Revolución #209, 7 de agosto de 2010
Una contradicción histórica: Cambiando el mundo en lo fundamental sin "apagar las luces"
Nueve
CUANDO LAS LUCES SE APAGARON… REALMENTE SE APAGARON
MÁS HALLAZGOS Y REFLEXIONES SOBRE LOS AÑOS 30
Querido amigo:
Recientemente emprendí una mayor investigación de los años 30 en la Unión Soviética. Una parte estaba relacionada con lo acusación de que "Stalin era lo mismo que Hitler" — en particular, poder hablar sobre la verdadera magnitud de la represión (purgas, arrestos y ejecuciones) y en el contexto más amplio político-internacional. Existía una necesidad de deslindar los hallazgos históricos y análisis basados en los hechos de la distorsión histórica al estilo del Libro Negro [El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión, 1997].
Alguna información concerniente al número de ejecuciones y el cronograma en que se dio la represión formaron parte de la respuesta al ataque a la gira en el periódico de Hyde Park [sur de Chicago] — junto con la popularización de la manera en que Mao y Avakian han analizado los errores de Stalin y los problemas metodológicos, la Revolución Cultural y lo que la nueva síntesis, retomando pero yendo más allá de la Gran Revolución Cultural Proletaria, nos dice acerca del tipo de sociedad que el socialismo debe ser.
Su invitación suscitó más investigación e ideas acerca de la situación en los años 30 en la Unión Soviética: la amplitud de la represión y la calcificación en la sociedad. La ola de arrestos y ejecuciones de 1936-38 no fue la culminación de un arco ascendente de represión — a nivel superficial, los tres años anteriores fueron unos de "aflojar las riendas" incluyendo la promulgación de la constitución que amplió los derechos. Además, la represión no fue la suma total ni siquiera la esencia de las luces apagadas, aunque eso representó un terrible salto que cobró un enorme costo ideológico a largo plazo.
Claramente, como hemos enfatizado, los factores históricamente relacionados —la escalada de la tensión internacional y las amenazas internas— estaban presentando nuevas necesidades. Pero, como también hemos enfatizado, la manera en que eso se entendió y sobre la cual se actuó la influenciaron el movimiento y el desarrollo de la transformación revolucionaria y el punto de vista del liderato.
El análisis que Bob Avakian ha estado desarrollando sobre las contradicciones y lo disparejo en la sociedad socialista como un motor de desarrollo, la necesidad de generar emancipadores de la humanidad desde todos los ámbitos de la sociedad y la manera en que eso se relaciona con el núcleo sólido con mucha elasticidad abren nuevos senderos para forcejear con la manera en que las luces podrían apagarse y sí se apagaron de mediados a finales de los años 30 y la manera en que eso se conectó con las condiciones anteriores y una mezcla de factores.
Lo que sigue son algunos hallazgos y reflexiones.
El nuevo poder estatal soviético estaba interactuando con una vasta y multifacética sociedad. Este poder estaba desencadenando y liderando el cambio y respondiendo al cambio. Había enormes tensiones en la sociedad. Solo para mencionar algunas cuantas de ellas:
* Las capas de diferentes clases se disolvían y se formaban unas nuevas, un fenómeno de la Guerra Civil y la Nueva Política Económica (NEP) que tomó nuevas formas con la vertiginosa industrialización/colectivización, etc.;
* Los movimientos poblacionales sin precedentes, algunos planeados y alentados y algunos fuera de control, pero en ambos casos presentaban al liderazgo fenómenos imprevistos y desestabilizadores;
* Una sociedad y una economía de escasez persistente (debido a las necesidades concretas de acumulación, las tasas excesivamente altas de formación de capital y la transferencia de excedentes desde el campo y los reclamos militares sobre los gastos sociales);
* Las dificultades recurrentes del centro en la aplicación y la "ejecución" de las normas, y en el monitoreo y la evaluación de los efectos de las normas —cuanto más, más lejos de las ciudades— y un modus operandi de recurrir a medidas improvisadas y de emergencia para lidiar con la manera en que esta situación parecía estar presentándose;
* Las nuevas contradicciones que surgían de las transformaciones sociales y los cambios culturales — en que algunas fuerzas buscaban soluciones más radicales y experimentación más radical y otras buscaban "acomodarse y establecerse".
Esos fenómenos estaban compenetrándose con las amenazas concretas de seguridad para el nuevo poder estatal y el surgimiento en el partido y en la sociedad de fuerzas de oposición y nuevas fuerzas capitalistas. Y al mismo tiempo, el liderazgo estaba confrontando un complejo escenario internacional repleto de grandes peligros y amenazas para el nuevo estado socialista pero también lleno de un potencial para el avance revolucionario mundial.
