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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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La noche de los muertos vivientes
Se dieron dos discursos importantes el 21 de mayo. Uno lo dio Barack Obama; defendió su decisión de suprimir miles de fotos que, según el general de división retirado Antonio Taguba, documentan “la tortura, el abuso, la violación y todo tipo de ultraje”. Además, Obama hasta rebasó lo que la administración Bush había implementado formalmente. Reclamó el derecho jurídico de encarcelar, por el tiempo que le dé la gana y sin juicio, a personas “que no se les puede enjuiciar pero que representan un peligro claro al pueblo estadounidense”.
Al discurso de Obama le siguió una refutación extraordinaria. No la hizo un oponente de la tortura, ni siquiera alguien que representara a los millones de personas que apoyaron a Obama y ahora están indignados por su adopción de una buena parte de la esencia del programa de Bush. Al contrario. Lo refutó un ex vicepresidente tan odiado al cual le dieron el escenario nacional para aventar un sermonazo que defiende a gritos los crímenes de la administración de Bush.
¿Qué significa que los medios de comunicación principales establezcan así los términos del debate y de la política “legítima”? ¿Cuáles son las implicaciones y los retos ante los que no aceptan que torturen en su nombre?
En primer lugar, ¿de qué se trata en realidad? En una rueda de prensa que celebraron El Mundo No Puede Esperar y otros en frente del ayuntamiento de West Hollywood, California, el abogado Michael Rapkin describió las condiciones en que vive su ex cliente Mohammed Kahn, preso en Guantánamo desde que tenía 17 años, y en aislamiento desde hace dos años:
“Presenta síntomas de un trauma mental serio. Hace poco, empezó de nuevo a regar excrementos sobre las paredes de su celda. No lo quitó. Y en vez de mandar profesionales de salud mental para ayudarlo, mandaron diez guardias grandotes en uniforme antimotin que lo golpearon severamente. A esos les dicen Tropas IRF [Fuerzas de reacción inmediata]. Le rociaron gas lacrimógeno. Luego mi defendido empezó a golpearse la cabeza contra la pared de nuevo. Empezó a sangrarse por la cabeza. Grita y farfulla incoherencias. Las autoridades militares de Guantánamo, y estoy hablando de lo que pasó hace apenas unos meses, lo que está pasando ahorita en Guantánamo — las autoridades no ayudan a Mohammed. No le llega el aire fresco. No ve la luz del sol. No le toca ninguna interacción social. No tiene ningún contacto con su padre. Lo desnudan y le quitan su tapete delgadito de dormir y lo obligan a dormir en su celda con su excremento durante tres días. Más de 800 presos han pasado por Guantánamo. Y cada preso allí tiene cara, cada uno tiene una historia que contar”.
Eso está pasando hoy en día. Multipliquen esa historia por miles. Súmenle no solo Guantánamo sino Abu Ghraib, la prisión Baghram en Afganistán que a decir de todos es aún peor que Guantánamo y Abu Ghraib, y las mazmorras infernales de la CIA en todo el mundo, y las 98 personas (cuando menos) que han muerto en esas mazmorras a manos estadounidenses. Es necesario sacar estas historias a la luz del día, hay que castigar estos crímenes, hay que llevar a juicio a estos criminales — hasta lo más alto del mando. Hay que ponerle fin a todo eso.
Obama ha dicho que no acusará a los que dieron las órdenes para esos crímenes de lesa humanidad, y está encubriendo esos abusos suprimiendo más de dos mil fotos que documentan la tortura; bloqueando una demanda de parte de personas que sufrieron las “entregas” (secuestradas por la CIA y entregadas a otros países para someterlas a torturas); resucitando los llamados juicios bajo la Ley de comisiones militares; y ahora, reclamando el derecho de encarcelar a gente formalmente por tiempo indefinido sin ningún juicio.
Sin embargo Cheney y otras fuerzas todavía poderosas de la clase dominante estadounidense están arremetiendo contra Obama con salvajismo vengativo. El nivel de desdén que por él sienten Cheney y aquellos a quienes representa se ve en el hecho de que Cheney —que no ocupa ningún puesto elegido— en pocas palabras se quejó de la duración del discurso de Obama como para decir que hubiera de callarse la boca y dejar que hablara Cheney (“Es bastante claro que el presidente sirvió en el senado y no en la cámara de representantes porque en la cámara tenemos la regla de cinco minutos”).
¿Qué pasa? Obama ha adoptado la esencia del programa de Bush, a la vez que cambia la apariencia. En un artículo de la revista New Republic, Jack Goldsmith, ex jefe de la Oficina de Consejería Jurídica de la Casa Blanca bajo Bush (y quien apoya en general el programa de Bush), explica punto por punto cómo Obama sigue muy de cerca a Bush en cuanto a Guantánamo, asesinatos, espiar a estadounidenses y la tortura. Goldsmith resume (y cabe escucharlo con atención): “La nueva administración ha copiado la mayor parte del programa de Bush, ha ampliado unos elementos y ha restringido solo un poco de él. Casi todos los cambios de Obama han estado al nivel de la apariencia, la argumentación, el símbolo y la retórica. Eso no quiere decir que los cambios de Obama carecen de importancia. Resulta que la apariencia, la argumentación, el símbolo y la retórica son de vital importancia para legitimar las políticas sobre el terrorismo”.
Si Obama ha adoptado la esencia del programa de Bush y sólo cambió la apariencia, ¿por qué lo contraataque tan ferozmente Cheney en representación de sectores poderosos de la clase dominante?
En primer lugar, Cheney representa a un sector de la clase dominante, a los neoconservadores, que de fondo promueven la afirmación agresiva, desenfrenada y muy franca del poderío militar yanqui y las políticas internas que le sirven. En su discurso, Cheney criticó a Obama por haber hecho públicos los memos de la tortura, con los dictámenes jurídicos de los abogados de alto rango en la Casa Blanca que autorizaron la tortura. Cheney clamó que “cuando los terroristas vean el gobierno norteamericano enredado en discusiones sobre los interrogatorios o sobre si los terroristas de otros países tengan derechos constitucionales, no se impresionan por nuestro sistema jurídico ni se preguntan si nos habían calculado mal desde el principio. Al contrario, los terroristas ven exactamente lo que esperaban de nosotros: se fue nuestra unidad, se vacila nuestra resolución, se distraen nuestros líderes. En resumen, ven debilidad y oportunidad”.
Cheney está luchando muy fuerte para que se grabe de forma permanente en la política del gobierno y de hecho en la estructura jurídica de Estados Unidos el ejercicio abierto de la tortura y el modo de operar en general de “la guerra contra el terror” del régimen de Bush. Por eso, en parte, Cheney y la gente de su entorno señalan en público que los demócratas han estado en este camino y que en lo básico siguen en él, aunque éstos barnizan esas políticas con una capa de invocaciones a la constitucionalidad y “el estado de derecho”. En su discurso, Cheney observó: “Algunos miembros del Congreso tienen mala fama por haber exigido que se les informen acerca de los más confidenciales programas de inteligencia. En privado los apoyan, y luego al primer indicio de controversia no se puede hallarlos”. Además, señaló con puntualidad que “el presidente Obama se ha reservado el derecho de ordenar el uso del interrogatorio realzado si lo creyera adecuado”.
En segundo lugar, Cheney está posicionando al sector de la clase dominante que representa, a los neoconservadores, con la finalidad de sacar provecho de cualquier revés importante que tenga Estados Unidos. Las fuerzas que se convergieron alrededor del régimen de Bush y que dicho régimen representó, sobre todo los neoconservadores y los fascistas cristianos, quizá no estén en el despacho oval por ahora, pero no se han arrepentido y todavía son poderosos. Los ataques de Cheney que casi acusan a Obama de ayudar a “los terroristas” existen en un ambiente de otros ataques contra Obama de parte de fuerzas abiertamente fascistas como Rush Limbaugh. Éste le llama con insistencia a Obama “socialista” (lo que no es), cosa que presenta a Obama como ilegítimo y fuera de la política aceptable. Además, el noticiero Fox y otros orquestaron y azuzaron las manifestaciones que utilizaron el simbolismo de la revolución norteamericana y de “derrocar la tiranía”. Estas fuerzas todavía están en muchos cargos poderosos en el gobierno, en la CIA inclusive.
En particular, estas fuerzas están muy atrincheradas en los altos rangos del ejército estadounidense. En el número de mayo de la revista Harpers, el artículo “Jesus Killed Mohammed” (Jesús mató a Mohama) describe al ejército yanqui en Irak que exhibe abiertamente el fascismo cristiano (el título del artículo viene de un lema pintado en un vehículo militar yanqui en Irak) y de qué tan dominantes son estas fuerzas en el ejército. Hace poco la revista GQ publicó unas fotos de citas de la Biblia con imágenes rarísimas creadas con el programa Photoshop que tapizaron de imágenes bíblicas triunfales los informes militares que el secretario de Defensa Rumsfeld entregaba a Bush para sus sesiones informativas sobre asuntos militares.
Esas fuerzas jamás han aceptado la legitimidad de ninguna fuerza de oposición, ni siquiera en la clase dominante estadounidense. Y aún no las aceptan. Cheney está preparando a estas fuerzas para que “estén con las botas puestas” de manera figurada y literal. O sea, aunque las políticas de Obama sí se parecen mucho a las de Bush, Cheney aún quiere al mando la franca intimidación al estilo gangsteril y está movilizando a fuerzas con este fin. Como parte de indicarles a sus seguidores que mantengan “las botas puestas”, la gente como Newt Gingrich de ayer y como Glen Beck de hoy está invocando el espectro de la guerra civil. (Para obtener una perspectiva estratégica sobre estas y otras cuestiones relacionadas, recomendamos que las y los lectores estudien La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual, de Bob Avakian, que está en línea en revcom.us.)
Un activista de libertades civiles le dijo al New York Times en referencia a la detención preventiva que aprueba Obama, de detener a las personas por un tiempo indefinido sin juicio: “Durante muchos años, hemos sabido que esto ha estado en el horizonte, pero durante el gobierno de George Bush logramos mantenerlo a raya. La idea de que pudiéramos encontrarnos peleando con la administración de Obama sobre estos poderes es verdaderamente pasmoso”.
¿Qué pasa?
Antes de las elecciones, el comentarista de la clase dominante Andrew Sullivan, un conservador en política que rompió con Bush, argumentó que ya se había establecido el programa básico de Estados Unidos, sin importar quién entrara a la presidencia; que la ocupación de Irak “tiene un impulso que conducirá la ocupación a la década siguiente”; que todos los candidatos presidenciales están “comprometidos con un despliegue de duración indefinida en Afganistán y con una alianza férrea con Israel”. Pero, argumentó, Obama era la mejor “cara” para la guerra en curso y la represión interna. Escribió: “Si uno quisiera el arma más burda pero más efectiva contra la satanización de Estados Unidos que alimenta la ideología islámica, la cara de Obama tiene un gran parecido”. Además, si los que gobiernan Estados Unidos se sintieran “obligados a imponer más restricciones sobre los viajes, las comunicaciones y las libertades civiles”, Bush (e implícitamente un nuevo presidente asociado con él) “sería incapaz de infundir la confianza ni hablar del apoyo de la mitad de la población en tales tiempos”.
Unos sectores importantes de la clase dominante sí adoptaron el enfoque de traer a Obama para recuperar la credibilidad interna e internacional de Estados Unidos. Pero no importa la cara que represente el imperio, hay retos fundamentales subyacentes que lo confrontan, y se encuentra atascado en la ocupación y guerra en el Medio Oriente y Asia Central y padece una crisis económica histórica.
