Obrero Revolucionario #1265, 23 de enero, 2005, posted at rwor.org
Después de las elecciones, un amigo que ha estudiado la vida política de este país por mucho tiempo comentó que la situación actual es muy parecida a la de Alemania de los 1930, después de que Hitler fue nombrado canciller y antes de que los nazis incendiaran el edificio del Reichstag (parlamento) y aprovecharan el incidente para afianzarse en el poder, aplastar la oposición e instituir el fascismo. Si no tenemos el valor de oponer resistencia ahora, dijo, en uno o dos años (quizá menos) podría ser muy tarde.
Estoy de acuerdo, contesté.
La reelección de Bush significa un gran aumento del poder de la extrema derecha bushista, con su núcleo dominante de fascistas cristianos, y su determinación de imponer a la brava un proyecto reaccionario aquí y en el mundo entero.
Este proyecto no se limita a penalizar el aborto, prohibir el matrimonio gay, inculcar la ignorancia y el creacionismo bíblico en las escuelas y mandar que los alumnos recen. Su meta es instalar una teocracia fascista cristiana. Después de las elecciones, los fascistas cristianos están envalentonados y emperrados en llevar ese proyecto teocrático a un nuevo nivel.
"Quieren instalar un gobierno religioso", dice Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario (PCR), "un gobierno que borre la separación de poderes entre la iglesia y el estado, afirme que somos una nación cristiana e imponga el fundamentalismo cristiano como la base oficial del derecho y del gobierno. Si eso no es fascismo, dista muy poquito". ("Cristianismo y sociedad: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, resistencia y revolución", verano, 2004)
Las distintas facciones de la clase dominante se han unido en una desalmada ofensiva para reconfigurar el mundo y afianzar y extender la hegemonía mundial de Estados Unidos a través de agresión y guerra. Asimismo, ven la necesidad y oportunidad de acelerar la reestructuración política, económica, jurídica, cultural e ideológica de esta sociedad al servicio de la máquina de guerra "eficiente" y despiadada de su imperio mundial capitalista.
Por otra parte, dentro de la clase dominante se ha desatado mucha lucha sobre cómo lograr estas ambiciosas metas. En las primeras filas de la estructura de poder (de neoconservadores, republicanos más "tradicionales" y otros) los fascistas cristianos han cobrado muchísima influencia política e ideológica y marcan la pauta del orden burgués. Tienen más y más peso en el gobierno, la prensa y otros aspectos de la sociedad. Han organizado bases de fanáticos que los siguen a ciegas. Tienen un proyecto coherente y exhaustivo, y tienen al comandante en jefe cristiano fascista, George Bush, en la Casa Blanca.
El proyecto teocrático de los fascistas cristianos apunta a transformar la vida de este país de manera inaudita: hacer trizas el pacto social vigente y barrer las normas que hasta ahora han legitimado la sociedad burguesa, algunas de las cuales han existido desde que se fundó el país, como por ejemplo: el imperio de la ley, la separación de poderes entre la iglesia y el estado, el derecho a la privacidad y ciertas garantías políticas, y la noción de fundamentarse en la razón y la ciencia, no en la superstición. (La Constitución ni siquiera menciona a dios).
Después de las elecciones, el columnista del New York Times Thomas Friedman (quien apoyó la invasión de Irak) escribió que "no es solamente que no estoy de acuerdo con las medidas que proponen" los partidarios de Bush. "Tienen una visión totalmente distinta para América... Parecía que en vez de elegir al presidente, querían redactar una nueva Constitución. Pensaba que fui a votar y de pronto me encontré en medio de una Convención Constitucional". (4 de noviembre de 2004)
Hendrik Hertzberg del New Yorker escribió que las propuestas de Bush para reestructurar el sistema de impuestos y de pensiones para jubilados (social security) "anulan en lo fundamental el pacto social que se estableció hace 70 años en la época del New Deal ". (4 de noviembre de 2004)
El ex líder de la mayoría republicana del Congreso Newt Gingrich hizo un comentario muy grueso; dijo que las divisiones de hoy se parecen a la situación antes de la guerra de Secesión: "Es parecido a las décadas de 1840 y 1850, y va a seguir y seguir. Hay un gran desacuerdo sobre el futuro del país. No se trata de un gobierno dividido sino de un país dividido". (Citado en "An Uncivil War" de Matthew Continetti, Weekly Standard , 11 de noviembre de 2004)
Estados Unidos todavía no es una teocracia, pero ya tiene muchos aspectos. Si los fascistas cristianos logran implantar su proyecto de forma cabal, arrastrarán al país a una edad media de alta tecnología, una pesadilla de armamento moderno, tecnología fascista e ideología medieval que podría causar muerte y destrucción en una escala mucho mayor de lo que hemos visto en toda la historia. (¡Ojo!: Hitler no tenía armas nucleares).
