Informe directo de la guerra popular de Nepal

Parte 13: Las familias de los mártires: Templadas en la lucha

Li Onesto

Obrero Revolucionario #1029, 7 de noviembre, 1999

El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.

Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el ejército popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Damos un saludo rojo "lal salaam" a todos los que hicieron posible este viaje en Nepal.

A continuación publicamos la entrega número 13 de nuestra serie sobre Nepal. (Las partes 1-12 salieron en el OR No. 1014-1020, 1022, 1023, 1025, 1027 y 1028.)


Por la tarde emprendemos nuevamente el camino. ¡Qué tristeza! La escuadra del ejército popular que nos acompañó en Rolpa nos dejará, y los camaradas de la dirección táctica y política regresarán a su aldea. Nos acompañan por un tramo cuesta arriba y nos despedimos en el cerro.

Cruzamos la frontera a Rukum y al atardecer entramos a una aldea de unas 100 familias, donde esperan nuestra llegada desde la mañana. Descansamos un rato y cenamos. Ya es noche, pero se reúnen afuera para darnos la bienvenida; los festivos bailes y canciones presentados por el equipo cultural y los aldeanos dan el toque final a mi primer día en Rukum.

Al día siguiente, nos reunimos toda la mañana con dirigentes de la zona. Como hemos estado caminando muchos días, levantamos la sesión al mediodía para bañarme y para que Sunsara y las demás compañeras me ayuden a lavar la ropa. Me prestan un sari, una tela muy ancha de colores brillantes que es el vestido tradicional de las mujeres y además sirve de cortina cuando se bañan en la toma de agua comunal. El cielo está nublado, y el aire y agua helada me dan escalofríos. Pero ¡qué bien se siente quitarse el polvo de tantos días de viaje!

Sunsara nos acompaña aquí en Rukum; no habla nada de inglés, pero a través de señas y gestos ha comunicado su preocupación por mi bienestar y su gran deseo de conversar. Repite una frase que he oído de otros camaradas: "Si habláramos el mismo idioma, platicaríamos de nuestras experiencias hasta el amanecer".

Por mi parte, comparto las ganas de conversar y le propongo que me cuente de su vida por medio de un traductor. Quedo sorprendida cuando me dice que tiene 50 años porque le había calculado muchos más. Es que la vida del campo es muy difícil: la extrema pobreza, el duro trabajo, la falta de atención médica, la desnutrición, todo eso agota a los campesinos, sobre todo a las mujeres que han tenido y criado muchos hijos.

La gente es fuerte-hasta los niños cargan bultos pesados muchas horas por senderos escarpados-pero tiene muchos problemas de salud. En este momento, en Jumla y otros distritos de la Región Occidental hay una epidemia de gripe que ha afectado a 10.000 personas y cobrado 400 vidas. En Estados Unidos enfermarse de gripe no implica mayor problema que perder unos días de escuela o trabajo; pero aquí la salud es tan deficiente que la gripe es mortífera, sobre todo para los niños y ancianos. Esta epidemia ha durado varios meses, pero el gobierno no envía medicinas a la región afectada. ¡Con razón el promedio de vida en Nepal es de apenas 55 años!

Sunsara participa en la organización de mujeres de esta zona; me platica de por qué entró a la guerra popular:

"Soy analfabeta. Hace siete años, murió mi esposo. Mi hijo tenía 7 años y mi hija 5 meses. Por cinco años viví con ellos en nuestra casa. En esa época los matones del Congreso Nepalés asesinaron a dos simpatizantes de la guerra popular y le echaron la culpa a los aldeanos. Arrestaron a 20 personas. Hacían redadas a cada rato, ¡tres o cuatro veces al día! Mucha gente abandonó la aldea; le encargué mis hijos a mi tío y también me fui. Ahora la casa está sola; a veces la policía llega y me busca ahí. Voy a ver a los niños cada tres o cuatro meses.

