Una presentación de Andy Zee, vocero de Libros Revolución-Nueva York en representación de El Instituto Bob Avakian

Por qué saber lo que es verdad tiene tanto que ver con la superación de un mundo de horrores:
El adelanto del comunismo nuevo desarrollado por Bob Avakian

21 de junio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Quiero darles gracias a los co-auspiciadores de este programa: al Bunche Center, al AAP, al American Indian Studies Center, al profesor Macías y a los conferencistas Andrew Apter y Juan Gómez-Quiñones; gracias al público.

Y un agradecimiento especial para El Instituto Bob Avakian por auspiciar este evento. Quiero empezar llamándoles la atención a por qué este Instituto importa.

Mientras nosotros nos reunimos aquí esta tarde, miles de millones de las masas populares sufren terriblemente, el planeta está en extremo peligro y el funcionamiento del sistema del capitalismo-imperialismo que predomina en todas partes del mundo impide y sofoca el potencial de que la humanidad avance más allá de un mundo de hambruna, enfermedades, guerras sin fin, degradación, opresión y explotación.

En la capacidad productiva, la tecnología y la creatividad y conocimiento de la gente están la base para transformar el mundo y avanzar más allá de las formaciones económicas, políticas y sociales que hoy tan brutalmente destruyen vidas y aplastan espíritus. Para desencadenar ese potencial, es necesario entenderlo —comprender la compleja realidad del mundo tal y como concretamente es a fin de descubrir los caminos hacia un cambio fundamental por medio de un enfoque estratégico de una revolución real y una sociedad radicalmente nueva encaminada hacia la emancipación humana. Esto es el adelanto y continuo trabajo y dirección de Bob Avakian.

Por más de 40 años Bob Avakian ha estado explorando la realidad que enfrenta la humanidad, bregando con la teoría y la práctica a fin de zafarse de la larga noche de tinieblas de milenios de la opresión. Ha examinado críticamente las primeras revoluciones comunistas liberadoras del siglo 20, primero en la Unión Soviética y después en la República Popular de China — cómo empezaron a abrir un camino hacia un mundo en el que los esclavos dejarían de ser esclavos; analizó críticamente sus derrotas, con intrepidez desmenuzó e interrogó las deficiencias del método y enfoque y cómo abordaron los problemas que enfrentaron al forjar un mundo en el que la explotación no es el motor que impulsa al mundo, como puntal de las demás formas de opresión que padece la gente.

Al aprender de esta experiencia y de una amplia gama de conocimientos de académicos, científicos y artistas, así como del deporte y la música, Avakian ha dado un adelanto cualitativo para poner la revolución y el comunismo sobre una base completa y consecuentemente científica — descartando esos aspectos previos de la teoría del comunismo que no eran científicos. Con esto como método y enfoque fundacional de la nueva síntesis del comunismo, Avakian ha dado adelantos con respecto a la estrategia para una revolución real. Ha desarrollado una concepción radicalmente nueva de lo que es el socialismo, como autor de la Constitución para el futuro estado socialista como una sociedad mucho más liberadora y además una que se encamina hacia el comunismo. Y ha dado un adelanto con respecto al internacionalismo — en el entendimiento de por qué, para emancipar a toda la humanidad de las cadenas del imperialismo, el mundo entero es primero.

Bob Avakian desarrolló el Comunismo Nuevo al mismo tiempo que dirigía al Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos para que fuera una fuerza de vanguardia por una revolución real en unos tiempos en que muchos consideraban la revolución como algo del pasado. Sin embargo, hoy enfrentamos un momento de la historia en el cual más que nunca el mundo clama por una revolución emancipadora y existe un nuevo marco para la revolución en la nueva síntesis, pero este adelanto en la teoría revolucionaria, tan necesaria para una revolución emancipadora, no es conocida, y hay que activar a las fuerzas por esa revolución.