Además, unos sectores de la clase dominante apoyaron muy conscientemente a Obama en parte como un mecanismo para canalizar al campo electoral el descontento y la ira de amplios sectores de la población que tienen un coraje latente pero en gran parte son pasivos. Estas fuerzas consideraron la promoción de Obama y su enfoque y estilo como una oportunidad de atraer de nuevo al redil a mucha gente que había empezado a cuestionar la situación en general.
El día que Obama y Cheney dieron sus discursos, Charles Krauthammer, un prominente columnista neoconservador, escribió un artículo que es muy revelador: “Lo genial de la democracia es que la rotación del poder obliga a la oposición a entrar en razón cuando entre en funciones. Cuando los tipos nuevos, puestos en poder por la voluntad popular, adoptan las políticas de los tipos antiguos, se forja un consenso nacional y se establece una nueva legitimidad.
“Esto nos está pasando ante los ojos. Las políticas de Bush en la guerra contra el terror no tendrán que esperar la confirmación de los historiadores. La hace Obama día a día. No significa nada que la desmienta. Vea lo que ha hecho” (“Obama in Bush Clothing” [Obama en la ropa de Bush], 21 de mayo de 2009, Washington Post).
Aquellos que piden justicia y cambio real tienen que escuchar y confrontar lo que está en la boca de este agente de la clase dominante.
Para comprender las diferencias agudas y reales así como las similitudes fundamentales entre Obama y Cheney en este “debate” sobre la tortura y otros asuntos, es aleccionador retomar la metáfora de la “pirámide” que invocó Bob Avakian: “Arriba están las personas que gobiernan esta sociedad y en particular están aquellas personas representadas por el Partido Demócrata por un lado y por el Partido Republicano por el otro, que luchan entre sí. Eso es evidente, ¿no? Recordemos las elecciones presidenciales de 2000, las elecciones más aburridas en mucho tiempo, y de repente se pusieron interesantísimas y muy intensas, no por lo que dijeron e hicieron en la campaña sino por lo que pasó (y no pasó) en el conteo. Se pusieron de relieve las feroces luchas intestinas de la clase dominante. Volviendo a la pirámide, arriba está la clase dominante y sus representantes políticos con (aunque esto sea un poco simplista) los demócratas a un lado y los republicanos al otro. Por décadas, las personas que han estado agrupadas en torno a Bush y el tipo de gente que representan han estado trabajando y preparando toda una infraestructura, por decirlo así, al interior de la sociedad para encaminarla hacia una especie de onda fascista cuando sea necesario” (“La pirámide del poder y la lucha por cambiar de base el mundo”, Obrero Revolucionario (ahora Revolución) #1259, 21 de noviembre de 2004, en revcom.us).
En adelante en el mismo artículo, Avakian señala lo siguiente: “Al otro lado de la pirámide (supuestamente ‘a la izquierda’) están los demócratas. ¿Quiénes son las personas a las cuales quieren atraer? No digo que los demócratas realmente los representan, ¿pero a quienes quieren atraer desde la base, por decirlo así, del otro lado de esta pirámide? A todas las personas que defienden cosas progresistas, a todas las personas que en esta sociedad sufren opresión. En realidad una buena parte del papel de los demócratas es canalizar a esas personas hacia los cauces burgueses, electorales, tradicionales de la política nacional y confinarlos al marco de dichos procesos y... canalizarlos nuevamente si es que se alejan de ese marco o rompen con ese marco. Porque lo que pasa en las elecciones siempre enajena y encabrona a las personas en la base, por las mismas razones que señalé arriba: el Partido Demócrata habla de gente común, de los pobres, de los que sufren discriminación, etc., pero siempre los traiciona. Incluso en ocasiones hacen uso de la palabra ‘opresión’. Pero simplemente las traicionan una y otra vez. Representan los intereses del sistema y la clase dominante, y tienen cierto papel de siempre tratar de hacer que las personas que sufren opresión, coraje y enajenación vuelvan a participar en las elecciones”.
Este es el papel que Barack Obama está desempeñando. Debido a que es Obama quien está imponiendo una represión draconiana y declarando que la tortura quedará impune (y quien por defecto se reserva el derecho de cometerla de nuevo), también se está imponiendo un “consenso bipartidario”, que vuelve a establecer unas condiciones cada vez más hacia la derecha acerca de lo que se supone que sea el discurso aceptable.
En un sentido, el debate “Cheney contra Obama”, si bien representa algunas diferencias reales, también sirve de pantalla para Obama, quien se puede argumentar de manera interminable, es solamente un poquito mejor que Cheney, mientras que sigue adelante y se profundiza la agenda general de guerra y opresión.
¿Qué quiere decir todo esto, ahora?
Quiere decir que las personas tienen que ser sinceras con sí mismas. Si la tortura, Guantánamo, guerras ilimitadas por imperio y destripar las libertades civiles estuvieran mal bajo Bush, pues ¡ocultar las cosas y continuarlas aún está mal bajo Obama!
Quiere decir hacer un profundo examen de conciencia acerca del tipo de mundo en que usted quiere vivir. No corresponde a los intereses fundamentales de la abrumadora mayoría de las personas en este país entablar un trato con el diablo, de trocar su oportunidad de vivir en la cima de la cadena de alimentación del imperialismo a cambio de lanzar terror y represión contra la gente por todo el mundo así como de reducir fuertemente los derechos para la población en los Estados Unidos. Usted vio que todo esto estuvo bien jodido bajo Bush; de ninguna manera está mejor bajo Obama.
Finalmente, quiere decir que todavía se preparan tormentas; que no se pueden confinar las aspiraciones de millones de personas en esta situación a la mejor forma de “colaborar al interior de un sistema” con el objeto de retocarlo. Al contrario, la gente puede llegar a ver que existe algo mucho mejor y posible, en el sentido de que es posible un sistema diferente con una visión mucho más radical de libertad y que las propias grietas que se manifiestan en los desvaríos de Cheney y las iniciativas de engaño de un Obama también podrían abrir las posibilidades para que millones de personas contemplen con ganas un sistema completamente diferente y la revolución que podría gestarlo con el desarrollo de la situación, y para que millones de personas más asuman esta visión y orientación hoy.
Todo eso habla de la necesidad de tener más oposición política, más resuelta, al rumbo general en que está encaminado el país y un rompimiento político con la camisa de fuerza de los términos del “debate” entre Obama y Cheney.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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[Nota de la redacción: A continuación presentamos la quinta parte del texto de una charla que dio Bob Avakian anteriormente este año, que empezó a salir en el número 163 de Revolución. Las partes 1-4 salieron en números 163-166 y están en línea en revcom.us. La quinta entrega contiene la sección “La importancia decisiva de la dirección, la dirección concentrada como línea” e incluye las subsecciones “Líneas y bases sociales — una relación dialéctica” y “¿Qué es la dirección comunista?” En preparación para su publicación se le hicieron revisiones y se le agregaron notas. El texto íntegro saldrá en línea próximamente. Otras partes de la charla están en línea en http://revcom.us/a/162/ruminations-TOC-es.html.]
Todo esto subraya la importancia crucial de la línea —y la dirección— en relación a la cuestión de qué tipo de cambio se va a dar, qué tipo de transformación de la sociedad se va a dar. Es cierto que habrá cambios. Siempre hay cambios, de un tipo u otro, y ha habido y de nuevo habrá cambios importantes en el mundo y en la sociedad humana. La sociedad, como toda la realidad material, no se puede quedar como es y no se queda como es. Pasa por cambios, incluso en ciertos momentos cambios importantes, aun cualitativos. Pero la cuestión de línea y dirección es decisiva para determinar en última instancia qué tipo de cambio, qué tipo de transformación de la sociedad y fundamentalmente qué tipo de revolución será posible, cuando las masas se levanten y exijan y luchen por el cambio radical.
En esta conexión, es importante recalcar de nuevo un punto que hemos tocado antes, que es la relación, la relación materialista dialéctica, entre líneas y bases sociales. O sea, por un lado las líneas reflejan ciertas bases sociales. O, en otras palabras, estas representan a ciertas clases. Este es un tema que he estado tocando en varios ejemplos que he tratado aquí y de otras maneras en esta charla. Las líneas son una concentración de los intereses y las aspiraciones fundamentales de diferentes clases; las diferentes líneas representan diferentes fuerzas de clase. De nuevo, especialmente en la sociedad burguesa e incluso en la sociedad socialista, el único interés de clase que no se puede representar espontáneamente, al menos de algún modo pleno, es el del proletariado, que en un sentido global representa los intereses de las masas explotadas y oprimidas en general. Todos los otros intereses de clase y las líneas que los representan —bajo la dominación de la burguesía y su ideología con toda la historia del dominio de las clases explotadoras y la influencia de la ideología de las clases explotadoras— pueden tener mucha espontaneidad a su favor. Pero para forjar una línea y para que las masas reconozcan y asuman una línea que en realidad representa sus intereses fundamentales como clases y masas populares explotadas y oprimidas, se requiere una ruptura consciente con la espontaneidad.
Así que, por un lado, las líneas reflejan bases sociales o clases diferentes y opuestas. Y en un sentido fundamental y esencial —aunque no en una línea recta y no todo a la vez— las líneas diferentes atraen bases sociales diferentes. Para entender por qué hago hincapié en “no en una línea recta y no todo a la vez”, veamos de nuevo el ejemplo de la revolución iraní. Una de las cosas decisivas de un levantamiento revolucionario —que por ejemplo negativo se demuestra en la revolución iraní— es que cuanto más se desarrolle y no lo detenga un tipo de “acuerdo desde arriba”, más las masas son capaces de llegar a conocer y poner a prueba las líneas y los programas diferentes que están asociados con estas — los diferentes intereses y aspiraciones que se concentran en estas líneas y programas. (En otras palabras, al hablar de líneas hablo de concepciones del mundo y programas para el cambio social —o para oponerse al cambio social— que corresponden a esas concepciones del mundo.) En un levantamiento social verdadero y especialmente en uno que llega a tener dimensiones revolucionarias, las personas que participan directamente y la gente en general que el levantamiento afecta de manera importante, cada vez más toman conciencia y ponen a prueba líneas y programas diferentes y con el tiempo las masas populares se acercan cada vez más a las líneas y programas cuando llegan a ver que en lo básico concuerdan no solamente con sus intereses más profundos sino también con sus necesidades más inmediata y agudamente sentidas y que al mismo tiempo presentan una manera realista para cambiar radicalmente la situación cuando una cantidad creciente de las masas llegan a ver que el cambio radical es necesario.
Esto tiene una relación directa con algo muy correcto en que Mao insistió pero que fue muy ignorado —y a menudo difamado, incluso por algunos supuestos comunistas— que el que sea correcta o no la línea política e ideológica de una vanguardia comunista lo decide todo: el que en su punto de vista, programa y estrategia en realidad represente los intereses del proletariado y otras masas explotadas y oprimidas y un medio para transformar radicalmente la sociedad mediante la revolución a fin de empezar a arrancar de raíz la explotación y la opresión, al lado de la misma lucha alrededor del mundo; o el que represente, de una manera u otra, reforzar (o a lo sumo ajustar de manera leve) esas relaciones de explotación y opresión. En términos esenciales, eso es lo que significa el principio de que el que sea correcta o no la línea política e ideológica lo decide todo. Como sabemos, las revoluciones son procesos muy complejos y no hay ninguna posibilidad de transformar radicalmente la sociedad en pro de los intereses concretos de las masas de explotados y oprimidos sin la dirección de una fuerza que tiene —y que lucha continuamente por mantener, desarrollar y aplicar— una línea política e ideológica correcta. De hecho, eso es decisivo, sin importar cuánto se burlen de este concepto fundamental.
