Según los científicos, un millón de especies corren el peligro de extinguirse

El capitalismo-imperialismo está estrangulando la vida en el planeta

| revcom.us

 

De la redacción: A continuamos presentamos, con leves revisiones, una carta de corresponsales voluntarios de revcom.us. Agradecemos las cartas de nuestros lectores sobre lo que cada vez más se está perfilando como una crisis existencial para la humanidad y el planeta, la destrucción del medio ambiente el que el funcionamiento de este sistema capitalista-imperialista causa, configura y acelera.

La comunidad científica está haciendo una advertencia, una vez más, de que el planeta sigue un curso desastroso. Que “la naturaleza está en un declive global sin precedentes a ritmos que no tienen precedentes en la historia humana y, además, el ritmo de estas extinciones de especies se está acelerando, lo que es muy probable que cause graves impactos a la gente en todo el mundo”. Esta es una conclusión del resumen de un informe publicado el 6 de mayo, de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Está programada la publicación del informe completo más tarde este año.

Según el informe, escrito por 145 autores expertos de 50 países, apoyándose en 15.000 fuentes científicas, “Aproximadamente un millón de especies ya están en vías de extinción, muchas podrían desaparecer en décadas a menos que se tomen medidas para reducir la intensidad de los impulsores de la pérdida de la biodiversidad. Si no se toman esas medidas, se acelerará más el ritmo global de extinción de especies, que ya es al menos de 10 a 100 veces más alto de lo que ha sido, en promedio, durante los últimos 10 millones de años”1.

Hasta donde sepamos, la Tierra es el único planeta que contiene vida (aunque los científicos están buscando activamente señales de vida en otras partes del universo.) Toda la vida sobre este planeta es el producto de un extraordinario proceso de evolución desde que hace 3.5 mil millones de años emergió la vida por primera vez. Todo lo que tiene vida es el producto de este proceso — y cada especie tiene ascendencia común con especies anteriores. Cada una de estas especies en sí tiene una unicidad, belleza y carácter irremplazable — con respecto a su manera de vivir y relacionarse con otras especies, y con el medio ambiente en general. Una vez destruidas, las especies desaparecen para siempre.

La humanidad es parte de la naturaleza. Evolucionamos de la mano con el medio ambiente físico y su interacción con las cosas vivas y somos dependientes de él. La naturaleza le brinda al ser humano alimentos, agua, materiales para resguardarse, árboles y plantas que absorben el dióxido de carbono que está en la atmósfera y emiten el oxígeno que nosotros podemos respirar, y así sucesivamente.

La vida silvestre es importante en sí, y también tiene gran importancia para la gente y para la sociedad humana — explorando lo relativamente desconocido, así como experimentando la aventura y la soledad. La naturaleza y la vida silvestre nos abren cierto tipo de belleza y cierto tipo de asombro y oportunidad de maravillarse.

El mundo natural está interconectado en redes interconectadas de cosas vivas que compaginadas con su ambiente físico, se conocen como ecosistemas. Los organismos en los ecosistemas son interdependientes. Con la destrucción de una o más de especies importantes, toda la cosa puede deshilacharse y los ecosistemas pueden colapsarse. Grandes cantidades de cultivos de alimentos en todo el mundo dependen de la polinización por insectos, como las abejas. Si estos insectos desaparecen, se morirán los cultivos y las plantas que dependen de la polinización, así como los animales que comen esas plantas, como los seres humanos.

Existe el verdadero peligro de que se ponga en movimiento una cascada de efectos negativos que afecte la salud del planeta entero. De juntarse el colapso de suficientes ecosistemas a escalas locales o regionales, se podría producir el colapso del ecosistema mundial. En la historia de la vida de plantas y animales en el planeta ha habido cinco extinciones masivas importantes, que resultaron en la muerte de la mayoría de las especies. Cada una tuvo causas distintas, y cada vez se tardaron millones de años en que se recuperara la vida, y en que se restableciera de una manera nueva. Muchos científicos señalan con preocupación que estamos entrando a una potencial sexta extinción masiva; esta sería la primera vez en la que es la sociedad humana la que está impulsando la extinción.

“La salud de los ecosistemas de los que nosotros y las demás especies dependen está deteriorándose más rápidamente que nunca. Nosotros estamos erosionando los principales cimientos de nuestras economías, sociedades, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo”, dijo el presidente de la IPBES, Sir Robert Watson, en una declaración sobre la publicación del resumen.

Una “imagen ominosa”

“La contundente evidencia del Estimado Global de la IPBES, compilada de una amplia gama de diferentes campos de conocimiento, presenta una imagen ominosa”, dijo el presidente de la IPBES.

