Haití se hunde cada vez más en una crisis, creada fundamentalmente por el capitalismo-imperialismo

Un asesinato presidencial, aún más horrores para las masas de personas

| revcom.us

 

Según las noticias y el actual gobierno haitiano, a primera hora del 7 de julio, hombres fuertemente armados atacaron y entraron en la casa del presidente Jovenel Moïse, la saquearon y le dispararon una docena de veces, matándolo. Su esposa Martine también resultó gravemente herida.

En los dos días siguientes, la policía haitiana capturó o mató a 23 personas que supuestamente habían participado en la redada. El gobierno afirma que son mercenarios colombianos (más dos traductores haitiano-estadounidenses). El gobierno colombiano informó que los registros de viajes muestran que estos hombres comenzaron a reunirse y a prepararse en la República Dominicana (vecina de Haití) y en el propio Haití desde hace unos dos meses.

Este nivel de planeación y financiación anticipada indica que hay fuerzas poderosas detrás del asesinato, pero por el momento se desconocen quiénes eran esas fuerzas y por qué no hubo resistencia por parte de las fuerzas de seguridad del presidente (que, según se informa, son 100 elementos).

Pero el resultado inmediato está claro: ha desencadenado una enorme crisis política que amenaza con deshilachar aún más a la sociedad haitiana.

Una crisis política extremadamente peligrosa

Haití ya se encontraba en una compleja crisis política: los poderes legislativo y judicial habían dejado de funcionar en gran medida, el presidente del Tribunal Supremo acababa de morir de COVID-19, y desde hace un año Moïse gobierna por decreto1. Un gran sector de la población consideraba a Moïse como completamente ilegítimo, y se produjeron repetidas oleadas de protestas con la exigencia de que se dimita. En respuesta, Moïse intentaba introducir cambios en la Constitución para poder permanecer más tiempo en el cargo y obtener poderes más grandes.

Por todo ello, no hay un sucesor claro para la presidencia, ni un proceso establecido para seleccionarlo. En esta situación, tres líderes políticos diferentes se dicen el nuevo jefe de estado, y cada uno de ellos está solicitando que Estados Unidos y otras grandes potencias que dominan a Haití, así como diferentes fuerzas y facciones de las clases dominantes haitianas les apoyen2. El hecho de que estos aspirantes a sucesor pidan que Estados Unidos les aconseje sobre quién debiera dirigir a su país revela muchas cosas sobre la forma en que Estados Unidos domina a Haití y su responsabilidad en el sufrimiento del pueblo haitiano.

Para complicar aún más esta situación, los diferentes partidos políticos burgueses tienen relaciones con poderosas bandas criminales a las cuales desatan para atacar a los barrios que apoyan a sus oponentes. Y algunas de las bandas más grandes incluso tienen aspiraciones de desplazar a los líderes políticos establecidos y dirigir ellos mismos las cosas. Hay informes de enfrentamientos violentos entre bandas que luchan por controlar las vías que salen de la capital hacia el resto de Haití.

El gobierno (encabezado actualmente por el primer ministro de Moïse, Claude Joseph) declaró un “estado de sitio” durante 15 días, otorgó a la policía poderes extraordinarios y solicitó a Estados Unidos y a la ONU el envío de tropas para “proteger” el aeropuerto y otras infraestructuras. (Hasta ahora, al cierre de esta edición, Estados Unidos no ha expresado ningún interés en hacerlo, pero está enviando agentes del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional para “evaluar” las cosas y participar en la investigación del asesinato).

En otras palabras, varias fuerzas reaccionarias (antipopulares) están desplegando efectivos armados para llenar el vacío político creado por el asesinato de Moïse. Existe un gran peligro de que esta situación se intensifique y se convierta en una guerra civil y/o conduzca a la consolidación de una dictadura de tipo fascista. La incertidumbre y la inestabilidad de la situación están paralizando la economía, ya que la gente teme incluso salir a la calle.

Haití ya estaba sufriendo muchísimo: según la CNN, el 60% de sus 11 millones de habitantes viven en la pobreza. La CNN también describe le evaluación del UNICEF de que “1,5 millones de niños necesitan actualmente ayuda humanitaria urgente”. Y la epidemia de COVID está que arde, y Haití “no ha recibido ni una sola dosis de la vacuna contra COVID-19”3.

Esta crisis política está agravando aún más todo esto, y es probable que conduzca a un aumento de la delincuencia, la violencia, la pobreza y nuevas olas de refugiados que huyan de la isla hacia Estados Unidos y otros lugares. Aunque hay muchas cosas inciertas, desconocidas y que están cambiando rápidamente, lo que sí conocemos es toda la historia que ha llevado a este momento.

La crisis haitiana tiene sus raíces en la dominación extranjera colonialista e imperialista

Haití ha estado tambaleándose de crisis en crisis durante décadas y décadas, y cada una de ellas ha supuesto un terrible sufrimiento para los 11 millones de habitantes del país. Además de las catástrofes naturales, como los huracanes, las inundaciones, los deslaves de lodo y, sobre todo, el devastador terremoto de 2010, que dejó al menos 200.000 muertos, están profundizándose cada vez más la pobreza, el desempleo y el hambre, y la descontrolada delincuencia y pandillaje son fenómenos que siempre acompañan a la pobreza extrema.

