New York Times engaña feo al lectorado en una sola frase!

¿“Nuestro sistema funciona”?
¡Tres maneras en que el New York Times engaña feo al lectorado en una sola frase!

5 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

“Por lo que, en un momento en que muchos empezaban a cuestionar la vitalidad de la democracia estadounidense, el fracaso del Sr. Ryan demostró a los estadounidenses que nuestro sistema funciona”.

Así resumió el comité editorial del New York Times la incapacidad del régimen de Trump y Pence de revocar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, o “Obamacare”) el 24 de marzo (“Paul Ryan, Brought Down to Size”; Paul Ryan, reducido de estatura, 27 de marzo). La primera parte de su frase es cierta, aunque omite mucho: muchas personas no sólo están cuestionando “la vitalidad de la democracia estadounidense” sino que se angustia mucho al respecto. Cada día trae un nuevo asalto del régimen de Trump y Pence contra el pueblo y el planeta, una nueva movida para la reconfiguración fascista del gobierno y la sociedad estadounidenses. Pero la segunda parte (que contiene el verdadero objetivo de la frase, así como del editorial) —la parte donde aseguran a sus lectores que el actual sistema, con sus controles y contrapesos y la supuesta sensibilidad a la opinión pública, está funcionando para detener a Trump— no es más que una mentira.

De hecho, la incapacidad de revocar la ACA no demuestra nada parecido. Pero, estimados directores del New York Times, su resumen —esta sola frase— nos demuestra tres diferentes maneras en que ustedes están arrullando y adormeciendo a las personas en un momento en que el régimen trumpista no sólo continúa su marcha sanguinaria para consolidar el fascismo sino que se prepara para nuevas ofensivas. Analicémoslas.

La primera manera: Fracasó la campaña de Trump, Ryan y los republicanos de revocar Obamacare únicamente porque votaron en su contra 28 miembros del “Freedom Caucus”, una camarilla republicana de extrema derecha. Esta ley hubiera arrebatada la cobertura médica a 24 millones de personas y aumentado mucho los pagos para muchas más, ¡y según estos fascistas, era demasiado liberal! Creían que no hacía lo suficiente para destripar a Medicaid y otros beneficios de salud. (El jefe del Freedom Caucus, Mark Meadows, ha sugerido cortar $34 mil millones de Medicare y Medicaid para costear, entre otras cosas, el muro trumpista con México). Los supremacistas blancos fascistas en esta camarilla se oponen a los gastos gubernamentales para la atención médica u otros programas de protección social porque infringen la “libertad” del gran capital de explotar a la gente y porque muchas personas negras y de otras nacionalidades oprimidas de hecho reciben algo de atención médica por el Medicaid, y según aquellos, por eso se debe de cortar por completo.

En otras palabras, Trump fracasó en esta ocasión en la revocación de Obamacare porque estos 28 republicanos insistieron en una posición hasta más cruel, más de extrema derecha y más fascista que los fascistas Trump, Pence y Bannon en la Casa Blanca. O sea, ¿los “controles y contrapesos” del sistema contra el fascismo son los ultra-fascistas? De hecho, es típico de los regímenes fascistas el que, por lo menos en sus primeras etapas, diferentes sectores de los que tratan de imponer el fascismo se rivalizan por posiciones y ventajas, al mismo tiempo que principalmente se unen en aras de aplastar a la oposición, tanto de las masas como de otros sectores de la clase dominante.

La segunda manera: Por el tono triunfal del editorial, el lectorado hubiera creído que “nuestro sistema” haya detenido a Trump en general. En realidad, la monstruosidad inexorable ha continuado su marcha, con saña. El día de su derrota respecto al cuidado de salud, el régimen trumpista aprobó la construcción del oleoducto Keystone XL mata-medio ambiente. La siguiente semana arrancó con la irrupción de agentes de la migra en una casa en Chicago tirando balazos, e hirieron a un hombre latino. Más tarde ese día, el procurador general Jeff Sessions amenazó con “tomar todas las medidas legales para arrebatarles” los fondos federales a las ciudades santuario en las que la policía y los sherifatos no colaboran plenamente con los agentes migratorios para cazar, encarcelar y deportar a los inmigrantes.

Mientras tanto, la Agencia de Protección Ambiental de Trump se negó a prohibir una pesticida peligrosa, y la nominación de Neil Gorsuch —un fascista cristiano certificado— a la Suprema Corte avanzó con el apoyo de algunos demócratas y probablemente tendrá éxito, con consecuencias devastadoras para el pueblo.