¡ESO NO SE PUEDE PERMITIR!
La nueva declaración del Partido Comunista Revolucionario "¡La batalla por el futuro se libra de aquí en adelante!" dice: "¡Crees que sabes... pero no tienes idea... exactamente de lo que Bush tiene planeado... para ti... para nosotros... para el mundo... para nuestro futuro!". (Véase rwor.org)
¡La neta!, los millones de personas que aborrecen a Bush no captan completamente —o no han podido asimilar— lo extremo que es el proyecto de la derecha fundamentalista ni lo lejos que ha llegado. Como señala la declaración del PCR: "Bush y su grupo no son republicanos comunes y corrientes ni cristianos comunes y corrientes tampoco". Siguen la Biblia al pie de la letra y, para ellos, cada palabra es verdad divina y es la máxima autoridad, por encima del derecho, los tratados, la lógica y la historia.
¿Qué "normas bíblicas" predican? Por años, Bob Avakian viene advirtiendo de los peligros de la ideología y el proyecto de la derecha cristiana (en obras como "Liberación sin dioses" y Predicando desde un púlpito de huesos ). En la nueva charla "Cristianismo y sociedad: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, resistencia y revolución" señala que la Biblia la escribieron seres humanos (no un dios imaginario) hace miles de años, mucho antes del surgimiento de la ciencia y la tecnología moderna. En esos tiempos, explica, las ciudades y la agricultura apenas nacían y la mayoría de la gente vivía en tribus y clanes que se pasaban peleando entre sí; sufría los horrores de guerra, hambre, hambruna y enfermedades; tenía una vida cruel y corta, y vivía sumida en la ignorancia.
La Biblia retrata —y respalda— esas relaciones sociales y de clase, con sus guerras de conquista y saqueo: relaciones tradicionales de patriarcado y supremacía masculina; la división de la sociedad en ricos y pobres, explotadores y explotados; y el poder absoluto de los gobernantes. Como ejemplo, Avakian destaca que según la Biblia se debe castigar con la pena de muerte muchas cosas que ni siquiera se consideran delitos hoy, ni mucho menos delitos que merecen la pena de muerte, por ejemplo, la adoración de dioses "paganos", la homosexualidad, rebelarse contra los padres y trabajar los sábados.
Los fascistas cristianos no están a favor de que cada individuo decida en materia de religión. Opinan que la ley bíblica debe regir la sociedad y el mundo entero. En pocas palabras, proponen una teocracia sin separación de poderes entre la iglesia y el estado.
Gente de mucho peso de la clase dominante defiende ese programa. El magistrado de la Suprema Corte Antonin Scalia, el favorito de Bush, ha escrito que "la autoridad moral del gobierno proviene de dios. Es el ‘ministro de dios’ con poderes de ‘venganza’ y de ‘hacer sentir su furia’, incluso con la espada". Scalia ha atacado la separación de poderes de la iglesia y el estado.
En un discurso en la universidad fundamentalista cristiana Bob Jones, el secretario de Justicia, John Ashcroft, afirmó: "Única entre las naciones, América reconoce que la fuente de nuestro carácter es divina y eterna, no cívica o temporal... no tenemos otro rey que Jesucristo". Dijo que la separación de poderes entre la iglesia y el estado es "un muro de opresión religiosa".
Un líder del movimiento fascista cristiano escribe: "Los cristianos tenemos la obligación, el mandato, la comisión, el deber sagrado, de rescatar la tierra para Jesucristo, tener dominio de las estructuras civiles así como de todo aspecto de la vida y la devoción... Jesucristo nos ha encomendado la conquista mundial". ( The Changing of the Guard, Biblical Principles for Political Action de George Grant, pp. 50-51, citado en theocracywatch.org)
La derecha cristiana viene cobrando fuerza desde hace años, pero muchos no se dan cuenta de su fuerza, el respaldo que tienen de importantes sectores de la estructura de poder imperialista ni hasta qué grado han marginado a sus adversarios. Se han afianzado en todo nivel del gobierno: las juntas escolares, las legislaturas estatales, los tribunales, las fuerzas armadas y el Congreso.
