Se necesita con urgencia: Lucha en las calles

La votación en el Senado para suprimir el testimonio de los testigos es una victoria para el fascismo

| revcom.us

 

El viernes 31 de enero, el Senado votó 51-49 contra admitir a nuevos testigos en el juicio político de destitución de Trump. Todos los senadores republicanos, salvo dos, votaron en contra de admitir testigos. Lo hicieron a pesar de que John Bolton, uno de los antiguos altos funcionarios del régimen de Trump y Pence, se había ofrecido a testificar. Según todos los indicios, Bolton estaba listo a verificar que Trump le había admitido personalmente que había retenido la ayuda militar para obligar al presidente ucraniano Zelensky a anunciar públicamente una investigación por corrupción a Joe Biden, el contrincante político de Trump. En otras palabras, Bolton probablemente hubiera dado pruebas directas presenciales de que Trump estaba utilizando de manera corrupta e ilegal el poder de la presidencia en beneficio propio para desacreditar a su principal rival político en las próximas elecciones presidenciales.

Antes de esto, una gran parte de la defensa de Trump se había basado en el hecho de que hasta ahora ningún testigo había podido testificar que Trump les había declarado directamente su motivo para retener la ayuda. ¿Por qué? Porque Trump se negó a brindar toda cooperación a la indagatoria del juicio político de destitución. Prohibió que todos los miembros de su administración rindieran testimonio. En otras palabras, los abogados de Trump y los senadores republicanos habían dicho que Trump no debía ser impugnado porque no había testigos presenciales directos. Ahora, al presentarse un testigo presencial creíble, ¡se negaron a dejar que ese testigo diera testimonio y se apresuraron a poner fin al juicio!

Esto allanó el camino para que los republicanos pudieran absolver a Trump el miércoles 5 de febrero. Y de hecho, esto había sido parte de su plan desde el principio. Mitch McConnell, el líder republicano, dijo abiertamente antes del juicio que coordinaba las cosas con Trump y que Trump sería absuelto.

Un gran paso hacia el fascismo

Una absolución de Trump bajo estos términos es un gran paso hacia un Estados Unidos fascista. Orquestado por republicanos fascistas serviles, este juicio socavó fuertemente el estado de derecho. El juicio legitimó la peligrosa idea de que la verdad no juega ningún papel en el gobierno, con el resultado de que se admite todo lo que Trump, o cualquier presidente, diga y haga.

Esto constituye un salto adicional hacia el fascismo el que es, en una palabra, una forma diferente de gobierno de la clase capitalista gobernante: una flagrante dictadura de abierto terror y violencia por parte del estado, y el rechazo de lo que se supone que son derechos civiles y legales, así como lo que han sido los principios y normas democráticos burgueses tradicionales de gobierno1. Como señala Bob Avakian en “Qué ES el fascismo” y en muchas otras obras, este fascismo no sólo surgió con Trump, sino que está profundamente arraigado tanto en la historia estadounidense de largo plazo como en su historia más reciente y es una respuesta a contradicciones muy agudas del mundo de hoy. Pero esto ha dado un salto con Trump. Los términos de este juicio y su curso concreto lo subrayan.

Implicaciones ominosas

Este voto fue una derrota para el estado de derecho.

Un abogado de Trump, Alan Dershowitz, de hecho presentó la defensa de que si Trump, o cualquier otro presidente, “hace algo que él cree que le ayudará a ser elegido en aras del interés público, no puede ser el tipo de quid pro quo [un trato] que resulte en un juicio político de destitución”. Dershowitz argumentó que eso se debe a que, “Todo funcionario público que conozco cree que su elección corresponde al interés público”.

¿Qué implica que ahora el presidente tiene el derecho de definir lo que es legal o no, según el criterio de que él o ella cree que su elección corresponde al interés público? ¿En qué se diferencia esto de que el presidente sea “una ley para sí mismo”? Este argumento de Dershowitz provee una expresión legal para la falsa teoría de Trump de que, para citarlo directamente, el Artículo 2 de la Constitución significa que “el presidente puede hacer lo que le pega la gana”. Esta es la versión sin adornos y el significado real de la teoría del “ejecutivo unitario” que pregona el procurador general fascista William Barr. Y ahora el Senado en efecto lo ha consagrado. A estas alturas hay que preguntar: ¿existe algo bajo estas reglas que Trump —o cualquier otro presidente— NO podría hacer?

Este voto es una derrota para la verdad.

