Una defensa mezquina y colaboracionista del fascismo de Trump: Sobre el inescrupuloso ataque de Gary Leupp en Counterpunch
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Nota de la redacción: El 13 de agosto, Counterpunch publicó “The RCP, Fascism, and Chairman Bob’s Endorsement of Biden for President” [El PCR, el fascismo y el respaldo del presidente Bob a la candidatura de Biden] de Gary Leupp, un ataque a la declaración de Bob Avakian, SOBRE LA SITUACIÓN CRÍTICA INMEDIATA, LA URGENTE NECESIDAD DE EXPULSAR AL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE, VOTANDO EN ESTAS ELECCIONES, Y LA NECESIDAD FUNDAMENTAL DE LA REVOLUCIÓN. Lo siguiente es una respuesta a Leupp.
La apología, o defensa, que Gary Leupp hace del fascismo de Trump en el sitio web Counterpunch es intelectualmente deshonesta, moralmente despreciable y peligrosamente dañina. Cinco anotaciones al respecto:
* Leupp alega que Trump es demasiado incompetente para ser un fascista. Falso. Si bien Trump puede decir muchas cosas estúpidas, ahora ha reunido un eficiente equipo de fascistas y ha “cumplido” gran parte de la agenda fascista.
Leupp dice: “...Trump ha tenido cuatro jefes de gabinete (uno interino), uno de los cuales, John Kelly, lo llamó merecidamente ‘desquiciado’ e ‘idiota’. Ha tenido cuatro secretarios de estado (dos interinos), de los cuales Rex Tillerson lo llamó ‘un maldito imbécil’. Ha tenido seis asesores de seguridad nacional (dos interinos), de los cuales Jim Mattis lo equiparó con un ‘alumno de quinto o sexto grado’”, y prosigue: “El tipo se ha mostrado incapaz de dirigir la Casa Blanca, mucho menos podrá imponer el estado de sitio o un Nuevo Orden”.
Contrario a lo que cree Leupp, esto es precisamente una expresión del enfoque radical adoptado por Trump —su puerta giratoria para el personal que no estuviera suficientemente preparado o dispuesto a romper las normas de la democracia burguesa liberal como lo requiere el fascismo o a implementar el programa y agenda fascista con gusto— ¡hasta que consiguió a la gente que sí lo está!
Leupp no menciona a Bill Barr, un procurador general fascista cristiano que está dispuesto a consagrar en ley la palabra de Trump y torcer la ley a voluntad de Trump; ni a Chad Wolf, el jefe de Seguridad Nacional que está formando y reorganizando los cuerpos de seguridad federales como fuerzas paramilitares desplegadas en ciudades controladas por legisladores demócratas; ni a Ken Cuccinelli, el jefe del servicio de inmigración que ha formado y azuzado a miles de agentes de la Patrulla Fronteriza y el ICE al estilo de la Gestapo contra los inmigrantes, una escalada cualitativa documentada, por ejemplo, en la serie de Netflix Nación de Inmigración; ni a Mike Pompeo, su secretario de Estado fascista cristiano, adalid de la ultrachovinista política de Estados Unidos Ante Todo.
Se trata de la conformación de un gabinete fascista dispuesto a implementar el programa, para seguir las órdenes de Trump sin que sean restringidas por la ley o tengan oposición dentro de la sociedad o de otros sectores de la clase dominante. Es precisamente la salida de los conservadores y generales de carácter tradicional como Tillerson, Mattis y Kelly lo que revela más la misión fascista que determina el gabinete y el régimen.
La afirmación de Leupp de que Trump “se ha mostrado incapaz de dirigir la Casa Blanca, mucho menos podrá imponer el estado de sitio o un Nuevo Orden”, ¡muestra una ignorancia total y deliberada de lo que Trump y su régimen fascista ya han hecho! Contrástense las ilusorias ideas de Leupp con lo que Bob Avakian (BA) describe:
Ya hemos presenciado que Trump, en flagrante violación de los principios de la Constitución, despacha tropas de choque de ocupación, de diversos organismos del gobierno federal, para penalizar el disentimiento y suprimir a las personas que están protestando en Portland y otras ciudades, y para agravar el reino de terror contra las masas de personas en las comunidades marginales urbanas de Chicago y otras partes.