Algunas de las conclusiones del informe:

  • Cada año, se vierten en las aguas del mundo entre 300-400 millones de toneladas de metales pesados, solventes, lodo tóxico y otros desperdicios de instalaciones industriales.
  • Desde 1980, la contaminación de los océanos con plásticos ha aumentado 10 veces, lo que afecta al menos 267 especies, entre ellas el 86% de las tortugas marinas, el 44% de las aves marinas y el 43% de los mamíferos marinos.
  • Los fertilizantes que entran a los ecosistemas costeros han producido más de 400 “zonas muertas” en los mares, en las cuales no hay suficiente oxígeno para mantener la vida.
  • En los últimos 150 años, se han disminuido los arrecifes de coral en un 50%. Si el cambio climático continúa, es posible que en las próximas décadas se pierda todos menos un 1% de ellos. (Tan sólo los arrecifes de coral del noroeste de las islas hawaianas mantienen a 7.000 especies de peces, invertebrados, plantas, tortugas marinas, aves y mamíferos marinos.)
  • Cada año en el mundo, corren riesgo los cultivos por un valor de hasta 577 mil millones de dólares debido a la pérdida de insectos, como las abejas de las que las plantas dependen para su polinización.
  • En 2015, se estaba capturando un tercio de las existencias de peces marinos a un nivel no sostenible.

Esto es solamente una pequeña muestra de lo que contiene el informe y de lo que está pasando en el mundo.

Factores impulsores

El resumen del informe identifica cinco factores que están impulsando la extinción y la pérdida de biodiversidad: los cambios de uso de la tierra y el mar, el sobreuso insostenible, el cambio climático, la contaminación y las invasiones de especies no nativas.

Los autores del informe consideran que estos impulsores son políticas que los gobiernos pueden cambiar, y esperan que los cambios serios de las políticas dentro de nuestro sistema gobernante actual puedan reconfigurar la manera que la sociedad humana se relaciona con el planeta. Pero la verdad es que enfrentamos un problema mucho más profundo que ni siquiera las políticas muy serias pueden afectar. En gran parte, las necesidades básicas y compulsiones del sistema del capitalismo-imperialismo regido por las ganancias que hoy está estrangulando al planeta impelen estos impulsores de las extinciones.

Miren los humedales. Estas son las zonas que en muchos casos están cubiertas de agua como las ciénagas y los estanques, o las deltas donde desembocan los ríos. Con frecuencia dan sustento a grandes concentraciones de animales —como mamíferos, aves, peces e invertebrados— y sirven de criaderos para muchas de estas especies.

Pero bajo el capitalismo, cada vez más se están destruyendo estos ricos ecosistemas, por considerarlos como terrenos pantanosos los que se debe y se puede secar para abrir espacios para las “productivas” granjas, industrias o desarrollos residenciales. Para maximizar las ganancias, estas granjas usan todo tipo de fertilizantes y pesticidas tóxicos, que envenenan la tierra y el agua. O las ciudades y el desarrollo industrial producen todo tipo de contaminación, como el dióxido de carbono, lo que acelera más el cambio climático. Cuando los eventos extremos del tiempo debido al cambio climático causan el aumento del nivel de los ríos y los mares, no existen los humedales para absorber el agua, como lo hacían antes, y los cultivos de alimentos resultan arruinadas y las ciudades devastadas.

El informe menciona que en los últimos 50 años el comercio mundial ha aumentado 10 veces. Esto en sí es el producto de la globalización bajo el capitalismo-imperialismo, bajo el cual se transportan los artículos producidos a bajo costo en las maquiladoras del tercer mundo a todo el mundo en grandes buques portacontenedores los que consumen masivas cantidades de combustóleo, lo que contribuye a la contaminación y al calentamiento global. Esto requiere de una mayor infraestructura como carreteras y oleoductos que dividen los ecosistemas — por ejemplo, hace que sea imposible que los animales se desplacen al ritmo de los cambios de las estaciones.

El comercio global aumenta la propagación de especies invasoras (las que no son nativas en una región). Desde 1980, la cantidad de especies invasoras ha aumentado en un 70%, lo que ha trastornado ecosistemas y a menudo causa fuertes estragos. Por ejemplo, un solo patógeno invasor que se propagó en parte debido a la masiva expansión del comercio, Batrachochytrium dendrobatidis (Bd), ha causado la extinción de al menos 200 especies de ranas en todo el mundo. Ahora, Bd amenaza a más de 350 especies de anfibios (los anfibios incluyen a las ranas y las salamandras). Los anfibios están entre los primeros animales en salir del mar a la tierra durante la evolución de la vida sobre el planeta, y han existido por cientos de millones de años. Otro ejemplo: se calcula que la muerte súbita del roble, causada por la invasora Phytophthora ramorum, ha causado la muerte de un millón de árboles en California y Oregón.

