Trece formas en que los fascistas trumpista-pencistas han maniobrado para apretar su control en tan sólo el último mes

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Las acciones del régimen de Trump y Pence, y las fuerzas fascistas asociadas a él al nivel de los estados, han venido avanzando hacia adelante últimamente con la fuerza de una monstruosidad inexorable. Como señala la definición de dos párrafos del fascismo que acompaña a este artículo: “si bien es probable que se movilice rápidamente para hacer cumplir ciertas medidas represivas para consolidar su gobierno, lo que es posible ver estudiando los ejemplos de la Alemania nazi y de la Italia bajo Mussolini, también es probable que un régimen fascista implemente su programa general por etapas y además, trabaje en varios momentos de asegurar a la población o a ciertos sectores de la población de que evitarán los horrores, siempre que aceptan calladamente y no protestan ni se resisten cuando la situación siembre terror entre otros y los pone en la mira de la represión, la deportación, la ‘conversión’, la prisión o la ejecución”.

Los 13 puntos siguientes dejan en claro que quizás estemos viviendo una etapa de rápido avance fascista. Estos deberían sonar con la urgencia de una alarma que convoque a la gente a apagar un incendio furioso.

Uno: Asaltos a los pesos y contrapesos y el estado de derecho para centralizar el poder sin freno en manos de Trump. Trump continúa con una purga masiva del gobierno de los testigos y denunciantes que sacaron a la luz las acciones ilegales que llevaron a su destitución, incluido el muy reciente despido de Michael Atkinson. Atkinson fue el inspector general de la comunidad de inteligencia que remitió la queja del denunciante que condujo a la impugnación de Trump.

El despido de Atkinson fue parte de un ataque general a los inspectores generales. El papel de estos inspectores generales es poner al descubierto el fraude, la mala conducta y las acciones ilegales, y para ello han tenido un cierto grado de independencia del poder ejecutivo. Trump también ha dejado de lado al inspector general designado para supervisar el recién aprobado paquete de ayuda para el coronavirus de 2 mil millones de dólares. En su lugar, Trump designó al abogado de la Casa Blanca y lealista Brian Miller como inspector general especial para la recuperación de la pandemia. En una declaración hecha al firmar el proyecto de ley general, Trump agregó como “declaración de firma” que no aceptaría disposiciones en el proyecto de ley en el sentido de que el Congreso pudiera supervisar la nueva ley. Esto significa que Trump podría usar el dinero asignado para fortalecer a aquellos del campo fascista y debilitar a aquellos que se oponen al régimen. Trump también despidió a Glenn Fine, el “perro guardián” en jefe que supervisa a un panel de inspectores generales que a su vez supervisan el paquete general de estímulos1.

El 6 de abril, Trump condenó a otro inspector general por un informe que describía con vívidos detalles la escasez de equipo que enfrentan los hospitales de Estados Unidos. Decía que los trabajadores médicos estaban “tratando de confeccionar su propio desinfectante con productos químicos hospitalarios, quedándose sin papel higiénico y comida, y tratando de conseguir máscaras faciales en los salones de uñas”. Las conclusiones del informe se extrajeron de entrevistas directas a los profesionales de la salud de “323 hospitales en 46 estados” y territorios que actualmente intentan contener el brote, pero Trump declaró que estaban “simplemente equivocados” y dijo que el informe era “otro expediente falso”. También atacó a la integridad de la inspectora general, afirmando que era una persona “nombrada por Obama”, cuando en realidad ha trabajado en las tres administraciones anteriores a la de Trump, entre las que se encontraba la de George W. Bush, un republicano2.

Dos: Supresión de votantes y amaño de elecciones con el fin de asegurar a perpetuidad el gobierno republicano minoritario, incluso en las próximas elecciones presidenciales*. Se habían programado las elecciones primarias para el 7 de abril en Wisconsin. En vista de que el gobierno ha venido reconociendo cada vez más la virulencia de la pandemia de la Covid-19, la mayoría de los estados han pospuesto las elecciones programadas anteriormente. Pero Wisconsin actuó de manera diferente, y la forma en que esto ocurrió presenta grandes peligros para la integridad del proceso electoral. (*Dando por sentado que en efecto se celebren las elecciones del 2020.)

