El juicio de los 5 de la UCLA: Un veredicto justo revela un manantial de ira y potencial

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En un juicio, se acaba de declarar NO CULPABLES a cuatro miembros de Rechazar el Fascismo-Los Ángeles y del Club Revolución angelino en un caso que nunca debía haber sido juzgado. Enfrentaban hasta DOS AÑOS de cárcel por alzar sus voces durante la conferencia del fascista secretario de Hacienda Steve Mnuchin en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA).

La forma en que esto ocurrió es una historia en que estas personas tomaron una posición contra la opresión, fueron atacadas injustamente y se valieron de toda vía a su alcance —incluidos los mismos procedimientos del tribunal— para proseguir con esa lucha. El hecho de que el estado las procesó en primer lugar muestra lo tarde que es la hora; los factores por los cuales salieron victoriosos indican que aún hay tiempo para poner el fascismo en marcha atrás.

¿Por qué los arrestaron?

En febrero de 2018, Steve Mnuchin conferenciaba en la UCLA ante un bullicioso salón de manifestantes que siseaban y abucheaban. Eran universitarios, profesores e incluso una compañía de teatro de dos personas disfrazadas de María Antonieta y Luis XVI que repartían pastel antes de la conferencia en referencia a la respuesta cruel de María Antonieta a los campesinos hambrientos, “que coman pastel”. Durante su discurso, Mnuchin interactuaba con el público, exigiéndoles que explicaran por qué siseaban y sondeándoles informalmente sobre sanciones y sueldos. En cierto punto, Mnuchin le preguntó a alguien por qué siseaban, y éste le contestó, “porque usted dice pura mierda”. Como a los 15 minutos de iniciarse el discurso, tres revolucionarias, entre ellas una estudiante de la UCLA y una egresada, alzaron la voz para denunciar el papel que Mnuchin está jugando como miembro del gabinete de Trump, el impacto de su ley tributaria en el mundo real y las sanciones impuestas a Corea del Norte. Los directivos de la UCLA no callaron a ningún otro manifestante, pero en unos segundos de que cada una de las revolucionarias iniciara su denuncia, les advirtieron que se callaran. Después supimos que Luis XVI se paró y gritó después del discurso de Mnuchin: “¡Que viva el rey de las ejecuciones hipotecarias!” sin que lo callaran. Después de menos de 60 segundos, los agentes del Departamento de Policía de la Universidad de California (DPUC) levantaron a la fuerza y arrastraron de sus sillas a las revolucionarias, a instrucciones de los directivos de la UCLA. Durante el arresto las maltrataron dejándoles moretones, y las acusaron de alterar el orden público y resistirse al arresto.

Otros dos miembros del Club Revolución estaban fuera del salón, comunicando a las personas los arrestos que habían ocurrido adentro, y la policía también les cayó encima y los arrestó sin advertencia. Más tarde se les retiraron todos los cargos porque ¡no cometieron ningún crimen!

A los acusados les prohibieron entrar al campus durante siete días, y éstos desafiaron la prohibición el 1º de marzo para una protesta estudiantil, de 11 minutos de silencio para 11 millones de indocumentados y la desafiaron otra vez algunos días más tarde para asistir a una conferencia de la denunciante Chelsea Manning en el campus. Por lo que dos acusados también fueron acusados de “entrada ilícita” por violar esa prohibición.

La fiscalía municipal angelina presentó estos cargos seis meses más tarde, simultáneamente con cargos surgidos de incidentes separados del otoño de 2017 cuando unos miembros de Rechazar el Fascismo y del Club Revolución bloquearon el tránsito matutino a la hora pico en la carretera 101 en el centro de Los Ángeles, con una manta de 15 metros de largo que decía: ¡El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse! Vea el recuadro sobre los venideros casos de los 9 de la Autopista [#Freeway9]. En ese entonces, presentaron un total de 57 cargos contra 11 acusados. Esto fue un conato coordinado de hostigar y criminalizar a estos activistas, acusándolos de cargos con larga pena de cárcel. De plano, se trataba de una persecución política contra unas personas por su política radical, un intento de callar a unos miembros del Club Revolución y Rechazar el Fascismo e intimidar a otras personas para que no se los acompañaran ni tomaran acciones similares — un silenciamiento intimidatorio de la protesta y el disentimiento en un momento en que el fascismo se está consolidando.