"Trabajo con el comité principal de la organización de mujeres de la zona y soy militante del partido. Empecé a colaborar dos años antes del inicio. Estoy muy contenta de estar trabajando con el partido porque no tuve la oportunidad de estudiar, pero ahora estoy aprendiendo el marxismo-leninismo-maoísmo. Para mí la vida colectiva es mejor que la vida individual. En la aldea conocí a muchos camaradas, platicaba con ellos, compartíamos el dolor y la felicidad. Estoy decidida a hacer cualquier sacrificio para liberar a nuestra clase. Antes del inicio vivía la vida de una oprimida, oprimida por el gobierno y por los hombres. Es decir, a la mujer le correspondía el quehacer, pero con el inicio de la guerra popular eso ha cambiado: ahora los hombres y mujeres compartimos el quehacer, y los hombres son nuestros compañeros: nos dan la confianza de seguir adelante, de luchar por la liberación de la mujer y de participar en la guerra popular.

"Cuando visito a mis hijos, les digo: `Me gustaría vivir con ustedes, pero no es posible ahora porque la policía vendría a la casa a detenerme. Así que es mejor que trabaje con el partido y no viva aquí. Es mi deber en la situación actual, pues la guerra popular está cobrando fuerza y todos participamos para ganar la victoria; ustedes también lo harán cuando crezcan'".

Los mártires de Rukum

He viajado por los distritos donde el gobierno ha lanzado las mayores embestidas contrarrevolucionarias de los últimos tres años: Sinduli y Kavre en la Región Oriental, Gorkha en la Región Central, y Rolpa y Rukum aquí en la Región Occidental. Las familias de los mártires son testimonio de los monstruosos crímenes oficiales.

En las reuniones que hemos celebrado, siempre me preguntan sobre la vida de las masas de Estados Unidos. Quieren saber si luchan contra el gobierno. Les cuento que la policía comete atropellos y asesinatos, sobre todo en las comunidades negras y latinas, y que el pueblo está luchando contra la represión policial y la criminalización de la nueva generación.

A los madres y padres de los mártires les sorprende que en Estados Unidos-"el país de la libertad y la democracia"-miles de padres han sufrido la misma tragedia que ellos: el asesinato a sangre fría de sus hijos por las fuerzas del orden. Les cuento que los padres de las víctimas se han unido para compartir su experiencia y ayudarse mutuamente, y para organizar la lucha contra la brutalidad policial. Les hablo del proyecto Vidas Robadas, que está documentando miles de casos de asesinato policial. Cuando les digo todo eso, los familiares de los mártires se sienten unidos con familiares al otro lado del mundo.

Las familias de los mártires están orgullosas de sus seres queridos porque han dado la vida por la revolución. Bhadra Kali, viuda de Shyam Bahadur Pun, asesinado por la policía de Rukum a los 36 años, me dice: "He perdido a mi esposo, pero me enorgullece ser viuda de un mártir".

Masta Bahadur Bista murió a los 23 años en 1996. Su viuda, Man Kumari Bista, viene a visitarme con sus dos hijas de 4 y 3 años: "Mi esposo dio la vida por la nación, por el partido y por los oprimidos del mundo. Me da tanto orgullo ser la viuda de un mártir. Si hubiera muerto de otra forma, me daría mucha tristeza. Espero que el partido maoísta ayude al pueblo a triunfar. Seguiremos el camino de nuestros mártires y jamás lo abandonaremos hasta alcanzar la victoria. El poder del pueblo vencerá al enemigo".

El 1º de mayo y el heroísmo de los mártires

El 1º de mayo, el Día Internacional del Trabajador, llegamos a otra aldea donde se celebra un programa y nos dan la bienvenida. Después platico con varios familiares de mártires. Primero, se presentan dos señoras que visten ropa tradicional de colores brillantes y tienen anillos en la nariz. Han venido a platicarme de Kami Buda, quien murió en 1955 a los 27 años cuando su hija Moti Kali Pun tenía apenas 3 años. Su hermana Aas Mali, de 70 años, cuenta:

