Revolución #64, 8 de octubre de 2006

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Bush y Hitler: Paralelos escalofriantes

Un lector

“Todo esto lleva a muchos a pensar en Hitler, y con razón. El gobierno de Bush se ha propuesto redefinir la sociedad con un molde fascista por muchas generaciones. Tenemos que responder ya; el futuro está en juego”.

de la Convocatoria de El Mundo no Puede Esperar—¡Fuera Bush y su Gobierno!

¿Comparar a Bush con Hitler? ¿Es una exageración? Algunos piensan que la situación se corregirá con el vaivén de los vientos políticos y que, tras las elecciones, algún político nos “salvará”. En mi opinión, los que piensan así están enterrando la cabeza en la arena.

Para mí, Hitler y la Alemania nazi no son meras palabras de libros de historia; en mi familia son memorias vivas. Uno de mis padres vivió en Alemania nazi y el otro vivió en Polonia bajo la ocupación nazi. A mis cuatro abuelos y abuelas, un bisabuelo, varios tíos y tías, muchos primos y un hermano mayor (de nueve años) los ejecutaron en los campos de concentración por el mero hecho de que eran judíos. Uno de mis padres vivió la Noche de los Cristales Rotos, cuando los nazis destruyeron con hachas las vitrinas de los negocios judíos, y me relató que amenazaron con regresar a matar a hachazos a la gente. Unos parientes escaparon a Inglaterra y sobrevivieron los bombardeos nazis a Londres, por igual sobre casas particulares y blancos militares. Cuando me enteré de todo esto, decidí estudiar en serio la historia de Hitler y la Alemania nazi.

El gobierno de Bush está haciendo lo que Hitler, en sus primeros años en el poder, no se atrevió a hacer: justificar con descaro sus peores medidas.

Antes de iniciar la guerra de Irak, el gobierno de Bush anunció la doctrina de guerra “preventiva” y se adjudicó el derecho de atacar países que no se someten a su voluntad.

Hitler se lanzó a la guerra contra muchos países, pero en cada caso dio un pretexto: que Alemania estaba recuperando territorios perdidos en la I Guerra Mundial, que había que “proteger” las nacionalidades minoritarias alemanas en otros países, o que estaba respondiendo a un ataque al suelo nacional. (Para Hitler, incluso la marcha a Polonia requirió la justificación de que ese país había atacado una emisora alemana cerca de la frontera. En realidad, los alemanes montaron el “ataque” con presos vestidos de soldados polacos y después los fusilaron. Al pueblo alemán le dijeron que la invasión, planeada por mucho tiempo, fue un asunto de “defensa propia”). Hitler lanzó una guerra de agresión contra el mundo, pero no proclamó al principio su derecho a hacerlo ni una teoría de guerra preventiva.

Hitler no defendió abiertamente la tortura ni las cárceles clandestinas, las evidencias secretas, la detención sin fin y sin acusaciones, los tribunales secretos, etc. Simplemente negó que tales cosas existieran. Las había, pero según mis conversaciones con muchas personas que vivían en Alemania en ese tiempo, es posible que mucha gente no se haya dado cuenta de su alcance.

No podemos decir lo mismo hoy de la población de Estados Unidos ni del mundo sobre las justificaciones oficiales de la tortura, las cárceles clandestinas, los tribunales secretos, las evidencias secretas, los presos detenidos sin la posibilidad de comunicarse con el mundo exterior, el envío de presos a países donde los torturarán con la vaga posibilidad de que “confiesen” algo “útil” para una “guerra contra el terrorismo” que teóricamente no tiene fin. Sin reparo alguno, el gobierno de Bush dice que todo eso se justifica y, es más, que es necesario y merece elogio.

Pasando por alto siglos de historia, el gobierno de Bush está legalizando la tortura y tratándola como una práctica legítima. La ley de tortura aprobada hace poco le permite al presidente declarar que una persona es un “combatiente enemigo” o “terrorista”, etc., con el fin de detenerla sin plazo definitivo ni posibilidad de cuestionar su situación en los tribunales, e interrogarla mediante la tortura.

Esa clase de autorización descarada y legalizada de la tortura no se ha visto desde la Inquisición de España o de los tiempos en que los reyes dictaban que “La ley soy yo”. La nueva ley de tortura, además de prohibir que los “terroristas” pongan en entredicho su detención en los tribunales, dice que al aplicar la ley de Crímenes de Guerra: “Al fallar los tribunales de Estados Unidos sobre la interpretación de las prohibiciones enumeradas arriba, la decisión no se fundamentará en ninguna fuente de ley nacional o internacional…”. Así descarta las leyes internacionales sobre la guerra. ¡La nueva ley declara abiertamente que los principios establecidos por Estados Unidos y otros países tras la II Guerra Mundial, con que se castigó a varios líderes nazis, son inaplicables en este país!

Casi hasta el final, los nazis conservaron la pantalla de un proceso judicial formal. Al comienzo, cuando fraguaron el “Incendio del Reichstag” como pretexto para aprobar la “Ley de Autorización” (el equivalente de la Ley Patriota de hoy), culparon y enjuiciaron a un comunista prominente, pero tuvieron que ponerlo en libertad debido a que la opinión pública estaba a su favor y a falta de evidencia.

Por su parte, el gobierno de Bush ha proclamado la doctrina del “presidente unitario”, que le da a quien ocupa la presidencia autorización a hacer casi cualquier cosa en nombre de la “seguridad nacional” o, en su vocabulario preferido, “seguridad de la patria”.

El Congreso ha aprobado cientos de leyes que Bush, en vez de vetarlas cuando no las apoya, ha “firmado” para que sean “ley”, pero con aclaraciones de que puede pasarlas por alto debido a esos supuestos poderes presidenciales.

Los arrestos basados en la nacionalidad (“racial profiling”) son el pan de cada día. A miles de árabes, musulmanes, palestinos, surasiáticos y otras nacionalidades minoritarias los han detenido e interrogado sin poder ver abogados, familiares o amigos, simplemente por su nacionalidad o formación religiosa. No dejan entrar al país a expertos árabes o musulmanes que planeaban ir a conferencias, presentar ponencias, tomar clases o enseñar en las universidades. Un turista de otro país que tome fotos de un puente, una represa, un monumento nacional o una estación del metro corre el riesgo de que lo detengan.

El gobierno de Bush también evoca a los nazis por su arsenal; tiene por lo menos de 10,000 a 12,000 armas nucleares, una cantidad suficiente para volar el mundo entero. Los cohetes V1 y V2 que los nazis lanzaron contra Londres eran armas terribles, pero cada cohete mató aproximadamente a una persona. Eran armas de “terror”, por cierto, pero pequeñas en comparación con las armas que Estados Unidos usa contra el pueblo de Irak y con las armas nucleares que amenaza lanzar contra el pueblo de Irán.

Cierran sumariamente organizaciones de caridad musulmanes por la mera “sospecha” de que “pueden” estar involucradas en “apoyar al terrorismo”. Espían a los abogados cuando van a las cárceles a comunicarse con sus clientes y los enjuician por hacer posible la comunicación de sus clientes con el mundo.

