Revolución #105, 21 de octubre de 2007

voz del partido comunista revolucionario, eu

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Revolución #105, 21 de octubre de 2007


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¡Basta ya! ¡Basta ya! ¡Todos a la calle el 22 de octubre!

Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación—¡Vístete de negro!

El 22 de octubre, urge realizar una poderosa manifestación para:

PARAR la brutalidad policial

PARAR la represión

PARAR la criminalización de una generación

La brutalidad policial sigue sin parar. En Chicago, la policía ha matado a balazos a ocho jóvenes negros y latinos —uno de apenas 15 años— desde el 21 de julio. Durante el último año, vimos el asesinato de Sean Bell en Nueva York el día de su boda: desarmado, muerto en una lluvia de balas del Departamento de Policía de Nueva York. En Oakland, la policía mató a un tiro a Gary King, Jr. Su madre le dijo a Revolución: “Tenía toda la vida por venir”. En West Memphis, Arkansas, unos tiras mataron a tiros a DeAunta Terrell Farrow, de 12 años, mientras caminaba a casa de una tienda.

Después de Katrina, en Nueva Orleáns la Guardia Nacional y los paramilitares a sueldo de la compañía Blackwater (que matan con impunidad en Irak) ocuparon la ciudad. Mientras que el sistema no hizo nada (igual que hoy) para ayudar a los pobres y negros en Nueva Orleáns (o desplazados de la ciudad), la Guardia Nacional dijo que su misión era realizar una “operación de combate para restaurar el control”. (Hay más información sobre esto en revcom.us).

De frontera a frontera y costa a costa, la policía hace lo mismo que las chusmas linchadoras de otra época en el Sur: cumple la sentencia de muerte que pende sobre millones de jóvenes por ser negros o latinos. ¿Por qué? Es una consecuencia del funcionamiento de este sistema. Todos los capitalistas compiten en la competencia despiadada para sacar las mayores ganancias. En otra época, eso llevó a sacar a los negros de la tierra, donde vivían en condiciones parecidas a la esclavitud como aparceros, y desplazarlos a las fábricas, fundiciones y mataderos horribles de las grandes ciudades. En el contexto de un período de agitación social general que sacudió la sociedad y que todavía es tema polémico, esos trabajadores libraron luchas contra esas condiciones y algunos murieron en las huelgas y protestas. Hoy, el sistema ha redoblado la explotación aquí y por todo el mundo. Para los capitalistas, el espíritu desafiante de los negros es un obstáculo a todo esto. Han trasladado muchos trabajos, han abandonado las escuelas de los ghettos urbanos, tumban las viviendas o las deja a podrir y no ofrecen ningún futuro a millones de jóvenes. A los ojos de este sistema, estos seres humanos preciosos son “superfluos”, o sea, no los necesita. Y los considera rebeldes. Por eso les echa la culpa, los demoniza y desencadena a la policía a aterrorizarlos y matarlos.

Miremos a las redadas de todos los que parecen latinos. En un matadero de la compañía Swift, dividieron a los trabajadores según el color de la piel para interrogarlos y para que la Migra los detuviera y deportara. En el condado Nassau, Nueva York, según escribió el periódico New York Times: “Docenas de agentes de inmigración federales de todo el país, algunos con sombreros de vaquero y escopetas y armas automáticas, pusieron en peligro a los habitantes y a la policía local”. Separan a los hijos de sus padres, igual que hacían los esclavistas con los esclavos.

Otra vez, tenemos que preguntar: ¿por qué? Y una vez más la respuesta es por el sistema. Este sistema capitalista-imperialista ha devastado la economía de países como México, destruido la agricultura de pequeña escala y desplazado a millones de personas de la tierra. A los desplazados los atrae a los trabajos más peligrosos, poco saludables y peor pagados en Estados Unidos. Hoy, para este sistema, estos millones de migrantes, que no tienen nada que perder menos sus cadenas, y cuya cultura e idioma se consideran una amenaza a la “cohesión social” de este sistema opresivo, son una fuente necesaria de superganancias y un peligro potencial. Por eso a los migrantes también (como a los jóvenes negros de las ciudades) los demoniza y criminaliza. El año pasado, el 1º de Mayo, la policía abrió fuego con 150 balas de goma contra una protesta de migrantes en Los Ángeles, y aporreó y atacó con salvajismo a los manifestantes, vecinos y corresponsales. El sistema y sus lacayos fascistas de la prensa justifican la oleada de redadas y ataques contra los migrantes con la mentira de que este terror de estado policial es para proteger al país de los criminales y terroristas.

Miremos a lo que pasó con los 6 de Jena, que todavía podrían pasar años en la cárcel. El sistema está resuelto a castigar a los estudiantes negros de la prepa Jena High por sentarse debajo del árbol “solo para blancos” en el patio y protestar contra los dogales colgados del árbol. Esto va mucho más allá de un fiscal racista: el Departamento de Justicia federal investigó y aprobó lo que pasó en Jena, y lo llamó “normal” y no “anormal”. Pero millones de personas, especialmente los negros, ven en el caso de los 6 de Jena una infamia tanto como un ejemplo típico de cómo el sistema trata a los negros. Anularon la primera condena de Mychal Bell, uno de los 6 de Jena, en respuesta a la creciente lucha popular. Tras la histórica protesta en Jena y los paros estudiantiles por todo el país, pusieron en libertad a Bell brevemente. Pero al cierre de esta edición, han vuelto a meterlo a la cárcel: el sistema sigue resuelto a declarar que no se puede oponerle resistencia a la supremacía blanca. ¡La lucha de libertad para los 6 de Jena tiene que continuar y redoblar, hasta que todos salen libres! Y gente de todas las nacionalidades tiene que participar. Y esta demanda tiene que ser parte de las protestas del 22 de octubre.

¿Y las constantes revelaciones sobre el espionaje y la represión del gobierno? El gobierno interviene los teléfonos de millones de personas, coloca cámaras de video por todas partes y espía sobre lo que se lee en las bibliotecas. Durante un año antes de la Convención Nacional del Partido Republicano de 2004, la policía llevó a cabo operaciones clandestinas contra actores, grupos religiosos, organizaciones antibélicas, ambientalistas, grupos que se ponen a la pena de muerte, el movimiento contra la globalización y los que se oponen a Bush, entre ellos tres funcionarios del gobierno de Nueva York. Bush puede meter a la cárcel a cualquier persona que quiera, sin juicio, y someterlo a la tortura, como hizo con José Padilla.

En todo esto se ve un patrón: la brutalidad sistemática, el asesinato y la represión para imponer un sistema de explotación. Un sistema de esclavitud moderna. Un sistema que se ceba del saqueo del mundo y no puede tolerar el disentimiento o la protesta. Tenemos que oponer resistencia a la brutalidad policial y hacemos todo lo posible para conseguir justicia en los casos de los maltratados y muertos por la policía. Y para poner fin a la brutalidad policial, de una vez por todas, necesitamos una revolución, una revolución comunista. La revolución comunista crea todo un nuevo sistema y todo un nuevo poder estatal. En vez de una sociedad basada en opresión, explotación, desigualdad y todo lo que las acompaña, como la brutalidad policial, el nuevo poder estatal abre la puerta a la juventud a dedicar su creatividad y energía a la construcción de un mundo mejor. Para poner fin a la brutalidad policial, de una vez por todas, la lucha contra la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación tiene que ser parte de un creciente movimiento revolucionario, cuya meta es la revolución y el comunismo.

Centenares de miles han protestado contra la criminalización de los migrantes en los últimos años. La protesta histórica en Jena fue el comienzo de una oleada de oposición. Los grupos y activistas de libertades civiles han condenado las medidas de estado policial.

Estos brotes de lucha tienen que ser un comienzo. El 22 de octubre la gente tiene que rechazar las medidas del sistema para dividirnos y enemistarnos, y tiene que forjar unidad. Tiene que haber protestas organizadas y militantes.El 22 de octubre puede y tiene que demostrar la unidad de todos los que se oponen a la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación. En el pasado, en el 22 de octubre han participado jóvenes negros y latinos y activistas de derechos humanos, padres de los muertos por la policía, jornaleros, activistas antibélicos, defensores de los migrantes, profesionales, estudiantes y gente de todas las nacionalidades, vestidos de negro y en marchas callejeras.

Forjar un poderoso movimiento contra la brutalidad policial, y distribuir el periódico Revolución por todas partes de la sociedad, son elementos importantes de construir un movimiento revolucionario, un movimiento a favor de la revolución comunista, para crear un mundo sin los asesinos policiales y todo el sistema que imponen. Es parte de Luchar contra el sistema, y transformar al pueblo, para la revolución.

En los pocos días que quedan entre hoy y el 22 de octubre, organícense. Pónganse en contacto con la Coalición 22 de Octubre para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación. (Ver abajo.) Organicen a todos los conocidos para vestirse de negro e ir a la protesta en su ciudad, o a organizar una protesta si no hay. Hablen con los sindicatos, grupos de vecinos, comunidades religiosas, maestros y estudiantes, y otros. Lleven este número del periódico y este editorial a todas partes: la internet, los proyectos, los barrios, los lugares de trabajo y las prepas y universidades.

¡Hay que PARAR la brutalidad policial, la represión y la criminalización de una generación! ¡Todos a la calle el 22 de octubre!

Envíenos sus comentarios.

Revolución #105, 21 de octubre de 2007


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HACER LA REVOLUCIÓN Y EMANCIPAR A LA HUMANIDAD

PRIMERA PARTE: MÁS ALLÁ DEL ESTRECHO HORIZONTE DEL DERECHO BURGUÉS

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

De la Redacción: Lo que sigue es la primera parte de una serie de pasajes de una charla que dio Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, anteriormente este año (2007). La charla ha sido revisada en preparación para su publicación y se ha incluido notas al pie de la página (entre otras cosas, el autor ha ampliado en gran medida la sección sobre Karl Popper). Estos pasajes se publicarán en dos partes. La primer parte (en inglés) está en línea en revcom.us. La segunda parte (en inglés) también estará en línea pronto en revcom.us. Los pasajes de la segunda parte también se publicarán como serie en Revolución una vez que se haya terminado de publicar la primera parte.

Quiero empezar remontándome a un punto sobre lo cual seguimos hablando —y por buenas razones—  tanto porque es de gran importancia y porque todavía es poco entendido y poco aplicado. Es el problema de superar los estrechos horizontes actualmente impuestos en la sociedad y la gente y en su manera de pensar. Ahora bien, estoy al tanto de que en su nuevo CD, Modern Times (Tiempos modernos), Bob Dylan tiene una canción que se llama “Beyond the Horizon” (Más allá del horizonte). Pero nosotros estamos hablando de algo completa y radicalmente diferente: el estrecho horizonte del derecho burgués, y la necesidad que tiene la humanidad de superar ese horizonte.

¿“Yo quiero recibir más” o Queremos otro mundo?