De ahí, el 30 de marzo, el Senado aprobó un nuevo ataque contra Planned Parenthood y los derechos básicos de la mujer, en la forma de un proyecto de ley avalado por Trump que ahora permitiera que los estados bloquearan los fondos para clínicas de planificación familiar que practican abortos. Ese mismo día, Trump declaró que Somalia era una “zona de hostilidades activas”, lo que significa que las fuerzas militares estadounidenses básicamente pueden atacar a voluntad, sin importar si el blanco plantea una amenaza directa a Estados Unidos, aunque probablemente resulte en bajas civiles. Esto ocurre después de que el régimen trumpista ya masacró a unos 200 civiles en Irak el 16 de marzo, a cientos más en Siria el 17 de marzo, y ha intensificado las tensiones y amenazado una escalada militar contra Corea del Norte — con consecuencias potencialmente catastróficas.

De hecho, el 28 de marzo, el mismo día que el New York Times publicó su editorial de que “el sistema funciona”, el régimen de Trump y Pence aniquiló la privacidad en el internet y abrió la puerta para una vigilancia oficial más generalizada. Revocaron las restricciones de la Agencia de Protección Ambiental sobre la quema del carbón, las emisiones del gas metano y las centrales eléctricas, mientras abrieron más terrenos públicos para la minería del carbón, que es devastadora para el medio ambiente. Trump y el procurador general Sessions invitaron a los representantes nacionales del Orden Fraternal de Policías, y aseguraron a estos opresores asesinos que tendrán un respaldo de un “100 por ciento” de la Casa Blanca y le hicieron más amenazas al pueblo negro en Chicago. Además, el estratega en jefe de Trump, Steve Bannon, se reunió con los republicanos para reagruparse en su batalla para recortar los gastos del cuidado médico y para revocar o destripar Obamacare.

La tercera manera: En esencia, el New York Times trata a Trump como simplemente otro presidente sujeto a las mismas consideraciones como los demás presidentes. Trump, según ese razonamiento, es “normal” después de todo. De nuevo, el New York Times se equivoca — se equivoca severamente. Se trata del fascismo, y no es la democracia burguesa de siempre, y no consolida el poder sin sobresaltos, según algún plan maestro. Avanza a trompicones y sacudidas, mediante reveses y contraofensivas.

Un ejemplo de la Alemania nazi lo ilustra. Adolfo Hitler subió al poder por primera vez a principios de 1933. Poco después, el parlamento alemán —el Reichstag— fue incendiado. Hitler lo aprovechó para atribuirse poderes de emergencia y limitar severamente los derechos del pueblo. No obstante, casi un año después, en diciembre de 1933, las cortes alemanas exoneraron a Georgi Dimitrov y a otros tres comunistas a los cuales Hitler había acusado de prender el incendio en el Reichstag. Esto fue un revés importante para Hitler, pero ¡hubiera sido suicida concluir que esto lo pusiera a la defensiva y que pronto él sería irrelevante! De hecho, seis meses después, Hitler lanzó grandes ofensivas sanguinarias contra los centros de oposición ubicados en los partidos conservadores alemanes en la coalición hitleriana y también elementos del mismo partido nazi.

El New York Times SÍ revela sin querer cierta verdad sobre una cosa…

Pero el New York Times revela sin querer cierta verdad sobre una cosa: al tratar con Donald Trump, el sistema de democracia burguesa —la dictadura de la clase dominante capitalista-imperialista— está funcionando normalmente. En este momento, la clase dominante se preocupa más por canalizar a los millones de personas las cuales se sienten conmocionadas, indignadas y angustiadas por Trump y sí, “están cuestionando” la naturaleza del sistema política estadounidense, hacia actividades dentro de los confines de su sistema. En otras palabras, el New York Times y otros representantes liberales o demócratas de la clase dominante temen más que las masas populares se salgan de su control de lo que le temen al fascismo trumpista. No quieren nada que posiblemente ponga en tela de juicio la legitimidad del actual sistema o que le permita al pueblo sentir el potencial de su propia fuerza al salirse de los trillados cauces de costumbre. Y eso a pesar de las amenazas sin precedente, hasta existenciales, que plantea para la humanidad y el planeta.

es posible detener esta amenaza fascista y sacar del poder a Trump y Pence, pero únicamente si millones de personas rechazan las promesas e ilusiones falsas del tipo que ofrecen el New York Times y otros representantes del sistema, y que al contrario, se toman las calles, actúan fuera de los cauces normales y exigen: “¡NO! ¡En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista!”. Hay una ventana de oportunidad en que actuar antes de que se consolide el régimen de Trump y Pence, y urge actuar AHORA. Rechazar el Fascismo ha convocado a la gente a sumarse a las importantes marchas antitrumpistas el 22 de abril y el 29 de abril y el 1º de mayo, y a organizarlas como parte de expulsar a este régimen fascista. Hay un lugar en este esfuerzo para toda persona que quiera oponerse a Trump.

La historia y la humanidad cuentan con nosotros.

 

 

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