Les animo a que descubran más sobre el trabajo de El Instituto BA y lo apoyen. La misión del Instituto es: conservar, proyectar y promover las obras y la visión de Bob Avakian con el objetivo de llegar al más amplio público posible. El programa de hoy contribuye a esa misión y mi presentación está arraigada en la dirección de Bob Avakian y en la nueva síntesis del comunismo. Espero ver un intercambio de ideas sobre esta base. Y espero que cada uno de ustedes se anime e inspire para que se adentre más en la obra de BA y que apoye y se una al trabajo del Instituto. Así que, adentrémonos en el tema: Por qué el saber lo que es verdad tiene tanto que ver con la superación de un mundo de horrores.

Bob Avakian ha escrito:

La lucha en el campo de la epistemología —la teoría del conocimiento y de la forma de adquirirlo, la teoría de qué es la verdad y de cómo conocerla— es una esfera crucial de la batalla general por la emancipación de la mayoría oprimida y explotada del planeta, y en última instancia de toda la humanidad. Para esa lucha emancipadora es de importancia vital captar las características centrales y la importancia del método científico — y en especial del enfoque científico más coherente, sistemático y global de la realidad —la concepción del mundo y el método comunistas—, que puede abarcar sin reemplazar ni sofocar los muchos campos de conocimiento y actividad de los seres humanos, y puede manifestar el proceso más nutrido de aprender sobre la realidad y transformarla en pos de los intereses de toda la humanidad1.

La humanidad está encerrada en un mundo de penurias, guerras, destrucción ambiental, brutal opresión de minorías nacionales en diferentes países por todo el mundo. El pueblo negro en Estados Unidos está bajo una discriminación sin fin y un genocidio lento con más de 2,3 millones encerrados en mazmorras mientras que la brutalidad y asesinato policial siguen sin cesar e impunes. En Estados Unidos y en todo el mundo las mujeres están bajo una degradación y opresión en formas que son indecibles para aquellos que tienen ojos dispuestos a reconocer la brutal realidad de lo que enfrenta la mitad de la humanidad. Bob Avakian ha señalado contundentemente que hoy se puede decir, representar y hacerles a las mujeres lo que no se podría hacer contra ningún otro grupo de personas. Eso es cierto, y esa es una de las razones por las cuales la emancipación de la mujer es una piedra angular del Comunismo Nuevo y de la revolución para alcanzarlo.

La meta del Comunismo Nuevo es una revolución total: la revolución más radical en la historia de la humanidad con el propósito de nada menos que superar todas las formas de opresión y explotación en todo el mundo, una sociedad en la que la humanidad realmente podría florecer. Para hacer una revolución así, es necesario entender a la realidad tal y como es, tener un método y enfoque para descubrir lo que es cierto y luego transformar el mundo sobre la base de condiciones materiales subyacentes concretas y las contradicciones en esas condiciones.

Estamos reunidos hoy mientras un régimen completamente fascista está en el poder en Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo. La situación pone de relieve las cuestiones de epistemología al igual que lo demás en la sociedad. “Noticias falsas”, “hechos alternativos”, teorías de conspiración — no es una exageración decir que estas narrativas falsas están movilizando gente de maneras dañinas. Más al grano, confunden y desvían a la gente para que no entienda la esencia de lo que está pasando y no actúe a la altura de la situación.

El régimen de Trump y Pence batalla febrilmente por consolidar el fascismo en Estados Unidos. En las universidades por todo Estados Unidos, su enfurecida base social está maniobrando y montando mítines al estilo del Ku Klux Klan y de los nazi. Sus rabiosos seguidores atacan a los inmigrantes por verlos como sus enemigos. En Portland, Oregón, dos héroes valientes fueron asesinados y otro resultó herido de gravedad por oponerse a esto. Estos hombres son modelos de actuar según sus convicciones morales basadas en lo que es correcto y cierto. El régimen de Trump y Pence aún no ha logrado todavía consolidar el fascismo en las leyes o la sociedad, pero están maniobrando rápidamente. Y a pesar de la oposición importante que se expresó en varias protestas de masas y muchas protestas menores en los últimos cinco meses, hasta ahora todavía no se ha visto el nivel de lucha política imparable desde abajo, desde el pueblo, que tenga como propósito expulsar del poder a este régimen, que es la única manera de pararlos.

