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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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Huracán financiero azota a capitalismo mundial:
La crisis financiera más grave desde la Gran Depresión no da muestras de amainar. El edificio financiero del imperialismo estadounidense corre el peligro de agrietarse. La clase dominante estadounidense está confrontando lo que el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke describió como una crisis de “proporciones históricas”, y está arreglando apresuradamente medidas desesperadas para evitar un derrumbe al por mayor. Desde abril, tres de los más grandes bancos de inversión independientes de Wall Street ya no existen. El gobierno tuvo que asumir una participación significante de American International Group (AIG), la más grande aseguradora del mundo, para prevenir que se derrumbara. Ahora el Departamento del Tesoro está sopesando la opción de asumir posiciones de control en grandes bancos estadounidenses.
Esta crisis se está amplificando a escala mundial. Europa Occidental está padeciendo quiebras de bancos grandes y gobiernos están urdiendo sus propios planes de rescate. La bolsa de valores rusa ha interrumpido sus transacciones varias veces. Los mercados financieros de Asia cayeron en picada. La economía de México se está tambaleando y caen sus exportaciones. Sobresalen dos cosas en esta crisis. Primero, la ferocidad de sus choques mundiales y la velocidad con que se ha extendido. Segundo, a diferencia de las crisis financieras y de deuda de los últimos 30 años que se centraban en gran parte en el tercer mundo, esta crisis inicialmente estalló en Estados Unidos, la economía capitalista líder del mundo, y se centra en los centros financieros del capitalismo mundial.
Las finanzas dirigidas por Estados Unidos, que juegue un papel dominante y determinante en el orden capitalista global, han sufrido un enorme golpe duro, lo que tendrá repercusiones de grandes proporciones, no solamente para la estabilidad del sistema capitalista mundial sino para los cambios de poder y rivalidades en el sistema.
Muchos comentaristas progresistas han ubicado la causa de esta crisis en el fraude y la codicia, o la regulación laxa. Todos esos elementos sí tienen un papel. Pero esas explicaciones no llegan a la esencia de lo que está ocurriendo, a la causa del problema. Esta crisis es el resultado del funcionamiento fundamental del sistema capitalista.
El análisis que sigue está enmarcado por estos puntos claves:
1) Existe una relación fundamental entre el gran fortalecimiento del sector financiero en Estados Unidos, y el fenómeno general de la financierización y la profundización de la globalización de la producción capitalista mundial en los últimos 15 años. Un elemento central de esta dinámica ha sido la relación entre el imperialismo estadounidense y China.
2) En el curso de este crecimiento y expansión, severos desequilibrios han surgido entre el sistema financiero —y sus expectativas de futuras ganancias— y la acumulación de capital, o sea, las estructuras y la producción y reinversión de ganancias basadas en la explotación del trabajo asalariado.
3) Un “pequeño secreto sórdido” de esta crisis es el enorme peso de la militarización de la economía estadounidense.
4) Esta crisis es una manifestación concentrada de la anarquía de la producción capitalista, del hecho de que no se lleva a cabo la producción de acuerdo a ningún plan racional y consciente a nivel de la sociedad, ni mencionar a nivel internacional.
A comienzos de este siglo, tras el derrumbe de las acciones de alta tecnología, el Banco de la Reserva Federal norteamericano intentó estimular los préstamos y el crecimiento. Redujo las tasas de interés e inyectó fondos en el sistema bancario. Los bancos tuvieron acceso a créditos abundantes de bajo interés. Mediante el marketing agresivo y engañoso, presionaban a la gente a adquirir hipotecas. El Banco de la Reserva Federal inyectó más fondos de bajos intereses en el sistema bancario a fin de apuntalar los préstamos y alimentar una burbuja hipotecaria especulativa de largo plazo.
Los bancos vendieron esas hipotecas a bancos de inversión. Estos combinaban estos préstamos con otros préstamos, crearon productos financieros complejos y los vendieron a inversionistas grandes, en Estados Unidos y otros países, especialmente Europa Occidental. Estos bonos con aval hipotecario (así se llaman) circularon en los mercados financieros y llegaron a constituir la base para otros préstamos. La garantía final de esta cadena de préstamos eran los préstamos hipotecarios originales. Cuando cayó el precio de vivienda y más deudores hipotecarios no podían pagar los préstamos, gran parte de estas garantías originales quedó casi sin valor.
Este proceso es un ejemplo perverso de cómo, bajo este sistema capitalista, algo tan básico como vivienda se vuelve un instrumento financiero y objeto de especulación. Ha creado una situación hoy en que uno de cada seis dueños de casa propia en Estados Unidos tiene un deuda de hipoteca que vale más que su casa; en que uno de cada 65 hogares en California está en alguna fase de ejecución de un juicio hipotecario; y en que un número desproporcionado de familias negras y latinas que han sido victimadas por prestamistas predadores han sufrido enormes pérdidas de la poca riqueza que tenían.1
AIG había percibido enormes ganancias en el mundo vendiendo seguros a inversionistas que fueron acreedores de muchos de estos bonos con aval hipotecario. AIG les reembolsaría a estos inversionistas si se incumplieran los préstamos combinados en esos paquetes financieros. A mediados de septiembre, AIG ya no podía cubrir el enorme incumplimiento de estos préstamos, ni pedir prestado en los mercados financieros fondos suficientes para mantenerse a flote. AIG estaba tan entrelazado con otros grandes actores financieros que si la compañía se hundiera, probablemente se hubiera llevado a otros consigo.
Frente a una crisis financiera en ascenso, el estado imperialista intervino. Funcionó como representante del capital y como guardián de los intereses del capital. La clase dominante norteamericana se encontró ante dos peligros: mayores pérdidas y bancarrotas en el sector financiero; y el embotellamiento de los circuitos de préstamos, lo que tenía la posibilidad de provocar una rápida espiral económica hacia abajo.
El gobierno en esencia tomó el control de AIG. Además, el 19 de septiembre, el secretario del Tesoro Henry Paulson anunció un plan de rescate de $700 mil millones. La esencia del paquete fue que el gobierno compraría los bonos con aval hipotecario afectados que circulaban en el sistema financiero, y como resultado los préstamos de nuevo fluirían. Pero el plan de rescate no desembotelló los mercados de crédito ni calmó las bolsas de valores. Tampoco ha restaurado la confianza internacional en la economía norteamericana.
Esta crisis brotó en el sistema bancario. La causa más inmediata fue que se reventó la burbuja especulativa de bienes raíces, se dieron pérdidas en cascada en el sector financiero, y las instituciones financieras afectadas no podían levantar capital y otros no estaban dispuestos a prestar capital.
A un nivel más profundo, esta crisis es el resultado de una trayectoria particular del crecimiento capitalista mundial.
Ha sido una masiva ola de globalización nueva. Uno de los rasgos más importantes del crecimiento y expansión mundiales de los últimos 15 años ha sido la cada vez más profunda integración de la economía capitalista mundial. Ocurre tanto al nivel de producción como de comercio. Por ejemplo, las partes de una computadora fabricadas en diferentes partes del mundo; y en el caso de un iPod que está completamente fabricada en China. Y ocurre al nivel de las finanzas: los bancos operan en escala global y están más estrechamente entrelazados entre sí mediante cadenas de prestar y pedir prestado y, por ejemplo en el caso de AIG, seguros contra los riesgos de los préstamos.
Esta nueva ola de globalización ha incluido inversiones directas productivas y financieras en otros países; la expansión de la tercerización y la subcontratación. Un elemento central de todo esto ha sido la mayor integración al mercado capitalista mundial de los países exportadores del tercer mundo, y el surgimiento de una economía de manufacturas de mano de obra barata integrada a nivel mundial.2
El 40% de las importaciones a Estados Unidos son de corporaciones transnacionales estadounidenses, y esto ni siquiera incluye la subcontratación de compañías como Wal-Mart. Se generan el 30% de las ganancias de las corporaciones norteamericanas en el extranjero. China ha evolucionado en una maquiladora de altas ganancias para el capitalismo internacional y ha estado al epicentro de esta reciente ola de globalización.3
Desde el punto de vista de las necesidades de globalización rentable, operaban varios elementos de la desregulación, por ejemplo eliminar las barreras a cambios y transferencias rápidos de capital. Por eso tanto los republicanos como los demócratas han promovido la desregulación. De hecho, la administración de Clinton en los años 1990 jugó un papel decisivo en la desregulación. Negoció los llamados acuerdos de libre comercio con países del tercer mundo y tomó medidas para aflojar las restricciones sobre los bancos y las empresas de telecomunicaciones estadounidenses.
La trayectoria del crecimiento capitalista de los últimos 15 años también incluyó la mayor financierización. Sobre esta base de más producción y explotación globalizadas, prosperó enormemente el sector de servicios financieros en los países capitalistas avanzados.
Sobre una cancha global turbocargada de flujos de capital de inversión cada vez más móviles y masivos, donde los riesgos de perder y ganar son enormes, el capital requiere toda clase de manejo de riesgos. Los bancos de inversión y otras instituciones financieras ofrecen tales servicios para “protegerse” contra variaciones de la tasa de interés, fluctuaciones de monedas y otras fuentes de volatilidad y pérdidas. A su vez, las actividades financieras llegaron a ser una mayor fuente de ganancias a corto plazo y especulativas. En un ambiente intensamente competitiva por participar en los mercados financieros, los bancos de inversión estaban creando productos financieros cada vez más complejos y exóticos. Los activos financieros mundiales aumentaron de 12 millones de millones de dólares en 1980 a casi 200 millones de millones en 2007, una tasa de crecimiento que rebasa muchísimo el crecimiento de la producción o la expansión del comercio a nivel mundial.4
En los últimos 15 años, el crédito y las finanzas han llegado a impulsar cada vez más el crecimiento de los países capitalistas avanzados. Estados Unidos ha estado al epicentro de este proceso de mayor financierización. En 2005, el sector manufacturero de la economía norteamericana ya había caído al 12% del producto interno bruto (la producción de bienes y servicios), mientras que el sector de servicios financieros (finanzas, seguro y bienes raíces) había crecido a 20%. En 1982, la proporción de ganancias corporativas del sector financiero fue un poco más de 5%; en 2007, ¡había disparado a 40%! 5
Estos procesos interrelacionados de globalización y financierización finalmente llevaron a desequilibrios e inestabilidades no sostenibles. La dinámica que impulsó el crecimiento ha generado nuevas barreras a la acumulación rentable de capital. Los puntos fuertes se han vuelto vulnerabilidades.
