Repúblicas Bananeras: Made in the USA

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El miércoles 6 de enero, el ex presidente George W. Bush reprobó con estas palabras el intento de la chusma fascista de Trump de revocar los resultados de las elecciones de 2020: “Así es la manera en que los resultados de las elecciones de 2020 se resuelven en una república bananera, no en nuestra república democrática”. Este es el mismo ex presidente que, recordemos, lanzó una guerra contra Irak basada en mentiras, hizo añicos al gobierno iraquí y la sociedad iraquí en general, y dejó atrás un legado de muerte, destrucción e inestabilidad.

Bush fue solo uno de los muchos políticos y críticos que hizo referencia a las “repúblicas bananeras”. Todos deben reprobar el intento de golpe de estado de Trump. Pero el uso de “repúblicas bananeras” de esta manera expresa una asquerosa arrogancia imperialista e hipocresía.

¿Qué quiere decir “república bananera”?

La expresión república bananera es insulto y desdén, se aplica por lo general para describir a países oprimidos pobres agobiados por inestabilidad política, donde con frecuencia a las elecciones (si las hay) las acompañan la violencia generalizada y cuyos gobiernos con frecuencia caen en golpes de estado antes de que terminen su turno por ley. Cuando la usan personas como Bush, “república bananera” insinúa que “esa gente” es muy primitiva como para gobernar sus propios países, en contraste con la gente “civilizada” de Estados Unidos o Europa que ejercen sus asuntos de manera ordenada.

¿Qué causa que un país sea una “república bananera”?

El término lo uso por primera vez el escritor estadounidense O. Henry en 1904 para describir a Honduras y otros países vecinos de América Central dominados por Estados Unidos. El dominio estadounidense se impuso con golpes de estado e invasiones que ponía gobiernos que le convenían a sus intereses. Y los “intereses” de Estados Unidos correspondían a convertir a estos países, donde buena parte de la vida de la gente se basaba en la agricultura, en gigantescas plantaciones que se dedicaban a uno o a unos pocos cultivos para la exportación como el café o el banano para corporaciones como la United Fruit Company (ahora Chiquita Brands). Para lograr eso, expulsaron de sus tierras a los campesinos en pequeño —la mayoría de la población— y los obligaron a trabajar en las plantaciones por centavos al día. Eso resultó en enormes ganancias que se canalizaron a las arcas de estas corporaciones y a la economía estadounidense en su conjunto. Eso es lo que se llama “superganancias” — la tasa de ganancias es muy superior a lo que se podría exprimir a la gente trabajadora en el país “base”.

Los regímenes instaurados por Estados Unidos en esos países impusieron ese saqueo con una cruel represión y terror. A cambio, Estados Unidos protegía a estos regímenes, siempre que hicieran lo que mandaran los amos yanquis, y también les daba posibilidades de acumular enormes riquezas.

No debe sorprender, pues, que no sea “estable” el gobierno político bajo estas condiciones — países manejados por una diminuta cantidad de gánsteres “fieles” a unos opresores extranjeros, mientras que la gran masa de la población sufre represión, terror y una miseria desesperada. Por lo general hay muchas riñas internas entre estos gobernantes, a menudo atizadas por la competencia entre potencias mundiales que quieren tratar de agarrar o mejorar su “parte” del saqueo. También se tienen a la poderosa resistencia y rebelión de los oprimidos, que el régimen a menudo ahoga en sangre. Pero en caso de que algún líder o grupo cuyo programa choca con los intereses de Estados Unidos sí llegue al poder, en tal caso Estados Unidos sí “se encarga” — con más golpes de estado o invasiones.

El ejército de Estados Unidos invadió a Honduras siete veces entre 1903 y 1925, un período conocido como “las guerras bananeras”. En 1980, Estados Unidos entrenó, respaldó y financió a un escuadrón de la muerte que mató a cientos de líderes sindicalistas, estudiantes, activistas religiosos y otros. En 2009, la administración de Obama respaldó un golpe de estado militar contra el presidente populista liberal de Honduras.