Bush ha nombrado a una serie de "distinguidos" oscurantistas religiosos a puestos del gobierno. Nombró al Consejo Federal sobre Medicinas Reproductivas a David Hager, médico que no receta anticonceptivos a mujeres solteras y afirma que la oración es buen tratamiento para el síndrome premenstrual, el dolor de cabeza y el cáncer. Nombró a una corte federal de Arkansas a James Leon Holmes, quien dijo: "El cristianismo trasciende el orden político y no puede subordinarse a él". Nombró al tribunal de apelaciones del distrito 11 a William Pryor, quien afirma: "Dios ha elegido, a través de su hijo, Jesucristo, esta hora y lugar, y ha encomendado a los cristianos salvar nuestro país y nuestros tribunales".
Como esos nombramientos, no cabe duda de que habrá muchísimos más en los próximos meses.
La derecha cristiana domina el Partido Republicano, que ha atacado salvajemente y "castrado" a los demócratas con escándalos y manipulaciones de los distritos electorales, etc., y ahora busca institucionalizar su predominio.
El libro With God on Their Side (Con dios de su lado) de Esther Kaplan describe cómo ha usado Bush el aparato estatal para organizar y fortalecer al movimiento fascista cristiano. "La iniciativa de fe" de Bush subsidia a grupos religiosos de derecha y ha colocado a fundamentalistas religiosos en puestos clave. Kaplan señala que Bush ha sacado a sus adversarios de organizaciones científicas y profesionales establecidas y de juntas de asesoría que influyen mucho en la vida política, y los ha reemplazado con ideólogos de la derecha (p. 64). La Asociación Americana de Médicos ya no asesora a las delegaciones estadounidenses a las cumbres de la ONU sobre asuntos de niños; lo hace un grupo derechista de valores familiares. Asimismo, la Asociación Americana de Abogados ya no investiga a los candidatos a magistrado; lo hace la Sociedad Federalista, otro grupo derechista.
La influencia de la derecha religiosa trasciende el gobierno. El New York Times informa que en la última década las editoriales cristianas "estrecharon lazos con megatiendas como Wal-Mart y Costco: Wal-Mart surte 1,200 ‘títulos inspiradores’ (libros religiosos)".
Los fascistas cristianos han infiltrado las fuerzas armadas y actualmente gozan de enorme influencia. En su artículo de 1998 sobre la destitución de Clinton, "La verdad sobre la conspiración derechista... y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta", Bob Avakian cita el libro Making the Corps de Thomas Ricks. Ricks comenta que "las fuerzas armadas están optando por un conservadurismo partidista" y habla de oficiales de alto rango que condenan a los "radicales culturales" e "individuos que odian nuestra cultura judeocristiana" y opinan que "es probable que la próxima guerra que combatamos sea aquí mismo en Estados Unidos".
Desde entonces, las cosas han ido mucho más lejos. El general del ejército William Boykin, públicamente y vestido de uniforme, dice que el pueblo iraquí es "la cara de Satanás", que el dios del cristianismo es el único verdadero y que "dios mismo" instaló a Bush en la Casa Blanca.
Los que dudan que los fascistas cristianos puedan lograr sus metas (dado que la mayoría no apoya este proyecto extremista) deben reflexionar muy en serio sobre su influencia en las fuerzas armadas (y el movimiento de milicias derechistas) y captar que se están preparando para imponer su voluntad a punta de fusil, si es necesario.
La reelección de Bush marca un aumento del poder de los fascistas cristianos en el gobierno y la sociedad. Están envalentonados y están en marcha, y sienten que, con su hombre en la Casa Blanca, tienen una oportunidad de hacer grandes avances y consolidar su control del poder y de la sociedad. Al ver los resultados de las elecciones por televisión, el ideólogo de la derecha cristiana Richard Viguerie afirmó: "Ahora viene la revolución. Si no se implanta el proyecto conservador ahora, ¿entonces, cuándo?".
Su arrogancia viene acompañada de preocupación y urgencia; sienten la necesidad de avanzar rápida y decisivamente, a golpes y cachiporrazos, incluso sobre otros sectores de la burguesía. Saben muy bien que el odio a Bush y al proyecto de la derecha religiosa es grande y profundo. Estados Unidos se encuentra en medio de una guerra imperial sin límites para dominar el mundo, e Irak, aunque no haya sido todavía un desastre total, es muy posible que lo sea.
Los partidarios de Bush, que jamás han tenido la deferencia de ceder ante las victorias electorales de la oposición, ahora le dicen a cualquiera que cuestione las medidas de Bush: "Cállese. Triunfamos en las urnas y podemos hacer lo que nos dé la regalada gana". La columnista del New York Times Maureen Dowd dijo que el clima político es de "una turba vengativa, atizada por la rectitud, que con antorchas y hachuelas persigue a paganos e infieles".
