Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional

Púlpito de huesos

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #976, 4 de octubre, 1998

"Por cualquier lado que se mire, no cabe duda de que en la actualidad hay lo que se podría llamar una `crisis moral en Estados Unidos'. Ha habido un considerable `derrumbamiento de la moral tradicional'. Pero la respuesta a esto, si se piensa en lo que más le conviene a la gran mayoría de la población de Estados Unidos y a la gran mayoría de la humanidad, no es reafirmar agresivamente esa `moral tradicional', sino conseguir que la humanidad encarne una moral radicalmente diferente, a medida que vaya transformando radicalmente la sociedad y el mundo, y como algo necesario para lograrlo. No se trata de apretar las cadenas de la tradición sino de romperlas".

Bob Avakian

En vista de la actual lucha intestina de la clase dominante, la serie de artículos de Bob Avakian sobre la `crisis de la moral' es muy pertinente. Entre esos importantes ensayos figuran: "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional(Parte 2)". Estos artículos salieron en el Obrero Revolucionario, en una serie titulada "¿Qué es la moral comunista?", de enero a mayo de 1996.

En esta parte de "Predicando desde un púlpito de huesos", Avakian critica el libro de William Bennett titulado Libro de virtudes. Hoy en día, Bennett es uno de los que exigen que Clinton renuncie.

El OR publicará más partes de esta serie y los lectores la encontrarán en su totalidad en el website del OR en: http//mcs.net//rwor.com

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En una de sus canciones de más impacto, el fabuloso músico de reggae Peter Tosh rechaza la glorificación de los "dizque grandes hombres" de "la civilización occidental" como Cristóbal Colón. Canta:

"Lo que hacían esos `grandes hombres'
era robar y violar,
secuestrar y matar;
esos dizque `grandes hombres'
lo que hacían era robar y violar,
secuestrar y matar".

Tiene razón, claro. Eso es lo que hacían y lo que siguen haciendo sus descendientes; esa es la naturaleza del sistema.

En muchas ocasiones, para ilustrar más vívidamente esos horrores, varios escritores (yo entre ellos) han usado la metáfora de sangre y huesos para representar la riqueza capitalista. Sin embargo, no es solo una metáfora, y la realidad es poderosamente ilustrada en el libro de Jack Weatherford Indian Givers, How the Indians of the Americas Transformed the World Cómo los indígenas de las Américas transformaron el mundo). Empezando con el actual tormento de un minero boliviano de Potosí--que trabaja precisamente donde esclavos reales o virtuales sacaron montañas de plata durante siglos para enviar a Europa--Weatherford resucita a los millones de indígenas y africanos cuya sangre, piel y huesos construyeron el pedestal para la riqueza de las naciones europeas. Weatherford concluye mordazmente: "Los capitalistas levantaron la nueva estructura sobre dos pilares gemelos: el tráfico de esclavos africanos y la piratería de la plata americana". Luego cita una afirmación de Marx que, con punzante ironía, capta la esencia de esto: "El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista".

Hoy en día, no hay en Estados Unidos ningún politiquero de peso que defienda la esclavitud (aunque es difícil ver a tipos como Pat Roberts y Jesse Helms y no ver amos y capataces de esclavos). Pero, ¿hay algún importante representante de la clase dominante estadounidense que no considere "grandes hombres" a esclavistas como George Washington (el "padre de la patria"), Thomas Jefferson (principal autor de la "Declaración de Independencia") y James Madison (principal autor de la Constitución de Estados Unidos), y a quienes William Bennett presenta como modelos de "virtud" en su best seller, Libro de virtudes? Más aún, ¿hay representante alguno de la clase dominante capitalista dispuesto a decir que debido a que su riqueza y el poder de su estado llevan en sus venas mano de obra esclava, su riqueza fue mal conseguida y que por ende su poder es ilegítimo?

Además de la mano de obra de los esclavos, ¿qué más sustenta esa base? La conquista y el genocidio de los indígenas; el robo de la tierra y sus recursos; la desalmada utilización de la mano de obra de los niños en la maquinaria de acumulación capitalista; la degradación, maltrato y explotación de la mujer por salarios bajísimos; el sometimiento y superexplotación de los pueblos que no son europeos. Todo eso ha continuado desde la primera conquista hasta la fecha y de un rincón del mundo al otro: de las maquiladoras de costura en Estados Unidos a peores maquiladoras en Haití o Paquistán; del genocidio de millones en Indochina e Indonesia a la destrucción y matanza masiva contra Irak y su pueblo, especialmente contra los niños.

