Estado卐 Unido卐: condenados a vivir y morir en un infierno

| revcom.us

 

La manera que juzgan, condenan, dan penas y encarcelan a los “criminales” en Estados Unidos deja ver algo profundo sobre Estado卐 Unido卐.

En Estados Unidos en los últimos 50 años la población penal ha crecido en un 690%, a 1,4 millones de personas. Si contamos a las personas en las cárceles, la cantidad de personas tras rejas alcanza dos millones1.

Esto en sí demuestra la total crueldad y barbarie de este sistema. Pero ahora, un nuevo estudio de The Sentencing Project2 da a conocer un aspecto especialmente repugnante de la encarcelación en masa en Estados Unidos:

  • Hoy, más de 200.000 prisioneros purgan sentencias de cadena perpetua3.
  • Esa cantidad es la misma que el total de la población penal en 19704.

El estudio también halló:

  • Más de dos tercios de las personas que purgan sentencias de cadena perpetua son personas de color. A nivel nacional, uno de cada cinco hombres negros en las prisiones purga una sentencia de cadena perpetua.
  • Unos presos bajo cadena perpetua eran menores de edad, de 13 y 14 años, cuando fueron condenados del delito. Y la cantidad de presos bajo cadena perpetua que son mayores de 55 años, la cual el año pasado sumaban 61.000, se ha triplicado desde 2000.
  • De 2008 a 2020, la cantidad de mujeres que purgan sentencias de cadena perpetua, sin libertad condicional, aumentó en un 43% (en comparación con un 29% para los hombres que purgan sentencias similares). Una de cada nueve mujeres negras en la prisión está purgando una sentencia de cadena perpetua.

Estados Unidos tiene un 4% de la población del mundo —y el 83% de los presos bajo cadena perpetua sin libertad condicional— una condena que en general no existe en otros países.

¿Por qué tantos hombres han recibido lo que se ha llamado “muerte por encarcelamiento” —condenados a vivir y morir en mazmorras estadounidenses?

La desesperación en que este sistema mete a la gente —con la pobreza, el desempleo y la drogadicción— son factores. Pero una importante razón por el crecimiento del encarcelamiento en masa —Y ADEMÁS la cantidad de personas bajo cadena perpetua— es la “guerra contra la droga” que se inició a principios de los años 19705. Los funcionarios gubernamentales que encabezaron esa guerra decían que se trataba de combatir “el crimen y la droga”, pero en realidad tenía que ver con generalizar el control social, especialmente sobre los negros, latinos y otros oprimidos. Autorizó mayores poderes para la policía y militarizó a la policía.

En 1986, el Congreso aprobó el Acta contra el Abuso de Drogas, que no dejó ninguna duda, si es que alguna vez hubo alguna, de que el sistema penitenciario de Estados Unidos no tiene nada que ver con la “rehabilitación” o con “ayudar a las personas a que abandonen una vida de la delincuencia”. De lo que si se trata es de “encerrar a la gente y tirar la llave”.

Se presentaron nuevas leyes para penas increíblemente severas e injustas, como las leyes de “tres strikes y fuera” — que estipulaban condenas de cadena perpetua para cualquiera que estuviera de un tercer delito grave. Por ejemplo, un hombre en California fue condenado por robarse una rebanada de pizza. La ley de los “tres strikes” permite que la fiscalía tipifique un delito menor como un delito grave, y luego, tras dos condenas por delitos graves anteriores, el “tercer strike” implica una condena de 25 años a cadena perpetua. Un hombre en Nueva Orleáns fue condenado por robarse una chaqueta de $159 en una tienda, un delito que conlleva una condena de seis meses de prisión. Pero debido a dos anteriores “strikes” —un robo simple cuando tenía 17 años de edad y dos condenas por robo de autos—, el juez estuvo obligado a condenarlo a cadena perpetua sin libertad condicional.

Hace poco en Nueva York, un juez anuló las condenas de tres hombres negros que habían sido juzgados injustamente y condenados de homicidio6. Habían sido condenados a una pena de 50 años a cadena perpetua y ya habían cumplido 24 años. ¿Cuántos otros están encerrados y mueren en prisión después de haber sido injustamente condenados a cadena perpetua?

