Revolución #85, 22 de abril de 2007
El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor
Décima parte: La Gran Revolución Cultural Proletaria en China: No una purga fanática, sino el camino socialista contra el camino capitalista
Cada vez más personas se preocupan por el estado del mundo y la suerte del planeta. ¿Tiene que ser así el mundo? No; hay una alternativa mundial concreta: el socialismo y el comunismo. Pero constantemente nos remachan que el socialismo fracasó y que el capitalismo es lo máximo. Toda una generación no ha oído más que el socialismo es una pesadilla. Esa “revisión de la historia” también ha afectado a muchos intelectuales progresistas. El proyecto Pongamos las Cosas en Claro se propone convertir este ataque ideológico contra el comunismo en un debate enérgico en las universidades sobre el pasado del comunismo y el futuro del comunismo. En el 2005 y el 2006, el economista político maoísta Raymond Lotta dio una serie de conferencias por todo el país con ese fin. La conferencia “El socialismo es mucho mejor que el capitalismo, y el comunismo será un mundo mucho mejor” confronta las mentiras sobre el socialismo, analiza la experiencia y los logros de la revolución bolchevique de 1917 a 1956 y de la revolución china de 1949 a 1976, y plantea la nueva visión de Bob Avakian sobre el proyecto comunista. Revolución está publicando la conferencia por entregas. Salió por primera vez en Revolución a finales del 2005 y a comienzos del 2006. El website del proyecto Pongamos las Cosas en Claro es thisiscommunism.org. Esta es la parte diez.
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Debido a la crisis de alimentos y a los trastornos industriales que ocurrieron en los difíciles años del Gran Salto Adelante, durante los cuales los soviéticos retiraron de la noche a la mañana toda ayuda y asistencia técnica, era necesario hacer ciertos ajustes económicos y organizativos. Sin embargo, eso creó oportunidades para las fuerzas conservadoras del Partido Comunista, quienes de hecho estaban en contra del Gran Salto Adelante e incluso trataron de sabotearlo.
Al empezar los años 60, esas fuerzas conservadoras estaban cobrando fuerza. Querían que las decisiones económicas se guiaran por criterios de ganancias y consolidar un sistema educativo elitista. Hay que recordar que el sistema de educación universitaria post-1949 en China seguía el modelo soviético de jerarquía, especialización y reclutamiento de los estudiantes "más preparados". Las fuerzas conservadoras estaban bien atrincheradas en la esfera cultural, que era un baluarte de la tradición. La ópera, una expresión artística muy popular, aún presentaba los antiguos temas y personajes feudales.
Los conservadores querían concentrar los recursos de salud pública en las ciudades a expensas del campo. Les dijeron a los obreros y campesinos que se olvidaran de la política, que la dejaran en manos de los políticos "preparados", que se colgaran el yugo y se dedicaran a trabajar nada más.
Esos neo-capitalistas tenían un programa coherente... y ya para mediados de la década andaban viendo cómo arrebatar el poder.
Mentiras sobre la Revolución Cultural
Se repite mucho que la Revolución Cultural fue una purga fanática que lanzó Mao Tsetung contra quien le cayera gordo. El reaccionario libro Mao: The Unknown Story afirma que fue una cruel venganza de Mao contra los líderes del partido que se atrevieron a contrariarlo... que fue una gran locura de terror y manipulación. Son mentiras patentes.
En primer lugar, Mao no se estaba inventando enemigos. En realidad, fuerzas burguesas de gran peso se confabulaban para arrebatar el poder y establecer un sistema de capitalismo de estado. Si alguien cree que exagero o que Mao haya sido paranoico, basta con echar un vistazo a China hoy: un paraíso de mano de obra barata para el capitalismo internacional.
En segundo lugar, la Revolución Cultural era la antítesis de una purga o una orgía de sangre. Mao analizó que las purgas que hizo Stalin no resolvieron el problema de prevenir la contrarrevolución en la Unión Soviética. Dejaron a las masas en una posición pasiva. No se les movilizó política ni ideológicamente. Limitarse a esos tipos de medidas administrativas no enseña a las masas a distinguir entre programas y puntos de vista que impulsan la sociedad hacia el comunismo, y los que la arrastran atrás al capitalismo. El reto para Mao era cómo desencadenar a las masas a jugar su papel consciente decisivo para impulsar la sociedad hacia adelante.
Mao había buscado una solución al problema de que la revolución pierde energías y corre peligro de retroceder. Como dijo en 1967: "En el pasado libramos luchas en las zonas rurales, en las fábricas, en los círculos culturales, y realizamos el movimiento de educación socialista. Sin embargo, todo esto no pudo resolver el problema, porque no habíamos encontrado una forma, un medio de movilizar a las amplias masas de manera abierta, en todos los terrenos y de abajo arriba para exponer nuestro lado oscuro".1
Mao bregaba con un problema histórico internacional de la revolución comunista. Bob Avakian lo expresa así: "Mao bregaba precisamente con la cuestión de cómo responder a las cada vez más fuertes embestidas para derrocar el gobierno del proletariado y, a la vez, cómo potenciar la dictadura del proletariado como el gobierno de las masas, concretarla, institucionalizarla y hacer que cuanto más se fortalezca, tanto más se distinga cualitativamente de todos los estados anteriores".2 Es decir, ¿cómo prevenir la contrarrevolución de una manera coherente con los medios y las metas de la revolución comunista?
Más adelante ampliaré la experiencia concreta de la Revolución Cultural. Pero primero hay que explorar cuestiones teóricas que plantea el reto de continuar la revolución durante el socialismo.
Mao enfatizó la importancia de la teoría. Sostenía que la línea política e ideológica es decisiva. Esto se refiere a nuestro conocimiento del mundo a fin de transformarlo: al análisis teórico de las leyes que gobiernan el movimiento y desarrollo concretos de la sociedad y el mundo, y a las medidas que se desprenden de tal conocimiento.
Los líderes del Partido Comunista que querían llevar a China por el camino capitalista estaban formulando una teoría y argumentos para su programa. A ellos se oponía Mao, quien dirigía a las fuerzas revolucionarias y estaba haciendo una contribución histórica al conocimiento de la dinámica de la sociedad socialista. Este choque de perspectivas teóricas era una parte clave de la lucha de clases en la China revolucionaria.
Notas
1. Citado en "Informe ante el IX Congreso Nacional del Partido Comunista de China", de Importantes documentos de la Gran Revolución Cultural Proletaria, Pekín: Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1970, p. 26. [Regresa]
2. "Parte 11: Situaciones de vida o muerte... El ejercicio del poder y los derechos del pueblo", de la serie "Sobre la democracia proletaria y la dictadura del proletariado: Un punto de vista radicalmente diferente sobre cómo dirigir la sociedad" (en revcom.us). [Regresa]
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