Lo que me empujó o me provocó a hablar de esto otra vez fue la lectura de unos informes sobre las respuestas de varias personas, especialmente unos jóvenes, al DVD de mi charla filmada del 2003 Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es. Quiero empezar con el comentario de un joven (creo que fue un estudiante de una prepa de Oakland) quien, después de ver el DVD, dijo que de veras le gustó —“Estoy de acuerdo con todo y me gustó mucho la visión de la futura sociedad”— pero, agregó: “Si yo invento algo, quiero recibir más por ello”.

Aquí estamos frente al problema de si se va a dar (o no dar) un salto más allá del estrecho horizonte del derecho burgués. ¿Qué queremos decir con “derecho burgués”? Esto se refiere al concepto de “derecho” que esencialmente corresponde a las relaciones de mercancía —las relaciones en las cuales la gente se encuentra como dueños (o no dueños) de artículos, para el intercambio— y específicamente las relaciones en las cuales la apariencia de igualdad tapa profundas desigualdades, relaciones cimentadas en la explotación y opresión de los muchos por un puñado relativo. En el sentido más fundamental, esto está cimentado en una relación en la que un número pequeño de personas domina la propiedad no solo de la riqueza de la sociedad sino, fundamentalmente, de los medios para producir la riqueza (la tierra, las materias primas, las diferentes clases de tecnología, etc.), y una gran cantidad de personas es dueña de poco o nada de esas cosas y, por tanto, tiene que vender su capacidad de trabajar a los dueños de esas cosas (y, si no pueden vender su capacidad de trabajar —si no pueden conseguir un trabajo—, pasarán hambre o se verán obligadas a recurrir a otros medios, a menudo medios ilegales, para subsistir). Una vez más, ese intercambio —de la capacidad de trabajar (o “fuerza de trabajo”) por un sueldo (o salario)— parece ser un intercambio igual; pero en realidad implica y encarna una relación profundamente desigual, en la que los que no tienen capital están sometidos en una posición subordinada: obligados a trabajar —y en el proceso de trabajar crear riqueza— para los que son dueños del capital y lo controlan.

Esta relación fundamental de desigualdad, de dominación y explotación, se extiende a todas las relaciones de la sociedad capitalista y está encarnada en ellas. Veamos, por ejemplo, el concepto de “igualdad ante la ley”. Eso supuestamente quiere decir que las mismas leyes se aplican, de la misma manera, a todo el mundo, sin importar su “condición” social, la cantidad de dinero que tengan, y cosas así. Sin embargo, la experiencia demuestra que las cosas no son así en la realidad. La gente con más dinero tiene más influencia política —y los que tienen gran cantidad de dinero tienen gran cantidad de influencia y poder político—, mientras que los que tienen poco dinero, y especialmente los que tienen muy poco dinero, no tienen influencia política, lazos con el poder político, de importancia, etc. Y eso se ve, una y otra vez, en los trámites judiciales, hasta en la manera en que los que presiden los trámites judiciales (los jueces) ven —de una manera muy diferente— las diferentes clases de personas en los trámites judiciales. Pero lo que es aún más decisivo es la realidad de que las leyes mismas (y la Constitución que establece el marco para las leyes) reflejan y refuerzan las relaciones esenciales de la sociedad, y fundamentalmente las relaciones económicas (de producción) del capitalismo. Eso, por ejemplo, es por qué es perfectamente legal que los capitalistas despidan a miles de personas, o que ni siquiera los contraten, si no pueden sacar suficientes ganancias de emplearlos (y explotarlos) —o si pueden sacar mayores ganancias empleando y explotando a gente en otro lugar—, pero es ilegal que la gente a quien le han negado trabajo de esa manera se tome las cosas que necesita, sin pagar por ellas (sin dar dinero a cambio de esas cosas —dinero que no tiene, dinero que no puede ganar, porque se le ha impedido trabajar, por medios que son perfectamente legales en este sistema). A todo eso —y las muchas maneras en que eso se manifiesta en la sociedad, en las relaciones entre grupos e individuos, en las leyes e instituciones y en el pensamiento de la gente— es a lo que se refiere cuando se habla del “derecho burgués”.

Para profundizar en lo que esto significa, volvamos al ejemplo de la persona que “quiere más” si inventa algo. No es, digamos, un punto de vista poco común. Es una manera de pensar “espontánea” muy común en una sociedad como esta, en la que en última instancia —y a menudo no en última instancia— todo se mide en los términos estrechos, restringidos del frío billete y se expresa toscamente en “¿qué hay para mí?”. Así que ese joven podía ver la amplitud de todo lo que se presenta en la charla “Revolución” y estar de acuerdo—pero hay un solo escollo: “Si yo hago algo especial, quiero recibir algo a cambio, quiero la oportunidad de conseguir algo más para mí”.

Bueno, tenemos que examinar: ¿qué pasa cuando y donde se “consigue algo más?”. Y en realidad, ¿qué pasa cuando y donde uno inventa algo en primer lugar? ¿Qué pasa por lo general cuando alguien inventa algo y alguien “consigue algo más” de ello? Por lo general, no es la persona que lo inventa que “consigue algo más” —o la mayor tajada de las ganancias— de ello, sino los que controlan el capital y que pueden convertir la invención en una mercancía y en capital. Porque eso es lo que tiene que suceder para que alguien saque más de lo que ha inventado: tiene que haber las relaciones sociales y, en última instancia y fundamentalmente, las relaciones de producción, que permiten y hacen posible que esa invención se convierta en “propiedad intelectual” —en una mercancía y en capital.

Bueno, para que eso suceda, tiene que existir toda una red de relaciones capitalistas. Si no, ¿cómo se va a conseguir algo —y específicamente conseguir más que otros— si no existe toda una red de relaciones de mercancía y de capital que es lo que sustenta y sirve de base para el funcionamiento de toda la sociedad? Y toda esa red de relaciones de mercancía, y de capital, es en realidad una red de explotación. Eso es lo que tiene que existir para que alguien —y probablemente no el inventor, sino una clase de personas, una clase de capitalistas (y capitalistas específicos en situaciones específicas)— consiga más. Los que con más probabilidad van a sacar el mayor provecho —más que otros— serán los que ya controlan grandes cantidades de capital y que tienen una posición dominante en la economía capitalista.

¿Y qué pasa si existe toda una red de relaciones capitalistas? ¿Qué clase de mundo tendríamos? Tendríamos la misma clase de mundo que se describe y condena en la charla filmada “Revolución” —la misma clase de mundo que llevó a esa persona a decir: “De veras que me gustó lo que se dice en esa charla”. No le gusta este mundo. Pero si no acepta este mundo, entonces no puede aceptar tampoco las cosas que definen este mundo y que son las fuerzas subyacentes y motrices de este mundo. No  puede aceptar una red de relaciones de mercancía y de capital, porque entonces tendrá todo lo que la acompaña, y no solo en sus alrededores inmediatos sino por todo el mundo, y todos los horrores que conocemos y que podríamos catalogar casi indefinidamente.

Para parafrasear a Lenin, el capitalismo pone en manos de individuos, como riqueza y capital individual, lo que la sociedad entera ha producido. La producción en el capitalismo —y la conversión de una invención en algo que no solo tiene valor de uso sino también valor de cambio, que puede recaudar dinero y hasta “plusvalía”, o sea, más dinero que con lo que se comenzó— requiere un proceso de producción social que resulta en que la plusvalía (la riqueza que se produce como capital) cae en manos de individuos y, de hecho, de un puñado de individuos. Eso es a lo que Lenin se refería cuando dijo que el capitalismo pone en manos de individuos, como riqueza y capital individual, lo que la sociedad entera ha producido—y hoy más que nunca eso se está dando a nivel mundial. Al fin y al cabo, el capital no es algo neutral y tampoco es riqueza en un sentido abstracto —divorciado y abstraído de las relaciones de producción sociales a través de las cuales esa riqueza se produce—; el capital es una relación social en la cual unos tienen poder sobre la fuerza de trabajo  (la capacidad de trabajar) de otros y acumulan riqueza para sí mismos al utilizar la fuerza laboral de otros.

Lenin agregó que el capitalismo obliga a calcular, con la tacañería de un tacaño, cuánto más uno está ganando en comparación con otro. Comparen eso —y todo lo que eso entraña, todos los horrores que lo acompañan— a lo que significaría superar todo eso, superar esas relaciones de producción, y las relaciones sociales correspondientes, y todas las condiciones ligadas y entrelazadas con ellas. Es más, en una situación en la que la humanidad se habría quitado eso de encima, y todos los horrores que acompañan a eso, la orientación de “querer más para yo mismo” llevaría las cosas rápidamente hacia atrás, hacia el sistema capitalista, con todos sus horrores. No hay ninguna otra manera en la cual, en última instancia y fundamentalmente, ciertos individuos puedan “conseguir más”, que no sea tener toda una red de relaciones que hacen posible eso y todo que lo acompaña.

¿Quiere decir eso que —como dicen a menudo los que atacan y calumnian al comunismo— en la sociedad comunista todos tendrán precisamente la misma cantidad de pertenencias, sin importar su situación y necesidades individuales? No, el lema del comunismo —el principio que regirá en la sociedad comunista— será precisamente de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades. Mejor dicho, la gente contribuirá a la sociedad lo que pueda y recibirá a cambio lo que necesite, según los requisitos de una vida decente y plena, intelectual y culturalmente, así como materialmente, sobre una base que crece cada vez más. Todo eso supondrá y requerirá un punto de vista y una moral completamente diferentes, así como relaciones económicas, sociales y políticas radicalmente diferentes, en las cuales ya no sería cierto que un grupo relativamente pequeño domine y explote a las masas populares y no se considere “justo y natural” que unas personas tengan una posición superior a otras personas.

Veamos la realidad en que vivimos, y los principios y la moral que la acompañan —que empuja a todos a “conseguir más” que otros y en la que una pequeña cantidad de personas “consigue mucho más” que la gran mayoría —, y comparemos eso con el principio muchos más elevado y liberador que es de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades, o sea, con una situación en la que se haya superado el estrecho horizonte del derecho burgués— de “qué hay para mí, qué me corresponde a mí”, de acuerdo con las mercancías y, en muchos casos, el capital que yo he logrado acumular a través de este proceso. Repito, ese no es un proceso neutral, sino uno de explotación y opresión degradantes y salvajes—y hoy en día eso implica la explotación y opresión de literalmente miles de millones de personas por todo el mundo, y de una enorme cantidad de niños. Esos son los cimientos de este sistema, el sistema capitalista-imperialista —esa es la realidad de la vida en este sistema— en el que el principio que rige es “conseguir más”.

Una vez más, planteemos la cuestión clave: ¿cuál es una visión de la sociedad más liberadora y elevada, y cuál conduciría a un mundo mejor —este sistema, con sus relaciones fundamentales y las ideas correspondientes, o uno en el que la gente recibe de acuerdo a sus necesidades y contribuye a la sociedad de acuerdo a sus capacidades— no a partir del provecho que va a obtener, en un sentido estrecho, sino a partir de entender que la sociedad en su totalidad, y el desarrollo de los individuos, tendrá una base mucho mejor y alcanzará nuevas alturas, si se ha logrado superar esa orientación de “qué hay en eso para mí” y si se ha logrado superar la base material para eso y la necesidad que entraña?

