleo y que viven en tugurios. Chávez1 y Maduro no son “socialistas”. Trataron de apostar a un “mejor trato” con países afines para poder mejorar su posición en el regateo al usar parte de la riqueza para costear los programas de bienestar para los pobres.

Pero Venezuela jamás rompió de hecho con las relaciones del imperialismo y dejó intactas muchas de las relaciones sociales atrasadas. Casi nueve millones de personas seguían viviendo en tugurios. Las mujeres seguían en una posición subordinada y degradada — el aborto está prohibido en Venezuela. Con respecto al medio ambiente, Venezuela es el segundo país en emisiones de gases CO2 en América Latina.

Esto señala algo muy importante: el camino que promovió Chávez es parte del problema y NO es parte de la solución. Es un callejón sin salida que deja sin tocar al propio imperialismo.

Pero a pesar de que Venezuela sigue amarrada en este sistema opresivo, este “arte del regateo” no obstante fue inaceptable a los ojos de Estados Unidos, en lo que con arrogancia llaman su “patio trasero”. La clase dominante yanqui —que incluye tanto al régimen de Trump y Pence como a los demócratas, casi todos los que están de acuerdo con este intento de golpe de estado— está decidida a poner a Venezuela, y al resto de América Latina, de vuelta a lo que considera “su lugar”. Eso es lo que en realidad está detrás de las palabras almibaradas que estos políticos vomitan para justificar el cambio de régimen y toda la miseria y sufrimiento a la que conscientemente está sometiendo a decenas de millones de personas.

Necesitamos un mundo completamente nuevo —más allá de la división del mundo entre un puñado de potencias imperialistas que explotan, dominan y aporrean a todo el resto de la humanidad… un mundo que actúa para eliminar todas las formas de opresión y explotación, y todas las relaciones entre las personas y las ideas que se basan en esa explotación y opresión y las refuerzan. Y como parte de luchar por esa revolución, tenemos que oponernos a las actuales amenazas y acciones despiadadas, y altamente arriesgadas, que el imperialismo yanqui está llevando a cabo en contra de Venezuela.


1. Hugo Chávez, presidente de Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013. [regresa]

Pregunta y respuesta: A raíz de la revolución, ¿México y América Central todavía serían el patio trasero de Estados Unidos? (en inglés)

Pregunta y respuesta con Bob Avakian

Un corto de Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución,
un discurso de Bob Avakian en inglés

Véalo, compártalo, junte fondos para él

Conozca más sobre el discurso y organícese para difundirlo

Unas personas pepenan en busca de comida en Venezuela. Foto: AP

 

Consiga una e-suscripción gratuita a revcom.us:



Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.