Hay un montón de concepciones erróneas y confusión acerca de la cuestión de la dirección comunista, confusión que a un grado importante está ligada con las concepciones erróneas acerca de los principios y objetivos de la revolución comunista en sí — y que de ciertas maneras se les oponen. Como he estado señalando, la dirección —y en particular la dirección comunista— está concentrada en la línea. Eso no quiere decir simplemente la línea como abstracciones teóricas, aunque tales abstracciones, especialmente en la medida en que reflejan correctamente la realidad y su movimiento y desarrollo, son muy importantes. Pero en un sentido global, se trata de dirección tal como se expresa en la capacidad de desarrollar continuamente abstracciones teóricas esencialmente correctas; de formular y aplicar el punto de vista y el método y la estrategia, el programa y la política requeridos para transformar radicalmente el mundo por medio de la revolución hacia el objetivo final del comunismo y de dirigir a otros a asumir —y a tomar su propia iniciativa de aplicar— todo eso y a actuar sobre esa base; y por medio de este proceso de capacitar continuamente a las personas a quienes uno está dirigiendo a que cada vez más desarrollen su capacidad de hacer todo eso. Eso es la esencia de la dirección comunista.
No se trata de estar físicamente presente en este o aquel grupo de las masas. He leído informes que cuentan que la gente dice: “¿Cómo sabemos que Avakian es de hecho todo lo que tú dices que es, por qué no podemos hablar con él — cómo podemos averiguar si de verdad es todo eso si no podemos verlo o si él no está aquí mismo entre nosotros?” Entre otras cosas, esas preguntas reflejan un entendimiento muy erróneo de lo que es la dirección comunista y de la realidad práctica además de la orientación estratégica que abarca el proceso de construir un movimiento para la revolución. Queremos construir un movimiento revolucionario de millones de personas hacia la meta de tomar en nuestras manos las riendas de la sociedad y transformarla radicalmente, cuando se hayan dado las condiciones para eso. Por mucho que sea algo muy maravilloso estar en posibilidades de hablar con las masas y aprender de ellas además de luchar con ellas, ¿de verdad es concebible que un líder (o cualquier cantidad de líderes en realidad) de tal proceso revolucionario y del partido que dirige esa revolución pueda moverse entre todos los millones de personas que en última instancia deberían constituir las filas de la revolución y hablar personalmente con ellas? Si pensáramos solamente en términos de pequeños círculos y no pensáramos en serio de transformar la sociedad y en última instancia el mundo entero, pues sí, vale, quizás sea realista exigir que la pequeña cantidad de personas que en tal caso participarían pudieran tener un contacto personal (“tiempo de interacción directa”) con el líder de todo eso. Pero, en ese caso a quién le importa —pues no tendría nada que ver con lo que se supone que estamos haciendo ni de hecho de qué debemos estar haciendo: hacer la revolución y avanzar hacia el objetivo final del comunismo alrededor del mundo. Si de verdad estamos pensando acerca de la participación de millones de personas —y sí, de que estas cuenta con dirección— y que al mismo tiempo estamos aprendiendo de esos millones y sintetizando todo eso de una manera científica al servicio del tipo de revolución que en realidad se necesita, pues tenemos que captar que la dirección comunista representa algo radicalmente distinto a las nociones del contacto directo de uno a uno entre la dirección y todas las masas populares que deben ser parte de eso.
Lo siguiente (un pasaje de la charla del año pasado, “Salir al mundo — como una vanguardia del futuro”, que hace poco salió en Revolución) toca unos aspectos importantes de esto:
“Primero, el propósito de mis escritos y charlas y en efecto todo lo que hago como líder comunista es aplicar el punto de vista y método del materialismo dialéctico para seguir desarrollando un análisis científico del mundo y para dar dirección en su transformación radical hacia la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo.
“En esta conexión, aunque yo debo sujetarme y me sujeto a cumplir un criterio muy alto en términos de integridad intelectual y rigor y aunque respeto a los que aplican los mismos criterios en la esfera del trabajo académico, no tengo el mismo propósito y enfoque que los especialistas académicos que no juegan el papel de líderes comunistas. Mi responsabilidad, en mi papel dirigente particular, abarca (aunque no se limita a) el tratamiento de las contradicciones más fundamentales y los problemas más urgentes en relación a hacer la revolución y avanzar hacia el objetivo final del comunismo y a darles dirección a otros en ese proceso. Un aspecto de todo eso es continuamente hacer y popularizar un análisis y valoración del ‘terreno político’ siempre cambiante — las condiciones objetivas y el papel de diferentes fuerzas políticas y sociales en relación a esas condiciones objetivas. Otra dimensión importante es tratar los interrogantes que tienen los proletarios y otras masas básicas, además de gente de otras capas, particularmente con respecto a las cosas que puedan pesar y puedan representar obstáculos en relación a su capacidad de ver tanto la necesidad y la posibilidad de la revolución comunista como actuar sobre esa base — que son interrogantes que la mayoría de los académicos ignoran en gran parte y de las que muchos de ellos ni tienen idea francamente. En un sentido más amplio respecto a la teoría y el trabajo intelectual, mi papel particular no es solamente de trabajar yo mismo para cumplir con las necesidades urgentes y profundas en la esfera de desarrollar la teoría, línea y orientación estratégica, para servir a la meta de la revolución y el objetivo final del comunismo, sino también para inspirar —y sí, provocar— a otros en este respecto y más generalmente en términos de tomar la iniciativa en el trabajo con las ideas y bregar en la esfera de la teoría hablando ampliamente; para ayudar a poner unos cimientos que se profundizan continuamente y un marco en desarrollo para los que buscan aplicar el punto de vista y método del comunismo para entrar en el trabajo teórico y analítico en un amplio ámbito de esferas; y para presentar retos a otros de fuera de las bases de los comunistas a que entren seriamente con tal método y enfoque comunista y la teoría y el análisis que resulten de la aplicación de ese método y enfoque” (“Sobre el papel de la dirección comunista y algunas cuestiones básicas de orientación, enfoque y método”, en Revolución #156, 15 de febrero de 2009, énfasis en el original)
Continuará.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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Al cierre de esta edición:
Al cierre de esta edición, salió la noticia de que el Dr. Tiller, uno de los pocos doctores en el país que abierta y públicamente practicaba abortos tardíos, fue asesinado mientras asistía a la iglesia el domingo en Wichita, Kansas. Su esposa, Jeanne Tiller, estaba en el coro al momento del asesinato.
El Dr. Tiller era un doctor valiente, humanitario que arriesgaba la vida todos los días para que una mujer tuviera un aborto tardío. Sabía de los riesgos que esto implicaba. Sobrevivió a un previo intento de asesinato en 1993, cuando le disparó a los brazos Shelly Shannon, una llamada activista “pro vida”. El Dr. Tiller regresó a trabajar al día siguiente. Durante más de tres décadas de practicar abortos, salieron piquetes antiaborto frente a su iglesia y fue hostigado en su casa. Bombardearon su clínica. Fue perseguido por un gran jurado de investigación y estuvo sometido a un proceso en la corte. En marzo de 2009, un jurado tardó solo 45 minutos en anular las acusaciones de que hubiera practicado 19 abortos tardíos ilegales en 2003.
Frente a todo esto, el Dr. Tiller nunca se dobló en su compromiso con el derecho de cualquier mujer, en cualquier circunstancia, para elegir si tener un aborto o no. En 1993, el Dr. Tiller dijo en una declaración: “No es un embarazo no planeado sino la maternidad no deseada la que naufrague la vida de la gente. Qué no se equivoque: esta batalla tiene que ver con la autodeterminación de las mujeres acerca de la dirección y el rumbo de su vida y la de su familia. El aborto tiene que ver con las esperanzas y los sueños de las mujeres. El aborto es un asunto de supervivencia para las mujeres”.
Debra Sweet, directora de El Mundo No Puede Esperar, le dijo a Revolución que el Dr. Tiller “era alguien a quien las mujeres podían acudir en circunstancias muy difíciles sin ser juzgadas por él”. Agregó: “Este es un fuerte golpe. Nadie hace lo que él hacía. He conocido a gente de todo el país que ha acudido a él, y los doctores de todo el país que envían sus pacientes a él porque no había nadie más. Este era el lugar donde las mujeres podían ir, como su último recurso incluso en el tercer trimestre. Este es el más importante doctor que practicaba abortos en el país. Su opinión era que estaba salvando la vida de las mujeres haciendo esto y continúo haciéndolo muy consciente de que ponía en riesgo su propia vida”.
En un mitin pro derecho a decidir en Wichita en 2001, Emily Lyons, una enfermera que fue seriamente herida en un bombardeo antiaborto a una clínica en Birmingham en 1998, habló de la inspiración que causó el Dr. Tiller: “No solamente he estado en una guerra, sino que he ido y vuelto del infierno”, dijo ella ante el mitin. “Hay héroes en toda guerra”, continuó, “y el Dr. Tiller es mi héroe. Muchas personas no tendrían el valor para hacer lo que él ha logrado”.
Cuando Mary Lou Greenberg, del Partido Revolucionario Comunista, ayudó a organizar protestas en Wichita para defender la clínica del Dr. Tiller y el derecho al aborto en 1995 y de nuevo en 2001, lo conoció. Lo describe como “una persona muy tierna que estaba decidida a ayudar a las mujeres en su manera muy cálida”. Le dijo a Revolución sobre el impacto al ver los muros de su clínica cubiertos de cartas de aprecio enmarcadas, de mujeres de todas las edades y condiciones. Recuerda una, que lee: “Gracias por devolverme la vida”.
El espíritu humanitario y desafiante del Dr. Tiller, su compromiso con el derecho de las mujeres al aborto y su sacrificio deben de servir como un reto para todos aquellos que no quieren que las mujeres sean reducidas a la esclavización de la procreación forzada de hijos. Revolución tendrá más que decir sobre el asesinato del Dr. Tiller y la batalla por el derecho al aborto en ediciones futuras. Pero hoy, lamentamos con indignación la pérdida de este heroico y compasivo doctor.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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Jueves 28 de mayo:
¡A procesar a los criminales de guerra!
Durante el mes de mayo, especialmente el 28 de mayo, cuando en un principio Barack Obama había prometido divulgar 2.000 fotos de la tortura de Estados Unidos, tuvieron lugar manifestaciones por todo el país convocadas por El Mundo No Puede Esperar y otros. Se celebraron manifestaciones en Los Ángeles, San Francisco, Nueva York, Filadelfia y Honolulu. En Benton Harbor, Michigan, donde Bush habló, la prensa establecida local citó a un manifestante que dijo: “Sentimos que George Bush es un criminal de guerra y se le debe procesar” y que los manifestantes “estaban pretendiendo recalcarle al presidente Obama que no puede ocultar debajo de la alfombra los hechos de la tortura, la que ha tomado lugar en el nombre de Estados Unidos”.
En Los Ángeles, cuando Barack Obama habló el 27 de mayo, salieron manifestantes que recibieron cobertura importante en los establecidos medios de comunicación angelinos. El Los Angeles Times citó a Dennis Loo, un profesor de sociología en la Universidad Politécnica de California-Pomona y un miembro del comité ejecutivo nacional de El Mundo No Puede Esperar, diciendo: “En términos de la seguridad nacional y la política estatal, Obama y Bush son tal y cual”. Además: “De hecho, Obama está extendiendo la guerra en Afganistán y hacia Pakistán. Mucha gente se siente traicionada porque esperaba que él hiciera algo diferente”.
