Los “observadores electorales” de Trump: Resucitación y expansión de una historia tipo Jim Crow de hostigamiento, intimidación y potencial violencia contra votantes

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Durante el debate presidencial del 29 de septiembre, Trump dejó en claro que “su gente” incluye a los supremacistas blancos y las milicias armadas que han ido a las protestas contra el racismo para intimidar, atacar y hasta matar — ¡todo lo que Trump defiende!

Desde el mismo escenario, Trump hizo un llamamiento: “Insto a mis partidarios a que el día de las elecciones, vayan a las urnas y observen de manera muy detenida porque eso es lo que tiene que suceder”. Trump también ha especificado que los “alguaciles… agentes del orden público… y fiscales federales” también deben ser parte de esto.

Donald Trump hijo posteó en línea: “Necesitamos que todos los hombres y mujeres sanos se unan al Ejército para el operativo de seguridad electoral de Trump en defendyourballot.com. Necesitamos que ustedes nos ayuden a vigilarlas. No solo el día de las elecciones, sino también durante la votación temprana y en las juntas de conteo”. [Énfasis agregado.]

Cuatro cosas:

Primero, no es pura paja. Es una continuación de lo que el New York Times informó en mayo — una campaña de 20 millones de dólares de parte de los republicanos para reclutar a “50.000 voluntarios en 15 estados claves para monitorear las urnas e impugnar papeletas o votantes que consideren sospechosos”. El New York Times informa que ese plan había “cobrado fuerza”. Y que ya lo han implementado — el 19 de septiembre, una multitud de partidarios de Trump hostigó a los votantes tempranos en Fairfax, Virginia. Trump cuenta con millones de partidarios duros; muchos de ellos sí acatarán estos repetidos llamamientos.

Segundo, estos fascistas NO están hablando de algunos pocos representantes legalmente autorizados (en algunos estados) de su partido que observan el proceso electoral y pueden hablar con los funcionarios electorales si les parece que algo inapropiado esté ocurriendo. A lo que ellos se refieren es a chusmas racistas tipo Jim Crow cuyo propósito es intimidar a los votantes, especialmente a la gente de color, y también a las personas que cuentan los votos. El objetivo es hacer que se disminuyan los votos para Biden, y crear la clase de caos, y potencialmente, violencia, todo lo que luego Trump pueda utilizar para justificar la suspensión de las elecciones o invalidarlas, o incluso declarar un estado de excepción.

En una conferencia de conservadores, en el momento en que empezaban a visualizar este “Ejército de observadores electorales”, dijeron sin tapujos que se proponían “ir a un distrito electoral en una comunidad urbana marginada o un distrito tribal y ser el republicano en el lugar para supervisar las cosas”. Y que les hace falta “conseguir que unos Seals [fuerzas especiales de la Marina] vayan a esas urnas y lo que van a decir es: ‘No, no, esto es lo que dice. Así es como vamos a hacer las cosas’”. Montaron un portal específicamente para reclutar a ex militares y ex policías. Y como 46 estados permiten portar armas “abiertamente”, es muy posible que estos individuos porten armas y sean peligrosos.

Tercero, los republi-fascistas tienen antecedentes en esto. Durante las elecciones de 1981 en Nueva Jersey para el gobernador, policías y alguaciles uniformados, pero fuera de servicio, patrullaron las urnas en las comunidades negras y latinx como parte de la “Fuerza de Tarea Nacional para la Seguridad de la Votación”. Muchos tenían radios portátiles y armas, y se ponían “brazaletes” que un funcionario de la NAACP [Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color] describió como “brazaletes tipo Gestapo”. Colocaron letreros de ¡Aviso! sobre el potencial fraude electoral, e impugnaron la elegibilidad de las personas que querían entrar a las urnas.

¡Piensen en la forma en que esto les impactó a millones de personas que tienen temores bien justificados a los puercos policías, conscientes de que cualquier encuentro podría resultar en una paliza, prisión o la muerte! El candidato republicano ganó con un margen de menos de 2.000 votos.

En 1988, los republicanos llevaron a cabo una campaña similar en el condado de Orange de California, en ese entonces predominantemente blanco y republicano pero con una creciente población de chicanos. Según Gustavo Arellano, en un artículo del Los Angeles Times:

Sus patrones republicanos les encomendaron a los guardias de seguridad uniformados una sola tarea el día de las elecciones: espanten a los votantes para que no voten durante una campaña muy cerrada y crucial. Se pararon con los brazos cruzados detrás de las urnas para depositar las papeletas, fuera de los centros de los comicios solicitaron tarjetas de identificación a los votantes confusos y apuntaron las placas de los vehículos. Algunos de ellos sostenían pancartas en inglés y español que decían: “Los no ciudadanos no pueden votar”. Otros simplemente miraban amenazadoramente….

Unos 20 golpeadores contratados por el Partido Republicano cubrieron todo Santa Ana. Merodearon por las urnas en lugares de sentido especial para la comunidad mexicana: una iglesia católica. Un Club de Niños y Niñas. Un centro para gente de la tercera edad.

Una vez más, ¡piensen en el impacto que eso tuvo para los nuevos ciudadanos, los que quizá (intentaran) votar por primera vez! Hasta un político republicano tuvo que decir que “huele al nazismo”.

El candidato republicano ganó por un margen de menos de 1.000 votos.

Como resultado de estas prácticas, en 1992, por orden de la corte se estableció un acuerdo de consentimiento que prohibiera estas tácticas. Pero en 2018 la corte permitió que se venciera esa orden. ¡Los republi-fascistas estaban enfervorizados! Justin Clark —el que luego sería el diputado gerente de la campaña de Trump— dijo que el vencimiento de la orden era “una cosa enorme, enorme, enorme, enorme”, y que “Tradicionalmente, siempre han sido los republicanos los que han suprimido la votación … así que empecemos a jugar a la ofensiva un poco. Y eso es lo que ustedes van a ver en 2020…. Va a ser un programa mucho más grande, un programa mucho más agresivo, un programa mucho mejor financiado…”.

Cuatro, esto es lo que viene en camino, y es una de las razones por las que no podemos confiar simplemente en votar. O, como el propio Trump advirtió: “Esto no va a terminar bien”.

Si queremos un buen resultado —para la humanidad—, tenemos que plasmar vivamente lo que el líder revolucionario Bob Avakian llama a hacer:

El fanatismo demente de los fascistas al insistir en que Trump deba mantenerse en el poder, cueste lo que cueste, tiene que encontrarse, y verse abrumado, con la intensidad apasionada consciente de las masas de personas que odian todo lo que este régimen fascista representa, que reconocen el peligro existencial muy real que este régimen representa para la humanidad y que arden con una determinación justificada de que ¡este régimen tiene que marcharse! (Trump ya está robándose las elecciones y ya está amenazando con aún más violencia para mantenerse en el poder, Segunda Parte.)


Fairfax, Virginia, 19 de septiembre de 2020. Una multitud de gente tipo MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] se congregó en el lugar por el que los votantes tempranos tuvieron que pasar, chillando “Otros cuatro años” y agitando banderas estadounidenses y, por supuesto, no llevaban puesta ninguna mascarilla ni practicaban el distanciamiento social, lo que puso en peligro a los votantes.

 

 

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