La semana anterior a las elecciones, cuando estaba claro que el voto en persona no sería sano dada la pandemia del coronavirus, el gobernador demócrata Tony Evers convocó a una sesión legislativa para proponer implementar una votación cien por ciento por correo postal o postergar las elecciones hasta junio. La mayoría republicana, que tiene un largo historial de descarada manipulación de distritos electorales y supresión de votantes, cerró la sesión antes de que se iniciara. Luego, Evers llevó el asunto a los tribunales y el 2 de abril el juez del tribunal de distrito William Conley se negó a postergar las elecciones, pero ordenó que se concediera un plazo adicional para que la gente pudiera emitir su voto por correo postal, o sea no tenía que llevar el matasellos del 7 de abril, porque se había recibido una “avalancha” de solicitudes de papeletas de última hora debido a la pandemia. Luego, el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos denegó una solicitud republicana para suspender (bloquear) el fallo de Conley, así que los republicanos apelaron urgentemente a la Corte Suprema de Estados Unidos.

El lunes 6 de abril, cuando se auguraba un caos electoral, el gobernador Evers emitió una orden ejecutiva que aplazaba las elecciones hasta junio para que el estado pudiera implementar el voto universal por correo postal. Pero la mayoría dominada por los republicanos del Tribunal Supremo del estado rápidamente la desestimó. Luego, el lunes por la noche, la Corte Suprema de Estados Unidos intervino, revocando la orden del juez Conley que permitía que las papeletas para votar por correo postal fueran selladas después del día de las elecciones. Esta intervención de último minuto puso patas arriba “la solución de sentido común que un juez federal había elaborado con el apoyo de los funcionarios que en realidad estaban encargados de llevar a cabo las elecciones”, escribió Linda Greenhouse, quien calificó la decisión de peor que la decisión de Bush contra Gore de 2000 que detuvo el conteo de votos y le dio el triunfo en esas elecciones a George W. Bush3.

Como mostraban las fotos de Wisconsin, la acción de la Corte Suprema obligó a las personas que querían votar a hacerlo en persona, a menudo con horas de espera en largas filas, especialmente en las grandes ciudades, donde muchas urnas estaban cerradas. En Milwaukee, sólo cinco de las 180 urnas estaban abiertas. Las personas que querían votar se veían obligadas a arriesgarse a contraer una infección, incluso con los mejores esfuerzos por implementar prácticas sanas. Muchos de los que tenían miedo, estaban enfermos, eran mayores o tenían problemas de salud probablemente se quedaron en casa.

El voto en persona durante esta pandemia representa una amenaza especial para los negros. La población negra del estado, concentrada en Milwaukee y otras ciudades más grandes, es objeto de un impacto desproporcionado: constituyen el 40 por ciento de las muertes por el coronavirus registradas en el estado, a pesar de que constituyen tan sólo el siete por ciento de la población4.

En Georgia, Texas y Carolina del Norte se han realizado otros esfuerzos por suprimir la votación, entre ellos el cierre de urnas y el requisito de tener nuevas formas de identificación con fotografía (junto con el impacto continuo de la manipulación de los distritos). Todo ello indica la determinación de las fuerzas fascistas de mantenerse en el poder por cualquier medio necesario, incluida la intervención de la Corte Suprema, la supresión masiva de votantes y otros trucos sucios, tal vez “justificados” por la pandemia de la Covid-19. Trump se ha opuesto boconamente a la votación por correo postal, eructando: Si se amplía la votación anticipada y el voto por correo postal, “nunca más se elegiría a un republicano en este país”5.

