Revolución #265, 8 de abril de 2012
La agenda de Estados Unidos en Siria: Imperialismo, ningún humanitarismo
El levantamiento en Siria contra el régimen de Bashar al-Assad está entrando en su segundo año, con signos de que Estados Unidos y sus aliados se están moviendo hacia una agresiva intervención más directa.
Las revueltas del pueblo de Siria contra el gobierno brutal, opresivo, pro-imperialista de Assad empezaron hace un año el pasado marzo inspiradas por levantamientos populares que han barrido toda la región. Desde entonces han pasado varios giros y vueltas y han implicado una amplia gama de fuerzas políticas, incluyendo a las masas sirias así como los reaccionarios islámicos, exiliados pro-Estados Unidos y antiguos miembros del régimen. Assad ha respondido con extrema violencia, disparando directamente a los manifestantes, arrestando y torturando sospechosos oponentes y bombardeando indiscriminadamente vecindarios. Han muerto un estimado de 8.000 personas y miles más heridos o desplazados de sus hogares.
El embate de Assad, que ha sido extensamente cubierto por los medios informativos imperialistas estadounidenses y europeos, con razón ha impactado la conciencia de mucha gente alrededor del mundo. Después de dar inicialmente un enfoque mesurado a este levantamiento, los gobernantes de Estados Unidos se han aprovechado de la situación y de la justa indignación del pueblo por la carnicería a fin de reafirmar su "deber" y "responsabilidad" a intervenir para ser amigo y proteger al pueblo sirio y forzar a Assad a dimitir.
El 3 de febrero de 2012, el presidente Obama condenó a Assad por su "desdén por la vida y la dignidad humana" y proclamó: "Los sufridos ciudadanos sirios deben saber: Estamos con ustedes y el régimen de Assad debe terminar". La secretaria de Estado Hillary Clinton denunció a Assad como un "criminal de guerra". También ha habido llamados de fuerzas prominentes para una intervención militar de Estados Unidos, al parecer para detener la masacre y permitir al pueblo sirio que determine su propio destino.
La agenda de Estados Unidos: El dominio imperialista, NO humanitarismo
Sin embargo, veamos lo que dicen concretamente los funcionarios y estrategas de Estados Unidos sobre sus motivos para intervenir en Siria y remover a Assad, y es evidente que las acciones de los gobernantes de Estados Unidos en relación a Siria no tienen nada que ver en absoluto con parar la violencia en la región o emancipar al pueblo sirio de la tiranía y la opresión.
Al contrario, las palabras de los propios imperialistas dejan claro que sus maniobras y maquinaciones tienen por objeto aprovecharse del levantamiento sirio para librarse de un régimen problemático y fortalecer la posición de Israel y el control general del imperialismo de Estados Unidos del Medio Oriente, y que cualquier "ayuda humanitaria" que pudieran dar (o no) es una tapadera para facilitar ese objetivo. Es necesario analizar las maniobras de Estados Unidos en Siria en el contexto de la batalla por el dominio de la región, que hoy está más plenamente centrada en la confrontación que se intensifica entre Estados Unidos e Israel con Irán y la creciente posibilidad de un ataque militar de Estados Unidos e Israel contra Irán. (Rebasa el ámbito de este artículo dar más análisis de las maniobras de guerra yanqui-israelíes contra Irán. Ver la cobertura y análisis en línea en revcom.us, como "Amenazas, agresión, preparativos de guerra… y mentiras: Estados Unidos e Israel aceleran su campaña contra Irán", Revolución #263, 25 de marzo de 2012.)
Siria es el único régimen del Medio Oriente aliado con Irán (aunque crece la influencia de Irán en Irak). Localizado entre Irak al este y el Líbano y el mar Mediterráneo al oeste, Siria es un conducto para la influencia iraní en el Líbano y Palestina, y los estrategas imperialistas hablan de la posibilidad de que la influencia iraní se extienda a través de Irak, Siria y el Líbano al mar Mediterráneo.