La Ley Patriota y otras leyes que le siguieron permiten proscribir organizaciones, personas y el disentimiento como “terrorismo interno”, aun cuando no tengan nada que ver con sucesos internacionales. Permiten cerrar organizaciones de protesta, confiscar cuentas bancarias, negocios, casas y bienes, y prohiben dar “ayuda material” a los acusados. Cuando al principio se negó el permiso para la protesta del 5 de octubre en San Francisco, se anunció que era por razones no especificadas de “seguridad de la patria”.

Los gobiernos municipales han colocado videocámaras en las esquinas y hace poco una ciudad dijo que las va a requerir en los negocios. Todo por razones de “seguridad” y “prevención de delitos”, claro. Pero eso quiere decir que la policía puede arrestar a los que pegan calcomanías en postes o filmar conversaciones entre “sospechosos” en un restaurante.

¿No es paranoia pensar así? No, porque esto es lo que está pasando. La histeria “antiterrorista”, que al gobierno de Bush le conviene crear, cuenta con tecnología que era cosa de ciencia ficción cuando George Orwell escribió 1984.

Tienen listas que prohíben que ciertas personas viajen en avión. En el metro de Nueva York, registran mochilas. Durante la Serie Mundial de 2005 en Chicago, registraron todos los carros que iban al barrio de los juegos y solo podían entrar los que vivían ahí o tenían boleto para el partido. ¡Ir a visitar a la abuelita no era razón suficiente!

Intervención de llamadas telefónicas. Rastreo de emails. El secretario de Justicia quiere que los proveedores de servicios de internet guarden por años los archivos de todo lo que hacemos en la Internet para examinarlo luego si resultamos “sospechosos”.

Todo eso culminará en la prohibición de todo disentimiento. “O están con nosotros o están contra nosotros”. Bush dice: Sigan la corriente o los destruiremos.

No debemos minimizar la brutalidad y los horrores de los acontecimientos mundiales desatados por Hitler y los nazis, pero debemos aprender las lecciones de esa historia para que no se repita.

Porque si ocurre ahora, si no logramos construir un movimiento realmente masivo que pare todo esto en SECO y saque del poder al gobierno de Bush, la perspectiva de una superpotencia fascista, con armas nucleares y tecnología avanzada, hará que nuestras peores pesadillas parezcan dulces sueños.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

No queremos mejorar la guerra contra el mundo

La pose dura de los Demócratas sobre de la guerra

El 24 de septiembre, en la cadena Fox News, Bill Clinton acusó con ira al locutor Chris Wallace de lanzarle un “ataque conservador malintencionado”. Al día siguiente Hillary Clinton saltó a la polémica: “Creo que mi esposo demostró que los demócratas no vamos a soportar estos ataques”. Y algunos que se oponen a la tortura, a la destrucción de los derechos constitucionales básicos, que se oponen en mayor o menor grado a la guerra y desean con toda el alma que un demócrata se le plante a Bush y los bravucones de Fox, dijeron que Clinton fue “valiente” y “estimulante” y que dijo “una gran verdad”.

Es hora de tomar un examen de realidad, porque ese razonamiento nos llevará al abismo.

Escuchen lo que dicen los Clinton: “Si yo todavía fuera presidente, tendríamos más soldados [en Afganistán] tratando de matarlo [Osama bin Laden]”. Bill le dijo a Fox News que en contraste Bush no tiene las “agallas” de despachar más tropas a arrasar el Medio Oriente. Hillary Clinton también pisó fuerte: “El gobierno no está enfocado en ganar la guerra de Irak y todo lo que les preocupa a los republicanos es ganar las elecciones”.

¿Por qué los demócratas quieren ser más halcones que Bush?

La cúpula del Partido Demócrata está tratando de movilizar a sus bases con un discurso de que hay que ser más agresivos que Bush en la “guerra contra el terror”. Esto también lleva a más guerra, tortura y represión fascista en el país. Las bases del partido quieren ponerle fin a la guerra, pero los únicos candidatos con “potencial” en este momento (sobre todo Hillary Clinton) dicen que “nosotros” no podemos retirarnos de Irak y, al contrario, hablan de despachar más tropas.

¿Por qué? ¿Es, como dicen muchos expertos y como piensa mucha gente de la base del Partido Demócrata, para apelar a los votantes? No, de ninguna manera. Piensen en cuánta gente ha participado en las grandes protestas contra la guerra. Piensen en el entusiasmo que generó la ilusión de que un demócrata se opusiera a la guerra (el que derrotó al amigo de Bush Joseph Lieberman en las elecciones primarias de Connecticut).

Piensen en esto: cuando la cadena CNN hizo una encuesta entre el 22 y el 24 de septiembre sobre la guerra de Irak, ¡el 59% dijo que se opone a la guerra! Además, mucha gente dijo que la guerra es un tema “muy importante” o “sumamente importante” (ver www.pollingreport.com/iraq.htm).

Fundamentalmente las encuestas son una manera de decirle a la gente qué debe pensar. Controlan las preguntas, manipulan las noticias y luego los encuestadores permiten “escoger” entre un par de opciones dentro un marco muy definido. Pero así y todo, sí reflejan algo (y sirven para decirle al gobierno qué piensa la población y qué la enfada). Bueno, cuando una encuesta indica que el 60% de la población se opone a la guerra, ¿no tiene sentido que los demócratas adopten una postura de oposición a la guerra por puro oportunismo político?

Pero los demócratas no se oponen a la guerra 1) porque el imperialismo estadounidense no puede tolerar una retirada de Irak en este momento (ver el artículo de Larry Everest en este número), y 2) porque los demócratas son un partido que está al servicio de los intereses del imperialismo.

La audiencia demócrata sobre la guerra: Los intereses de ellos y los nuestros

Es diciente examinar lo que pasó en una audiencia del Comité sobre la Planificación y Conducta de la Guerra de Irak, un comité de senadores demócratas. El senador Byron Dorgan empezó explicando su misión: “Nuestra resolución de salir victoriosos en la guerra contra el terrorismo es inquebrantable”.

¿Quieren reducir la cantidad de tropas en Irak o retirarse? El senador Richard Durbin (que supuestamente “se opone a la guerra”) dijo lo siguiente acerca de la manera en que ha conducido la guerra el gobierno de Bush: “No han enviado suficientes tropas y no las han equipado debidamente, y castigaron a uno de los líderes militares cuando indicó que necesitamos más tropas”.

En la audiencia se oyeron complejas explicaciones geopolíticas de por qué “nosotros” no podemos retirarnos de Irak. Una explicación es que es necesario garantizar la estabilidad de “los países que actualmente son nuestros amigos y aliados”, como dijo el general John Batiste. Se refiere a países como Turquía (cuyo gobierno reprime con medidas fascistas a los curdos) o Arabia Saudita y Egipto (cuyos gobiernos son tan brutales, represivos y teocráticos como cualquier gobierno que Washington tilda de “terrorista”). También se refiere al gran “amigo y aliado” Israel, que es una máquina de muerte para el imperialismo yanqui en el Medio Oriente y que hace poco soltó un millón de bombas de fragmentación en Líbano en una guerra que atacó adrede a la población civil para aislar a Hezbolá (lo que cumple toda definición de terrorismo).