Esta camarilla de fascistas encabezada por Trump y Pence llegó al poder bajo el estandarte de una mitología de Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza, una narrativa que triunfó sobre dos otros mitos-narrativas reaccionarios y los abarcó: [1] que Estados Unidos es la ciudad luminosa bíblica en el monte cuyo futuro requiere la derrota de los demonios élites que gobiernan el mundo, expulsar a todos los “otros” que no son hombres blancos (y “sus” esposas sumisas), condenar al ostracismo a todos los que no son cristianos fundamentalistas, y de esa manera regresar a Estados Unidos a un estado cristiano teocrático, tal como dirían en su mito; y [2] el segundo mito: de que la grandeza de Estados Unidos se basa en el ingenio de hombres que se han hecho a sí mismos, de que el mayor bien, e incluso la virtud, surgen de una sociedad en la que no hay trabas sobre el egoísmo abierto, en breve, una ideología tipo Gordon Gekko — “la codicia es buena”. El régimen de Trump y Pence, al igual que todos los regímenes fascistas, se edifica promoviendo e imponiendo una concepción del mundo de mentiras, de hechos alternativos —una narrativa— del victimado, que habla de una clase agraviada de los “privilegiados”, untada por dios o en virtud de lo que piensa que es su superioridad innata y privilegio pero que está mantenida abajo por fuerzas externas — personas de otros países, personas que no son cristianos, élites, gente de color, “perdedores” en el léxico favorito de Trump; todos los cuales hay que vencer a fin de restaurar a Estados Unidos y a los hombres blancos agraviados a su debido lugar.

Esta mitología fascista, las narrativas de Estados Unidos Ante Todo y Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza chocan con la que ha sido la narrativa más dominante promovida por los demócratas, los liberales y los progresistas, las cabezas parlantes de los medios de comunicación y la prensa grande de Estados Unidos, la narrativa de que Estados Unidos es la tierra de la libertad y la igualdad, de la libertad para todos, de “dadnos a vuestros rendidos, a vuestros pobres, vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad”; un país que siempre progresa hacia una unión más perfecta; donde lo que es bueno para los negocios es bueno para todos, y si todavía existe la desigualdad, puede haber algo de reglamentación del capitalismo para aplacar a la clase media; y en cuanto a los pobres, la benevolencia de los ricos puede ofrecer algunas limosnas por medio de la caridad de las ONG, mientras que la pobreza y el castigo es la pura verdad, con las deportaciones y la encarcelación en masa, sí bajo los demócratas Bill Clinton y Obama, porque este sistema no les ofrece ningún futuro a los millones de personas encerrados entre los de abajo de la sociedad. Si los seguidores más “despiertos” de este mito liberal señalan la miseria real que existe en todas partes en Estados Unidos, el país más rico de la historia, la patética respuesta esencial es: “Bueno, quizá este no sea el sistema perfecto, pero es mejor que ningún otro”.

Ninguna de estas narrativas es cierta. Todas reflejan los intereses de diferentes sectores de las clases dominantes. Solapan y opacan la realidad de un Estados Unidos fundado en la esclavitud y en el genocidio de los pueblos indígenas; el robo de un tercio del territorio de México; la historia sangrienta de la transformación de Estados Unidos en la potencia imperialista dominante del mundo, que en cada año de su existencia ha librado una guerra de conquista, ha inmiscuido en las elecciones de otros países cuando no haya estado fomentando abiertamente o orquestando golpes de estado. Ocultan que una dictadura de una clase dominante que mantiene un sistema de explotación gobierna a Estados Unidos; y además que lo que experimentamos ahora es una aguda lucha en la cúpula que está haciendo que respondan las demás clases y fuerzas sociales en la lucha sobre cuál será la forma cohesionadora de esta dictadura burguesa: si será el fascismo, que se basa en el terror y la violencia abiertos donde en efecto los derechos civiles y jurídicos sean nulos, o el funcionamiento normal opresivo de la democracia burguesa.

Esto no es simplemente alguna otra narrativa, una narrativa comunista radical; esto es un hecho histórico y la realidad actual. La historia revela el enorme costo para la humanidad cuando la gente cree y actúa de acuerdo a historias que no son ciertas. Esto subraya la enormidad de lo que está en juego y la importancia de un enfoque científico de la realidad.

¿Qué es la ciencia? Y, ¿se puede y se debe aplicar a la sociedad?