Además, realmente Trump ha llenado los tribunales federales con un ejército de jueces reaccionarios. Ahórrenos sus cacareos, Leupp.
* Leupp afirma que como Trump no es literalmente igual a Hitler en todos los aspectos, no representa ninguna amenaza. Falso de nuevo... absurdamente falso.
Leupp notifica que Trump tiene “legiones de potenciales partidarios entre los neonazis y los miembros del Ku Klux Klan”, pero inmediatamente nos tranquiliza diciendo que “éstos no constituyen un partido fascista disciplinado como los nacional-fascistas de Mussolini1 o los nacional-socialistas de Hitler”. Suponemos que los golpeadores fascistas que se movilizaron y manifestaron en todo el país, incluyendo en Stone Mountain, Georgia, y Kalamazoo, Michigan, este fin de semana en defensa de la Confederación esclavista y de la supremacía blanca abierta —o contra los legisladores demócratas en Michigan— simplemente no son “disciplinados”, aunque estén armados hasta los dientes con fusiles automáticos, vestidos con indumentaria de combate y respaldados por el más alto cargo gubernamental del país. Reciben apoyo de la policía y los cuerpos de seguridad, cuyos sindicatos apoyan abrumadoramente a Trump.
Leupp profetiza que “no se avecina un incendio del Reichstag ni una Noche de los cristales rotos”, refiriéndose a los críticos sucesos de la consolidación fascista en la Alemania NAZI con Hitler. Este es casi un caso de un manual de los ejemplos de Avakian de “…un rechazo arrogante de parte de aquellos que no podían ver, o no querían ver, la realidad y la trayectoria de este régimen; que desestimaban el peligro ignorando o restando importancia a muchas de las terribles cosas que este régimen ya había hecho; y que luego señalaron cualquier cosa que este régimen todavía no había hecho como una supuesta ‘prueba’ de que no haría semejantes cosas”.
Avakian prosigue:
Ahora, a esta hora crucial y tardía, tratar de “exageración alarmista” a la naturaleza fascista de este régimen y sus paralelos muy reales a los horrores perpetrados por anteriores regímenes fascistas — pues, eso quiere decir ignorar no sólo las lecciones vitales de la historia, sino también la realidad extremadamente peligrosa de la situación actual, lo que incluye lo que implica el hecho de que Trump —al cumplir su promesa con los fascistas cristianos— ha llenado las cortes, hasta la Corte Suprema, con legiones de fascistas cristianos y otros jueces de extrema derecha, quienes actuarán para “legitimar por ley” todo el horroroso programa del régimen fascista de Trump y Pence.
Leupp, en su ridícula adivinación de que “no se avecina un incendio del Reichstag ni una Noche de los cristales rotos”, posa como un oráculo de la serenidad en contra y frente a la preocupación y alarma generalizadas2 respecto al intento de Trump de posponer o robar las elecciones con una “sorpresa de octubre”. Hay preocupación de que convoque a sus golpeadores fascistas para permanecer en el poder en caso de una derrota electoral en el caso de que se celebren las elecciones. El coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe del estado mayor de Colin Powell, describió esta posibilidad, en el programa Real Time de Bill Maher, como conducente a “sangre en las calles”.
La apología del fascismo por parte de Leupp —de hecho, su facilitación y colaboración con el fascismo— sería un chiste si no fuera tan peligrosa, al minimizar el peligro de que el fascismo se consolide en Estados Unidos con el régimen fascista de Trump y Pence, y lo que está en juego para la humanidad. La diatriba de Leupp en un medio progresista tiene como fin “calmar a las masas” y racionalizar la parálisis y la inacción. De por sí, es moralmente ruin. Metodológicamente, al decir que un fenómeno histórico debe replicar al dedillo a otro, Leupp hace que sea imposible sacar lecciones de cosas con dinámicas similares que obvia y naturalmente difieren en ciertas particularidades.
* Leupp insinúa que Trump es una especie de pacifista secreto — a pesar de romper o retirarse de tres tratados en materia nuclear, intensificar las guerras de drones, asesinar a un general de un país con el que Estados Unidos no está en guerra, y otros actos agresivos sin precedentes.