"Irán ve al gobierno sirio como el frente de línea de defensa contra Estados Unidos e Israel", informa Foreign Affairs. "Por lo que Irán no repara en ningún gasto para ayudar a su aliado a lidiar con las protestas populares" ("How Iran Keeps Assad in Power in Syria", instantánea, Geneive Abdo, 25 de agosto de 2011).
Por esas mismas razones, Estados Unidos y sus aliados ven el derrocamiento de Assad como remover a un gobernante problemático y como un medio clave para aislar y debilitar a la República Islámica de Irán, ya sea como parte del colapso del régimen sin la guerra o prepararse para la guerra. (Y el derrocamiento del régimen de Assad cambiaría la correlación de fuerzas militares en la región y limitaría la capacidad de Irán de tomar represalias contra un ataque de Estados Unidos y/o Israel.)
El conflicto con Irán viene impulsando y moldeando toda la política de Estados Unidos en la región. Por eso, después de abstenerse de exigir que Assad dimitiera durante los primeros cinco meses del levantamiento, Estados Unidos cambió de posición y siguen aumentando los llamamientos para una intervención más contundente en Siria para debilitar y rodear a Irán.
Danielle Pletka del American Enterprise Institute, un centro de estudios de la derecha, explicó algo de la lógica imperialista: "Siria es el punto vulnerable de Irán, el aliado más importante de Teherán, un conducto para armas y dinero para los terroristas. …Una confluencia única del propósito moral estadounidense y del interés estratégico de Estados Unidos aboga por una intervención en Siria. Ya es hora de empezar a armar al Ejército Libre de Siria" ("Obama must do something tangible for Syria", Danielle Pletka, 8 de febrero de 2012).
Las fuerzas islámicas como Hamas en Palestina y Hezbolá en el Líbano, aquellas que Pletka califica de "terroristas", y en especial la República Islámica de Irán representan las fuerzas políticas opresivas que no representan un desafío fundamental al capitalismo-imperialismo global. No obstante, sus objetivos y ambiciones se enfrenten fuertemente con los de Estados Unidos y de Israel en la región. Estas fuerzas islámicas se han fortalecido durante las últimas décadas debido a la revolución iraní de 1979 y el subsecuente apoyo iraní, pero más fundamentalmente por cómo las criminales agresiones de Estados Unidos y de Israel sobre el pueblo en la región han exacerbado el fundamentalismo islámico anti-Estados Unidos.
Un antiguo director del servicio de inteligencia israelí Mossad escribió en el New York Times que derrocar el régimen de Assad resultaría en un "debacle estratégico para el gobierno iraní", cortando su "acceso a sus sustitutos (Hezbolá en el Líbano y Hamas en Gaza) y mellando visiblemente su prestigio nacional e internacional, posiblemente obligando a un régimen desangrado en Teherán a suspender sus políticas nucleares" (Efraim Halevy, "Iran’s Achille’s Heel", 7 de febrero de 2012)
La resolución que el senador John McCain sometió el 28 de marzo de 2012 propuso armar a los rebeldes, porque la "caída del régimen de Bashar al-Assad representaría ‘el más grande revés estratégico para Irán en 25 años’".
Por lo tanto, la intensificación del enfrentamiento entre estas dos fuerzas anticuadas, o sea, el imperialismo por un lado y el fundamentalismo islámico por otro lado, y la necesidad que tiene Estados Unidos de consolidar su control sobre el Medio Oriente están impulsando esta confrontación regional, las acciones de Estados Unidos en Siria y el peligro de una guerra yanqui-israelí sobre Irán. El escritor y periodista británico Patrick Seale resumió la batalla sobre Siria así: "Una lucha entre Estados Unidos, por un lado, y sus aliados, y sus oponentes como Rusia y China… por el dominio regional, por quién va a ser el mandamás…. [E]so es un ataque concertado, un asalto, no solamente sobre Siria, pero sobre Irán también. Fíjese que Irán, Siria y su aliado Hezbolá en el Líbano, ese trío, una especie de eje Teherán-Damasco-Hezbolá, en los últimos años ha sido el principal obstáculo para la hegemonía yanqui-israelí en el Medio Oriente. La propuesta ahora es derribar ese eje… Eso es lo que estamos presenciando. Es una lucha por la supremacía regional, por el dominio regional…" ("A Struggle for Regional Supremacy: Syria Conflict Escalates as World Powers Debate Assad’s Future", Democracy Now!, 7 de febrero de 2012).
