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PONER FIN A LA EXPLOTACIÓN,
Y A TODA OPRESIÓN

En un artículo anterior, analicé qué es la explotación, cómo la explotación es la base del sistema capitalista y cómo se puede poner fin a la explotación “hac[iendo] una revolución para derrocar este sistema, y reemplazarlo con un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor, basado en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte1. Aquí voy a examinar más a fondo algunas dimensiones clave de esto.

Los sistemas económicos (modos de producción) que se basan en la explotación son aquellos en los que se remunera (se paga, en alguna forma) una parte del trabajo de aquellos que están explotados, mientras que otra parte de ese trabajo no está remunerado (no se paga), y además una fuerza que está por encima de aquellos que están compelidos a trabajar bajo estas condiciones, y que en efecto les dicta, se apropia (quita) la riqueza creada por ese trabajo no pagado.

Capitalismo y esclavitud

El capitalismo no es el único sistema basado en la explotación. Pero es un sistema en el que la explotación no queda inmediatamente a la vista. Es un sistema en el que parece en la superficie que el trabajo “se paga en su totalidad” — que se ha dado un “intercambio en pie de igualdad” entre el capitalista y los trabajadores a los que el capitalista explota: el capitalista paga un salario a los trabajadores, y éstos llevan a cabo trabajo para el capitalista. Pero, de hecho, al igual que en todos los sistemas de explotación, se paga una parte del trabajo de los trabajadores explotados bajo el capitalismo, y no se paga otra parte: el salario de los trabajadores equivale a solamente una parte del valor (riqueza) que éstos crean mientras trabajan para el capitalista, y el resto del valor creado por su trabajo va al capitalista.

La esclavitud es lo opuesto al capitalismo en este sentido: bajo el sistema esclavista, en la superficie parece que todo el trabajo de los esclavos es “trabajo no pagado”, porque generalmente no se les paga en dinero. Pero la realidad es que a los esclavos se les “paga” por el hecho de que, a pesar de toda la terrible crueldad del sistema esclavista, los dueños de los esclavos sí les brindan a los esclavos los requisitos más mínimas para la vida, como algún tipo de refugio, alimento, ropa, etc. Si los dueños de los esclavos no hicieran eso, rápidamente los esclavos no podrían trabajar, y los dueños de los esclavos irían a la quiebra. Lo que distingue especialmente a la esclavitud, por horroroso que sea el sistema esclavista, no es que el trabajo de los esclavos esté completamente “no pagado”, sino que los esclavos son literalmente propiedad de los dueños de los esclavos, con todo lo que eso implica —las terribles atrocidades que se cometen continuamente contra los esclavos por parte de los dueños de los esclavos— lo que abarca violaciones en masa, la venta de los hijos y su separación de los padres de familia, los latigazos y otros castigos brutales a los esclavos, no sólo por rebelarse contra los dueños de los esclavos sino por el mero intento de escapar, o simplemente por no cumplir de manera constante las exigencias cada vez más grandes sobre su mano de obra (por ejemplo, cuánto algodón se requiere que pizquen a diario).

Obviamente, para los esclavos, el sistema esclavista no tiene nada de bueno — es un horror total.

Para repasar: en ambos sistemas —el sistema capitalista y el sistema esclavista— aquellos que llevan a cabo el trabajo que produce las cosas están explotados, pero en un caso (capitalismo) parece que el trabajo se paga en su totalidad, con un salario, en un “intercambio aparentemente igual”, mientras que en el otro caso (esclavitud) la apariencia es que la totalidad del trabajo no está pagado. Pero, con las diferencias muy reales entre estos sistemas de explotación, en ambos casos el trabajo se paga en parte, y no se paga en parte.

Esta es la característica esencial que define un sistema de explotación: aquellos que están explotados están compelidos, por un medio u otro, a llevar a cabo trabajo que crea riqueza más allá de lo necesario para su supervivencia y capacidad de trabajar — y además esa riqueza no va a ellos, o para beneficiarlos, sino a la clase de personas que está por encima de ellas y en efecto les dicta2.

La esencia de la explotación no es que la gente esté compelida a trabajar duro. Tampoco se trata simplemente de que produzcan un excedente mediante trabajo no pagado. Se trata de que están compelidos a realizarlo en condiciones que son opresivas y alienantes: debido a que aquellos para los que trabajan tienen el poder de vida y muerte sobre ellos, de una forma u otra... porque su voz no pesa en cuál es el propósito de su trabajo, ni cómo se utiliza la riqueza que crean, ni en beneficio de quiénes es... y debido a que la apropiación, por parte de los explotadores, de la riqueza que se crea fortalece la posición de esos explotadores sobre aquellos que están obligados a trabajar para los explotadores.

