Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar

Los huracanes, el cambio climático y el calentamiento global

Tercera parte: ¿Qué tan peligroso es el calentamiento global?

Revolución #031, 22 de enero de 2006, posted at revcom.us

21 y 28 de noviembre de 2005. Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar. El gobierno estadounidense dice que el calentamiento global no existe, pero la mayoría de los científicos están convencidos de lo contrario. Varios investigadores han dicho que fue un factor importante en la serie de huracanes y ciclones que devastó el Caribe, Centroamérica y Estados Unidos el año pasado.

En una cumbre internacional sobre cambios climáticos realizada en Montreal del 28 de noviembre al 9 de diciembre (la primera desde la de Kioto de 1997), los representantes estadounidenses siguieron negando los peligros e inclusive la existencia del calentamiento global, a pesar de que un científico inglés dijo que es tan peligroso para el futuro de la humanidad como las armas de destrucción masiva. Los observadores de la cumbre, a la que asistieron 190 países, no tenían esperanzas de que llegara a acuerdos internacionales para controlar las emisiones de los gases de invernadero: el principal causante del rápido aumento de las temperaturas globales. Aunque las metas de reducción de emisiones pactadas en Kioto son criminalmente inadecuadas (reducir en el año 2012 las emisiones al 5% por debajo del nivel de 1990), en realidad han aumentado; ni la Unión Europea, que apoyó el acuerdo de Kioto, ha reducido las emisiones como prometió.

¿Cuál es la conexión entre el calentamiento global y las tormentas tropicales? ¿Cuáles son las causas del calentamiento global? ¿En qué medida es el resultado de las actividades de los seres humanos? ¿Qué se puede hacer para pararlo? ¿Qué tan peligroso es? ¿Por qué los gobiernos de Estados Unidos y las demás grandes potencias no hacen nada serio para combatirlo, a pesar de que presagia un desastre para la humanidad? Este artículo examinará esos interrogantes. Lo presentaremos en cinco entregas.

Primera parte: Cambios climáticos naturales

Segunda parte: Los cambios provocados por el ser humano

Según informa el Grupo Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC), el calentamiento global está calentando y expandiendo el agua de los océanos, y está haciendo derretir los glaciares y las enormes capas de hielo que cubren Groenlandia y Antártida; como consecuencia el nivel promedio del mar está subiendo. En general, ha subido de 4 a 14 cm en los últimos 100 años. El siguiente diagrama muestra los cambios que se han medido en la costa de Holanda, Alemania y Polonia.

La mayoría de los científicos creen que los fenómenos actuales del clima (aumento de la temperatura y del nivel del mar, grandes lluvias, inundaciones en unas partes y sequías e incendios en otras) son un preludio de cambios abruptos del clima mundial. Los modelos del IPCC predicen un aumento de 20 cm a 88 cm del nivel del mar a finales de este siglo. En la primera mitad del siglo, el aumento de la temperatura tendrá consecuencias relativamente menores porque se requiere mucha energía inicial para iniciar un aumento significativo en el sistema océano-hielo-atmósfera del clima. Sin embargo, si las capas de hielo se derriten completamente, su contribución sería: glaciares montañosos = 0.3 metros; capa de Hielo de Antártica Occidental = 8.5 metros; Groenlandia = 7 metros; capa de Hielo de Antártica Oriental = 65 metros. En total, el nivel del mar subiría 80.8 metros, o sea, a un punto al que no podría responder ninguna nación ni la humanidad.

El permafrost (tierra congelada permanentemente) de las regiones árticas es otro gigante dormido con el potencial de causar repentinos cambios climáticos. Las más de dos mil millones de hectáreas de permafrost del mundo son más sensibles a la temperatura que ninguna otra zona. Por ejemplo, en Fairbanks, Alaska, donde las calles, los edificios y los céspedes han trastornado el permafrost, gran parte ya se ha deshelado. Debajo, el suelo se desploma, las casas se derrumban y los caminos requieren reparaciones constantes. En Rusia las consecuencias son más dramáticas. Si el permafrost sigue derritiéndose, el material orgánico congelado desde hace miles de años se deteriorá y producirá dióxido de carbono o metano, que es un gas invernadero muy fuerte. Se calcula que hay 450 mil millones de toneladas de carbono almacenado en el permafrost por todo el mundo, y liberarlo podría desencadenar una reacción en cadena sin precedentes y un efecto dominó en el calentamiento global.

Otro peligro igualmente importante e inminente del cambio climático afecta las corrientes profundas del mar (la circulación termohalina). La corriente del Golfo lleva el agua tibia y salada de la superficie del golfo de México al otro lado del Atlántico y al mar Nórdico. Se ha calculado que en el Atlántico la corriente del Golfo lleva 27,000 veces más energía que todas las centrales eléctricas de Gran Bretaña. Si las capas de hielo y los glaciares depositan suficiente agua dulce al Atlántico, la corriente del Golfo se acabará debido al equilibrio de la salinidad y la temperatura del agua del Golfo y del Atlántico del Norte. Una disminución de la circulación en las profundidades causaría cambios climáticos repentinos en Inglaterra y Europa Occidental: veranos cortos e inviernos largos y fríos, muy parecidos al clima de Moscú, que no queda mucho más al norte que Manchester, Inglaterra (a pesar de que en general el calentamiento global llevará a temperaturas más altas). Tales cambios afectarían la agricultura y la vida diaria por todo el mundo.

Otro fenómeno muy peligroso que preocupa a los científicos son los maremotos de gas hidratado. Los gases hidratados son gases (principalmente dióxido de carbono y, sobre todo, metano) atrapados en una forma parecida al hielo debajo de los mares y lagos. Hay 10,000 gigatoneladas de gases hidratados almacenados debajo de la superficie terrestre, en comparación con solo 180 gigatoneladas de dióxido de carbono en la atmósfera. Hay claras pruebas de que la liberación violenta de gases hidratados ha causado grandes desplomes de la plataforma continental y, como consecuencia, maremotos. Hace 8,000 años, un maremoto de 15 metros de altura destruyó muchas aldeas de la costa de Escocia.

Continuará

En el próximo número: Cuarta parte: ¿Qué hacer?

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