En muchas acciones, como en la estación Grand Central de Nueva York, los manifestantes se pusieron monos de color anaranjado y cascos negros y mostraron fotos de la tortura de Estados Unidos. Un “Museo de la tortura” en San Francisco sacó a la luz las horrorosas formas de tortura que fueron legalizadas y legitimadas por los memos sobre la tortura. En Filadelfia los manifestantes hicieron un simulacro del submarino frente a la oficina del cotidiano Philadelphia Inquirer donde el arquitecto de la tortura John Yoo ahora es columnista invitado cada semana. En Nueva York, los manifestantes marcharon a las afueras de la Cena y gala de premios del 35º aniversario del Comité Nacional sobre la Política Exterior Estadounidense donde John Negroponte, quien ayudó a orquestar la campaña de terror de la Contra respaldada por Estados Unidos contra el gobierno sandinista y los campesinos en Nicaragua, tenía programado darle el Premio George F. Kennan por Servicio Público Distinguido al criminal de guerra el general Petraeus.
(Esta nota contó con informes aportados por worldcantwait.org.)
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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El lenguaje puede ser una herramienta que describe y descubre la realidad. Y también se puede usar para tergiversar y encubrir la realidad. Quizás la habilidad más importante del presidente actual del sistema imperialista en Estados Unidos, Barack Obama, es su maestría en este segundo manejo engañoso del lenguaje.
Examinemos una frase clave del discurso de Obama el 21 de mayo sobre la seguridad nacional: “detención prolongada”. A ver: pronúnciala — suena como una condición médica, ¿verdad que sí? Como decir, “Lo siento, chamacos, pero Teo no puede salir a jugar hoy, se le está fastidiando la detención prolongada”. O: “Posibles efectos secundarios incluyen el dolor de cabeza y la presión alta. En caso de detención prolongada, acuda inmediatamente a la sala de emergencia o a un profesional de asistencia médica”.
De hecho, Obama estaba reclamando la autoridad de encarcelar a las personas y negarles todo acceso a un tribunal por el tiempo que a él, o a otra persona en el poder, le diera la gana. Pero, si hubiera dicho: “Hoy reclamo la autoridad de encarcelar preventivamente al que yo considere que ‘represente un peligro a la seguridad nacional’ en algún momento futuro y de negarle acceso a un tribunal u otro proceso jurídico...”, bueno, puede que hubiera provocado otra respuesta1.
¿El gran comunicador? Chale — es solo otro prevaricador político.
Hay pocas instituciones que hagan tanto alarde de describir la realidad con supuesta objetividad como el New York Times. He aquí un buen ejemplo de lo que consideran objetividad, de su “análisis noticioso” de primera plana del discurso de Obama el 21 de mayo:
“En el debate reduccionista en Washington, o se debe hacer cualquier sacrificio para ganar una guerra despiadada contra los radicales, o el terrorismo no justifica desviarse de ninguna manera de los valores estadounidenses preciados”. De ahí el Times elogia el supuesto “camino de en medio” que Obama está tomando. Pasemos por alto que la frase “valores estadounidenses preciados” deja diez miles razones que dudar, y prestemos atención al supuesto “debate reduccionista” que según el Times está dominando el discurso. Al leer eso, uno supondría que las dos personas que están acaparando las ondas noticiosas son Dick Cheney por un lado y por otro, un oponente aferrado e implacable de la prisión preventiva, los tribunales militares arbitrarios, la tortura y todas las otras medidas represivas que la llamada Guerra contra el Terror conlleva.
De hecho, esa misma mañana el debate estaba entre Cheney y Obama, al igual que en las semanas anteriories, y todos los medios de comunicación lo trataron como si estas dos posiciones fueran los ÚNICOS términos aceptables del debate: o sea, por un lado los que muy descarada y orgullosamente (como Cheney) encarcelan, torturan, reprimen y matan al que “represente un peligro”, a su parecer, y por otro los —tal como el ex funcionario del gobierno de Bush Jack Goldsmith describió a Obama con aprobación— que harían algunos cambios a ese programa pero que canalizarían esos cambios “al nivel de la apariencia, la argumentacion, el símbolo y la retórica”. En el mundo real, es rara la vez que permiten escuchar claro las voces de los que se oponen de verdad a esas medidas y casi nunca una voz verdaderamente radical, ni hablar de una revolucionaria.
La cobertura en el Times sí tiene un elemento positivo. Refleja que un sector de la gente que odiaba las medidas represivas de Bush y que apoyó a Obama por creer que éste iba a ponerles fin, ahora no solo se siente traicionada sino que está expresando esos sentimientos, por la internet y cada vez más ampliamente en la sociedad (vea el artículo en inglés sobre la rueda de prensa de West Hollywood). Aparentemente el Times cree que hay que mencionarlo, aunque de manera tergiversada que confunde. Está claro que urge desenmascarar más las mentiras y la manipulación por parte tanto de los representantes políticos del sistema como de sus estenógrafos en la prensa, y que urge cada vez más acción política.
1. La frase “representa un peligro a la seguridad nacional” sí la usó Obama para describir a los que quedarían sujetos a la “detención prolongada”, aunque no hubiera suficiente evidencia de cualquier crimen concreto como para enjuicarlos. Obama dijo durante el mismo discurso que la “Guerra contra el Terror”, que le sirve de pretexto para requerir tales poderes extraordinarios, “con toda probabilidad” durará por lo menos diez años más. [regresa]
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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En el mundo actual, sin la ciencia de la evolución no habría ciencia. Escrito para los estudiosos de la ciencia así como para los que no saben de la ciencia, este libro explica los principios de la ciencia de la evolución. En un tomo fascinante, Ardea Skybreak examina la diversidad y la complejidad de la vida en este planeta y cómo evolucionaron todas las formas de vida (entre ellas el ser humano). Examina las muchas vertientes de evidencia que se complementan mutuamente las cuales apoyan y confirman la teoría biológica de la evolución. Asimismo, descuartiza minuciosamente el mito del creacionismo y las mentiras del Diseño Inteligente, con su poca disimulada religiosidad. En este libro se siente la urgencia de una situación en que la evolución y la definición misma de la ciencia están bajo un ataque concertado de los fundamentalistas religiosos, con el apoyo de los más altos niveles del gobierno. El lector apreciará más profundamente la belleza y las maravillas de la naturaleza y conocerá los hechos científicos básicos de la evolución. Verá con claridad por qué la ciencia y un método científico permiten establecer qué es real y por qué saber lo que es real es profundamente importante. |
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ELOGIOS PARA EL LIBRO“Hay muchos buenos libros sobre la evolución y el creacionismo, pero este sobresale porque está tan bien escrito, conciso e integral. Está al alcance del lector general y es consecuente su lógica, precisión y presentación de los conceptos científicos. Si usted considera que no es adecuada la presentación de la evolución en el libro de texto, dé este libro de Ardea Skybreak a sus estudiantes y vea cómo se les amplía el conocimiento”. — Kevin Padian, profesor de Biología Integrativa, “Este libro será de enorme beneficio para mucha gente, especialmente para los maestros, que tienen amplias oportunidades de defender la ciencia contra las afirmaciones ridículas de los fanáticos religiosos y los fundamentalistas”. — Richard Leakey paleo-antropólogo, antiguo director de los Museos Nacionales de Kenia “La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo… saber qué es real y por qué importa, de Ardea Skybreak, es un libro excelente. Explica con claridad las pruebas incontestables de la evolución y por qué es un hecho científico, a la vez que despeja los disparates que intentan presentar bajo la fachada de la ciencia las fantasías del creacionismo. Al tratar la historia, los mecanismos y las pruebas de la evolución, desde el origen de la vida a los mecanismos de la especiación y la evolución de la resistencia a las pesticidas, Ardea Skybreak crea una obra excelente que educa y despierta el interés en la naturaleza, la ciencia y la evolución”. — David Seaborg, biólogo evolutivo “… muy fácil de leer y entender… Esta clase de información se necesita con urgencia, muy especialmente aquí en el ‘cinturón de la Biblia’ del Sur, donde más arraigo tienen el fundamentalismo religioso y el creacionismo”. — de un estudiante de secundaria del estado de Georgia “Los artículos de Ardea Skybreak sobre la evolución me tiene muy encantado e intrigado… Jamás he podido entender en serio la profundidad y la complejidad de la lucha que libran los creacionistas y sus agentes reaccionarios y conservadores en el gobierno contra la evolución, a pesar de la unanimidad de la comunidad científica, que está unificada del lado de la evolución en el debate entre la evolución y la teoría de la creación bíblica, ya que los principios básicos de la evolución se han comprobado científicamente, cosa que no pueden decir los creacionistas... “Uno de los efectos psicológicos más adversos de la existencia en la prisión es la tendencia a buscar el significado de nuestra opresión por medio de la religión y a poner las esperanzas en ‘la fe para salir de esta dura prueba’... Me parece que una forma de llevar a los presos a poner la fe en su propia actividad política consciente, y no en un dios, para resarcirse y llegar a la liberación en el más amplio sentido de la palabra, es atacar el principio fundamental de la Biblia de que ‘Dios creó al hombre’, y demostrar científicamente que el hombre y la mujer evolucionaron del ‘caldo químico’ que fue la Tierra, sin ayuda o ‘diseño inteligente’ de NINGÚN dios ni otro ser sobrenatural”. — de un preso “Necesito su ayuda en el encendido debate que hay aquí... algunos compañeros y yo nos estamos enfrentando a la religión… lo que hace el capellán del penal es traer dos cajas de ejemplares del libro Darwin bajo el microscopio... algunos compañeros están leyendo pasajes de este libro y lo único que hace este libro es desacreditar la ciencia de la evolución. “En el debate, leí unos pasajes de El origen de las especies de Charles Darwin; sin embargo, a los compañeros se les hace difícil entrarle a este libro de Darwin, así que les pido que me manden la ‘La ciencia de la evolución’, porque Ardea Skybreak lo explica todo de tal manera que yo sé que los compañeros lo podrán captar cabalmente. — de un preso |
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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La ilusión mortal de los “puntos en común” sobre el aborto
Durante las semanas previas al pronunciamiento del discurso de Barack Obama en la ceremonia de graduación en la Universidad de Notre Dame, los ojos del país tuvieron en la mira la cuestión del derecho de la mujer al aborto. Los católicos y fundamentalistas cristianos opuestos al aborto, muchos de los cuales han estado al centro de las tácticas más violentas contra doctores, mujeres y clínicas, llegaron a la universidad. Entraron sin autorización legal. Fueron arrestados. Pegaron carteles. Más de 70 obispos condenaron la decisión de Notre Dame.
Sin embargo, el 17 de marzo, cuando por fin llegó el día de graduación, los delegados se pusieron a pie para aplaudir a Obama cuando entró, el presidente católico de la universidad le hizo una introducción elogiosa y se oyeron aclamaciones repetidas durante su discurso.
Durante el discurso, Obama llamó a usar “palabras de ideas justas” de parte de ambos lados sobre el asunto del aborto. Llamó a la gente a expresar sus diferencias pero no a satanizar a aquellos que tienen opiniones distintas. Llamó a asumir “puntos en común” e indicó el lugar donde creía que esto podría encontrarse, así como algunos de los retos que ve para lograrlo.
Para muchos de los presentes, estas palabras les parecieron razonables. Para muchos, la respuesta que recibió Obama de parte de la abrumadora mayoría del estudiantado, junto con una cantidad importante de figuras católicas prominentes, representa un movimiento en un sentido positivo.
Sin embargo, cuando Obama habla de “puntos en común” sobre el aborto, no pisa ningún “punto en común medio”, sino acepta las condiciones del movimiento anti-aborto y adapta ciertos aspectos de una posición pro derecho a decidir a ese marco al destripar el meollo de la posición a favor del derecho al aborto. Al hacerlo, legitima y fortalece un programa vilmente anti-mujer a la vez que abandona la lucha muy necesaria para aumentar el acceso al aborto y el control de la natalidad así como abandona la base moral e ideológica sobre la cual se sustenta la posición pro derecho a decidir.