"Kami Buda fue soldado del ejército de India. Al fundarse el Partido Comunista en 1949, dejó el ejército, regresó a Nepal e ingresó al partido. En 1952, proscribieron el partido. Aquí en Rukum hubo una pugna muy dura con los estafadores y mentirosos [opresores en las aldeas]. Como Buda militaba con el partido, lo arrestaron en Jumla junto con 27 personas. Les dijo que era dirigente del partido pero los demás no; así que los soltaron, pero a él lo mataron. Estuvo preso un mes. En la cárcel reclamó un trato humano, lo cual enfureció a las autoridades; lo llevaron al bosque y lo asesinaron. No era iletrado; escribió artículos y poesía. Le cortaron las manos para que no escribiera; entonces se puso a escribir con los pies y le cortaron los dedos de los pies. Fue el primer mártir comunista del partido en Rukum".

Le pregunto a Moti Kali Pun sobre la relación entre la valentía de su padre y la actual guerra popular: "Mi padre dio la vida por la revolución. Quería tumbar al gobierno reaccionario. Ahora la revolución maoísta busca lo mismo, así que hay una relación muy estrecha".

La policía ha hecho desaparecer a mucha gente. Naina Shing Chhinal, de 15 años, se presenta a hablarme de su padre Bhairam Chhinal de 32 años: "Mi padre colaboraba con el partido. Fue asesor de una organización de una casta inferior, la de los sastres. Después del inicio la policía lo citó en muchas ocasiones. No lo acusaron de ningún delito, pero lo interrogaron sobre las actividades maoístas. No les dio ninguna información. En octubre de 1998, lo citaron nuevamente en el puesto policial y no regresó. No hemos recibido noticias oficiales, pero estamos seguros de que lo mataron".

Viles soplones

Ya he oído de los espías y soplones que delatan a guerrilleros, simpatizantes y militantes del partido. Muchas veces son gente de partidos revisionistas (falsos comunistas) como el UML (Partido Comunista Nepalés Unido, Marxista Leninista). Aquí en esta región ha pasado lo mismo. Pawn Kumar Bohra murió a los 19 años en octubre de 1998. Su hermano Dand Bahadur Bohara, de 30 años, se presenta a hablar conmigo:

"Pawn trabajó en la organización estudiantil. Aprobó el examen de secundaria y entró a la universidad; después dejó sus estudios y trabajó con el partido. Se dedicó de tiempo completo a la YCL (Liga Comunista Juvenil) y era mando de la milicia popular. Junto con seis camaradas preparaban una acción militar. Mi hermano y otro camarada salieron a investigar la situación del puesto policial y la casa de un estafador y mentiroso [opresores que se roban la tierra y el dinero de los campesinos]. Un matón del UML delató a los camaradas; cuando llevaba a la policía al lugar donde se quedaban, se toparon con mi hermano y el otro camarada en el camino. Les dispararon y mataron a mi hermano, pero el otro camarada logró huir, y los demás camaradas oyeron los disparos y también lograron escapar".

Cuando le pregunto su opinión sobre la guerra popular, me dice: "La revolución maoísta beneficia a los pobres. Nuestra clase es muy pobre y no tenemos otro camino a la liberación salvo la guerra popular".

La policía asesinó a Obi Ram B.K. en 1998 cuando tenía 23 años; se sospecha que un soplón lo delató. Sus padres, Mohan Lal B.K. y Pabita B.K., me hablan de la muerte de su hijo: "Tras el inicio de la guerra popular, nuestro hijo pasó a la clandestinidad. Trabajó con la organización estudiantil y fue combatiente de una escuadra. En 1997, dejó el trabajo estudiantil y lo ascendieron a mando. Se fue a la capital del distrito, con tres guerrilleros bajo su mando, a preparar una acción militar. Se hospedaron en un hotel y, al parecer, un soplón los delató. Los arrestaron, los golpearon y los torturaron. Querían sacarles información sobre el partido, pero no hablaron. Los torturaron por 24 horas y después los mataron".

