Nuevas cifras fulminantes destapan la verdad de la desenfrenada propagación del coronavirus en las prisiones

| revcom.us

 

De un lector:

“El coronavirus entró en las prisiones como una cerilla encendida en un denso bosque, encendiendo sólo un árbol al principio, pero luego extendiéndose rápidamente por todo el bosque”. — un preso de Michigan1.

Estados Unidos mantiene a 2,3 millones de personas tras las rejas, más que ningún otro país del mundo, alrededor del 60 por ciento de las cuales son presos negros, latinos y otros de color. Los funcionarios de salud pública han venido advirtiendo sobre la propagación del coronavirus en las cárceles y prisiones donde el distanciamiento físico es imposible. Un reciente modelo de predicción de investigadores académicos, publicado por la Unión Americana de Libertades Civiles, calculó que si no se reduce el número de presos de inmediato, se podría añadir 100.000 al número de muertes por la Covid-19 actualmente pronosticado para Estados Unidos2.

Según el Proyecto Marshall, que está recopilando datos sobre las infecciones por la Covid-19 en las prisiones estatales y federales, hasta el 13 de mayo al menos 25.239 personas en prisión habían dado positivo en las pruebas de la enfermedad, un aumento del 25 por ciento con respecto a la semana anterior. Y desde la primera muerte conocida de un preso por la Covid-19 en marzo, más de 370 otros presos han muerto por causas relacionadas con el coronavirus. Para el 13 de mayo, el número total de muertes había aumentado en un 25 por ciento con respecto a la semana anterior3. Para el1 de mayo, 8 de los 10 mayores brotes de Covid-19 en Estados Unidos estaban en prisiones y cárceles4.

Por muy duras que sean estas estadísticas, podrían ser una subestimación de lo que está pasando en las prisiones y cárceles. El Proyecto Marshall señala: “Gran parte del notable crecimiento reciente de los casos de coronavirus se ha debido a un pequeño puñado de estados —entre ellos, Ohio, Tennessee, Arkansas, Michigan y Carolina del Norte— que comenzaron a dar pruebas agresivamente a casi todo el mundo en las prisiones donde algunos se habían enfermado. Esta serie de pruebas implicaría que el coronavirus ha estado circulando en las prisiones [contagiando a] un número mucho mayor [de personas] que era previamente conocido, y que en los muchos estados donde las pruebas no han sido frecuentes, muchas más personas pueden haber sido portadores de lo que se informó inicialmente”5.

En un reciente artículo de opinión en el New York Times, Michelle Alexander, autora de El color de la justicia: La nueva segregacion racial en Estados Unidos, informó: “En Ohio, mi estado natal, más del 80 por ciento de las personas enjauladas en [el Centro Penitenciario] Marion han sido contagiado con el coronavirus debido a la débil respuesta del estado. Trece de ellos han muerto”6.

A los encarcelados se han hecho muy pocas pruebas de coronavirus en muchos otros estados. Por ejemplo: Nueva Jersey ha hecho pruebas a menos del uno por ciento de su población encarcelada. Florida sólo ha hecho pruebas a 615 de una población carcelaria de 95.000 personas. A menos de la mitad del uno por ciento de todos los presos federales les han hecho pruebas7.

En los lugares donde se han hecho la prueba a los presos, ha salido reportes de horribles tasas de contagio. Por ejemplo, en Ohio, donde hicieron la prueba a 6.375 presos y personal estatales, ¡la tasa de infección fue de más del 60 por ciento! En la única instalación de Carolina del Norte donde se hicieron pruebas a gran escala, 460 de 770 presos dieron positivo, de nuevo casi el 60 por ciento8. Según un informe de la Associated Press del 29 de abril, el 70 por ciento de los presos federales a los cuales se han hecho la prueba han dado positivo para el coronavirus9.

