“La gente ya NO aceptaba la situación… una revuelta entre los estudiantes”

Lenny Wolff sobre el aniversario de Kent State

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Nota de la redacción: Ponemos a la disposición de nuestros lectores pasajes revisados de una entrevista que hizo Sunsara Taylor con Lenny Wolff en el programa radial We Only Want the World (Sólo queremos el mundo) que se transmitió el 12 de mayo en WBAI y WPFW. El programa también entrevistó a Hank Brown, un miembro del Club Revolución en Chicago. El audio del programa completo en inglés está disponible aquí.

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Sunsara Taylor (ST): Estoy hablando con ustedes, y están recibiendo esta información, en el aniversario de 50 años de un momento verdaderamente extraordinario en la historia de Estados Unidos. Toda una serie de acontecimientos que empezó el 4 de mayo de 1970, cuyo aniversario se cumplió hace poco más de una semana, cuatro estudiantes en la universidad estatal Kent State en Ohio fueron acribillados, masacrados, a manos de la Guardia Nacional. Estos estudiantes participaban en protestas contra la guerra de Vietnam, en una ola de protestas que estallaron en universidades por todo Estados Unidos en respuesta al bombardeo de Camboya por Nixon. Eso fue una escalada de la guerra, y se dio una escalada de protesta, que fue reprimida fuertemente. Y cuatro estudiantes fueron muertos a balazos… Y luego de eso, el jueves 15 de mayo se cumplirá el aniversario de 50 años de una protesta en la universidad estatal Jackson State en Misisipí, donde mandaron a la patrulla de caminos de Misisipí, que abrió fuego y masacró a otros dos estudiantes e hirió a 10.

Era un momento de represión masiva, pero también de una revuelta masiva. Y creo que es muy importante que haya momentos cuando los poderes opresores cometen crímenes contra el pueblo que tienen el efecto de aplastar el espíritu de la gente e intimidar y callarla. Pero, de hecho, esta represión tuvo el efecto contrario. Eran tiempos llenos de esperanza y osadía entre las muchas personas que exigían un mundo diferente, un modo diferente que podría ser, y ponían mucho en juego por ello.

Primero, para montar el escenario, voy a tocar un poquito de audio. Tengo dos clips que voy a compartir con ustedes en este programa. Uno es de, el audio es muy poco conocido, fue donado o compartido con el programa de YouTube en el que yo participo, El Show “Revolución, y Nada Menos” en el canal youtube.com/therevcoms... compartido con nosotros por el cineasta David Zeiger (Episodio 7, disponible en inglés aquí).

Con eso, quiero presentar a Lenny Wolff, un revolucionario y seguidor de Bob Avakian. Es un luchador por la revolución real basada en el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian. Y en 1970, Lenny era un estudiante radical que movilizaba a la gente en los campus en defensa de Bobby Seale, un líder en el Partido Pantera Negra sometido a un juicio chueco — creo que hablaremos un poco al respecto, él nos contará un poco al respecto. Y le impactaron mucho las protestas que estallaron a partir de los asesinatos en Kent State, y desempeñó un papel en ellas. Así que, Lenny Wolff, quiero darte la bienvenida a We Only Want the World...

¡Vaya, pues estabas ahí! Quiero que nos lleves de regreso a 1970, qué fue lo que te afectaba en el mundo y qué ocurría en tu vida. Pues empecemos con lo concreto.

Lenny Wolff (LW): Bueno, creo que, para montar el escenario, digamos, estaban pasando dos cosas enormes con las cuales tenían que lidiar los jóvenes en particular, pero todas las generaciones, en los años 1960 en Estados Unidos, pero las cosas también habían reverberado por el mundo entero. Una era la guerra en Vietnam, y esa había… en esa guerra Estados Unidos masacró a millones de indochinos en lo que era un intento de aplastar una lucha para la liberación nacional y la independencia. Y en la medida en que esa guerra continuara, muchas, pero muchas personas empezaron no solamente a calificarla de injusta, no solamente a oponérsele, sino oponérsele con cuerpo y alma. Y eso empezó a incluir a ex combatientes, a soldados en esa guerra. Así que esto era algo que estaba en el fondo de todo lo que pasaba. Antes de lo de Kent State, hubo un período en que el presidente en ese entonces, Nixon, había estado haciendo lo que él llamaba desescalada, y eso tenía un efecto —el que resultó ser un efecto temporal— sobre el movimiento estudiantil que había surgido contra la guerra. Y de cierta manera estaba… no quiero decir que se amainaba el movimiento, sino que había entrado en una especie de período de intensa calma después de lo que había sido un gran auge de lucha en fines de 1969. Con casi medio millón o tres cuartos de un millón de personas en protesta en frente de la Casa Blanca.

