El último discurso sobre el estado de la unión de Obama

La realidad del "cambio en que podemos creer": Más guerra, más catástrofe ambiental, más horrores

20 de enero de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 12 de enero, el presidente Barack Obama dio su octavo y último mensaje del estado de la unión.

Hace ocho años, se eligió a Obama como el primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos. Hubo celebraciones masivas.Millones de personas esperaron cambios importantes: un dramático cambio de 180º de los años de George W. Bush y un verdadero comienzo para poner fin a la guerra, el racismo, la pobreza, la represión y la devastación ambiental. Obama basó su campaña en estas esperanzas —“El cambio en que podemos creer”— y las alimentó a cada paso. La noche en que ganó la votación, Obama dijo a sus seguidores que su elección demostró que Estados Unidos es “un lugar donde todo es posible” y que “el cambio ha llegado a Estados Unidos”. ¿Por qué fue posible todo esto? Debido, según Obama, a la promesa y la realidad del Sueño Americano: “que a través del trabajo duro y el sacrificio, cada uno de nosotros puede seguir nuestros sueños individuales.... que cada uno de nosotros tiene la libertad de hacer de nuestra propia vida lo que deseamos”.

Entonces, ¿qué ha hecho Obama en realidad? ¿Ha cumplido esas esperanzas? Si no, ¿POR QUÉ no? ¿Y cuáles son las implicaciones?

Deleitárse en “Estados Unidos Numero Uno” — el imperialismo y el asesinato en masa

El hospital de Médicos sin Fronteras en Kunduz, Afganistán tras un ataque aéreo de Estados Unidos, octubre de 2015. Foto: AP

Un tema clave de su discurso del estado de la unión fue: aunque experimentamos tiempos de enormes y rápidos cambios que están remodelando el planeta y presentando nuevos retos, Estados Unidos es y puede seguir siendo la potencia dominante en el mundo, y la gente no sólo debe creer esto sino que debe deleitarse en ello. Hace ocho años, muchas personas pusieron sus esperanzas en Obama como el “candidato contra la guerra”, aunque él mismo les dijo algo distinto. Prometió enviar más tropas a Afganistán con el fin de ganar la guerra. Parecía un jefe de la mafia jactándose del dominio militar estadounidense y su disposición a utilizarlo para matar:

[T]odo el discurso sobre la decadencia económica de Estados Unidos es pura palabrería política. Y también lo es la retórica que oyen acerca de que nuestros enemigos son cada vez más fuertes y Estados Unidos cada vez más débil. Estados Unidos de América es la nación más poderosa de la Tierra. Punto. Ni siquiera está cerca. Gastamos más en nuestras fuerzas militares que las siguientes ocho naciones juntas..

El candidato que estableció su reputación en oposición al lanzamiento de la guerra de Irak por parte de Bush ahora exige que el Congreso autorice más guerra: “Si este Congreso se toma en serio el ganar esta guerra y quiere enviar un mensaje a nuestras tropas y al mundo, debería autorizar de una vez el uso de las fuerzas militares contra ISIL. Hagan una votación.”.

Y Obama se jacta de que con autorización o sin autorización, Estados Unidos ya ha llevado a cabo 10.000 ataques aéreos contra objetivos en Irak y Siria, y los enemigos de Estados Unidos deben entender que este presidente está dispuesto a asesinar a cualquier persona, en cualquier lugar, como por ejemplo el ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaki asesinado por un ataque aéreo en Yemen con Obama funcionando como juez, jurado y verdugo: “Cuando alguien ataca al pueblo estadounidense” —en otras palabras, cuando amenazan los intereses imperialistas de Estados Unidos—, “vamos a por ellos. Puede llevar tiempo, pero tenemos buena memoria, y nuestro alcance no tiene límites”. Aparte de Irak y Siria, durante sus dos mandatos Obama ordenó ataques aéreos en Afganistán, Pakistán, Libia, Yemen y Somalia.

La actuación de Obama trae a la mente lo que Malcolm X dijo acerca de Estados Unidos, que se presenta al mundo como “un lobo al que le chorrea sangre de los colmillos” mientras sonríe.