Incluyen:
• El excesivo crecimiento del sector financiero en comparación con la base productiva.
• El enorme aumento en Estados Unidos de deuda y de déficit de comercio y del gobierno que requiere de entradas enormes y constantes de capital de alrededor del mundo, y que los bancos centrales de Japón y cada vez más China tienen enormes cantidades del deuda del Departamento del Tesoro estadounidense.
• Miles y miles de millones de dólares de activos en libros que no se pueden convertir en activos productivos y materiales reales.
• El consumo y los préstamos estadounidenses estimulaban el crecimiento de China mientras que el crecimiento manufacturero galopante de China impulsaba los déficit de comercio estadounidenses e intensificaba las presiones competitivas por toda la economía del mundo.
• La expansión crediticia fomentaba el crecimiento pero también aumentaba la fragilidad financiera global.
Las cosas se están convirtiendo en su contrario. Las instituciones financieras intentaban reducir los riesgos y sacar ganancias de los riesgos creando instrumentos financieros más variados sobre un campo más amplio de inversionistas por todo el globo. Pero este proceso ha atraído a los inversionistas, a estas mismas instituciones y ahora a gobiernos a un vórtice de vulnerabilidad y crisis. La mayor globalización de producción y mercados, el más fuerte entrelazamiento de economías, han creado condiciones para repercusiones de crisis más rápidas y aún más extensas a través del mundo.
Una preocupación estratégica de la clase dominante norteamericana es el poder internacional del dólar. El dólar es la moneda líder del mundo para realizar transacciones, saldar deudas y mantener reservas de divisas (las percepciones del comercio e inversiones que llegan a ser parte de las reservas de los bancos centrales de otros países). El dólar ha sido el eje de la supremacía global estadounidense y de todo el actual orden económico mundial.
El dólar es también una mercancía que se puede invertir: se compran, se venden y se intercambian las monedas fuertes en los mercados de divisas internacionales. El valor del dólar sube y baja en relación a otras monedas y en respuesta a sucesos y tendencias económicos y políticos en el mundo. Si los bancos centrales e inversionistas de otros países dejaran de mantener sus reservas en dólares, eso podría prender una crisis monetaria mundial y/o fortalecer la posición de las potencias rivales y las monedas rivales (tal como el euro).
Estas son aguas desconocidas para los estrategas estadounidenses, desconocidas respecto a la escala y la complejidad de la crisis, de la magnitud de las operaciones de rescate que se requieren para prevenir un derrumbe financiero y de la rapidez con que esta crisis se está desenvolviendo. Un economista e investigador de Harvard lo describió así: “como el aprendiz del hechicero, hemos creado cosas que no entendemos y que no podemos controlar fácilmente”.6
El imperialismo estadounidense no tiene mucho espacio para maniobrar. Estados Unidos ya es el país deudor más grande del mundo. Está librando guerras costosas por un imperio mayor en Irak y Afganistán. Tanto John McCain como Barack Obama se han comprometido a la “guerra contra el terror” en el mundo, el lema bajo el cual Estados Unidos está librando estas guerras por imperio.
El imperialismo yanqui ha intentado valerse de su poderío militar superior para amarrar un nuevo orden mundial y su supremacía global durante las décadas por venir. Los gastos de defensa y conexos sumaron más de un millón de millones de dólares en el año fiscal 2008.7 Y la producción e investigación relacionadas a las fuerzas armadas han sido una parte integral de la economía estadounidense por mucho tiempo. El sistema imperialista entero se basa en la dominación de vastas regiones del mundo mediante la fuerza sanguinaria y el coloso militar yanqui juega un papel especial. Los costos de mantener y extender el imperio yanqui son uno de los pequeños secretos sórdidos de la dinámica de esta crisis que casi nunca se menciona.
He aquí una importante dialéctica. Según Kenneth Rogoff, el ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional: “El dominio militar estadounidense ha sido uno de los ejes del dólar.”8 Pero este dominio militar y las guerras que está librando han llegado a depender cada vez más de la constante entrada de capital extranjero hacia Estado Unidos ($3 mil millones al día). Para que esto continúe, se necesita que la economía y el dólar de Estados Unidos permanezcan estables. Esta es una gran contradicción para el imperialismo estadounidense.
El imperialismo estadounidense también está enfrentando nuevos desafíos competitivos y el surgimiento de posibles constelaciones rivales de potencias grandes e imperiales, en una contienda por participación en mercados, control de recursos energéticos y posición geopolítica.
Las personas están perdiendo sus hogares. Los planes de ahorros para jubilación han perdido el 20% de su valor desde mediados de 2007 debido al desplome de la bolsa de valores. La crisis financiera y el lento crecimiento económico han estado afectando los fondos para programas y servicios sociales de vital importancia de los estados y las localidades. En muchas partes del tercer mundo, dispararon los precios de alimentos en el último año, en parte por la especulación financiera, y se está generalizando el hambre.9
Mientras el futuro de millones está en peligro, ¿cuál es la preocupación primordial de aquellos a la cima de la pirámide de poder económico y político? La protección de un sistema financiero que descansa encima de un sistema global de explotación; rescatar a los dueños y los inversionistas que se benefician de ese sistema.
No es “socialismo para los ricos” ni un plan de rescate para el pueblo. Es capitalismo de emergencia para la clase capitalista: inyecciones de fondos y garantías, adquisiciones gubernamentales, recortes de costos, liquidaciones selectivas, reestructurar regulaciones; y es capitalismo más brutal para los demás: austeridad, explotación internacional más intensa y más miseria para la gente a través del mundo.
La historia oficial es que esta crisis se deriva de defectos y malas prácticas que se pueden rectificar: “codicia excesiva”, “irresponsabilidad de Wall Street”, regulaciones “anticuadas” o “que no se hacen cumplir”.
La verdad es que esta crisis tiene profundas causas estructurales ubicadas en la propia naturaleza de este sistema, el afán de ganancias, no la satisfacción de necesidades humanas, y el funcionamiento anárquico del capitalismo mundial.
Estamos presenciando cómo la expansión y las “innovaciones” del capitalismo han levantado nuevas barreras y olas de “destrucción creativa”, con millones de millones de dólares de activos destruidos en la turbulencia del mercado. Por medio de esas convulsiones, los imperialistas buscan crear nueva libertad, fomentando más consolidación y monopolización. Bank of America absorbe el gigantesco banco de inversión Merrill Lynch. Lehman Brothers se ve obligado a entrar en liquidación.
Quienquiera salga ganador en las elecciones presidenciales heredará un sistema financiero golpeado y un enorme déficit gubernamental. No va a haber una era de mayores erogaciones oficiales para programas sociales, sino una era de mayor intervención directa del gobierno en los mercados financieros y recortes en los programas sociales.
Esta crisis financiera arrolladora y de mayor intensidad sirve como perfil e informe situacional del capitalismo en el siglo 21:
Un mercado de hipotecas subprime otrora próspero... había estado vinculado a la capacidad de las instituciones financieras norteamericanas de vender bonos a bancos europeos y del Departamento del Tesoro de atraer ganancias por concepto de exportaciones de China... obtenidas en las maquiladoras... atadas a las redes de subcontratación de corporaciones occidentales....
Los mercados de bienes raíces derrumben.... El “dinero inteligente” busca “lugares seguros” a que trasladar su capital.... Una parte de ese capital busca futuros de mercancías como el arroz.... Por eso el precio de los alimentos sube en espiral en repuesta a las estratagemas de inversión de personas que no entienden nada de las necesidades y la producción de alimentos y a quienes no les importan nada de eso.... En países como Haití, las mujeres que ya no tienen para comprar alimentos básicos dan de comer a sus hijos galletas de lodo....
El valor de los activos de un banco francés cae en picada y se agrieta la cadena mundial de las finanzas capitalistas, y ahora este banco se encuentra con “préstamos improductivos”.... Tiene que “mejorar su balance” y enfrenta presiones a reducir o eliminar créditos de comercio a un país de África que depende de la importación de alimentos y donde la gente ya gasta el 50% de sus ingresos en alimentos.
A pesar de los avances asombrosos en tecnología y conocimiento humano, a pesar del hecho de que el desarrollo de la sociedad humana ha llevado a la humanidad a un umbral histórico en que ya es posible no solamente eliminar la escasez y la explotación sino también desarrollar nuevos arreglos sociales en que los seres humanos pueden verdaderamente florecer. A pesar de todo ese potencial, la vida social y económica padece dolorosas tensiones y los ecosistemas del planeta están gravemente amenazados. Y no se debe a la falta de recursos o conocimientos.
Todo lo descrito en este artículo es el resultado de las relaciones y la dominación del capital, el resultado del funcionamiento de un sistema impulsado por una despiadada competencia y la acumulación ciega de ganancias basada en la explotación, y apuntalado por un enorme poderío militar.
En el centro del capitalismo, ocurre un derrumbe financiero. En el tercer mundo, millones ya sufren los estragos de la crisis global de alimentación. Este sistema es un horror y un fracaso. ¿Es necesario que la humanidad viva así?
El 10 de octubre el título de un artículo del The Washington Post preguntó: “¿El fin al capitalismo norteamericano?” En los foros y los medios, los analistas burgueses de peso y los estrategas de política capitalistas hablan de si esta crisis, que se abalanza fuera de control y amenaza aún mayores calamidades económicas, indica que el capitalismo tiene un mal fundamental. Y la respuesta categórica es siempre la misma: “tal vez el sistema no esté funcionando de manera óptima, pero no hay alternativa, solamente gradaciones y variaciones del capitalismo”.
Pero existe otro camino. Es posible apoderarse de los recursos productivos de la sociedad y desarrollarlos y utilizarlos de una manera racional, planeada y en toda la sociedad para satisfacer las necesidades humanas y salvaguardar el planeta. Es posible establecer una clase radicalmente diferente de poder estatal y crear una sociedad e instituciones que desencadenen la creatividad de la gente y que alienten la iniciativa y la diversidad en un ambiente que genere la comunidad humana.
La cuestión del socialismo, del comunismo, de la revolución no podría ser más pertinente... y más urgente.
Para que quede claro, la revolución no es un lema que significa un montón de cosas nuevas o de cambio. La revolución tiene un significado muy concreto: el pueblo derroca al sistema, arrebata el poder político, económico y militar a la antigua clase dominante y crea un nuevo poder con nuevos objetivos y metas y los medios y mecanismos para que se cumplan esos objetivos y metas.