Me conmueve sobre todo oír de las mártires jóvenes, pues muchas de ellas ingresaron de adolescentes a la milicia o al ejército popular y, como la mayoría de mujeres de este país, su familia no les permitió asistir a la escuela.

Binita Buda murió en 1998 cuando tenía apenas 16 años. Su abuela, Ghiumali Buda, de 63 años, me cuenta que era tesorera del comité zonal de la organización estudiantil revolucionaria, integrante del comité zonal de la YCL, militante del partido y guerrillera. Un camarada del partido que estaba con Binita cuando la capturaron ha venido a platicar conmigo: "Fuimos a la aldea con Binita Buda y un campesino para investigar la situación, pues preparábamos una acción militar. La policía se enteró y rodeó la aldea. Al dirigirnos al lugar donde nos quedábamos, nos topamos con la policía. Como eran muchos, tuvimos que huir. El campesino y yo lo logramos, pero Binita no. Después supimos que la detuvieron; la torturaron y violaron toda la noche, y después la mataron. Fue la segunda mártir del distrito de Rukum".

Por último, hablo con Shankar Lal Gharti, de 24 años, el hijo de Bhadra Bahadur Gharti, quien murió a los 49 años en 1998:

"Mi padre era firme partidario de la guerra popular. Con mis camaradas pasamos la noche en el bosque y al amanecer fuimos a la casa de mi familia. No sabíamos que la policía andaba por ahí. Mi madre nos calentó el té, y en eso la policía rodeó la casa y abrió fuego. Hirieron al camarada Chain Buda en el brazo izquierdo. Nos despedimos de la familia y les dijimos que aunque la policía nos matara, no podría matar nuestra ideología ni nuestra línea política. Trazamos las consignas: `¡Viva la guerra popular!', `¡Viva el PCN (Maoísta)!' y `¡Viva el MLM!'.

"La policía nos ordenó salir, o si no quemaban la casa y mataban a todos. Decidimos salir. Mi madre salió primero y la arrestaron. Pasó igual con mi esposa y después con mi padre.

"Quedábamos dos camaradas; al salir nos arrestaron y nos ataron. Nos torturaron: nos dieron culatazos y nos golpearon con palos para arrancarnos información sobre el partido y nuestras actividades. Como no dijimos nada, la policía llamó al distrito y les dieron la orden de matarnos.

"Apartaron al camarada Chain Buda; cuando intentaron nuevamente sacarle información, saltó y echó a correr. Lo mataron a balazos. Luego apartaron a mi padre y lo mataron. En el momento que Chain intentó escapar, yo hice lo mismo, pero me agarraron y me ataron las manos a la espalda. Sin embargo, después logré zafarme y me eché a correr. Corrí unos 20 metros, pero me interceptaron otros policías y los primeros me balearon en la espalda; caí al suelo. Pensaban que estaba muerto y me dejaron tirado. Unos campesinos me llevaron a un lugar seguro; después me curaron las heridas en Katmandú".

*****

Hemos pasado varias horas hablando con los familiares de los mártires. La oscuridad está invadiendo la aldea y ya casi es hora de cenar. Les doy las gracias a todos por venir, y les aseguro que el pueblo de Estados Unidos y del mundo oirá su voz. Les digo que su fuerza y valor revolucionario ante las profundas pérdidas que han sufrido alentarán a mucha gente. Les doy el pésame de parte de las masas y revolucionarios de Estados Unidos, además de nuestros saludos internacionalistas.

Pido permiso de sacarles una foto y uno por uno salen a retratarse. Se paran derechitos y miran directamente a la cámara para que se vea la gran resolución de sus ojos fijos.

Ha sido un gran privilegio pasar este 1º de mayo con gente tan valiente que me ha enseñado por qué el gobierno no ha podido aplastar la guerra popular aunque ha masacrado a centenares de personas. Como me dijo Bhiusan Chhinal, padre del mártir Kal Sing Chhinal de 28 años: "Mi hijo dio la vida en una guerra por el pueblo y la nación; miles de hijos más cumplirán las metas por las cuales luchó".

Continuará.


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