Bajo la esclavitud, es evidente el poder de vida y muerte de los dueños de los esclavos sobre los esclavos. Bajo el capitalismo este poder de vida y muerte es menos flagrante y extremo, pero existe en un sentido concreto porque la clase explotada de trabajadores asalariados (el proletariado) ocupa una posición en la que sólo pueden sobrevivir (sólo pueden adquirir los medios para vivir) trabajando para un capitalista u otro y siendo objeto de explotación por parte de un capitalista u otro — y esos capitalistas continuamente los impelerán más duro a trabajar, o los echarán a la calle, de acuerdo con las necesidades de los capitalistas que a su vez están impulsados por la competencia implacable entre capitalistas. (La existencia de un número importante de personas a las que no es posible explotar de manera rentable, y las que, por lo tanto, están desempleadas, es una característica constante del capitalismo; y la amenaza constante del desempleo fortalece el control de los capitalistas sobre los trabajadores a los que emplean, y explotan.)

Poner fin a la explotación y la opresión

Para poner fin a la explotación, es necesario poner fin a las condiciones en las que se basa la explotación. Y esto requiere una transformación radical y cabal de la sociedad y, en última instancia, del mundo en su conjunto. Requiere, como primer gran salto, derrocar el sistema económico y político del capitalismo, y hacer nacer su reemplazo por un sistema socialista, el que actuará para abolir las bases de la explotación. En el ámbito fundamental de la economía (el modo de producción), esto requiere que se expropie a los explotadores capitalistas: poner fin a la propiedad y el control de los medios de producción por parte de los capitalistas (tierra, materias primas, fábricas, maquinaria y otras tecnologías utilizadas en la producción), convertir estos medios de producción en la propiedad común de la sociedad, utilizada por el gobierno socialista, de manera planificada, al servicio de los intereses de las masas de personas que han creado estos medios de producción, mediante su trabajo colectivo (aunque a su vez ese trabajo se había llevado a cabo bajo condiciones de explotación por los capitalistas)3.

Pero, por mucho que se trate de un paso crucial —y, en un sentido real, histórico—, es solamente el comienzo. Sigue siendo cierto que, para que la sociedad funcione, y satisfaga las necesidades de la gente (necesidades materiales básicas, pero también necesidades políticas, sociales, intelectuales y culturales) sobre una base en continua expansión, es necesario que el trabajo productivo se lleve a cabo, como base de todo ello. Para eliminar la explotación, es necesario transformar el carácter de ese trabajo. Tiene que convertirse en un trabajo que no sea explotador ni alienante para quienes lo realizan.

Hay una diferencia profunda y fundamental entre una fuerza que está por encima de ti que te compele a trabajar duro —en un sentido concreto, te dicta— y, por otro lado, trabajar duro junto con tus seres queridos, amigos y camaradas para lograr las metas las que hayan desarrollado y acordado en común. Muchas personas han experimentado esta diferencia en su vida cotidiana. Viéndolo al nivel de un país y, en última instancia, del mundo entero, esta es la diferencia profunda y fundamental entre vivir bajo un sistema basado en la explotación, tal como el capitalismo, y vivir en un sistema cuyo objetivo es eliminar la explotación, y todas las relaciones opresivas que van de la mano con la explotación.

Para plasmar esta transformación histórica, hay que transformar el carácter del trabajo y de las relaciones en las que se lleva a cabo el trabajo (las relaciones de producción), junto con la transformación del carácter de la sociedad en su conjunto (y como base de dicha transformación). Para que cualquier sociedad dada siga funcionando, se tiene que producir un excedente — más allá de lo que la gente necesita para satisfacer los requisitos esenciales para la vida. Una diferencia fundamental entre un sistema explotador y un sistema no explotador se halla en la forma en que se crea ese excedente, la forma en que se utiliza y la forma en que se toman las decisiones al respecto.

En una sociedad socialista, la gente tiene empleo garantizado y, en ese sentido, la lucha individual por la supervivencia se ha convertido en algo del pasado — ya no es algo por lo que la gente tiene que estar ocupada o algo por lo que preocuparse. Pero, más allá de eso, hay que utilizar el excedente que se cree en esta sociedad socialista para ampliar continuamente la base para satisfacer las necesidades generales del pueblo, inclusive en los ámbitos de la educación, la cultura y así sucesivamente; hacer frente a los desastres naturales y actuar como guardianes del medio ambiente; defender al país socialista contra los ataques —y, de manera crucial, proporcionar una base material en expansión para la lucha por eliminar y arrancar de raíz las relaciones de opresión al interior del país y apoyar la lucha revolucionaria en el mundo en general—, y al mismo tiempo dejar algo para las generaciones del futuro. Así que, una vez más, la cuestión decisiva es: ¿cómo, en cuáles condiciones, se produce ese excedente, y para cuáles fines se utiliza?