Al mismo tiempo la lucha para la liberación negra había alcanzado, en la mente de millones y millones de personas, primero entre los negros y las personas que tenían un sentido de justicia, y de ahí extendiéndose mucho, mucho más allá a todos los sectores de la población, que podían ver que la justicia realmente estaba al lado del pueblo negro. Y en particular, hubo una campaña brutal de represión que se había lanzado contra el Partido Pantera Negra, y esto incluía un juicio después de la Convención Demócrata en el que el presidente del Partido Pantera Negra fue maniatado y amordazado en el tribunal y al final sacado del juicio — simplemente por reclamar su derecho de representarse a sí mismo. Y esto salía en la televisión nacional todas las noches y tuvo un tremendo… en un tiempo cuando la gente veía la televisión nacional, noticieros de canales de las cadenas nacionales… tuvo un tremendo impacto sobre el modo de pensar de la gente.

Unas pocas semanas después, el 4 de diciembre —otro aniversario de 50 años hace unos meses— un líder del Partido Pantera Negra, Fred Hampton en Chicago, había sido asesinado en su cama por un escuadrón de policías. Y todo eso venía acumulándose hacia una situación en que, el mismo fin de semana cuando Nixon, como mencionaste, estaba invadiendo… no solamente bombardeó a Camboya, ya habían estado bombardeando a Camboya… invadió a Camboya con tropas terrestres en un momento en que había prometido desescalar la guerra. Ese mismo fin de semana fue justo antes del comienzo del juicio en que amenazaban con condenar a la silla eléctrica a Bobby Seale — que era, repito, el presidente del Partido Pantera Negra en ese entonces.

Así que, estas dos enormes luchas que definitivamente conmocionaban el alma de Estados Unidos estaban entretejidas en ese fin de semana antes de Kent State.

ST: Bueno, creo que eso ayuda a montar el escenario. Quizá puedas contar un poquito… ya para esas alturas estabas participando en una lucha. Quizás puedas contarnos un poco sobre ti en ese momento y cuál era el impacto de esto sobre ti, cómo lo sentías, cómo te hacía pensar, cómo se desenvolvió eso para ti también.

LW: Yo era una persona que había entrado en la lucha en diferentes momentos, yo me había desanimado en diferentes momentos. Pero, yo estaba profundamente alienado del sistema, y cuando Fred Hampton fue acribillado en la cama, sentí que realmente ya no podía quedarme al margen, como una persona profundamente alienada simplemente — yo tenía que hacer algo, tenía que meterme en esas cosas, no podía permitir que eso quedara así. Y yo no era el único. Un número de personas que conozco, y seguramente más personas que no conozco, reaccionaron de igual manera a esa matanza, esa masacre en la casa de los Panteras. Yo había regresado a la universidad para hacerme, pues, como yo esperaba en ese entonces… yo sentía que si me hiciera maestro, podría hacer algo para al menos tratar de mejorar las condiciones. Al mismo tiempo volví a meterme, empecé a meterme de nuevo en la política radical. Pues no me había comprometido, digamos, por completo en ese momento, pero me estaba gravitando cada más vez más hacia eso, y había sido muy activo en el campus donde estudiaba, en la oposición a la guerra — y, como mencionaste anteriormente, en defensa del Partido Pantera Negra. Total, que yo era uno de los activistas en ese momento.

ST: Y luego decidiste… entiendo que decidiste asistir al juicio de Bobby Seale en New Haven.