Este es un punto sobre el cual vamos a tener que seguir bregando continuamente con la gente. ¿En qué clase de mundo quiere vivir? ¿Quiere todo lo que hoy caracteriza al mundo? Podemos revisar toda la lista: la opresión de la mujer, el racismo y la opresión nacional, la explotación de los niños menores, la destrucción del medio ambiente, las guerras en las que los de abajo sirven de carne de cañón (como dice el refrán antiguo)... y así sucesivamente. ¿Es ese el mundo que quiere, para que por si acaso —con muy poca probabilidad— usted podría “conseguir más?” Es casi seguro que la mayoría no “obtenga más”. ¿O quiere un mundo libre de todo eso y más allá de todo eso, más allá del estrecho horizonte del derecho burgués?

¿Son todas las “visiones ideales de la sociedad” igualmente válidas y buenas?

Ahora bien, veamos otro interrogante que se hizo cuando unos universitarios vieron el DVD de “Revolución”, y en particular la parte “Imagínate” (en la cual se le pide a la gente imaginar cómo sería vivir en una sociedad radicalmente diferente, una sociedad socialista en el camino al comunismo). Su respuesta fue: esto es muy inspirador, esa visión de un mundo ideal (aparentemente así es cómo lo vieron). Pero luego empezaron a bregar con otro interrogante: ¿acaso no es injusto imponer una visión de un mundo ideal encima de otras? Tal vez yo tengo una visión de lo que sería un mundo ideal, pero tú tienes otra y otra persona tiene una tercera, ¿así que no es injusto imponer una visión y apoyarla más que otras?

Bueno, una vez más tenemos que responder a eso con un punto de vista y método científicos, con el materialismo y la dialéctica. Y existen varios niveles y ángulos desde los cuales podemos y debemos responder. Empecemos planteando el interrogante de una manera muy franca: ¿es cierto que no queremos oponernos —y, sí, en ciertos casos suprimir— a ciertas ideas de un “mundo ideal” que ciertos sectores de la sociedad apoyan y buscan imponer? ¿Qué tal el Ku Klux Klan? ¿Es cierto que no queremos oponernos a su visión de un “mundo ideal” y suprimirla? ¿Es injusto insistir en que su “visión ideal” no se puede poner en práctica? ¿Y qué de los fundamentalistas islámicos fanáticos y sus homólogos los fascistas cristianos? ¿Es cierto que no queremos oponernos a sus visiones y programas de un “mundo ideal” —y, sí, suprimirlos? ¿No debemos oponernos a los “asesinatos de honor” —cuando asesinan a una joven soltera o una mujer que “pierde su virginidad”, aunque sea por una violación, para conservar el “honor” de la familia— y, sí, impedirlos? ¿Se debe quitarle a la mujer el derecho al aborto y el control de la natalidad, de acuerdo con la visión de los fascistas cristianos de una buena sociedad, o un “mundo ideal”— y se deben basar las leyes de la sociedad en una lectura textual de la Biblia, como dicen muchos fascistas cristianos de peso (lo cual significaría matar apedreadas o ejecutar de otra manera a mujeres que no son vírgenes cuando se casan, mujeres acusadas de ser brujas, a los homosexuales, a los hijos que se rebelan contra los padres y muchos otros que no obedecen la “voluntad de Dios”, en que insisten estos fascistas cristianos)? ¿Es cierto que no se debe oponerse a todo eso, y, sí suprimirlo—que se lo debe permitir porque corresponde a la “visión de un mundo ideal” de ciertas personas?

¿Y qué de los que actualmente gobiernan este país y buena parte del mundo, que piensan que su “mundo ideal” es tan bueno que es justo imponerlo en el resto del mundo, por medio de una masiva violencia organizada y destrucción mecanizada? ¿Es cierto que no queremos oponernos —y, claro, cuando por fin se presenten las condiciones, no queremos suprimir— a esa “visión de un mundo ideal”?

¿En realidad cómo se desarrolla la sociedad humana?

El problema básico con esa manera de pensar —y el uso de la palabra “ideal” indica dónde está el problema— es que es fundamentalmente idealista y está en conflicto fundamental con la realidad. Las sociedades no han surgido y no se han desarrollado, y no pueden surgir y desarrollarse, de esa manera: que varias personas conciben diferentes visiones ideales de cómo debería ser la sociedad y proceden a imponerlas en la sociedad, o tratan de convencer a otros de que ese es el camino que se debe seguir, sin tomar en cuenta las realidades de la sociedad y las fuerzas motrices del desarrollo social. Como materialistas históricos, que aplicamos el materialismo dialéctico a la historia de la humanidad y al desarrollo de la sociedad humana, podemos ver que la sociedad no se desarrolla de esa manera, sino que se desarrolla como resultado de la lucha y transformación constantes que entraña la relación entre la necesidad y la libertad. Las “visiones ideales” de la sociedad —y los programas para cambiar la sociedad correspondientes— pueden jugar y juegan un papel muy importante en la transformación de la sociedad siempre y cuando esos “ideales” y programas correspondan a las transformaciones sociales posibles en un momento dado y bajo ciertas circunstancias. Pero si una “visión ideal de la sociedad” no tiene fundamento en la realidad —si no refleja el movimiento de la sociedad o su tendencia, o si no representa cierta resolución de las contradicciones que caracterizan a la sociedad e impulsan su movimiento y desarrollo—, no se puede realizar esa “visión ideal de la sociedad”. Los seres humanos no contraen determinadas relaciones sociales como resultado de una “visión ideal”; contraen esas relaciones en respuesta a la necesidad que los confronta. Y, de una u otra manera, transforman esa necesidad, y al hacerlo surge una nueva necesidad. Muchas veces —como se ha señalado antes1— lo que acompaña a esto son consecuencias no planeadas: la gente hace algo para lidiar con lo que le afecte en cierto momento y, al hacerlo, puede poner en movimiento y muchas veces pone en movimiento un proceso que lleva a resultados y consecuencias no previstos ni intencionados.

Veamos un ejemplo que he usado antes: en el antiguo México la gente vivía en sociedades de cazadores-recolectores y sus condiciones cambiaron. En parte debido a los cambios ambientales, pero también en parte debido a lo que ellos mismos habían hecho en el curso de las generaciones, con la matanza de los animales de caza, no podían mantener la misma manera de vivir como antes. En ciertos casos, en vez de seguir viviendo una vida migratoria, establecieron asentamientos y empezaron a sembrar donde las condiciones materiales permitían dedicarse a la agricultura. Y eso produjo toda clase de cambios por lo general no planeados, y hasta inimaginables, como por ejemplo el surgimiento y desarrollo de nuevas divisiones sociales opresivas. Cuando algo así sucede surge una nueva necesidad.

Esa es apenas una ilustración de la realidad básica de que la gente contrae ciertas relaciones para responder a la necesidad que, en buena medida, sucede “a las espaldas” y sin que ellos tomen una decisión consciente… hasta que, en cierto momento, se hagan más conscientes de ello. Esto ha pasado por espirales y diferentes etapas de desarrollo, y ha tomado diferentes formas, en la historia de los seres humanos y sus sociedades de conjunto. De esa manera han surgido y desarrollado y se han transformado en realidad (o en ciertos casos se han eliminado) las sociedades humanas. Y sin entender esto de una manera lineal y determinista —sin ver a esto como si fuera un proceso en “línea recta”, hacia adelante y hacia arriba, según un plan predeterminado o ciertas leyes inevitables e inexorables— esta es la única base sobre la cual la sociedad humana puede surgir, desarrollarse y transformarse.

Así que de lo que se habla en la charla “Revolución” (y en particular en la sección “Imagínate”) es el siguiente salto posible —no inevitable sino posible—, que se puede dar a partir de lo que ha surgido a través del proceso complejo y multifacético de desarrollo que de hecho ha ocurrido en el curso del desarrollo histórico de la sociedad humana hasta este punto. Eso no es algo que estaba planeado en la mente de alguien desde el principio: ni la de dios ni de nadie. Pero corresponde a la situación actual en que se encuentra la humanidad, en la que otro salto es posible hacia un mundo radicalmente diferente y mucho mejor, a saber el comunismo.

Aquí se puede trazar una analogía a la evolución en el mundo natural. Una de las cosas que se recalca una y otra vez el libro sobre la evolución de Ardea Skybreak2 es que el proceso evolutivo solo puede efectuar cambios a partir de lo que ya existe. En primer lugar, no hay ningún “diseño inteligente” —ninguna clase de “diseño”— en esto. Junto con eso, no es posible que surja algo a través del proceso de la evolución natural que no tenga base en lo que ya existe. Los cambios evolutivos —inclusive los cambios cualitativos que conducen al surgimiento de especies completamente nuevas— pueden ocurrir y de hecho ocurren a partir de la variación genética y la mutación, en su interacción con el medio ambiente (en el cual los cambios de características que confieren una ventaja reproductiva a esos individuos con esas características pueden llevar al predominio de esas características dentro de un grupo, e incluso en ciertas condiciones al surgimiento de una nueva especie). Pero tales cambios no se dan y no se pueden dar porque son favorables para una especie (o para los miembros individuales de una especie) y, por tanto, surgen para satisfacer una necesidad. La evolución en el mundo natural solo se da y solo se puede dar por medio de cambios que surgen a partir de y en relación con la realidad y las limitaciones que ya existen (o, para decirlo de otra manera, la necesidad que existe).

Y, en términos fundamentales, lo mismo es cierto en cuanto al desarrollo social humano, en la historia de la sociedad humana. Por eso es que el socialismo es tan camarón: como Marx recalcó en un sentido básico, Lenin empezó a abordar de una manera más concreta y Mao abordó todo a un nivel superior—estamos hablando del socialismo que surge del capitalismo, de la sociedad anterior. Por eso es que Lenin dijo que no hacemos el socialismo con la gente como quisiéramos que fuera; tenemos que construir el socialismo, y transformar la sociedad bajo el socialismo, con la gente tal como ha surgido de la vieja sociedad. Y eso es cierto con respecto no solo a la gente, sino también con respecto a las viejas condiciones, entre ellas las condiciones materiales de producción (la tecnología, pero también y esencialmente las relaciones de producción y las relaciones sociales, así como todas las ideas e instituciones políticas). Eso es lo que se emprende a transformar, de una manera cualitativa y radical. No se puede pasar al tablero para decir: “¿Qué es lo quisiéramos tener?”. No sucede por medio de un proceso en el que varias personas anotan su “visión ideal”, y luego se da un enorme debate hasta que todos estén convencidos de cuál es el mejor ideal (y, mientras tanto, todos se han muerto de hambre). Eso no se puede hacer, no funciona así.

Sí, el “ideal” del comunismo es muy hermoso y deseable. Pero surge de —sus cimientos y la posibilidad de que emerja radican y existen en relación con— las limitaciones previas, las necesidades previas, el resultado de las transformaciones previas de la sociedad, a través de esta interacción mutua dialéctica entre la necesidad y la transformación de la necesidad en libertad... que produce—¿qué? Nueva necesidad.