Tres: Declarar un “Estado de Emergencia”, sentando las bases para ampliar muchísimo el poder ejecutivo sin frenos. El 13 de marzo, Donald Trump declaró que el “brote de la Covid-19 en Estados Unidos constituye una emergencia nacional”, cacareando: “Tengo derecho de hacer muchas cosas de las cuales la gente ni siquiera está enterada”. El alcance de estos poderes es un secreto muy bien guardado, pero según Elizabeth Goitein y Andrew Boyle, en un artículo publicado en el New York Times, entre las medidas que los documentos de acciones de emergencia anteriores quizá hubieran autorizado se incluyen “la suspensión del hábeas corpus por el presidente (no por el Congreso, como se le asigna en la Constitución), la detención de ciudadanos de Estados Unidos que se sospechan de ser ‘subversivos’, los allanamientos e incautaciones sin orden judicial y la imposición de la ley marcial”6.

Cuatro: Eviscerar la reglamentación ambiental, acelerar el saqueo de la Tierra por parte del capitalismo. A finales de marzo, Trump desmanteló las normas de emisiones y de eficiencia en el uso de combustibles para los automóviles, “prácticamente deshaciéndose del mayor esfuerzo del gobierno por combatir el cambio climático”, según el New York Times. De promulgar este desmantelamiento de normas, “se permitiría que los automóviles que transitan por las carreteras estadounidenses emitieran casi mil millones de toneladas adicionales de dióxido de carbono durante la vida útil de los vehículos de lo que hubieran emitido bajo las normas de Obama y cientos de millones de toneladas adicionales de las que se emitirán bajo las normas que se están implementando en Europa y Asia”. Este es el último de “un esfuerzo de tres años para debilitar o deshacer casi 100 normas y reglamentos que habían limitado la contaminación industrial del smog, productos químicos tóxicos, gases de efecto invernadero y contaminantes del agua”7.

Cinco: Ataques continuos a los seguros médicos, los programas de ayuda pública y los sindicatos. Como el coronavirus ha azotado con más fuerza a los pobres y a los más oprimidos, el régimen de Trump y Pence sigue adelante con sus esfuerzos por endurecer las reglas sobre quién es elegible para recibir cupones de alimentos, lo que podría llevar a que unas 700.000 personas perdieran sus prestaciones. También sigue atacando a la atención de la salud y la Ley de Atención Asequible (ACA, u “Obamacare”), que ampara a millones de personas que antes no tenían ningún tipo de seguro médico. Esto incluye la prosecución de un caso en la Corte Suprema para destripar la ACA por completo. El 31 de marzo, la Casa Blanca anunció que los intercambios federales para adquirir la ACA, que se cerraron en diciembre de 2019 al final del período de inscripción, no se reabrirán para que las personas sin seguro obtengan cobertura de atención médica durante la pandemia8.

Mientras tanto, la Autoridad Federal de Relaciones Laborales emitió una norma antisindical poco difundida que facilita que los trabajadores federales detengan la retención de las cuotas sindicales, alegando que esta medida aumentaría los salarios durante esta crisis económica9.

Seis: Utilizar la pandemia como un pretexto para prohibir abortos. En todo Estados Unidos, han obligado a los médicos y a los hospitales a cancelar o postergar procedimientos electivos o no esenciales para poder conservar los escasos recursos sanitarios, incluido el equipo protector personal, y para limitar la exposición de los pacientes al virus. Pero Alabama, Iowa, Ohio, Oklahoma y Texas, todos bajo el mando de republicanos partidarios de Trump, han aprovechado la crisis para intentar prohibir el aborto designándolo “no esencial”, a pesar de que es uno de los derechos fundamentales más esenciales que tienen las mujeres y no es “electivo” en el sentido de que puede postergarse. Esto es una parte de la guerra fascista contra las mujeres y un intento de imponer una autoridad masculina patriarcal sin límites. Algunos grupos por el derecho a decidir han apelado estas prohibiciones y, al cierre de esta edición, hasta ahora los tribunales federales han permitido que se sigan practicando abortos en Alabama, Ohio y Oklahoma, y en Iowa se llegó a un acuerdo entre el estado y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) para permitir que las mujeres obtengan abortos quirúrgicos “esenciales”. No obstante, el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos ratificó la prohibición de Texas durante la pandemia10.