El vecino de Honduras, Guatemala, ha sufrido la misma suerte. En 1952, el gobierno reformista de Árbenz implementó una reforma agraria y otras políticas que amenazaban a los intereses de la United Fruit Company y que a Estados Unidos le olía a “comunismo”. En 1952, el presidente Truman ordenó un golpe de estado que fracasó. Pero en 1954, su sucesor, el presidente Eisenhower, autorizó otro golpe de estado, esta vez respaldado por la amenaza de una invasión de Estados Unidos, el que logró instaurar un salvaje régimen que revocó la reforma agraria. En las pocas décadas posteriores, cientos de miles de campesinos fueron asesinados por regímenes guatemaltecos. En 1963, las elecciones programadas fueron canceladas debido a un golpe de estado militar respaldado por la administración de Kennedy.

Una cadena mundial de explotación, opresión y dominación — y lo qué hay que hacer

Estados Unidos se encuentra en la cumbre de una cadena alimenticia parásita, el sistema del capitalismo-imperialismo, y continuamente extrae una ingente cantidad de riqueza a estos países oprimidos por todo el mundo a los que se refiere despectivamente como “repúblicas bananeras”, y de la mano con la dominación económica, continúa la dominación política. Para obtener más sobre esto, visite aquí y aquí. Este encadenamiento de miles de millones de personas a una vida de incesante trabajo, hambre y temor es una parte crucial de la base económica para la “prosperidad” de Estados Unidos: lejos de la horripilante hambre y enfermedad que caracterizan a la mayoría de los países del tercer mundo. Y eso también ha contribuido a los cimientos para los (limitados) derechos democráticos y estabilidad política, la transferencia pacífica del poder, y así sucesivamente etc. A cambio, también es cierto que la inestabilidad política en estas llamadas “repúblicas bananeras” está directamente relacionada a la dominación imperialista, a las condiciones de pobreza desesperada de inmensos sectores de la población.

Este saqueo es la fuente del enorme parasitismo de la sociedad estadounidense1. Desde hace muchas décadas, la economía de Estados Unidos ha estado alejándose cada vez más de la producción concreta de artículos y ahora se centra en la extracción, control, organización, distribución, venta y consumo de cosas que producen personas “invisibles” en lugares en los que nadie piensa. Así que, si algunos países son “repúblicas bananeras”, pues Estados Unidos es, sin lugar a dudas, el “imperio bananero”.

Y hace falta que las personas que se preocupan por la justicia y los intereses de la humanidad piensen más allá de una lucha de “impedir que Estados Unidos se convierta en una república bananera” y al contrario, hace falta que se imaginen ¡un mundo sin “repúblicas bananeras”… y tampoco imperios bananeros —y luchen por semejante mundo!

 


1. Como Bob Avakian señala en un pasaje de Breakthroughs (Abriendo Brechas) El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico, citado en Esperanza para la humanidad sobre una base cientifica, Romper con el individualismo, el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense (ver en particular la sección “El parasitismo, el chovinismo pro estadounidense y el individualismo”), el parasitismo de la sociedad estadounidense se refiere al hecho de que un capitalismo cada vez más globalizado:

se basa en un muy alto grado, para la producción y para mantener la tasa de ganancia, en una vasta red de maquiladoras, en particular en el tercer mundo de América Latina, África, el Medio Oriente y Asia, mientras que la actividad capitalista en los “países de base” capitalista-imperialistas se ubica cada vez más en la esfera de las finanzas y la especulación financiera, y la tecnología de punta de “alta gama” (y no la producción de los materiales físicos básicos para dicha tecnología), así como el sector servicios y la esfera comercial (con el creciente papel de la comercialización en línea). Como señalara Lenin, esto les pone “el sello del parasitismo” a la totalidad de las sociedades como Estados Unidos. [volver]

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