¿Eso es lo que quiere el lector? ¿Que Estados Unidos apuntale esos gobiernos?

En un momento muy diciente, el senador demócrata John Rockefeller IV explicó lo que le preocupa acerca de la guerra: “Me refiero a Indonesia. Me refiero a África, Sur y Centroamérica, a otras partes del Medio Oriente, el sur de Asia, etcétera. ¿Cuáles serán las consecuencias si Estados Unidos está debilitado moral, física y militarmente, y no puede cumplir una tarea que todo mundo pensaba que íbamos a cumplir rápidamente…?”.

Aquí tenemos a Rockefeller, un capitalista monopolista, que habla en el Senado como representante de su clase. Como un capo de la mafia furioso porque sus tenientes han regresado de una ronda de cobros con las manos vacías, a Rockefeller le preocupa que la manera de Bush de conducir la guerra perjudique la posición de mayor mafioso del mundo del imperialismo yanqui. Lo que le preocupa a los peces gordos del Partido Demócrata es que los fracasos de Bush perjudiquen la “capacidad física y militar” de Estados Unidos para despachar fuerzas armadas a cualquier parte del mundo, aplastar cualquier país o fuerza que se le oponga y, en el proceso, declarar a todo el planeta que es la superpotencia indiscutible e indisputable.

En la audiencia salieron a la luz unos cuantos horrores de la guerra de Irak. Por ejemplo, el general Batiste dijo: “En 2003 y 2004, detuvimos a grandes cantidades de iraquíes y los metimos en Abu Ghraib. Arrestamos a más de 13,000. Probablemente el 99% no eran culpables de nada”. Pero incluso esto fue para promover a los demócratas como los que pueden, en palabras del general Batiste citadas por el senador Durbin, “movilizar [al país] para una guerra prolongada”.

Si prestamos atención a lo que dijeron en esa audiencia (que fue un paso importante para formular y proyectar una “oposición” demócrata a Bush), ¿qué oímos? Hablaron de la mejor forma de seguir dominando el mundo: “África, Sur y Centroamérica, a otras partes del Medio Oriente, el sur de Asia, etcétera”. Y hablaron de cómo “movilizar [al país] para una guerra prolongada” con más tropas.

Esto de ninguna manera representa los intereses del pueblo. Representa los intereses de un sistema de saqueo global.

Todo esto arroja luz sobre lo que Al Gore dice de que, aunque Bush ande metiendo la pata, “nosotros” estamos “amarrados al mástil de la nave estatal”. Cuando oímos esto tenemos que contestarle: no, usted está amarrado al mástil de la nave estatal. Nosotros vamos a defender nuestros intereses, que son lo contrario de los suyos.

Divisiones de la clase dominante… y lo que nosotros necesitamos

Los demócratas y los republicanos son partidos de la clase dominante, pero las fuerzas que cada partido representa tienen ciertas diferencias. A veces por esas diferencias estallan debates y escándalos, que se han resuelto (hasta la fecha) a favor del gobierno de Bush y su programa.

En este momento, la clase dominante está peleando sobre cómo (pero no sobre si se debe) librar la “guerra contra el terror”: ¿qué combinación de ataques a Afganistán (y ahora hablan de una invasión de Paquistán), más tropas a Irak, ataques a Irán (posiblemente con armas nucleares) es la mejor manera de imponer los intereses del imperialismo yanqui en el Medio Oriente y la dominación regional?

TODO esto es un horror para los pueblos de esos países y NADA de eso corresponde a nuestros intereses. Pero esas riñas intestinas de la clase dominante abren brechas por medio de las cuales las masas pueden influenciar la situación. Pero eso solo puede llevar a una dinámica positiva, a buenos resultados, si las aprovechamos para abrirnos paso, en vez de engancharnos a programas que no tienen nada que ver con nuestros intereses o deseos.

Todas las “alternativas” del debate actual de la clase dominante son intolerables moral y políticamente. Son malas porque la “guerra contra el terror” es una guerra por el imperio. Son malas porque la McCruzada del imperialismo yanqui, aunque ataca las fuerzas del fundamentalismo islámico, a la vez las refuerza. Ambos lados de este conflicto creen que esta es una guerra para ver cuál dios es el mero mero, y esto nutre una polarización terrible en el mundo.

Esto subraya lo inspirador e importante que es que la gente se tome las calles para exigir un FIN a los crímenes del gobierno de Bush y para sacarlo del poder, y recalca lo importantes que son las manifestaciones del 5 de octubre. Este movimiento, que tiene que crecer y seguir avanzando, debe aferrarse a sus principios. Tiene que juzgar con este criterio a todos los que dicen que se oponen al gobierno de Bush: ¿verdaderamente buscan PONERLE FIN a los crímenes de este gobierno, como la ilegal e injusta guerra contra Irak y la escalada de esa guerra por toda la región?

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

¡Saludo del PCR a las protestas del 5 de octubre: Fuera Bush y su gobierno!

La semana anterior al 5 de octubre pasará a los anales de la historia. ¿En última instancia será un nuevo paso hacia la oscuridad o, por el contrario, será el comienzo de algo muy positivo? Esa es la pregunta que tenemos enfrente. Lo que pase el 5 de octubre y lo que hagamos a continuación, dará la respuesta en gran medida.

El 28 de septiembre, Bush fue personalmente al Senado a exigirle que legalizara la tortura, revocara el habeas corpus y les diera a él y los demás inmunidad por crímenes de guerra relacionados con la tortura antes del 2005. Tras unas pocas horas de debate, el Senado pisoteó 900 años de tradición judicial y de leyes que han sido los pilares jurídicos del país e hizo lo que Bush quería.

Así que ahora cuando al presidente le dé la gana puede, legalmente, mandar detener indefinidamente sin juicio. Puede mandar torturar con “técnicas alternativas de interrogatorio”; es decir, someter a la capucha, privación de sueno, dolorosas posiciones de estrés durante largo tiempo, frío extremo, degradación sexual, ataques con perros y palizas que paren un golpe antes de “graves lesiones corporales”, según la definición de Bush… y, sí, al submarino. Mejor dicho, ahora Bush puede ordenar legalmente todo lo que vimos en las fotos de Abu Ghraib. Además, todo esto se puede hacer en secreto y nadie que ordene o cometa tortura puede ser juzgado. Ya era terrible que Bush, Cheney y demás ordenaran secretamente estas infamias; pero que las legalicen y se jacten de ellas es otro paso al abismo.