Cualquier sociedad humana habría tomado medidas desde el principio para proteger a estos presos. En lugar, la respuesta ha sido una de obstrucción y mentiras. Abogados defensores públicos y la ACLU han presentado peticiones ante los tribunales para liberar a los condenados por delitos menores, a los enfermos y ancianos, y a los que se acercan al final de su sentencia. Pero la gran mayoría de los presos siguen detenidos. Algunos fiscales federales argumentaron que los presos están más seguros en la prisión que fuera de ella. Un juez de Luisiana dijo que liberar a los consumidores de drogas con “mala higiene” amenazaría a la sociedad. En Washington, DC, los funcionarios de la ciudad dijeron al público que las cárceles estaban tomando las precauciones adecuadas, pero la investigación de los abogados defensores públicos mostró condiciones obscenas10. Después de la presión de algunos miembros del Congreso, el Procurador General Barr emitió un memorando el 3 de abril en el que se esbozaban las condiciones para la liberación a domicilio de las cárceles federales, pero sólo para un pequeño porcentaje de los presos federales: 1.027 de 174.000. Y a varios de los presos a los que les dijeron que serían liberados les cancelaron las órdenes de liberación11.

Lo que está pasando es una situación de “déjenlos morir” — un monstruoso crimen contra la humanidad en ciernes. Como un preso escribió en una carta a revcom.us, “¡Es una calamidad!... Es indignante porque yo sé que si contraigo el virus, existe una posibilidad de que mi condena de 7 años se convierta en una pena de muerte...”12.

Del Comunicado #5 de los Revcom, “La encarcelación en masa y el coronavirus... una pena de muerte en ciernes”:

¡Todo esto tiene que terminar! Nos hace falta una revolución real para emancipar a toda la humanidad y el Club Revolución se está organizando para ello. Y ahora mismo es urgentemente necesario juntarse para determinar qué hacemos para impedir que se aplique esta pena de muerte en masa. Si usted se preocupa por la humanidad, tenemos que hablar de cómo.


1. The coronavirus behind bars: A letter from a Michigan jail. Detroit Metro Times. 10 de abril de 2020. [volver]

2. Flattening the Curve: Why Reducing Jail Populations Is Key to Beating COVID-19, ACLU [volver]

3. A State-by-State Look at Coronavirus in Prisons, the Marshall Project. [volver]

4. “Stopping covid-19 behind bars was an achievable moral imperative. We failed”. Radley Balko, Washington Post, 1 de mayo de 2020 [volver]

5. The Marshall Project. [volver]

6. “Let Our People Go,” The New York Times, 13 de mayo de 2020. [volver]

7. Washington Post, 1 de mayo de 2020. [volver]

8. Washington Post, 1 de mayo de 2020. [volver]

9. “Over 70% of tested inmates in federal prisons have COVID-19”, Associated Press, 29 de abril de 2020. [volver]

10. Washington Post, 1 de mayo de 2020. [volver]

11. Washington Post, 1 de mayo de 2020. [volver]

12. Cartas de presos ponen al descubierto las condiciones bajo la pandemia de la Covid-19 en las mazmorras de Estados Unidos, revcom.us [volver]

Andrea Circle Bear: Víctima de encarcelación en masa + coronavirus


Un ejemplo escandaloso de una presa detenido por cargos menores que murió de coronavirus fue Andrea Circle Bear, una mujer de 30 años de edad, una mujer indígena de los sioux del río Cheyenne. El 1 de abril, dio a luz por cesárea mientras estaba en un ventilador. Aunque el niño sobrevivió, Andrea Circle Bear murió el 28 de abril. Estaba cumpliendo una sentencia de 26 meses por cargos de drogas. Un juez federal aprobó inicialmente su admisión en un programa de tratamiento, pero esa decisión fue rescindida después de que los fiscales federales argumentaron que su consumo de drogas representaba una amenaza para el feto. En cambio, fue trasladada desde una cárcel local en Dakota del Sur a una instalación carcelaria en Texas, a más de 1000 millas /  1600 kilómetros de su casa. A pesar de la levedad de su delito, el embarazo y al menos una condición médica preexistente, a Andrea Circle Bear le negaron la libertad, y ella contrajo el virus y murió.

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