Bueno, eso es lo que tenemos que ayudar a la gente a entender. Por eso se requiere la ciencia para emprender la transformación de la sociedad, y en particular para emprenderla de tal manera que en realidad se pueda, a estas alturas, conducir a la abolición de las relaciones opresivas y explotadoras, las relaciones antagónicas entre las personas en general, y conducir a un mundo completamente nuevo y mucho mejor para la humanidad. Eso solo se puede hacer si se basa en la ciencia —a partir de un análisis materialista y dialéctico, la síntesis de la realidad y una concepción científica de dónde estamos en el proceso y las posibilidades que eso presenta para transformar la necesidad en libertad en la etapa actual.

Esta serie continuará en el próximo número de Revolución.


Footnotes

1 Ver, por ejemplo, dos obras de Bob Avakian: “Puntos sobre el socialismo y el comunismo: Una clase de estado radicalmente nuevo, una visión radicalmente diferente y mucho más amplia de libertad” (publicada como serie en Revolución, en los números 37, 39, 40, 41, 42 y 43), y “La base, las metas y los métodos de la revolución comunista” (publicada como serie en Revolución, en los números 45, 46, 47, 48, 49 y 50).[regresa]

2 The Science of Evolution and the Myth of Creationism—Knowing What’s Real and Why It Matters (La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo: Saber qué es real y por qué importa), Ardea Skybreak, Insight Press, Chicago, 2006.[regresa]

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Parte 1: Charla completa (en inglés)

Revolución #105, 21 de octubre de 2007


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La hipocresía de los “feministas recién llegados” y la agenda peligrosa de David Horowitz

T. Redtree

Los patrocinadores de la “Semana de conciencia sobre el islamofascismo” –la serie de actividades en las universidades del 22 al 26 de octubre que pretenden oponerse al “islamofascismo” y fomentan apoyo para la “guerra contra el terrorismo”— se hacen pasar por defensores de los derechos de la mujer. Así que, mientras la Suprema Corte pone el derecho al aborto en tela de juicio, los operativos del gobierno de Bush aumentan sus ataques contra el control de la natalidad, la violencia y los ataques contra la mujer de este país continúan y se intensifican con ganas y la cultura se ha saturado de sermones sobre las mujeres que “caen en desgracia”... ¡Horowitz y sus aliados han declarado que planean hacer plantones frente a los departamentos de estudios de la mujer, “para protestar contra la falta de cursos sobre la ‘ginefobia’ islámica” y coaccionarlos para que firmen la declaración “Exhortación a las feministas a poner fin al silencio sobre la opresión de la mujer por el islam”!

La hipocresía de esos feministas inverosímiles es increíble. Pero dejando aparte la hipocresía, su programa es alarmante y peligroso. Horowitz está aprovechando la opresión muy real de la mujer en los países gobernados por los fundamentalistas islámicos para propagar una gran mentira. Hay una manera de oponerse a esa opresión, pero no es inscribirse en la cruzada de Horowitz. De hecho, para los que se oponen en verdad a la opresión de la mujer, tanto en los países y movimientos fundamentalistas islámicos como en el resto del planeta, oponerse a la “semana” de Horowitz es lo más importante que se puede hacer ahora mismo.

La “Semana de conciencia sobre el islamofascismo”  

Horowitz ha manipulado y se ha apoderado del lenguaje y las tácticas de los años 60 para hacer que sus camisas pardas (es decir, los estudiantes fascistas) parezcan la nueva oleada de activismo estudiantil. Utiliza tácticas como plantones y protestas frente a los departamentos de estudios de la mujer, “con la meta de alentarlos a ofrecer clases sobre el maltrato de la mujer por el islam”. Desecha como “triviales” e “imaginarias” las investigaciones y enseñanzas actuales de esos departamentos, y las critica por las “horas incontables... pasadas... en diseccionar las razones por la ‘disparidad en los sueldos’ en Estados Unidos, la violencia contra la mujer y los ‘privilegios’ concedidos a los hombres blancos. Pero los cursos sobre las dificultades de la mujer en los países islámicos brillan por su ausencia” (Sara Dogan, Frontpage, 9 de octubre).

Phyllis Chesler y Robert Spensor han escrito un folleto titulado The Violent Oppression of Women in Islam (La violenta opresión de la mujer en el islam) para usar durante la semana; recopila muchas verdades a medias sobre la opresión de la mujer para propagar una mentira gigantesca que ha ayudado a las potencias coloniales desde el siglo XIX y que los imperialistas estadounidenses resucitaron hace poco para el “telonero” de la guerra contra el terrorismo, en Afganistán: “¡Estamos aquí para rescatar a las mujeres! ¡Estamos preparando una ‘guerra contra el terror’ no para extender la violencia del imperio, sino para proteger al sexo débil!”. Ahora se proclama de nuevo la misma propaganda bélica para afianzar la “guerra contra el terror” y conseguir el apoyo y consentimiento popular para atacar a Irán.

Chesler y Spensor presentan también una cosmovisión xenófoba, por ejemplo en los pasajes que advierten que la inmigración de los musulmanes propagará la plaga del atraso y el terrorismo islámicos a la sociedad europea y norteamericana. Su manera de abordar el tema evoca el temor y los prejuicios que crean una atmósfera en que se aceptan las entregas extraordinarias de presos, las detenciones y la tortura. Y recuerda la propaganda bélica de la II Guerra Mundial, que fomentó estereotipos de los japoneses “inescrutables” con una “mentalidad de hace 2,000 años” para hacer que la población aceptara la detención de los de ascendencia japonesa en los campos de internamiento.

Una historia aleccionadora: Afganistán e Irak 

En esta tierra de una muy breve capacidad de concentración, recordemos los pretextos de la guerra de Afganistán. Antes de la guerra, transmitieron programas especiales de televisión centrados en la vida difícil de las mujeres obligadas a usar la burka... y los televidentes simpatizaban con todo el corazón con esas mujeres que vivían bajo el Talibán. Los jóvenes se alistaron en las fuerzas armadas para combatir. Al movimiento femenil lo cortejaron y luego exhibieron para demostrar la voluntad política y el apoyo amplio para los bombardeos y la invasión.

El nuevo libro de Susan Faludi, The Terror Dream – Fear and Fantasy in Post-9/11 America (El sueño del terror: El miedo y la fantasía en Estados Unidos tras el 11 de septiembre), documenta esa historia detalladamente: “Tras meses de desaires, la Mayoría Feminista, que desde 1996 había condenado al maltrato de la mujer por el Talibán, de repente se encontró en la posición asombrosa de ser la niña mimada de Washington, D.C.... La Casa Blanca (que acababa de eliminar la oficina de iniciativas femeniles) empezó a ponerse en contacto con las organizaciones pro derechos de la mujer y pedirles que buscaran ‘puntos de coincidencia’ con el gobierno que las había vuelto la cara desde su toma de posesión”.

Faludi documenta que invitaron a los líderes feministas a dar informes a Condoleezza Rice, Colin Powell y otros. El Congreso convocó audiencias sobre la situación de la mujer en Afganistán. Bush afirmó ante un grupo de activistas pro derechos de la mujer: “La meta central de los terroristas es la opresión brutal de la mujer”, Colin Powell declaró solemnemente que “los derechos de la mujer no se negociarán” y el Departamento de Estado publicó un “Informe sobre la guerra del Talibán contra la mujer”. Y luego todo se acabó. Apenas dos semanas después de la invasión, cuando le preguntaron sobre la situación actual de la mujer, el vocero del Departamento de Estado dijo que “tenía otras prioridades”.

Hoy Afganistán tiene un parlamento repleto de fundamentalistas islámicos y caudillos, y la situación de la mujer básicamente no ha cambiado. Las leyes no requieren el uso de la burka, pero las mujeres corren el peligro de una golpiza si se atreven a pasar a la calle sin ella. En septiembre, el periodista que hizo el documental de CNN “Detrás del velo” antes de la invasión, regresó a Afganistán para informar sobre la situación desalentadora que existe ahora para la mujer. El nuevo documental expone una epidemia de jóvenes mujeres con quemaduras severas, tras usar kerosene para prender fuego a sí mismas en desafío y desesperación por los matrimonios concertados.

Las mismas mentiras e hipocresía se ven en cuanto a la guerra de Irak. En el verano del 2003, L. Paul Bremer, jefe de la ocupación estadounidense, formó al Consejo de Gobierno de Irak y nombró a varios islamistas que declararon abiertamente que iban a restringir los derechos de la mujer. El 29 de diciembre de ese año, en un voto cuasi secreto, el consejo reemplazó la ley de familia de 1959, una de las más progresistas del Medio Oriente. Esa ley había nacido de las movilizaciones masivas convocadas por el movimiento femenil iraquí a finales de la era colonial británica. El gobierno nacionalista laico de Abd Al Karim Qasim, derrocado más tarde por los baazistas (con el apoyo de Estados Unidos), la aprobó en 1959. Aspectos de esa ley progresista seguían en vigencia hasta la víspera de la invasión estadounidense, por ejemplo: el divorcio solo se decidía ante un juez laico y la mujer tenía derechos iguales a la custodia de los hijos; se reconocía que los ingresos de una mujer eran independientes de los de su esposo; se restringía el matrimonio infantil y la herencia se compartía igualmente entre hombre y mujer.

Las autoridades de la ocupación minaban continuamente los esfuerzos de las mujeres iraquíes de garantizar sus derechos jurídicos. Washington apoyó a los islamistas chiítas y calculó que esas fuerzas, que el gobierno de Saddam Hussein había suprimido por mucho tiempo, iban a cooperar con la ocupación y llevar la estabilidad que Washington necesitaba. Las leyes de familia fueron la causa de la primera batalla en la preparación de la constitución iraquí. Las fuerzas respaldadas por Estados Unidos criticaron la ley de 1959 por ser “laica” y por generar “decisiones desviadas que desgarraban las familias”. Demanda­ron quitar de las autoridades laicas la interpretación de las leyes de familia para devolverla a los clérigos.

Es más, la nueva constitución iraquí que Bush y los medios de comunicación elogian por haber traído la democracia al país en realidad selló el establecimiento de una república islámica. El artículo 2 de la versión final dice que el islam es la religión oficial de Irak y su gobierno, y que ninguna ley puede contradecirlo. El artículo 14 de la versión final garantiza derechos iguales para la mujer, con tal de que no “violen la Sharia” (la ley islámica). Así que la Sharia es primordial. De acuerdo a la Sharia, el padre tiene la única custodia de los hijos tras un divorcio. La mujer tiene oficialmente la mitad del valor de un hombre en cuestiones de herencia o al dar testimonio.

Además, las milicias chiítas patrullan las calles de las principales ciudades y atacan a las mujeres que no se visten o se comportan según sus criterios. En muchos lugares, matan a mujeres por tener puestos los pantalones o salir a la calle sin cubrirse el pelo. En gran parte de Irak, las mujeres prácticamente se encierran en la casa por el temor a una golpiza, una violación o un secuestro si salgan. El gran ayatolá Sayyid Ali Sistani —aliado de Estados Unidos— mandó que todas las mujeres iraquíes se cubrieran el pelo; esa orden se impuso mediante decapitaciones y ataques con ácido. En el 2006, Sistani mandó también matar a los gays y las lesbianas, una orden que permaneció en su portal por varios meses. Un informe reciente de la ONU dice que este año han matado por cuestiones de “honor” a 250 mujeres solo en la parte iraquí de Curdistán y que a la mayoría las quemaron vivas.