Por otra parte, Bush tomó la ofensiva política para justificar la “guerra contra el terror”. Lo hizo en momentos en que varios aliados y asesores (y varios líderes demócratas) le están pidiendo públicamente que mande más tropas a Irak y Afganistán, y que ataque a Irán. Mejor dicho, no le están pidiendo que “aguante hasta el final” (palabras que repite Bush), sino que multiplique el horror. Porque, ¿qué pasaría si ordena el bombardeo de Irán, quizás con bombas nucleares? ¿Cuánto sufrimiento causaría? Pensemos además en las consecuencias políticas: debido a que la gente de este país lo ha permitido, debido a que no ha montado un movimiento comprometido y resuelto que diga ALTO, un ataque a Irán atizará la dinámica que ha llevado a millones por todo el mundo a pensar que sus únicas alternativas son la cruzada fascista de Bush o una teocracia represiva islámica.

Pero es peor. El gobierno de Bush ha apretado las cadenas del patriarcado y la dominación masculina. Ha atacado el pensamiento crítico, está haciendo campañas contra el disentimiento en las universidades e imponiendo ideas religiosas en campos de la ciencia como la evolución y el calentamiento global. El partido de Bush ha demonizado y atacado a los inmigrantes. Su programa para los negros lo resumen las imágenes del Superdome de Nueva Orleáns después del huracán Katrina, y el lazo de ahorcar y la bandera de la Confederación sureña que tenía en su oficina George Allen (aliado de Bush). Bush les dice de frente a los periodistas derechistas que su presidencia está promoviendo un nuevo “despertar religioso” e importantes fuerzas del núcleo de su gobierno buscan cambiar las leyes y los mecanismos gubernamentales para que este país sea oficialmente una nación cristiana: una nación dominada por blancos, “americanos” de nacimiento, hombres y cristianos.

La convocatoria de El Mundo no Puede Esperar tiene razón: “El gobierno de Bush se ha propuesto redefinir la sociedad con un molde fascista por muchas generaciones”. La oración siguiente es más apta que nunca: “Tenemos que responder ya; el futuro está en juego”.

Por todas estas razones, las manifestaciones del 5 de octubre tienen que marcar el surgimiento de una fuerza que tiene la convicción de salirse de la política (o la protesta) de costumbre y decir NO a las guerras sin fin. NO a la tortura. NO al patriarcado, el racismo y la teocracia. NO al fascismo. El 5 de octubre tiene que decirle al mundo que en este país hay mucha gente resuelta a sacar corriendo este gobierno y cambiar la horrible dirección en que ha encaminado la sociedad.

El Partido Comunista Revolucionario saluda y se une de corazón a todos los que se adhieren al 5 de octubre. Están abriendo las puertas de lo que puede ser una gran resistencia que marca la historia y cambia el futuro. Finalmente, están plantando un polo resuelto a impedir que este horror siga avanzando: un polo tan resuelto a impedirlo como Bush y su camarilla están resueltos a seguirlo. Están dándole un golpe al desánimo y la pasividad, y le están demostrando al mundo que HAY otra alternativa fuera del fanatismo religioso de una marca u otra. Juntos podemos cambiar esto.

* * * * *

Toda una variedad de fuerzas se ha unido para el 5 de octubre y ha aportado una gran diversidad de ideas sobre las causas y los remedios de la situación actual. Esta diversidad y fermento son una gran fuerza de este movimiento, y ahora tienen que crecer a pasos agigantados.

Para nuestro partido, Bush, con todo lo extremo que es, representa a un sistema. Ese sistema en sí es extremo, aunque mucha gente no lo vea hasta que algo como Katrina lo hace saltar a la conciencia pública. Veamos un ejemplo: los centenares que mueren cada año cruzando la frontera. ¿Quiénes son? Campesinos que no pueden subsistir en el campo porque las grandes compañías imperialistas de Estados Unidos dominan la agricultura mexicana. Personas arrinconadas a arriesgar la vida para venir a que las superexploten los mismos capitalistas-imperialistas en este país. Mujeres y hombres que tienen que vivir fuera de la ley para mantener a la familia. (Y luego, el sistema les dice a los que pasan trabajos aquí, que esos compañeros son la causa de sus problemas). Ahora multipliquemos eso miles de millones de veces y sumémosle las enfermedades y el hambre innecesarias, las infancias malogradas o truncadas, la humillación y la ignorancia: esa es la situación que este sistema le impone a la vasta mayoría de la humanidad. Países enteros bajo la bota de una potencia imperialista u otra; guerras para proteger o extender ese poder; y la gran mayoría de la gente en todos los países relegada a una vida de explotación, alienación o ambas cosas. En una palabra: el funcionamiento “normal” del imperialismo.

Ahora todo esto está llegando a peores extremos. Eso no se debe tanto a que Bush sea un fanático asesino (que lo es), sino a que la cúpula de este sistema cree que esos extremos son necesarios para conservar y extender su poder, y el fanatismo de Bush encaja en eso. Asimismo, la pasividad, falta de convicción y actitud de “nosotros lo podemos hacer mejor” de los demócratas encaja en eso de otra forma.

La respuesta no puede ser volver a “los viejos tiempos”. No van a volver y tampoco eran tan buenos. Los pilares de este país fueron el genocidio de los indígenas y la esclavitud de los africanos. Se desarrolló con invasiones de otros países y saqueo de otros pueblos, el linchamiento de negros y la explotación de generaciones de inmigrantes. Ahora, su preservación y extensión dependen de una agresión desbocada en el extranjero y un fascismo teocrático en el interior.

Pero el mundo puede ser mucho mejor que esto. Otro mundo ES posible. Existen los medios para que la humanidad rebase esta división entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. Para dejar atrás el reino de la superstición y la ignorancia, abordar la búsqueda sin restricciones de la verdad y llegar a una verdadera emancipación del espíritu humano. Para dejar atrás la mentalidad de “primero yo” que crean y nutren estos sistemas de explotación, y llegar a una sociedad que nutra la cooperación y valore lo diverso dentro de lo universal, lo individual dentro de lo colectivo. Para dejar atrás los estados de cualquier tipo y llegar a algo totalmente distinto: a una sociedad de seres humanos libremente asociados que cooperan entre sí. Esa sociedad es el comunismo y es la meta de nuestro partido.

El primer paso para llegar a esa sociedad es una revolución socialista: una revolución dirigida por el proletariado que una a gente de muchos otros sectores; una revolución realizada conscientemente por millones y apoyada por docenas de millones, capaz de soportar y derrotar todos los ataques que le lancen los imperialistas. Dicha revolución establece un nuevo poder estatal, que inmediatamente moviliza a las masas de la sociedad a eliminar los horrores que ha creado el imperialismo, y las relaciones que esos horrores generan y nutren. El nuevo estado socialista moviliza a los antes explotados, y a gente de otras capas, a poner las fuerzas productivas de la sociedad al servicio de la eliminación de la explotación en el país y, de suma importancia, en el mundo. Moviliza al pueblo a transformar las instituciones y las ideas de la sociedad en una dirección progresista y revolucionaria por medio de un proceso de grandes debates de masas y de mucha efervescencia intelectual, artística y científica. Incorpora cada vez a más gente en la toma de decisiones y la administración del estado, de muchos modos, para sentar la base para una sociedad sin estado: el comunismo.

