Operación Legend: Lobo fascista con cuero de puerco, Primera parte
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De la redacción: A fines de julio posteamos una carta de un lector titulada: “Despliegue de cerdos policías federales contra manifestantes y comunidades negras por todo Estados Unidos: Dos operaciones” — Una ofensiva fascista”. La carta puso al descubierto que el régimen de Trump y Pence había lanzado dos operaciones cuasimilitares —Operación Valor Diligente y Operación Legend— que implicaron el desplazamiento a ciertas ciudades de fuerzas federales del orden. Como analizó la carta, cada una de estas operaciones “es un escandaloso ataque a las masas de personas y a las reglas y normas constitucionales de Estados Unidos”. Esta carta posterior (que publicaremos en dos partes, siendo esta la primera y la segunda saldrá pronto) se centra en la Operación Legend, que pone en la mira a Chicago y otras ciudades que tienen grandes poblaciones de negros y latinos.
La Operación Legend (OL) es una iniciativa lanzada por el régimen de Trump y Pence. Según el Departamento de Justicia (DOJ), su propósito es combatir “inquietantes repuntes de crimen violento” por medio de “sacar de las calles a los tiradores y delincuentes violentos reincidentes”, y su método de hacerlo es enviar grandes cantidades de agentes federales a múltiples ciudades para llevar a cabo operaciones conjuntas con la policía y los sheriffs municipales. La OL también implica la contratación de cientos de policías municipales adicionales, y la compra o el mantenimiento de sistemas de vigilancia electrónica de alta tecnología.
Se inició la OL el 8 de julio con el anuncio del despliegue de unos 100 agentes (después serían 200) a Kansas City, Misuri. Ello, supuestamente por la muerte una semana antes de LeGend Taliferro, un niño negro de 4 años abatido por una bala perdida mientras dormía1. Pero en los siguientes 30 días el despliegue se expandió rápidamente, con el envío de cientos de agentes adicionales a Chicago, y docenas de agentes adicionales a Cleveland, Detroit, Milwaukee, San Louis, Memphis y Albuquerque. Filadelfia y Baltimore también están en la mira de la OL.
El 24 de julio, Trump amenazó públicamente con escalar las cosas mucho más dramáticamente, lo que genera la posibilidad de enviar entre 50.000 y 75.000 agentes a ciudades por todo Estados Unidos.
Bajo el pretexto de oponerse a la violencia, la OL parece ser la punta de lanza de un gran salto con respecto a la violenta represión de las comunidades negras y latinas por el régimen fascista de Trump, y además, un gran paso hacia arrebatarles el control de importantes ciudades a los funcionarios del Partido Demócrata que ahora están a cargo de la mayoría de ellas.
La respuesta a la oposición de masas a la violencia policial es desencadenar y dar más poder a la policía
A cierto nivel, la OL se apoya en una inmensa estructura de colaboración entre policías federales, estatales y municipales que se creó a lo largo de muchas décadas. Según The Marshall Project, en Estados Unidos ya existen más de 1.000 “fuerzas especiales de operaciones” en las cuales policías municipales trabajan con organismos federales y bajo éstos. Muchas de estas fuerzas fueron desarrolladas como parte de la llamada “Guerra contra el Terror”, y la muy real guerra contra los inmigrantes, así como para de la campaña de encarcelamiento en masa que por décadas llevaron a cabo los demócratas y republicanos por igual.
Estas fuerzas no son formadas solo para la “cooperación” entre diferentes niveles y dependencias — cuando los federales están involucrados el poder represivo de las fuerzas municipales aumenta enormemente.
Primero, muchos supuestos delitos pueden ser procesados bajo las leyes federales o estatales, pero por lo general los cargos federales conllevan condenas mucho más largas. A menudo las fiscalías federales cuentan con más recursos para procesamientos. Y las personas condenadas bajo las leyes federales podrían ser mandadas a prisiones que quedan a miles de kilómetros de donde viven y de sus familias.