Una buena parte de lo que tiene de erróneo el enfoque de Obama se concentra en unas cuantas frases de su discurso, donde habla directamente acerca de la cuestión del aborto:
“Tal vez no estemos de acuerdo sobre el aborto, pero todavía sí podemos aceptar que es una decisión angustiosa que cualquier mujer tenga que tomar con dimensiones morales así como espirituales. De modo que vamos a trabajar juntos para reducir la cantidad de mujeres que pretenden hacerse un aborto reduciendo la cantidad de embarazos no deseados, haciendo que la adopción sea más accesible y proporcionando cuidados y apoyo para aquellas mujeres que deciden tener un bebe”.
En primer lugar y de mucha importancia, el aborto no es “una decisión angustiosa que cualquier mujer tenga que tomar”. Una gran cantidad de mujeres no tienen ningún problema en absoluto para con un aborto. Muchas de ellas se sienten alivio además de alegría al tener la vida y el futuro más firmemente bajo su control.
Es así como debe ser. En esencia un feto no es un bebe, es una parte que está subordinada al cuerpo de la mujer. Una mujer no tiene la obligación moral de tener el bebe porque está embarazada. Y la mujer que decide en cualquier momento y por cualquier razón interrumpir el embarazo debe sentirse bien y poder hacerlo.
En la discusión del aborto, solo una pregunta moral viene al caso: ¿tendrán las mujeres la libertad de determinar qué hacer con su propia vida, la decisión de tener hijos y cuándo, o estarán obligadas a subyugarse a la autoridad patriarcal masculina y a procrear contra su voluntad?
Al desconocer la experiencia de muchas mujeres que se sienten bien sobre el aborto, Obama está minando la legitimidad de esta respuesta y reforzando todas esas voces de la sociedad que dicen que la mujer debería apenarse por interrumpir el embarazo.
En el caso de las mujeres que sí se sienten contrariadas o incluso profundamente culpables sobre el aborto, eso no es prueba de que el aborto sea un asunto moral complicado no más de que la violación sea un asunto moral complicado cuando muchas mujeres sientan culpa o vergüenza después de ser violadas.
Para entender de dónde provienen esos sentimientos de culpa, cuando estos sí existen, es necesario ver más allá de la mujer individual hacia la cultura y las fuerzas más amplias que moldean sus respuestas.
Durante siglos en las religiones dominantes y en casi todas las culturas, a las mujeres se les ha dicho que lo más importante en la vida es tener hijos. Condicionan a las mujeres, y esperan, que planeen su vida en torno a cuándo tener hijos y que una vez que lo hacen, consideren toda decisión importante en el marco de sus efectos sobre los hijos. Y a las mujeres que no subordinen sus propios sueños y aspiraciones a criar sus hijos las consideran egoístas y de costumbre las satanizan.
Para colmo, ha habido décadas de un implacable asalto ideológico al aborto orquestado desde los niveles más altos del gobierno y el poder. Los cristianos fundamentalistas en las puertas de clínicas a través del país, las voces en los medios, las películas taquilleras y las series de TV que siempre muestran el aborto “en el mejor de los casos” como un acto desesperado y lamentable, les han dicho a las mujeres que son “asesinas” por haber abortado. Y les han dicho que si no se sienten culpables, traen algo de malo.
Todo eso condiciona la culpa que sienten las mujeres, en el caso de que sea parte de su experiencia. Pero nada de esto significa que deban sentir culpa con respecto al aborto.
De ahí, Obama continúa, planteando que es posible encontrar los “puntos en común” trabajando “juntos para reducir la cantidad de mujeres que pretenden abortar” y “reducir los embarazos no deseados”.
Pero, como escribí antes, “hablar hoy de reducir la cantidad de abortos es hablar de reforzar las cadenas que atan a la mujer. La meta NO debe ser reducir la cantidad de abortos que se hacen. Debe ser romper todas las barreras, que todavía existen en cada esfera de la sociedad, a la participación plena e igual de la mujer como ser humano emancipado. En esta sociedad, en este momento, eso significa que habrá, y por la misma razón debería haber, más abortos.
“Es así porque muchísimas mujeres quieren hacerse un aborto, pero no pueden debido a los enormes obstáculos legales, sociales y económicos que se les han impuesto, tales como las leyes de notificación a los padres, los plazos de espera obligatorios, las falsas clínicas de aborto que desorientan y demoran a las mujeres, el hecho de que el 87% de los condados del país no tienen ningún proveedor de abortos y las innumerables otras restricciones crueles y humillantes”.
Ahora mismo, como usted lee, están dictando y degradando la vida de muchas mujeres por la falta de acceso a servicios de aborto.
Por lo que se refiere a reducir los embarazos no deseados, sería verdaderamente maravilloso si toda la juventud recibiera una educación científica y honesta sobre sus cuerpos, su sexualidad y cómo llevar relaciones físicas y afectivas mutuamente respetuosas y sanas. Y sería maravilloso si el control de la natalidad fuera fácil y ampliamente accesible y que se popularizara. Esa sería la mejor y más efectiva forma de reducir los embarazos no deseados. Pero eso no es algo que las fuerzas del movimiento “pro vida” aprobarían. Las mismas escrituras bíblicas que rigen esas fuerzas que tratan de forzar a las mujeres para que no aborten también se oponen al control de la natalidad. No existe ninguna organización “pro vida” que apoye métodos anticonceptivos.
Desde su inicio y en su centro, el movimiento “pro vida” se ha regido por el mandato bíblico de que la mujer debe dejarle a dios que decida cuántos hijos debe tener. Este mandato se basa en la mitología cristiana del “pecado original” y sus repercusiones.
Como dice la Biblia, “dios” creó al hombre (Adán) primero y de sus costillas sacó a la mujer (Eva). Estos vivían en la bendita inocencia en el “Jardín del Edén” hasta que una serpiente tentó a Eva y esta tentó a Adán y se comieron la “fruta prohibida”. Por ese “pecado original” fueron expulsados del paraíso y desde entonces, como dice el mito, la especie humana tiene una naturaleza diabólica que ha llevado a los horrores que los seres humanos han infligido desde siempre unos a otros.
Y lo que proviene de eso y lo que es un aspecto central para el movimiento “pro vida” es una maldición especial adicional sobre la mujer. Ahí mismo, el libro de Génesis cita al “Señor” diciéndole a la mujer: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus partos; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”. Luego, la Biblia pronuncia que las mujeres solo pueden redimirse sometiéndose a los hombres y pariéndoles hijos: “Pues Adán fue formado primero; después, Eva. Además, Adán no fue engañado; sino la mujer, al ser engañada, incurrió en trasgresión. Sin embargo, se salvará teniendo hijos, si permanece en fe, amor y santidad con prudencia” (1 Timoteo 2:13-15).
No pueden existir “puntos en común” con este enfoque aun en el propósito de prevenir embarazos no deseados. Y al buscar “puntos en común”, Obama está dribleando el balón hacia la cancha de la maternidad obligatoria; está alejando a la gente pro derecho a decidir de la lucha que se necesita librar por el aborto a la vez que está montando el escenario para otra batalla fallida alrededor de la educación sexual y el control de la natalidad.
Lo que tal vez sea más indignante es el hecho que Obama, en vez de cuestionar el mandato incrustado en el mito del “pecado original” de que las mujeres sean sumisas criadoras, cita y legitima este mito absurdo y muy nocivo. Al principio de su discurso, Obama ofrece una explicación falsa de por qué los “puntos en común” son frecuentemente difíciles de encontrar entre otros casos, “el soldado y el abogado” quienes “en ambos casos aman a este país con igual pasión pero llegan a diferentes conclusiones sobre los pasos necesarios para protegernos del daño” y entre “el activista gay y el pastor evangélico” que “en ambos casos condenan los estragos del VIH/SIDA, pero se encuentran inhabilitados para zanjar las diferencias culturales que podrían unir sus esfuerzos”. Dice: “Una parte del problema, naturalmente, recae en las imperfecciones de los hombres: nuestro egoísmo, nuestro orgullo, nuestra terquedad, nuestra codicia, nuestras inseguridades y nuestros egos; todas las crueldades grandes y pequeñas que aquellos de nosotros que estamos con la tradición cristiana entendemos que tienen sus raíces en el pecado original”.
No. Los “puntos en común” no son difíciles de encontrar a causa de que nosotros satanicemos a aquellos que luchan por subyugar a las mujeres, aquellos que practican la tortura, los crímenes de guerra contra los detenidos, o aquellos que niegan los derechos fundamentales a la gente gay. Los “puntos en común” no son difíciles de encontrar a causa de que tengamos egos muy grandes, orgullo o inseguridades.
Los “puntos en común” son difíciles de encontrar a causa de que aquellos que defienden el derecho de las mujeres al aborto tienen un punto de vista completamente antagónico a aquellos que buscan desaparecerlo. Asimismo, los que condenan la tortura tienen un punto de vista que es antagónico a los que la justifican, encubriendo y continuando esa tortura. Y aquellos que reconocen los derechos básicos y la humanidad de la gente gay así como la necesidad de una verdadera educación sobre el sexo seguro tienen un punto de vista que es completamente antagónico a la motivación bíblica que ve como una abominación las relaciones sexuales que no son para procrear hijos.
Como lo planteé antes, no existe un “punto en común medio” entre posiciones antagónicas. Incluso la ilusión de los “puntos en común” solo puede lograrse cuando un lado cede a los términos del otro. Eso es exactamente lo que Obama ha hecho.
En cuanto al aborto, los “puntos en común” que Obama propone son unos donde todos acepten la noción que hay algo moralmente erróneo con el aborto y donde se borran la legitimidad y la existencia de las mujeres que se sienten bien con sus abortos. En tiempos cuando el aborto es de muy difícil acceso para muchísimas mujeres y una montaña de culpa y vergüenza sobre las mujeres solo por considerar esta opción socava la libertad de abortar, los “puntos en común” de Obama son unos que abandonan la lucha por el acceso al aborto y se repliegan a una batalla de retaguardia para reducir los embarazos no deseados sin siquiera mencionar el control de la natalidad.
Finalmente, Obama le dio una señal de aprobación plena a la posición en contra del aborto cuando dice que “podemos unirnos para dar cuidados y apoyo a las mujeres que tienen sus bebes”. Aquí, en una sola frase acepta la retórica anti-científica y antiaborto que se refiere a los fetos como niños. De ahí, una mujer que decide interrumpir su embarazo está asesinando a su “bebe”.
De muchas maneras, el enfoque que Obama ha asumido acerca del aborto y lo que ha delineado en su discurso podría ser aún más peligroso para los derechos de las mujeres y sus vidas que los fascistas religiosos reunidos en la puerta de entrada, porque Obama está arrastrando tras de sí a muchas mujeres y hombres que debieron tener mejor criterio, quienes si se dieran ataques abiertos a la legalidad del aborto, muy bien pudieran poner el grito en el cielo, pero a quienes les tiene adormecidos el tono tranquilo y razonable de Obama mientras trafica con los derechos fundamentales de las mujeres.