Ardea Skybreak, en el libro CIENCIA Y REVOLUCIÓN, Sobre la importancia de la ciencia y la aplicación de la ciencia a la sociedad, la nueva síntesis del comunismo y la dirección de Bob Avakian, parafrasea a Neil deGrasse Tyson y dice: “La ciencia nos permite confrontar e identificar los problemas, reconocerlos y encontrar la manera de solucionarlos, en lugar de huir de ellos”. Agrega: “La ciencia es una herramienta muy poderosa. Es un método y un enfoque que nos permite poder decir qué es la verdad, qué corresponde a la realidad tal como en realidad es…”. Y, “La ciencia es un proceso basado en la evidencia”. Luego señala algo muy importante:

Sin ciencia, uno sólo puede decir lo que, como individuo, piensa que es la realidad, o quizás lo que todo un grupo dice que es la realidad, o tal vez lo que dice que el gobierno, las autoridades religiosas o alguna otra autoridad podrían decirle a uno lo que es la realidad, pero lo que dicen no hace que nada de eso sea cierto. Sin ciencia estamos a la merced de ser manipulados, o de tener nuestra forma de pensar manipulada y de no ser capaces de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo cierto y lo falso.

Tómese un momento y piense en las implicaciones de eso.

Para conocer y cambiar el mundo, es necesario conocer el mundo tal como lo es en realidad: ver debajo de la superficie a descubrir los procesos sociales por medio de los cuales la gente satisface las necesidades de la vida y cría nuevas generaciones. Al igual que un microscopio y una comprensión teórica de las células, del ADN, proporcionan las herramientas para descubrir los mecanismos de la vida y los caminos para curar enfermedades, la teoría científica del comunismo —el materialismo dialéctico— también revela las raíces de la sociedad y cómo se puede “curar”. ¿Cuál es la base económica de la sociedad? ¿Cuál es el carácter de las instituciones que surgen sobre esa base? ¿De qué manera este sistema económico moldea y restringe todas las relaciones sociales, las formas de opresión con las que estamos tan familiarizados hoy? ¿Cómo refuerzan las ideas tradicionales estas relaciones económicas, políticas y sociales? Y, lo que es determinante para cambiar todo esto, ¿cuáles son las contradicciones en desarrollo en todo esto sobre las que podemos trabajar para dirigir una revolución total?

La verdad es que podemos luchar para llegar a un “un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el bien común... en que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo que necesitan para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya divisiones entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras, arrebatándoles no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el conocimiento y un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para cambiarlo”. Esta, una revolución total, cobra vida en EL COMUNISMO NUEVO: La ciencia, la estrategia, la dirección para una revolución concreta, y una nueva sociedad en el camino a la verdadera emancipación, de Bob Avakian.

Es complejo hacer la revolución para emancipar a la humanidad en todo el mundo. También es real, y está arraigado en las contradicciones del mundo real que enfrentamos.

A pesar de su aspecto surrealista, Donald Trump también es real. “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza” moviliza a una base fascista con una narrativa falsa, pero el régimen de Trump y Pence tiene el poder y cuenta con el respaldo del poder y, así se están efectuando sus ideas y políticas, y si el régimen lo logra completamente, cada vez más personas llegarán a ver que “tiene razón”. Vea los noticieros por cable y verá el desenvolvimiento de esta normalización. Y, por otro lado, a pesar de su mitología, este país no pertenece ni a usted ni a mí. Estados Unidos y el capitalismo-imperialismo no son la tierra de las oportunidades ni las fuerzas para el bien y lo mejor que la humanidad puede lograr. Pero, sobre la base de su poder y control de todas las instituciones de la sociedad, esto es lo que mucha gente si no la mayoría de la gente en Estados Unidos cree que es la verdad.

Tal vez cuando usted era un niñito, un padre trató de enseñarle que no es verdad que “no hay razón como la del bastón”. Pero luego la vida le enseña otra cosa. A menos que uno asuma un enfoque científico para conocer y cambiar el mundo, no comprenderá por qué lo que está mal prevalece tan a menudo ni captará la ciencia detrás de la observación de Carlos Marx de que “las ideas dominantes de cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante” y que se puede trabajar sobre eso y transformarlo por medio de la revolución.