Por grave que esté la crisis y por todos los estragos que esté causando, el sistema no vendrá abajo automáticamente por su propio peso y desorden. Sin una revolución, el capitalismo volverá a componerse por su cuenta, a su propia imagen y a un costo social inimaginable.
Y a pesar de toda la agonía que esa crisis inflige, no va a traducir automática o espontáneamente en sentimientos y conocimientos progresistas, radicales y revolucionarios. Otras fuerzas en el campo están haciendo trabajo ideológico y político: populistas reaccionarios como Lou Dobbs (“culpen a los extranjeros e inmigrantes ilegales”) y Sarah Palin que están azuzando una base social para el fascismo religioso. La candidatura de Obama está canalizando el desencanto y la sed de cambio al regazo sofocante del sistema político (“el cambio en que podemos creer” no es sino un cambio aceptable a aquellos que tienen el poder).
Esta es una situación muy tensa y con muchas posibilidades, y puede cambiar muy rápidamente. El sistema está manifestando mucho acerca de su naturaleza básica. Pueden ocurrir choques mayores y pueden surgir de repente indignación e ira y dar origen a la resistencia de muchos sectores de la sociedad. Tenemos que ver el potencial de la situación. Tenemos que estar entre las masas propagando un análisis y una visión de un mundo liberador. Tenemos que ponernos a la altura de los nuevos retos políticos e ideológicos en las entrañas de la bestia.
1. Datos de James R. Hagerty y Ruth Simon, “Housing Pain Gauge: Nearly 1 in 6 Owners ‘Under Water’”, Wall Street Journal, 8 octubre 2008; RealtyTrac, “Foreclosure Activity Up 14 Percent in Second Quarter”, Realtytrac.com, 25 julio 2008. Un estudio publicado anteriormente este año calcula que el total de pérdidas materiales de hogares de negros, latinos y otras minorías debido a los préstamos subprime de los bancos en los últimos ocho años constituye la mayor pérdida de riqueza de personas de color en la historia contemporánea de Estados Unidos. (United for a Fair Economy, Foreclosed: State of the Dream 2008, www.faireconomy.org).[back]
2. De los estudios informativos de los orígenes y el desarrollo de una economía manufacturera integrada a nivel mundial basada en la mano de obra barata, véase Michel Chossudovsky, The Globalization of Poverty and the New World Order (Quebec: Center for Research on Globalization, 2003); y sobre las manufacturas globalizadas en relación a la financierización, véase William Millberg, “Shifting Sources and Uses of Profits: Sustaining US Financialization with Global Value Chains”, Economy and Society, vol. 37, No. 3 (agosto de 2008), pp. 420-451.[back]
3). Datos de Milberg, “Shifting Value Chains…”[back]
4. Jeffrey Garten, “We Need a New Global Monetary Authority”, Financial Times, 25 septiembre 2008. Además, sobre la financierización como mecanismo para contener el desorden financiero e imponer una disciplina para maximizar las ganancias sobre el capital, véase Christopher Rude, “The Role of Financial Discipline in Imperial Strategy”, en Leo Panitch y Colin Leys, compiladores, Socialist Register 2005: The Empire Reloaded (Londres: Merlin Press, 2004).[back]
5. Kevin Phillips, Bad Money (Nueva York: Viking, 2008), p. 5; Robert Wade, “The First-World Debt Crisis of 2007-2010 in Global Perspective”, Challenge: The Magazine of Economic Affairs, julio-agosto de 2008, p. 33.[back]
6. David Dapice, “Bad Spell on Wall Street”, Policyinnovations.org, 24 enero 2008.[back]
7. Aparte de las guerras de Irak y Afganistán, los gastos militares se han duplicado desde mediados de los años 90. Véase Chalmers Johnson, “Why the US has really gone broke”, mondediplo.com (edición en ingles), 5 febrero 2008.[back]
8. Kenneth Rogoff, “America Will Need a $1,000bn Bail-Out,” Financial Times, 17 septiembre 2008.[back]
9. Un análisis de la crisis alimentaria mundial se halla en “La crisis mundial de alimentos… y el voraz sistema del capitalismo”, Revolución #128, 1º de mayo de 2008, en www.revcom.us[back]
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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Estados Unidos en Afganistán:
Para la gente de Azizabad, una aldea pequeña en el oeste de Afganistán, la oscura madrugada del 22 de agosto de 2008 de repente se convirtió en una pesadilla de devastación y muerte. Mientras dormían los aldeanos, las fuerzas estadounidenses atacaron — al principio con fusiles, luego bombardeos. De ahí al día siguiente, según investigadores de la ONU, más que 90 personas fueron masacradas, entre ellas 60 niños y 15 mujeres.
El aparato militar estadounidense inicialmente dijo que había atacado un blanco “legítimo” del Talibán, que solamente entre cinco y siete civiles resultaron muertos —llamados “daños colaterales”— y los otros 30 o 35 muertos fueron militantes del Talibán. Esas fueron mentiras.
Unos periodistas quienes viajaron a la aldea reportaron: “En la escena de la batalla, cráteres de proyectiles salpicaban los patios y la metralla había abierto boquetes en las paredes. Las habitaciones se habían derrumbado y ladrillos de barro y ropa rasgada se quedaban en montones donde la gente había estado cavando. En dos lugares sangre estaba salpicada en un techo y una pared… El olor de cuerpos persistía en un complejo, lo que motivó a los aldeanos a empezar a cavar con palas. Descubrieron el cuerpo de un bebé, cubierto de polvo, en el rincón de una habitación bombardeada”. Los sobrevivientes “describieron bombardeos repetidos sobre casas donde docenas de niños dormían, abuelos y tíos apiñados adentro con ellos” (New York Times, 8 de septiembre).
“¿Te parece que estos le quedan a un combatiente del Talibán?”, un aldeano le dijo a NPR (27 de agosto), mientras levantaba un zapato pequeñito y un velo rasgado de mujer.
Esta fue la tercera importante masacre de civiles afganistaníes por las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN este verano. Desde 2005, se calcula que las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN han matado de 2.700 a 3.200 civiles, y sus ataques y bombardeos van en aumento. Todo esto es solamente el último ejemplo del sufrimiento enorme que la guerra estadounidense-OTAN contra Afganistán ha causado desde su inicio el 7 de octubre de 2001.
El aparato militar estadounidense ya ha tenido que retractar sus afirmaciones sobre Azizabad, y supuestamente está llevando a cabo una “investigación”. Pero una cosa de que los gobernantes estadounidenses —y Bush, McCain y Obama— no han retractado es la mentira más grande de todas: que la invasión estadounidense de Afganistán es una guerra legítima de defensa propia lanzada en respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001 y que la meta central es prevenir ataques futuros contra Estados Unidos. Además, hay llamamientos, incluso de Barack Obama, de mandar miles de soldados más a Afganistán.
La guerra en Afganistán no es —como muchos dirían— una “guerra buena” convertida en mala. Fue una guerra injusta e imperialista de conquista e imperio desde el inicio. Sigue siendo una guerra injusta e imperialista por imperio hoy.
La guerra de Afganistán nunca fue simplemente una respuesta al 11-S. El gobierno de Bush la concibió como la salva inicial en una guerra ilimitada por un imperio mayor bajo el lema de una “guerra contra el terror”, cuya meta era derrotar al fundamentalismo islámico, derrocar a estados no completamente bajo el control estadounidense, reestructurar las regiones del Medio Oriente y Asia central, y tomar mayor control de importantes fuentes y rutas para transportar suministros estratégicos de energía. Todo esto surgió a partir de más de una década de planeación, creación de estrategias e intervención imperialistas. Además, desde el principio todo fue parte de un plan general de expandir y fortalecer el poder estadounidense — para crear un imperio global imperialista indiscutible sin rival.
Todo esto lo muestra lo que hacían y planeaban los gobernantes estadounidenses en estas regiones y en el mundo durante los años 1990, tal como en Afganistán mismo. Se puede mostrar en los planes que Estados Unidos tenía para desestabilizar, quizás derrotar, al gobierno del Talibán en Afganistán aún antes del 11 de septiembre. Se puede mostrar en las discusiones y decisiones del gobierno de Bush tras los ataques del 11 de septiembre y en los objetivos bélicos de Estados Unidos en Afganistán y el Medio Oriente, con que ya continúa. Se puede mostrar en la manera en que Estados Unidos ha estado librando la guerra y el impacto que ha tenido en el pueblo de Afganistán.
La “guerra contra el terror” y la invasión de Afganistán surgieron de una década de planeación, creación de estrategias y lucha entre los gobernantes estadounidenses sobre cómo expandir y fortalecer su control del planeta.
El colapso de la Unión Soviética socialimperialista de 1991 fue un terremoto geopolítico. De repente los gobernantes estadounidenses se encontraron que ya no se enfrentaban a un imperio rival imperialista con armas nucleares. Lo reconocieron como un “momento unipolar” único, cuando Estados Unidos no enfrentaba ningún rival importante para su dominio global. Pero después del colapso de la Unión Soviética, tenían retos nuevos y formidables: el posible surgimiento de nuevos rivales (Rusia, China o la Unión Europea, o alguna combinación de estas), enormes cambios económicos provocados por el colapso del bloque soviético y la aceleración de la globalización capitalista, problemas desestabilizadores en el Medio Oriente rico en petróleo, la proliferación de armas nucleares y una mayor cantidad de estados empobrecidos, destrozados por la guerra o fragmentados (llamados “estados fallidos”) cuyo colapso podría deshacer el orden global dominado por Estados Unidos.
Inmediatamente después del colapso soviético, un núcleo de estrategas imperiales —los neoconservadores— comenzaba a declarar que Estados Unidos debía amarrar este mundo unipolar e impedir que surgieran rivales para desafiar a Estados Unidos.
Así lo dice la “Orientación de planeación de defensa” del Departamento de Defensa de 1992 —escrita por Paul Wolfowitz, Lewis Libby y Zalmay Khalilzad bajo la dirección del entonces secretario de Defensa, Dick Cheney, quienes posteriormente llegaron a ser funcionarios en la administración de Bush 2. Este documento dijo que Estados Unidos debía asegurar “que no se permita que surja ninguna superpotencia rival en Europa Occidental, Asia o en el territorio de la antigua Unión Soviética” y que Estados Unidos siga siendo la potencia dominante del mundo para el futuro indefinido. La Orientación de Defensa concibió la realización de estos objetivos de gran alcance atacando de manera preventiva a los rivales o estados que pretendían hacerse de armas de destrucción masiva, fortaleciendo el control estadounidense del petróleo del Golfo Pérsico y negándose a dejar que coaliciones o leyes internacionales inhibieran la libertad estadounidense de actuar.