Para avanzar más allá de un sistema basado en la explotación, no sólo hay que eliminar la propiedad privada de los medios de producción por parte de capitalistas en competencia, y reemplazarla por la propiedad socializada en manos de la sociedad en su conjunto, sino que hay que superar las divisiones opresivas características de la vieja sociedad explotadora. Esto incluye la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual — las relaciones desiguales entre aquellos cuyo trabajo en esencia es intelectual (trabajo intelectual) y aquellos que llevan a cabo un trabajo que en esencia es físico (trabajo manual). También incluye relaciones raciales, sexuales y de género opresivas, y otras divisiones que contienen la base para la opresión y los antagonismos entre diferentes partes de la sociedad. Todo esto está integrado en el capitalismo, y en otros sistemas basados en la explotación. Y para poner fin a la explotación, hay que transformar todo esto. A la vez, las masas de personas deben participar, de manera cada vez más consciente, en la determinación de los objetivos y en la planificación para alcanzarlos, en el desarrollo de la economía y de la sociedad en general, no sólo con el país en particular en mente, sino con la orientación fundamental de contribuir a la transformación del mundo en su conjunto, hacia el objetivo final del comunismo, con la abolición de toda explotación y opresión en todas partes.

Todo esto es la base sobre la cual el trabajo que se lleva a cabo como los cimientos de la sociedad deje de ser alienante y explotador, y al contrario contribuya a la emancipación sobre una base fundamentalmente voluntaria y cada vez más consciente. Una vez más, lo que esto encierra es la profunda diferencia entre estar compelido a trabajar para una fuerza que está por encima de ti y te dicta —que es la situación bajo el capitalismo y todos los sistemas de explotación— y, por otro lado, trabajar junto con otros para desarrollar, de manera en continua expansión, la base material y económica para alcanzar los objetivos que se han decidido en común, y que amplían continuamente la libertad de los seres humanos más allá de la mera lucha por la supervivencia, así como de las relaciones opresivas — una libertad que se cree cada vez más en la sociedad socialista, y que se alcance con dimensiones aún más completas una vez que se haya creado el comunismo, a escala mundial4.

La orientación básica, y los lineamientos concretos, para crear una sociedad y, en última instancia, un mundo entero, donde esto pueda volverse realidad, se establecen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte5.

Hace falta que toda persona que anhele o sueñe con un mundo en el que los seres humanos ya no estén explotados y oprimidos —y al contrario puedan florecer verdaderamente, a la plenitud de su humanidad—, trabaje consciente, activa e incansablemente por la revolución emancipadora que puede hacerlo una realidad. Y, por razones que he analizado en varias obras, este es un “momento poco común” en el que esta revolución no sólo se necesita con urgencia sino que también es más posible — y es necesario que no se desperdicie ni se despilfarre, sino que se aproveche, este “momento poco común”, con una determinación consciente de hacer nacer esta revolución emancipadora6.

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Notas, explicaciones adicionales y puntos para explorar

De Bob Avakian

1. El artículo, “La explotación: qué es, cómo ponerle fin”, está disponible en revcom.us. [volver]

2. Carlos Marx, el fundador del comunismo, señaló que en el sistema feudal la relación entre trabajo pagado y el trabajo no pagado es más evidente: en este sistema, los siervos llevan a cabo el trabajo en tierras propiedad de los señores feudales; una gran parte de lo que producen los siervos va al señor feudal, mientras que a los siervos se les permite conservar sólo una pequeña parte para sus necesidades más básicas. El sistema de aparcería que existió en el Sur de Estados Unidos durante más o menos un siglo después de la Guerra Civil —en el que masas del pueblo negro (y algunos blancos pobres) estuvieron cruelmente explotadas— en esencia fue una forma de este sistema feudal. Pero, una vez más, este sistema feudal de explotación, en el que la relación entre el trabajo pagado y el trabajo no pagado es más evidente, tiene en común con todos los sistemas de explotación que una parte del trabajo de aquellos que están explotados se paga, de una forma u otra, y otra parte no se paga, y además una fuerza que está por encima de aquellos que están obligados a trabajar en estas condiciones, y la que en un sentido concreto les dicta, se apropia el valor creado por esa parte no pagada. [volver]

3. En Breakthroughs (Abriendo Brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, un resumen básico, abordo el papel del trabajo en la creación de los medios de producción. Breakthroughs (Abriendo Brechas) también está disponible en revcom.us. [volver]

4. & 5. Una observación sobre lo siguiente:

Una vez más, lo que esto encierra es la profunda diferencia entre estar compelido a trabajar para una fuerza que está por encima de ti y te dicta —que es la situación bajo el capitalismo y todos los sistemas de explotación— y, por otro lado, trabajar junto con otros para desarrollar, de manera en continua expansión, la base material y económica para alcanzar los objetivos que se han decidido en común, y los que amplían continuamente la libertad de los seres humanos más allá de la mera lucha por la supervivencia, así como de las relaciones opresivas — una libertad que se cree cada vez más en la sociedad socialista, y que se alcance con dimensiones aún más completas una vez que se haya creado el comunismo, a escala mundial.