Nuestro presidente, Bob Avakian, ha elaborado una crítica implacable e incisiva de la historia y la dirección actual de la sociedad estadounidense. Asimismo, ha puesto los cimientos de una estrategia revolucionaria para un país como este. Fuera de eso, ha planteado una nueva visión liberadora integral del comunismo y del socialismo. Esta nueva visión defiende y enriquece los logros de las sociedades socialistas que coronaron victoria en la Unión Soviética y China, luego derrotadas; además, critica y analiza profundamente sus deficiencias y resume sus lecciones a una nueva luz. Todo el que sueñe con la revolución y la liberación necesita acercarse a la persona que la puede guiar: nuestro presidente Bob Avakian. Ya sea que en este momento uno sueñe con la revolución o no, todo el que tome en serio los problemas que le trajeron al 5 de octubre, debe estudiar el análisis innovador de Bob Avakian (del que presentamos muestras en el suplemento -- pdf 1, pdf 2).

A partir de lo que hemos dicho, vemos que es crucial sacar a este gobierno: frenar sus terribles crímenes e impedir los crímenes peores que planea. La victoria en esto es crucial para pasar de la situación actual (en que las fuerzas fascistas tienen toda la iniciativa y el pueblo tiene muy poca) a una situación de aspiraciones más elevadas y más fuerza organizada del pueblo; a una situación de fermento y debate político generalizado, y de pensamiento crítico sobre una amplia gama de temas en todas partes de la sociedad; a una situación de iniciativa de los que quieren cambiar la sociedad en una dirección progresista y revolucionaria; a una situación de acción política consciente de los del fondo de la sociedad: el proletariado. Mediante todo este proceso, estamos trabajando urgentemente para el momento en que la combinación de lo que hace este sistema y el trabajo político de los revolucionarios haga surgir un pueblo revolucionario, consciente de la necesidad del cambio revolucionario y resuelto a luchar por él, y para el momento en que se pueda dar el primer gran paso para la transformación social fundamental.

No se puede predecir el curso de la lucha crucial de hoy para sacar a este gobierno. Sabemos que habrá sacrificio, y que habrá que multiplicar muchas veces el heroísmo y la valentía que ya se han demostrado. ¡Pero piensen en lo que podemos lograr! Si, con nuestras diferencias, juntos tenemos éxito en esta lucha urgente y cada día más necesaria, se levantará un terrible peso de las espaldas del mundo entero y se abrirá una nueva situación en que se podrá debatir el futuro de la sociedad con un poco de esperanza que no se ha visto desde hace décadas.

* * * * *

El 5 de octubre individuos y organizaciones de una gran variedad de posiciones se paran hombro a hombro resueltos a que el día 6 en todos los rincones de la sociedad se debata por qué hay que sacar corriendo a este gobierno y cómo hacerlo. Estamos unidos y resueltos a movilizar a partir de hoy a millones más a PARAR todo este horror. Resueltos a transformar la angustia, furia y frustración en una movilización política significativa, positiva y potente. Resueltos a darle esperanza y alegría al mundo cuando vea que aquí hay un movimiento de conciencia y justicia que no parará hasta sacar a este gobierno y cambiar toda la dirección que representa.

Lo que ha surgido el 5 de octubre tiene que avanzar a todo dar. Tiene que organizarse mejor y ser más activo, seguir a la ofensiva política en los próximos días, y tiene que potenciar los éxitos de hoy y jalar a mucha más gente a la lucha.

Este nuevo movimiento no puede ceder en sus principios: Bush y todo su gobierno (Cheney, Rumsfeld, Rice y el resto) tienen que salir corriendo, largarse de Washington repudiados y desprestigiados políticamente. Hay que repudiar contundentemente todos sus crímenes: las guerras, la tortura, las violaciones de los derechos fundamentales, la teocracia, la ignorancia impuesta, la intolerancia. Si no, la actual terrible dinámica seguirá intacta y desbocada.

Pero si este movimiento sigue fiel a su misión, si sigue atrayendo a más y más gente, puede, como dice El Mundo no Puede Esperar, “marcar una enorme diferencia positiva en el mundo y abrir la posibilidad de un futuro mejor para la humanidad”.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

La “sentencia Katrina”—Tortura en las prisiones de Nueva Orleáns

Primera parte: Celdas con llave e inundación

Li Onesto

1,157 millas. Esa es la distancia de Nueva Orleáns a Guantánamo, en términos físicos. Pero en cuanto a la horripilante tortura de presos, están muy cerca.

Los meteorólogos pronosticaron que el huracán Katrina sería devastador. Pero el gobierno no evacuó la ciudad y dejó en peligro a miles de personas, especialmente a los pobres que no tienen carros o dinero, y a los ancianos que no podían trasladarse.

Se tomó la decisión de NO evacuar la prisión del condado de Orleáns. A pesar de que las fotos de satélites indicaban que un huracán de categoría 5 se acercaba, el sheriff de la prisión, Marlin Gusman, le dijo a la prensa: “Los presos se van a quedar donde se merecen”.

En otra parte de la ciudad, la Sociedad de Louisiana para Prevenir el Maltrato de Animales trasladó sus 263 perros y gatos fuera de peligro.

29 de agosto de 2005. El día que Katrina azotó a Nueva Orleáns había 6,375 presos en la ciudad. De ellos 670 eran mujeres y 354 eran menores de edad (unos hasta de 10 años). También había inmigrantes. El 60% de los presos, unas 3,800 personas, estaban detenidas por infracciones de tránsito, infracciones de estacionamiento, embriaguez en público, pedir limosnada, bloquear la banqueta (o sea por no tener casa) y no pagar multas. Muchos esperaban un juicio, o sea que ni siquiera los habían condenado.

Nueva Orleáns tiene una tasa de 1,468 presos por 100,000 personas: la más alta de las ciudades de Estados Unidos. Este país tiene el mayor índice de presos del mundo y en Nueva Orleáns era el doble. El 90% de los presos son negros.

El agua entró rápidamente en la prisión y se fue la electricidad. Todo quedó en tinieblas y el sistema electrónico de abrir y cerrar las puertas de las celdas no funcionaba. En una entrevista que le hizo la BBC de Londres para un programa de TV, “Presos de Katrina”, Cardell Williams dijo: “Cuando teníamos el agua hasta la cintura los guardias nos dijeron que nos metiéramos en las celdas. Estaban armados con gas mace y escopetas”.

Historia oculta. ¿Cuántos saben que cuando azotó el huracán Katrina, miles de presos estaban encerrados en celdas con el peligro de que se ahogaran? La administración de la prisión, los funcionarios del gobierno y los políticos han tapado esto.

El 10 de agosto, el Proyecto Prisión de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) dio a conocer un informe: “Abandonados y maltratados: Presos del condado Orleáns después del huracán Katrina”, que documenta lo que vivieron los miles de hombres, mujeres y niños abandonados en la prisión. El informe se basa en un cuestionario que contestaron 1,300 presos y en entrevistas de presos actuales o que salieron. Contiene extensos testimonios y pruebas del maltrato inhumano y racista, semejante a la tortura, que sufrieron los presos: del abandono, las palizas, los disparos y luego una evacuación en condiciones igualmente inhumanas y crueles.