Los medios de comunicación y los políticos de Estados Unidos hablan de Haití como si fuera una tragedia de la que son espectadores benévolos. Chasquean la lengua “con simpatía”, diciendo que “Haití es el país más pobre del hemisferio occidental”, a pesar de los “miles de millones de dólares en ayuda” de “la comunidad internacional”. Hablan de la “turbulenta historia” de inestabilidad política y golpes de estado de Haití.

Pero omiten u “olvidan” mencionar el papel cruel, y depredador, de “la comunidad internacional”, especialmente de Francia en la época de la esclavitud, y de Estados Unidos durante los últimos 100 años. No leeremos mucho sobre los barcos de guerra franceses que asediaron al Puerto Príncipe en 1825, con la exigencia de miles de millones de dólares en “reparaciones” por la “propiedad” perdida de Francia (es decir, los esclavos liberados cuando la revolución haitiana, la primera revolución triunfante de esclavos del mundo, derrocó el dominio francés en 1804); o sobre los esfuerzos de Estados Unidos y Francia por “aislar” a Haití y el contagio de los esclavos que se sublevaron; o sobre la invasión estadounidense de 1915 y la ocupación de Haití durante 19 años, o el respaldo de Estados Unidos a las brutales dictaduras de Papa Doc Duvalier y su hijo Baby Doc, la destrucción de la industria arrocera haitiana... y así sucesivamente4.

Para ver una historia más detallada de esto, recomendamos muchísimo estos artículos de revcom.us:

Haití ha formado parte y ha sido mantenido en una situación de subyugación, empobrecimiento y desesperación por parte de potencias imperialistas depredadoras. Pero incluso más allá de la historia particular de Haití, la crisis actual también forma parte integral de la creciente inestabilidad y dislocación del mundo en su conjunto. Durante el último siglo y más, el sistema del capitalismo-imperialismo ha penetrado en todos los rincones del planeta, imponiendo su sistema viral de producción para sacar ganancias, y de imperio para proteger esas ganancias. Y con ello han llegado innumerables guerras; el cambio climático global con sus inundaciones, tormentas y sequías, y la destrucción generalizada de la pequeña agricultura campesina; la escalada del crecimiento de las bandas, el tráfico sexual y las economías informales que asuelan a la población; el rápido traslado de las industrias de un país a otro en busca de mano de obra más barata... todo lo cual ha hecho insoportable la vida en decenas de países como Haití5.

Todo esto es lo que ha estado desenvolviéndose en Haití, con el ascenso del régimen ampliamente odiado de Jovenel Moïses, su asesinato por fuerzas aún desconocidas y ahora la lucha por el poder que está estallando al interior de la élite haitiana para ver quiénes pueden obtener el respaldo de Estados Unidos para gobernar y ayudar a saquear aún más a Haití. Todo esto es una denuncia contundente de la dominación imperialista de Haití y del sistema capitalista-imperialista en su conjunto.

 


1. Según el New York Times, “las instituciones democráticas del país se han vaciado... Haití es una democracia parlamentaria casi sin parlamento. El Senado tiene un tercio de su tamaño habitual, y la cámara baja está totalmente vacía porque los mandatos de sus miembros expiraron el año pasado. El Sr. Moïse ha gobernado por decreto durante cerca de un año.... [El poder judicial ha sido prácticamente inexistente durante el último año, con los jueces a menudo en huelga para protestar por la agitación política y la violencia desenfrenada. Y el jefe del más alto tribunal de la nación, que pudiera haber ofrecido orientación, murió de Covid-19 en junio”.” [volver]

2. Para obtener más información sobre las luchas por el poder en Haití, véase el New York Times, “Haiti’s Power Vacuum Escalates Kingmakers’ Battle for Control”.” [volver]

3. Véase la CNN, “Two Americans among 15 detained over assassination of Haitian President”. [volver]

4. Para conocer la verdadera historia, véase en revcom.us: “Crimen Yanqui Caso #80: 1915-1934: La invasión, la ocupación y la dominación yanqui de Haití”, Estados Unidos en Haití: Un siglo de dominación y miseria y “HAITÍ: Cinco inspiradores días de rebelión contra el alza de precios impuesta por el imperialismo... y la apremiante necesidad de una revolución”.” [volver]

5. Para obtener más información sobre por qué el capitalismo-imperialismo está creando crisis sin precedentes en todo el mundo, véase en revcom.us: “Declaración de Año Nuevo de Bob Avakian” y “Una Declaración, un Llamamiento a que se organice ahora para una revolución real”.” [volver]


Un gran sector consideraba a Moïse como ilegítimo. Arriba: en febrero de 2021 una protesta exige que Moïse dimita. Foto: AP


Un 60% de los 11 millones de habitantes de Haití viven en la pobreza. Los destares naturales son un agravante, como el terremoto de 2010 en que 25 mil personas murieron y 5 millones fueron desplazados. Arriba: cola de espera para alimentos y agua tras el huracán Matthew de 2016. Foto: AP


Unos haitianos discapacitados en un albergue después de que sus hogares fueron incendiados por pandillas, julio de 2021. Foto:  AP

 

 

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