El testimonio de Bolton podría haber ayudado a llegar a conocer la verdad de lo que realmente pasó y podría haber allanado el camino para que otros dieran testimonio. Su testimonio bien podía haber conducido a descubrir evidencia adicional de aún más actividad criminal de Trump y sus socios fascistas en el poder. Ante esta perspectiva, los senadores republicanos maniobraron para bloquear esto lo antes posible. Pronto va a salir un libro que escribió Bolton que, según se informa, incluye algunas de las cosas que hubiera declarado en el juicio político si se hubiera admitido a testigos. Pero ahora no es nada seguro que el libro de Bolton realmente vea la luz del día, ya que la Casa Blanca podría invocar su facultad de “seguridad nacional” para censurar las partes claves del libro o incluso el libro entero. ¿Qué significa para la posibilidad de que la gente conozca la verdad cuando el poder ejecutivo puede suprimir abierta e impunemente las pruebas de su propia actividad corrupta e ilegal? Esta es una epistemología en la que, como ha dicho Bob Avakian en otro contexto, se ha sustituido el criterio de la verdad por “No hay razón como la del bastón”2.

Una victoria para el fascismo… el que todavía podría ir de mal en peor

Esta es una victoria para el fascismo. Como se ha explicado, las actuaciones del juicio autorizaron de forma oficial la negación de la verdad y el destripamiento del estado de derecho. Además, si Trump sale absuelto, y peor, si no hay una oposición importante en las calles, se manipulará esta victoria para servir de otro sello de aprobación a lo que ha pasado.

Es casi seguro que el propio Trump se vengará de aquellos que se le opusieron, lo que podría incluir a figuras como Adam Schiff, el que en muchos sentidos estuvo al frente de los esfuerzos de impugnación y, desde su propio punto de vista, hizo un argumento convincente de que Trump había destripado el estado de derecho. Y de hecho, incluso en el curso de esta impugnación, Trump hizo varias amenazas que como mínimo se podrían interpretar que implican la violencia, amenazas que ningún republicano prominente reprobó.

Pero esto se agravará aún más si lo que pasa ahora es un viraje unilateral hacia las elecciones, sin examinar lo que realmente pasó aquí — la profundización de la amenaza fascista y lo que debe hacerse para detenerla. Hay una crítica más amplia que hay que hacer sobre el papel de las elecciones bajo el capitalismo (ver El comunismo y la democracia jeffersoniana, de Bob Avakian, en particular estos pasajes), que no vamos a hacer aquí. Pero para efectos de este artículo, se puede decir que a) como han predicho personas como Adam Schiff, Trump usará lo que de hecho le es una libertad recién ganada para hacer todo lo que pueda para configurar las elecciones a su manera; y b) aunque el mismo Trump de alguna manera perdiera y fuera destituido de su cargo, no solo continuarían y se agudizarán las profundas contradicciones sociales que han engendrado este fascismo, sino que estos fascistas también buscarían activamente nuevas formas de redoblar su ofensiva.

Los demócratas contra los republicanos: Una aguda escisión en la cúpula que deja a la humanidad en el olvido, a menos que la gente actúe conforme a nuestros propios intereses

Como mostró el proceso del juicio de destitución, hay una aguda escisión “en la cúpula” entre los republicanos y los demócratas. Pero, es importante entender de qué se trata esta escisión… y de lo que no se trata.

Primero, los dirigentes demócratas se negaron a iniciar un juicio político de destitución durante casi tres años, y cuando por fin lo iniciaran, lo hicieron únicamente cuando fue atacado el ex vicepresidente Joe Biden, que en ese entonces era el principal candidato presidencial demócrata. El presidente Trump presionó —en esencia, trató de extorsionar— al gobierno de Ucrania para que exhumara algún trapo sucio acerca de Joe Biden a cambio de fondos para defenderse contra Rusia. Para los demócratas, eso fue un abuso de parte de Trump de su poder oficial con tal de “hacer trampas” en las elecciones de 2020. Además, todo ese asunto ucraniano reflejaba fuertes discrepancias entre los demócratas y el régimen de Trump y Pence sobre la seguridad nacional, en especial en torno a Rusia. Sintetizando eso, Bob Avakian escribió: “…desde la perspectiva burguesa de los demócratas, su preocupación es muy real respecto a los ‘intereses nacionales’ imperialistas de Estados Unidos, las ‘normas’ de la forma en que se ha impuesto y mantenido el gobierno de este sistema, la importancia para ellos de una ‘transición pacífica’ de una administración a otra mediante las elecciones — y el peligro para ello que representa el destripamiento de estas ‘normas’ por Trump…”.