Cuando se dice que los objetivos “se han decidido en común”, se refiere a un proceso general que abarca, por un lado, formas de masas para que la gente discuta y debata directamente estos objetivos, y la manera de alcanzarlos, y unas elecciones a varios niveles de la sociedad, hasta el nivel del gobierno central, por medio de las cuales las personas puedan hacer aportes a las grandes cuestiones relacionadas con el desarrollo de la economía y la sociedad en general. Si bien parte de esto ocurrirá al nivel de las unidades económicas e instituciones básicas de la sociedad (por ejemplo, las escuelas así como los centros de trabajo), todo se aportará a los diferentes niveles de gobierno, hasta el gobierno central para la sociedad en su conjunto. Por medio de este proceso general —y no al nivel de las fábricas u otros centros de trabajo o instituciones particulares— se tomarán las decisiones finales relativas a los objetivos, y los medios para alcanzar los objetivos, con respecto al desarrollo de la economía y la sociedad en su conjunto. Si bien los aportes desde los niveles básicos de la sociedad son una parte necesaria y crucial de este proceso, si la toma de decisiones se deja al nivel de las unidades económicas particulares u otras partes particulares de la sociedad —en lugar de que las tomen en última instancia las instituciones de gobierno de la sociedad en su conjunto, aprovechando los aportes de toda la sociedad—, pues el resultado será que las necesidades e intereses de las diferentes partes particulares de la sociedad entrarán en conflicto entre sí, se socavarán los intereses comunes más amplios de las personas, y la sociedad será afectada llevando de regreso por el camino de volver a un sistema basado en la explotación.

Lo que se necesita es un plan general para los objetivos, y los medios para alcanzar los objetivos, para la sociedad en su conjunto, en el que todas las diferentes partes de la sociedad tengan un grado importante de participación, y tomen iniciativas significativas, dentro de este marco y plan generales. Y la pauta para que este plan encarne y promueva relaciones que no sean explotadoras, pero sí emancipadoras, es que contribuyan a ampliar continuamente la libertad de los seres humanos de modo que se alejen de la mera lucha por la supervivencia, así como de las relaciones opresivas.

Una vez más: La orientación básica, y los lineamientos concretos, para crear una sociedad y, en última instancia, un mundo entero, donde esto pueda volverse realidad, se establecen en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, la que está disponible en revcom.us. [volver a 4] [volver a 5]

6. Véase, por ejemplo, Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución, que está disponible en revcom.us. [volver]

Finalmente: Algo que ponderar, y seguir explorando. Otro requisito importante para avanzar hacia un mundo comunista —avanzar completamente más allá del capitalismo, y de todas las relaciones de explotación y opresión— es que se haya desarrollado la capacidad productiva de la sociedad, sobre una base no explotadora, al tiempo en el que sea posible satisfacer las necesidades esenciales de las personas para llevar una vida digna, y las necesidades generales de la sociedad, sin que la mayoría de las personas tengan que pasar la mayor parte de su tiempo despierto en trabajo físico, y tengan libertad para participar en muchas otras dimensiones del trabajo y la vida. Junto con ello, hay que eliminar y superar la desigualdad de ingresos entre las personas, de modo que el dinero ya no desempeñe un papel en las relaciones entre las personas — una situación en la que el dinero ya no determine ni influya en la producción y el intercambio de cosas en la sociedad y, de hecho, se haya eliminado el dinero por completo en el funcionamiento de la sociedad. Cuáles son las condiciones necesarias, y cómo puede funcionar la sociedad, de modo que posibilite que los seres humanos vivan en un mundo donde el dinero no tenga ningún papel y se haya eliminado, junto con las relaciones de desigualdad y opresión... donde sea posible satisfacer las necesidades de las personas, sobre una base en continua expansión, sin dinero, y sin la necesidad de que la gente haga sus cálculos según los términos mezquinos de las relaciones monetarias... la manera en que la sociedad podría funcionar de acuerdo con el principio comunista “de cada quien según su capacidad, a cada quien según sus necesidades”, donde las personas contribuyan a la sociedad de forma voluntaria, sin tener que preocuparse de si se satisfarán sus necesidades y, a su vez, reciban lo que necesitan para una vida digna, sin ningún intercambio de dinero: todo esto encierra cuestiones complejas, las que definitivamente cabe explorar, aunque ello rebase el ámbito de este artículo específico.