LW: Así es; hubo toda una consigna que salió del Partido Pantera Negra: “Vengan a ver lo de Bobby” — y nosotros la asumimos y fuimos a ver lo de él. Y era muy interesante porque, para retomar lo que dijiste al principio, se podía ver que venía surgiendo un ánimo diferente entre las personas. Fui a una reunión, yo era parte de una reunión la que ayudé a planear, y asistían a la reunión estudiantes de perspectivas más amplias de los que normalmente asisten — como el Departamento de Teatro. Los del Departamento de Teatro en mi escuela no iban a reuniones, pero un par de personas del Departamento de Teatro asistieron y yo los escuché platicar después y estaban sopesando la posibilidad de un peligro real en New Haven, donde estaba la manifestación porque en esa ciudad se celebraba el juicio. La manifestación tuvo lugar en la Universidad Yale. La Guardia Nacional estaba desplegada en Yale para “evitar brotes” y corrían todo tipo de rumores sobre lo que iba a pasar, y que esto iba a pasar, y estos estudiantes estaban, este… pues un estudiante le dijo al otro: “Bueno, si vamos a New Haven, sabes que es posible que la Guardia Nacional nos meta balazos”. Y el otro dijo: “Pues, bien, creo que hay que ir”. Y los dos fueron. Porque las personas estaban… no es que las personas buscaban pleito ni algo por el estilo necesariamente, sino que no se dejaban disuadir — hubo un sector de la gente que no se dejaba disuadir por las amenazas normales que la clase dominante utiliza para reprimir y hacer retroceder a la gente. Y eso, como dijiste anteriormente, llevó a la… ese fue el fin de semana justo antes de Kent State. Era el fin de semana… creo que era el… estábamos manejando toda la noche para llegar a Yale y escuchamos por la radio que Nixon había lanzado una invasión secreta a Camboya y que eso había salido a la luz. Había mandado a tropas estadounidenses a cruzar la frontera, algo que también violó una resolución del congreso, cabe añadir — que también enfureció a la gente porque era una invasión ilegítima, incluso según las reglas de su sistema. Y todo eso echó leña a una situación que era cada vez más políticamente combustible, por decirlo así.

ST: Entiendo que varios miles de personas asistieron a la protesta para Bobby en New Haven, ¿así fue?

LW: Sí, al menos. Hubo muchos estudiantes que acudieron desde diferentes partes del país para estar presentes en esa protesta.

ST: Así que, unos pocos días después… Así que Bobby Seale está sometido a juicio bajo amenaza de la silla eléctrica, el líder del Partido Pantera Negra, se oye por la radio que Nixon ha invadido a Camboya, y regresas y hay… hubo una… según entiendo, que hubo una gran escalada de protestas en las universidades, eso es lo que Kent State…

LW: Pues sí, ¡Camboya fue invadida!

ST: Quiero seguir el hilo desde ese momento. Hablando de Kent State… hubo una protesta contra lo de Camboya, los Panteras y el estado de ánimo sobre eso se circulaba en el ambiente. Cuando escuchaste que la Guardia Nacional entró y disparó a los estudiantes… para mí eso todavía me choca. He visto las fotos… es impactante. Estabas diciendo que la actitud de los estudiantes era: “Ah, quizá nos baleen si vamos a Yale…” aunque eso no definía lo que estaban calculando sobre lo que iban a hacer. Sin embargo, cuando de hecho los balearon, eso debió haber chocado, debió haber estremecido. Quizás puedas hablar un poco sobre eso.

LW: Sí, lo recuerdo… bien, debo mencionar que cuando estábamos en la protesta de los Panteras, había muchos estudiantes de todas partes del país quienes se habían enterado de esta invasión y decían, teníamos que lanzar una huelga estudiantil contra esta invasión. Así que esa era el propósito. Luego recuerdo muy exactamente dónde me encontraba cuando escuché que habían matado a cuatro estudiantes en Kent State. Estaba con un amigo negro que también era activista político y se volteó y me dijo: “N’ombre, ahora están matando a estudiantes blancos. Ya se ha armado la gota gorda”. Y esa noche teníamos programada una reunión, y yo dije: vamos a tener que buscar una sala como para unas 200 personas, que sé yo. Por lo general, aún en esos días a las reuniones asistían entre 20 y 25 personas, pero en situaciones especiales yo diría que quizá acudieran entre 50 y 80 personas, pero esto me pareció algo muy enorme. Así que logramos conseguir una sala media hora antes de que la gente empezara a llegar. Fue algo muy grueso, y nosotros, pues… la sala se llenó hasta más no poder, así que tuvimos que conseguir otro lugar, tuvimos que ir a la cafetería de la universidad. Llegaban unos miles de estudiantes, de muchísimas universidades, y gente de las vecinas comunidades — personas mayores, tales como les decíamos en ese entonces, de quizá 30, 40, 50 años de edad. De plano se expresaba esta negativa en masa a aceptar esta situación, una negativa a no dejarse disuadir ante la violenta represión que se había desatado. Esos estudiantes no tenían nada, fueron baleados. Y después de que la Guardia Nacional los baleó, incluso hubo estudiantes de Kent que decían: ¡Adelante, dispárenme a mí! La gente estaba hasta acá… y luego prevalecía un ánimo más tranquilo, de unas gentes que decían: no vamos a avanzar contra la Guardia, que no hagamos eso en este mero momento, eso no es lo que tiene que ocurrir. Pero lo que sí pasó y lo que sí tenía que pasar era algo de lo que describiste — que la gente… pienso que en total fueron más de cuatro millones de estudiantes que salieron en huelga, no solamente salieron en huelga, sino que se tomaron las calles de todos los pueblos universitarios. Recuerdo que mandaron a la Guardia Nacional a la Universidad de Maryland — a todas estas universidades grandes, tuvieron que mandar a la Guardia Nacional. Fue una tremenda y masiva huelga estudiantil… huelga no capta lo que en realidad fue una especie de revuelta política entre los estudiantes en ese momento. La gente ya NO aceptaba la situación.