Todo esto planteó enormes desafíos al liderazgo: la necesidad de prepararse para la guerra; para librar la lucha de clases; para revolucionar el nuevo estado para que este fuera de hecho un tipo radicalmente diferente de poder estatal; y para transformar las relaciones entre el liderazgo y los dirigidos.
La cuestión de lo disparejo dominaba en los esfuerzos de analizar la manera en que la misma realidad social se le estaba presentándose al liderazgo. En algunos aspectos, se intensificaba lo disparejo de la sociedad soviética en relación a la Rusia anterior a 1917: por los efectos combinados de las transformaciones revolucionarias que tuvieron lugar y el surgimiento de nuevas contradicciones ligadas a la transformación incompleta. Además, concibieron y llevaron a cabo la consolidación en frente de la dificultad y la nueva necesidad en formas que tendían a congelar y agravar las diferencias, como aquellas entre el campo y la ciudad, más que sentar las bases para mayores avances.
El liderazgo tendía a ver las contradicciones sociales que surgían de lo disparejo, por ejemplo, el descontento en diferentes sectores del campesinado, a través de la óptica del potencial para mayor descontento y la contrarrevolución. No sé exactamente cómo evaluar esto, pero varios estudios que he examinado, como también algunos archivos ahora disponibles en traducción, muestran a un liderazgo que a veces parecía abrumado por lo "no anticipado". Como la situación internacional se empeoraba, el liderazgo desplegó grilletes ideológicos, como el patriarcado y el nacionalismo como mecanismos para la estabilización y la movilización.
Existe un hecho importante. Algunas de las más interesantes investigaciones históricas hechas por eruditos que trabajaban con documentos nuevos revelan que había más apoyo popular del que había sido previamente entendido en el caso de la consolidación conservadora a partir de 1934 y de la represión de 1936-38.
Por un lado, había un deseo genuino de defender la nueva sociedad y había una receptividad hacia eso de aplastar a aquellos segmentos de la sociedad identificados públicamente como fuentes de la contrarrevolución. Por otro lado, entre amplios sectores de la sociedad también parecía haberse una amplia inquietud acerca de la inestabilidad política, el peligro de una renovada desintegración interna y un cierto deseo de cohesión. Esto parecía haber sido especialmente pronunciado entre sectores de la clase trabajadora urbana y la nueva capa de profesionales y técnicos que se estaban convirtiendo en un tipo de "ciudadanía socialista" (mis palabras) estable que disfrutaba de derechos y protecciones sociales.
1) Temor de perder el control o estar dispuesto a ir al borde…
La ofensiva socialista de 1929-32 produjo cambios sísmicos económicos y sociales — en términos de la socialización de la industria y la colectivización de la agricultura. Stalin y el liderazgo estaban respondiendo y actuando para superar las limitaciones objetivas y obstáculos surgidos de la Nueva Política Económica (NEP) a fin de continuar las transformaciones socialistas, resolver el problema alimenticio y contrarrestar la renovada polarización de clases. También estaban respondiendo al sentir de las masas (especialmente de los jóvenes y los más oprimidos) por un cambio social más radical, por contrarrestar los pasos hacia atrás y por hacer cumplir la promesa no cumplida de la revolución.
Por otro lado, como sabemos, esta ofensiva tuvo un fuerte carácter de toma las decisiones en la cúpula, desde arriba: las campañas "al estilo militar", especialmente en el campo, donde las granjas colectivas las organizaban principalmente a nivel de las aldeas las fuerzas enviadas desde las ciudades. Pero eso era un cambio verdaderamente radical. Existe una abrumadora e inspiradora evidencia de la iniciativa y participación concreta de las masas incluyendo a las mujeres en el campo.
Existió una revolución social real: la lucha contra el velo y la ley sharia, y un proyecto sin precedentes históricos para superar las desigualdades entre las nacionalidades (todo eso se discutió en el material que escribí en el verano del 2008). La dictadura del proletariado tuvo significado, representó algo liberador.
Para 1932-33, se había forjado un nuevo orden social basado en los saltos en la propiedad social, una producción social muy expandida y la extensión de los beneficios a los crecientes sectores de la población urbana y lo que el liderazgo estaba llamando una revolución cultural (concebida en parte como un asalto modernizador contra el atraso cultural y en parte como el desarrollo de una nueva cultura, valores y discurso proletario-socialista).