Segundo, estos agentes federales pueden delegar como agentes a docenas y hasta cientos de agentes policías municipales, lo cual les otorga mucho más poder. Estos policías delegados:
- Ya no estarán bajo la autoridad de los alcaldes o jefes de policía municipales; están bajo el mando del régimen fascista, por medio del procurador general Barr y/o el jefe de Seguridad Nacional Chad Wolf;
- No tienen que acatar las leyes y reglas municipales. Por ejemplo, muchos municipios requieren que los policías se lleven cámaras corporales, pero bajo la autoridad de los federales no tienen que hacerlo. Ni tampoco tienen que acatar las normas municipales sobre el “uso de fuerza letal” — las que a menudo son aún más leves al nivel federal que en los municipios o estados;
- Pueden perseguir a los sospechosos hacia otros estados;
- Reciben un muy alto nivel de inmunidad ante acusaciones. Los policías municipales de rutina también se salen impunes cuando brutalicen o maten. Pero especialmente tras las protestas nacionales en gran escala en 2014 por el asesinato de Michael Brown y de Eric Garner, y aún más ahora tras el asesinato de George Floyd, las autoridades municipales han estado bajo tremendas presiones para controlar a algunos de sus peores policías brutales, incluso con despidos o procesos contra unos pocos de ellos. Pero los fascistas como Trump y Barr se han desvariado contra esta situación diciendo que es como “esposar” a los policías, e insisten abiertamente en que los policías deban ser más brutales, no menos.
Las fuerzas especiales de operaciones son una manera de circunvenir las restricciones municipales. El informe del Marshall Project da varios ejemplos en que estos policías federales salen impunes tras cometer horrorosos asesinatos. En 2017 en Austin, un detective delegado mató a un hombre al que se estaba “investigando” — un jurado indagatorio municipal lo acusó de homicidio involuntario, pero como tenía inmunidad federal desecharon el caso. En 2016 en Atlanta, policías delegados le dispararon 100 tiros a un sospechoso esquizofrénico que jamás había sido condenado de ningún delito aparte de infracciones de tránsito, y una vez más los agentes recibieron protección contra procesamiento.
Tercero, estos agentes federales no solo están delegando a policías municipales, sino que están financiando la contratación de docenas y hasta cientos de agentes adicionales. También han puesto a la disposición de las fuerzas municipales el armamento más mortífero y avanzado así como sistemas de vigilancia de alta tecnología que les permiten espiar a enormes sectores de la ciudad.
Así que, tras meses de protestas de millones de personas contra la brutalidad policial y el racismo sistémico, el régimen fascista se propone desencadenar una ofensiva con agentes bien financiados y dotados de alta tecnología contra ocho (por ahora) ciudades importantes. Parte de lo que esto implica se aclaró unas semanas después de haberse iniciado la OL. En Kansas City, unos policías vestidos de camuflaje manejaron por el césped de una familia negra mientras ésta subía a su hijo al carro y les apuntaron con fusiles, por infracciones en su mayoría antiguas que no tenían nada que ver con la violencia.
El régimen fascista está trabajando para tomarse el control directo de los municipios a los demócratas
Pero la OL incluso va más allá de ese robustecimiento de los poderes policiales sobre los negros y los latinos. Además, es un eslabón clave en su impulso hacia la consolidación de una forma plenamente fascista de gobernar, con poderes indisputables por encima de las masas y de los oponentes del régimen en la clase dominante.
Una contradicción que enfrentan las fuerzas fascistas es que en este momento, principalmente controlan el gobierno federal (la rama ejecutiva, el Senado y por lo general los tribunales), y todo el poder de la policía y las fuerzas armadas que eso conlleva — pero en su mayoría los gobiernos municipales está bajo el control de alcaldes y ayuntamientos municipales demócratas, y a menudo jefes de policía que más o menos comparten o al menos llevan a cabo su orientación de mantener el sistema capitalista. Y los municipios no solo son importantes centros poblacionales y de actividad económica en Estados Unidos; también son centros de negros y latinos, de jóvenes, de intelectuales y profesionales… todos estos sectores que tienden a manifestar cierta hostilidad o mucha hostilidad al régimen fascista. La consolidación del fascismo requiere “domar las calles” —a golpes someter a estas masas— y además dominar a esos sectores de la clase dominante que no aceptan el programa fascista. Por eso es que las chusmas trumpistas llevan cuatro años coreando “Enciérrenla” (en referencia a Hillary Clinton), y por qué es que el propio Trump acusa a los demócratas y a Obama de “conspiración”, “traición”, etc.