El resumen de la IPBES dice que el cambio climático “cada vez más está exacerbando el impacto de otros impulsores”. Los autores explican que “muchas especies son incapaces de adaptarse al nivel local al rápido ritmo del cambio climático, ya sea mediante procesos evolutivos o conductuales, y que su supervivencia también dependerá de la medida en que puedan dispersarse, seguir las condiciones apropiadas del clima y conservar su capacidad de evolucionarse”.

Los principales “impulsores” son productos del desarrollo del capitalismo. Por ejemplo, revcom.us ha analizado las causas del cambio climático muchas veces: la quema de combustibles fósiles emite a la atmósfera gases que calientan el planeta. Este sistema no puede dejar de usar estos combustibles fósiles porque forzosamente obliga a los bloques de capital los que se compiten despiadadamente entre sí, a sacar el máximo rendimiento y ventaja estratégica, lo que los impulsa a recurrir a las fuentes de energía más baratas y más ampliamente disponibles.

El “cambio transformacional” o la revolución

El informe llama a hacer lo que los autores llaman un “cambio transformacional”. Lo definen como una “reorganización fundamental al nivel de todo el sistema que atraviese los factores tecnológicos, sociales y económicos, incluidos los paradigmas, objetivos y valores”. El informe reconoce que se necesita tal “reorganización fundamental”. Pero lo que omite es la imposibilidad de lograr eso dentro del marco básico del capitalismo.

Los biólogos y los científicos medioambientales saben mucho sobre lo que se necesita para parar la destrucción de la biodiversidad y la naturaleza, pero sus ideas, manera de pensar y propuestas chocan repetidamente y de frente con las relaciones de las ganancias ante todo las que dominan la vida económica y social sobre el planeta y las que limitan la humanidad para que no pueda actuar de la manera que se deba para conservar el medio ambiente.

Por ejemplo, ya se realizaban importantes estudios científicos antes de los acuerdos internacionales como el acuerdo de París sobre el cambio climático, así como acuerdos internacionales para proteger la biodiversidad. Existen posibles soluciones al problema de emitir a la atmósfera dióxido de carbono, pero éstas no son rentables bajo el capitalismo, y las bloquean las maneras esenciales en que funciona el sistema. A cinco años del acuerdo de París sobre el cambio climático, ni uno de los países grandes está en camino a cumplir las metas del acuerdo, y para empezar, esas metas nunca fueron lo suficientemente fuertes.

El informe de la IPBES indica algunos ejemplos de cambios locales a una escala relativamente pequeña para proteger la biodiversidad, pero esto no se está llevando a cabo a una escala lo suficientemente grande como para dar resultados significativos a largo plazo. Algunos de estos problemas no son tan difíciles de resolver — la masiva destrucción de las selvas tropicales y el crecimiento de plantaciones de aceite de palma son factores importantes en impulsar la extinción de los orangutanes. Científicamente, es obvio que un enorme paso para salvar a los orangutanes sería dejar de destruir las selvas tropicales. Pero la tala de los árboles es enormemente rentable y eso es lo que manda bajo este sistema sin importar como afecte a los animales y al medio ambiente.

No es posible presionar o cambiar al capitalismo-imperialismo para que opere de una manera que tome en cuenta la naturaleza y el medio ambiente. Este sistema tiene una lógica y unas reglas las que no es posible dejar de lado o ignorar, o de otra manera el propio funcionamiento del sistema en sí se descompondría.

Debido a su carácter de funcionar con propiedad y control privados, y como producto de la competencia a vida o muerte entre diferentes capitales, no es posible coordinar la producción de manera consciente al nivel de toda la sociedad. No se puede hacer planes a largo plazo para tomar en cuenta los impactos ecológicos.

Bajo el capitalismo, la naturaleza misma y sus productos se convierten en algo para vender y comprar, o en algo que se da por sentado y que se puede explotar. Para el capitalismo, los tigres o los orangutanes (o el aire y el agua) son simplemente “externalidades”. Eso quiere decir que no se contabilizan los daños al medio ambiente y la limitada cantidad de recursos — estas cosas son “externas” a los libros de contabilidad del capitalismo, y no determinan lo que el sistema hace en su batalla competitiva de “comer o ser comido”. Aunque el desarrollo capitalista destruye las propias cosas que necesita —el aire, el agua, el clima, etc.—, no puede hacer otra cosa mientras exista el capitalismo.

Por eso es que no es posible cambiar este sistema por medio de cambios de políticas que dejan intacto al sistema. Únicamente una revolución que derroque este sistema y abra la posibilidad de tener un sistema radicalmente diferente y mucho mejor, realmente podría efectuar los cambios del tipo que se necesitan.

El nuevo informe de la IPBES señala qué tan urgente lo es la situación. Tenemos que IMPEDIR que el capitalismo-imperialismo destruya el planeta.