Aldeanos frente a una a casa destruida por avión no tripulado cerca de Kabul, Afganistán, junio de 2012. Foto: AP

Obama se dirigió contra los fundamentalistas islámicos reaccionarios, diciendo: “Tanto Al Qaeda como ahora el Estado Islámico representan una amenaza directa contra nuestra gente”. Pero la realidad es que el funcionamiento del imperialismo estadounidense durante décadas —su apoyo a las tiranías fundamentalistas asesinas como Arabia Saudita y el brutal matón el Estado de Israel, y sus guerras y ocupaciones— ha generado enormes horrores que han alimentado el crecimiento del yihadismo islámico. “Oriente Medio está pasando por una transformación que se desencadenará durante una generación, que parte de conflictos de hace miles de años”, declaró Obama. “Tampoco podemos intentar hacernos cargo y reconstruir cada país que entre en crisis”, como si Estados Unidos no tuviera nada que ver con los 60 millones de personas que ya son refugiados, o los más de un millón de muertos en Afganistán e Irak, como si los bombardeos estadounidenses, las guerras y ocupaciones, fueran esfuerzos benévolos para “la reconstrucción”.

Todo esto entrena a la gente a ver el mundo a través de los ojos del imperio... a pensar que sólo las vidas estadounidenses importan... y que en la esperanza de conseguir mejores puestos de trabajo, educación y beneficios médicos, la gente en Estados Unidos debe hacer la vista gorda ante el asesinato y caos que Estados Unidos difunde por el mundo y el infierno que crea para cientos de millones de personas aquí en el planeta Tierra.

“Reinventar” el sector energético... por medio de convertirse en el productor de petróleo número 1

Algunas personas pueden argumentar que Obama ha cumplido con sus promesas sobre el medio ambiente. El llamado presidente “ambiental” aseveró que bajo su liderazgo Estados Unidos había “reinventado” su sector energético, y que gracias a “la inversión individual en energía limpia más grande de nuestra historia”, en muchos lugares “ahora la energía eólica es más barata que la energía contaminante convencional ”, y que “la energía solar está permitiendo a los estadounidenses ahorrar decenas de millones de dólares al año en sus facturas de electricidad, y emplea a más estadounidenses que el carbón”. “Mientras tanto”, Obama declaró, “[h]emos reducido nuestras importaciones de petróleo extranjero en casi un sesenta por ciento, y hemos reducido la contaminación de carbono más que cualquier otro país de la Tierra”.

Un yacimiento de carbón en Wyoming, 2010. Foto: AP

¿Qué es la realidad? En un momento cuando el planeta está en un punto de inflexión climático, con el destino del tejido del medio ambiente y de la vida en juego lo que requiere la acción drástica, las afirmaciones de Obama encubren la realidad de que bajo su liderazgo el capitalismo-imperialismo estadounidense sigue emitiendo gases de efecto invernadero del uso masivo de combustibles fósiles, gases que son los principales impulsores del cambio climático que empuja el mundo hacia una catástrofe ambiental. ¿Energía eólica? Representa sólo el cuatro por ciento del consumo de energía en Estados Unidos. ¿Solar? Apenas más de uno por ciento. Los combustibles fósiles siguen representando el 84 por ciento de la energía de Estados Unidos (y esto ni siquiera toma en cuenta los millones de toneladas de gases de efecto invernadero arrojados a la atmósfera procedentes por la producción en el extranjero para el mercado de Estados Unidos).

En cuanto a los cambios en el sector energético y los recortes en las importaciones de petróleo, esto es algo que ha sucedido con Obama pero no es nada positivo para la humanidad. Más de Bush / Cheney o cualquier otra administración anterior, Obama ha sido “el presidente del petróleo”, extendiendo el uso de fracking y aumentando la producción de petróleo por 72 por ciento bajo su mandato, así convirtiendo Estados Unidos en el mayor productor de petróleo y gas natural del mundo. Estados Unidos utiliza estos combustibles y su dominio de la tecnología del fracking como un arma en su rivalidad con sus competidores capitalistas. Es evidente que estos cambios bajo Obama de ningún modo corresponden con “la lucha contra el cambio climático”.

¿Por qué Obama no pudo cumplir sus promesas

En otros aspectos también las cosas NO han mejorado bajo Obama: el nuevo Jim Crow que padece el pueblo negro (acerca del cual Obama no dijo casi nada en su discurso), los ataques contra el derecho al aborto y otras formas en que la mujer está bajo asalto, y más. Lejos de parar los ataques brutales y desalmados contra los inmigrantes, Obama ha presidido niveles récord de deportación de los inmigrantes, incluidos los niños y las mujeres que huyen de un infierno de violencia en los países de América Central, cual infierno tiene sus raíces en primer lugar en la dominación estadounidense de la región.