No es de sorprenderse que el remolino de cambio también llevara a considerable desorden, oposición y confusión. En 1932-33, también hubo hambruna; creciente oposición campesina a las políticas estatales de adquisición; actos de sabotaje en las ciudades, el desplazamiento de poblaciones a través del país en formas incomprensibles (los hombres jóvenes del campo buscaban el empleo y eran atraídos a empleos en las ciudades, la expulsión de los kulaks y capas medias de dudosa índole de las aldeas y su reestablecimiento en otras, etc.); el resurgimiento de las creencias religiosas (incluso milenarias).
En el frente político, los grupos estudiantiles estaban publicando folletos incendiarios contra el gobierno, las cartas enviadas al centro se quejaban del maltrato a manos de funcionarios locales del partido; las dirigencias regionales del partido, como en Ucrania, estaban jalando en direcciones diferentes (y algunas, de nuevo en Ucrania, buscaban separarse). Al centro del partido, Arno Mayer da a entender que, "juzgando por la protesta de Mihail Ritutin [contra el ritmo y el rumbo de la industrialización y la colectivización] y el asesinato de Sergei Kirov, la disensión y la oposición política cobraban mucha fuerza durante la primera mitad de los años 30". Los miembros del partido estaban escribiendo plataformas de oposición. Había terroristas kulaks y asesinatos de organizadores de la colectivización.
La situación en Unión Soviética durante la ofensiva socialista a finales de años 20 y los 30 no era monolítica. Un erudito ruso contemporáneo anota: "Literalmente en cada esfera de la vida social y la economía (de una u otra medida) habían fuerzas que contradecían los objetivos del régimen y desafiaban la dirección de la política".
Lewis Siegelbaum ofrece este mandamiento metodológico: "Los historiadores que estudian esos años han llegado a ver una buena parte de la obstinación y el desorden como evidencia de resistencia [y]… sobre la base de recientes investigaciones basadas en los archivos ha quedado más claro que casi cada iniciativa importante del estado en los años 30 estaba acompañada de alguna forma de resistencia popular". Pero, agrega, la resistencia no es una categoría evidente: "¿Qué o contra quién creían los campesinos que se estaban resistiendo? ¿Principalmente las autoridades individuales, sus abusos de poder, el proyecto general de colectivización, el gobierno soviético o el anticristo apocalíptico?"
Esas cosas de hecho se tenían que analizar y aclarar. En el campo las cosas estaban cambiando de maneras que rompían con las viejas divisiones y creaban unas nuevas: las divisiones entre los agricultores de las granjas colectivas y los agricultores independientes y entre los campesinos que se habían unido a las granjas colectivas durante la primera ola de colectivización y aquellos que entraron tarde; las nuevas divisiones ocupacionales, incluyendo el desarrollo de nuevas profesiones de cuello blanco, como los agrónomos.
Las mujeres hicieron avances extraordinarios a través de la colectivización (la mitad de los maestros rurales eran mujeres) y las mujeres campesinas pobres estaban en la base social para la colectivización. Pero persistían diferencias basadas en el género en las granjas colectivas, incluso en torno a las responsabilidades del trabajo y la familia. Esto realmente alimentó las tendencias y movimientos reaccionarios que buscaban sacar provecho, desde el punto de vista reaccionario, de la naturaleza incompleta de las transformaciones y las nuevas tensiones que todo eso ejercía sobre ciertos segmentos del campesinado.
Un número de estudios elaborados a base de documentos y correspondencia al interior del partido han descrito una situación en la que el liderazgo central se regía por el desiderátum de obtener (o recuperar) el control sobre lo que este percibía como una situación caótica que conllevaba el peligro de la contrarrevolución.
Claramente, había una necesidad para que el centro tomara control de la situación. Pero parecen haber existido fuertes tendencias a que la inmediatez de los problemas abrumara al liderazgo y a que se lidiara con esos problemas de maneras improvisadas y espontáneas — de nuevo desde el punto de vista de afirmar el control sobre el desorden y la amenaza. Esto no era ciegamente reactivo — por ejemplo, cuando el centro se enteró de la producción de cereales menor de lo anticipado y una creciente crisis alimentaria a finales de 1932 y comienzos de 1933, hizo ajustes en las cuotas de adquisiciones y dio ayuda. Pero esta era una complejidad altamente reactiva-autoritaria, aplanadora.
Metodológicamente, la manera que el Presidente ha hablado sobre el mapa de múltiples niveles, múltiples colores y múltiples texturas por lo que se refiere a las cosas con que el liderazgo está interactuando, está buscando movilizar y realinear, de las que busca aprender, etc. parece ser muy pertinente en la evaluación de mucho de esto.
La principal forma de respuesta del liderazgo era reafirmar y fortalecer la centralización, para buscar apretar las riendas a las fuerzas centrifugas, para imponer disciplina y castigo y para amordazar el disentimiento, a fin de poder sobrellevar los problemas que podrían poner en peligro la supervivencia del nuevo estado. Parece que el liderazgo tendía a ver las tensiones y erupciones como señales de "obstinación" y "desorden".