ST: A tu parecer, ¿por qué piensas que la gente respondió con más brotes de lucha y con más indignación, en contraposición a… pues, no me cuesta mucho trabajo imaginar que ante los asesinatos a balazos de los estudiantes, eso pudiera haber enfriado el ambiente y sembrado temor de modo que la gente retrocediera? Así que, ¿por qué piensas que las cosas se encaminaran por un rumbo y no por otro?

LW: Pienso que… esa es una pregunta grande. Creo que con el paso del tiempo la gente se había templado en cierto sentido. No se trataba de que… bueno, es cierto lo que me dijo mi amigo negro, de que ahora están matando a estudiantes blancos. Habían matado a un estudiante blanco, y no a un estudiante sino a una persona blanca de la comunidad, un joven blanco en Berkeley el año anterior en el Parque del Pueblo. Dos años antes mataron a tres estudiantes negros que intentaban integrar pacíficamente una pista de boliche en Orangeburg, Carolina del Sur. La gente hacía sacrificios, y cundía cierta sensación de que… cundía cierta sensación de un reto moral al resto del país de parte de aquellos que habían estado haciendo sacrificios y una sensación de que se podía obtener un futuro más brillante y que se necesitaba obtener, el que hacía que participar así valiera la pena. Verás en la película que acabas de describir, cuando balean a los estudiantes en Jackson State, lo cual sucedió varios días después de Kent, en mayo…

ST: el 14 de mayo, me parece.

LW: En la película… la que te prestó Dave Zeiger, si la gente pudiera ver esas escenas, podría ver que había estudiantes que de plano no se dejaban disuadir, que después de esa espantosa ráfaga de balas que se escucha en la pista sonora, estaban en las calles exigiendo que no se taparan los agujeros de las balas porque, como dicen en la parte del metraje que acompaña a la película de Dave Zeiger: la gente tiene que ver esto, la gente tiene que ver lo que pasó, aquí mataron a alguien. Así que había una sensación de la justeza de nuestro lado; una sensación de que un futuro mejor es posible, aunque las personas tuvieran toda una gran variedad de entendimientos diferentes de lo que eso implicara o lo que eso supusiera. Y había una claridad moral. En esos días teníamos una consigna que coreábamos en las manifestaciones: “Un lado con la razón, el otro lado equivocado. ¡Victoria para el Vietcong!” Porque tenías que determinar quién tenía la razón y quién no, y en particular, estando en un país imperialista, un país que gobierna sobre la gente por todo el mundo, que domina a naciones enteras por todo el mundo —tenías que decidir de qué lado estabas. ¿Del lado de aquellos que exigían tu aquiescencia acorde con la opresión de millones y miles de millones de personas, o vas a estar en contra de eso? Y eso era… pues todo eso no salió de la nada. Si volviéramos en tiempo a 1960 y les hubiéramos dicho a las personas en 1960: aquí va mi predicción de que, de lo que ha pasado en 1960, en 1970, ustedes van a tener todo lo que acabas de describir sobre lo que sí paso en Kent State, todo lo que va a suceder, que las personas van a estar profundamente alienadas del sistema, todo ese conjunto de cosas que… incluso hablando solamente de Kent State, las personas hubieran pensado que estuvieras loca porque no podían ver la fuente de toda la situación debajo de la superficie. Hoy, podemos ver las cosas en retrospectiva… creo que necesitemos un programa con mucho más tiempo de lo que tenemos hoy, pero podríamos examinar las cosas en retrospectiva y podríamos ver las grietas que se encontraban debajo de la superficie, podríamos ver cosas, las fisuras a través de las cuales iban a brotar y manifestarse este tipo de protesta, este tipo de rebelión, y este tipo de sed por un mundo diferente.

