Sobre la muerte de Honestie Hodges:
¿Hasta cuándo permitiremos que este asesino sistema
se robe la preciada vida de nuestros jóvenes?

| revcom.us

 

De un lector:

El 24 de noviembre, el New York Times informó sobre la muerte en Grand Rapids, Michigan, de Honestie Hodges, una joven negra de 14 años.

La abuela de Honestie dijo que era “su hermosa, pícara, inteligente, cariñosa nieta”. Agregó: “Ella pudiera haber sido el vicepresidente o incluso el presidente un día. El mundo era de ella”.

Honestie era una niña preciosa, al igual que otros millones. Pero hay algo más.

Un día, cuando tenía 11 años, Honestie iba saliendo de la casa con su mamá para hacer compras, cuando unos policías les hacían frente con las armas desenfundadas y les gritaban órdenes. La mamá de Honestie les contestó a gritos: “¡Señor, ella tiene 11 años!” El policía le dijo “deje de gritar” y ordenó que Honestie se acercara a él caminando de espaldas a él y con las manos arriba. Mientras Honestie rogaba diciendo “no, no, no”, otro policía le jaló los brazos a la espalda y le puso esposas.

Más tarde Honestie dijo: “Tengo algo que preguntarle a la policía de Grand Rapids: Si esto le hubiera pasado a una niña blanca, si su mamá estuviera gritando ‘tiene 11 años’, ¿la habrían esposado y la habrían metido en el radiopatrulla?”.

Honestie sobrevivió ese incidente y la dejaron ir — tuvo más “suerte” que Tamir Rice, Aiyana Stanley-Jones, Nicholas Heyward Jr. o los muchos otros niños negros asesinados por la policía.

Pero no sobrevivió a este sistema; no sobrevivió a la epidemia de la Covid-19, la que el fascista régimen de Trump y Pence ha permitido —la que de hecho ha nutrido— que ha permitido que se propague fuera de control, muy conocedor que en Estados Unidos la tasa de contagiados y muertos por este virus es más alta para los negros y los latinos que para los blancos, debido al racismo sistémico en la atención de salud, en la vivienda, y en la economía.

El 9 de noviembre, su cumpleaños, Honestie empezó a tener dolores del estómago. La llevaron al hospital donde dio positiva para la Covid-19 — y la mandaron a casa. Más tarde esa noche tuvo que regresar al hospital, a la unidad de cuidados intensivos. El 14 de noviembre se le colocó un respirador y poco después murió.

Su abuela dijo que era “sana y feliz” y que no tenía condiciones preexistentes.

Salvo una — era una niña negra que nació en este sistema supremacista blanco roba-vidas.

¿Cuántos más? ¿Hasta cuándo?


Honestie Hodges (Foto: Familia/GoFundMe)

 

 

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