Todo eso no era un núcleo sólido con mucha elasticidad: de un liderazgo guiado por una orientación general y a largo plazo de a donde la sociedad necesita estar yendo, que esto se caracterizará por lo nuevo y lo inesperado y que el liderazgo necesita desencadenar la elasticidad, dirigir y aprender y combinar la centralización y la descentralización y generar emancipadores de la humanidad.
Tendían a tratar los asuntos de la cultura y la ideología de manera reduccionista, en relación a la inmediatez de la política y las exigencias políticas. Una manifestación de cómo esto estaba manifestándose agudamente en la esfera ideológica trata la religión. De un artículo del historiador J. Arch Getty del 2002:
"El temor que tenían los bolcheviques a la religión era real. Los años 30 fueron tiempos de privación y severa tensión social y en esos tiempos la gente a menudo gravitaba a movimientos o ideas que suponen salvación, mejoría, alivio y oposición al status quo. Los movimientos religiosos rusos, tanto los ortodoxos como los sectarios, prometían todo esto. Después de todo, la religión era otra idea milenaria en competencia con el comunismo por los corazones y mentes de la población. Como el comunismo, esta era otro conjunto englobante de creencias que buscaba explicar el mundo y que prometía la salvación a largo plazo. A pesar de la implacable persecución por los bolcheviques que incluyó el cierre de iglesias y arrestos en masa de curas, la religión era aún una fuerza potente en la sociedad soviética en los años 30… En algunos lugares los cantores ortodoxos eran elegidos para la dirección de las granjas colectivas en vez de los comunistas… y a los bolcheviques [locales] les preocupaba que la nueva libertad religiosa prometida en la constitución sirviera de fachada para la organización y propaganda política en contra del régimen".
A finales de los años 20 y a principios de los 30 la revolución lanzó campañas contra la religión — y la juventud estaba muy en la vanguardia de esto. Existía la propagación masiva del ateísmo. En el campo fueron lanzadas campañas de alfabetización y se promovió una nueva cultura "proletaria" y "científica". La autoridad local reaccionaria de la iglesia fue confrontada — pero generalmente esto se enfocaba en la iglesia como un obstáculo político-institucional a la colectivización, incluida su riqueza acumulada.
Había un tipo de ataque político y despojo contra la iglesia, con la confiscación de propiedades eclesiásticas como parte de la colectivización. Algo de esto fue muy publicitado para desbaratar a la autoridad de la iglesia. Esto estaba vinculado con la movilización de masas, especialmente la gente joven. Pero parecía que no se abordó profundamente a la religión precisamente como un "universalismo" contendiente — en los frentes ideológico y existencial respecto a asuntos de la moral, el significado y el propósito, etc.
Pero la dimensión política estaba interpenetrando con "lo espiritual": la religión y los movimientos religiosos eran vehículos y recipientes de la reacción y la contrarrevolución. En 1937, había un resurgimiento de la oposición religiosa y los kulaks — un nexo entre ellos. Se ha planteado que Stalin percibió la oposición en el campo como la semilla de la oposición en tiempos de guerra. Existía un gran reto para aclarar todo esto.
En la represión de 1937-38, las autoridades del partido regionales y locales golpearon duro, muy duro, a las fuerzas religiosas, a través de olas de arrestos y ejecuciones como parte de las "campañas de masas" en contra de la contrarrevolución.
Pero aquí está el problema: el ataque sobre el oscurantismo religioso era realmente parte de un asalto social más amplio contra las corrientes y fuerzas, incluyendo en las profesiones y las artes, que distaban de ser oscurantistas pero que daban rienda suelta a la heterodoxia y el disentimiento y se consideraba que éstas alentaban el "desorden": un terreno favorable para la contrarrevolución.
Y sabemos que no mucho tiempo después y en nombre de forjar una unidad más elevada, surgió la fea conciliación con la ortodoxia rusa en los años anteriores y durante la Segunda Guerra Mundial.
Algunas cosas que sobresalieron de esta coyuntura en la Unión Soviética:
* Entre más estudio esto, pensando en el mapa de múltiples niveles y el enfoque hacia la realidad social, más parece que el centro no tuvo una idea clara del sentir de los diferentes sectores de las masas, ni una capacidad matizada para distinguir los asuntos mayores de los menores, qué era subversión y qué no, etc.