En su Declaración de Año Nuevo7, de enero de 2021: UN AÑO NUEVO, LA NECESIDAD URGENTE DE UN MUNDO RADICALMENTE NUEVO — PARA LA EMANCIPACIÓN DE TODA LA HUMANIDAD, Bob Avakian señala la manera dramática en que ha cambiado la situación del pueblo negro desde que terminó la Segunda Guerra Mundial:

Las fuerzas gobernantes en la sociedad, sin capacidad de proporcionar una resolución positiva a las agudas contradicciones ligadas a estos cambios —sin capacidad de poner fin al racismo sistémico que implica una discriminación degradante incluso contra sectores económicamente más acomodados del pueblo negro, sin capacidad de integrar a grandes cantidades de los negros en la economía “formal”—, han respondido a esta situación con la encarcelación en masa de millones de varones negros (y crecientes cantidades de mujeres negras) con arrestos, juicios, condenas y penas que conllevan aún más discriminación e injusticia, y al desatar y respaldar el terror policial sistemático, el que se dirige especialmente contra las personas negras en las comunidades marginadas de las ciudades pero que puede poner en la mira a cualquier persona negra, en cualquier lugar y en cualquier momento.

Así es Estado卐 Unido卐 —un sistema al que hay que derrocar a la mayor brevedad posible.

 


1. No End in Sight—America’s Enduring Reliance on Life Imprisonment [Ningún fin a la vista: la dependencia duradera de Estados Unidos de la cadena perpetua], The Sentencing Project, 2021. [volver]

2. No End in Sight—America’s Enduring Reliance on Life Imprisonment. [volver]

3. El estudio de The Sentencing Project incluye las condenas a cadena perpetua impuestas con oportunidad de salir bajo libertad condicional, las condenas de muchas décadas que equivalen a cadenas “perpetuas virtuales” y las condenas de cadena perpetua sin libertad condicional. [volver]

4. En 1970 había cerca de 200.000 personas en las prisiones (esta cantidad no incluye a las personas que estaban en la cárcel). [volver]

5. Crimen Yanqui Caso #66: La “guerra contra las drogas”: 1970 hasta el presente, revcom.us. [volver]

6. 24 Years Later, Freed Over Prosecutors’ Missteps” (24 años después, liberados por los malpasos de la fiscalía), New York Times, 6 de marzo de 2021. [volver]

7. Un año nuevo, La necesidad urgente de un mundo radicalmente nuevo — Para la emancipación de toda la humanidad, revcom.us, enero 2021. [volver]

8. “Life Sentences for Non-Violent Crimes?” (¿Cadena perpetua por delitos no violentos?), PagosaDailyPost.com, de Sam Ben-Meir, profesor de filosofía y religiones mundiales en Mercy College, Ciudad de Nueva York, 31 de agosto de 2020. [volver]

“Leyes porcinas” y cadena perpetua sin libertad condicional

Aparte de la pena de muerte, la sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional es la sentencia más severa, por un delito no violento. En más del 80% de los casos en los que se pronuncia una cadena perpetua sin libertad condicional, el juez no tuvo otra opción porque semejante condena es legalmente automática y obligatoria.

En 1997, en Luisiana, Fair Wayne Bryant, un hombre negro, fue condenado a cadena perpetua por tentativa de robarse unas tijeras de podar a un cuarto de almacenaje en un garaje. Bryant ya había cumplido 23 años en la prisión y ya tenía 60 años de edad. El 31 de julio 2020, la Corte Suprema de Luisiana rechazó una solicitud para revisar su condena de cadena perpetua, lo que ratificó la decisión de un tribunal inferior de que la condena de cadena perpetua contra Bryant “es definitiva”. Tan sólo una jueza discrepó, la presidenta del Tribunal Supremo Bernette Johnson.

El profesor Sam Ben-Meir, en una columna de opinión, señala que Johnson argumenta que “el caso de Bryant es una manifestación moderna de las ‘leyes porcinas’ que fueron ‘diseñadas en gran medida para volver a esclavizar a los afroamericanos’ después de la Guerra Civil, contra acciones ‘como robar ganado y cerdos —las cuales se considera un comportamiento estereotipado de los “negros”— al reducir el umbral de lo que se tipifica como un delito y aumentar la severidad de su castigo’”. Ben-Meir señala que Bryant se encuentra en la Penitenciaría del Estado de Luisiana, que una vez fue una plantación de esclavos: “Al igual que la prisión, la plantación también era conocida como Angola, por el país africano de donde originaron los esclavos. La plantación de Angola fue adquirida por un comandante del Ejército de la Confederación esclavista tras la abolición de la esclavitud. Los internos que vivían en los anteriores cuartos de los esclavos fueron sometidos a un sistema de trabajo penal en el que los presos podían ser alquilados a particulares, lo que efectivamente conservaba la esclavitud por otros medios. Como dijo Paul Gardullo, un curador del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana: “Las personas –en su mayoría hombres jóvenes negros— fueron detenidas en rastrillajes por delitos menores, y los pusieron a trabajar como una forma de controlar a los nuevos libertos”’ 8.

 

 

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