Ladrones de imperio

Ese es el púlpito de huesos sobre el que William Bennett y otros se reclinan para predicar sus "virtudes". Tienen las agallas de exaltar el valor del "Trabajo" (uno de los capítulos del libro de Bennett), cuando el trabajo que durante siglos los ha elevado a la posición que tienen es el trabajo de otros, en condiciones de virtual esclavitud y otras formas de salvaje explotación.

No es de extrañarse entonces cuando en el capítulo "Trabajo" Bennett presenta cuentos, poemas y parábolas sobre abejas y hormigas, y el cuento de "La rebelión contra el estómago", cuya esencia es que la división de funciones en la que diferentes partes del cuerpo alimentan al estómago es, al fin y al cabo, ¡la mejor situación posible! La "división de funciones" que hoy predomina en el mundo, en la que las clases dominantes de un puñado de países se alimentan de la mano de obra de billones de personas a las que tratan como abejas y hormigas, es una división de funciones que las clases dominantes y sus representantes, como William Bennett, hacen todo lo posible por mantener y reforzar.

Esa gente habla de "Responsabilidad" (el título de otro de los capítulos del libro de Bennett) y de que la falta de responsabilidad está corroyendo a la juventud y a la ciudadanía en general. Dicen que todos deben responsabilizarse de las alternativas que escogen en la vida. Pero, ¿por qué es que la clase de gente a la que Bennett representa tiene que escoger entre alternativas como cerrar fábricas en este o aquel lugar, o invertir billones de dólares en México o Corea del Sur, o qué medidas de austeridad imponerle a Perú, o cómo librar una guerra contra Irak o cuándo invadir a Panamá o Haití? Mientras que para la gente de un país como Estados Unidos que pertenece a lo que se llama la "clase media", las alternativas son aceptar un recorte salarial o perder el trabajo, o endeudarse más para ayudar a los hijos a estudiar en la universidad. Para millones en los ghettos y barrios de Estados Unidos, las alternativas son más bien buscar un trabajo que paga el salario mínimo o meterse al welfare, recurrir al crimen o luchar en una de esas guerras que la clase dominante decide lanzar. ¡Y en Tailandia una niña de 9 ó 10 años tiene que "escoger" entre las alternativas de trabajar en una maquiladora haciendo ropa o juguetes para exportar a países como Estados Unidos, o meterse a un prostíbulo para ser vendida a hombres de negocios de Japón, Europa o Estados Unidos! El sistema mundial del capitalismo e imperialismo y sus relaciones de opresión económicas, sociales y políticas establecen las condiciones en que diferentes clases y grupos sociales tienen determinadas alternativas.

En realidad es una mentira cruel, cínica y monstruosa predicar, como hace Bennett: "Aristóteles fue uno de los primeros en decir que nos volvemos lo que somos por las decisiones que tomamos nosotros mismos". ¡¿Explica eso por qué 40.000 niños mueren todos los días en el tercer mundo de hambre y enfermedades curables, por qué uno de cada cinco niños de Perú muere antes de cumplir cinco años, al mismo tiempo que tipos como William Bennett van a cenas de $1000 por plato para recaudar fondos para su propaganda reaccionaria?!

Cuando Bennett arenga contra la plaga del crimen, me hace recordar una historia (en un escrito de San Agustín, para colmo) sobre una conversación entre Alejandro Magno y un pirata que capturó:

"El pirata detenido le dio una respuesta apropiada y en el blanco a Alejandro Magno. Porque cuando ese rey le preguntó al hombre cuáles eran sus intenciones al apropiarse de posesiones en alta mar, él le contestó con orgullo audaz: `Las mismas de Ud. al apropiarse del mundo entero; pero porque lo hago con un barco pequeño, me llaman ladrón, mientras a Ud., que lo hace con una gran flota, lo titulan emperador'".

EN LA NETA DEL OR:

Escándalo de Washington: Lucha intestina de la clase dominante
El informe Starr

del OR No. 975

Escándalo de Washington: Lucha intestina de la clase dominante
Golpes bajos y sucios

del OR No. 972

de Redwing


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