Tanto desconfiaban del "desorden" como había problemas con realmente "conocer la situación". El sistema de informes no estaba generando el tipo de entendimiento de la situación que realmente era requerido. Muchos de los informes pecaban del problema de la verdad política y de las rivalidades, lo que reflejaba las verdaderas divisiones, diferencias y la lucha de clases a diferentes niveles de la sociedad. Los archivos también indican que a menudo obtuvieron y analizaron el "conocimiento" de las contradicciones y del movimiento de la sociedad, del apoyo y el descontento popular, por medio del tamiz de la inteligencia y la seguridad.
Existía también para las masas un "problema de información". La información disponible para las masas sobre lo que estaba pasando en la sociedad era limitada. Había, obviamente, dificultades objetivas: el tamaño y complejidad de la nueva sociedad, medios de comunicación limitados y problemas de los niveles de educación de las masas. Pero también había una tendencia de parte del liderazgo a restringir la diseminación de la información. La prensa soviética fue muy informativa y viva en los años 20, pero eso dejó de ser cierto. Esto reforzó el rol del rumor y la noticia de boca en boca en la sociedad (por ejemplo, la gente del campo traía información a las ciudades).
Pero hay una cuestión mucho más grande. ¿Qué, a todos los niveles, se está tratando de descubrir acerca de la sociedad? ¿Qué tiene eso que ver con la comprensión de la profundidad de la transformación, el surgimiento de nuevas contradicciones, nuevas fuerzas emergentes que propulsan el cambio, qué obstruye el camino del cambio incluyendo un entendimiento rezagado de parte del liderazgo? ¿Cómo están contribuyendo la experiencia social y las observaciones, descubrimientos, desacuerdos y, sí, la oposición de diversas capas sociales, a una nueva comprensión y nuevos senderos de transformación? Y ¿qué pasa cuando está truncada la vida intelectual… de hecho, qué pasó por lo que se refiere a la atmósfera en la sociedad?
NOTA: Una de las críticas al "avant garde" en este período (vinculada a la crítica del formalismo) era que éste no representaba o se interesaba en representar la realidad social tal como ésta era, a saber, la inmediatez de la construcción socialista. Esto es lo que significaba reflejar fielmente la realidad. Pero la necesidad de que el arte explorara y, como dice Ardea Skybreak, "sesgara" y presentara de otra manera la realidad —y lo que eso dice acerca de los diferentes niveles de la realidad y cómo la realidad podría ser diferente— también se le veía con sospecha. No era simplemente que esos artistas eran objeto de supresión, con los efectos que esto causaba sobre la creación artística y sobre la atmósfera más amplia, sino que se desperdiciaban cosas nuevas.
* Eran limitadas las formas en que las masas podrían expresarse. Éstas podrían hablar sobre las condiciones, contradicciones y problemas locales; se denunciaba a los administradores y líderes de las granjas colectivas por negligencia y corrupción. De hecho, a menudo el centro recibía montones de cartas sobre lo que pasaba y los malos manejos a los niveles locales. Muchas de ésas las escribieron las personas que acababan de aprender a leer y escribir, incluyendo de manera importante las mujeres del campo. Había una especie de crítica institucionalizada a los cuadros y a los administradores. Pero no había la misma tranquilidad cuando esto tratara y debatiera las grandes cuestiones de la política (y se auto-impuso una parte de esto, o sea, por temor de decir algo equivocado y de "fortalecer a los enemigos de clase").
* Parecía que con la promulgación de la nueva Constitución soviética en 1936, había por un período de tiempo una importante oportunidad, un discurso por el cual las personas podían expresarse y de hecho se expresaron sobre una más amplia gama de asuntos — y podían cuestionar las estructuras y el rol del estado y los nuevos procedimientos de gobierno que se estaban proponiendo incluyendo las elecciones entre candidatos contendientes (las cuales Stalin había estado pidiendo).
De parte de Stalin, parece haber existido tres factores motivadores: regularizar y normalizar el sistema de gobierno a través de la adopción de una constitución; usar la discusión de la Constitución como una forma de atraer a la gente a la vida política, incluso la crítica a los funcionarios locales, cuya confiabilidad era cada vez más un asunto de inquietud; y evaluar el estado de ánimo de la sociedad.
La discusión de las masas sobre la Constitución era genuina (no la farsa que en general describen los académicos tradicionales). No obstante, eso elude lo del contenido de la constitución y el contenido de la discusión. El discurso enfocado sobre los asuntos de derechos y beneficios, a quienes se les deberían extender (por ejemplo, los campesinos estaban exigiendo las protecciones sociales garantizadas a los trabajadores industriales). La cuestión de cómo el estado sirve a la revolucionarización general de la sociedad y del mundo hacia la abolición de las 4 todas, cómo el estado debe darle poder a las masas para que tomen responsabilidad por la dirección de la sociedad, incluyendo la revolucionarización de las estructuras del estado, y cómo el poder estatal debe servir para superar las divisiones de la sociedad en clases — esos asuntos no figuraron en este discurso.