Si uno no entiende las dinámicas subyacentes de la sociedad, lo van a manipular. Topamos con esto todo el tiempo: los políticos y los expertos lo declaran, y la gente lo acepta y dice: el problema es la corrupción, o el dinero en la política, o la codicia, o la naturaleza humana.... y así sucesivamente. Sin entender cómo funciona una sociedad, sin ir a la esencia de cómo funciona, en realidad no se puede conocer o resolver el problema. La brutalidad y asesinato policial afecta de manera desproporcionada a los jóvenes negros y latinos, y nunca hacen responsables a los cerdos policías. No hay justicia, sólo dinero para que se guarde silencio. Lo que uno cree que hay que hacer acerca de este ultraje inadmisible depende de si entiende cuál es la raíz del problema. ¿Darle a la policía un entrenamiento de “sensibilidad”? ¿Formar una veeduría comunitaria? ¿Llevar cámaras corporales? Ni de cerca. El problema es que la tarea de la policía es servir y proteger al sistema capitalista — su función es de proteger el derecho de la clase dominante a explotar y oprimir a las masas, y si no hay manera de que las masas sobrevivan, pues hay que sembrar tanto terror que se sometan, encarcelarlas o matarlas. La profunda estructura fundacional de la supremacía blanca en Estados Unidos ha resultado y continuará resultando en la represión más brutal y la persecución a los jóvenes negros y latinos. Eso no se puede eliminar con reformas. Está tan entretejido en la trama del sistema y su funcionamiento. Hay que luchar contra el poder, y transformar al pueblo, para la revolución. Pero para entender eso, se necesita la ciencia.

Si uno va al doctor porque tiene síntomas que podrían ser indicaciones de un dolor de la espalda o un cáncer de la columna vertebral, o tal vez una molestia en el pecho que podría ser el reflujo ácido o una condición cardíaca, sin duda sabe que quiere a un doctor que entiende muy bien los últimos conocimientos médicos científicos para poder determinar cuál es la enfermedad específica que causa sus síntomas, y los tratamientos probados para la enfermedad correctamente diagnosticada. Para un ataque al corazón no quiere tomar una pastilla antiácida... o para un cáncer no quiere aplicar en la piel un ungüento... tampoco debería querer que le digan que se “curará” por medio de expiar sus pecados y orar.

Lo mismo es cierto para diagnosticar y establecer un tratamiento para los males de la sociedad. Pero en el caso de la sociedad humana, muchos científicos aun dicen que no se puede aplicar la metodología científica — que es demasiado complejo, demasiado subjetivo. Tonterías. Ardea Skybreak señala precisamente lo contrario: debido a la complejidad de la sociedad humana, se necesita tanto más un enfoque científico.

El materialismo contra el idealismo

El meollo del asunto es la materia. Toda la realidad, incluidos los procesos de nuestra conciencia, tiene lugar por medio de la materia en movimiento. Nuestras ideas son reflejos de la realidad material objetiva y pueden tener un impacto en la realidad objetiva. Y eso es una razón por la cual podemos saber que la realidad existe objetivamente.

En la filosofía, esto se refleja en dos modos de pensar: el materialismo contra el idealismo. El materialismo —el materialismo dialéctico— significa que nuestra concepción del mundo surge de un conocimiento fundamental de que todo existe como materia — materia que constantemente cambia, que siempre está en movimiento, se mueve por medio de la contradicción. Y esto está en contraposición al idealismo filosófico — el punto de vista de que, como Avakian escribe en El comunismo nuevo,

[L]a realidad es una extensión de las ideas— las ideas en la mente de los individuos. Por ejemplo: “Tal vez esto no exista para usted, pero sí existe para mí”. Escuchamos constantemente cosas así, este relativismo: “Bien, tal vez eso sea su verdad, pero mi verdad dice algo diferente. Quizá Dios no exista para usted, pero Dios definitivamente existe para mí”. ¡No! Si es que dios existiera, pues dios existiría para todos.