Si en verdad a David Horowitz le valiera un comino la situación de la mujer en el islam, condenaría y protestaría frente a la Casa Blanca.

Asesinatos de honor  

Horowitz y Chesler aprovechan el aumento de asesinatos de honor en Irak y en la región en general para declarar que el islam tiene algo único e intrínsecamente peor que ninguna otra ideología o religión. Seamos francos: los asesinatos de honor son un horror. Son una expresión horripilante de las relaciones de propiedad y del hecho de que las sociedades han tratado a la mujer principalmente como propiedad del hombre. Son otra razón más para voltear este mundo y ponerlo patas en el suelo por medio de la revolución comunista y una ruptura radical con todas las relaciones de propiedad tradicionales y todas las ideas tradicionales.

Pero Horowitz, Chesler y Cía de nuevo aprovechan ciertas verdades sobre los asesinatos de honor para apoyar una gran mentira. En primer lugar, se han aumentado los asesinatos de honor en Irak a la medida de que la ocupación ha desmoronado la sociedad civil iraquí y ha fortalecido las autoridades religiosas y de las tribus. Segundo, desafortunadamente la práctica de los asesinatos de honor no afecta únicamente la cultura islámica. Antecede al islam y abarca diversas religiones, culturas y países, entre ellos Argentina, Bangladesh, Brasil, Ecuador, Egipto, Guatemala, India, Irán, Israel, Jordania, Líbano, Paquistán, Palestina, Perú, Siria, Turquía y Venezuela.

Es más, los vestigios de estas costumbres y las mismas relaciones de propiedad que aún dominan el planeta se encuentran hoy día en Estados Unidos, donde el código judicial los llama “crímenes de pasión” y no ajusta la sentencia al crimen sino a los sentimientos del autor. Estas leyes siempre han obrado a favor del hombre. Por ejemplo, en 1999 un juez de Texas sentenció a un hombre a cuatro meses de prisión por asesinar a su esposa y herir a su amante frente a su hijo de 10 años. Igual como en el “asesinato de honor”, el adulterio se consideraba un factor atenuante en el caso. Tanto “crimen de pasión” como “asesinato de honor” expresan el punto de vista de los autores de esos crímenes, casi siempre hombres, e implícitamente los justifican. En muchos estados de este país, ni siquiera existían leyes contra la violación matrimonial hasta los años 90. Es más, muchos de los aliados más cercanos de Horowitz son las mismas personas que aprueban leyes para fortalecer la “inviolabilidad del matrimonio” y promuevan el culto de la virginidad: los cimientos de los asesinatos de honor a los cuales, con suma hipocresía, Horowitz finge oponerse ahora que le conviene.

Si nos dejamos engañar por la “semana de conciencia sobre el islamofascismo” y la “guerra contra el terror” para liberar a la mujer islámica, entonces los que deben tener vergüenza somos nosotros.

[Fuentes para la sección sobre Irak y los asesinatos de honor 1) Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar y 2) “La promesa de la democracia, la imposición de la teocracia: Violencia de género y la guerra de los Estados Unidos contra Irak”, Yifat Susskind, www.MADRE.org (español)]

El extraño matrimonio político de Phyllis Chesler y Rick Santorum

Phyllis Chesler es una feminista de larga trayectoria y ex progresista que ahora se encuentra abrazada política e ideológicamente con la misma gente que hace poco hubiera deseado ahorcarla. Ejemplo número uno es su camarada en la “conciencia sobre el islamofascismo”, Rick Santorum. Aparentemente Chesler quiere remplazar el supuesto “islamofascismo” con el fascismo cristiano.

Santorum, quien era el tercer senador con más rango antes de perder su puesto el noviembre pasado, es un orador destacado para la “semana de conciencia sobre el islamofascismo” de Horowitz. Santorum ideó la tesis novedosa de que fue el ambiente liberal de Boston que causó la racha de sacerdotes abusadores de niños en la iglesia católica. Se opone al derecho al aborto e incluso dice que el derecho a la privacidad no existe en la Constitución, por lo tanto no es válida la decisión de la Suprema Corte que legalizó la anticoncepción.

En una entrevista del 2003, Santorum explicó su oposición al matrimonio gay comparándolo con la bestialidad. Promovió un proyecto de ley para encajar el “diseño inteligente” en el programa de estudios de ciencia de la educación pública, y no cree en la separación de poderes entre iglesia y estado. Su programa es global: un punto de vista represivo, anticuado y reaccionario sobre la mujer y la familia, basado en las escrituras, que exige la obediencia y la sumisión de la mujer.

¿Cómo diablos se alista en una cruzada con un retrógrado como Rick Santorum cualquiera que se oponga a la opresión de la mujer? Chesler quiere condenar el horror de la mutilación femenina en África (que no es únicamente islámica), pero ahora se alinea con fuerzas que quieren prohibir la vacuna contra el virus papiloma humano, la cual podría prevenir el cáncer del cuello del útero de millones de mujeres. Los fundamentalistas islámicos y los fascistas cristianos recurren a las mismas racionalizaciones: los dos lo hacen en nombre de prohibir que la mujer tenga relaciones sexuales prematrimoniales o extramatrimoniales; los dos reflejan la mentalidad despectiva de que se necesita esta violencia contra la mujer para que no sea una “mujer fácil”. Para los dos el mundo ideal sería uno en el que la mujer sea propiedad del marido y la vida sexual de toda mujer esté controlado por el hombre.

Santorum representa un sector muy poderoso de la clase dominante estadounidense que está empeñado en plasmar en realidad ese mundo de pesadillas. Horowitz es un agente consciente y de alto rango de la misma clase dominante. Todo quien obre bajo su bandera, sin importar las “salvedades” que mencione, terminará como un vehículo para esas fuerzas y ese programa.

*****

Un vistazo a la situación de la mujer por todo el mundo al comienzo del siglo 21 demuestra que es sumamente pésima. Se puede ver toda la gran capacidad tecnológica y productiva que se ha logrado, la enorme cantidad de información que hay y el gran porcentaje de mujeres que son parte de la fuerza laboral mundial y preguntar: ¿POR QUÉ? ¿Por qué con todo eso parece la posición social, práctica y existencial de la mujer más como la edad media y por qué no se han dado los avances paso a paso que se esperaban hacia una actitud más ilustrada hacia la mujer? De repente, parece que el progreso frágil ahora se lanza hacia atrás con la fuerza de un huracán, y que amenaza con ahogar las esperanzas de los que soñaban con sacudirse los siglos de opresión y tradiciones que han aplastado la vida y el potencial de la mitad de la raza humana.

La repentina explosión de la globalización de la prostitución, por ejemplo, ha combinado la desigualdad de las naciones y la desigualdad de los géneros en un fenómeno monstruoso. Hoy en día hay entre 400,000 y 500,000 niños que se prostituyen en la India. A otros 800,000 niños y jóvenes en Tailandia los han forzado a prostituirse, en una “industria” creado por el uso del país como un lugar de “descanso y entretenimiento” para las tropas estadounidenses durante la guerra en Vietnam. Cada año, los traficantes venden a centenares de miles de mujeres y niños en un creciente mercado de esclavitud sexual que genera miles de millones de dólares. Un artículo del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar dice que, aunque algunos hablan de la “industria de sexo” como si fuera cualquier otro trabajo, “la mayoría de las mujeres son jovencitas y niñas que son prácticamente esclavas modernas. Los trabajadores crean mercancías, pero como los esclavos del pasado, estas mujeres son mercancías que se compran y se venden como si fueran cosas y no seres humanos. Trafican a centenares de miles de mujeres cada año de los lugares más pobres del mundo y las llevan a Europa occidental, Australia, Israel, Japón, los estados árabes del Golfo y otros países”.

Entre tanto, la cultura y la moral populares se caracterizan cada vez más por la fascinación con la virgen y la puta. Por ejemplo, convierten a Britney Spears en “estrella” y objeto sexual, y después “cae en desgracia” públicamente y la ponen en una versión moderna del cepo de la edad electrónica. La lección y la moral le llega a centenares de millones de personas... y para asegurarse de que se “entienda”, la misma fábula se repetirá el mes que viene con otra víctima.

¿Qué clase de mundo es este en el que cuanto más riqueza se produce y cuanto más el mundo en sí es uno solo, en vez del progreso humano el resultado es más tragedia para millones de personas? ¿Qué clase de mundo tenemos si a la mujer se le dice cada vez más fuertemente que sus únicas alternativas —si es que tiene alternativas— son la pesadilla feudal de todas las religiones grandes o la versión de la liberación como mercancía del programa “Sex and the City”, en la que una goza de la “autonomía” de venderse como mercancía en un mundo que se basa en la subordinación, degradación y maltrato de la mitad de la humanidad? La respuesta es un mundo que sigue siendo dominado por el capitalismo y el imperialismo.

Hubo un tiempo, en los países auténticamente socialistas, cuando se dieron los primeros pasos impresionantes hacia la igualdad de la mujer y eso inspiró al mundo y estableció el marco para todo lo demás. Eso fue especialmente cierto en la China de Mao Tsetung entre 1949 y 1976. Las mujeres fueron de esclavas domiciliarias, con los pies amarrados y el infanticidio femenino, a romper las barreras en todas las esferas. El socialismo —el poder proletario— transformó las relaciones entre los géneros en la política, la producción, las artes, la familia y la educación (incluso en la crianza de los niños de tal manera que empezó a superar la desigualdad entre los géneros y la opresión), así como en todas las demás esferas, a tal punto que la otrora atrasada China inspiraba a millones de mujeres —y hombres— por todo el mundo con una visión de la emancipación social de la mujer. Pero el gobierno socialista fue derrocado en China, en los hechos aunque tal vez no en nombre, y ya no es un faro para nada progresista, ni tampoco para la mujer. Sin embargo, lo que se logró cuando el proletariado estuvo en el poder estableció un punto de partida para un nuevo ciclo de revoluciones, así como para un nuevo esfuerzo profundo para romper todas las cadenas de la tradición, una que va más allá a movilizar a la mujer y el hombre para arrancar la opresión de la mujer en todas las esferas, lograr la igualdad plena e ir más allá, a un mundo de seres humanos que se asocian libremente. Hay que luchar por esa clase de futuro revolucionario, y no por regresar a una tradición sofocante del pasado ni la desolación opresiva del mundo imperialista. Ese es el futuro por el cual hay que desencadenar la furia de la mujer, como parte de la erradicación de toda la opresión.