Pero no impugnaron a Trump por los muchos crímenes de su régimen que violan las leyes estadounidenses y el derecho internacional, los que también son descarados abusos de poder. Por ejemplo, para tomar tan sólo uno de los crímenes más descarados de este régimen: el juicio de destitución contra Trump seguro debía haber incluido impugnarlo por separar hijos a sus padres migrantes y encarcelarlos en jaulas y no admitir a los refugiados que solicitaban desesperadamente el asilo, actos que violan las leyes estadounidenses y el derecho internacional, junto con su vil demagogia racista que ha fomentado violencia contra los inmigrantes. Y se podría decir lo mismo sobre sus palabras y hechos escandalosamente dañinos acerca de las mujeres, las personas LGBTQ, los musulmanes, el pueblo negro, el medio ambiente, y su destripamiento de las normas y leyes internacionales lo que aumenta el peligro de una guerra, incluso una guerra nuclear. Al no impugnar a Trump por esas razones más amplias, los términos del juicio de destitución dejaron fuera los intereses de la humanidad con el resultado de que se legitima más al programa fascista de Trump y Pence en su conjunto. Esto contribuyó a que muchas personas no reconocieran lo que está en juego para la humanidad en el proceso del juicio de destitución — que nuestros intereses no son los mismos que los del Partido Demócrata, y por qué las masas de personas deben actuar fuera de los límites de los canales normales para luchar por el futuro de la humanidad.

En efecto, los demócratas consideran a Trump como una amenaza… a los intereses capitalista-imperialistas estadounidenses y su legitimidad. Sobre esa base tienen conflictos reales con él. De hecho, la consolidación del fascismo requiere destruir o castrar a la oposición al fascismo en el gobierno. De esto se trata cuando Trump llama a “meterla al bote” y tilda de “traidores” a los políticos contrincantes. La maniobra para iniciar el juicio de destitución representó la agudización de estos conflictos. Pero los demócratas también trabajaron para acorralar ese proceso dentro de los antemencionados límites políticos estrechos Y ADEMÁS se han negado a convocar con seriedad a las calles a los millones de personas que odian mucho a todo lo que Trump representa. Junto con eso, casi todos los demócratas se han negado a denunciar al régimen por lo que es: fascista. Porque si los demócratas sí lo hicieran, pues la implicación SERÍA que la gente debe hacer todo lo que pueda para detener semejante cosa; eso podría hacer menguar profundamente la fe de la gente en ese sistema y en sus “procesos apropiados”, animar a las personas a tomarse las calles en una resistencia auténtica que podría salir del control de los demócratas, y prender una búsqueda de soluciones más grandes y más fundamentales a la situación que enfrentamos.

Al mismo tiempo, sí importó que los demócratas sí se vieran impelidos a impugnar a Trump, incluso bajo términos estrechos e incluso sin llamar a la gente a tomarse las calles. El juicio de destitución en sí asestó un golpe a Trump, al menos temporalmente. El juicio puso al descubierto mierda aún más hedionda del régimen, y en sí elevó las esperanzas de la gente. De hecho, en la víspera del voto sobre el juicio en la Cámara de Representantes, decenas de miles de personas en todo Estados Unidos SÍ se tomaron las calles.

Pero, desafortunadamente, hasta ahí llegó. Hubo protestas en que participaron centenares y en ocasiones varios miles de personas a nivel nacional, y pequeños grupos sí hicieron plantones en oficinas del Congreso en diferentes momentos. Pero, imagínese qué impacto hubiera tenido si decenas y cientos de miles de personas hubieran hecho plantones en las oficinas del Senado y se hubieran tomado las calles en todo Estados Unidos, con la demanda de destituir a este régimen y con una clara determinación de negarse a aceptar a un Estados Unidos fascista. Si bien nada se garantiza, incluso a corto plazo quizá hubiera resultado en que dos senadores votaran en distinto sentido y en todo un proceso en que empezara a salir a raudales aún más de la verdad, lo que pudiera haber conducido a más brotes de lucha popular, y todo un proceso dinámico.