Siete: Encubrir el alcance de los daños que se están haciendo en las comunidades negras, latinas, indígenas y otras comunidades oprimidas más afectadas por la pandemia debido a la supremacía blanca. Este impacto asesinamente desproporcionado no puede combatirse si permanece oculto, y hasta ahora los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) se han negado a llevar a cabo su procedimiento normal de publicación de datos sobre el origen racial y la Covid-19, ni han requerido que los estados compilen dichos datos, ni han ordenado ayuda y asistencia especial. Esto pone en peligro muchas más vidas de todo un sector de la población que ya está en una gran desventaja de salud debido al sistema de supremacía blanca11.

Ocho: Oponerse a la liberación de los prisioneros y detenidos atrapados en potenciales campos de muerte. Trump ha declarado que se le opone, e incluso tratará de detener, la liberación acelerada de los prisioneros debido a las preocupaciones por el coronavirus. 2.3 millones de personas están presas en Estados Unidos, hacinadas en precarias condiciones sanitarias y sin posibilidad de practicar el distanciamiento social ni medidas preventivas. Trump ha emitido una potencial pena de muerte para miles de estos presos12.

Nueve: Bloquear las solicitudes de asilo y acelerar las deportaciones. El 20 de marzo, Trump ordenó que rechazaran de inmediato a todos los migrantes que se acercaban a la frontera con Estados Unidos, o que los enviaran de regreso si ya la hubieran cruzado, diciendo que propagan enfermedades. No habrá ni siquiera una pretensión de que se consideren las solicitudes de asilo. Los funcionarios del gobierno estadounidense afirmaron que esto no se aplicaría a los niños, pero salieron noticias de que a los “menores no acompañados” se les estaba negando la entrada. Esto significa que forzarían a miles de personas desesperadas a regresar a Centroamérica, a unas condiciones de violencia generalizada y una pobreza aplastante de las que intentaban huir, o a permanecer en campos de refugiados hacinados a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México13.

“Durante las últimas tres semanas, a prácticamente todas las categorías de migrantes sin papeles las han devuelto por los puertos de entrada legales a lo largo de la frontera sur o los han expulsado de inmediato después de ser aprehendidos por los agentes fronterizos; a la fecha en la crisis ha expulsado a 10.000 de ellos”, informa el Washington Post. “Entre ellos figuran menores que quizá hayan sido víctimas de trata y solicitantes de asilo, individualmente o en familias, que quizá fueran objeto de persecución en sus países de origen. Los tribunales en lo migratorio están suspendidos, los procedimientos de deportación han sido abandonados y el debido proceso es cosa del pasado”14.

El ICE dijo en marzo que buscaría alternativas a la detención y haría arrestos solamente en los casos “con una alta sensibilidad para la misión”, pero al día siguiente anunció que “continuaría priorizando el arresto y el retiro de delincuentes extranjeros y otros extranjeros que representen una amenaza a la seguridad pública, tal como siempre lo ha hecho durante la administración del Presidente @realDonaldTrump”15. (énfasis añadido.)

Diez: Promover el ultra chovinismo fascista, la supremacía blanca y el veneno de “Estados Unidos Ante Todo”, azuzando las tensiones internacionales y el racismo, en un momento en que la cooperación mundial es una necesidad de vida o muerte. Trump se ha jactado de cerrar fronteras y, hasta hace poco, insistió en referirse a la Covid-19 como la “gripe china”, con una repetida defensa de su uso de este término científicamente ignorante (los virus no tienen “nacionalidad” y la Covid-19 no es una “gripe”). Esto ha contribuido a un ambiente de racismo antiasiático y ha avivado los ataques físicos contra los chinos y otras personas de ascendencia asiática. El régimen se ha negado a movilizar a los expertos médicos y la asistencia sanitaria a los puntos calientes en todo el mundo, y Trump ha mentido, atacado y amenazado con recortar los fondos de su gobierno para la Organización Mundial de la Salud, así contribuyendo a las muertes en todo el mundo. El régimen de Trump y Pence ha fomentado una despiadada competencia en busca de suministros médicos de vida o muerte con otros países, incluso fue al extremo de ofrecer mil millones de dólares a una empresa farmacéutica alemana por los derechos de una vacuna para la Covid-19 que estaban desarrollando. El acuerdo iba a ser exclusivo, en otras palabras, “únicamente para Estados Unidos”. Para colmo, el régimen ha seguido librando una guerra económica contra Irán en forma de “sanciones económicas”, lo que en la práctica ha implicado privarle de medicamentos y medicinas que se necesitan desesperadamente para la población de Irán16.