La administración de Clinton había tratado de fortalecer y expandir su poder económico, militar y político por todo el mundo, tal como con agresión militar en Irak, Somalia, Afganistán y los Balcanes.
Pero para los neoconservadores, eso todavía no les bastaba. Zalmay Khalilzad, un estadounidense nacido en Afganistán y antiguo asesor para la empresa petrolera Unocal, fue una figura clave de la ofensiva neoconservadora. Luego llegó a ser importante funcionario en el gobierno de Bush, por ejemplo, embajador a Afganistán después de la invasión yanqui, y luego a Irak. Durante los años 1990, Khalilzad condenó la falta de un “concepto unificador” en la visión global de Clinton, y propuso centrarse en impedir que otros tuvieran “hegemonía sobre regiones críticas”, como el Golfo Pérsico.
Durante los años 1990, este núcleo en la clase dominante continuaba desarrollando y luchando por esta visión, en numerosas investigaciones, seminarios de centros de investigación política, columnas de opinión y el “Proyecto para el nuevo siglo estadounidense”, el documento “Borrón y cuenta nueva” escrito para la dirección israelí y otros proyectos. Aunado a esta creación de estrategias globales, orquestaron un creciente coro que pedía acciones más agresivas contra el régimen de Saddam Hussein en Irak, como derrotarlo, además de más esfuerzos para tomar acción contra el régimen del Talibán en Afganistán. Todo esto, otra vez, ocurrió años antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Durante los años 1990, Afganistán era un punto focal de los esfuerzos estadounidenses para reforzar su control sobre las fuentes globales de energéticos y la supremacía militar y política. Afganistán está ubicado en el mero corazón de la masa continental de Eurasia. En 1997, Zbigniew Brzezinski, el asesor de seguridad nacional durante la administración de Carter, dijo: “Una potencia que domina a Eurasia controlaría a dos de las tres regiones más avanzadas y económicamente productivas del mundo…Cerca del 75 por ciento de las personas del mundo viven en Eurasia, y la mayoría de las riquezas materiales del mundo está ahí… Eurasia representa cerca del 60 por ciento del PIB y cerca de tres cuartos de los recursos de energía conocidos del mundo”. (Zbigniew Brzezinski, The Grand Chessboard: American Primacy And Its Geostrategic Imperatives, Basic Books, Nueva York, 1997)
Tras el colapso soviético, las relaciones en la región cambiaron rápidamente. Cinco repúblicas centroasiáticas que antes eran parte de la Unión Soviética se zafaron de esa dinámica y quedaron a la disposición de el que fuera: Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajstán, Tayikistán y Kirguizistán.
Como analizó la revista Un Mundo Que Ganar en 2001: “Mientras que los soviéticos se retiraban a principios de los años 1990, los imperialistas estadounidenses se embarcaban en una política de sustituir la influencia soviética sobre los países centroasiáticos con la suya, para conectarlos al mercado mundial y romper el monopolio ruso de los oleoductos a ese mercado. También se pusieron a construir una alternativa a la región del golfo Pérsico como importante fuente de energéticos a fin de reforzar la posición dominante en el mundo de Estados Unidos. Uno de los aspectos claves de esta fue, por supuesto, impedir que Rusia surgiera de nuevo como rival importante en la región. El oleoducto que necesitaba Estados Unidos tenía que pasar por Afganistán a Pakistán a los puertos marítimos a fin de acceder libremente al mercado occidental” (“Una historia del “gran juego” imperialista”, Un Mundo Que Ganar 2002/28).
(Estados Unidos también trataba de debilitar y aislar a la República Islámica de Irán impidiendo la construcción de oleoductos que atravesaran a Irán —un puente natural al golfo Pérsico— y rodeándola con estados hostiles. Por eso, entre otras cosas, al principio Estados Unidos apoyaba al Talibán en Afganistán, pues servía como un “amortiguador sunita” en la frontera este de Irán.)
La administración de Clinton consideró que obtener el control de Afganistán era un elemento crucial de esta estrategia. Así que en 1996, cuando los fundamentalistas islámicos del Talibán tomaron el poder, después de cuatro años de sangrienta guerra civil después de la derrota del régimen pro-soviético de Najibullah, los imperialistas los apoyaron con la esperanza de que pudieran estabilizar a Afganistán y ser socios de Estados Unidos. Al comienzo, el gobierno de Bush seguía manteniendo sus lazos con el Talibán y aprobó más de 40 millones de dólares para el mismo en mayo de 2001.
Pero mientras que aprobaban esta ayuda y antes del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos también se estaba volviendo en contra del régimen del Talibán, por ejemplo, mediante un plan para desestabilizarlo y posiblemente derrocarlo. Uno de estos planes llegó al escritorio de Bush el 10 de septiembre.
Las inquietudes de los gobernantes estadounidenses no tenían nada que ver con la naturaleza reaccionaria y teocrática del Talibán, que principalmente representaba a las clases feudales y las tribus de la mayor nacionalidad de Afganistán, los pashtos. De hecho, les inquietaba que el Talibán se convirtiera en un adversario peligroso, que obstruyera el camino de la agenda estadounidense para la región y sus planes globales.
Primero, una guerra civil seguía ardiendo en Afganistán, que el Talibán era incapaz de sofocar. Por ello, fue imposible continuar los planes de construir un oleoducto por Afganistán a Pakistán. Segundo, las acciones del Talibán y esta inestabilidad continua alimentaban el fundamentalismo islámico radical, que con mayor frecuencia los estrategas estadounidenses consideraban un importante problema. Los bombazos contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998 les dejó muy en claro esta situación. Estados Unidos echó la culpa a Osama bin Laden y Al Qaeda que estaban basados en Afganistán. (La administración de Clinton lanzó bombardeos de misiles cruceros en Afganistán contra los campamentos de Al Qaeda después de estos ataques).
Estas crecientes tensiones llevaron a Estados Unidos a empezar a formar redes de operaciones clandestinas contra el Talibán en Afganistán ya en 1997, que incluía millones de dólares de ayuda a la Alianza del Norte que se oponían al Talibán y despachar a equipos encubiertos al país para trabajar con ellos*.
Después de que Bush entró en funciones, se escaló esta planeación. Antes del 11 de septiembre de 2001, se desarrollaron fuertes divisiones en el régimen de Bush sobre si tener en la mira a los “terroristas” islámicos sin estado como Al Qaeda o a estados como Irak. Pero estaba elaborando y debatiendo los planes para aumentar los ataques a Al Qaeda y desestabilizar al régimen del Talibán, y quizás derrocarlo. En el libro Bush en guerra, Bob Woodward dice que en abril de 2001, o sea, cinco meses antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001, un plan ya estaba en preparación de empezar a armar a la Alianza del Norte. En julio, ya estaban proponiendo un plan de hacer retroceder a Al Qaeda, así como de eliminarlo y “tomar la ofensiva y desestabilizar al Talibán”. Si bien no se habían resuelto estas divisiones en el régimen de Bush, se aprobó este plan el 4 de septiembre de 2001, y la CIA recibió de 125 a 200 millones de dólares para ejecutarlo. La asesora de Seguridad Nacional Condoleezza Rice lo puso en el escritorio de Bush el 10 de septiembre como un Directriz Presidencial secreta, a la espera de su firma.
Parte 2: El 11 de septiembre, lo que busca Estados Unidos en el Medio Oriente y en el planeta y el horroroso impacto de la “guerra contra el terror” sobre la población de Afganistán
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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Libros Revolución auspicia una presentación:
¿Necesitamos una revolución y una sociedad radicalmente diferente? Lo que ocurre cada día—lo que le hace a la gente este sistema día tras día—aquí y en todo el mundo clama: SÍ.
¿Es posible una revolución en un país como Estados Unidos? SÍ LA ES.
¿Hay verdaderamente una estrategia y método para abordar cómo hacer tal revolución? SÍ LOS HAY.
¿Hay un grupo que está organizado partiendo de la base de esa estrategia y método, que está trabajando por tal revolución, y que podría dirigir esa revolución cuando llegue la hora? DE NUEVO, SÍ.
Venga a escuchar a representantes del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, hablar derecho sobre estas cuestiones vitales. Y a entrarle. Preguntas y respuestas sobre: Hacer la revolución en Estados Unidos.
$15/escala móvil para los desempleados y aquellos de bajos ingresos.
Traducción simultánea al español.
Nueva York
26 de octubre, 1:00 pm
Schomburg Center
for Research in Black Culture
515 Malcolm X Blvd. esq. calle 135, Nueva York
Auspiciado por Libros Revolución
Para más información llame: 212.691.3345
Indicaciones: Tren 2 o 3 a la calle 135.
Los Angeles:
26 de octubre, 1:00 pm
Golden Eagle Ballroom
Universidad Estatal de California-Los Angeles
5151 State University Drive
Para más información llame: 213-488-1303 / librosrevolucion.blog.com
Busca indicaciones en www.calstatela.edu (cerca de la Estructura de Estacionamiento C)
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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A nuestros/as lectores/as: Escríbenos sobre el número especial de Revolución:
De los compartimientos de carga de los barcos negreros al encierro de los penales y las calles desesperanzadas de hoy, la dura opresión del pueblo negro, y la lucha en su contra, han constituido un elemento central de la historia y de la realidad actual de esta sociedad. Pero ahora alguna gente dice que todo eso es cosa del pasado. Alguna gente incluso dice que la nominación de Barack Obama señala que “se ha trascendido de la raza” en Estados Unidos. Otra gente reconoce la condición desesperanzada de la mayoría de los negros, pero culpa a las propias masas por la situación. Mientras tanto, la horrorosa y pulverizante opresión de los afroamericanos continúa. Veamos un solo ejemplo indignante: uno de cada nueve varones negros está bajo encierro en la cárcel, mientras que el colapso del mercado hipotecario y la nueva epidemia de sin techo pegan más duro a las comunidades de minorías.