El Sur de Jim Crow y las cadenas de presos. Nueva Orleáns está en el Sur profundo. En la época de la esclavitud, tenía dos docenas de casas de subastas de esclavos y, varias veces al año, los salones de baile de dos enormes hoteles servían de vitrinas para la mercancía humana. Hoy, la plaza Congo, donde se realizaban subastas, se llama parque Louis Armstrong y la ciudad es mundialmente conocida por el carnaval Mardi Gras. Pero el legado de las leyes racistas conocidas como Jim Crow, las cadenas de presos y el KKK es algo vivo en Nueva Orleáns. Las consecuencias de esa historia opresiva siguen vigentes y se ven especialmente en el sistema judicial injusto, en la brutalidad policial y las cárceles inhumanas.

El informe de la ACLU dice: “En 1980, una chusma de policías blancos arrasaron un barrio negro en represalia por la muerte de un policía blanco, y dejaron cuatro muertos y 50 heridos. Según informes, torturaron y arrastraron a unos a los pantanos, donde llevaron a cabo simulacros de ejecuciones. En 1990, unos policías esperaron en el hospital a un señor negro acusado de matar a un policía blanco y lo mataron a golpes. Ninguno recibió castigos penales ni administrativos. Estos incidentes, que de llevarse a cabo por ciudadanos serían motín racial y linchamiento, son apenas ejemplos llamativos de las prácticas racialmente discriminatorias del departamento de policía”.

Celdas con llave e inundación. Cerremos los ojos e imaginemos que estamos en tinieblas, encerrados en una celda y que el agua sube y en cuestión de minutos nos da al pecho. Los guardias que tienen las llaves de las celdas y las puertas del penal se han ido. Los teléfonos no funcionan y no hay manera de comunicarse con el exterior. Sin saber si alguien nos va a rescatar… o si nos abandonaron a la muerte.

Los presos cuentan que se oían gritos de no sé nadar, no quiero morir. Colgaron por las ventanas letreros de “Necesitamos ayuda”, “Socorro, no hay comida, nos estamos muriendo”.

Los que no estaban encerrados en las celdas lograron rescatar a otros. Un preso escribió: “Si no hubiera sido por el hecho de que no sé cómo un preso logró abrir mi celda, probablemente hubiera muerto”. Pero otros no pudieron salir de las celdas.

Por varios días los presos permanecieron atrapados, sin comida ni agua, y tuvieron que tomar agua contaminada. Más de la mitad de los 6,000 presos estaban tomando medicinas, pero eso no les importó a las autoridades. Unos empezaron a sufrir ataques de epilepsia; otros empezaron a sentir los efectos de no tener las medicinas para el asma y la diabetes.

Un preso dijo: “Durante todo ese tiempo se escuchaban gritos aterrados, gritos de socorro sin que nadie respondiera… La mayoría tomábamos medicinas y no las teníamos. Por mi parte, tuve que pasar sin mi inhalador para el asma y me estaba asfixiando, no podía hablar y me sentía débil. Todo estaba lleno de humo y durante la noche y hasta la madrugada se escuchaban disparos. ¡Yo sentía que me iba a morir, como que me abandonaron a la muerte!”.

Joyce Gilson dijo: “Nunca me imaginé que un ser humano dejaría a otro en esa situación cuando había tiempo para rescatarnos. Nunca se me hubiera ocurrido que una persona permitiera eso; aunque estamos presos somos seres humanos”.

Gas mace, porras, escopetas y descargas eléctricas: Cuando los guardias regresaron a la prisión no llegaron con comida, agua ni ayuda. Entraron con uniformes de motín, armados con escopetas, porras, pistolas de descargas eléctricas y violencia: Un preso escribió: “Los guardias entraron disparando para que nos quedáramos en las celdas… a unos los esposaron a las barras”.

Unos presos se pusieron a perforar los muros para salirse. Otros se lanzaron del tercer piso al agua. Dicen que los francotiradores disparaban contra los que intentaban salirse de los edificios inundados. Unos presos acabaron colgados de los alambres de púas que rodean la prisión. Ace Martin, un preso del pabellón Templeman III, dijo: “Un tipo se salió de la celda y le dispararon… se desplomó sobre el alambre de púas. Los guardias lo recogieron en una lancha y nos dijeron que si intentábamos salir nos dispararían”.

Mentiras y encubrimiento. Las autoridades y la prensa grande no dijeron casi nada sobre los presos. Cuando por fin las autoridades dieron a conocer un informe, estaba repleto de rumores y mentiras. Decía que los presos se habían amotinado y se habían apoderado de la prisión. El presidente del consejo municipal le dijo a los canales de TV que los presos habían tomado de rehenes a un guardia, su esposa y sus cuatro hijos, lo cual fue un invento absoluto. Eso concuerda con el retrato que la prensa pintó de las masas negras de Nueva Orleáns, como saqueadores y criminales, sin jamás mencionar las maneras creativas de cooperar y ayudarse mutuamente ante nefastas condiciones y a pesar del descarado abandono del gobierno.

El sheriff Marlin Gusman dice que nadie murió durante la tormenta y evacuación, aunque sus propios guardias y los presos dicen que vieron muertos. Hasta la fecha el sheriff Gusman niega que se haya maltratado a los presos y dice que les dio agua y comida. ¿Cómo entonces responde ante el hecho de que cientos de presos y muchos de sus propios guardias que respondieron al cuestionario de la ACLU lo contradicen? “Tengo 75 relatos de detenidos entregados por abogados con preguntas engañosas. Da risa leerlos… Nada de eso es cierto. Pero cuando lo repiten en los periódicos parece verdad y eso me frustra. No esperen que drogadictos, cobardes y criminales les vayan a contar la verdad”.

¿Quiénes fueron los cobardes y criminales cuando azotó el huracán? ¿Los miles de presos y miles más en toda la ciudad que hicieron todo lo posible por sobrevivir a pesar de la negligencia criminal y el salvajismo racista? ¿O los que dejaron a seres humanos encerrados en celdas cuando subía el agua, que dispararon a los que intentaron salvarse, que los maltrataron con gas mace, porras, descargas eléctricas y perros, y que después encubrieron y mintieron para tapar sus crímenes?

Continúa— Segunda parte: La pesadilla de la evacuación

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Las grandes ambiciones de Bush y el peligro de escalada de la guerra

Larry Everest

“Los estadounidenses se preguntan ‘¿por qué nos odian?’. Nos odian por lo que se ve aquí mismo, en este salón: un gobierno elegido democráticamente. Los líderes de ellos se autoeligen. Nos odian por nuestras libertades: nuestra libertad de credo, nuestra libertad de expresión, nuestra libertad de votar y de reunirnos y de tener desacuerdos”.