Desde luego, todo eso no era la comprensión teórica del movimiento comunista internacional. Para colmo, la nueva constitución consagraba que ya no existían clases sociales antagónicas en la sociedad socialista soviética. Así que, cuando los nuevos fenómenos caóticos surgieron contra el telón de fondo del escalamiento de las tensiones internacionales, se dio la respuesta desesperada: hacia las febriles campañas de represión.
* La dirección central lanzó los importantes juicios políticos públicos y las purgas en masa. Esto creó el marco político y extra-legal para una represión rápida y generalizada y en sus tres años de furia, no hubo protecciones y derechos para los acusados.
Pero los funcionarios regionales y locales del partido no eran en ningún sentido un contrapeso a los excesos de esos años. Por un lado, ellos eran los blancos (Stalin estaba preocupado por su confiabilidad). Por otro lado, los funcionarios regionales y locales del partido eran figuras claves en el ejercicio de la represión. Nuevos estudios y evidencias muestran que muchos funcionarios regionales y locales en realidad ponían presión sobre el centro para apretar las clavijas de la represión. Estos estudios también indican que muchos oficiales semejantes sintieron que las discusiones de las masas y la implementación de la nueva constitución amenazaban con abrir espacios a la maniobras de la contrarrevolución.
Se emitían directivas centrales pero los funcionarios locales tenían el control de lo que se llamaban las "operaciones de masas" contra los kulaks, los elementos criminales, etc. Y esas campañas y ejecuciones se salieron de control e incluso se volvían en su contra (aunque se no puede descartar a priori el que los contrarrevolucionarios tampoco estuvieran intrigando o sembrando falsas evidencias). En general, entre 1936 y 1938, algunas 680.000 personas fueron ejecutadas. El total de estos tres años cuenta para un 87% de todas las ejecuciones realizadas entre 1930 y 1950.
Uno de los asuntos que requieren más atención es cómo se convirtió la Unión Soviética en una estructura de categorías y conducta atribuida. Elegían los blancos (para arrestar y ejecutar) sobre la base de las cantidades y las categorías sociales de las personas. A menudo, la biografía individual —lo que la gente realmente hizo y no hizo— pesaba menos que quiénes eran, respecto a categorías sociales rígidas. Las observaciones del Presidente acerca de las relaciones entre las clases y los individuos ameritan una mayor atención en este respecto.
El problema no era la excesiva centralización como tal, sino la línea, además de la atmósfera en la sociedad que se había alentado. Lisa y llanamente, se puede decir que el partido estaba a un pelo de no ser una vanguardia excelsa. Se había instrumentalizado cada vez más como una máquina de política, administración y ejercicio del orden.
Se necesitan núcleos sólidos, a todos los niveles de la sociedad, basados en una comprensión de a dónde la sociedad tiene que ir, hacia la realización de las 4 todas y en la máxima elasticidad que se requiere para llegar a dónde va y que se tiene que dirigir para llegar a dónde va — con todo alboroto, imprevistos y peligros que eso conlleva. Se tiene que combatir la contrarrevolución, pero ¿cómo y hacia qué fin?
2) La base social en este período: dos puntos de investigación
La discusión de Avakian en la charla "Cavilaciones y forcejeos" acerca de la base social para la revolución — antes y después de tomar el poder y lo que él describe como "los cambios en la composición social y de clase" ["Estrategia revolucionaria, forjando un pueblo revolucionario", Revolución #160, 29 de marzo de 2009] bajo el socialismo tiene mucho que ver con esta discusión. O sea: la base social para la revolución es un fenómeno dinámico y contradictorio; cambia en el período socialista en relación a lo disparejo de la transformación y el cambio; y si se reifica la base social, ésta puede convertirse en un obstáculo para la revolución.
A) "Las fuerzas de choque" de la transformación revolucionaria se convierten en una base social para la estabilización represiva
Lo que Avakian señala es una parte fundamental de explorar y comprender cómo era que "las luces se pudieran encender", con los esfuerzos heroicos de cierta base social que desafiaban la tradición — y cómo era que, al pasar la sociedad por cambios, posteriormente dicha fuerza pudiera convertirse en una base para "apagar las luces".