Es imperativo que la gente vea este discurso y la posición general de Obama, para lo que verdaderamente es. Este no es un razonable punto intermedio, sino un vals paso por paso hacia un mundo con cada vez menos derechos para las mujeres y con mucho menos terreno para que las mujeres opongan resistencia. Es urgente que la gente proponga un nuevo marco: uno que valore la vida de las mujeres por encima de los fetos, uno que vea el valor positivo de que las mujeres puedan vivir plenamente la vida en la sociedad lo que incluye el control sobre su propia reproducción, uno que reconozca que esto es bueno para la sociedad en general.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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Revolución habla con Raymond Lotta
Primera parte: Controversias y lecciones
Raymond Lotta es un economista político maoísta. Es autor del libro America in Decline (La decadencia de los Estados Unidos) y redactor de And Mao Makes Five (Con Mao son cinco) y Maoist Economics and the Revolutionary Road to Communism (Economía maoísta y el camino revolucionario al comunismo). Desde 2005, ha estado presentando charlas en universidades y medios de comunicación, como parte del proyecto “Pongamos las cosas en claro” que desmiente las tergiversaciones y falsificaciones respecto a la primera ola de revoluciones socialistas en el siglo 20. En diciembre de 2008, ayudó a organizar un simposio importante en la Ciudad de Nueva York, “Redescubriendo la Revolución Cultural de China”. Colabora con artículos para el periódico Revolución; sus recientes artículos y entrevistas también han salido en Economic and Political Weekly (India), GlobalResearch.ca (Canadá) y Agence France-Presse.
Pregunta: Raymond, tenemos mucho que hablar y pensé que sería bueno comenzar con un tema que ha estado muy central a tus charlas y tus escritos: ¿por qué en realidad es diferente y mejor el socialismo que el capitalismo? Aquí estamos en medio de la peor crisis económica desde los años 1930 y la situación se está agravando por todo el planeta.
Raymond Lotta: Sí, cabe comenzar ahí, porque estamos hablando de dos sistemas: el modo de producción capitalista y el poder estatal que lo sostiene, y el modo de producción socialista y el correspondiente poder estatal que lo sostiene. Pero sólo un sistema existe en el mundo hoy, y ese es el capitalismo.
En su funcionamiento “normal”, el capitalismo se apoya en la explotación de los muchos por los pocos, la dominación del planeta entero por el imperialismo y la subordinación de toda actividad humana al imperativo de sacar ganancia. El capitalismo ha organizado redes de producción que son vastas e interconectadas, las cuales convierten a los seres humanos en meros instrumentos para la expansión de capital. En su funcionamiento “normal”, cada día 25.000 niños de las naciones oprimidas del tercer mundo mueren de desnutrición y de enfermedades que se podrían prevenir.
Y cuando el capitalismo mundial entra en crisis económica, la miseria se multiplica y la locura se intensifica. Estamos hablando de una situación ahora en que la cantidad de gente hambrienta en el mundo excederá por primera vez los mil millones; en que grandes concentraciones de la humanidad están perdiendo rápidamente su sustento y su techo; en que las presiones ecológicas se están aumentando; y el tejido social de gran parte del tercer mundo, que ya es frágil, se está cuarteando de modo que es aún más difícil satisfacer las necesidades básicas como el mantenimiento de la salud ni hablar de crisis de salud y epidemias. Un país como Zambia, que el FMI [Fondo Monetario Internacional] encaminó hacia abrir un “nicho” en la economía mundial aprovechando el auge del mercado para materias primas, ahora tiene una economía casi postrada.
Con demasiada frecuencia, se da por sentado que las cosas simplemente son así, o que lo mejor que podemos hacer es tratar de reajustar el marco existente y ganar unas reformas y mejoras. Sin embargo, durante gran parte del siglo 20 el capitalismo había sido derrocado en vastas regiones del planeta y la gente, además de no tener que vivir en esa miseria, estaba creando algo radicalmente nuevo y liberador.
Pregunta: Sin embargo, como dijiste, hoy no existen países socialistas. Alguna gente, incluso gente que se considera revolucionaria, dice que no está del todo claro que el socialismo, en su práctica en el siglo 20, en realidad funcionó. En particular, se discute sobre el enfoque que tenía la dirección de esas revoluciones acerca de los problemas de confrontar al imperialismo y si en realidad estas encontraron los medios para desarrollar en la sociedad el apoyo y los seguidores necesarios.
Raymond Lotta: Estas son cuestiones cruciales. Como señala el Manifiesto del Partido Comunista Revolucion-ario, EE.UU., El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, ya se ha terminado la primera etapa de la revolución comunista.
Esa etapa comenzó con la Comuna de Paris de 1871. Los obreros de París expulsaron al poder capitalista y establecieron un nuevo estado, aunque en una forma muy embrionaria. Pero no consolidaron el nuevo poder y al final de 71 días fueron aplastados. Después, se dio un salto con la revolución rusa de 1917. Esa revolución tomó el poder y, es más, estableció un estado proletario y construyó la primera sociedad y economía socialistas. Pero el poder proletario fue derrocado en 1956, y se restauró el capitalismo.
A pesar de eso, la primera etapa fue más allá con la revolución china y dio un nuevo salto con la Revolución Cultural, que comenzó en 1966 y, además de lograr impedir la restauración capitalista, creó nuevas cosas sin precedentes incluso para el socialismo. Esa fue la cima de la primera etapa. Pero al final, incluso la Revolución Cultural fue derrotada en 1976. Hoy, tenemos que seguir adelante sobre la base de una síntesis correcta de las lecciones de la primera ola de revolución socialista.
Pregunta: Ahí tenemos mucho que discutir. Empecemos con las lecciones que se deberían sacar y no se deberían sacar de la experiencia de la revolución rusa y la revolución china.
Raymond Lotta: Una lección que no se debe perder de vista es que eran verdaderamente trascendentales los cambios que se llevaron a cabo. Esas sociedades representaban enormes avances históricos en la liberación. La opinión común borra todo eso y describe esas revoluciones como un “fracaso” o una “tiranía utópica.” Pero la verdad es la verdad: se trata de los capítulos más emancipadores de la historia humana, precisamente porque eran nuevos sistemas económicos y sociales.
En su concepción y práctica, eso requirió un gran avance histórico de suma importancia: reconocer la necesidad de establecer un nuevo tipo de poder estatal y la dirección institucionalizada de un partido comunista de vanguardia.
Pregunta: Pero ese es un punto muy polémico, el que el partido de vanguardia institucionalice su dirección de la sociedad socialista, y el tipo de sistema estatal que las revoluciones de octubre y de China establecieron… si esas formas eran en realidad necesarias o no. De hecho, muchas personas, incluso las que se llaman comunistas, dicen que NO se debe institucionalizar el papel dirigente del partido.
Raymond Lotta: Si quieres reformar el capitalismo, si el objetivo es tratar de reajustar la baraja de las cartas en el sistema existente... pues, no necesitas nada de eso. Puedes participar en las elecciones o convertirte en la oposición radical... en oposición permanente. Pero si quieres lo que Marx llamó “la revolución total,” y la verdadera transformación de la sociedad, pues la experiencia histórica ha demostrado que dichos instrumentos son imprescindibles.
La revolución soviética fue el gran avance histórico inicial. No puedo resaltar demasiado la importancia ni el impacto, tampoco la continua importancia e impacto, de esa revolución. Abrió todo un nuevo mundo de posibilidades. Los dos primeros pasos que dio fueron inauditos. Uno fue poner fin a la participación de Rusia en la I Guerra Mundial. El otro fue autorizar a los campesinos a tomarse las vastas tierras que pertenecían a la corona zarista, a la pequeña nobleza y a la iglesia. Esos dos pasos juntos señalaron el comienzo de un cambio social titánico: que el día de las masas había llegado. Ahora se trataba de un nuevo poder estatal.
Lenin nos enseña algo muy básico y fundamental, aunque con demasiada frecuencia se pierde en el discurso de hoy: “El Estado no es sino una máquina para la opresión de una clase por otra”. El estado burgués es un instrumento de la dominación de una clase: la clase capitalista burguesa sobre el resto de la sociedad. El estado soviético, como todos los estados, fue una dictadura de una clase, del proletariado dirigido por su vanguardia… fue una dictadura de una clase sobre otra clase, sobre los antiguos explotadores y contrarrevolucionarios. Se necesitaba el poder estatal, es decir, la capacidad de reprimir a los explotadores, para aplicar esas medidas.
Sin embargo, era un estado de otro tipo, porque estaba dirigiendo la lucha para llegar al comunismo y eso implica superar la división de la sociedad en clases y superar las condiciones que requieren que un grupo social domine al otro mediante el instrumento del estado. En otras palabras, estás trabajando en última instancia para eliminar el estado. Y ese es otro tipo de estado, que les da el poder de gobernar a las grandes mayorías. Pero no deja de ser un estado: una clase domina a otra… en este caso el proletariado reprime a los viejos y a los nuevos explotadores.
Por cierto, los imperialistas reconocieron que esa revolución significó algo totalmente diferente a su sistema de explotación y privilegio. Jamás, ni por un minuto, dejaron de tratar de estrangularla y contrarrestar su influencia y la inspiración que representó para otros.
Pregunta: Eso me hace pensar en una pregunta importante. Esas revoluciones, hablando específicamente ahora de la revolución rusa... ¿cómo veían ese problema de que el imperialismo mundial iba a tratar de aplastarlas?
Raymond Lotta: Para empezar, se tiene cierta orientación ideológica. De hecho, luchar por la emancipación trae cierto “precio”. Así que ¿qué actitud adoptas ante eso?
Unos pocos meses después de que los bolcheviques llegaron al poder, fuerzas reaccionarias que representaban el viejo orden lanzaron un ataque contrarrevolucionario contra el gobierno. Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Japón y otras potencias intervinieron con tropas y ayuda militar en apoyo a las fuerzas reaccionarias. Querían destruir la revolución proletaria en su infancia. Esa fue la guerra civil de 1918 a 1921.
El papel de la vanguardia y el nuevo poder estatal fueron cruciales para reorganizar la sociedad y movilizar fuerzas para combatir en esa guerra civil. El partido se responsabilizó de coordinar la actividad militar. Dirigió el desarrollo de programas económicos con el fin de satisfacer las necesidades sociales y mantener a la sociedad unida. Dirigió la creación de nuevas instituciones sociales. Mediante los instrumentos del estado y la prensa revolucionaria y otros medios de comunicación, el partido difundió el marxismo y la visión socialista de una nueva economía, nuevas instituciones políticas y nuevos valores. Encendió un nuevo “discurso”, si quieres usar esa palabra, de emancipación por toda la sociedad, y eso fue un factor positivo muy poderoso para crear cierto ánimo entre la población. La situación era muy dura durante la guerra civil, pero había exuberancia también.
Lo que estoy diciendo es que la nueva sociedad confrontaba esa arremetida internacional, y a veces la economía estaba literalmente al borde del colapso, pero eso encierra una lección profunda. La dirección comunista se mantuvo fuerte. Y se puso a consolidar, ampliar y movilizar una base de entre aquellos que querían aferrarse a la liberación con todo lo que tenían. Estoy hablando de sectores de los obreros, los campesinos, los intelectuales, los jóvenes y los profesionales de la clase media. Por otro lado, había enormes presiones para capitular, dentro y fuera del partido. Pero salieron victoriosos de la guerra civil en 1921.
La dirección bolchevique sabía que sería difícil seguir resistiendo, y tenía la expectativa de que otros estados socialistas pronto se sumaran al nuevo estado soviético. Lenin estableció la Internacional Comunista en 1919, reconociendo la responsabilidad particular del primer estado socialista de promover la revolución. Pero la revolución no se extendió con la rapidez con la cual se había contado.
En esa situación, el nuevo estado proletario tenía que llegar a unos acuerdos en sus relaciones con otros países, después de que quedó claro que iba a estar luchando por sobrevivir en condiciones difíciles. Digo, el primer embargo de petróleo en el mundo se aplicó contra la Unión Soviética. Luego, tras la muerte de Lenin en 1924, se dio una lucha intensa en el seno de la dirección bolchevique sobre si siquiera fuera posible construir el socialismo.