Once: Convertir las reuniones informativas sobre la pandemia en plataformas para el fascismo trumpista. Estas reuniones informativas, colmadas de mentiras, intimidaciones, ataques a la prensa y demás, no son simplemente esfuerzos por encubrir las marranadas de Trump, trucos publicitarios de reelección o fanfarronería impulsada por el ego. Son elementos asesinamente serios y mortíferos del impulso del régimen para engañar a la gente, pretextar acciones e inacciones asesinas, satanizar a la oposición dentro de la propia clase dominante y consolidar el fascismo. Hace poco, el régimen le dijo a la CNN que los doctores Fauci y Blix no podían aparecer a menos que la CNN transmitiera los desvaríos diarios de Trump17.

Doce: Encarnar el mensaje de que todo el poder descansa en las manos del gran Führer Trump. “Según se informa, el presidente quiere tener su propia firma en los cheques de estímulo a los estadounidenses, lo que también quizá vaya en contra de la ley”. (Noah Bookbinder, director ejecutivo de Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, en una columna de opinión del New York Times del 6 de abril.)18

Trece: Las siniestras maniobras del procurador general Barr a favor de la posibilidad de utilizar la epidemia del coronavirus para restringir los derechos básicos. Como señalamos en un artículo de esta semana, las propuestas provenientes del Departamento de Justicia facilitarían que los jueces federales “pusieran en pausa” los procesos judiciales que afecten “cualquier estatuto o reglamento de los procesos que afecte de otra manera los procedimientos previos al arresto, posteriores al arresto, previos al juicio, el mismo juicio y posteriores al juicio en los procesos penales y juveniles y todos los procesos y procedimientos civiles”. Como dice otro artículo de la semana pasada en inglés: “Varios abogados defensores y abogados de derechos civiles han respondido con alarma a estas propuestas, lo que hace temer que tales medidas podrían erosionar fuertemente los derechos de los acusados a un juicio expedito. En resumen, se trata de un plan que podría utilizarse para encarcelar a las personas indefinidamente, sin ningún recurso legal”19.

Se trata de un mensaje claro: este régimen no sólo representa un peligro inmediato para la humanidad, sino que, lejos de frenar su ritmo de fascistización durante la pandemia, en realidad lo está acelerando.


1. Trump Proceeds With Post-Impeachment Purge Amid Pandemic, New York Times, 4 de abril de 2020; Trump removes independent watchdog for coronavirus funds, upending oversight panel, Politico, 7 de abril de 2020.  [volver]

2. The Coronavirus Has Not Halted Trump’s Power Grab, The Atlantic, 8 de abril de 2020.  [volver]

3. Linda Greenhouse, The Supreme Court Fails Us, New York Times, 9 de abril de 2020; Jamelle Bouie, Trump Wants 50 Wisconsins on Election Day - The G.O.P. has turned voting in person into a death threat, New York Times, 10 de abril de 2020; véase también, Paul Krugman, “American Democracy May Be Dying, New York Times, 9 de abril de 2020.  [volver]

4. Why Wisconsin Republicans Insisted on an Election in a Pandemic, New York Times, 8 de abril de 2020.  [volver]

5. Why Republicans Are So Afraid of Vote-by-Mail, New York Times, 8 de abril de 2020.  [volver]

6. Trump Has Emergency Powers We Aren’t Allowed to Know About, New York Times, 10 de abril de 2020.  [volver]

7. U.S. to Announce Rollback of Auto Pollution Rules, a Key Effort to Fight Climate Change, New York Times, 31 de marzo de 2020.  [volver]

8.  Tienen las manos empapadas de sangre: Diez cosas que Trump y su régimen han hecho y dicho que están haciendo más mortífera la pandemisa del coronavirus, revcom.us, 11 de abril de 2020.  [volver]