Leupp afirma: “Mediante sus tuits rezuma diariamente misoginia, racismo e ignorancia. Pero, ¿qué pasa con la guerra? Trump (sin saber necesariamente lo que significan tales palabras) se proclama a sí mismo como el presidente ‘más militarista’ de la historia. Pero esto ha sido solamente palabras, nada de acción”.
Primero, hay que decir que mientras reduce la misoginia y el racismo de Trump a tuits y retórica, Leupp no dice ni una palabra sobre los millones de inmigrantes aterrorizados por los miles de agentes del ICE (la migra) contratados para limpiar a esta nación de los mexicanos, a los que Trump llamó en su anuncio de campaña “violadores”. Ni una palabra sobre sus programas y políticas contra las mujeres, contra el derecho al aborto y el control de la natalidad; ni sobre llenar el sistema judicial federal de fascistas cristianos.
En cuanto a que Trump es “solamente palabras, nada de acción” en lo militar y en la guerra, como se demuestra en el artículo de denuncia acompañante de Raymond Lotta, “La absurda y peligrosa fantasía de que Donald Trump no es belicista”, esta noción de que Trump es pacifista secreto sería tan sólo una farsa si no fuera tan peligrosa.
Trump se guía por su agenda de Estados Unidos Ante Todo con una retórica de “restaurar” la supremacía de Estados Unidos tras las supuestas “trampas” y aprovechamientos de parte de otras potencias, con una contundente necesidad y lógica subyacente. Ha incrementado el gasto militar incluyendo una nueva generación de armas nucleares, y se reportó que ha preguntado: “Si tenemos armas nucleares, ¿por qué no podemos usarlas?” Realmente es un intimidador demente con un dedo en el detonador nuclear, como lo ha llamado Avakian — un peligro especialmente acentuado a raíz de su retirada de los tratados de armas y la escalada de agresiones y amenazas de guerra contra Irán e incluso China. En cuanto a actos reales, ¿qué hay del rompimiento del acuerdo nuclear con Irán por parte de Trump, el aumento de las sanciones que ha causado un terrible sufrimiento a millones de personas y el descarado asesinato de Qasem Soleimani, el militar iraní de alto rango, lo que podría haberse convertido en una guerra total?3
* La definición del fascismo por Leupp: “ummm, es lo que yo digo que es... excepto cuando no lo es”.
Leupp pregunta: “¿Qué es el fascismo?…. Los fascismos generalmente buscan fusionar el poder corporativo y el poder estatal, suprimir la democracia, promover ideologías racistas y HACER LA GUERRA. Algunas personas dicen que el fascismo requiere un partido con una base en las masas, y un gobernante carismático. Mediante la discusión en clase [la que Leupp imparte] notamos cuáles aspectos del fascismo europeo podían reconocerse o no en Japón; lo que requiere cierto esfuerzo intelectual. Esto es lo que falta en el PCR”.
¡Tremendo chiste! A pesar de toda la palabrería sobre el esfuerzo intelectual, ¿ha leído Gary Leupp algo de lo que BA ha escrito sobre el fascismo desde hace décadas — no sólo sobre lo que es el fascismo, sino sobre cuáles son sus raíces y fuerzas impulsoras subyacentes, cuáles son sus formas y manifestaciones particulares en el Estados Unidos bajo el fascismo cristiano, que concentra la abierta supremacía blanca, misoginia y chovinismo pro estadounidense? Como botón de muestra, aquí va una introducción básica con algunas de las obras: Bob Avakian sobre: La necesidad de expulsar al régimen fascista de Trump y Pence y la necesidad fundamental de la revolución.
Pero volvamos a la definición de Leupp como criterio, y apliquémosla a este régimen:
- busca fusionar el poder corporativo y el poder estatal, VERIFICADO
- suprime la democracia, VERIFICADO
- promueve las ideologías racistas, VERIFICADO
Si se agrega el criterio de Leupp de hacer la guerra, lo que para él al parecer significa invadir a países, con esta lógica la Alemania NAZI no hubiera sido fascista sino hasta 1939 cuando Alemania invadió a Polonia, ni lo hubiera sido la Italia de Mussolini. Y la España de Franco4, que se quedó de brazos cruzados durante la guerra, ¡para nada pasaría la prueba!