He aquí un pasaje insinuante, de nuevo de Siegelbaum, sobre la formación social soviética a finales de años 20 y 30:
Este apoyo [para el régimen] estaba ubicado en distintos grupos sociales, particularmente en una cohorte generacional para quien era atractiva la prodigiosa expansión del poder estatal bajo Stalin. Con la inspiración del excelso objetivo de marchar al ritmo del progreso o con el motivo egoísta de subirse rápidamente la escalera de la movilidad social, la juventud, principalmente los obreros semi-educados, constituyeron las tropas de choque "desde abajo" para la colectivización, la industrialización y la revolución cultural. El viraje hacia el conservadurismo social, evidente desde a mediados de 1930 en adelante, se pudo explicar de ese modo en el marco de la consolidación del poder de estos vydvizhentsy ("promotores").
Es unilateral atribuirle causalmente a esta capa el viraje al conservadurismo social arraigado en la tradición, porque eso le resta importancia al más amplio ambiente social e internacional. Pero existe una interacción dinámica entre la manera en que el liderazgo moviliza a una base y la manera en que esa base responde a la "agenda" y la influencia — y lo que se consideran los parámetros en los cuales se formulan y se aplican la agenda y la política.
La "cohorte" a la que Siegelbaum se refiere —los cuadros experimentados, los veteranos de la guerra civil, los trabajadores de choque, activistas de las fábricas, etc.— formó una parte muy importante de la transformación socialista de la industria. A tremendo sacrificio personal y encendidos por un sentido de gran urgencia y propósito, también se ofrecieron de voluntarios para ir al campo a fin de llevar a cabo la transformación radical de la vida agrícola y campesina de Rusia. El libro The Best Sons of the Fatherland de Lynn Viola narra vívidamente la mentalidad y el entusiasmo de esas "fuerzas de choque" en la lucha por la colectivización.
La colectivización estaba muy sesgada hacia la industria y las ciudades. La nueva economía planificada tenía como importante eje una particular relación de subordinación de la agricultura a la industria — lo que contribuyó a la expansión de esta base social. Además, sobre la base de la industrialización, más de medio millón de trabajadores comunistas cambiaron de un trabajo manual a ocupaciones profesionales solamente de 1930 a 1933; se convirtieron en ingenieros, administradores, gerentes, etc. — una parte de lo que Sheila Fitzpatrick denominó "la generación Brezhnev".
La posición material de esas capas sociales, en el contexto de una revolución que se definía mucho por la construcción económica socialista, trajo consigo ciertos intereses materiales y sensibilidades.
A mediados de los años 30, esta base estuvo dispuesta a escuchar los llamados a la disciplina y la regularización, a medida que se aseguraban la base material industrial-agrícola y las relaciones de propiedad de la sociedad socialista. Esta base encarnó una buena parte de las características distintivas del orden socialista tal como se estaba construyendo y legitimando y se benefició de ello. Esto manifestó intolerancia, sospechas y desconfianza hacia la vida intelectual tradicional así como la vida intelectual experimental-radical.
Había cierto proceso de "acomodarse y establecerse" que suponía cierta clase de nuevo interés "adquirido". Eso coincidió con lo que el liderazgo consideraba las exigencias de la regularización y la estabilización.
Existían unos factores materiales-ideológicos que hacían que esta base se alineara con cierto viraje conservador. Y en cierta medida esta base estaba impulsando este viraje, aunque la manera en que el liderazgo estaba interpretando y respondiendo a la situación no se deriva directamente de esta base. Pero ésta fue una base. Robert Thurston escribe en Life and Terror in Stalin’s Russia:
Para la mayoría de los citadinos, que conformaban el centro de gravedad económico y político… el stalinismo proporcionó medios importantes de movilidad y ascenso social, participación y crítica (énfasis mío)… A fines de los años 30, la gente apoyaba su campaña para erradicar a los enemigos más que tener miedo al gobierno.
Ésta es otra expresión, de nuevo en ¿Conquistar el mundo? y otros escritos de Bob Avakian acerca del período en que el proletariado cambia bajo el socialismo y tiene "algo que perder" — y no solo de la contrarrevolución. Éste tiene algo que perder que puede llegar a estar en contradicción con el avance de la revolución mundial. Y ciertas bases sociales tienen "algo que perder" —de manera importante en la agitación estructural-ideológica de la normalidad— con el mayor avance y profundización de la transformación socialista.
Stalin sí contó con apoyo en lo de "erradicar a los enemigos". Esto elude otra cuestión: quiénes eran los enemigos. Stalin y el liderazgo revolucionario no distinguieron correctamente entre las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones entre el pueblo y el enemigo. Entrenaban a las personas en esta metodología; y cada vez más consideraban que la conspiración era lo que motivaba el disentimiento y el desorden. Pero eso no es todo. La etiqueta general de "enemigo" tuvo cierta atracción en esta base social. Se percibía al enemigo en cierto grado como algo que trastornaba el nuevo status quo, una nueva normalidad que sí tenía esas características de movilidad, participación y crítica.