1. Algunos análisis estiman que el ritmo es mucho más alto, tan alto como 1.000 a 10.000 veces más alto que el ritmo natural. [volver]

El régimen de Trump y Pence procura lucrar con el deshielo del casquete polar

Bajo el capitalismo, se considera que incluso las catástrofes ambientales son una oportunidad para sacar ganancias. El mismo día en el que se publicó el resumen de la IPBES, al secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo, que daba un discurso ante una reunión del Consejo Ártico en Finlandia, se le hacía aguar la boca al contemplar las ganancias que se podrían sacar como resultado del deshielo del casquete polar, uno de los mayores peligros planetarios causados por el cambio climático. “Contiene el 13% del petróleo no descubierto del mundo, el 30% de su gas no descubierto, una abundancia de uranio, minerales de tierras raras, oro, diamantes y millones de kilómetros cuadrados de recursos no explotados, bancos de peces al por mayor”, dijo extasiado Pompeo. “Las reducciones progresivas del hielo marino están abriendo nuevas vías y nuevas oportunidades para el comercio… Las vías marítimas del Ártico podrían convertirse en los canales de Suez y Panamá del siglo 21”.

Trump ha convertido en una de las importantes prioridades de su régimen fascista el debilitamiento de las protecciones ambientales para el aire y el agua y la refutación del consenso científico sobre el cambio climático. El secretario del Interior, David Bernhardt, está trabajando duro para debilitar el Acta de Especies en Peligro de Extinción, con el argumento en una columna de opinión de que dicha ley pone “una innecesaria carga de reglamentación” a las compañías. Bernhardt había trabajado para bloquear un informe de los científicos de Servicio de Pesca y Fauna Silvestre los que hallaron que el uso de tres pesticidas populares podría poner en peligro la existencia continua de más de 1.200 animales y plantas en peligro de extinción. Para el bien de la humanidad y del planeta, hay que sacar del poder al régimen de Trump y Pence.

Lo que el régimen de Trump y Pence lleva a extremos repugnantes es la coacción subyacente, impulsora del capitalismo, en Estados Unidos y por todo el mundo.

 

 

 

En los últimos 150 años, se han disminuido los arrecifes de coral en un 50%. Si el cambio climático continúa, es posible que en las próximas décadas se pierdan todos menos un 1%. Tan sólo los arrecifes de coral del noroeste de las islas hawaianas mantienen a 7.000 especies de peces, invertebrados, plantas, tortugas marinas, aves y mamíferos marinos.

Rostros de especies en peligro y extintas

El orangután de Sumatra

El orangután de Sumatra vive en los árboles de las selvas tropicales de Sumatra. Grupos de orangutanes de Sumatra se reúnen para comer en la copa de las higueras y raras son las veces que bajan. Desempeñan un rol crucial en dispersar las semillas por toda la selva (después de que pasan por su sistema digestivo). Actualmente existen solo nueve poblaciones de orangutanes de Sumatra, y está en la lista de estar en peligro crítico de extinción.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza calcula que casi un 50% de las especies de primates del mundo —el grupo que incluye a los monos, lémures, simios y seres humanos— están en peligro de extinción. Aproximadamente un 90% de los primates viven en selvas tropicales —una de las fuentes más ricas de biodiversidad— las que están desapareciendo rápidamente. Las selvas tropicales del Amazonas han sido taladas para abrir espacios para la ganadería y los cultivos de soja. Además, este proceso también ha destruido la agricultura tradicional y el sustento de ciento de millones de agricultores y campesinos. Decenas de millones han sido expulsados a los mega tugurios de las ciudades; otros solo han podido reanudar sus cultivos trasladándose a la selva y talando los árboles.

El sapo dorado

Uno de los científicos que estudiaron los sapos dorados los describió como “joyas en el suelo de la selva que maravillan”. La última vez que se vio un sapo dorado fue en el bosque nuboso de Costa Rica en 1989, y cinco años después fue declarado extinto. La principal teoría sobre lo que provocó la extinción del sapo dorado es que a mediados de los años 1980 las selvas tropicales se volvieron más calurosas y más áridas. Esas condiciones hicieron que el sapo dorado estuviera vulnerable al hongo quitridial, una enfermedad de la piel que es fatal. Más del 40% de las especies de anfibios están en peligro de extinción.

La destrucción del planeta por el capitalismo-imperialismo (en inglés)

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Estos principios, aunque no constituyan una lista exhaustiva, concentran una orientación que permite que la sociedad socialista empiece a enfrentar la emergencia ambiental con una perspectiva global e internacionalista. Al plantear estos principios ante la gente hoy, esperamos abrir un debate y discusión que contribuyan a un entendimiento mayor de lo que enfrentamos... y elevar las vistas sobre lo viable y lo deseable de la revolución comunista.

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