Sin embargo, la revolución soviética bajo Lenin y luego Stalin no se claudicó. Se hizo frente al imperialismo. Siguió adelante con la transformación revolucionaria. Si la dirección comunista no se hubiera mantenido firme ante el imperialismo y si no hubiera dirigido a las masas a mantener un fuerte control del poder estatal, no habría sido posible resistir los ataques, la presión y el sabotaje del imperialismo, ni el apoyo de los imperialistas a la contrarrevolución.
Sí, todo eso requería enormes sacrificios y tremenda lucha. Pero no significó que se perdiera todo. Se trataba de seguir luchando hasta el final: analizando y transformando la necesidad, forjando nueva libertad, apoyándose en las masas en todo eso y seguir apoyando el avance de la revolución mundial. Se cometieron errores, incluso errores grandes. Pero como dije antes, se estaba creando algo nuevo y liberador.
Pregunta: ¿Podrías dar unos ejemplos más concretos de qué tipo de grandes avances históricos se hicieron?
Raymond Lotta: El nuevo estado proletario estableció el primer estado multinacional del mundo que se basaba en la igualdad de nacionalidades. Durante la guerra civil, popularizó medidas de esa naturaleza y comenzó a ponerlas en práctica en unas de las regiones más remotas y menos desarrolladas del antiguo imperio ruso, lo que atrajo a nuevas fuerzas a la defensa de la revolución y a la transformación revolucionaria. Lo que antes era una “prisión de naciones” ahora fue un ejemplo para los oprimidos del mundo respecto a la manera de combatir la opresión nacional.
La revolución bolchevique actuó con decisión para establecer la liberación de mujeres. La Unión Soviética fue el primer estado europeo que despenalizó el aborto. Abolió el sistema eclesiástico de matrimonio que había hecho ley la autoridad del hombre sobre la mujer, y facilitó el divorcio.
A mediados y finales de los años 1920, el estado socialista movilizó a las masas a enfrentarse a las opresivas costumbres patriarcales ligadas a los códigos de Sharia (o sea, la ley religiosa islámica) en unas regiones de Asia Central. El gobierno asignó fondos presupuestarios para crear organizaciones locales de mujeres que luchaban contra el pago de dote y los matrimonios concertados. Los comunistas fueron a esas regiones y capacitaron a los activistas ahí. Se lanzó una gran campaña contra la obligación forzada de que las mujeres se pusieran el velo. El estado proletario les dio su respaldo a las mujeres (y a los hombres que las apoyaban).
Durante 1928 y 1929, el estado soviético bajo Stalin tomó medidas para crear un nuevo tipo de economía. Por primera vez en la historia moderna, se llevó a cabo la producción social de manera consciente de acuerdo a un plan regido por los objetivos y las metas sociales y coordinado de manera global. Esto fue un avance increíble. En esta extensión de territorio liberado, un nuevo movimiento proletario llegó al poder y ahora, bajo la dirección del Partido Comunista, iba a trazar planes para una economía que sirviera al pueblo. Con el mundo hundido en una depresión económica a principios de los años 1930, en la Unión Soviética la gente había ganado una libertad insólita. El lema del primer plan quinquenal captó ese espíritu: “Estamos construyendo un mundo nuevo”.
Repito, nada de esto hubiera sido posible sin la dirección del Partido, que no solo se mantuvo firme y actuó con decisión frente al imperialismo sino que movilizó a los sectores más oprimidos como base y columna vertebral del nuevo poder.
Vemos lo mismo con respecto a la revolución china. Tenemos la Gran Marcha de las fuerzas bajo la dirección comunista, que sentó la base para la guerra popular prolongada. Tenemos la dura guerra de resistencia al imperialismo japonés. Y luego tenemos la guerra civil contra las fuerzas reaccionarias del Kuomintang, respaldadas por Estados Unidos. El Partido Comunista de China dirigía esa lucha heroica y compleja, elaborando las políticas correctas para hacer alianzas, desarrollando organizaciones populares a nivel de base entre las masas, solucionando problemas de estrategia militar. Y para obtener la liberación bajo esa dirección, las masas hicieron enormes sacrificios.
En 1949, la lucha culminó en la victoria. Imagina si el partido les hubiera dicho las masas: “Bueno, las hemos dirigido hasta aquí... pero ahora les toca seguir adelante solas”. ¡Para nada! Los retos ahora eran aún mayores. La tarea era construir una nueva sociedad, y la dirección maoísta daba dirección y dirigía la lucha para construir esa nueva sociedad socialista. Los imperialistas no dieron cuartel: un poco después del triunfo de la revolución, estalló la guerra de Corea y las tropas estadounidenses iban atravesando la península coreana rumbo a la China revolucionaria.
Continuará.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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Pasaje de una entrevista de la emisora Pacífica KPFK:
Lo siguiente es de la trascripción de una entrevista radial a Andy Zee, transmitido en el programa de Michael Slate Debajo de la superficie (en inglés, de KPFK, Pacífica, Los Ángeles, el 28 de abril de 2008). Andy Zee escribió el reciente artículo de Revolución, “En la era de Obama: El colapso de ‘El Movimiento’; la resistencia y el movimiento revolucionario que necesitamos”. Próximamente se pondrá la trascripción completa en línea en revcom.us.
Michael Slate: La gente dice que en los años 30 el Nuevo Trato “salvó a Estados Unidos”. Hoy están promoviendo esta idea en los frentes económico, social y político como el camino que Obama va a tomar para “salvar a Estados Unidos”. ¿Y el Nuevo Trato qué?
Andy Zee: En primer lugar, ¿por qué salvar a Estados Unidos? Cabe hacer esa pregunta en cuanto a cualquier movimiento de oposición en este país que está en la cima de la cadena de alimentación del mundo imperialista. Y para conocer la pura verdad sobre el Nuevo Trato, hay que ver Hiroshima y Nagasaki y luego los interminables años de guerras de agresión y contrarrevolución, de instaurar neocolonias y derrocar movimientos de liberación nacional. De eso se trata el Nuevo Trato en los hechos. Si uno estudia el Nuevo Trato — bueno, se libró una lucha determinada en los años 30. La gente luchó, la gente murió luchando contra los efectos de la Gran Depresión, y esa fue una lucha importante. Pero después de 1934, se dirigió en la dirección y en el marco de la extensión de la democracia en este país y alrededor del mundo y en los frentes político e ideológico dejó al pueblo en una posición en que salió desarmado ideológicamente en términos de luchar en pro de los intereses de Estados Unidos. Incluso llegó al extremo de que el Partido Comunista decía que el comunismo fue el americanismo del siglo 20.
Por supuesto que si la gente no tiene preparación ideológica y después le caen el fin de la Segunda Guerra Mundial y el macartismo, sale completamente incapaz de confrontar eso. En esa dirección puede conducir todo eso y está conduciendo todo eso. Eso es el problema: a dónde está conduciendo todo eso. ¿Cómo podemos componer en los hechos el imperialismo estadounidense? De eso se trata.
Slate: ¿Podrías hablar de lo que formulas hacia el fin del artículo, de que no habrá un movimiento contra la guerra digno del nombre ni un movimiento contra cualquiera cosa de trascendencia si de fondo no está luchando fuera del marco del sistema ni en oposición a ese marco del sistema que está al centro de las guerras y varias formas de opresión y está llevándolos a cabo?
Zee: Creo que eso es muy importante y que eso es algo que se trata con bastante profundidad en un folleto llamado, “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad” de Bob Avakian, quien es el presidente del Partido Comunista Revolu-cionario, Estados Unidos1. Es algo muy importante, porque el marco general para ver la cuestión de qué hace Estados Unidos en el mundo y qué sigue haciendo Obama mismo en términos de la política del gobierno de Bush es que tenemos que dejar de pensar como estadounidenses y empezar a pensar acerca de los intereses de la humanidad. Eso es lo fundamental para los que viven en un país como éste. El estandarte bajo el cual el gobierno de Bush, Bush y Cheney llevaron a cabo su programa general fue la Guerra contra el Terror, que en realidad fue y ha demostrado que es una guerra del terror contra las masas populares y por el imperio estadounidense. Eso es muy esencial. No hay nada que Obama ha dicho y no hay nada que ha hecho que cambia esa clase de marco para lo que Estados Unidos está haciendo. Ha habido algunos cambios. El gobierno de Bush tropezó con muchos problemas en el mundo y la clase dominante en su conjunto decidió que tenía que hacer algunos cambios grandes y que Obama era el indicado. Pero en esencia le están dando un nuevo nombre a la misma política. Aunque se están operando algunos cambios, en gran parte se trata de darle un nuevo nombre y salir adelante afirmando los intereses estadounidenses.
A pesar de toda la discusión acerca del imperio que propagaron en este país en los años 90, en el movimiento antiglobalización, en relación al gobierno de Bush, pese a todas las críticas al imperio de parte de la gente, ésta tiende de no entender qué es. Un imperio es un sistema. Es el imperialismo. No es incidental. No está a un lado ni es una aberración. El gobierno de Bush fue una concentración extrema de programas de imperio e imperialismo. En realidad, era una concentración de todo eso y esto es sistémico. La única promesa de Estados Unidos, como se señaló en ese artículo, es la promesa de más invasiones, más golpes de estado y el empobrecimiento continuo de las masas populares. Eso es sistémico. Podríamos decir más. Debemos hablar de eso incluso en relación a la crisis económica. Esto es algo que tiene su origen aquí en términos del modo parásito en que el capitalismo se mete más en las finanzas. ¿Y el efecto de eso? Hoy hay más de mil millones de personas que sufren inanición en el mundo. Los índices de inanición y del hambre absoluta están aumentando a diario en el mundo como resultado de esta crisis económica. ¿Dónde se habla de eso en el caso de las personas que dicen que lo que necesitamos es un nuevo Nuevo Trato? ¿Dónde están esos intereses en el movimiento?
Esto tiene una consecuencia concreta. Ahora mismo está en ascenso el reclutamiento para el ejército estadounidense. Si bien en parte existen unos factores económicos que conducen a eso, también hay muchos jóvenes negros y latinos que tienen el siguiente sentimiento: “Pues bien, yo no lucharía por Estados Unidos, pero lucharé por Obama”. Si los movimientos de resistencia no están desenmascarando en serio, para el pueblo, qué es la naturaleza de luchar por Obama cuando éste es el jefe del imperio imperialista estadounidense. Él está imponiendo este sistema alrededor del mundo.
El Foro Revolución en línea |
El colapso de “El Movimiento”; la resistencia y el movimiento revolucionario que necesitamos |
El Foro Revolución en línea es un ruedo para la discusión de principios, el debate y la controversia entre nuestros lectores. Es una manera de exponer puntos de vista y llegar a la verdad del tema de discusión. El actual foro se centra en el artículo de Revolución (#162, 19 de abril de 2009) de Andy Zee, “En la era de Obama: El colapso de ‘El Movimiento’; la resistencia y el movimiento revolucionario que necesitamos”. Incluye respuestas de lectoras/es al artículo y próximamente se pondrá la trascripción completa de la entrevista radial del 28 de abril de 2009 (con llamadas del público) a Andy Zee en el programa de Michael Slate, Debajo de la superficie (en inglés), KPFK, Los Ángeles. |
Vea en línea: |
1. Bob Avakian, “Hacer la revolución y emancipar a la humanidad”, reimpreso en el folleto Revolución y comunismo: Fundamento y orientación estratégicos (Chicago: RCP Publications, 2008). [regresa]
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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Una carta abierta a los recién titulados, estudiantes y jóvenes de Alice Woodward, corresponsal de Revolución:
Estamos en la primavera de 2009 en que los estudiantes están terminando sus exámenes finales y recibiendo sus diplomas, mirando hacia el futuro de su vida. Los jóvenes ocupan el verano con actividades y amigos.