La presentación de estos cargos, y el procesamiento de estos casos en general, también surgen de una investigación manejada por la División de Crímenes Mayores / División Antiterrorista del Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA), que metió a un infiltrado en las reuniones de Rechazar el Fascismo para espiar y grabar reuniones y conversaciones privadas. La UCLA también puso en la mira al Club Revolución. Los reportes policiales revelaron que el DPUC espiaba al Club Revolución, grabando sus actividades y la placa del carro de una persona con el Club que estaba en el campus haciendo actividades organizativas políticas, protegidas por la Constitución. El jefe de policía y otros puercos de alto rango aprobaron la operación de espionaje del DPLA. Aún estamos trabajando para descubrir, y toda persona que se preocupe por las libertades civiles debe exigir que se investigue, el nivel de coordinación en todo esto, entre la fiscalía municipal y otros funcionarios de alto rango del gobierno municipal angelino, al cual lo controlan los demócratas, y hasta qué alturas llegó esa coordinación.

Lo que todo esto sí revela es que las personas que están más decididas a ponerse de pie para DETENER a este régimen fascista han estado en la mira del espionaje y represión, persecución y procesamiento.

Una persecución política

Como muestra la historia acompañante, Un proceso cabalmente político, en general presentaron estos cargos y juzgaron el caso sobre una base política, muy al contrario de las declaraciones de la fiscalía de que este era un caso criminal común y corriente.

  • La propia fiscal repreguntó a los acusados respecto a sus creencias y motivos políticos, afiliaciones, etc.
  • La UCLA admitió haber iniciado los arrestos como una parte de una nueva política que en efecto hubiera impedido que la gente alzara la voz de oposición en los mítines hitlerianos en la Alemania nazi o protestara contra George Wallace cuando él se valió del estado para imponer la segregación. Dice defender la libertad de expresión, pero de hecho el derecho a la libertad de expresión se trata de prohibir que el gobierno suprima la libertad de expresión, y NO de prohibir que las masas protesten contra el gobierno. Sin embargo, en este caso la UCLA ensalza la rúbrica de la libertad de expresión para en realidad ¡suprimir la protesta contra una figura importante del gobierno!
  • Suprimieron la evidencia de que los policías habían brutalizado a las acusadas hasta poco antes de la conclusión del juicio, lo que obligó al juez a retirar los cargos de resistencia al arresto. Esta evidencia también reveló que los policías mintieron en el estrado, ya que testificaron que no hubo fuerza inapropiada durante los arrestos.
  • El Departamento de Policía de la Universidad de California acechó y espió al Club Revolución debido a su asociación política.
  • Después de los arrestos, la fiscalía se unió con los directivos de la universidad para “aconsejarles” respecto a su política. Una vez más, en nombre de la Primera Enmienda —la que supuestamente protege el derecho de los individuos y grupos de expresarse sin que el gobierno los suprima—, los directivos reciben consejos de parte del mismo estado sobre cómo silenciar el disentimiento.
  • Por último, en sus instrucciones al jurado, el juez decidió omitir una importante cláusula de la ley sobre la entrada ilícita que especifica que ¡NO se debe usar para violar los derechos bajo la Primera Enmienda!

Un tribunal altamente politizado

Las actuaciones fueron interesantes desde el primer día. Todo el proceso de selección del jurado (también conocido como voir dire) era muy político y polarizado. Había 60 jurados potenciales del oeste de Los Ángeles, en su mayoría profesionales de todas las edades con una mezcla de nacionalidades.

Si bien unos jurados hablaron a favor de Trump, la mayoría tenía una reacción visceral contra la administración en su conjunto. Algunos de los jurados dijeron directamente, “si se trata de una protesta contra Trump, no puedo ser neutral”. Una mujer describió detalladamente cómo su papá fue torturado en un campo de concentración por sus creencias políticas. Hizo el argumento de que en ocasiones hay que violar la ley e ir más allá de lo aceptable con tal de dejar un mundo mejor para las generaciones del futuro.

Al responder a una pregunta sobre su opinión respecto los organismos de seguridad, una mujer negra mayor habló de lo que significa ser una persona negra en Estados Unidos. Dijo que tenía a unos amigos que son policías pero que guarda cierto sesgo contra la policía simplemente por ser una persona de color en Estados Unidos. Con relación a la libertad de expresión, habló de los peligros en este momento porque las personas actúan violentamente inspiradas por lo que dicen otras, y señaló la matanza en la iglesia en Charlotte. Al preguntarle si ella decidiera un veredicto sobre la base de la ley, contestó: “Que las leyes siempre cambian. Y que por su intención, es necesario romper algunas leyes. Si las personas rompen algunas leyes, lo hacen porque están tratando de hacer un cambio porque hay algo que debe ser cambiado”. Habló de que el papel de un jurado, a veces, no es obligar al acusado a observar la ley al pie de la letra en vista de que la ley la que está mal y no los acusados. Basta decir que la sacaron del jurado. Pero sus comentarios contribuyeron a ejercer un impacto en todos los presentes.

