El feo feminismo imperialista una vez más alza la testa

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Al negociar Estados Unidos con el Talibán la retirada gradual de las fuerzas armadas estadounidenses de Afganistán, el New York Times reporta que en Estados Unidos, algunas feministas y defensores de derechos de la mujer, como Eleanor Smeal de la Mayoría Feminista, están suplicando al Congreso para que haga que el régimen de Trump y la ONU incluyan los derechos de las mujeres afganis en la agenda de las negociaciones de “paz” con el Talibán.

En febrero, Smeal había firmado conjuntamente una carta al New York Times en oposición a una retirada inmediata estadounidense, diciendo que “…resultará en la muerte y el abuso de cientos de miles de mujeres, entre ellas una nueva generación de mujeres educadas que han asumido posiciones de liderazgo en el comercio y el gobierno”1.

Veamos lo que ocurrió en la primera ronda de esto, de suplicar y apoyar a la clase dominante estadounidense, sobre el tema de los derechos de las mujeres afganis:

A unos días de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el régimen de Bush empezó a poner en la mira al Talibán en Afganistán. Como parte de eso, lanzó lo que el New York Times describió como “una ofensiva internacional poco usual” para “divulgar la difícil situación de las mujeres en Afganistán”2 con tal de justificar la guerra que Estados Unidos estaba a punto de lanzar.

Unos funcionarios de alto nivel de la administración de Bush empezaron a cortejar a las feministas estadounidenses que desde hace tiempo habían criticado a los abusos del Talibán contra las mujeres3. “La Casa Blanca (que acababa de eliminar la oficina de ‘iniciativas’ por la mujer) empezó a ponerse en contacto con las organizaciones pro derechos de la mujer y pedirles que buscaran ‘puntos de coincidencia’ con el gobierno el cual les había dado la espalda desde su toma de posesión”, escribió la autora Susan Faludi4.

Muchas feministas estadounidenses mordieron el anzuelo. Unos días después de que los bombarderos B-52 estadounidenses empezaron a aporrear a Afganistán el 7 de octubre de 2001, unas feministas prominentes elogiaron al régimen de Bush por “tomar acción”. Por ejemplo, Smeal, que en ese entonces encabezaba la Mayoría Feminista, declaró en audiencias del congreso sobre el estatus de las mujeres en Afganistán: “Tenemos un verdadero impulso ahora en la campaña para restaurar los derechos de la mujer”. La organización circuló una petición que agradecía al régimen de Bush por supuestamente promover los derechos de la mujer en Afganistán5.

El 24 de mayo de 2002, 20 feministas y organizaciones de la mujer de renombre —que incluían a la Mayoría Feminista de Smeal, Gloria Steinem, Eve Ensler, Meryl Streep, la Organización Nacional de Mujeres y otras— publicaron un “Llamado a George W. Bush, Presidente de Estados Unidos” en el New York Times. El llamado instó a Bush a “cumplir su promesa” de mandar más tropas y ayuda a Afganistán para “proteger las vidas y asegurar el futuro de las mujeres afganis”. Declaró que las mujeres estadounidenses habían apoyado a la guerra en Afganistán “en gran parte porque creían sus promesas de que liberaría a las mujeres afganis del abuso y la opresión… La guerra contra el terrorismo solamente tendrá éxito si la lucha para la paz y la democracia tiene éxito”6.

Una “hoja de parra” para la guerra — una cruel realidad para las mujeres y el pueblo de Afganistán

Como escribió Susan Chira del New York Times este fin de semana:

Las mujeres afganis nunca estaban al centro de los intereses estratégicos estadounidenses, dijo Barnett Rubin, un experto sobre Afganistán de la New York University que trabajaba sobre temas afganos en la administración de Obama. Los objetivos militares están en primer lugar.

“Se hacen cosas para las personas con tal de obtener un ambiente permisivo que ayuda a la operación militar7. [énfasis nuestro]

Ahí lo tienen: una figura de la clase dominante estadounidense que se dedica a la seguridad nacional está declarando, tan claro como el agua, que la preocupación por las mujeres afganis no era más que “una hoja de parra, una manera de hacer más aceptable la intervención militar ante los ojos del público estadounidense, mediante fotos de niñas que asisten a la escuela”, dijo Chira, expresando el sentimiento de una activista afgani pro derechos de las mujeres.