Hay otro camino  

Mientras la degradación y la violencia hacia la mujer se vuelven más globalizadas, también toman una dimensión internacional la lucha y la resistencia de la mujer. Veamos, por ejemplo, el Día Internacional de la Mujer de este año, cuando las mujeres revolucionarias, progresistas y comunistas de Irán alzaron un grito para romper “la cadena de violencia contra la mujer [que] tiene miles de años y es tan larga que cruza toda frontera y da la vuelta al mundo”. En su declaración dicen:

“Nosotras, las mujeres iraníes, continuaremos en el camino... buscamos construir ‘otro mundo’ que se basa en la participación y el poder del pueblo, que no tiene interés en mantener las estructuras de poder que se basan en la explotación y la injusticia. Buscamos un mundo en que la mutilación de la mujer se considere un crimen, no una tradición. Buscamos un mundo en que ninguna niña tenga que someterse a la violación ‘matrimonial’, en que ninguna mujer experimente un ‘asesinato de honor”, en que ninguna mujer tenga que suicidarse o prenderse fuego para escapar la violencia patriarcal, un mundo en que no castiguen a ninguna mujer ni la maten a pedradas por amar a alguien o por tener relaciones sexuales. Buscamos un mundo que no considere la homosexualidad un crimen, un mundo en que la identidad de una mujer no la determine el matrimonio o la maternidad. Luchamos por un mundo en que ninguna mujer tenga que quedarse en la cocina o encerrada en la casa, en que nadie pueda quitarle el derecho a participar en la producción social y en la política. En ese mundo, la mujer controlará su propio cuerpo y tomará su propia decisión sobre si quiere hijos, un mundo en que los hombres y las mujeres realmente son iguales en todos los aspectos de la vida”.

EXISTE una alternativa que apoyar, si de veras te interesa arrancar la opresión de la mujer Y oponerte a este sistema horroroso y su “guerra contra el terror”. HAY gente que lucha por todo el mundo para hacer eso. ¡Escuchemos SU llamado y unámonos!

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¡Y la Biblia!

El folleto de Phyllis Chesler cita fielmente las enseñanzas opresivas del Corán. ¿Pero qué de las enseñanzas de la Biblia? ¿Qué hay de bueno en la religión judeocristiana?

¿Qué de las docenas de miles de mujeres condenadas como herejes y brujas y quemadas en todas partes de Europa por la iglesia católica?

¿Qué del hecho de que la iglesia católica hoy en día prohibe el control de la natalidad y el divorcio?

La sumisión de la mujer es la enseñanza oficial del cristianismo--no solo del Antiguo Testamento sino también Nuevo Testamento:

1 Corintios 11:3 "Pero quiero recordarles que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer es el varón, y la cabeza de Cristo es Dios".

1 Corintios 14:33-35 "[33] En todo caso, la obra de Dios no es confusión, sino paz. [34] Hagan como se hace en todas las Iglesias de los santos: que las mujeres estén calladas en las asambleas. No les corresponde tomar la palabra. Que estén sometidas como lo dice la Ley, [35] y si desean saber más, que se lo pregunten en casa a su marido. Es feo que la mujer hable en la asamblea".

1 Corintios 11:7-10 "[7] El varón… es imagen y reflejo de Dios, mientras que la mujer es reflejo del hombre. [8] El varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; [9] tampoco fue creado el varón con miras a la mujer, sino la mujer con miras al varón. [10] La mujer, pues, debe llevar sobre la cabeza el signo de su dependencia; de lo contrario, ¿qué pensarían los ángeles?".

1 Timoteo 2:11-12 "[11] Que la mujer sea sumisa y sepa aprender en vez de molestar. [12] No permito que la mujer enseñe ni que quiera corregir a su marido; que se quede tranquila…".

1 Timoteo 2:13-15 "[13]…pues Adán fue formado primero y después Eva. [14] Y no fue Adán el que se dejó engañar, sino la mujer, y por ella vino la desobediencia. [15] Se salvará, por supuesto, gracias a la maternidad, con tal de que lleve una vida ordenada, perseverando en la fe, el amor y la obra de santificación".

Los que creen en obedecer textualmente la Biblia ahora controlan la Convención Bautista Sureña, que adoptó un pacto sobre la familia en el 2000 que dice que el esposo "tiene la responsabilidad otorgada por Dios de mantener, proteger y dirigir su familia. Una esposa tiene que someterse gentilmente a la dirección del esposo de la misma manera que la iglesia se somete con voluntad a la dirección de Cristo".

¿Y qué de lo que dice el Antiguo Testamento sobre matar a pedradas?

"Aquí viene el caso de un hombre que se ha casado con una mujer y después deja de quererla. Este hombre empieza a reprocharla por su conducta y a difamarla, y se le ocurre decir: «Me casé con esta mujer, y al acostarme con ella, no le encontré las señas de su virginidad»… si es verdad lo que el hombre dice, y no aparecen las pruebas de su virginidad, entonces la sacarás a la puerta de la casa de su padre y morirá apedreada por el pueblo…".

Deuteronomio 22:13-21

La opresión de la mujer es la base y es casi sinónima de todas las religiones. David Horowitz puede decir que es partidario de la Reforma y la Ilustración, y decir que eso es lo esencial; pero en realidad se ha alineado precisamente con las fuerzas que creen que la Ilustración es algo malo. Por ejemplo: han luchado contra la teoría científica de la evolución y demandan que las escuelas enseñen el "diseño inteligente", que es al fondo un pretexto disfrazado para la interpretación textual de la Biblia y que busca eliminar la separación de iglesia y estado.

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Para entender el crecimiento del fundamentalismo islámico y la "guerra contra el terror", hay que saber:

La primera cosa que hay que entender es que Estados Unidos es una potencia imperialista que ha hecho sufrir y sigue haciendo sufrir enormemente a gente por todo el mundo. Ese es el contexto en el cual hay que entender la supuesta “guerra contra el terror” y los ataques contra los “intereses estadounidenses” por todo el mundo.

Los orígenes de este país, así como los cimientos de su riqueza y poder, están fundamentados en la esclavitud, el genocidio contra los amerindios y el robo de sus tierras. La expansión hasta el otro lado del continente norteamericano durante la segunda mitad del siglo 19 se llevó a cabo por medio de más guerras de agresión y el robo de más tierras (a México y a los amerindios) para extender el sistema de esclavitud (por ejemplo, esa fue la esencia de la guerra por Texas y la batalla por el Álamo) y, especialmente después de la guerra de Secesión, para extender el sistema capitalista triunfante.

A fines del siglo 19, como parte de la rebatiña mundial entre las potencias capitalistas para establecer imperios coloniales y someter y explotar a la población de esas colonias, Estados Unidos se apoderó de más territorios extranjeros, en particular de Filipinas, donde traicionó y luego masacró a cientos de miles de filipinos que luchaban por independizarse de España. Convirtió a Filipinas en colonia, y a Puerto Rico, Cuba y otras partes del Caribe y Latinoamérica virtualmente en colonias, las cuales sufrieron sangrientas invasiones y ocupaciones a lo largo de la primera parte del siglo 20.

Después de la II Guerra Mundial, con el debilitamiento de otras potencias colonialistas, tanto del lado de los vencedores como de los vencidos, Estados Unidos puso bajo su dominio enormes territorios en la forma de “neocolonias”; en realidad, controló y saqueó a países por todo el tercer mundo, con terribles consecuencias para miles de millones de personas, a pesar de que a esos países los llamaban “independientes”. Cuando los gobiernos de esos países del tercer mundo se volvían un obstáculo al dominio y a la explotación estadounidenses, aun si fueran gobiernos elegidos por el pueblo (y más o menos laicos), Estados Unidos, por medio de la CIA, los tumbaba con golpes de estado sangrientos —como por ejemplo en Irán en 1953 e Indonesia en 1965— y los reemplazaba hasta por décadas con gobiernos salvajes y opresivos, y serviles a Estados Unidos.

Es imposible entender las verdaderas razones del crecimiento del fundamentalismo islámico, y del profundo odio hacia Estados Unidos en el Medio Oriente y otras partes del mundo, sin conocer y tomar plenamente en cuenta toda esta historia sangrienta de saqueo y represión que Estados Unidos ha cometido y sigue cometiendo. Y es imposible zafarse de la dinámica actual muy mala y potencialmente aun más desastrosa —en la que el imperialismo estadounidense y el yijadismo islámico reaccionario siguen reforzándose mutuamente mientras al mismo tiempo se oponen mutuamente— sin un movimiento popular que rete toda esa dinámica. La ciudadanía de Estados Unidos tiene una responsabilidad especial en eso: movilizar una resistencia activa, poderosa y que tiene una influencia política significativa contra lo que hace el gobierno de Estados Unidos en su nombre.

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El sistema contraataca — Mychal Bell está preso otra vez

Alice Woodward

Jena, Louisiana: Se ha cometido otra gran injusticia e infamia en el caso contra los 6 de Jena. El 11 de octubre, metieron preso otra vez a Mychal Bell tras una audiencia en un tribunal de menores, que duró todo el día hasta la noche. El fiscal Reed Walters y el juez J.P. Mauffrey, los mismos que lo juzgaron y condenaron, trabajaron juntos para imponer lo que viene a ser un acto de venganza judicial contra Mychal Bell y las decenas de miles de personas que se han unido a la lucha de libertad para los 6 de Jena. El juez decidió que los cargos pendientes (de diciembre del 2006) son un incumplimiento de la libertad condicional por otros delitos como menor de edad.

A Mychal Bell y otros cinco jóvenes los arrestaron y los acusaron injustamente de cargos graves por los que podrían pasar décadas en la cárcel por oponerse a los dogales y el racismo. El fiscal sigue repitiendo la mentira de que este caso se trata de la “víctima”, Justin Barker, que dicen los 6 de Jena atacaron. Pero desde el principio ha quedado claro que tiene que ver con imponer la supremacía blanca y castigar a los jóvenes por luchar contra el racismo, porque lo que llevó a la pelea fue el hecho de que unos chavos negros se sentaron debajo de un árbol “solo para blancos”, y que después aparecieron dogales colgados del árbol y hubo ataques racistas contra los estudiantes negros. (Hay más sobre los 6 de Jena en revcom.us)

A Mychal Bell lo condenó un jurado todo blanco. El juez le negó salir bajo fianza. Después, cuando un tribunal superior revocó la condena, no lo dejaron salir de la cárcel. Por fin salió el 27 de septiembre, después de obligarlo INJUSTAMENTE a pasar 10 meses en la cárcel. Para colmo, se encontró bajo arresto domiciliario con una pulsera electrónica que vigilaba sus movimientos en el tobillo. Ahora, lo han arrebatado otra vez de su familia y amigos y metido a la cárcel. Lo han sentenciado a 18 meses en un centro de detención para menores, y siguen pendientes los cargos de diciembre del 2006.

Al igual que millones de jóvenes negros por todo el país, a Mychal Bell lo ha criminalizado sistemáticamente el “sistema de justicia”: la policía, los tribunales, las condiciones de libertad condicional y las prisiones. Como amenaza feroz, penden sobre Mychal cuatro delitos cometidos como menor de edad. De hecho, lo que le está pasando a Mychal Bell es PRECISAMENTE lo que el fiscal amenazó con hacer cuando les dijo a los estudiantes negros en una asamblea que si seguían protestando contra los dogales les podría arruinar la vida con un plumazo.

