Obrero Revolucionario #1034, 12 de diciembre, 1999
El 13 de febrero de 1996, una serie de ataques armados coordinados inició un nuevo capítulo en la historia de Nepal. Bajo la dirección del Partido Comunista de Nepal (Maoísta), miles de hombres y mujeres dieron inicio a una guerra popular con el fin de barrer el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático de la faz del país. Durante tres años, la revolución se ha extendido, ha echado raíces y ha logrado mucho en Nepal. Es un acontecimiento significativo, pero altamente desconocido en Estados Unidos. Los que hemos tratado de mantenernos al tanto de esta guerra popular hemos obtenido información valiosa, pero es escasa.
Ahora el Obrero Revolucionario/Revolutionary Worker presenta un reportaje exclusivo. Hace poco nuestra corresponsal Li Onesto regresó de un viaje de varios meses a Nepal, donde recorrió el país con el Ejército Popular, se reunió y platicó con dirigentes del partido, guerrilleros, activistas de las organizaciones populares y habitantes de muchos pueblos... o sea, con los que están librando una auténtica guerra popular maoísta y empiezan a ejercer el nuevo poder popular. Damos un saludo rojo "lal salaam" a todos los de Nepal que hicieron posible este viaje.
A continuación publicamos la entrega número 16 de nuestra serie sobre Nepal. (Vea las partes 1-16 en el OR No. 1014-1020, 1022, 1023, 1025, 1027-1029, 1032 y 1033.)
Por lo general, caminamos de noche y solo nos desplazamos de día en las zonas más seguras. Trepamos muchas horas por los senderos y bosques sin ver a otros seres humanos, pero de vez en cuando nos encontramos con aldeanos en medio de sus actividades cotidianas.
Un día emprendemos al amanecer el camino cuesta arriba; caminamos un par de horas solos, cuando de repente aparece una sucesión de campesinos bajando por la montaña. Los hombres y mujeres cargan enormes bultos; unos nos saludan y los demás pasan en silencio, mirando fijamente el camino. Van acompañados de niños chiquitos con grandes tinajas de plástico.
Le pido a mi traductor Pravat que me explique qué están haciendo. Y él, a su vez, le pregunta a otro camarada, que dice que en esta zona recogen brea de pino de los árboles en las cimas y la bajan para venderla a un intermediario, que la vende a las compañías grandes. ¡Qué duro es ese trabajo! A los campesinos les toca buscar trabajos de ese tipo porque cultivar la tierra no les alcanza para subsistir.
Ya llevamos una semana viajando en Rukum y la situación está más y más tensa, pues estamos en vísperas de los comicios parlamentarios y el gobierno está haciendo todo lo posible para que salgan bien. Por ejemplo, se realizarán en dos fases para permitir la concentración de las fuerzas policiales y se votará primero en los distritos donde la guerra popular tiene mayor fuerza. Por su parte, el partido está movilizando a las organizaciones de masas a boicotear las elecciones.
Han despachado miles y miles de policías a la Región Occidental, sobre todo a Rolpa y Rukum, y en el último mes ha habido muchos enfrentamientos con el ejército popular. Anoche llegamos a nuestro destino a las 9 p.m., cenamos y ya nos acostábamos cuando de repente tuvimos que salir y trepar dos horas más por la montaña. Resulta que estábamos a apenas unos kilómetros de un puesto de votación y la policía estaba patrullando. Tuvimos que salir cuanto antes, amparados por la oscuridad.
Luchar por la Revolución de Nueva Democracia
Me interesa mucho la relación entre la Revolución de Nueva Democracia y la lucha de las nacionalidades oprimidas. El país tiene una gran diversidad étnica y cultural: unos 30 grupos étnicos (y 100 idiomas) que viven en distintas zonas, con su propia cultura e idioma. Así que el problema nacional es un aspecto clave de la Revolución de Nueva Democracia aquí en Nepal y, al viajar por el país, es evidente que la lucha de los grupos étnicos le está echando leña a la hoguera de la guerra popular.
En Katmandú, hablé con el presidente de Newa Khala, la organización que acababa de dirigir el primer bandh (paro general) por los reclamos del pueblo newar. En el oriente, me entrevisté con guerrilleros de la nacionalidad oprimida tamang que dijeron que la opresión de los grupos étnicos, calificados de "castas inferiores" por el gobierno, les impulsó a unirse a la guerra popular.
Un guerrillero de 22 años me dijo: "Soy de una humilde familia campesina, de una casta inferior. He sufrido dos tipos de opresión, como campesino pobre y como nacionalidad oprimida.... Con el inicio de la guerra popular, me entusiasmé, pues vi que era la manera de liberarnos del reaccionario estado hindú".
