El Senado de Estados Unidos maniobra para aprobar ley que efectivamente censuraría las criticas a Israel

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La “Ley para combatir el BDS” es parte del primero proyecto de ley bajo consideración en el Senado de Estados Unidos en 2019. Debería llamarse: “La ley para atacar a los que denuncien los crímenes genocidas de Israel y para facilitar esos crímenes”. Se propone callar y criminalizar, por medio de listas negras oficiales, a ellos que denuncien y se opongan a los crímenes genocidas que Israel está cometiendo hoy mismo contra el pueblo palestino, así como el papel de Estados Unidos detrás de estos crímenes.

Un ejemplo de lo que se propone encubrir esta ley: ¿Cuántos estadounidenses se dan cuenta de que el 26 de enero de este año, 8 colonos israelíes fuertemente armados atacaron Al-Mushayyir, una aldea palestina, disparando a los aldeanos, dejando a decenas de personas heridas y matando a Hamdi Naasan, de 38 años, quien llevaba a un herido a una ambulancia. Durante el ataque y asesinato, el ejército israelí se mantenía de brazos cruzados, después contribuyendo a la agresión disparando gas lacrimógeno a los indignados y desafiantes aldeanos. Los únicos arrestados fueron palestinos en protesta. Para el pueblo palestino, este tipo de terror al estilo KKK es cada vez más parte de la vida, y muerte, cotidiana. (Para un análisis de la naturaleza del los colonos judíos, ver el corto documental de Al Jazeera Thou Shalt Not Kill: Israel’s Hilltop Youth [No matarás: Los jóvenes de los altos de colinas de Israel].

¿Y cuántos estadounidenses conocen la realidad sobre los orígenes del estado de Israel — que es el producto de la limpieza étnica de los palestinos, lograda a través del terror, violación y masacres conocido como la “Nakba” (catástrofe en árabe) antes, durante y después del año 1948? Por ejemplo, el 9 de abril de 1948, fuerzas judías ocuparon la tranquila aldea palestina de Deir Yassin. Un sobreviviente de 12 años de edad describió lo que pasó: “Nos sacaron uno por uno; balearon a un anciano y cuando una de sus hijas lloró, a ella también la balearon. Después, llamaron a mi hermano Muhammad y lo balearon ante nosotros, y cuando mi madre gritó y se inclinó sobre él, con mi pequeña hermana Hudra que aún amamantaba en los brazos, también la balearon”. Violaron a mujeres y entonces las mataron. Masacraron a docenas de palestinos en esta pequeña aldea. Las organizaciones terroristas judías se jactaban de sus masacres para sembrar terror entre los palestinos, como parte de expulsar de Israel a la gran mayoría de ellos. (Ver The Ethnic Cleansing of Palestine [La limpieza étnica de Palestina] de Ilan Pappé, que se basa extensamente en relatos de primera mano de crímenes como este cometidos por los fundadores de Israel).

Como resultado de la Nakba y de la continua limpieza étnica de Palestina, hoy unos 4,5 millones de palestinos viven bajo el dominio militar israelí en Cisjordania, el Este de Jerusalén y Gaza (los “territorios ocupados”), y aproximadamente 1,5 millones de palestinos viven dentro de Israel, siendo oficialmente ciudadanos de segunda clase. Hoy, Israel ocupa aproximadamente el 78% de la Palestina histórica, y los asentamientos israelíes en Cisjordania siguen creciendo.

Estados Unidos le ha abastecido a Israel con indispensable ayuda económica, militar y diplomática. Eso no tiene nada que ver con este o aquél grupo que hace lobby, sino debido a la naturaleza estratégica de la “relación especial” en la que Israel, con su enorme maquinaria militar de alta tecnología y su arsenal nuclear, sirve de sicario para los intereses del imperio estadounidense en una región estratégica del mundo.

Atacan a quien dice la verdad sobre Israel

Ante los horrores continuos y crecientes, gente por todo el mundo, incluido en Estados Unidos, se ha opuesto cada vez más a lo que el estado de Israel ha hecho y sigue haciendo al pueblo palestino, especial pero no únicamente en los “territorios ocupados”. Entre los movimientos que denuncian y se oponen a estos crímenes, BDS promueve el boicot contra las instituciones de Israel, la desinversión (retirar inversiones en Israel), y las sanciones — cortar lazos diplomáticos e otros lazos institucionales con Israel.

La ley bajo consideración en el Senado le pone el sello federal oficial de autorización a una ola de leyes anti-BDS que ya están en vigor en más de 25 estados, y en muchos otros estados están bajo consideración. En unos casos los tribunales han suspendido a algunas de estas leyes; la ley federal se propone invalidar esos obstáculos. Otras leyes están en vigor con un efecto intimidatorio. El año pasado, Bahia Amawi fue despedida de su trabajo como terapista de habla contratada por in distrito de escuela pública de Texas porque rehuso firmar una promesa de que “no boicotea a Israel actualmente” y “no boicotearía a Israel durante la vida del contrato”. Después de que el gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, emitió una orden ejecutiva anti-BDS, un abogado de una organización de los derechos de los palestinos dijo: “El efecto intimidorio es muy real. Nos han llamado grupos que temen que perderían su financiamiento estatal si invitan a un ponente a favor del BDS”.

La avalancha de leyes anti-BDS converge con la creciente censura de cualquier denuncia de los crímenes de Israel contra los palestinos. A la organización Estudiantes por la Justicia en Palestina y sus actividades las han calumniado de antisemitas, y han prohibido sus actividades en los campus. (Ver, “NO es antijudio oponerse a Israel: Importante maniobra fascista para reprimir las críticas a Israel en las universidades”). En noviembre del año pasado, la cadena CNN despidió al escritor, profesor y activista Marc Lamont Hill después de que Hill dio un discurso ante la ONU en el que denunció Israel por “normalizar el colonialismo de los colonos y su acompañante lógica de negación, destructión, desplazamiento, y muerte”. (Ver, “La CNN despide a Marc Lamont, profesor, autor y activista” de Carl Dix). En universidades por todo el país han amenazado, censurado y despedido a académicos y estudiantes activistas que han criticado a Israel. (Ver, “Importante maniobra fascista para reprimir las críticas a Israel en las universidades”). Y ahora el nuevo proyecto de ley ante el Senado representa una ofensiva coordinada de mal agüero que pretende suprimir puntos de vista que critican a Israel y condenar al ostracismo y poner en la lista negra a quienquiera que se atreva a expresar la más mínima oposición a las políticas de Israel.

Hay que denunciar y derrotar este vil ataque. Los revolucionarios debemos entrar en estas batallas: oponernos con firmeza a esta descarada censura y apoyar a los que estén bajo ataque; denunciar la envergadura de los crímenes de Estados Unidos y su perro de ataque israelí, así como sus raíces en este sistema; y luchar por la única solución: la revolución.

Al hacer esto, debemos guiarnos por CÓMO PODEMOS GANAR—Cómo en concreto podemos hacer una revolución, especialmente lo siguiente: “Si bien muchas personas harán cosas positivas al oponerse a los crímenes del presente sistema, es necesario que nosotros tengamos la orientación hacia todo —que evaluemos todos los programas políticos y todas las fuerzas organizadas en la sociedad, toda forma de cultura, valores y maneras de tratar a la gente— según la manera en que están relacionados con la revolución que necesitamos, para poner fin a toda opresión. Es necesario que nos unamos con la gente dondequiera que podamos y que llevemos lucha con la gente cuandoquiera que sea necesario hacerlo, a fin de hacer avanzar la revolución”.

 

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