ST: Bueno, eso me parece importante porque, hablando como alguien que nació un buen tiempo después de eso, yo me enteré de los años 1960, pero me parece que esto se aplica aún más a los jóvenes de hoy, a las personas más jóvenes que yo que ni siquiera conocen lo que yo aprendí al respecto, pero yo me enteré de esa época en un tiempo en que yo aprendí que toda la marea alta, toda la rebelión y la idea de que todo eso salió de los años 1950, de que todo eso salió de algo que parecía completamente apagado, pero como has descrito, había grietas y fisuras… creo que hay mucho que tenemos que… que hay muchas lecciones que tenemos que sacar.

[Dijiste] que si te remontas a 1960, había grietas, había fisuras por las cuales emergieron los grandes levantamientos de los años 1960 y 1970. Yo sé que para contar esa historia, necesitaríamos todo un programa —necesitaríamos un programa entero para explorar eso— pero me parece importante no ver las cosas, aunque tengan una apariencia de tranquilidad en la superficie, como si estuvieran apagadas de manera permanente. Bueno, Lenny, creo que lo último que te quiero preguntar es: ¿Qué lecciones consideras que deberíamos sacar de esos tiempos?

LW: Quiero empezar con la lección que saqué, que me parece que comenté anteriormente en esta entrevista… había regresado a la universidad, estaba pensando que iba a ser un maestro, y me atraía cada vez más hacia el movimiento radical. La experiencia de Kent State y el resultante enorme auge de lucha en la sociedad, y la reflexión más profunda que eso me obligó a hacer, de hecho fue algo muy decisivo en hacer que yo pusiera ambos pies firmemente en el lado de que necesitamos una revolución. Pero lo decisivo en eso fue que empecé a examinar la manera en que se haría. Empecé a explorar… empecé a leer sobre la revolución china con un poco más de seriedad y me topé con un folleto publicado por la Unión Revolucionaria, en ese entonces la Unión Revolucionaria del Área de la Bahía, titulado Red Papers (Cuadernos Rojos), la que dirigía Bob Avakian. Y eso me ejerció una influencia muy grande en dejarme ver que existe una posibilidad de que pudieras ver una manera en que podrías hacer una revolución, que pudieras ver un método con el cual pudieras analizar a la sociedad, y pudieras ver una vía mediante la cual de hecho hacer una revolución. Existía… si en ese entonces hubiéramos tenido a una vanguardia que se estaba arraigándose en el método científico, no puedes saber… no puedes predecir… sería divertido escribir una novela contra-factual (me entiendes, ciencia ficción, ese estilo contra-factual) en la cual la gente sí intentara hacer una revolución. Pero no pudieras haberlo hecho… lo que sí empecé a ver con claridad en ese entonces, y lo que ha quedado aún más claro en retrospectiva, es que no pudiéramos haberlo hecho sin una vanguardia que contara con una estrategia, que contara con un método para conocer la realidad, que contara con una dirección capaz de hacerlo. Ahora la tenemos. Tenemos a Bob Avakian que ha avanzado desde ese período y ha desarrollado más el comunismo como una ciencia más allá de lo que había sido y como enfoque estratégico de la revolución y de ganar en el sentido más amplio, de lograr llegar hasta el final pero sin que solamente más se tuviera que la revolución diera marcha atrás, lo que ha sido con demasiada frecuencia, la amarga experiencia hasta ahora en las sociedades. Y, de hecho, hoy no existen sociedades revolucionarias.

Pero eso es lo que yo le saco a esa situación… Se trata de sacar las lecciones de esos años. Si solamente tuviera una lección, quisiera instar fuertemente que tus lectores lean un artículo que escribió Bob Avakian: “Bob Avakian responde a Mark Rudd sobre las lecciones de los años 1960 y la necesidad de una revolución real”. Si quieren entender lo que pasó en esos años, las lecciones que hay que sacar, a lo que todo eso llevó y hacia dónde podría ir, les insto fuertemente a visitar revcom.us. Este artículo se encuentra en la página de inicio: “Bob Avakian responde a Mark Rudd sobre las lecciones de los años 1960 y la necesidad de una revolución real”. Y eso es lo que diría.

Escuche el audio en inglés:

Pregunta y respuesta: Bob Avakian sobre las jornadas revolucionarias de los años 1960, los tiempos gruesos por venir, la necesidad absoluta de tener la ciencia... y el papel para TI (en inglés)

Del discurso Por qué nos hace falta una revolución y cómo concretamos podemos hacer la revolución, el que se puede leer en su totalidad en español aquí.

 

 

 

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