Una cuestión importante durante todo el voir dire era las opiniones de las personas respecto a la protesta. Algunas personas dijeron que la protesta estaba bien, “siempre que no me cause inconvenientes”. Por ejemplo, un agente de viajes se quejó de las protestas en India u Hong Kong porque representan un gran inconveniente en su profesión. Algunas mencionaron el inconveniente de los embotellamientos del tráfico causados por las protestas. Pero muchas más personas hablaron de la necesidad de protestar, incluidas las protestas que van más allá de lo que la sociedad considera “aceptable” en ese momento, con tal de hacer un cambio. Un hombre que terminó en el jurado, cuando le preguntaron si él era un manifestante, contestó: “Yo quisiera que tuviera tanta pasión”.

Lograr alcanzar un veredicto

Al lograr alcanzar un veredicto de no culpable, los jurados sintieron que decidieron a partir de lo que la evidencia mostraba: que los cargos eran ilegítimos, que los acusados no cometieron un delito y, además, que lo que hicieron era justo.

Algunos jurados dijeron que comenzaron a entender de qué se trataba realmente el juicio cuando los acusados subieron al estrado a rendir testimonio. No estaban seguros de que los acusados fueran a rendir testimonio y era importante el que todos lo hicieran. Llegaron a saber quiénes eran estas personas y por qué hicieron lo que hicieron, y los jurados nos dijeron lo impresionados que estaban por la confianza y la elocuencia de los acusados. Como dijo un miembro del jurado, “ustedes no sólo estaban apasionados, sino que estaban decididos a realmente poner fin a estas injusticias”. Mediante el testimonio, las repreguntas y la defensa, llegaron a entender por qué hicieron las protestas con tanta urgencia y qué estaba en juego en este juicio.

Varios jurados se molestaron el que este caso fuera llevado a juicio, y sintieron que se han violado los derechos civiles de los acusados. Una jurada dijo que de hecho se quedó boquiabierta cuando vio al DPUC sacar violentamente a Tala de su asiento durante el discurso de Mnuchin, y que por todo lo que pasó se molestó tanto que llorara.

TODOS los 12 jurados no sólo reconocieron que protestar contra el fascismo no es un crimen, sino que muchos de ellos estaban profundamente inspirados. Tras la lectura del veredicto, al menos cinco jurados se bajaron del estrado del jurado con lágrimas en los ojos, abrazando a los acusados y agradeciéndoles por lo que hicieron. Un jurado quiere unirse a Rechazar el Fascismo, y llegó a ver por medio del juicio por qué la gente tiene que actuar. Después del juicio, algunos jurados también comentaron el impacto que el testimonio de los acusados tuvo en sí mismos. Ante todo, que todos los acusados dieron testimonio en primer lugar, cuando los jurados saben que no es un requisito que lo hagan.

Algunos jurados también comentaron la relación que los acusados forjaron con sus abogados. La calidez y el respeto entre los abogados y los acusados sobresalió, como lo poco común de que se tratara de un esfuerzo colectivo. En la propia sala del tribunal, los abogados trabajaron en equipo: con repreguntas a los testigos no sólo en nombre de “sus clientes” sino para demostrar la ilegitimidad de los cargos en su conjunto. Lo hicieron incluso después de ser reprendidos por el juez. Esto era distinto al etos de “cada persona a sus asuntos” que por lo general predomina, según el cual cada abogado defienda SOLAMENTE a su cliente. Todo el equipo de defensa actuó con la razón y la verdad de su lado y trató el caso del gobierno como si no tuviera ninguna legitimidad en absoluto. El equipo defensor incluía a personas con mucha experiencia en la lucha contra casos políticos así como a otros sin tal experiencia; pero se forjó algo muy poderoso con la combinación de discernimientos, conocimientos jurídicos y creatividad, la receptividad a aprender los unos de los otros y a partir continuamente de lo que estaba en juego y de la naturaleza política de estos casos.