9. Under the Virus’s Cloak, Trump Pursues Long-Sought Policies, New York Times, 20 de marzo de 2020.  [volver]

10. No halt to culture wars during coronavirus outbreak, Associated Press, 9 de abril de 2020; Every State That’s Tried to Ban Abortion Over the Coronavirus, TheCut.com, 7 de abril de 2020.  [volver]

11. Savage Oppression of Black People Showing up in Disproportionate Coronavirus Deaths, revcom.us, 7 de abril de 2020: “De inmediato hay que compilar y divulgar las cifras sobre el origen racial y código postal de las personas infectadas con la Covid-19 a todos los departamentos sanitarios, hay que poner pruebas rápidas a la disposición de todos, y hay que focalizar las respuestas de emergencia en las comunidades más golpeadas”.”  [volver]

12. Tienen las manos empapadas de sangre: Diez cosas que Trump y su régimen han hecho y dicho que están haciendo más mortífera la pandemia del coronavirus, revcom.us, 11 de abril de 2020.  [volver]

13.  Comunicado #3 de los Revcom: El coronavirus y los ataques a los inmigrantes: ¡Nos hace falta una revolución!, revcom.us, 23 de marzo de 2020.  [volver]

14. “Trump uses the pandemic to overturn decades of U.S. asylum law and rules,” Washington Post, 12 de abril de 2020.  [volver]

15. Immigration chief on thin ice for adopting Obama’s stance during crisis, Politico, 26 de marzo de 2020.  [volver]

16. Tienen las manos empapadas de sangre: Diez cosas que Trump y su régimen han hecho y dicho que están haciendo más mortífera la pandemia del coronavirus, revcom.us, 11 de abril de 2020; Medical Terrorism – American Style: U.S. Sanctions & Military Threats Escalate Iran’s COVID-19 Death Toll and Threaten the World, revcom.us, 6 de abril de 2020.  [volver]

17. White House reverses position after blocking health officials from appearing on CNN, CNN, 10 de abril de 2020.  [volver]

18. Noah Bookbinder, Trump Is Gutting Our Democracy While We’re Dealing With Coronavirus, New York Times, 6 de abril de 2020.  [volver]

19. La primera cita es de: Algunos apuntes iniciales sobre lo que enfrentamos: Los contornos, las contradicciones y las crisis, revcom.us, 15 de abril de 2020; la segunda cita es de:Trump’s Department of ‘Justice’ Proposes New Repressive Measures, revcom.us, 6 de abril de 2020.  [volver]

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El régimen de Trump y Pence ha fomentado una despiadada competencia en busca de suministros médicos de vida o muerte con otros países… Con una escasez de equipo protector, l@s enfermer@s del Hospital Elmhurst se protegen con bolsas de plástico para basura. (Foto: toma de pantalla de un vídeo del New York Post)
[balloon]: La escasez de equipo protector se realzó en esta imagen viralizada de un@s enfermer@s que se visten de bolsas de basura…


La gente hace fila para votar en la escuela secundaria Riverside durante las elecciones primarias en Milwaukee el martes 7 de abril de 2020. Los votantes hicieron fila para votar el martes en Wisconsin 7, ignorando una orden de quedarse en casa en medio de la pandemia del coronavirus para participar en las elecciones primarias presidenciales del estado. (Mike De Sisti / Milwaukee Journal-Sentinel vía AP)


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2.3 millones de personas están presos en Estados Unidos, hacinadas en precarias condiciones sanitarias y sin posibilidad de practicar el distanciamiento social ni medidas preventivas. Trump ha emitido una potencial pena de muerte para miles de estos presos. En la imagen: unos presos en condiciones hacinadas en el Centro Correccional Easterling, 25 de febrero de 2020. (Foto: Departamento de Correcciones de Alabama)


El 20 de marzo, Trump ordenó que rechazaran de inmediato a todos los migrantes que se acercaban a la frontera con Estados Unidos, o que los enviaran de regreso si ya la hubieran cruzado, diciendo que propagan enfermedades. En la imagen: migrantes solicitantes de asilo obligados a volver a México por la frontera sur. (Foto: AP)

 

 

 

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