B) La liberación de la mujer: Base social y dos maximizaciones
Hace falta entender más acerca de la base social, la interacción entre diferentes fuerzas de clase y la continua transformación en el campo (y las particularidades de todo esto en las regiones minoritarias).
De 1917 a 1920, las mujeres educadas de las ciudades, tanto de afuera como dentro del partido, hicieron agitación a favor de políticas radicales sobre la cuestión de la mujer. En verdad eran un importante ímpetu y fuerza para atacar decididamente el status subordinado de las mujeres. Ayudaron en los frentes ideológico y político a cuajar los esfuerzos en el campo que conducirían al Hujum (Ataque) sobre tales costumbres como el velo y la dote de la novia a finales de los años 20. Algunas de esas mujeres, inmediatamente después de la toma del poder y a finales de los años 20, se fueron en misiones peligrosas al campo.
A finales de los años 20, en particular en algunas regiones minoritarias, existía una tensión entre, por un lado, el proyecto de ir eliminando las estructuras tradicionales de la familia e ir liberando a las mujeres de las restricciones de las costumbres (campañas para eliminar el velo, etc.) y, por otro lado, el deseo de liderazgo tanto a nivel central pero especialmente a nivel local para forjar una confiable base de apoyo para el nuevo régimen.
Las dirigencias comunistas autóctonas y locales le dieron prioridad a ganar la lealtad de los sectores más pobres del campesinado económicamente activo — mayoritariamente hombres. Pero la campaña contra las prácticas tradicionales de la familia y los roles de género a menudo provocaron reacciones viscerales en esas mismas fuerzas sociales. Según se informa, las mujeres pobres en algunas comunidades autóctonas iniciaban divorcios a una escala que los hombres campesinos pobres empezaban a percibir como una amenaza total a la familia encabezada por el hombre.
In Uzbekistán, la campaña de quitarse el velo que empezó en 1927 tomó lugar en un ambiente de gran convulsión social. Era una agitación del alma. Las mujeres activistas que habían estado al frente habían agitado al desarrollarse la campaña por una prohibición formal del velo. Pero, aparentemente, el centro tomó una decisión en contra de esto. No está claro lo que motivaba tanto el llamado a aprobar legislación como el rechazo de ésta. Pero parecía que la necesidad de amarrar el apoyo de una base social específica empezó a ejercer ciertas restricciones sobre la revolución social en el campo.
El liderazgo veía la colectivización como una manera de resolver algunas de las contradicciones en torno a las transformaciones económicas y los derechos de la mujer. Antes de la colectivización, las mujeres que desafiaban la autoridad patriarcal contaron con el apoyo político del estado pero a menudo estaban aisladas debido a la organización atomizada de la producción y el estigma del peso de la tradición en la comunidad. La colectivización fue verdaderamente esencial.
En los nuevos colectivos, las mujeres disfrutaban de plena membresía individual. Realzaban mucho los derechos de las mujeres. Alentaban a las mujeres campesinas a convertirse en conductoras de tractores y entrar en otras esferas de la actividad masculina. El liderazgo apoyó a las mujeres que desafiaban a la autoridad de los esposos y la de los padres. Pero todo esto estaba entretejido a nivel central con la eliminación de los obstáculos socio-ideológicos al avance de la producción. En la sociedad urbana, las mujeres estudiaban e ingresaban a carreras profesionales. Pero esto estaba sucediendo en el contexto de una nueva afirmación de "los valores familiares socialistas" en relación a las necesidades de la producción y la estabilización.
Relegaron a segundo plano y se consideraron como desvíos los asuntos que anteriormente las mujeres radicales de la clase media habían puesto en primer plano a principios del período, en torno al derecho al aborto, la independencia de las mujeres, nuevos valores, el replanteamiento radical de la familia y la sexualidad. Estuvieron cercados no sólo esos asuntos sino esas mujeres. La prohibición del aborto era un acto de apagar las luces para las mujeres.
Asimismo, ya no se veían las obras de la ciencia ficción radical y las obras de cultura experimental de los primeros años de la revolución que anteriormente imaginaban de manera real nuevas relaciones sociales-familiares.
Esta experiencia positiva y negativa recalca la importancia de las "dos maximizaciones" bajo el socialismo. Esto aclara la cuestión de ¿a qué fuerzas se les veía como la afilada punta de lanza del cambio y del movimiento hacia adelante? Esto pone en mayor relieve la necesidad de movilizar todos los factores positivos y dirigir una lucha polifacética desde el punto de vista de alcanzar las "dos rupturas radicales".
Eso es todo por ahora.
Con un caluroso y afectuoso abrazo de año nuevo…
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