Una lección crítica

Hace dos años, estos acusados actuaron con visión de futuro sobre los peligros de este régimen y lo que la gente tenía que hacer frente a esto. Durante el arresto de los acusados, una de ellos se dirigió al público: “No sea gente que normalice esto o sea parte de aceptar esto”. Llamaron a la gente a actuar a la altura del peligro extremo que representa este régimen: “Tenemos que sacar del poder a este régimen fascista. Y unir a todos los que se puede unir, ahora mismo, en las calles.... ¡Nos negamos a aceptar a un Estados Unidos fascista: Trump y Pence tienen que marcharse!”

Los acusados se pusieron de pie cuando otros no lo hicieron. Por ello, han sido atacados, espiados, hostigados, brutalizados, arrestados y arrastrados a los tribunales. Pero al hacerlo, comenzaron a abrir paso a una dinámica diferente: inspirar ampliamente a la gente para que se ponga de pie con ellos y actuara por su cuenta. Hay una poderosa lección aquí sobre lo que se puede abrir cuando no se retroceda ante la represión y, en cambio, se lleve la lucha a la gente.


Los acusados de la UCLA

Es escandaloso que los casos de los 9 de la Autopista sigan en marcha, con audiencias programadas para el 21 y 29 de octubre. Esto incluye a dos acusados que ya fueron procesados en un juicio que terminó con un jurado empatado, en que nueve jurados votaron a favor de la absolución. Los acusados enfrentan tres años de cárcel por hacer sonar la alarma contra el fascismo, y en lugar de celebrarlos, el fiscal municipal Mike Feuer y el DPLA los han hostigado, espiado y perseguido a estos héroes. ¡Basta ya! Llame a Feuer para exigir que retiren estos cargos ilegítimos, a 213-978-8100, o envíe mensajes a @Mike_Feuer. Haga una contribución a la defensa jurídica y política. Difunda el mensaje en las redes sociales.

Club Revolución-Los Ángeles

@revclub_la

Vea al presidente del jurado del caso de los 5 de la UCLA explicar POR QUÉ votaron de manera unánime por la NO CULPABILIDAD sobre todos los cargos. [vídeo en inglés]

¡La fiscal violó NUESTROS derechos civiles! #LosAngeles Trump Pence fuera ya.

Un proceso cabalmente político

Este nivel de ataque político, incluidas las importantes violaciones de los derechos básicos de los acusados, salió a la luz durante todo el juicio.

• A pesar de las repetidas declaraciones de la fiscalía de que éste no era de un procesamiento basado en las posiciones políticas de los acusados, y de que el caso era “tan simple como un emparedado de mantequilla de maní y jalea”, la fiscal se refirió repetidamente a la misión política del Club Revolución en sus repreguntas a los acusados y en sus alegatos finales. En lugar de limitarse a hablar de los delitos que los acusados supuestamente cometieron, hizo todas estas preguntas sobre los puntos de vista y motivaciones políticos de los acusados. Les hizo preguntas sobre sus apodos, si pertenecían al Club Revolución, que los acusados son comunistas y metió el contenido de sus redes sociales. Los acusados, al trabajar con sus abogados, lograron voltear la tortilla y desenmascarar —en un juicio público— por qué alzaron la voz contra Mnuchin, por qué están en una misión de crear un mundo completamente mejor, por qué están motivados para actuar por los intereses de la gente del mundo, por qué se sintieron tan urgentemente impelidos a detener a un régimen fascista y por qué este caso evidenciaba que lo que se está montando en este régimen es una forma de gobierno DIFERENTE: una en la que la gente no tendrá derechos. Todo esto inspiró al jurado el que, mediante los argumentos presentados por la defensa, llegó a entender lo que está en juego en este caso y la necesidad de proteger el derecho a la protesta política.

• Toda la premisa política del juicio en contra de los acusados (de que ¡éstos, al no estar de acuerdo con Mnuchin, estaban impidiendo que él ejerciera sus derechos!) pone patas arriba el significado de la libertad de expresión. La Primera Enmienda prohíbe que el estado suprima la expresión. Para impedir desacuerdos, incluso desacuerdos vehementes, con los representantes del estado, se pone todo patas arriba. Es como decir que si los manifestantes hubieran callado con sus consignas a Adolfo Hitler o al racista gobernador tipo Jim Crow, George Wallace, pues la policía debiera haberlos sacado a rastras de la sala y debiera haberlos encarcelado, lo que de hecho es exactamente lo que Donald Trump ha llamado a hacer en cada mitin fascista que ha organizado.

