Un fresco y potente viento primaveral
La lucha de los inmigrantes: Grandes cambios y grandes lecciones
Revolución #042, 9 de abril de 2006, se encuentra en revcom.us
¡Un fresco y potente viento primaveral recorre el país! Miles, ¡no, millones!, se han lanzado a la calle para demandar que se trate con justicia a los indocumentados. Hay que apoyar este movimiento y, más aún, hay que impulsarlo. Al acicatear la batalla, tengamos presente las lecciones que podemos sacar hasta ahora:
1) El repunte de lucha de los inmigrantes ha cambiado el terreno político. Ha inspirado a millones y ampliado los horizontes de muchos millones más. Los politiqueros del Congreso quieren redoblar la persecución y explotación de los inmigrantes sin papeles, que podrían ser entre 10 y 20 millones de personas. Pero en vez de encogerse de hombros, estos se han puesto en pie de resistencia, a pesar de enormes riesgos personales. Este heroico espíritu lo capta el artículo sobre los paros estudiantiles es algo que se debe apreciar y multiplicar.
Aquí también hay una lección para los miles y miles por todo el país que están furiosos pero paralizados al ver que el sistema, y concretamente el gobierno de Bush, les quita uno por uno sus derechos. No esperen las elecciones; sálganse de ese cajón YA. ¡De pie a luchar, contra viento y marea!
2) El proyecto de ley que ahora apoyan la mayoría de los demócratas y algunos republicanos, como McCain y Specter, es una trampa. No cumple con las demandas más fundamentales del pueblo. De hecho, pondrá a los trabajadores inmigrantes y a los inmigrantes en general en una situación mucho más precaria. (Ver el artículo sobre los proyectos de ley). Este gran repunte de lucha no se puede dejar llevar a apoyar ese engañoso y destructivo proyecto de ley; tiene que seguir exigiendo plenos derechos para los indocumentados, alto a la militarización de la frontera y alto inmediato a la persecución de los inmigrantes.
3) A los indocumentados los ha arrojado a este país el desalmado engranaje del capitalismo y el imperialismo. Tomemos a México como ejemplo: el capital estadounidense ha transformado la agricultura mexicana; desde que entró en vigencia el TLC/NAFTA en 1994, ha expulsado del campo a millón y medio de agricultores. Lo mismo está sucediendo por todo el mundo: en los países oprimidos más de 200 millones de personas han sido expulsadas del campo y se han visto en la necesidad de ir a buscar trabajo a los países imperialistas, como Estados Unidos, los países europeos o Japón. Cada año, en la frontera sur mueren centenares que tratan de cruzarla espoleados por la miseria en que los ha dejado el imperialismo. El imperialismo los expulsa de sus tierras, los persigue y mata cuando cruzan la frontera, y luego los superexplota y demoniza. ¡Al diablo este sistema!
4) ¡No hay por qué respetar la frontera México/Estados Unidos! Es el producto de una guerra sin provocación contra México en la década de 1840, una guerra cuyo fin era robarse territorio para extender el sistema de esclavitud (prohibido en México) y expandir el capitalismo estadounidense. Aceptar la idea de que "hay que defender la frontera" olvida ese robo y acata las reglas impuestas por el enemigo.
5) Los gobernantes imperialistas están impulsando estas crueles "reformas" por dos razones relacionadas: primero, la competencia mundial con otros imperialistas los lleva a explotar de modo más sistemático y a reprimir con más ferocidad a los millones de trabajadores inmigrantes que están en el país. Segundo, los grandes cambios sociales y económicos que ha experimentado la sociedad los llevan a imponer a martillazos un orden social fascista. Buscan remachar en la cabeza de millones de personas de la clase media y de la clase trabajadora que Estados Unidos tiene que ser un país blanco, cristiano y altamente militarizado, y que eso resolverá la inseguridad, angustia y abatimiento en que viven. En particular, buscan engañar a los negros para que le echen la culpa de su terrible y opresiva existencia a gente con quien comparten el hecho de ser nacionalidades oprimidas y proletarios.
Existen las condiciones para explicarle a millones "la neta", para mostrarles dónde radican sus verdaderos intereses: en la lucha contra el sistema que los oprime sin piedad y que los quiere engañar sobre la razón de su opresión. Al persistir en la acción militante y unida, y al mostrar la verdad de mil y una maneras, será posible cambiar la "polarización" política de modo que favorezca al pueblo.
6) Toda esta situación es producto del capitalismo: la expulsión de millones del campo que tienen que buscar trabajo corriendo el riesgo de morir; la manipulación de los temores de millones de personas que nacieron aquí; las divisiones que fomentan y alientan entre las nacionalidades, especialmente entre las nacionalidades oprimidas. Pero lo más importante es que una revolución socialista puede superar todo eso. Esa revolución tendría que estar bajo la dirección del proletariado, la clase que solo tiene la capacidad de trabajar y no tiene nada que perder más que sus cadenas, y tendría que culminar en la formación de un poder estatal nuevo, que se fundamenta en los logros de las revoluciones proletarias previas y va más allá, a desencadenar una sociedad socialista animada y vibrante. Los indocumentados a quienes la prensa y los politiqueros demonizan son una parte importante de la clase que podría llevar a cabo tal revolución, establecer un nuevo poder estatal y construir un futuro mucho mejor.
Ese poder estatal a su vez tendrá que estar al servicio de nuevas relaciones sociales y económicas para acabar con la explotación y todas las instituciones e ideas que refuerzan la explotación, para llegar en última instancia al comunismo: un mundo sin clases, sin opresión y, claro, sin fronteras. En este país hay un partido y un líder capaces de dirigir dicha revolución: el Partido Comunista Revolucionario y su presidente Bob Avakian. El pasaje del Borrador del Programa del PCR esboza los pasos inmediatos del proletariado al conquistar el poder para cambiar todo esto. Esto puede suceder y hay que luchar por hacerlo realidad; y la lucha de hoy tiene que enrumbarse hacia los preparativos para tal lucha.