Y por eso se ha caracterizado la OL como algo que se hace a espaldas de las autoridades demócratas municipales y algo que se les impone. Por ejemplo, el alcalde de Kansas City se enteró por medio de Twitter que cientos de agentes irían a su ciudad. En Chicago, el agente del FBI a cargo de la OL “no divulgó por cuánto tiempo duraría la entrada de agentes federales”, mientras que en Albuquerque un vocero del DOJ simplemente se negó a decir cuántos agentes federales estaban en la ciudad.
El alcalde de Albuquerque emitió una declaración en la que dice que la “Operación LeGend… nos hace menos seguros”, y el alcalde y el jefe de policía de Detroit emitieron una declaración que señala puntualmente que la entrada de agentes federales “no fue iniciada por el municipio de Detroit”. Estos y varios otros funcionarios municipales que al principio criticaron y se distanciaron de la OL también la están aceptando, al mismo tiempo que advierten en contra del uso de estas fuerzas federales en contra de las protestas en las calles. Estas divergencias reflejan el hecho de que la OL no tiene que ver con la “colaboración” entre diferentes niveles del gobierno, se trata de subordinar a los dirigentes demócratas municipales ante las autoridades fascistas federales… ¡y está logrando hacerlo!
Otro aspecto importante de esta situación es reforzar los lazos directos entre los policías y organizaciones fascistas en las ciudades y el núcleo fascista nacional del régimen. Además de los cientos de policías municipales que trabajan directamente bajo los federales en la OL, los fascistas están entretejiendo su red más ampliamente con aquellos elementos que considera como “confiables”, a la vez que excluyen a aquellos en que no confían.
En la primera categoría se destacan los policías de base y alguaciles, y sus sindicatos, que en su mayoría son firmes partidarios de Trump. De hecho, en Chicago, fue el jefe del sindicato de los policías municipales el que “invitó” a los federales a la ciudad, y el Chicago Sun-Times informó que los policías “acogen el apoyo de parte de los federales”. Citan a un sargento: “Los equipos de tácticas y armas están encantados”. Y otros elementos del alto mando de la policía también están más “sintonizados” con el régimen; en Albuquerque, mientras el alcalde así como el jefe de policía expresaron públicamente su oposición a la OL, el sheriff del condado viajó a Washington, D.C. para participar en la conferencia de prensa donde se anunció su formación.
Al desarrollar sistemáticamente redes de relaciones, mientras mantienen un fuerte núcleo de agentes federales en cada ciudad bajo la autoridad directa de Barr y Wolf, el régimen está desarrollando la capacidad para desplegar esos agentes del orden municipales no solo “en contra de los deseos” de las autoridades municipales sino quizás incluso contra esas mismas autoridades.
Este tipo de capacidad tiene una importancia particular a medida que se acercan las elecciones presidenciales, y una potencial crisis constitucional. Por ejemplo, semejantes fuerzas armadas podrían jugar un papel en intimidar y suprimir el voto en las ciudades. Y si Trump pierde las elecciones, pero no obstante insiste en quedarse como presidente, la capacidad de contar con fuerzas armadas fieles a Trump en las calles de las grandes ciudades podría ser indispensable con respecto a reprimir protestas y resistencia.
Próximamente: Operación Legend, Segunda parte: Eje y contradicciones de la “violencia de las armas”
 
1. Con respecto al nombre de la Operación Legend, un manifestante en Kansas City le dijo a un reportero que LeGend “…no se merece ser el rostro publicitario para la ley marcial”. [volver]
Lea el texto de la película en español.
Vea la película completa, unos cortos y las preguntas y respuestas de esta película en inglés.