Su compañero de escuadra dijo: "La discriminación contra los indígenas por el chovinismo hindú y la clase dominante reaccionaria me impulsó a ingresar al ejército popular. Soy del pueblo tamang, una de las nacionalidades oprimidas de Nepal. No tenemos posibilidades de trabajar en el gobierno ni en los sectores oficiales y el reaccionario estado hindú nos oprime. Capté que hay que empuñar el fusil para liberarnos de esa opresión, pues el estado reaccionario se impone por medio de las armas. Por eso, ingresé al ejército popular".
Un guerrillero de 40 años de Bethan agregó: "Me uní al ejército popular, no solo por la represión económica sino porque a los pueblos autóctonos no nos permiten hablar nuestro propio idioma ni leer la lengua materna, y el gobierno hindú nos reprime. Estoy resuelto a hacer realidad el gran sueño de establecer un nuevo sistema democrático de igualdad que borrará la discriminación que perpetúan los reaccionarios".
Aquí en el occidente, los magar son el mayor grupo étnico y la mayoría de las fuerzas revolucionarias de Rolpa y Rukum. De hecho, la fuerte unidad entre esa lucha y la revolución ha contribuido a convertir esos distritos en bastiones de la guerra popular.
Los magar tienen un aspecto asiático, lo que los diferencia de las otras nacionalidades, y algunos solo hablan su lengua materna, kham. Para hablar con las familias de los mártires aquí, necesito dos traductores: uno traduce de kham a nepalés y el otro de nepalés a inglés.
Los magar revolucionarios
El país de Nepal se constituyó en el siglo 18 a través de la conquista de casi 60 antiguos estados y tribus a lo largo de los cerros al sur del Himalaya. Durante 3000 años ese territorio de 128.000 kilómetros cuadrados fue poblado por una mezcla de grupos nómadas de las llanuras de India y la altiplanicie de Tibet. En el oriente, se encontraba gente de ascendencia tibetana-birmana o asiática y en el occidente de ascendencia indonesa-aria. Tras las invasiones musulmanas de India del siglo 12, muchos hindúes emigraron a dicho territorio.
Hacia el siglo 14, pequeños reinos feudales asimilaron las comunidades tribales de los cerros centrales y occidentales, y los indoneso-arios, en particular las castas de brahamanes y chhetris, dominaron a los otros grupos étnicos. A partir de esa época, se impusieron la nacionalidad khas, la religión hindú y el idioma nepalés. Durante siglos la clase dominante ha discriminado contra los demás idiomas, religiones y nacionalidades, y ha explotado y oprimido a esos pueblos.
Llegamos a otro paraje donde tengo la oportunidad de entrevistar a representantes de dos organizaciones de los magar. Primero, Narenda Buda, del Comité Central de la Asociación de los Magar de Nepal y miembro de la Asociación Nepalesa de Nacionalidades, me dice:
"El 80% de la población de Rolpa es magar, así como el 65% de Rukum y el 40% de Jarjarkot. Asimismo, en Solyan los magar son el 40%. O sea, componen del 40% a 50% de la población de toda la Región Occidental. En su mayoría son campesinos pobres que practican chamanismo con sus propios sacerdotes [Jhankri]. Sin embargo, la religión hindú ha suprimido su religión autóctona y las autoridades los obligan a adoptar costumbres hindúes; por ejemplo, tradicionalmente los magar comen carne de res, pero el gobierno prohíbe esa práctica.
"Los magar reclaman una educación en su propio idioma-kham, magar o kaikec-pero el gobierno les niega ese derecho. Aunque la mayoría de los magar hablan nepalés además de su lengua materna, en las escuelas públicas enseñan sánscrito, un idioma muerto, lo cual les dificulta mucho el aprendizaje; de hecho, prácticamente todos reprueban esa materia. Hay fuerte oposición a la enseñanza de sánscrito: marchas, quema de libros de sánscrito, boicots de los exámenes, etc., pero el gobierno hace oídos sordos al clamor popular".
Narenda dice que muchos miembros de la Asociación de los Magar apoyan la guerra popular, pero la organización abarca un abanico de fuerzas políticas, incluso grupos reaccionarios y revisionistas como el UML [Partido Comunista Nepalés Unido (Marxista-Leninista)] y el ML [Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista)]. Dice:
"La meta de la Asociación de los Magar es fomentar nuestro idioma y cultura, y mejorar la situación económica de nuestro pueblo. Su labor es principalmente social y cultural. Los magar de algunas zonas tienen una larga tradición cultural, pero en otras zonas los han asimilado y han perdido sus tradiciones. Algunas etnias magar no son autóctonas, y viven en condiciones sociales y económicas primitivas bajo la bota de otras castas".