George Bush, 20 de septiembre de 2001

“Odian a nuestro pueblo porque es decente, valeroso, esforzado, muy trabajador e inteligente. Odian nuestras concepciones, nuestras políticas sociales y nuestros logros. Nos odian como Reich y como comunidad. Nos han obligado a una lucha de vida o muerte. Nos defenderemos en consecuencia. Todo está claro entre nosotros y nuestros enemigos”.

Joseph Goebbels, ministro de propaganda de la Alemania nazi, 31 de diciembre de 1939

Southwest Asia Map

Afganistán. Irak. Líbano. Irán. Ahora todo el mundo musulmán. Es una lucha global, Bush dice. La III Guerra Mundial, la llaman Bush y su camarilla. Y tienen razón. Aprovecharon el 11 de septiembre de 2001 para iniciar una guerra global, su III Guerra Mundial. Pero no es una “guerra contra el terror” por la “seguridad” de Estados Unidos (ni ningún otro lugar) ni para “proteger” a la gente común y corriente, ni mucho menos para ponerle fin al “terror”. Estas son las grandes mentiras de nuestra época.

Como se ve cada día más, es una guerra salvaje y sangrienta por el imperio. Es una guerra de terror en escala masiva: “shock y pavor”, destrucción de ciudades enteras en Irak, bombas de dispersión que hacen trizas niños en Líbano, amenazas nucleares contra Irán, el terror del “submarino”, otras formas de tortura y cárcel indefinida sin acusación.

Ya lleva cinco años. Atacaron con el pretexto de agarrar a los responsables del 11 de septiembre, pero desde el comienzo han tenido a todo el mundo en las miras y han extendido la guerra de un blanco a otro: primero Afganistán, supuestamente para capturar a Osama bin Laden. Luego invadieron Irak, un país sin armas de destrucción masiva y sin vínculos al 11 de septiembre. Este verano azuzaron y apoyaron el brutal ataque israelí contra Líbano. Ahora están preparando el terreno para atacar a Irán, y pronto. Bush dice que planea librar una guerra de muchos años contra todos los contrincantes del Medio Oriente: sunitas, chiítas o el que sea.

Bush, Cheney, Rumsfeld, Rice y los demás quieren crear una nueva Roma, pero esta tiene armas nucleares, practica torturas medievales legalizadas de alta tecnología, y declara que puede capturar y meter en sus mazmorras a cualquier persona, en cualquier parte, si lo manda George Bush, un mentiroso comprobado. Esta nueva Roma la gobiernan bárbaros imperialistas, que se declaran defensores de la justicia, la esperanza y la humanidad.

Es al revés: esta guerra la libra el pequeño puñado de oligarcas financieros y corporativos que gobierna a Estados Unidos para mantener, extender y aumentar su control depredador de miles de millones de personas por todo el mundo. Es una guerra para dominar el petróleo y el gas natural del mundo, concentrado en el Medio Oriente y Asia Central, y aprovechar ese control y esa posición estratégica para ahogar y controlar a otras potencias: Rusia, China, Japón, Europa… Es una guerra cuya meta final es aplastar toda oposición antes de que pueda surgir y crear lo que nunca se ha visto en la historia: un imperio mundial que nadie desafíe.

Esto es lo que conecta Afganistán, Irak, Líbano, Irán y todos los demás países amenazados por Estados Unidos, y no el “terror” o el “islamo-fascismo”.

En esta guerra Estados Unidos se enfrenta a una gama de fuerzas políticas y sociales, y especialmente a corrientes fundamentalistas islámicas reaccionarias. Estas se oponen a los planes yanquis, pero tienen una posición política reaccionaria que no llevará a la liberación del imperialismo ni a ninguna clase de liberación en sus países. Al igual que Estados Unidos, atacan a la población civil sin discriminación, aunque no tienen el enorme arsenal de Estados Unidos y su aliado Israel. Pero el fundamentalismo y las tácticas no son la principal razón por la cual Bush y su camarilla las llaman “islamo-fascistas”. Para los imperialistas (muchos de los cuales también son fundamentalistas reaccionarios seguidores del oscurantismo religioso que atacan sin discriminación a los civiles), el problema es que son un obstáculo a la dominación total de esta región de importancia estratégica.

Grandes ambiciones tropiezan con crecientes obstáculos

Una cosa es tener grandes ambiciones y otra es hacerlas realidad. La agresión arrogante y criminal de Estados Unidos ha tropezado con varios obstáculos y ha creado otros. En Irak la “victoria fácil” se desvaneció hace mucho y ahora hay de 800 a 900 ataques contra el el ejército estadounidense cada semana, o sea, más de 100 al día (Guardian, 30 de septiembre). El gobierno títere es una bola de caudillos reaccionarios y el país se desliza hacia una guerra civil entre varios sectores de la sociedad iraquí (sunitas vs. chiítas; árabes vs. curdos). Además, hay una insurgencia contra la ocupación estadounidense, que es distinta a la guerra civil pero relacionada a ella. Bob Woodward, autor del nuevo libro State of Denial, escribió: “La verdad es que los expertos de los servicios de espionaje creen que el año que viene la situación va a empeorar…”. También se oyen voces de arriba que piden despachar más tropas. (Ver “Piden más tropas para la guerra de Irak”, #63, 1º de octubre de 2006).

“Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente”.

Bob Avakian,
presidente del
Partido Comunista Revolucionario, EU

En Afganistán, supuestamente “pacificado” hace tiempo, el Talibán y otras fuerzas opuestas a Estados Unidos se están reorganizando. Empieza a parecerse a Irak. Hezbolá ha salido más fuerte del bombardeo israelí de Líbano. La invasión de Irak ha fortalecido a Irán por toda la región, que a la fecha ha rechazado las demandas de Washington a su programa nuclear.

Una nueva Valoración Nacional de Inteligencia señala que (tras las agresiones contra Afganistán, Irak, Palestina y Líbano) los jihadistas musulmanes han “aumentado en número y dispersión geográfica” y que “en los próximos cinco años los factores que atizan la difusión de la jihad global seguramente tendrán más fuerza que los factores que la reducen”, según un artículo del New York Times que analiza dicho informe (27 de septiembre)

En su libro, Woodward documenta las riñas y la ceguera de la Casa Blanca. El New York Times escribió (29 de septiembre): “El libro dice que la Casa Blanca está dividida por desacuerdos sobre la guerra. Los máximos asesores de Bush están enfrentados entre sí y a veces casi no se hablan, pero todos coinciden en que las evaluaciones de los comandantes y otros acerca de la situación en Irak son pesimistas…”.

La respuesta del gobierno de Bush: Más guerra

Esto de ninguna manera significa que el gobierno de Bush va a echarse para atrás o a entrar en razón.

Piénsenlo así: ha tirado los dados y apostado que una guerra sin fin le garantizará fuerza y poder al imperio. No lo han perdido todo, pero tampoco han ganado. Así que como los jugadores empedernidos que lo arriesgan todo, su actitud es “el doble o nada”. O sea, planea continuar y escalar el derrame de sangre.