El fiscal Walters proclama categóricamente que el creciente movimiento de apoyo a los 6 de Jena no le ha afectado para nada. Pero sin ese auge de indignación y protesta, a Mychal Bell y los otros cinco jóvenes los hubieran procesado, “callada” e INJUSTAMENTE, en el “sistema de justicia” y metido en sus mazmorras, como hacen con millones de jóvenes negros por todo este país. Al volver a meter preso a Mychal Bell, el juez y el fiscal quieren darle una fuerte bofetada al pueblo; con eso están diciendo que no solo "no haremos caso y no nos dejaremos influenciar por sus protestas”, sino que les daremos más duro. Es como cuando el esclavista le cortó el pie a Kunte Kinte (en la película Roots) para castigarlo por haberse fugado y para decirles a los demás esclavos que es inútil fugarse. Pero el pueblo tiene que RECHAZAR esa “lección”. La verdadera lección es que donde hay opresión hay resistencia. Esa resistencia demuestra el poder y el potencial del pueblo. Y demuestra también la necesidad y el potencial de que todo eso forme parte de una lucha revolucionaria para forjar un mundo completamente nuevo.

A través de todo esto, el sistema está haciendo una declaración: si eres negro y te opones al racismo, si no aceptas los dogales, los árboles solo para blancos o la supremacía blanca, y si te levantas contra eso, responderá con suma fuerza para ponerte en tu lugar. Quienquiera a quien le importe lo correcto y lo justo tiene que rechazar y oponerse a todo eso. Esta nueva injusticia recalca de nuevo la necesidad de que redoblemos y tripliquemos nuestra resolución de seguir luchando hasta que retiren TODOS los cargos y TODOS los 6 de Jena estén LIBRES.

Al cierre de esta edición, se ha publicado una convocatoria de una ¡Movili­zación Nacional para Demandar Libertad para Mychal Bell, Libertad para los 6 de Jena y Retiren todas las Acusaciones! el martes 16 de octubre. Martes por la mañana habrá una audiencia sobre los 6 de Jena en Washington, D.C., donde los padres de Mychal Bell lucharán por su libertad. Afuera habrá una manifestación a las 9 de la mañana, frente al edificio Rayburn de la Cámara de Representantes (en la calle Independence entre las calles Primera y South Capitol). El 16 de octubre, por todo el país SE VESTIRÁN DE NEGRO y SE CELEBRARÁN MÍTINES POR TODAS PARTES AL MEDIODÍA para demandar libertad para Mychal Bell, libertad para los 6 de Jena y que retiren todas las acusaciones.

La demanda de libertad para los 6 de Jena debe ser una parte importante del Día Nacional de Protesta para Parar la Brutalidad Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, el 22 de octubre.

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Revolución #105, 21 de octubre de 2007


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Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar

La verdadera cara del “milagro chino”

30 de julio de 2007. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. El 17 de julio al encargado de una ladrillera en el norte de China y a uno de sus subordinados los sentenciaron a cadena perpetua y a la muerte, respectivamente. Esto siguió la espantosa noticia de junio de un escándalo de trabajo forzado en unas ladrilleras de la provincia de Shanxi.

A estos hombres los acusaron de mantener a los trabajadores en condiciones de esclavitud en una ladrillera. Los dueños manejaban la fábrica como una prisión, según los informes de los medios estatales; usaban perros guardianes y golpes para disuadir a los trabajadores de escaparse.

Durante el juicio, también se supo que esta ladrillera tenía esclavizados a 34 trabajadores, entre ellos nueve que estaban discapacitados mentalmente. Durante el año antes de los  arrestos, 19 trabajadores sufrieron heridos. Los medios de comunicación estatales informaron que un mínimo de 13 trabajadores murieron por maltrato y exceso de trabajo, como uno que murió golpeado con una pala. Su duro trabajo diario empezaba a las 5 de la mañana y duraba de 16 a 20 horas. A los trabajadores esclavizados los encerraban en un cuarto vacío sin cama o estufa, y solo los permitían salir a trabajar en las ladrilleras calientes, desde donde cargaban los ladrillos pesados recién horneados sobre la espalda desnuda; muchos resultaron gravemente quemados. Se les proporcionaba alimento una sola vez al día: pan enmohecido y agua fría durante su único descanso, que duraba 15 minutos. Los testigos declararon en el tribunal que al severo trabajo lo acompañaban golpes y azotes.

Preocupados de que tales noticias mancharan la imagen del “milagro económico chino”, las autoridades al principio dijeron que tales accidentes eran raros y solo ocurrían debido a la crueldad de unos individuos y unos dueños de ladrilleras codiciosos; sin embargo, salió a la luz en varios informes que el trabajo brutal y la esclavitud son comunes, si no en toda China, por lo menos en algunas provincias del interior, tales como Henan y Shanxi. Las autoridades provinciales estaban conscientes de la situación pero no hicieron nada debido a un compromiso para fomentar el crecimiento económico no importa el costo.

Cientos de padres que buscaban a sus niños perdidos tenían razones para creer que los obligaban a trabajar en las ladrilleras. El gobierno tomó cartas en el asunto solo cuando estos padres publicaron una carta abierta en internet que acusó a las autoridades de Henan y Shanxi de no hacerles caso e incluso de proteger a los dueños de las ladrilleras y a los traficantes de seres humanos. “Un reportero de Henan que había ayudado a desenmascarar el negocio acusó a los burócratas de tratar de impedir que los padres encontraran a los niños perdidos. ‘En nuestro reportaje, el mayor obstáculo ha sido la falta de cooperación de varias autoridades en Shanxi’, Fu Zhenzhong, un reportero de televisión, le dijo al China Youth Daily. ‘Algunos todavía están tramando diversas formas de impedir que los padres rescaten a sus hijos’”. (Reuters, 17 de junio) Finalmente, una serie de redadas e inspecciones policiales de 7,500 ladrilleras en las provincias centrales chinas de Henan y Shanxi puso en libertad a mil trabajadores.

Los traficantes vinculados a las ladrilleras buscaban a los niños en la calle con promesas falsas; incluso secuestraban a niños menores de 10 años y los vendían a los dueños de las ladrilleras por menos de 50 euros cada uno.

Como resultado de este escándalo, las cortes de Shanxi condenaron a 29 personas por su papel en la esclavitud. Una docena más espera juicio.

El gobierno chino no pudo restringir el escándalo a un caso aislado en una sola ladrillera, pero hizo todo lo posible para limitar el impacto y castigar a un grupo de burócratas de bajo nivel; absolvió a los de alto nivel de toda culpa; algunas medidas disciplinarias se llevaron a cabo contra casi un centenar de miembros del “Partido Comunista”.

Al contrario de lo que las autoridades chinas y sus defensores en el Occidente quieren que se crea, las condiciones de trabajo en otras partes de China no son tan diferentes de la situación que salió a la luz en estas ladrilleras. Por ejemplo, The Guardian del Reino Unido informó el 18 de junio de 2007: “En las atiborradas y densamente pobladas zonas de fábricas de la provincia de Guangdong, los mercados, cocinas y burdeles de las ciudades y las fábricas primitivas de las provincias relativamente pobres del oeste de China, el trabajo infantil es un hecho cotidiano que el gobierno típicamente ignora… como dice Hu Jindou, profesor de economía de la Universidad Tecnológica de Beijing: ‘El trabajo forzado o el trabajo infantil está lejos de ser un fenómeno aislado; está profundamente enraizado en la realidad actual, que es una combinación de capitalismo, socialismo, feudalismo y esclavitud’”.

(Es cierto que el capitalismo, el feudalismo y la esclavitud se mezclan en la economía contemporánea china, pero el socialismo fue abruptamente derrocado por medio de un golpe de estado en 1976, después de la muerte de Mao, cuando aquellos a quienes Mao llamaba los seguidores del camino capitalista del Partido Comunista tomaron el poder por la fuerza. La existencia de las industrias estatales no es una prueba del socialismo, sino de un sector del capitalismo del estado en el cual explotan a los trabajadores igual que en el sector privado).

El mismo informe menciona otro caso en la provincia de Guangdong. Los estudiantes de secundaria de la lejana provincia de Sicuan se quejaron del maltrato en un programa de estudio y trabajo que enviaba trabajadores jóvenes del oeste de China a una planta ensambladora de electrónica en la ciudad de gran desarrollo industrial de Donghuan, en el sudeste del país, donde la escasez de trabajo es común. Los obligaban a trabajar, supuestamente para pagar la matrícula de la escuela. Los estudiantes se quejaron de que trabajaban 14 horas diarias, con horas extras obligatorias; también dijeron que a veces no los pagaban. En algunos casos, los que querían abandonar el programa no podían llamar a sus familiares ni pagar el transporte.

La revista alemana Der Spiegel publicó un informe parecido el 6 de febrero de 2005. Ullrich Fichtner escribió que el milagro económico de dos décadas en la provincia de Shenzhen, donde la tasa de crecimiento económico actual ha alcanzado el 15%, descansa sobre la espalda de las trabajadoras jóvenes de las fábricas, tales como la desnutrida Tang Shotsen. Ella trabaja desde temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche los siete días de la semana y hace cafeteras por 500 yuanes (45 euros) al mes. Estas jóvenes ensamblan muñecas de plástico, arman pulseras de reloj de piel inacabada, fabrican piezas de cristal para copiadoras, etc. En estas fábricas muchos trabajadores se lesionan gravemente: pierden un dedo o se queman una parte del cuerpo, pero no hay seguro ni asistencia médica fuera de un poco de yeso y vendajes.

El periodista Fichtner informó que las mujeres son el 70% de los 5.5 millones de trabajadores eventuales provenientes de toda China en Shenzhen y las fábricas de la región. En algunas partes de la provincia, tal como Nanshan, un centro de alta tecnología, esta cifra es más alta. La migración de mujeres jóvenes empezó en 1980, cuando Deng Xiaoping escogió a Shenzhen, una ciudad de la provincia de Guangdong, como laboratorio para el lema que adoptó para todo el país: “Enriquecerse es glorioso”. La marcha de mujeres jóvenes en busca de una mejor vida de todo el país a Shenzhen alcanzó su punto más alto a mediados de los años 80 y principios de los años 90, cuando la noticia de este lugar de “ensueños” se regó por toda China. Pronto los sueños se volvieron una falsa ilusión y Shenzhen se volvió un lugar donde la vida de los trabajadores se vierte en los productos que crean.

Una consecuencia fue que una gran cantidad de mujeres terminó trabajando como prostitutas en la ciudad y sus alrededores. El informe alemán describe la vida de las mujeres como Chou Venil, que trabaja en un salón de masajes los siete días de la semana, de 8 a.m. a 8 p.m., por 54 centavos la hora. El informe continúa: “Las mujeres mayores con mala dentadura se paran en las aceras con álbumes de fotos. Estos son catálogos de las prostitutas, página tras página de fotos de pasaporte de las caras deformes e hinchadas que ilustran los sueños esfumados de las chicas pobres. Las mujeres mayores susurran: ‘Chicas, señor, son jóvenes, no tienen SIDA, señor…’”.

