Con motivo del 50 aniversario del asesinato de Fred Hampton
¿Para qué vale la pena vivir y morir?

Declaración del Club Revolución-Chicago

| revcom.us

 

Fred Hampton tenía 21 años cuando lo mataron a balazos, el 4 de diciembre de 1969, a las 4:45 a.m. Los puercos policías de Chicago, en colaboración con el FBI y la fiscalía estatal, consiguieron que un tira drogara su comida la noche anterior para asesinarlo mientras dormía en su cama. Tumbaron la puerta y entraron disparando en el apartamento en el oeste de la ciudad donde vivía con otros miembros del Partido Pantera Negra. También asesinaron a Mark Clark, otro líder de los Panteras.

Fred Hampton, líder revolucionario del capítulo de Chicago del Partido Pantera Negra (PPN), dirigió al pueblo a ponerlo todo en juego por algo liberador. Demostró lo que es vivir por el pueblo y morir por el pueblo. Dijo: “Cuando muera, recuerden lo que dije, las últimas palabras de mis labios fueron, yo soy un revolucionario”. Dijo: “Amamos al pueblo”, y “El pueblo me da un alucine”.

Fred Hampton y el Partido Pantera Negra de los años 1960 ofrendaron la vida a la lucha para acabar con cientos de años de opresión del pueblo negro y otros. Eran una fuerza de vanguardia de un movimiento revolucionario que incluyó no solo a miles de negros que se unieron a los Panteras, sino también a millones de personas de todas las nacionalidades a las que los Panteras inspiraron: los estudiantes universitarios y otros del movimiento contra la guerra de Vietnam, gente en todas partes que se zafaba de los grilletes que impone esta sociedad y estaba alzando la vista hacia la liberación. En Chicago, Fred también trabajaba para atraer a las personas que estaban en las pandillas hacia la revolución. La sociedad entera se estremecía y cada vez más gente se radicalizaba.

Por estas razones, el gobierno se arremetió en masa contra el Partido Pantera Negra. Una expresión de eso en Chicago fue cuando el FBI mandó cartas falsas a Fred Hampton y a Jeff Fort de la pandilla P Stone Nation, tratando de conseguir que se maten entre sí, de dividirlos para conquistarlos. Fred dirigía a la gente a que viera con claridad quién en realidad era el verdadero enemigo, y las cartas fallaron. Los puercos policías mandaron espías para infiltrar al PPN y hacían todo lo posible por tachar a los Panteras de malvivientes y peligrosos, y usaron a esos tiras para meter presos y asesinar a líderes revolucionarios. Estas son amargas lecciones de las que quienes hoy luchan por la revolución tienen que sacar lecciones y aprenderlas bien.

La muerte de Fred Hampton pesa más que una montaña. Su vida representaba algo que importaba, algo más grande que él mismo, liberador, algo que de veras estaba cambiando las cosas. La revolución por la que él luchó todavía no se ha hecho, pero sus esfuerzos por hacer la revolución ayudaron a millones de personas a cambiar su manera de pensar y señalaron el camino hacia adelante.

¿Para qué vale la pena vivir y morir?

Hoy más que nunca necesitamos una revolución. Ahora este sistema ha engendrado un régimen fascista en el poder que se está preparando para acelerar el estado policial de genocidio contra el pueblo negro y los latinos, que mete en campos de concentración a los migrantes, que les arrebata los derechos humanos fundamentales a las mujeres y a las personas LGBTQ y que redobla la amenaza de una guerra nuclear contra el mundo. Hoy el mismo planeta está al borde de una catástrofe que afectara a la humanidad entera.

Pero hoy las personas pasan por su vida con la concepción del mundo del sistema que causó todo esto: dicen que “tengo que conseguir dinero”, y “tengo que preocuparme de mí mismo”, de conseguir propiedad, incluso convertir a las mujeres en propiedad. Buscan embaucar a los demás, matan y se mueren sin ningún propósito bueno. En vez de que millones de personas luchen por que se libere la humanidad, millones de personas piensan en la supervivencia, la venganza, el confort, los “espacios seguros” o el descarado “yo, yo, yo”. Las vidas y muertes desperdiciadas pesan menos que una pluma. No significan nada, y cosas peores, nada más mantienen todo esto en marcha.

¿Quién hoy va a romper con toda esa porquería y asumir la lucha por que se libere la humanidad? ¿Quién va a arriesgarlo todo en las primeras líneas por algo más grande que uno mismo, por una lucha que podría cambiarlo todo?

Ahora tenemos la dirección revolucionaria que necesitamos, que ha abierto brechas con un nuevo entendimiento sobre el calibre de revolución que necesitamos y cómo hacerla y la ciencia para ver esto — el nuevo comunismo, que incluye la estrategia para la manera de ganar y el plan para dirigir la nueva sociedad. Este pionero líder con el que contamos hoy es Bob Avakian, quien fue inspirado por los Panteras y trabajó con ellos en esos años, y quien jamás ha dejado de hacer el trabajo para ver cómo seguir adelante y dirigir a otros a verlo y a luchar por ello. Ahora también tenemos un núcleo decidido que ha asumido esta dirección y que está luchando para hacer crecer AHORA los líderes revolucionarios y el movimiento revolucionario que podría ir hasta el final, trabajando para acelerar las condiciones que hagan posible una lucha con todo para triunfar.

En este momento, ese núcleo, que está concentrado especialmente en la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL”, vive según los Puntos de Atención para la Revolución y lucha por éstos. QUIENQUIERA que quiere contribuir a la lucha por esta revolución, zafarse de todo ese “yo, yo, yo” y vivir y morir por algo que sí importa, puede y debe empezar a vivir según esos Puntos de Atención y luchar por ellos, organizarse con el Club Revolución y empezar desde YA el trabajo de hacer la revolución.

Bob Avakian ha dicho:

Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de tratar de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y atascarse lo más que pueda y a la vez, desesperado, vérselas para aventajarse a los demás. O puede dedicarse a hacer algo para cambiar todo el rumbo de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a nada más grande que contribuir lo máximo que pueda a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en lo que de hecho todavía son sus primeras etapas históricas.

Y TÚ, ¿qué vas a hacer?

 

Club Revolución-Chicago 
312.804.9121 
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Fuera del Palacio de Justicia federal el 29 de octubre de 1969, Fred Hampton, el presidente del Partido Pantera Negra en Illinois, se pronuncia en una protesta contra el juicio de ocho personas acusadas de conspirar para causar motines durante la Convención Nacional Demócrata en 1968. Foto: AP


Los agujeros de bala en la puerta de entrada donde Fred Hampton murió de las balas disparadas por la policía. Foto: Paul Sequeira

Bob Avakian a lo largo de los años – 1969, 1979, 2003, vídeo en inglés.

 

 

 

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