En la declaración, Avakian dice: “... no se trata simplemente de algunas políticas horrorosas sino de una forma cualitativamente diferente de gobierno, basado en una brutal represión y violación de lo que se supone sean los derechos más básicos”. Como declara Avakian:
En todo lo que Trump está haciendo en la actualidad —lo que incluye sus llamamientos abiertos a echar por tierra fallos y precedentes de la Corte Suprema (por ejemplo, cuando él llama a prohibir el aborto y a castigar la quema de la bandera nacional de Estados Unidos), junto con sus repetidas violaciones de la ley y del debido proceso por ley y su insistencia en que él es la ley—, podemos ver la sombra amenazante de una dictadura fascista aún más abierta. Pues, eso es lo que es el fascismo: una dictadura abierta y agresiva, que pisotea y pervierte el estado de derecho, se apoya en la violencia y el terror, en nombre del sistema capitalista depredador y en tanto un esfuerzo extremo por lidiar con profundas divisiones sociales y crisis agudas (tanto en el país como en el escenario mundial). Y en las maniobras de la “Secretaria de Educación” de Trump, Betsy DeVos —en sí una fascista cristiana cuyo objetivo fundamental es reemplazar la educación pública y secular por escuelas basadas en el adoctrinamiento fundamentalista cristiano—, podemos ver los contornos de la versión del régimen de Trump y Pence de una “ideología (fascista cristiana) oficial”. Podemos reconocer la sombra amenazante de una situación en la que se requerirá que no sólo los niños escolares, sino todas las personas en la sociedad, juren lealtad a un Estados Unidos fascista cristiano blanco.
¿Qué hace que Leupp esté ciego a esta realidad? A pesar de todas sus invocaciones a la historia, ¡¿quizás Leupp tiene una tan arraigada fe al estilo del excepcionalismo estadounidense en la democracia burguesa liberal y sus instituciones que cree visceralmente que ello —el fascismo— no puede darse en Estados Unidos, y se queda fundamentalmente atrapado en los confines de la democracia burguesa con sus opciones?!
Quizás, incapaz de ver más allá de su propio atrapamiento en la lógica de las elecciones burguesas, Leupp parece estar malinterpretando que Bob Avakian esté presentando a Biden como mejor que Trump en los estrechos términos de esa contienda.
En realidad, al hablar de la necesidad de votar por Biden, Avakian afirma:
No se trata de que Biden o los demócratas representen algo “bueno”, o de que, en términos fundamentales, los demócratas sean “algo mejor” que los republicanos. Los dos partidos son partidos políticos de la clase dominante, y ninguno de sus candidatos representa nada “bueno” en el sentido más básico y esencial. Biden no es “mejor” que Trump, en ningún sentido importante — salvo que él no es Trump y no es parte de las maniobras para consolidar e imponer un gobierno fascista, con todo lo que eso supone.
Analizar estas elecciones desde el punto de vista de cuál candidato es “mejor” no capta lo verdaderamente profundo de lo que está en juego y las consecuencias potenciales de lo que eso supone. La realidad es que hay una —y únicamente una— cosa “buena” que podría resultar de estas elecciones: asestar una derrota contundente a Trump y al régimen fascista en su conjunto. Hacer eso crearía condiciones mucho mejores para seguir librando la lucha contra todo lo que representa el régimen de Trump y Pence y toda la opresión e injusticias de este sistema, y eso sería un gran regalo para la gente del mundo.
¡Pero Leupp no hace referencia a esto ni lo cita, y ningún lector de la diatriba de Leupp lo conocería!
* Leupp: no sólo está equivocado, sino que en el ámbito intelectual, es deshonesto e inescrupuloso.
La deshonestidad intelectual de Leupp se manifiesta fuertemente en su omisión total de cualquier referencia específica o de cualquier cita proveniente de la declaración de BA, SOBRE LA SITUACIÓN CRÍTICA INMEDIATA, LA URGENTE NECESIDAD DE EXPULSAR AL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE, VOTANDO EN ESTAS ELECCIONES, Y LA NECESIDAD FUNDAMENTAL DE LA REVOLUCIÓN, aunque afirma que su escrito es una refutación de la posición de BA. Leupp reduce toda la declaración de Avakian —que contiene un análisis exhaustivo de lo que enfrentamos bajo el régimen fascista de Trump y Pence y las venideras elecciones, y lo que hay que hacer— meramente a “votar por Biden”, una distorsión simplificada que Leupp comparte con los medios de comunicación fascistas y los reformistas socialdemócratas pequeño-burgueses cuyas visiones y horizontes se encogen cada vez más a medida que la historia se acelera.