Qué hacer ahora mismo

Es muy probable que en los próximos días se culmine cierta etapa de esta lucha concentrada en el juicio de destitución. Sin embargo, por todas las razones antemencionadas, este conflicto no va a desaparecer. Los que recurrieron a Twitter el viernes 31 de enero por la noche para denunciar el veredicto tienen la responsabilidad de hacerse presentes ahora en las calles, dondequiera que se encuentren. Aquellos que están muy metidos en las elecciones, en parte debido a su odio a Trump y a la amenaza fascista que él y Pence representan, también tienen una responsabilidad de hacerse presentes en las calles.

El lunes 3 de febrero, los senadores presentarán los alegatos finales del caso. El martes 4 por la tarde, Trump pronunciará su discurso sobre el Estado de la Unión, en el cual casi seguramente tomará la ofensiva contra los que lo impugnaron. Luego, el miércoles 5, el senado votará. En este momento, parece que una victoria fascista en el Senado sea casi un hecho consumado.

Pero lo que la gente hace, lo que TÚ haces, en los próximos días será de gran importancia para el futuro. Importará muchísimo el que las masas de personas sigan sentados pasivamente de brazos cruzados, absortas en las elecciones como sustituto para la acción o sentadas en sus sofás desesperanzados por el futuro, o el que haya protestas serias en las calles diciendo ¡NO! y que declaran una determinación de seguir luchando, realmente resistir y en lo fundamental expulsar a este régimen. Eso enarbolará un estandarte y retará a las decenas de millones de personas que sí odian a este régimen pero que todavía no hacen nada, y les dará esperanzas a aquellos en Estados Unidos y por todo el mundo que sufren sus graves ataques y terribles injusticias.

Los meses venideros no necesariamente serán un camino de rosas hacia las elecciones. Podrían ocurrir sacudidas severas, quizá causadas por ataques contra demócratas prominentes o contra fuerzas alineadas con ellos. La pregunta es, con qué tipo de oposición se toparán, y hasta dónde llegará esa oposición. Y eso depende de nosotros.

 


1. ¿Qué ES el fascismo? — una definición completa

El fascismo es cuando la clase burguesa (capitalista-imperialista) ejerza una dictadura abierta, la que gobierna por medio del uso del abierto terror y la violencia, pisotea lo que se supone son derechos civiles y legales, utiliza el poder del estado y moviliza a grupos organizados de golpeadores fanáticos para cometer atrocidades contra las masas populares, particularmente contra los grupos de personas que identifica como “enemigos”, “indeseables” o “peligros para la sociedad”.

Al mismo tiempo, si bien es probable que se movilice rápidamente para hacer cumplir ciertas medidas represivas para consolidar su gobierno, lo que es posible ver estudiando los ejemplos de la Alemania nazi y de la Italia bajo Mussolini, también es probable que un régimen fascista implemente su programa general por etapas y además, trabaje en varios momentos de asegurar a la población o a ciertos sectores de la población de que evitarán los horrores, siempre que aceptan calladamente y no protestan ni se resisten cuando la situación siembre terror entre otros y los pone en la mira de la represión, la deportación, la “conversión”, la prisión o la ejecución. [volver]

2. Bob Avakian escribió:

Para que la humanidad avance más allá de un estado en que “no hay razón como la del bastón” —y en que en última instancia la situación se reduce a las relaciones de poder bruto—, se requerirá, como elemento fundamental de este avance, un enfoque hacia el conocimiento de las cosas (una epistemología) que reconoce que la realidad y la verdad existen objetivamente y no cambian en conformidad con (ni dependen de) diferentes “narrativas” y cuánta “autoridad” tenga una idea (o “narrativa”) ni de cuánto poder y fuerza se pueda ejercer en nombre de cualquier idea o “narrativa” particular en cualquier momento dado.

Lo BAsico 4:10 [volver]

Léalo aquí

Bob Avakian, La línea directa de la Confederación a los fascistas de hoy, corto con ilustraciones, en inglés

¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista. Un mundo mejor ES posible. Un discurso de Bob Avakian

Lea el texto de esta película en español aquí

Reposteado de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org):

Un gran paso hacia el fascismo y el reto ante nosotros

Los senadores republicanos han bloqueado testigos y eviscerado el estado de derecho, y así están allanando el camino para absolver a Trump el 5 de febrero.

¡No se puede dejar que esto ocurra sin oposición!

Se necesitan con urgencia: Personas en las calles del lunes al miércoles que rechazan aceptar esta situación.

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Para leer más, visite RefuseFascism.org [Rechazar el Fascismo].

 

 

 

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