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Daniel Ellsberg advierte de la posibilidad de que Trump emprenda una guerra con Irán — y llama a los denunciantes a ponerse a la altura

| revcom.us

 

De un lector:

En un importante artículo de opinión publicado en línea el 8 de enero por el Guardian, dos días después de que los golpeadores de Trump tipo MAGA [Hagan que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] hicieron sus desmanes en Washington, D.C., Daniel Ellsberg advierte: “La incitación del presidente Trump a la violencia de la turba criminal y a ocupar el Capitolio deja claro que no hay ninguna limitación al abuso de poder que él pueda cometer en las venideras dos semanas que permanezca en el cargo. Por muy escandalosa que haya sido su incendiaria actuación del miércoles 6 de enero, me temo que quizá incite a algo mucho más peligroso en los próximos días: su tan anhelada guerra con Irán”. Y Ellsberg insta a los denunciantes a ponerse a la altura y a poner al descubierto cualquier plan de guerra que pueda existir, al igual que cuando él mismo denunció hace 50 años la guerra criminal de Estados Unidos en Vietnam. (“Donald Trump’s parting gift to the world? It may be war with Iran” [¿Un regalo de despedida de Donald Trump al mundo? Tal vez una guerra con Irán])

En 1971, Ellsberg era un analista de un grupo de expertos estrechamente vinculado a las fuerzas armadas de Estados Unidos cuando hizo publicarse documentos secretos del gobierno que llegaron a conocerse como los Documentos del Pentágono. Estos documentos sacaron a la luz importantes verdades sobre los horrores masivos cometidos por Estados Unidos en la guerra de Vietnam y las mentiras que contaron para encubrirlos. La denuncia de Ellsberg jugó un papel importante en el movimiento contra la guerra de Vietnam. El gobierno respondió arrestándolo y presentándole cargos graves bajo la Ley de Espionaje; agentes del personal del entonces presidente Nixon incluso entraron ilegalmente en la oficina de su psiquiatra en un intento de robarse información personal y desacreditarlo.

Revcom.us ha informado sobre la reciente aceleración de maniobras de guerra de Estados Unidos en contra de Irán. Como Ellsberg señala en su artículo del Guardian:

Se trata de una advertencia no sólo para Irán sino para nosotros el hecho de que Estados Unidos mandó, esta semana en un vuelo de ida y vuelta sin escalas, aeronaves B-52 desde Dakota del Norte a la costa iraní —el cuarto vuelo de este tipo en siete semanas, uno al final del año 2020— junto con su acumulación de fuerzas de Estados Unidos en la zona.

A mediados de noviembre, cuando se iniciaron estos vuelos, fue necesario disuadir al presidente desde los más altos niveles del gobierno para que no ordenara un ataque no provocado contra las instalaciones nucleares de Irán. Pero no se descartó un ataque “provocado” por Irán (o por las milicias de Irak alineadas con Irán).

A partir de su propia experiencia en torno a la guerra de Vietnam y las denuncias acerca de otras guerras de Estados Unidos, Ellsberg señala que las fuerzas amadas y los organismos de inteligencia de Estados Unidos “les han proporcionado frecuentemente... a los presidentes, información falsa que ofrecía pretextos para atacar a nuestros supuestos adversarios. O han sugerido acciones encubiertas que podrían provocar que los adversarios emprendan alguna respuesta que justifique una ‘represalia’ de Estados Unidos”.

Ellsberg da un ejemplo de la guerra de Vietnam:

Yo mismo fui un participante-observador de tal planeación, con respecto a Vietnam hace medio siglo. El 3 de septiembre de 1964 —sólo un mes después de que fui nombrado ayudante especial del secretario de defensa para asuntos de seguridad internacional, John T. McNaughton—, un memorándum llegó a mi escritorio en el Pentágono escrito por mi jefe. Él recomendaba acciones “que probablemente en algún momento provocaran una respuesta militar de la RDV [República Democrática de Vietnam, o Vietnam del Norte]... que probablemente nos darían buenos motivos para escalar las cosas si quisiéramos hacerlo”.

Tales acciones “que deliberadamente tenderían a provocar una reacción de la RDV” (sic), como explicó cinco días después el homólogo de McNaughton en el departamento de estado, el subsecretario de estado William Bundy, podrían incluir “hacer patrullas navales de Estados Unidos cada vez más cerca de la costa norvietnamita” — es decir, realizarlas dentro de los 19 km de aguas costeras que los norvietnamitas reclamaban: tan cerca de la playa como fuera necesario, para suscitar una respuesta que pudiera justificar lo que McNaughton llamaba “una presión en toda la línea sobre Vietnam del Norte [una campaña de bombardeos progresivamente total]”, que se desenvolvería “especialmente si un barco estadounidense fuera hundido”.

Y al volver a centrarse en la situación que enfrentamos ahora, Ellsberg escribe:

Tengo pocas dudas de que existe en este momento esa planeación de contingencia, bajo la batuta de la Oficina Oval, para provocar, de ser necesario, una excusa para atacar a Irán mientras esta administración sigue en el poder, en cajas fuertes y computadoras en el Pentágono, la CIA y la Casa Blanca. Eso significa que hay funcionarios en esas dependencias —tal vez un funcionario sentado en mi antiguo escritorio en el Pentágono— que han visto, en sus pantallas de computadoras seguras, recomendaciones altamente clasificadas exactamente como los memorándums de McNaughton y Bundy que llegaron a mi escritorio en septiembre de 1964.

Ellsberg dice que siempre ha lamentado no haber divulgado los documentos del Pentágono en ese momento en 1964, en lugar de hacerlo cinco años más tarde, en 1969, cuando entregó los documentos al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, o en 1971, cuando los entregó a la prensa. “Se podría haber salvado las vidas perdidas en toda una guerra”.

Ellsberg concluye con la enormidad de lo que está en juego en el peligro de que Trump provoque una guerra contra Irán —y de la necesidad de que la gente actúe— ahora:

Que no se mantengan en secreto, ni un momento más, los documentos actuales o los archivos digitales —que contemplan la posibilidad de provocar o “tomar represalias” contra las acciones iraníes provocadas encubiertamente por nosotros— fuera de los ojos del Congreso de Estados Unidos ni del público estadounidense, a no sea que se nos presente un desastroso hecho consumado antes del 20 de enero, instigando una guerra potencialmente peor que la de Vietnam más todas las guerras en el Medio Oriente en su conjunto. No es muy tarde para que estos planes sean llevados a cabo por este presidente desquiciado, ni para que un público informado y el Congreso impidan que él lo haga.

Insto a que se denuncie con valentía hoy, esta semana, y no dentro de meses o años, después de que empiecen a caer las bombas. Podría ser el acto más patriótico de toda una vida.

Lea el artículo completo de Daniel Ellsberg en inglés aquí.


Armamento de guerra de Estados Unidos —cazas F-35— se alinean para un ejercicio de lanzamiento, enero de 2020. (Foto: Twitter de la Fuerza Aérea de Estados Unidos)

Lea el texto de la película en español.

Vea la película completa, unos cortos y las preguntas y respuestas en inglés.

 

 

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