Los llamados al régimen de Bush de parte de defensores estadounidenses de derechos de la mujer, pese a su sinceridad e intención, se basaban en una visión de la realidad completamente patas arriba y la reforzaban. Bob Avakian va al meollo del asunto:

La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. (Lo BAsico 1:3)

Los imperialistas estadounidenses no solamente son incapaces de desarraigar las opresivas relaciones económicas y sociales tradicionales de Afganistán, como el patriarcado y la cultura reaccionaria y las restricciones religiosas de la Edad de las Tinieblas — sino que nunca tuvieron la intención de hacerlo. Su objetivo era extender la dominación estadounidense, con medios consecuentes con eso.

En su discurso de 2006, Forjar otro camino, Bob Avakian expone claramente los motivos imperialistas detrás de la guerra estadounidense. Y, al perseguir esos objetivos, Estados Unidos formó alianzas con fundamentalistas islámicos pro-estadounidenses, milicias reaccionarias y caciques feudales en Afganistán que representaban las mismas relaciones opresivas que el Talibán representaba. Y por eso, no servía a los intereses de los imperialistas estadounidenses desarraigar las relaciones opresivas que mantienen a las mujeres en cadenas. De igual manera, Estados Unidos ha respaldado firmemente a la monarquía saudí, un importante aliado estratégico, que llevan décadas reforzando leyes y reglamentación medievales contra las mujeres.

¿Qué es el resultado de todo esto para las mujeres afganis? A pesar de unos pocos cambios cosméticos a su estatus jurídico formal, las mujeres afganis siguen enjauladas en relaciones y restricciones islámicas tradicionales opresivas. De muchas maneras, la situación de las mujeres es mucho peor que nunca.

La constitución adoptada por la nueva “República Islámica de Afganistán” pro estadounidense en 2003 consagró la sharia (ley islámica) que configura de manera igual la vida en Afganistán — en otras palabras, el privilegio masculino y el patriarcado brutales y opresivos. En 2009, este régimen respaldado por Estados Unidos trató de aprobar una ley que legalizara el “derecho” de un esposo de violar a su esposa, hasta que la indignación internacional lo obligó a retroceder. Y, en 2014, el régimen intentó aprobar otra ley que permitiría a los hombres abusar de parientes femeninas y violarlas8.

Unos dos tercios de las niñas afganis no asisten la escuela y el 87 por ciento son alfabetos9. Al menos el 70 al 80 por ciento de ellas están sometidas al matrimonio forzado, muchas de ellas antes de los 16 años de edad. Afganistán tiene uno de los índices de mortalidad materna más altos del mundo10. Casi el 90 por ciento de las mujeres afganis son víctimas del abuso doméstico11.

El apoyo de las feministas estadounidenses a la guerra estadounidense contribuyó a legitimar no solamente estos horrores en Afganistán sino la “guerra contra el terror” mundial en conjunto — lo que en realidad es una guerra del imperio que ha hecho que se derramaran ríos de sangre de millones de personas en todo el mundo.

Por horripilantes que sean estas realidades, el Talibán —como una fuerza fundamentalista islámica aún más reaccionaria— representa algo potencialmente más grotesco. Ahora, con las negociaciones estadounidenses con el Talibán en plena marcha, el régimen de Trump ha descartado las bondades y las “hojas de parra” y ni siquiera menciona los derechos de las mujeres. Sin embargo, al parecer, personas como Eleanor Smeal están saliendo a la palestra de nuevo, suplicando al congreso y a la ONU a que se opongan a la retirada inmediata de Estados Unidos, al mismo tiempo que los imperialistas estadounidenses han puesto y continúan poniendo en claro sus objetivos y medios.

Lo que las mujeres de Afganistán están enfrentando es un horroroso crimen contra la humanidad, y un crimen de este sistema — y toda persona de conciencia debe tomar parte en oponerle resistencia, en Estados Unidos, en Afganistán y por todo el mundo. Pero, todos los esfuerzos por hacer esto con súplicas a los mismos poderosos que gobiernan e imponen este sistema contribuyen más a esto y perpetúan estos horrores.

El artículo del New York Times cita a otro experto en materia de la política hacia Afganistán, que dijo: “Las mujeres eran los peones en el juego en 2001. Y ahora lo son de nuevo”.