• En el juicio, tres directivos de la UCLA dieron testimonio a favor de la fiscalía, con justificaciones de una nueva política de la UCLA y “protocolos de arresto” para eventos controvertidos. En su testimonio, el vicerrector adjunto de Vida Escolar de la UCLA dijo que él inició los arrestos contra los acusados de acuerdo con un nuevo protocolo de la UCLA. En su testimonio, ¡los policías del DPUC que hicieron los arrestos dijeron que no sabían cuál ley había sido violada, y que hicieron los arrestos a órdenes de los directivos de la UCLA! Esto es una violación del protocolo básico de la policía. El caso de los 5 de la UCLA es un caso de prueba para esta nueva política de la UCLA, un caso de prueba de un protocolo que es inconstitucional y que será implementado para silenciar la protesta que se atreva a desafiar al fascismo el que ahora ha ascendido al poder.

• La misma fiscal que lleva este caso organizó una reunión con los directivos de la UCLA sobre cómo manejar la libertad de expresión en los campus DESPUÉS de que los acusados fueran arrestados en el evento de Mnuchin. Lo que muestra una vez más que los directivos de la universidad, que deberían proteger los derechos de sus estudiantes, están trabajando activamente con las fuerzas del orden para suprimir y criminalizar la protesta contra el régimen fascista de Trump y Pence. Esto facilita, en lugar de detener, el fascismo y el destripamiento de la Primera Enmienda. ASÍ están utilizando estos protocolos, y NO para proteger la libertad de expresión, sino para callar el disentimiento. Como dijo el acusado Atlas Winfrey: “tal vez más valga que te vayas a casa y grites en tu almohada porque eso es lo que ellos te están diciendo que es el único momento, manera y lugar apropiado para protestar. Nos encontramos en una situación en la que se está destruyendo el terreno desde el que podemos oponernos a este fascismo”.

• En un dramático viraje de los acontecimientos que pararon en seco el juicio poco antes de los alegatos finales, la fiscalía reveló nuevas pruebas que obligaron al juez a desestimar los cargos de resistencia al arresto. Las pruebas incluían a fotos tomadas por el DPUC con moretones y rasguños en las dos acusadas que habían sido acusadas de resistirse al arresto y grabaciones de audio que muestran que a los acusados nunca se les leyeron sus derechos Miranda, ¡incluso después de que solicitaron el derecho de hablar con un abogado! Esta evidencia demuestra que al menos cinco policías del DPUC mintieron en el estrado al afirmar que no había evidencia del ejercicio de la brutalidad policial contra los acusados. A pesar de que el jurado había escuchado las mentiras del DPUC, no se permitió que escuchara por qué fueron retirados los cargos sobre los que mintieron o ver esta nueva evidencia. Además, el juez rechazó el recurso de nulidad, por el cual los abogados defensores lucharon arduamente.

• El juez borró una referencia importante a la Primera Enmienda en la ley en sus instrucciones al jurado. En la ley de entrada a propiedad ajena la que se dice que dos de las acusadas violaron, la ley misma deja en claro que esto no se aplica cuando la gente está ejerciendo sus derechos bajo la Primera Enmienda. El juez dictaminó que ¡no se permitiera que el jurado tomara en cuenta este aspecto de la ley en sus deliberaciones! Esto fue aún más escandaloso porque en los alegatos finales de la fiscal, dijo que ¡después de todo, este era un caso de la Primera Enmienda y los acusados violaron los derechos de Steve Mnuchin bajo la Primera Enmienda al hacer un argumento sustantivo en oposición a sus necedades fascistas!

El veredicto del jurado en el caso de los 5 de la UCLA…
¡¡¡NO CULPABLES!!!

El régimen de Trump y Pence… ¡¡CULPABLE!!

Los directivos de la UCLA… ¡¡CULPABLES!!

Por suprimir el disentimiento al ordenar el arresto ilegítimo y brutal contra cinco miembros del Club Revolución y por rendir testimonio en su contra en el tribunal.

El periódico de la UCLA Daily Bruin¡¡CULPABLE!!

Por participar en el encubrimiento del caso de los 5 de la UCLA al rechazar publicar el artículo de opinión “La UCLA valora la libertad de expresión… hasta que usted la utilice para oponerse al fascismo” de una egresada de la UCLA.

Todo el maldito sistema… ¡¡CULPABLE!!

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