Avakian enfatiza que importa “no sólo qué piensa la gente, sino en lo aún más fundamental, su manera de pensar ― y su manera de ‘abordar al mundo’”. Además, que esto es tema de fuerte contienda no sólo en la sociedad estadounidense y en el mundo, sino “también específicamente entre muchas personas quienes dicen que buscan algún cambio ‘progresista’ o radical e incluso entre muchas personas quienes proclaman que son ‘comunistas’”. Desafortunadamente, semejantes enfoques idealistas del cambio social, y de la revolución, resultan en un enfoque del tipo religioso que ve que el arco de la historia siempre se incline hacia el progreso, o lo que ha prevalecido demasiado entre los comunistas, que el comunismo sea inevitable. Tales puntos de vista privan a las personas de la capacidad de reconocer la realidad ante la cual de hecho se encuentran, actuar sobre ella, y transformarla.

El relativismo contra un enfoque científico de la realidad

Los “hechos alternativos”, estar bajo la guía de las narrativas y no lo que es la verdad concreta, alcanzan lo absurdo y también lo mortalmente peligroso con Trump y todo su régimen: “Tuve la multitud más grande en mi inauguración… Los mexicanos son criminales y violadores… Todos los musulmanes son terroristas potenciales… el cambio climático es una patraña” — mentiras peligrosas, pero con el respaldo de Fox Media y el poder del estado.

¿Qué tan diferente es esto, en un sentido metodológico, a la declaración de Obama de que el problema ante los jóvenes negros es que no asumen la responsabilidad personal y que deben subirse los pantalones? ¿De veras? ¿Esto es la causa de la opresión del pueblo negro? No. Y creerlo porque Obama lo dijo como el primer presidente negro, no hace que sea verdad, sino que sea más peligroso.

Además, este relativismo es tan común en las universidades, en la política de identidad: un modo de pensar donde se determina la validez de las ideas expresadas a base de quién las expresa y si dicha persona es o no es la persona más oprimida en el salón. Los comunistas también hemos tenido un variante de esto: de que los obreros o los más oprimidos tengan un conocimiento especial de la verdad. Bueno, a veces sí es cierto que los que han experimentado una vida debajo de la bota más cruel de este sistema quizás estén más dispuestos a acercarse hacia la revolución, pero su posición social en sí no les da un conocimiento de cómo funciona la sociedad, ni de la teoría, la estrategia y los programas para transformarla. Otro ejemplo, demasiado común en las universidades, es que si se expresa una verdad que incomoda y si esto molestara a alguien, pues se tendría que crear un espacio seguro donde se prohíba esta intrusión de la verdadera brutalidad del mundo real.

O, en los movimientos sociales de resistencia se corea esta consigna en las protestas: “El pueblo unido jamás será vencido”. ¿Esto es verdad? No. Bob Avakian ha señalado que el pueblo se ha unido y ha sido vencido — en muchas ocasiones. Tanto porque sus adversarios eran más fuertes, como porque a veces por las deficiencias o los errores en la manera de dirigir la lucha. Sí, es bueno y necesario unir a la gente en torno a un conocimiento correcto de la realidad y una estrategia y un plan que correspondan a ese conocimiento. Pero no es más que una verdad política aparentemente “útil” decir que “el pueblo unido jamás será vencido”. Es más, engaña.

Esto es un reflejo de lo que Avakian ha criticado como la epistemología populista — según la que lo que la mayoría de la gente cree en cualquier momento dado define lo que es verdad. La realidad al estilo Facebook, pulgar abajo.

El modo de pensar que niega que haya una realidad objetiva, de que sólo existe la experiencia subjetiva: “Tengo mi verdad y tú tienes la tuya”, deja a las personas sin capacidad de lidiar con los problemas monumentales ante la humanidad; deja a uno ciego para descubrir donde hay contradicciones agudas y profundas que hierven debajo de la superficie que quizás tengan el potencial para la lucha revolucionaria. Uno no podría actuar con convicción sobre ninguna cosa más allá de uno mismo.

Prevalece en el mundo académico que hasta declarar que hay una realidad objetiva es totalizante —es totalitario— porque no deja espacio para mis ideas. Algunas personas influenciadas por el posmodernismo dicen que los problemas de las revoluciones del siglo 20 surgieron de esa insistencia de que hay una realidad objetiva y una manera científica de conocer y transformar esa realidad.