Esto es y seguirá siendo la realidad horrorosa… que sigue y sigue… siempre que el capitalismo-imperialismo dominado por Estados Unidos mantenga y ejerza su monstruosos colmillos clavados en el mundo. Lo que hace falta es barrer con todo esto a la mayor brevedad posible con una revolución REAL.

 


1. Carta: “Should the U.S. Pull Out of Afghanistan” (¿Estados Unidos debe retirarse de Afganistán?), New York Times, 7 de febrero de 2019.  [volver]

2. “A NATION CHALLENGED: SHAPING OPINION; First Lady to Speak About Afghan Women” (RETO A UNA NACIÓN: MOLDEANDO LA OPINIÓN; Primera Dama hablará sobre las mujeres afganis”), New York Times, 16 de noviembre de 2001. La campana del régimen de Bush incluyó un discurso radial nacional el 17 de noviembre por Laura Bush, en el cual ella declaró que la guerra era “también una lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres”, y apariciones por un desfile estelar de criminales de guerra, desde el vicepresidente Dick Cheney hasta el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el secretario del Estado Colin Powell.  [volver]

3. En los años 1980, Estados Unidos armó y organizó a los combatientes muyahidines y ayudó a crear Al Qaeda y el Talibán. Bajo el gobierno del Talibán en los años 1990, al cual Estados Unidos apoyó de ciertas maneras, prohibieron que las mujeres estudiaran y trabajaran. No les permitieron salir de la casa sin la compañía de un pariente masculino ni salir en público sin usar el burka. A las mujeres que desafiaban las leyes represivas del régimen, en público las azotaron o las ejecutaban.  [volver]

4. T. Redtree, “La hipocresía de los ‘feministas recién llegados’ y la agenda peligrosa de David Horowitz”, revcom.us, 21 de octubre de 2007.  [volver]

5. Smeal también declaró: “No hay manera de eliminar el terrorismo y establecer una sociedad civil ahí sin la inclusión de las mujeres”. Testimonio en el Congreso de E. Smeal sobre la difícil situación de las mujeres afganis - Primera parte, Segunda parte, Mayoría Feminista, 10 y 11 de octubre de 2001.  [volver]

6. “Appeal to George W. Bush, President of the United States” (Llamado a George W. Bush, Presidente de Estados Unidos), Equality Now [Igualdad Ahora], 24 de mayo de 2002; vea también, “Women Leaders Call for Expansion of International Peace Troops and More U.S. Funds to Restore the Rights of Afghan Women” (Líderes femeninas piden expansión de tropas internacionales por la paz y más fondos estadounidenses para restaurar los derechos de las mujeres afganis), Mayoría Feminista, 8 de abril de 2002.  [volver]

7. Susan Chira, “Women Here Are Very, Very Worried” (Las mujeres aquí están muy, muy preocupadas), New York Times, 22 de marzo de 2019.  [volver]

8. “A law that would permit Afghan men to hurt and rape female relatives” (Una ley que permitiría que los hombres afganis maltraten y violen a parientes femeninas”, Guardian, 6 de febrero de 2014.  [volver]

9. Afganistán: Niñas luchan por su educación, Human Rights Watch.  [volver]

10. Afghanistan’s maternal mortality rate addressed at national health conference (Hablan del índice de mortalidad materna en Afganistán en conferencia nacional de salud), USAID [Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional], 6 de abril de 2017.  [volver]

11. Afghanistan is Failing to Help Abused Women (Ausente la ayuda del gobierno de Afganistán a las mujeres maltratadas), Foreign Policy, 1º de mayo de 2015.  [volver]

 


Zahra fue golpeada por su esposo. Luego, una noche él le vertió ácido en la cara delante de sus hijos. Ella está recibiendo tratamiento en un hospital de Kabul. (Foto: TOLOnews.com)

“La opresión de las mujeres y las relaciones opresivas de género” (en inglés)”

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Casi el 90 por ciento de las mujeres afganis son víctimas del abuso doméstico. En la imagen, Khatera, quien fue violada por su padre, se llevó a sus hijos a vivir con su madre en una “casa segura”. (Foto: RAWA

“Crees que caminas con los ojos bien abiertos...
Pero caminas dormido en una pesadilla —

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