El número #144 de Revolución trae 20 páginas sobre la emancipación de la humanidad y la lucha por la liberación del pueblo negro. Analiza profundamente la historia desde la esclavitud a las luchas de los años 60 y la realidad de hoy del pueblo negro en Estados Unidos... cómo la opresión y la brutal explotación del pueblo negro tienen sus raíces en este sistema criminal y son un pilar de este… y presenta un argumento a favor de la necesidad… y la posibilidad… de la revolución.
Muchas personas han estado leyendo este número… hablando de él… debatiéndolo y discutiéndolo. Tiene que llegar a las manos de mucho más personas de todas las nacionalidades.
Revolución quiere conocer las experiencias de la gente: ¿qué piensa sobre este número? ¿qué encuentra cuando lo lleva a otros? ¿cuáles preguntas se están planteando… y cuáles debates y polémicas están surgiendo… y cuáles formas creativas se han hallado para llevar este número a las manos de diferentes tipos de personas? ¿cómo están utilizando este número los presos y sus familiares? ¿cuáles observaciones pueden agregar los presos a este diálogo? ¿qué clase de discusión está generando en las peluquerías? ¿Y qué de las universidades?
Maximicemos la difusión de este número a mucho más gente… Sabemos que hay muchas personas que tienen fuertes sentimientos e ideas sobre estos temas y queremos escuchar qué dicen. Escribe a Revolución para que todos puedan aprender de las experiencias positivas y que breguemos colectivamente, además en las páginas del periódico, con las fuertes preguntas que la gente está planteando y los debates que está prendiendo este número y adentrémonos más en estas preguntas.
Vivimos momentos tumultuosos. Millones de personas están preocupadas por el futuro de la sociedad y del planeta. Muchos se preguntan si el capitalismo de veras es “el mejor mundo posible” o si tal vez puede haber otra vía. En tal situación, es aún más urgente llevar este número especial de Revolución, “La opresión del pueblo negro, los crímenes de este sistema y la revolución que necesitamos” a todo el mundo. Además, todas las semanas mucho más personas tienen que estar leyendo este periódico, en medio del bullicio de escenas, debates prendidos y la difusión de la revolución.
Escríbenos en: Revolution a/c RCP Publications, Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, Illinois 60654-0486 o por correo electrónico a rcppubs@hotmail.com.
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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22 de octubre de 2008
Del Llamamiento de 2008 de la Coalición 22 de Octubre:
“Los veredictos de inocente en los casos de los tres detectives neoyorquinos quienes balearon 50 veces a Sean Bell la madrugada de su día de bodas. El sistema de justicia que de nuevo dio su sello de aprobación a todo acto de un agente de la policía, por ultrajante que fuera. Y en julio, se hizo que un gran jurado no acusara a un poli neoyorquino que mató a Jayson Tirado, de 25 años, en un berrinche de ‘furia callejera’. El fiscal Robert Morgenthau describió el incidente como ‘una muerte por disparo justificado en circunstancias desafortunadas’.
“Un ‘aumento’ de la policía chicagoense deja seis muertos en un mes. Entre el 11 de junio y el 5 de julio, la policía baleó a doce personas, puros latinos y negros. Murieron seis, seis resultaron lesionados y sobrevivieron. El gobernador de Illinois respondió recomendando que ¡los policías del estado fueran a Chicago para controlar ‘el crimen por violencia’! En el condado de Los Ángeles, la chota ha matado a más de 40 personas, cuatro de ellas por policías de Inglewood en cuatro meses…
“Este año la policía del condado de Prince George, Maryland, ya ha baleado y matado a dos veces más personas que todo el año pasado…
“Las redadas generalizadas y detenciones de inmigrantes arrebatados a sus familias y enviados a centros de detención y cárceles. Hubo 600 arrestos en redadas en Misisipí, 321 en el sur de Florida…
“Escuelas parecidas a cárceles y carreras de la escuela derecho al bote. En Tampa, Florida, sacaron a rastras a Keon Dawson, de 14 años, del salón de clase, lo arrestaron y lo esculcaron como parte del constante hostigamiento contra él y otros testigos de la muerte de su hermano, Javon Dawson, por un policía…
“Más estado policial y ataques contra el disentimiento político. Las enmiendas a FISA de 2008 legalizaron intercepciones telefónicas y espionaje de correo electrónico. Los manifestantes contra el transporte de equipo bélico (Strykers) a Irak en Olympia, Tacoma y el Fuerte Lewis se han topado con pistolas eléctricas, balas de goma y más…
“¡ALTO A LA BRUTALIDAD POLICIAL, LA REPRESIÓN Y LA CRIMINALIZACIÓN DE UNA GENERACIÓN! ¡ALTO A LAS VIDAS ROBADAS! ¡A LUCHAR! ¡VÍSTETE DE NEGRO EL 22 DE OCTUBRE!”
Se han anunciado actos de protesta el 22 de octubre en Nueva York, Los Ángeles, Cleveland y otras ciudades del país y Canadá.
Para obtener más información, ponte en contacto con:
Oficina Nacional de la Coalición 22 de Octubre
E-mail: info@october22.org
Teléfono: 1-888-NOBRUTALITY
Portal: www.october22.org
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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“El arte y la revolución de China” en el museo Asia Society
Bájate del metro en la calle 68 al noreste de Manhattan y camina hasta la avenida Park. Dos cuadros al norte, sobre la mediana en medio de cuatro carriles llenos de tráfico, te encuentras ante una escultura de acero de una chaqueta Mao de tres metros de alto. Luego colgada de un edificio a la derecha está una bandera grande con un dibujo de Mao Tsetung rodeado de obreros, soldados y jóvenes que desfilan con banderas rojas, el Libro rojo y rifles. Esta es la introducción desde la calle a una nueva exposición del museo Asia Society titulada: “El arte y la revolución de China”.
Durante los próximos meses, decenas de miles de conductores pasarán por la gigantesca chaqueta Mao, y a muchos les provocará sorpresa y curiosidad. A algunos se les refrescaría la memoria sobre los años 60 cuando millones de personas por todo el mundo, como en Estados Unidos, valoraron a la China socialista como una sociedad realmente liberadora. Algunos se acordarán de la imagen pop-art de Mao creada por Andy Warhol que hasta la fecha se ve de vez en cuando en playeras o tarjetas de felicitación. Tras décadas del bombardeo propagandístico de que “el comunismo ha muerto”, es probable que la mayoría de aquellos que pasan por la calle consideren estas referencias artísticas como iconos del “fracaso del comunismo”. Pero aquellos que entran por las puertas giratorias de vidrio y ven la exposición tendrán una oportunidad de examinar y pensar más sobre de qué se trataban Mao, la Revolución Cultural y el socialismo, y para reconsiderar la “opinión común” sobre el efecto de esa lucha histórica en el arte y el artista, y por su parte, el papel del arte y del artista en esa lucha histórica.
“El arte y la revolución de China”, en exposición hasta el 11 de enero del año que viene, se enfoca en el arte creado durante los diez años de la Revolución Cultural, de 1966 a 1976. Contiene pinturas a escala grande, pinturas a tinta, esculturas, dibujos, bosquejos del artista, grabados al boj, carteles y objetos de la vida cotidiana. Los curadores de la exposición, Melissa Chiu y Zheng Shengtian, la organizaron por los temas de: El culto de Mao; La rebelión se justifica; Nunca olvidar la lucha de clases; Arriba a las montañas, abajo a las aldeas; y Arte, historia y política. También hay otra exposición sobre un colectivo de artistas de Beijing que en 2002 inició el “Proyecto Gran Marcha: Una exposición visual ambulante”.
Esta muestra cultural importante impactará ampliamente la opinión pública y el discurso crítico e intelectual sobre el tema del arte revolucionario y la Revolución Cultural de China en general. Una reseña de la exposición salió en primera plana de la sección de arte del New York Times el día de la apertura, en la cual Holland Cotter escribió: “La importante exposición ‘El arte y la revolución de China’ del museo Asia Society plantea su propia pregunta pos-olímpica oportuna: ¿Qué hubo antes?”. Yo añadiría: en camino al futuro, ¿qué debemos aprender de lo que hubo antes?
Esta exposición sale en un momento en el cual en gran parte han descartado la experiencia del socialismo por fallido y no deseado. Como parte de eso, han calumniado y desechado el hermosísimo arte expuesto aquí. Sin embargo, representa un poderoso capítulo de la historia de la Revolución Cultural. Arroja luz sobre los logros abrumadamente positivos de la China socialista. Es terrible que en gran parte se haya negado a la gente de todo el mundo la oportunidad de ver y apreciar este arte revolucionario. Así que es muy positivo que se haya expuesto esta obra ahora en un museo importante y prestigioso de Nueva York. La gente debe aprovechar esta insólita oportunidad y asistir a esta exposición.
El motivo de este comentario mío no es de reseñar “El arte y la revolución de China” (si bien eso se necesita y se publicará próximamente) sino de comunicar unas reflexiones sobre el contexto mayor en el cual se crearon las obras expuestas. Espero que ayude al lector a entender el significado de este arte y esta exposición, lo anima a asistir y que le sirva de guía “no oficial” de la exposición.
Es de esperarse que una exposición sobre Mao, el arte y Revolución Cultural sea controvertida y polémica. La exposición en sí expresa cierta perspectiva política. Los visitantes traerán sus propios puntos de vista. No ocurre en un vacío sino que 30 años después de la muerte de Mao, tras tres décadas de propaganda anticomunista de que la Revolución Cultural era un desastre y una tragedia. También hay gran confusión sobre la naturaleza de la China que existía bajo Mao y la China que existe hoy.
La mayoría de la gente considera que China todavía es un país socialista. Pero la China de hoy —el gobierno y el carácter general de la sociedad— es totalmente capitalista, a pesar de que se declara un país “socialista” y sus líderes siguen llamándose “comunistas”. Después de la muerte de Mao en 1976, sus adversarios en los altos rangos del Partido Comunista de China, encabezados por Deng Xiao-ping, tomaron el poder, derrocaron el socialismo y restauraron el capitalismo; en el proceso arrestaron a cientos de miles y mataron a miles de personas.