La prostitución es una parte integral de este auge económico. Estas mujeres tienen enormes problemas. Sus sueños se han desvanecido y ahora tienen que pelear por un trabajo con el cual nunca soñaron: “La semana pasada en Shenzhen, una ciudad sureña de gran expansión, enviaron a miles de policías armados para aplastar una protesta de más de 3,000 prostitutas y cabareteras de karaoke que no tienen empleo debido a una redada que obligó a cerrar a los salones de masaje y discotecas”. (The Guardian, 21 de enero de 2006) La ciudad es tristemente célebre por las prostitutas y por la gran cantidad de concubinas mantenidas como “segunda esposa” de hombres de negocios extranjeros, especialmente de Hong Kong.

Detrás de esta realidad está otra amarga verdad: muchas de estas mujeres jóvenes son de familias que no querían tener niñas. Vienen de lugares donde una vez más el nacimiento de una niña se considera un desastre y el infanticidio de niñas es un hecho común. Esta práctica desapareció o disminuyó en gran medida después de la revolución de nueva democracia de 1949 y durante el avance de China hacia el socialismo. En las últimas décadas ha vuelto a aparecer en China, junto con otros aspectos del capitalismo y otras relaciones sociales y económicas opresivas.

Estos ejemplos de Guangdong son especialmente importantes porque, a diferencia de Shanxi donde están las ladrilleras y la mano de obra esclavizada, Guangdong no es una zona aislada y atrasada sino una provincia costera emblemática del rápido crecimiento económico y el éxito de sus industrias exportadoras; es la provincia más rica del país. El éxito de Guangdong depende de la superexplotación de los trabajadores de otras zonas pobres y lejanas, especialmente del interior, y en gran medida de las mujeres. Sin las condiciones de atraso en el campo simbolizadas por la esclavitud en las ladrilleras, la industria moderna de China no sería tan rentable.

A menudo oímos del “milagro económico chino” que surgió después del abandono del camino socialista tras la muerte de Mao en 1976. Desde ese entonces la economía china ha alcanzado una tasa de crecimiento de cerca del 10% al año. Pero este crecimiento se ha alcanzado al costo de enormes y galopantes disparidades, entre ellas las diferencias económicas entre las ciudades y el campo, la agricultura y la industria, y las provincias costeras acomodadas y el interior pobre, así como la revocación de la emancipación de la mujer. Estas desigualdades son la fuente de enormes ganancias y enorme sufrimiento. También son una señal de un sistema social radicalmente distinto al de los tiempos de Mao.

Mao dijo que la verdadera diferencia entre el socialismo y el capitalismo no es cómo se llama una sociedad sino el camino que sigue. El socialismo no podía simplemente abolir de inmediato lo que había heredado de toda una historia de explotación, como estas y otras disparidades sociales opresivas, sobre todo la división de la sociedad en clases, y todas las ideas, costumbres y prácticas que provienen de esas relaciones de propiedad. Pero cuando el proletariado tuvo el poder estatal, los revolucionarios con la dirección de Mao pelearon por reducir esas brechas y diferencias, que se han convertido en enormes abismos en la China actual. Lo hicieron mediante políticas basadas no en producir la mayor riqueza a corto plazo, sino en lo que traería el crecimiento balanceado, equitativo y liberador de la sociedad en conjunto.

La China socialista alcanzó milagros económicos. Su tasa de crecimiento económico era enorme en comparación con India y otros países. En unas cuantas décadas el promedio de la esperanza de vida se duplicó. Pero lo importante no era producir lo máximo, sino el propósito de la producción y en consecuencia cómo llevar a cabo la producción. ¿Debería la riqueza producida por el trabajo aumentar las disparidades y desigualdades sociales y esclavizar más a la gente trabajadora? ¿O debería cada vez más permitir a los trabajadores ser amos de la producción y toda la sociedad? ¿Deberían los trabajadores ser bestias de carga o deberían dirigir a la abrumadora mayoría de la población a transformar el país en una dirección revolucionaria y convertirlo en una base de apoyo para la revolución mundial para liberar a la humanidad y realizar el comunismo, un mundo libre de las cadenas de las desigualdades sociales y las relaciones que traen la miseria y refrenan el potencial humano?

La política de los dirigentes del Partido Comunista sobre estos asuntos, dijo Mao, determina si un país es socialista o no, y si ese partido es comunista o no. La verdad de esta idea se ilustra dramáticamente en el contraste entre la China de hoy y la China de Mao: el contraste entre un país en camino a un futuro enormemente distinto para toda la humanidad, y el país del siglo 21 en camino al infierno, donde se ha restaurado tantos males del pasado.

Desde que los seguidores del camino capitalista consagraron la propiedad privada, hicieron de la rentabilidad el objetivo más alto y disolvieron las formas colectivas de propiedad y la forma de vida del campo, una buena parte de los dos tercios de la población que todavía vive en el campo se encuentra abandonada. En las ciudades, la abrumadora mayoría se ha convertido en esclavos asalariados, capaces de ganarse la vida solo a condición de que su trabajo acrecienta el capital. Incluso las industrias más rentables y de alta tecnología dependen de los migrantes superexplotados del campo, y la mayoría de esas empresas están en manos de capitalistas extranjeros. La pobreza y la opresión son una condición necesaria para la riqueza que el país produce. China ha reemplazado al socialismo con el capitalismo globalizado.

Aunque es cierto que a la gran mayoría no la mantienen en la clase de esclavitud que se encontró en las ladrilleras, lo que pasa en las zonas más pobres y atrasadas de China arroja la luz sobre la clase de sociedad en la que se ha convertido. Sobre todo, muestra qué clase de relaciones sociales caracterizan la sociedad china actualmente. Donde anteriormente las masas de trabajadores fueron amos y emancipadores, una vez más son esclavos.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar (aworldtowin.org), una revista política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

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Lo que se dice sobre el periódico Revolución

"Revolución es mi periódico preferido. Tengo muchas ganas de leer la información confiable que lleva cada número. Es el espíritu y acción de la revolución. Mantenga su ser revolucionario".

—Richard Montoya de Culture Clash

"El Proyecto Censurado encuentra algunos de los artículos más rigurosamente investigados, bien escritos y profundamente analizados en el periódico Revolución. 'México: El volcán político retumba' ofrece perspectivas y antecedentes muy valiosos sobre el papel estadounidense en las elecciones presidenciales de México del 2006".

—Tricia Boreta, Proyecto Censurado
[El Proyecto Censurado incluyó el artículo
de Revolución "México: El volcán político retumba"
en la lista "Censurado en el 2008:
Las 25 noticias más importantes censuradas"]

“Una vez, cuando me trasladaban de un lugar a otro de la prisión, me encontré en una celda un ejemplar de Revolución (abril 2) en el piso. Ya que soy un lector voraz y curioso por naturaleza, me puse a leer sin olvidar que mi cultura ha pintado al comunismo como la ideología de ateos que adoran al diablo y cuyo único objetivo es oprimir al hombre común y someterlo completamente al estado. Puesto que tengo un tatuaje en el pecho que dice 'enemigo del estado', me opongo a cualquier ideología que promueva más opresión. Sin embargo, después de leer Revolución varias veces, me parece que me han engañado y que probablemente no me han dicho la verdad sobre el comunismo. Me gustaría saber más sobre el Sr. Bob Avakian y el Partido Comunista Revolucionario. Lamentablemente, soy muy pobre y dependo de la caridad y las buenas intenciones de los que quieran contribuir a mi educación. Me encantaría suscribirme a Revolución, pero no tengo los recursos...”.

—Preso de Texas

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"He decidido contribuir con generosidad para ayudar a distribuir el periódico Revolución lo más ampliamente posible"

He decidido contribuir con generosidad para ayudar a distribuir el periódico Revolución lo más ampliamente posible. Hay muchas preguntas en este momento de crisis para el imperio estadounidense, de Nueva Orleáns a Irak. Los ataques del 11 de septiembre del 2001 y la reacción oficial eluden el problema: ¿qué hacía Estados Unidos para causar esa clase de respuesta? ¿De qué se trata la resistencia "islámica"? La gente que se encuentra con miedo y confusión merece más que el patriotismo y chovinismo orquestados de boca de los dirigentes reaccionarios de este país y sus lacayos de la prensa. Merece un análisis penetrante y claro de lo que realmente está pasando. Llevar Revolución a la mayor cantidad de personas posible puede ayudar a presentar una cosmovisión fresca y nueva, y contrarrestar la constante propaganda bélica de los medios corporativos. Como el sistema imperialista está bajo ataque, nos están quitando rápidamente las últimas trizas de los derechos jurídicos y humanos. La tortura, el espionaje, las deportaciones, las detenciones y los asesinatos en masa ahora son "aceptables" en la "patria" y por todo el imperio estadounidense. Mucha gente mayor dice que es lo peor que ha visto en la vida. El programa de Bush --y los demócratas que lo posibilitan-- está clarito: librar la guerra sin fin contra el mundo, y al carajo los derechos de la gente de todas partes, todo en aras del petróleo, el dinero y el imperio. En ese contexto, Revolución puede ser una herramienta poderosa para organizar la resistencia masiva necesaria al fascismo renaciente en este país. También puede proveer una base para lo que tiene que hacer la oposición: forjar ideas nuevas y frescas para lo que nos espera. Podemos forjar con osadía un mundo totalmente nuevo, una alternativa que da lugar al potencial humano en vez de sofocarlo en guerras sin fin y la explotación despiadada. Desde hace mucho este sistema criminal agotó su lugar en el escenario mundial… y con razón se lo encomendará al basurero de la historia.

- De un lector y empleado de la
Universidad de California en Berkeley

De Watts: "¡Tú debes contribuir también!"

Quiero hacer algo positivo con mi tiempo y mi vida. Puedo ayudar a cambiar el mundo. Voy a leer el periódico Revolución, ver las películas positivas y escribir algunas palabras que pueden ayudar a cambiar el mundo. Voy a reunir a muchos muchachos y muchachas para ayudar a hacer la revolución. Muchos no entienden que este sistema nos esclaviza. No saben que debemos luchar para ayudarnos mutuamente, todas las razas.

La mayoría de los residentes de los proyectos no tiene libertad para reunirse y hablar de lo que está pasando en el mundo. La policía los está golpeando y arrestando, y los mete a la cárcel. En otros países la gente tiene que pagar para estudiar en la escuela. No tiene tiempo libre, y algunos, como los migrantes, no tienen familiares porque se los arrebatan. No debe ser así y no tiene que ser así; un mundo mejor es posible.

El periódico Revolución y Bob Avakian nos ayudan a entender esto. Debemos unirnos y protestar, debemos sacar a Bush de la Casa Blanca. Debemos recaudar fondos para Revolución. Quiero reunir a los chavos después de las clases y recaudar donaciones. El periódico tiene que circular ampliamente. Las fotos del periódico deben estar en los restaurantes. Voy a contribuir $10 a Revolución. ¡Tú debes contribuir también!

- Un joven de 14 años de edad de Watts

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Peligro: La policía está presente


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Jena: ¡Bajen los dogales!


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