A continuación, unos ejemplos de lo que ha sucedido después de las elecciones:
* Sin audiencias ni debate, los republicanos agregaron a un proyecto de ley presupuestal una disposición "Contra la Discriminación en el Aborto" que, según el Los Angeles Times (28 de noviembre de 2004), "legaliza la discriminación y otorga a médicos, hospitales o compañías de seguros [o patrones] el derecho de negarle el aborto a una paciente o de no pagar el costo e incluso de no informarle que tiene esa opción".
* A principios de diciembre, la administración de Bush interpuso un recurso ante la Suprema Corte para que se coloquen los Diez Mandamientos en los tribunales de dos condados de Kentucky, dado que la religión "ha tenido un papel determinante" en la historia del país.
* El New York Times (13 de diciembre de 2004) informa: "Conservadores cristianos de todo el país impulsan con energía iniciativas relacionadas con asuntos polémicos tales como el matrimonio gay, la educación pública y el aborto".
* Un derechista de Ohio se propone "crear un ejército" de cuadros cristianos que en unos años dirija juntas escolares, consejos municipales y la fiscalía de los condados. ( New York Times , 26 de noviembre de 2004)
* En su columna del New York Times del 12 de diciembre, Frank Rich menciona varias ocasiones en que la derecha cristiana ha intimidado a la prensa para que callara oposición y críticas: una estación de televisión "independiente" retiró anuncios de la película Kinsey ; una emisora "independiente" le dijo a una organización internacional de derechos de la mujer que no podía usar la frase "derechos reproductivos" en una transmisión; y las grandes cadenas de televisión rechazaron un anuncio pagado "en que la United Church of Christ (Iglesia Unida de Cristo) aplaudió el hecho de que los feligreses de sus 6,000 iglesias aceptan de brazos abiertos a las parejas gay".
A algunos simplemente no les cabe en la cabeza que la estructura de poder de un país capitalista avanzado del siglo 21 imponga una teocracia fascista cristiana que se base en la interpretación textual de la Biblia. Parece demencia y no política. Sí, es demencia, pero demencia guiada por lógica imperialista.
Al proyecto fascista cristiano lo impulsan fuerzas muy pujantes que se desprenden de la dinámica y necesidades del imperio y del capitalismo global, especialmente de los profundos cambios que se han operado en la sociedad estadounidense y el mundo tras el derrumbe de la Unión Soviética.
Bob Avakian lo analiza a fondo en "La verdad sobre la conspiración derechista... y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta". Explica que la lógica de la hegemonía y el capitalismo global dicta que se libren guerras en otros países y se impongan cambios desgarradores en esta sociedad. En estas circunstancias, importantes fuerzas de la clase dominante opinan que solo una versión extrema del cristianismo puede ofrecer cohesión ideológica y política a las diversas corrientes de la sociedad en tiempos de peligro para el pueblo y el sistema. Como señala Avakian:
"En la situación y el ‘ambiente global’ actuales, los requisitos económicos y sociales del sistema capitalista dictan que los señores del capital sean libres de cumplir su primer mandamiento, ‘adorarás al dios ganancia sobre todas las cosas’, es decir, dominar y explotar, de una manera más desenfrenada y más ‘móvil’ por todo el planeta. También dictan que, en la sociedad estadounidense, se recorten los principales programas sociales, se fortalezca el aparato estatal represivo y se cree una atmósfera social opresiva. Dictan lo que el grupo ¡Rehusar & Resistir! llama la política de la crueldad, o sea, una política de pobreza, castigo y patriarcado".
Afirma que esos cambios y los grandes cambios sociales, culturales y demográficos que se han operado en las últimas décadas han causado grandes trastornos y agitación social y económica, y han erosionado la base de la familia patriarcal tradicional y los "valores tradicionales de la familia".
La estructura de poder imperialista ha debatido mucho cómo responder a esas transformaciones y contradicciones (y lo sigue haciendo). Con el tiempo ha surgido una fuerza que sostiene que la vieja cohesión ideológica y las normas que han dado legitimidad al sistema —por ejemplo, varios tipos de pluralismo (como "multiculturalismo")— son muy flojas, permiten demasiada diversidad y siembran muchas ilusiones. Como explica Avakian, los que han prevalecido en la clase dominante son "políticos que declaran que la ‘moral tradicional’ del patriarcado y el patriotismo ciego —encarnada en el cristianismo fundamentalista— es la piedra angular que mantendrá la estabilidad y cohesión de la sociedad capitalista y la dominación del imperio yanqui. Para ellos, América hoy —no solo el gobierno sino la sociedad en general— está en declive cultural y moral. Es más, corre el peligro de desintegración y destrucción".