Este relativismo —de que no existe ninguna verdad objetiva, de que no podemos actuar con ninguna certeza sobre lo que la verificación científica ha determinado que es verdad— es una tontería, pero no es solamente eso. Es incorrecto y dañino el constructo relativista de narrativas en contienda las que hay que juntar. ¿Es necesario desenmascarar, relatar, prestar atención y reparar la historia y la realidad actual que viven los pueblos oprimidos y marginados? Sí. Pero, lo que es verdad acerca de esa historia es verdad no solamente para ese grupo, sino que es parte de la historia de la humanidad y de sus causas y soluciones que se buscan en la realidad mayor, con una unidad forjada sobre esa base. El relativismo mantiene a todos y la lucha “en su propio carril”, los limita a pensar y actuar solamente sobre lo que les afecta; interrumpe el proceso necesario para conocer y cambiar el mundo entero.

Avakian señala en El comunismo nuevo que “todos los que son relativistas lo son hasta que algo les afecte de manera importante”. ¿Usted dejaría que su hijo se metiera a la calle en frente de un carro porque quién podría decir si el tráfico sea real para él o ella?

El relativismo de Trump y su mundo de hechos alternativos “útiles”, por un lado, y el relativismo que penetra y envenena a los movimientos de oposición, por el otro, son completa y diametralmente opuestos en el sentido moral — uno está del lado de aplicar con deleite la opresión, y el otro lucha contra la opresión y quiere un mundo más justo. Pero, los paralelos metodológicos de proceder de “su verdad”, o de la “realidad” de su grupo, de lo que sea útil para sí mismo y para su causa, su gente, su género —en el momento inmediato— desviará, y sólo puede desviar, de entender la raíz del problema ante la humanidad, y dejará al mundo como el horror que ya es.

Antes de concluir, ya que acabo de conectar de nuevo esta cuestión de epistemología a Trump, quisiera llamar la atención de ustedes a dos obras de BA: “La verdad sobre la conspiración derechista… y por qué Clinton y los demócratas no son la respuesta” y La guerra civil que se perfila y la repolarización para la revolución en la época actual, que no solamente revelan profundamente las raíces del fascismo en Estados Unidos, sino que son un ejemplo asombroso del enfoque científico de Bob Avakian.

Cuando uno le entra a El comunismo nuevo, cuando se adentra a la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, y otras obras, verá que él no sólo propugna un enfoque científico de la realidad y de hacer la revolución, sino que, en lo que es un verdadero cambio de las reglas del juego, Bob Avakian abre brecha creando un nuevo marco para la manera en que las masas de personas pueden ejercer y aplicar la ciencia a la sociedad, al crear un movimiento hoy y una sociedad futura para desencadenar al máximo la creatividad, efervescencia, experimentación y disentimiento, a base de un núcleo sólido de entendimiento, como elemento integral para hacer avanzar las metas y objetivos de la revolución para emancipar a la humanidad.

Voy a concluir con esta cita del manual para la revolución, Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian, la cita que salió en el volante promocional. Esta cita sirve como cierta concentración del adelanto cualitativo en la epistemología científica de la nueva síntesis y también resalta por qué es tan integral para la liberación de la humanidad. Con lo mucho que la gente del mundo enfronta, tenemos la suerte de contar con esta obra, esta dirección y este Instituto en este momento. Espero que esta cita también sirva para prender nuestra discusión.

Para que la humanidad avance más allá de un estado en que “no hay razón como la del bastón” —y en que en última instancia la situación se reduce a las relaciones de poder bruto—, se requerirá, como elemento fundamental de este avance, un enfoque hacia el conocimiento de las cosas (una epistemología) que reconoce que la realidad y la verdad existen objetivamente y no cambian en conformidad con (ni dependen de) diferentes “narrativas” y cuánta “autoridad” tenga una idea (o “narrativa”) ni de cuánto poder y fuerza se pueda ejercer en nombre de cualquier idea o “narrativa” particular en cualquier momento dado.

 

1. “Un ‘salto de fe’ y un salto al conocimiento racional: Dos saltos muy distintos, dos concepciones del mundo y métodos radicalmente diferentes”. [regresa]

 

Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.