Ningún lector de la diatriba de Leupp sabría de los enfáticos y repetidos llamamientos de Avakian a la resistencia política de masas para expulsar a este régimen, que están incluso al principio de la declaración de BA:
Si este régimen logra consolidar más su poder y dar saltos adicionales en la ejecución de sus objetivos horrorosos, eso resultará en un revés devastador para cualquier iniciativa de oponerse a la injusticia y la opresión, y muy probablemente conducirá a la brutal represión, e incluso la aniquilación, de los defensores de los derechos democráticos y los proponentes de toda reforma progresista con sentido, así como toda fuerza organizada que lucha por el cambio revolucionario fundamental.
En el sentido más esencial, la urgente necesidad de movilizar a las masas de personas en torno a la demanda de sacar a este régimen fascista no está en conflicto con el torrente de lucha de masas contra la supremacía blanca institucionalizada y el terror policial, u otros movimientos de masas contra los atropellos de este sistema, pero sí está en unidad básica con todas estas luchas y es crucial para éstas, y es posible y necesario entender todo esto, y construir todo esto, de una manera poderosa que se refuerza mutuamente.
Simplemente confiar en el voto para sacar a este régimen casi seguramente conducirá a resultados muy malos, incluso desastrosos. Esto es muy cierto en vista de lo que este régimen ya está haciendo, y lo que Trump está diciendo, en relación a las elecciones.
Es lamentable que esta carencia total de valores, rigor o integridad intelectuales pueda pasar a formar parte del discurso de hoy.
La distorsionada evocación de Leupp de la antigua posición del PCR sobre la homosexualidad es otro ejemplo. Primero, este es un non sequitur gratuito5. Segundo, es una distorsión total de las verdaderas posiciones y del desmenuzamiento riguroso de los errores metodológicos cometidos por el PCR bajo la dirección de Avakian, que se remonta a más de 17 años y que ha continuado, lo cual está disponible aquí y aquí. Tercero, el verdadero propósito de Leupp al incluir esto al inicio de su diatriba es una calumnia cínicamente selectiva en la era de la “cultura de la cancelación” para desalentar el que se adentre en el verdadero contenido de la declaración de BA.
Esto es intelectual y moralmente deshonesto en un momento de gran peligro.
En resumen, el ataque de Leupp hace un muy mal favor a la humanidad. En un momento de agudo peligro, cuando Bob Avakian ha salido con un profundo análisis del carácter de ese peligro y la manera de combatirlo, Leupp usa su plataforma para apartar a los lectores de la declaración de Avakian y tergiversarla. Aunque la frase que describe el ataque de Leupp es un término duro, hay que decírselo: colaboracionismo activo.
1. Mussolini libró una guerra contra Libia y Etiopía en la década de 1930 (y la Italia fascista participó en la Segunda Guerra Mundial). Pero Mussolini había estado en el poder —y su régimen fascista había estado gobernando en Italia— durante algún tiempo antes de estas guerras de la década de 1930, pues llegó al poder en 1922 y consolidó el fascismo mediante la eliminación de la oposición política en los aproximadamente cinco años siguientes. Los fascistas son fascistas —y los regímenes fascistas son regímenes fascistas— antes de invadir a otros países, o aunque invadan o no a otros países. [volver]
2. Véase Estas elecciones presidenciales: “Decenas de Floridas”, una “amplia variedad” de demandas, “muchos percances”... en revcom.us. [volver]
3. Véase “Estados Unidos, el agresor mentiroso y violador de tratados en el golfo Pérsico” y “Sobre el asesinato de Soleimani por Estados Unidos y el mayor peligro de la guerra” en revcom.us. [volver]
4. Francisco Franco fue un general que dirigió el derrocamiento del gobierno español y encabezó un régimen fascista de 1939 a 1975. [volver]
5. Non sequitur, del latín “no se sigue de”, se refiere a una conclusión o declaración que no se desprende lógicamente del argumento o la declaración hecha anteriormente. [volver]
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