En los hechos, aunque lo hubiera deseado, Obama jamás podía haber cumplido sus promesas. ¿Por qué?

No porque los republicanos lo han impedido. Claro, se ha librado luchas agudas en los pasillos del poder, pero eso es una lucha dentro de la clase de los gobernantes capitalistas-imperialistas sobre cómo administrar mejor el imperio. Las razones son mucho más profundas, llegan a los propios cimientos de cualquier sociedad, incluido Estados Unidos: su base económica.

Sin importar lo que Obama había dicho, o incluso lo que pretendía, ningún representante político de este sistema puede escapar las leyes que establecen el marco para lo que es, y lo que no es, posible bajo el sistema actual: las leyes del capitalismo y en particular su fuerza motriz anárquico de la competición de la jungla, de expandirse o morir, entre los capitalistas y entre las potencias capitalistas del mundo. aLs necesidades de este sistema obligan a el que se sienta en la Oficina Oval a luchar para mantener la supremacía mundial económica, militar y política de Estados Unidos, lo que incluye el enorme ejército y el uso de ese poder (también por medio de potencias terceras) para ir en pos de los intereses del imperialismo estadounidense.

La dinámica del capitalismo-imperialismo es la que hace imposibles las medidas ambientales realmente proporcionales al alcance y magnitud de la emergencia planetaria. Si de alguna manera Obama u otro presidente intentara una gran transformación de la manera de organizar la economía y la sociedad con el fin de hacer los recortes drásticos necesarios en las emisiones de gases de efecto invernadero para lidiar de modo serio con la crisis climática, sus planes chocarían con el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista, incluidas sus necesidades militares y estratégicas en su feroz competencia con sus rivales alrededor del mundo. Pregúntese: Siendo el ejército de Estados Unidos el mayor consumidor institucional de petróleo en el mundo, ¿podrían los gobernantes estadounidenses desmantelar su ejército para ayudar a salvar el planeta? La respuesta es obvia.

La manera fundamental en que opera el capitalismo-imperialismo es también la razón por la que bajo el sistema actual es imposible la eliminación de la opresión de la mujer, el maltrato horrendo de los inmigrantes y otros horrores.

El papel de Obama en los últimos ocho años ha sido el de ser el representante político de un sistema que ha llevado a cabo más guerras alrededor del mundo, destrucción del medio ambiente, terror contra las personas negras y otras personas de color, violencia y degradación de la mujer y otros horrores — así como el papel de tratar de hacer que la gente acepte todo esto. Las personas que votaron por Obama creían que ellos lo habían elegido para llevar a cabo las cosas que esperaban ver. Pero la verdad es que los que escogieron a Obama para jugar el papel que llegó a jugar fueron los poderes fácticos, porque la clase dominante se enfrentaba a unas contradicciones graves dentro de Estados Unidos y en todo su imperio. Esta es la razón por la que fuerzas poderosas entre los gobernantes hicieron lo que hicieron con Obama. No sólo hicieron que este senador relativamente desconocido se convirtiera en un candidato para la presidencia “viable” y “serio”, sino que lo prepararon y promovieron con cuidado, incluyendo mediante los principales medios de comunicación, dándole una “audición” y luego ordenándole la cara del imperialismo estadounidense. Esta es la realidad, a pesar de que muchas personas fueron tan engatusadas y creyeron profundamente en la promoción de Obama como “el auténtico” quién finalmente causaría “el cambio” real en los intereses de la gente.

Lo que Bob Avakian ha señalado recientemente acerca de las elecciones es muy pertinente a esto: “Elegir de entre unos gobernantes opresores no impedirá que éstos sean tus gobernantes y opresores y cometan horrorosos crímenes de lesa humanidad. Lo anterior es cierto en el caso de todos los principales candidatos presidenciales, tanto los del partido Republicano como del Demócrata, y será cierto en el caso de cualquier persona que ocupe la presidencia o cualquier cargo político importante bajo este sistema. El que uno apoye a estas personas efectivamente hace que sea cómplice de estos crímenes”. (De “SOBRE ‘ACUERDOS DE PRINCIPIOS’ Y OTROS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD”).

 

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