Alrededor de los mismos días, el 4 de mayo 147 personas, entre ellas algunos adolescentes, resultaron muertas en ataques aéreos estadounidenses en Afganistán. ¿De qué sirvieron sus esperanzas y sueños, sus vidas? ¿Tenemos NOSOTROS una responsabilidad para con ELLOS? Y en caso de que sí, ¿qué es?
A la vez hemos leído los memos que demuestran que desde la cúpula este gobierno ha internado detenidos y justificado su tortura con la ley; que los mantuvieron y aún mantienen a algunos de ellos por plazos indefinidos sin decirles por qué, cuándo ni si van a procesarlos, los han mantenido en aislamiento, los han interrogado hasta 20 horas al día, los han torturado con brutalidad e incluso los han matado. Y ahora nos dice Barack Obama que van a suprimir las muchísimas fotos que documentan esta tortura porque si el público las viera, eso podría “enardecer” la opinión de la población estadounidense y de las personas de todo el mundo y podría poner en peligro a los soldados yanquis en Irak. ¿Tenemos NOSOTROS una responsabilidad para con la sociedad, para con la humanidad, de oponernos a todo eso?
En las últimas semanas, Obama ha estado HACIENDO cosas que de hecho legitima la tortura, a la vez que está DICIENDO que se le opone y la prohíbe; por ejemplo, la censura de estas fotos que demuestran lo generalizada y lo verdaderamente asquerosa que es la tortura; las constantes mentiras de que se tiene que responsabilizar a los responsables; y sus enérgicas labores para impedir que procesen a cualquier perpetrador de estos crímenes. Armar el nuevo “marco” en que se puede tener estas cosas como herramienta “para cuando Estados Unidos las necesite”.
¿Qué quiere decir que se legitime algo? Que no solo se acepta porque “así son las cosas” sino que se estipula en leyes que “así se supone que sean las cosas”.
Mientras que Cheney anda desbocado criticando a Obama y remachando sus argumentos en pro de la posición sin tapujos de “sirve lo que sea”, lo que se hace en los hechos y en lo fundamental no se diferencia del régimen de Bush. Como Jack Goldsmith, un profesor de Derecho de Harvard y ex procurador general adjunto y jefe de la Oficina de Consejería Jurídica de Bush, escribió en The New Republic: “El presidente Obama no ha hecho cambios de sustancia desde las prácticas tardías de Bush y los cambios que ha hecho, entre ellos los de presentación, tienen por objeto fortalecer el grueso del programa de Bush a largo plazo. Visto así, el presidente Obama está emprendiendo el proceso de fortalecer la presidencia con la finalidad de combatir el terrorismo”.
Haga una corta pausa y considere esto. Si usted votó por Obama o lo apoyó porque creía que lo iba a representar un verdadero alejamiento del pasado, porque quería sentirse bien acerca de Estados Unidos, porque sentía que iba a tener algo de importancia por primera vez en la vida, algo que de veras iba a traer el cambio, que iba a movilizar a esta generación para hacer “algo”, pues, esto es el contenido de ese algo, esto es el cambio que nos están dando. En realidad, no es sino darle un nuevo nombre al programa de Bush.
Si usted argumentara que esto es mejor que tener tragarse con mayor dificultad lo que Cheney, Bush o McCain y la gente de su calaña están planteando y promoviendo y que Obama tiene que hacer algunas de estas cosas a fin de ser el presidente, ¿no es hora de empezar a cuestionar qué clase de esquema es eso y qué clase de gobierno es ese que requiere tales condicionamientos, y no encontrarse en la posición de justificar todas las cosas a que se opone?
Obama dijo en su discurso del 20 de mayo: “Ahora, esta generación enfrenta una gran prueba en el espectro del terrorismo. Al contrario de la guerra de Secesión o la Segunda Guerra Mundial, no podemos contar con una ceremonia de rendición para llevar este recorrido a un fin. Ahora mismo, en distantes campos de entrenamiento y en las ciudades hacinadas hay personas que están planeando tomar vidas estadounidenses”.
En un cierto sentido, lo que esta generación hace acerca de la guerra contra el terror será en realidad “una gran prueba”, pero no de la manera en que ÉL lo dice. Lo que Obama quiere decir es cómo “nosotros” continuaremos con las Comisiones Militares y las detenciones preventivas. Lo que quiere decir es cómo los Estados Unidos actuará en pro de sus intereses para dominar más y explotar al Medio Oriente, como parte de reforzar su posición como la única superpotencia en el mundo. Lo que quiere decir es cómo los Estados Unidos recuperará su velo de legitimidad para el pueblo norteamericano y del mundo, en el curso de avanzar con este programa del imperialismo. Cuando él dice “nosotros”, está tratando de alistarnos en la guerra para estos intereses. Debemos rechazar eso, esos son los intereses del imperio y el imperio está parado sobre una plataforma de huesos.
Pero esta será una gran prueba para nosotros: el que tomemos acción política seria que contribuya a detener y retroceder el curso, o no lo hagamos. Citemos del periódico Revolución: “Cualquier pueblo que no resista tales crímenes y no exija acción judicial contra los torturadores y aún más contra aquellos del más alto rango que formularan la política, pone de manifiesto que está en complicidad con esos crímenes. Y al dejar pasivamente que se degrade y ataque la humanidad de los demás, pierde la suya”. Es importante estar en contra de eso y hablar acerca de cómo odia eso pero no es suficiente. Silencio + tortura = complicidad.
La complicidad es cuando un grupo de personas se quedan de brazos cruzados y permiten que sus amigos droguen y violen a una mujer y que sepan que está sucediendo pero deciden ignorarlo, no confrontarlo y lo justifican de cientos de formas malas o hagan una leve objeción indecisa y se convenzan de que no hay nada que puedan hacer.
La complicidad es como la historia en la novela Cometas en el cielo donde el protagonista Amir, un joven que ve la violación de su mejor amigo en un callejón, pero no se detiene porque no quiere arriesgarse de perder la carrera en que participa. Es solo un jovencito, pero por lo que le han enseñado y cómo le han fortalecido esta manera de ser, él no renunciará a los beneficios personales y materiales de ganar la carrera y por ende sacrifica la humanidad de su amigo y de sí mismo.
Ser cómplice significa que USTED ha permitido que algo suceda. Perder su humanidad significa que pierde cualquier sentido real de lo correcto y lo erróneo, y cualquier comprensión verdadera de su relación para con el resto de la sociedad y el mundo. Esto significa que las futuras generaciones mirarán atrás y harán de nosotros un ejemplo negativo, dirán “nunca más”.
Cuando recién me gradué de la universidad en 2004, mientras militaba en actividades políticas en un campo universitario, un puñado de nosotros nos pusimos overoles anaranjados y capuchas negras para denunciar la realidad de la tortura, poniendo al descubierto los hechos y la realidad y luchando con los estudiantes para que actuaran. Llegamos a entender algunas cosas básicas acerca de la situación y nos negamos a ignorarlas. No se trataba de lo más popular que uno pudiera haber hecho, pero pensamos que era realmente necesario. En ese tiempo debatíamos el hecho de que el pueblo miraba el régimen de Bush y pensaba en Hitler, que existía un peligro de que los estadounidenses se convirtieran en cómplices de los crímenes del gobierno y por eso tenemos que mirar la realidad de que en su abrumadora mayoría la gente no ha salido y actuado para detener esto aunque mu-chos llegaron a odiar a Bush y lo que representó.
Bien, mucha gente está apoyando el mismo sistema y lo que en sus aspectos esenciales es el mismo programa con la nueva cara de Obama. En algunas ocasiones unos miles han abandonado clases, llevado a cabo resistencia y hecho denuncias en señal de protesta, y estas han sido importantes pero no suficientes. Nos toca a nosotros, los que estamos conscientes y que hemos resistido, la responsabilidad de retar a los demás de modo que no miren a su alrededor y digan que hay tantos estudiantes indiferentes o pasivos y que por eso no podamos hacer nada salvo meternos en nuestras cosas y escondernos en algo que sea más agradable y acabar en algo con mucho menos sentido respecto al resto del mundo.
Lisa y llanamente somos una generación que está llegando a la mayoría de edad en una era de la tortura abierta y la guerra ilimitada, una era de ataques contra los derechos legales fundamentales. No se trata de simplemente un asunto moral. El que resistamos tiene mucho que ver con el futuro que tendremos.
Para la juventud, hay algo que se vive de manera universal. El que uno sea un joven en las entrañas de la bestia o un joven en un país oprimido, en ciertos momentos uno da un paso atrás de la vida cotidiana a fin de ponderar algo más grande que sí mismo. Uno reflexiona, ¿por qué están las cosas así? Inquieto y lleno de angustia, uno se siente como si asfixiara el aire mismo y se pregunta, ¿realmente tiene que ser así el mundo? Algunos luchan contra tal pensamiento, lo resisten, lo ignoran y lo rechazan. Otros lo acogen. La mayoría sólo tiene un momento fugaz una o dos veces en la vida para realmente mirar el mundo y a su vida y preguntarse, ¿por qué?, y soñar con un futuro diferente. Vivimos en unos de esos tiempos en que tenemos que dar un paso atrás y mirar derecho lo que está pasando en este planeta y qué papel y relación tenemos respecto a él.
En un sentido éste es solamente el comienzo, porque al mirar el mundo tal como es, uno verá un sistema que carece de valor, un sistema de explotación y opresión aquí y por todo el planeta. Un mundo desequilibrado en que algunos tienen la opción de ser abogado o médico mientras otros “tienen la opción” de combatir en las guerras yanquis o trabajar en McDonalds o en actividades ilícitas, y aún otros tienen la “opción” de trabajar en una fábrica por centavos o ser una esclava sexual.
Un sistema con tales “opciones” es un sistema que requiere que usted oponga resistencia y que debata enérgicamente acerca de la cuestión de la revolución y analice la verdad acerca del socialismo y del comunismo. Con este fin, he aquí otro reto: este verano únase con el movimiento revolucionario que pretende emancipar a toda la humanidad.
Se plantea con mucha urgencia lo siguiente: en el futuro, ¿miraremos atrás y veremos que estas generaciones consintieron, que nosotros aceptamos los crímenes horrorosos a cambio de los privilegios reales como percibidos de ser un “estadounidense”? ¿Continuarán estos crímenes por años, quizás décadas, a nuevos extremos de destrucción e inhumanidad? ¿O empezaremos a pensar acerca de la humanidad y lo que es bueno y lo que es necesario, no para sí mismo como individuo ante todo sino para toda la humanidad? ¿Resistiremos?
El 28 de mayo, El Mundo No Puede Esperar convocó a protestas que pidieron que procesaran a los criminales de guerra y divulgaran las fotos de la tortura. Ya es hora de que de manera franca y profunda todos vean la realidad del mundo y su relación con ella. Ya es hora de actuar.
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Revolución #167, 7 de junio de 2009
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26 de mayo:
El 26 de mayo, la Suprema Corte de California falló con un voto de 6 contra 1 a favor de la Proposición 8, que arrebató un derecho básico a millones de personas prohibiendo el matrimonio entre gays. De inmediato, estallaron protestas e indignación. Miles de personas en más de cien lugares del país, entre ellos decenas de ciudades californianas y 30 ciudades de otros estados, se tomaron las calles en contra de esta prohibición, en unas acciones convocadas por el grupo Día de Decisión (DayOfDecision.org). En San Francisco, unas 175 personas fueron arrestadas por bloquear un cruce cerca de la sede de la Suprema Corte. Después, por una hora a la hora pico los manifestantes bloquearon la calle Market, la principal vía del centro. En Los Ángeles, miles de personas desfilaron por el bulevar Sunset y se realizaron protestas en otras partes de Los Ángeles y el sur de California. En la Ciudad de Nueva York, más de mil personas marcharon de Stonewall a Union Square.