Cuando caminas por la exposición, hay un cronograma gráfico que traza unos de los momentos decisivos de la Revolución Cultural, pero distorsiona y excluye el verdadero contenido y carácter de esos momentos (y de la lucha en general). Eso deja al visitante sin un contexto para entender el arte que está viendo. Por ende, he aquí una guía no oficial para ayudar al lector a sacar lo máximo de su visita a esta exposición:
Al andar en la exposición, impresiona inmediatamente la exuberancia de la obra. Impactan los tonos brillantes de rojo y amarillo. Esta obra encarna tiempos de gran vitalidad; tiene el aire de los años sesenta por todo el mundo. Tienen una presencia las figuras en los cuadros: Mao Tsetung, los campesinos, los jóvenes y los artistas. Eso, como mínimo, debe motivar a ver más a fondo estas obras y las historias respectivas.
La he visto dos veces y he notado en los comentarios de las personas a mi alrededor que, desafortunadamente, alguna gente tiende a pasar por alto la obra y se enfoca más en los escritos que la acompañan, a los cuales los revuelve con sus propios prejuicios preconcebidos. Escuché a una mujer que declaró, al ver un muro de arte: “Todo eso lo destruyó Mao”. Al nivel aparente, eso es simplemente ridículo: la misma exposición es testimonio a la importancia de la creación y promoción de arte en la Revolución Cultural, así como el papel del artista durante toda esa lucha. Sin embargo, esta mujer “vio lo que quiso ver”: los veredictos oficiales anticomunistas la cegaron a lo que la obra por sí misma le contaba y a su calidad artística como arte, así como su significado histórico y político real.
Entonces, lo primero que quisiera yo decir a los que planean ir a ver esta exposición es: Realmente ve y experimenta el arte y los tiempos que representa.
Parte del gran discurso anticomunista sobre la Revolución Cultural es que esta persiguió y suprimió a los artistas y que la obra cultural no tenía vida, era didáctica y muy controlada. Falsea por completo tanto los motivos como los logros respecto al arte durante la Revolución Cultural. Al mismo tiempo, sí hubo problemas en la manera en que los revolucionarios abordaban cuestiones de arte y ciencia. Por ejemplo, no hubo suficiente espacio (aire) para que los artistas experimentaran, respiraran, exploraran diferentes caminos, e incluso crearan arte disidente. Relacionado a eso algunas prácticas y políticas surgían del punto de vista erróneo de abordar el arte reaccionario “penalizándolo”.
Pero estos problemas, aunque reales, eran secundarios a los verdaderos logros y grandes avances en construir una cultura revolucionaria, que desencadenó tanto a los artistas de carrera como las masas populares —antes siempre excluidas de ese campo— a crear asombrosas obras de arte revolucionarias. Y todo eso ocurrió en el contexto de una sociedad en plena lucha de salirse de las garras de la explotación de clase.
Un tema principal de la exposición es la campaña de mandar a los artistas al campo para laborar al lado de los campesinos y aprender de ellos. Muchas personas la consideraban, equivocadamente, una manera de castigar y suprimir al artista. Pero en realidad, era una parte importante de bregar con el desequilibrio de recursos entre la ciudad y el campo, y de eliminar las barreras entre el intelectual y el campesino y el obrero. Si bien hubo problemas en algunas de las medidas para implementar esta campaña —por ejemplo no hubo suficiente espacio o recursos para que los artistas de carrera trabajaran más concentrada y enfocadamente— esta experiencia contribuyó a la creación de importantes obras de arte y el desarrollo de técnicas artísticas. La exposición contiene pinturas y dibujos muy hermosos de artistas que “fueron al campo”. Uno es de Xu Bing, ahora vicepresidente de la Academia Central de Bellas Artes en China. El catálogo de la exposición explica: “La experiencia le era positiva en la mayor parte, como era libre de crear arte y dibujaba de la naturaleza muchas horas al acabar su jornada en el campo. Experimentar las culturas locales, el arte de propaganda y la caligrafía durante la Revolución Cultural influenció profundamente su filosofía y metodología artísticas”.
Esta complejidad de crear arte revolucionario la puede percibir el que entre en la exposición con la mente abierta. El arte comunica algo real que refleja la verdad de que la China socialista bajo Mao representaba un verdadero avance para la historia humana en términos de la teoría y la práctica de construir una sociedad en la cual las masas participan en revolucionar todos los aspectos de la sociedad con el fin de eliminar las clases y todas las desigualdades e ideas opresivas que conlleva la sociedad de clases.
Ver estas obras es una experiencia muy impactante y conmovedora, y gran parte de la exposición es de muy alta calidad artística.
A fines de los años sesenta y los principios de los años setenta, yo era uno de esos jóvenes estadounidenses que se inspiraban en la Revolución Cultural de China; cargaba el Libro Rojo de Mao en el bosillo del pantalón y pegaba carteles de los Guardias Rojos en la pared de mi recámara juntos con grabados brillantes de Pinturas campesinas del condado de Husien. En 1970, compré el libro Patio de recolección del arriendo y estudié las fotos de las “Esculturas de opresión y rebelión”. Pero ver en persona las pinturas, grabados al boj y esculturas me resultó una experiencia cultural y sensorial a otro nivel. Me recordó de una ocasión en que fui al museo; después de haber visto como cien veces una copia de Noche de estrellas de Van Gogh en calendario, vi al original y me quedé completamente asombrada por la formidable fuerza artística y profundidad táctil del óleo.
Chen Yanning, El presidente Mao inspecciona el campo de Guangdong. 1972. Óleo sobre lienzo. |
Muchas de las piezas en la exposición comunican un aire y un entendimiento visual de la historia china: cómo era en realidad para las masas en China antes de la revolución y cómo era la sociedad tras la liberación. La forma y el contenido del arte hablan elocuentemente del tenor de los tiempos y lo que estaba en juego en esa lucha. Se ven ejemplos de lo que los revolucionarios trataban de lograr, por ejemplo el Gran Salto Adelante, una gran campaña para revolucionar no solo la producción sino todas las relaciones económicas y sociales entre las personas y hasta su modo de pensar.
Cuando entré al salón que contenía la enorme pintura de Chen Yanning, El presidente Mao inspecciona el campo de Guangdong, me quedé literalmente sin respiración del asombro. Era una de las piezas con las cuales estaba familiarizada, pero me era una experiencia bien diferente ver la textura del óleo sobre el lienzo y la gama de los tonos. Me asombraron la forma y el contenido de la pintura; el gran tamaño del cuadro pone de relieve el peso histórico del campo (y del campesinado) en la historia china, y la posición de Mao en el centro del retablo hace hincapié en su dirección y la profundidad de la investigación que hacía entre los campesinos.
Una de mis piezas favoritas de la exposición contiene cuatro paneles de dibujos al carboncillo que representan actividades de los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural. La vitalidad de los dibujos atrae a uno a compartir la emoción de los escenarios, y salta a la vista la exuberancia de las personas retratadas. El aire de los tiempos se respira en estas imágenes hermosas de jóvenes, entre ellos mujeres, que le entran a la teoría, salen a las masas, y se dedican a construir una nueva sociedad y cambiar el mundo.
Otra pieza que me gustó mucho fue un grabado al boj de un hombre que está enseñando a leer a una niña... titulada simplemente Revolución. Expresa elocuentemente el significado histórico de lo que representa: ¿qué significaba que diferentes generaciones de campesinos antes pobres y analfabetos estén leyendo como parte de ser protagonistas conscientes de la historia?
Las obras en esta exposición hablan por sí mismas, de muchas maneras. Deben hacer que hasta los cínicos se pregunten de qué se trataba la revolución en China y por qué desencadenó a tantas personas a crear obras de arte como estas.
En su mayoría, las reseñas y los comentarios en las paredes informan y no tratan de darle un sesgo “anticomunista”. Sin embargo, hay en el trasfondo un hilo que sintonizará con lo que la mayoría del público ya piensa, erróneamente: que lo principal de la Revolución Cultural es que la población sufrió, los artistas en particular estuvieron perseguidos y Mao no se preocupó por la gente. Por ejemplo, la introducción a la exposición dice que durante la Revolución Cultural, “a veces llamada la década de catástrofe”, los artistas sufrieron “humillación pública y a veces tortura, y les confiscaron la casa y obras de arte y las destruyeron”.
El patio de recolección del arriendo. 1974. Fibra de vidrio. |
Una sala de la sección llamada “La rebelión se justifica” exhibe varias recreaciones de tamaño natural de El patio de recolección del arriendo. La descripción en la pared dice: “La obvia explotación de los campesinos sirve para acordarle al público de la injusticia de la China feudal y así justificar la revolución”. En el comentario falta un análisis de la inmensidad de la historia representada en esas esculturas. Cuando lo leí, no podía sino pensar en que muchas personas no tienen idea de lo que eso significaba para literalmente cientos de miles de personas, pues antes de la revolución china “poder pagar la renta” era la cuerda floja entre vivir y morir de hambre; no poder pagarla significaba tener que venderle a su hija o hacerse un esclavo. Tristemente, no entender eso impide apreciar en verdad la gran maestría de esas esculturas. Hay que mirar el detalle de las caras, cómo ese arte capta las emociones humanas de sufrimiento, angustia y rebelión; cómo el lenguaje corporal silencioso de esas figuras hace vivir un período entero de la historia china... y por qué fue necesaria la revolución en primer lugar.
La escultura original de El patio de recolección del arriendo tenía más de 100 figuras de tamaño natural, hechas de arcilla; se las exhibió originalmente en 1965, en el mero patio de recolección del arriendo de Liu Wen-tsai, un terrateniente tiránico del condado Tayi de la provincia Szechuan, en el suroeste de China. Antes de la liberación, los terratenientes representaban solo del 3% al 4% de la población del condado, pero eran dueños de casi el 80% de las tierras de cultivo; explotaban a los campesinos sin piedad y los trataban como animales de carga. Esa fue una situación típica en China en esos tiempos, dado que los campesinos representaban la abrumadora mayoría de la población. El grupo de 18 escultores profesionales y aficionados que crearon El patio de recolección del arriendo durante la Revolución Cultural, se fueron a vivir y trabajar en ese mismo patio y hablaron con las personas que habían sufrido en la antigua sociedad.
Cuando vas a la exposición, debes tener en mente que ese arte se creó en la caldera de diez años complejos e intensos, durante un esfuerzo inmenso y sin precedentes de cientos de millones de personas de construir una nueva sociedad liberadora, en un país muy pobre afligido todavía por las profundas cicatrices de las disparidades feudales. En un pasado no tan remoto, la abrumadora mayoría de la población había estado hambrienta y analfabeta; potencias extranjeras habían dominado al país y regían enormes disparidades entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, la ciudad y el campo, y entre el hombre y la mujer. Ahora no solamente estaban proveyendo ropa y comida a la gente, pero estaban movilizando a cientos de millones de personas a abordar de manera consciente todos los grandes problemas económicos, sociales, filosóficos y prácticos de cómo eliminar la sociedad de clases.