Por otra parte, me cuenta que el Frente de Liberación Magarot es una organización política que se solidariza con la guerra popular: "Se adhiere a la línea maoísta y participa en el frente único revolucionario. Reclama autonomía del gobierno reaccionario que nos oprime económica, política y socialmente. En el caso de que el gobierno de nueva democracia oprima a los magar, el frente reclamará autonomía, pero si se otorga igualdad de derechos y oportunidades a los magar, no pedirá autonomía; es decir, en tal caso, el frente se integrará al gobierno de nueva democracia. Se espera que los maoístas otorguen plena igualdad a los magar y que no será necesario formar nuestra propia nación".
El otro entrevistado, Anuman, del Comité Central del Frente de Liberación Magarot, dice:
"Los magar tienen una forma de vida primitiva con fuertes rasgos comunistas y colectivos. Hay métodos colectivos de cultivar la tierra y la cosecha se reparte entre todos. Las praderas son tierras comunales. En sus comunidades, todo el mundo se conoce y es común que los bisabuelos, abuelos, padres e hijos vivan bajo el mismo techo. También existe mayor igualdad de hombres y mujeres. El Frente fomenta la lengua y la cultura autóctona; destacamos los problemas sociales y económicos; y condenamos la dominación del hinduismo. Es nuestro deber preservar nuestra cultura e idioma".
El Partido Comunista de Nepal (Maoísta) respeta el derecho de autodeterminación y autonomía de las nacionalidades oprimidas; su programa plantea: formar una República de Nueva Democracia donde participarán todas las nacionalidades; barrer la explotación y opresión de las nacionalidades oprimidas, así como la supresión de su idioma, religión, etc.; y fomentar la igualdad de derechos y oportunidades de todos los grupos étnicos.
Anuman dice: "Hay que unirnos para tomar el poder y dárselo a las castas inferiores que supervisarán los distintos aspectos de la sociedad como son la construcción, las escuelas, etc., en cada zona. Vivimos en condiciones sociales muy atrasadas y las castas superiores no nos toman en cuenta, es decir, ellos son los que determinan la política nacional y nosotros carecemos de poder.
"Nos oprime el chovinismo hindú, pero no por eso planteamos el chovinismo magar. Al contrario, abogamos por la igualdad de las castas, y el respeto para todas las religiones y culturas. Planteamos plena igualdad de derechos de todos los seres humanos. Pero actualmente esa igualdad no existe; por eso, debemos unirnos, luchar por ella y fomentar la línea política de los maoístas.
"El gobierno reaccionario oprime a las castas inferiores, pero los comunistas son internacionalistas. Nosotros divulgamos esa visión comunista y decimos que los maoístas son los auténticos comunistas de Nepal; el PCN (Maoísta) brinda un concepto justo de la autodeterminación y autonomía a los magar, y por eso debemos apoyarlo".
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Al concluir la reunión, me pongo a pensar que la guerra popular está brindando una nueva visión de vivir, trabajar y luchar juntos. A través de los siglos, el feudalismo ha creado una sociedad sumamente jerárquica donde "dios" otorga a ciertas castas el derecho de gobernar a las demás y las castas inferiores son tachadas de "intocables" que solo sirven para hacer los oficios bajos de la sociedad. Desde luego, la discriminación y opresión nacional tienen una historia muy propia aquí en Nepal, pero por otro lado la situación que se encuentra en este país no es tan diferente que la de grandes partes del mundo o incluso de Estados Unidos.
Andar con el ejército popular me ha dado la singular oportunidad de ver un poco del nuevo futuro por el cual luchan los camaradas nepaleses. Hombres y mujeres, cuadros experimentados y nuevos reclutas, gente de muchas nacionalidades, todos luchan juntos, guiados por una visión revolucionaria común: el ferviente deseo de acabar con un sistema que oprime al pueblo de mil y una formas.
En la sociedad tradicional es sacrílego casarse con una persona que no pertenece a la misma casta o grupo étnico. Desde luego, los de las castas superiores no se casan con gente de una casta inferior. Pero la guerra popular fomenta nuevas costumbres y actitudes liberadoras. Muchos camaradas me presentan a su pareja y señalan con orgullo que es de otra casta. Asimismo, los jóvenes guerrilleros alzan la frente al decir que son de una familia campesina pobre o de una casta inferior, pues les da mucho orgullo ser combatientes del ejército popular y luchar para emancipar al mundo.
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