¿Qué mejor ideología que el fundamentalismo cristiano para estos tiempos de guerra sin límites, que requieren una enorme mortandad, grandes sacrificios y matar a sangre fría sin jamás preguntar "por qué"? El fundamentalismo cristiano celebra la venganza, la crueldad, el castigo, la matanza y la obediencia ciega. Por ejemplo, como el columnista del New York Times Nicholas Kristof ha señalado (24 de noviembre de 2004), los libros "Left Behind" del fundamentalismo cristiano "relatan con entusiasmo que Jesús regresará para matar a los que no son cristianos renacidos". En estos tiempos de "eficiente" y despiadado capitalismo global y trastornos financieros en que es necesario recortar salarios, prestaciones, servicios sociales y acabar la estabilidad laboral, ¿qué mejor justificación que el fundamentalismo cristiano, que dice que la causa del sufrimiento es el pecado y el abandono de los valores tradicionales, y no la explotación y opresión capitalista?
No basta condenar a los fascistas teócratas ni basta protestar; no podemos permitir que "incendien el Reichstag" ni que consoliden su poder e implanten su proyecto de forma cabal. No es ninguna exageración decir que las consecuencias de no pararlos son indecibles y que, si no lo logramos, podría tomar generaciones hacerlos retroceder y cambiar de rumbo.
Sin embargo, el hecho de que buscan implantar cambios tan extremos y romper con las normas que dan legitimidad a la sociedad acentúa el potencial de que estalle una gran crisis, y una repentina intensificación de contienda y conflicto en la clase dominante. Eso podría crear la posibilidad de grandes levantamientos populares e incluso una revolución. Una crisis repentina podría prender una oposición masiva sin precedentes en este país.
Pero la revolución no se dará espontáneamente. Primero, toca evaluar seriamente la situación en que nos encontramos, especialmente el hecho de que ya es muy tarde y también lo difícil que es "zafarse" del fascismo una vez que se haya afianzado en el poder. En una palabra, ¡el tiempo apremia! Como dijo un editorial de la revista Nation sobre el rumbo en que Bush ha embarcado: "Tarde o temprano se llega al momento en que no hay marcha atrás".
Francamente, Bush y los fascistas cristianos han cobrado mucha fuerza y tienen el respaldo del estado; lamentablemente, nos falta mucho para poder parar esta pesadilla que empeora cada día que pasa. No podemos parar al bushismo sin la lucha más enérgica, decidida y organizada, la cual requerirá muchos sacrificios. Tampoco podemos pararlo sin ir muchísimo más allá de la oposición y protesta (por importante que haya sido) que se ha dado hasta la fecha. Necesitamos elevar la resistencia a otro nivel.
Como dice la declaración del PCR, se necesita "resistencia, en las palabras de Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, ‘que no se deje limitar por la política tradicional ni la noción de que representa "la última palabra" o "la voluntad del pueblo". Necesitamos una resistencia que no busque apenas oponerse al monstruo de guerra y fascismo, sino PARARLO. Una resistencia que se gane a gente que tiene el coco lavado por esta demencia, pero cuyos intereses fundamentales se oponen a ella. Necesitamos una resistencia unida, pero que tenga espacio para sueños y debate’".
Urge que muchas personas de diversos puntos de vista nos unamos ahora mismo y tracemos estrategias, transformemos la situación actual y forjemos tal resistencia y, entre otras cosas, hagamos una protesta masiva por toda la sociedad el 20 de enero contra la toma de posesión/coronación de Bush.
Esta coyuntura de la historia humana clama una visión totalmente distinta de cómo organizar la sociedad y el mundo, un concepto totalmente distinto de la vida y una moral y valores que correspondan a él, una visión totalmente distinta de cómo debe desenvolverse el futuro.
Bob Avakian ha elaborado un análisis profundo del orden actual, y de esta coyuntura, así como una visión profunda y de amplia perspectiva de un futuro radicalmente distinto y verdaderamente liberador. Eso también es algo que muchas, muchas personas de distintos puntos de vista deben discutir ahora mismo ; debemos trazar estrategias y entrarle con osadía.
Nuestro futuro, el futuro de la humanidad, depende de parar a Bush y los fascistas cristianos y no dejar que definan el futuro.