Debes pensar en ese contexto cuando vas a la exposición, y no en el “gran discurso” y el análisis de la Revolución Cultural que ofrecen los defensores occidentales del capitalismo y los enemigos de Mao que derrocaron el socialismo, restauraron el capitalismo y ahora presiden una China que vende a las masas a las maquiladoras del capitalismo global.
Piensa en cómo sería tu reacción si fueras a una exhibición de museo sobre la historia de la guerra de Secesión de Estados Unidos y encontraras ahí una “reinterpretación” de la guerra desde el punto de vista del antiguo esclavista... quejándose y lloriqueando que perdió su plantación, que se le quitaron su propiedad privada y de más importancia los seres humanos de quienes era el dueño, y que toda su familia ha sufrido como resultado.
Eso sería como ver una foto de la espalda de un esclavo, cubierta de gruesas capas de cicatrices de los latigazos; escuchar que cuando los esclavos trataban de huir, los persiguieron como si fueran perros y los mataron; que separaron a las familias... y luego te dicen: “Esas historias se usaron para justificar la lucha contra la esclavitud”. Saldrías con una perspectiva completamente distorsionada de ese período y tal vez compadecerías con el antiguo esclavista debido a su “pérdida personal” y debido a eso, y desde esa perspectiva estrecha, sacarías la conclusión de que la guerra de Secesión que puso fin a la esclavitud fue uno de los períodos más “catastróficos” de la historia estadounidense.
Piensa en esa analogía. Luego piensa en Mao y los revolucionarios que dirigió, y lo que estaban tratando de lograr durante ese período relativamente breve de 30 años, desde la toma del poder revolucionario en 1949 hasta la restauración del capitalismo en 1976. En ese tiempo, los seres humanos no teníamos mucha experiencia en crear esa clase de sociedad: una sociedad de transición hacia el fin de gestar un mundo comunista libre de clases. Mao aprendió de la experiencia de la Unión Soviética e hizo tremendos avances teóricos en conocer la naturaleza de la sociedad capitalista. En particular, señaló que las clases y la lucha de clases siguen en el socialismo, y que continúa una lucha aguda acerca del rumbo de la sociedad en torno a si se quedará en el “camino socialista” o si al final se restaurará el capitalismo. Es por eso que Mao lanzó la Revolución Cultural. Mao no inventó a sus enemigos. Fuerzas poderosas dentro del partido comunista estaban organizando para tomar el poder y restaurar el capitalismo. Si vas a esta exposición y sales pensando que Mao era un paranoico, pues mira cómo China hoy es un paraíso de maquiladoras para el capitalismo internacional.
Zhang Songnan, Joven. 1972. Carboncillo sobre panel. |
Recomiendo que, antes de ver la exposición, despejes la mente. Anda por la exposición, asimila el arte y déjate llevar por él. Camina con lentitud y mira el arte como arte. Al mismo tiempo, piensa en los grandes interrogantes que esta exposición —y ese capítulo de historia humana de la cual es una tajada— plantea.
Reflexiona sobre el papel importante que el arte y los artistas han desempeñado a lo largo de la historia humana. Y piensa en esto: ¿Qué significa crear una cultura revolucionaria como parte de construir una sociedad verdaderamente liberadora? Ponte en el lugar de los revolucionarios que estaban tratando de crear algo que no se había hecho nunca en la historia de la humanidad. Considera las maneras en que esa pregunta adquiere un nuevo sentido en una sociedad revolucionaria y socialista que tiene el objetivo de hacer que las masas conozcan el mundo conscientemente, como dijo Marx, para cambiarlo.
En particular, piensa en la sociedad opresiva que, con la dirección de Mao, las masas estaban dejando atrás y en la realidad de que, antes de la Revolución Cultural, la gente común no figuraba en los escenarios del teatro ni en las paredes de las galerías de arte. En su lugar, como dijo Mao, había “emperadores, generales, beldades y momias extranjeras”. ¿Qué efecto tenía eso en los valores y la conciencia social? Para hacer una analogía, ¿qué significaba en este país cuando los espectáculos racistas de blancos pintados de negro y series como Amos and Andy (novela radial y luego de tele) eran lo que se veían de los negros en el arte?
Cuando miras los afiches políticos, no los condena automáticamente como “propaganda política”. Piensa en el papel que ese arte desempeñó en una sociedad en que cientos de millones de personas estaban discutiendo y debatiendo economía, política y filosofía, asuntos que importaban muchísimo al rumbo que la sociedad iba a tomar; júzgalo en parte con ese criterio. Piensa en la importancia crucial de cosas como los cartelones de “grandes caracteres” en una sociedad en que la mayoría de la población no tenía televisor, muchos eran analfabetos todavía y ¡claro que no había nada como el internet!
Cuando miras todos los botones y afiches de Mao, piensa en por qué cientos de millones de campesinos pobres, trabajadores, jóvenes y, sí, intelectuales le querían tanto a Mao por la dirección crucial que dio en la guerra de liberación y la construcción de una nueva sociedad.
La creación de un arte revolucionario en China planteó tremendos interrogantes. Por ejemplo, ¿cómo fomentar ampliamente entre las masas la creación colectiva y consciente de obras de arte y, a la vez, apreciar, apoyar y aprender de la obra de artistas individuales altamente capacitados, incluidos los que crean obras de arte que representan el desacuerdo y el disentimiento? Para dirigir un movimiento amplio de creación de arte revolucionario, ¿cómo manejar la relación entre la necesidad de crear “obras modelo” que suponen una dirección más finamente calibrada y, al mismo tiempo, permitir la creación en direcciones muy amplias y diferentes de otras obras, incluso hacia el disentimiento o posiblemente a no tener relación directa (objetiva o conscientemente) con la política? La lucha en la esfera del arte, la forma en que la lucha política y la crítica se hacen en la esfera del arte, y la política y la práctica que toman en cuenta en particular a los artistas y el desarrollo del arte revolucionario: cada tema encierra enormes cuestiones. (Por ejemplo, aquí se habló de exposiciones de “pinturas negras”, un arte “expuesto a la denigración”, un asunto que se debe investigar, entender y evaluar).
Antes de ir a esta exposición, o después, lee algo de la obra de Bob Avakian, por ejemplo Observaciones sobre arte y cultura, y ciencia y filosofía (solo hay edición en inglés), en que examinael manejo de ese tipo de cuestión en el socialismo de la Unión Soviética y China, aprende de la experiencia revolucionaria previa pero también sintetiza las lecciones, positivas y negativas, y señala las maneras en que las futuras sociedades socialistas tendrán que hacerlo mejor.
La exposición late con tensiones positivas y negativas. En la propia exposición hay disonancia, hay contradicciones.
Dale cancha a esas contradicciones, y a la complejidad de las diferentes y grandes cuestiones históricas que plantean este arte y el contexto histórico más amplio en que se creó. Repito, pon al lado las ideas y los prejuicios preconcebidos y suspende por el momento lo que ya “sabes”, una recomendación que se aplica también a los que tienen un punto de vista positivo sobre Mao y la Revolución Cultural. Examina y brega con las contradicciones, entabla discusiones sobre estas con otros para que juntos se atrevan a mirarlo todo con “nuevos ojos” y descubrir o redescubrir cosas nuevas.
Liu Chunhua, El Presidente Mao va a Anyan. Cartel 1969. |
Si lo dejamos todo a la espontaneidad, esta exposición de arte terminará reforzando en muchos casos gran parte de la conclusión oficial anticomunista: que ese período de la historia china (y de la humanidad) es prueba de que “el comunismo ha muerto”. Pero la pura verdad, lo que esta exposición demuestra en realidad, es que el socialismo en China tuvo grandes logros. Se enfrentó a grandes problemas: algunos los trataron y solucionaron de una manera positiva y otros no. Pero, ¿cómo no iba a ser así? La experiencia socialista de China sí llevó a la humanidad por cierto trecho del camino a un mundo emancipador, y la humanidad tiene que seguir adelante en ese camino. Esta exposición ofrece la posibilidad de abrir una nueva etapa de discusiones sobre los logros de China socialista, examinándolos y apreciándolos, incluido en la esfera particular del arte... y sobre la necesidad, la posibilidad y los caminos por los cuales la humanidad puede hacer las cosas mejor en futuras sociedades socialistas.
Para mí, uno de los momentos más interesantes de la exposición fue el vídeo de una entrevista de 2007 a Liu Chunhua, el artista que pintó el famoso cuadro El presidente Mao va a Anyuan (incluido en la exposición). Durante la Revolución Cultural, se sacaron más de 900 millones de copias de ese cuadro. Al mero final de la entrevista, transcrita en el libro El arte y la revolución de China (en inglés, editado para coincidir con la exposición), el entrevistador dice que “la llamada Revolución Cultural puede considerarse una edad de tinieblas en la historia de China del siglo XX” y se pregunta: “¿Así que cómo deberíamos tratar las obras de ese período que sirven para ensalzarla y elogiarla? ¿En qué radica su valor?” Liu contesta:
“Esa es una pregunta extremadamente delicada. En realidad, la Gran Revolución Cultural fue una lucha política. La historia de las luchas políticas es siempre un caso de ‘o tú o yo’. Hoy se considera que la Revolución Cultural fue una catástrofe. Mucha gente pasó grandes injusticias, muchas familias quedaron destruidas; fue en verdad una tragedia. Cuando yo estaba haciendo investigaciones en Norteamérica, conocí en Canadá a un estudiante de tercer año de preparatoria, cuya abuela vivía en Taiwán. Durante la Revolución Cultural, saquearon la casa de su familia innumerables veces. Solo puede imaginarse las muchas penurias y el sufrimiento que su familia vivió. Después del período de reforma y de apertura [hacia el Occidente], su abuela pagó para que él estudiara en Norteamérica. Durante la reunión que tuve con él, le expresé muy espontáneamente mi profundo pesar. Le dije: ‘Mao Zedong permitió que esos crímenes se cometieran contra ustedes’. Pero él no miraba la situación de esa manera. Me dijo: ‘No fue Mao Zedong quien nos hizo sufrir, fueron las personas a quienes Mao se oponía que nos hicieron sufrir’. Así que podemos ver que cualquier fenómeno histórico es extremadamente complicado. Mirando la historia de la revolución proletaria desde una perspectiva sociológica, creo que la cuestión de que si [la Revolución Cultural] benefició los intereses del proletariado o no tendrá que evaluarse mediante futuras discusiones de la historia de la Revolución Cultural”.