La estrategia de Estados Unidos: Un cambio, orquestado, a un régimen pro-Estados Unidos
Estados Unidos se ha movido con cautela en Siria por diversas razones. Primero, no ha estado claro si era posible obligar a Assad a dimitir. Segundo, Estados Unidos no quiere encender una guerra civil a escala total en Siria o en la región. Como lo anotó el New York Times, Siria está ubicada "al centro de las rivalidades étnicas, religiosas y regionales que le dan el potencial de convertirse en un remolino que involucra a las potencias, grandes y pequeñas, en la región y más allá" (Steven Erlanger, "Syrian Conflict Poses the Risk of Wider Strife", 25 de febrero de 2012). Finalmente, a los Estados Unidos le preocupa que el ejército sirio se mantenga poderoso y cohesionado, de modo que cualquier intervención militar directa podría volverse costosa y difícil.
No obstante, Estados Unidos constantemente ha escalado su presión sobre el régimen de Assad sobre muchos frentes. Ha intentado organizar una coalición internacional anti-Assad.
El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar informa: "Estados Unidos ya está respaldando varias formas de intervención en Siria, incluyendo los esfuerzos de Turquía para usar elementos de la oposición militar siria para formar un ejército bajo su control, y el dinero y armas de Qatar y Arabia Saudita que según se dice están afluyendo al país. Los sauditas casi indudablemente están respaldando a sus compañeros fundamentalistas islámicos sunitas, como lo han hecho en todas partes" ("Siria: ¡Ni Assad, ni la intervención extranjera!", Revolución #261, 26 de febrero de 2012).
Estados Unidos intenta coordinar y fortalecer a las fuerzas reaccionarias que intentan dirigir el levantamiento sirio y hace poco el servicio de inteligencia imperialista STRATFOR informó que las fuerzas especiales de Estados Unidos han estado operando dentro de Siria desde diciembre. (John Glaser, "Stratfor Emails: Covert Special Ops Inside Syria Since December", antiwar.com, 7 de marzo de 2012.)
La administración de Obama ha redoblado los planes para una posible "ayuda humanitaria, una zona de exclusión, interdicción marítima, corredor humanitario y limitados ataques aéreos" entre otras opciones (el general Martin Dempsey, citado en Democracy Now!, 8 de marzo de 2012). A finales de marzo, la administración anuncio que le suministraría "ayuda no letal" a la oposición, una medida que a menudo ha sido un preludio del apoyo militar. Estados Unidos continúa aislando diplomáticamente al régimen de Assad, lo que incluye la aprobación bajo presión de una resolución de la ONU que pide un cese al fuego y un alto a sus ataques militares sobre la oposición.
Nada bueno puede surgir de la intervención de Estados Unidos en Siria ni del control de Estados Unidos sobre el Medio Oriente
Hay que oponerse a la agenda reaccionaria imperialista que subyace a la retórica de "intervención humanitaria" de Estados Unidos en Siria y desenmascararla vigorosamente.
Dejemos a un lado por el momento lo que 60 y tantos años del control de Estados Unidos ha traído al Medio Oriente, una andanada de horrores desde la intervención y la guerra, hasta la limpieza étnica, la tortura y la tiranía. Deténgase y piense sobre Irak, Afganistán y Libia. Todos esos países tenían regímenes represivos y Estados Unidos justificó la acción militar como una iniciativa moral para ayudar a sus pueblos. Pero las guerras de Estados Unidos empeoraron las cosas exponencialmente infligiendo niveles catastróficos de muerte y destrucción e imponiendo nuevas formas de opresión, incluyendo regímenes igual de brutales y opresivos. ¿Por qué? Pues, lo que Estados Unidos trae al mundo no es la democracia sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo refuerzan. ¿Por qué sería distinto el caso de Siria, o de una guerra de Estados Unidos sobre Irán?
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