by Raymond Lotta
Revolución #015, 25 de septiembre de 2005, posted at revcom.us
Leí en la revista financiera conservadora The Economist1 un informe sobre el hambre generalizada en Níger y una oración me saltó a los ojos: “el mercado respeta la demanda y no la necesidad”. Lo que eso quiere decir es que el problema de Níger no es que no hay comida, sino que la gran mayoría de la población es tan pobre que no tiene con qué comprarla. ¡Hay cereales a la venta, pero las fuerzas del mercado hacen que 3.6 millones de personas no los puedan comprar!
The Economist defiende las maravillas del mercado pero no tiene solución para esa horrible situación que aflige a la población de Níger. Deja ver un pedacito de la verdad: “el mercado respeta la demanda y no la necesidad”.
Este es un elemento central de la crítica marxista del capitalismo: el mercado responde a las demandas de la ganancia y el dinero, y no a las necesidades sociales: vivienda, servicios de salud, etc.
Níger era colonia francesa. Está ubicado en el desierto sahariano, no tiene salida al mar y su agricultura depende de la lluvia. Con una población de 12 millones de personas, es uno de los países más pobres del mundo y una de las economías más frágiles. Tiene el peor índice de mortalidad infantil del mundo; menos del 20% de las niñas estudian; y gasta más para pagar la deuda externa que en educación y servicios de salud. Es el tercer productor de uranio del mundo, pero la mayor parte de las ganancias se las llevan las grandes corporaciones transnacionales occidentales.
Níger ha sufrido dos desastres naturales este año: la temporada de lluvias fue corta y hubo una plaga de langosta. Pero la producción de mijo, sorgo y demás cereales solo disminuyó un 11%. De hecho, la producción de esos cereales fue mayor que en 2000-2001, cuando no hubo crisis de alimentación.
¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué la población no tiene suficiente comida? No es porque hay escasez de comida sino porque no está al alcance de su bolsillo. Una mala cosecha se volvió una crisis de alimentos. Esencialmente, la crisis es una consecuencia de dos factores: las fuerzas del mercado, que llevan a un alto precio al público y una falta de poder adquisitivo; y las medidas de “mercado libre” impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Los más afectados por la crisis son los pastores nómadas de cabras y ovejas, que venden los animales para comprar comestibles.
El problema es que las condiciones de compraventa no los favorecen. El precio de la comida ha subido un 75% este año en comparación con el promedio de los últimos cinco años, pero el precio de los animales se ha ido a pique.
¿Por qué ha subido el precio de los cereales? En parte porque hay más poder adquisitivo en otros mercados, como por ejemplo en Nigeria, país vecino. Por eso los comestibles se compran ahí y el precio aumenta. Los ricos comerciantes de las ciudades venden los cereales al mejor postor: en este caso, otros países africanos.
¿Y el precio de los animales de cría? En parte el precio bajó porque los pastos se dañaron y los animales se enflaquecieron, pero el factor más impactante ha sido el precio de los comestibles. El alto precio de los cereales obligó a los pastores a vender más animales, y como consecuencia el precio de los animales bajó… así que se vieron obligados a vender más animales para comprar comida.
En junio, con el precio de una cabra se compraba la mitad del mijo que seis meses antes. Ahora, en algunas zonas hay que vender tres animales para comprar la cantidad de cereales que se podía comprar con la venta de uno. Mucha gente tiene que comer hojas de árboles porque no tiene con qué comprar cereales y no quiere vender los pocos animales que le quedan.
Pero esto es solamente un factor y hay que examinar la situación más a fondo. De hecho, tenemos que tomar en cuenta el papel del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), dos instituciones financieras occidentales que tienen por el cuello la economía de Níger (y de muchos países más del tercer mundo). La agricultura para consumo familiar y la producción de los cereales que come la gente pobre no deja muchas ganancias. Por lo tanto, no reciben apoyo financiero de Occidente.
Níger tiene que pagar una deuda externa y su gobierno pro Occidente depende de los países ricos. Bajo presión del FMI, el gobierno accedió a una serie de “reformas” diseñadas para crear una economía más “orientada al mercado”. Es un chantaje: Níger no cumple los requisitos para una reducción de la deuda a menos que lleve a cabo esas “reformas”. A continuación, examinemos varias de esas “reformas” del “mercado libre” y cómo contribuyeron a la crisis de alimentos2.
REFORMA: Eliminar el control gubernamental del precio de la gasolina e imponer un impuesto (que es la principal fuente de renta pública para pagar la deuda externa).
EFECTO: El alto precio de la gasolina ha llevado a un aumento del precio del transporte de bienes y comestibles.
REFORMA: Fomentar la exportación del ganado para ganar más divisas para pagar la deuda.
EFECTO: El apoyo destinado a la producción de ganado ha pasado a fomentar la exportación.
REFORMA: Privatizar los servicios médicos y sociales.
EFECTO: En las ciudades, los servicios de salud (ya escasos) están fuera del alcance de la mayor parte de la población. La privatización de los servicios veterinarios les ha dado duro a los pastores, que no los pueden pagar.
REFORMA: Privatizar los sistemas de riego, lo que permite recolectar fondos para pagar la deuda y permite que los inversionistas conviertan en mercancía un recurso precioso de un país semiárido.
EFECTO: Ha perjudicado a los pequeños agricultores porque no tienen con qué pagar y porque esos sistemas están al servicio de las corporaciones. La privatización del agua fue una de las principales causas de la hambruna en Somalia.
REFORMA: Imponer un impuesto del 19% a la harina, la leche, el azúcar y los cereales a comienzos de 2005 por órdenes del FMI.
EFECTO: Una marcha por las calles de Niamey, la capital, con letreros de “Tenemos hambre” paralizó el tráfico y obligó al gobierno a retirar el impuesto.
En la conferencia de los países ricos del G8 este año, anunciaron el comienzo de una nueva época de “justicia social”, pero en Níger se puede ver lo que realmente tienen en mente.
El mercado y la política del “mercado libre” hunden en la miseria a la población de Níger. Un sistema económico racional sería muy diferente. Garantizaría que la producción esté al servicio de las necesidades sociales y regularía los precios de acuerdo a esa prioridad. Eso es lo que el socialismo permite lograr, pero no el capitalismo. ¿Por qué? Porque “el mercado respeta la demanda y no la necesidad”.