Vete a ver esta exposición. No pierdas la oportunidad de vivir ese arte. Piensa en las preguntas importantes que suscita... y del período de historia humana que produjo ese arte... y discútelas y debátelas con otros.
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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Tijuana, México:
En Tijuana, México, el reclu La Mesa está justamente al otro lado de la línea de San Diego, cerca del cruce Otay Mesa. Del 14 al 17 de septiembre, miles de presos, hombres y mujeres, se rebelaron dos veces en 72 horas contra la tortura y el asesinato a manos de los carceleros. Con una capacidad oficial de tres mil, La Mesa es el reclusorio más hacinado de México, con ocho mil internos, a veces embutidos de a 24 en celdas de 10 por 13 pies. El sistema carcelario de México está más que rebasado. La Jornada escribe: “Duermen de pie, amarrados a las rejas de las celdas para no caerse”. A la mayoría de los presos de La Mesa jamás les han dictado sentencia, muchos están a la espera del juicio, arrestados por delitos de pobreza: robo en pequeño, robo de coches, las mujeres detenidas por robar pañales.
Al fin del día 17, el gobierno ya había perpetrado una horrorosa masacre. Oficialmente, el saldo es de 23 presos muertos y 70 heridos, en su mayoría por heridas de bala en la nuca, espalda y tórax. Pero a un mes aún se desconoce el paradero de 200.
La noche del 13, Israel Márquez Blanco murió torturado ante sus compañeros presos. Free Speech Radio News le entrevistó a su hermana, después de que esta lo identificó en la morgue: “Tenía el cuerpo bien golpeado, con un montón de cicatrices, esposado. Le colocaron un libro sobre la barriga y le dieron una paliza con un bate de béisbol hasta que murió de un golpe a la nuca. Lo cubrieron de cloro y le fracturaron el brazo. Por eso empezó todo el desmadre. Los internos vieron la manera en que mataron a mi hermano… Estaba a solo diez meses de salir libre. Y, ya ves, salió antes de tiempo, pero solamente por muerto”. Israel tenía 19 años, preso por robo de coche.
El domingo 14, día de visita. Hacen revisiones corporales desnudando a cientos de familiares, cobrando por la visita y permitiendo que vean a sus seres queridos. Se palpaba la tensión en el aire. A eso de las 13 horas, el reclu estalló en rebelión. Los presos trabaron combate con los guardias. Lanzaron trozos de hormigón arrancados de los muros. Prendieron candela a colchones y muebles. Tomaron de rehén a tres guardias y prendieron fuego a una torre de vigilancia. Abrieron a patadas una puerta y lograron escapar un número no determinado de presos. Colgaron mantas desde el techo: “¡Guardias asesinas! ¡Exigimos un fin al maltrato! ¡Queremos justicia!” Cientos de jóvenes presos gritaron desde el trecho del reclu hacia los miles de familiares arremolinados abajo. Los familiares lanzaron piedras contra los policías antimotines fuertemente armados que avanzaban sobre la calle. Dos patrullas de la chota ardieron. Los coros de “¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!” hicieron eco contra los muros del reclu. A las 2 de la madrugada, la policía del estado tomó el reclu por asalto y abrió fuego contra los internos.
Al día siguiente, miles de personas, en su mayoría mujeres, se reunieron gritando ante el portón e exigieron información: “Queremos ver a nuestros internos. ¡Justicia!” Las autoridades no les dijeron nada. Los familiares bloquearon el tránsito en las calles aledañas y cercaron los vehículos oficiales. La chota arrestó a 21 familiares y los acusó de motín y destrucción de propiedad ajena.
El 17 a las 13 horas, las presas lograron escapar de sus celdas y se subieron al techo. Gritaron que los carceleros les habían negado alimento y agua por dos días, que había cientos de presos lesionados que no recibían atención médica y que yacían cadáveres de muertos ahí. Colgaron mantas que decían: “¡Alto al maltrato!”
A las 15 horas del 17, la policía del estado y del municipio, así como la policía militar federal (la PFP, o Policía Federal Preventiva) tomaron por asalto el reclu y empezaron a disparar rifles de alto poder desde helicópteros. Los presos dicen que policías los persiguieron por los corredores del reclu tiroteándolos por la espalda. La prensa escribió que los elementos de la PFP se golosinaron disparando balas reales a los internos.
Han trasladado a 250 internos a otros penales del estado de Baja California. Según la presidenta de la Comisión de Familiares Internos, Alicia Aguilar Dávalos, aún se desconoce el paradero de 200 internos. En el diario tijuanense El Sol de Tijuana, del 26 de septiembre, Aguilar dijo: “Los internos me hablan de por lo menos 200 muertos, los internos, ellos lo están viendo, me están diciendo que las autoridades están introduciendo al penal clandestinamente cal para que no huelan los cuerpos”. Dijo que los vecinos del penal han observado a trabajadores del penal que sustraen contenedores del penal que huelen fuertemente a animales muertos y un trabajador del penal dijo que los contenedores traen cadáveres. La prensa dice que han encontrado restos humanos en las cenizas los cuales el forense está examinando. Aguilar Dávalos también se enteró que estaban enterrando los cadáveres en una fosa común en el “Cementerio No. 21 cerca de Maclovio Rojas”, una zona en las afueras de Tijuana. Las autoridades carceleras han admitido que no saben el número preciso de presos en La Mesa al momento de la rebelión y que tampoco saben cuántos presos lograron huir durante la rebelión.
Para justificar la masacre, representantes del gobierno y de los medios han traficado con el ambiente de miedo suscitado por la guerra entre los cárteles del narcotráfico y los secuestros generalizados y han dicho la rebelión no es sino un pleito entre dos conocidas pandillas involucradas en el narcotráfico, los Sureños y los Norteños. Aguilar agregó: “Tengan en cuenta eso, no fue pleito entre pandillas. Fue un barril de pólvora que la mecha fue prendiendo poco a poco, la muerte de Israel fue el colmo”.
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Revolución #145, 19 de octubre de 2008
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Unos niños que solían trabajar protestan contra el uso de la mano de obrade niños en la fabricación de pelotas de fútbol, Nueva Delhi, India, 31 mayo 2002. AP Photo |
De un lector:
Cada año, India produce más de un millón de pelotas de fútbol hechas a mano, en su mayoría para la exportación a los países del mundo, como Estados Unidos. En algunas de las regiones más pobres del país, niños con apenas seis años de edad trabajan en la industria, cosiendo las pelotas todos los días sin esperanza de una vida mejor. Los afortunados reciben unos centavos al día por el trabajo, los demás nada, condenados a ser esclavos deudores.
De: Episodio 138 de Real Sports con Bryant Gumbel
De un lector
El comienzo de la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, da varias razones por qué “El mundo de hoy clama por un cambio radical y fundamental”. Una razón es: “...un mundo que pulveriza y destruye la vida de un sinnúmero de niños, algunos como niños jornaleros e incluso esclavos literales, otros como víctimas de la pobreza y la humillación… su potencial aplastado o la vida segada”. Este mes se puede ver una demostración gráfica de esa declaración en el segmento de Real Sports with Bryant Gumbel de HBO titulado “Children of Industry” [Niños de la industria], que retrata a los niños de India que se desgastan en la “trituradora” de la industria internacional de fabricación de pelotas de fútbol.
“Children of Industry” saca a la luz que miles de niños de India, unos de apenas 6 años de edad, trabajan agachados en el suelo hasta 15 horas al día, cosiendo pelotas de fútbol por cinco centavos la hora o incluso sin pago alguno. Una niña de 12 años recibe 15 centavos por coser una pelota que en Estados Unidos se vende a $15; cuenta que sufre dolores de espalda porque está de cuclillas todo el día y le duelen los ojos de tanto enhebrar la aguja. Cuando los niños usan el utensilio filoso para cortar el hilo, es común que se cortan el dedo también.
Niños trabajadores cosen pelotas de fútbol que se venden por todo el mundo, distrito de Meerut, Uttar Pradesh, en el norte de India. Photo: Manpreet Romana/AFP/Getty Images |
El programa narra la historia desgarradora de un niño de 10 años que, cuando su hermanito se enfermó, su madre le pidió al contratista un préstamo de menos de $100 para comprar medicina. Para pagar la deuda, la madre puso a su hijo a coser las pelotas de fútbol. El préstamo se hizo a intereses exorbitantes, y ahora la deuda es tan grande que su hijo no podrá coser suficientes pelotas para saldarla pronto y tendrá que ser esclavo deudor por un período indefinido. El programa explica que a veces otros familiares heredan la deuda y se hacen esclavos también para saldarla. Pero en este caso, el hermanito se salvó de esa suerte, pues estaba tan enfermo que se murió.
Las pelotas que se fabrican en India aprovechando el trabajo de menores de edad van a unas 10 compañías internacionales, por ejemplo la compañía Mitre, que vende pelotas a la liga profesional de fútbol de Estados Unidos y también a la liga futbolista lo más prestigio en el mundo, la Liga Premier de Inglaterra.
A todo nivel de la industria del fútbol, desde las compañías de deportes al gobierno estadounidense hasta las tiendas que venden las pelotas, se prohíbe oficialmente aprovechar del trabajo de menores, y ampliamente se niega el uso de niños para fabricar las pelotas. Sin embargo, Real Sports with Bryant Gumbel siguió el código UPC de las pelotas hechas por niños en India y las encontró a la venta en Wal-Mart en Estados Unidos. Todas esas pelotas tenían una etiqueta que dice: “No se fabricó con el trabajo de niños”. ¿Y quienes cosieron las etiquetas? ¡Los niños!
Aquellos que vieron ese segmento de Real Sports with Bryant Gumbel han estado corriendo la voz por todo el internet, expresando su horror y su coraje por lo que vieron. Instamos a todos a checar este programa en HBO on Demand durante este mes (se presentará hasta el 27 de octubre). También, se puede leer “Child Labour in Football Stitching Activity in India: A Case Study of Meerut District in Uttar Pradesh” en www.bba.org.in).