En vez de echarse para atrás, Bush anda declarando a voz en grito que está resuelto a seguir luchando hasta el fin, que la vacilación o la derrota sería un desastre y que Estados Unidos tiene que seguir a la ofensiva, y escalar la guerra si es necesario.

Esta es la lógica de “escapar acelerando”. Según dice la leyenda, Alejandro Magno, ante la tarea insoluble de desatar el nudo gordiano, lo cortó con la espada. Hoy el gobierno de Bush espera cortar su propio nudo de contradicciones con la espada militar, y quizá con armas nucleares. “‘Ganar en Irak’ no es posible mientras nos limitemos a luchar solo en Irak… No se puede ganar una guerra regional defendiendo un solo país. Es un juego de tontos”, escribió el estratega neoconservador Michael Ledeen en un artículo a favor de atacar a Irán. (National Review, 31 de julio)

Ante un mayor cuestionamiento y dudas de muchos sectores, Bush acusa a sus críticos (incluso los de la estructura política) de “aceptar la propaganda del enemigo”. (AP, 29 de septiembre)

Piénsenlo. Es un mentiroso comprobado; ha mentido repetida y continuamente acerca de la tortura, las armas de destrucción masiva en Irak, los vínculos de Saddam Hussein con el 11 de septiembre, el “progreso” de la guerra, la amenaza nuclear de Irán y sobre todo acerca de la naturaleza de la “guerra contra el terror”. Y ahora, cuando sus mentiras están al descubierto, tilda de simpatizantes de terrorismo a todos los que lo critiquen. Poco después de la aprobación de la ley que legaliza la tortura y la detención indefinida de los “enemigos”… ¿puede ser más clara la amenaza fascista?

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Puntos de la Ley de Comisiones Militares (Ley de tortura)

Al cierre de esta edición, ambas cámaras del Congreso han aprobado la “Ley de Comisiones Militares de 2006” (LCM) y va camino a Bush para que la firme.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point

Un llamado a la comunidad para luchar y sacar al gobierno de Bush con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point

Billy “Jazz” Ellis
Simpatizante del periódico Revolución, chofer retirado de MUNI y antiguo residente de Doublerock

Nota de la Redacción: Leyeron y distribuyeron esta carta en una protesta con motivo del 40 aniversario de la rebelión de Hunters Point; también salió en el periódico The Bay View.

Aún recuerdo aquel día de septiembre de 1966. Tenía 32 años y trabajaba en MUNI [servicio de transporte público]. Cuando salí del trabajo iba rumbo a la tienda de la calle Third antes de llegar a mi casa en Doublerock. Me topé con unos policías y uno de ellos me preguntó hacia dónde iba. Le dije que iba a la tienda y después a casa. Me dijo: “No puedes ir más allá, lárgate de aquí, pinche negro”. Entonces llamaron al sargento y después de que vio mi uniforme de MUNI me dijo que podía ir a la tienda siempre y cuando me fuera derecho a mi casa y no me uniera a la gente que estaba en la calle Third. En cuanto me di la vuelta, uno de ellos me pegó en la espalda y caí sobre el carro. El sargento le dijo que me dejara ir y me subí al carro y me fui.

Arriba y abajo: Las calles de Hunters Point, San Francisco, durante la rebelión de septiembre de 1966. Después de que la policía mató a balazos a Matthew Johnson, de 16 años, la comunidad se rebeló contra la policía y toda la situación represiva. El alcalde mandó francotiradores y soldados de la Guardia Nacional con tanques y ametralladoras, pero la rebelión continuó por tres días.
Foto: Jean Anthony Dulac, cortesía de San Francisco History Center, Biblioteca Pública de San Francisco

Fui donde estaba toda la gente y me enteré de que la policía le había disparado en la espalda y matado a Matthew Johnson, un joven de 16 años del barrio. Había cientos de personas en la calle, sobre todo jóvenes. Todos estaban muy enojados con la policía y les gritaban: “váyanse a la chingada”. Exigían que se le impusieran cargos por asesinato al policía que le había disparado.

Todos decían la verdad con furia. Toda la situación era muy represiva en esos tiempos, particularmente con los jóvenes. Incluso el hecho de ir a jugar básquetbol en los proyectos implicaba mucho riesgo y acoso por parte de la policía. Igual que ahora, el sistema no ofrecía mucha esperanza para la juventud. Al rebelarse, se estaban manifestando contra el tratamiento que recibían y contra la hipocresía de esta sociedad, que tanto hace alarde de los derechos civiles, pero no nos los ofrecía. Nuestra furia era incontenible.

El Bay View escribió: “El alcalde mandó llamar a francotiradores para que se formaran en la calle Third, tipo ejecución, y dispararan contra Bay View Opera House, donde había niños aterrados buscando refugio”. Trajeron la Guardia Nacional, tanques y vehículos armados con artillería, y aún así la rebelión siguió por varios días. Tenían razón de rebelarse y si no hubiera sido por la lucha de esos días posiblemente no habría negros en San Francisco ahora. Pero de cualquier forma la rebelión no llegó al centro del poder y todavía tenemos el mismo sistema opresivo. Solo la revolución puede parar esto desde el fondo.

Hunters Point

Miren cómo fueron tratados los negros con lo de Katrina. “A George Bush no le importan los negros”, como dijo Kanye West. Abandonaron a la gente pobre para que se muriera en sus casas y dejaron a los negros muertos flotando en las calles. Las familias se separaron y esparcieron por todo el país de la misma forma en que las separaban durante la esclavitud. Y un año después todavía no se les ha ayudado y parece que cada vez más y más Nueva Orleáns se está limpiando de negros. Pero Kanye West no dijo lo suficiente. El hecho es que el racismo y la opresión nacional surgen desde el fondo del sistema.

Los inmigrantes vienen a este país y les quitan todos sus derechos. Producen dinero para la burguesía y ni siquiera pueden mandarles dinero a sus familias. Tienen que vivir seis o siete en un solo cuarto. Los negros han vivido en el infierno durante gran parte de su vida. Todos los que estamos hasta abajo en esta sociedad tenemos una conciencia profunda de por qué el gobierno de Bush tiene que parar y esto tiene que ser visible. Cuando tomamos las calles de esta manera, inspira a gente de todos los sectores.

Hemos estado en la defensiva por mucho tiempo mientras nos patean el trasero. El gobierno de Bush nos está matando, literalmente, a nosotros y a muchos alrededor del mundo. Tenemos que ponernos, políticamente hablando, a la ofensiva en contra del sistema. Y entre más pronto mejor.

He hablado con muchas personas en las calles de acá, y para ser honestos, a pesar de que es muy común la actitud de “chingue su madre Bush”, muchos solo maldicen la televisión o confían en los salvadores del Partido Demócrata pero no salen a las calles.

Todo esto tiene que cambiar. El 5 de octubre en más de 80 ciudades del país docenas de miles de personas no irán a la escuela o al trabajo y saldrán a las calles a marchar firmes de que no pararán hasta que salga Bush y su gobierno. Todo tipo de personas estarán ahí: desde estudiantes universitarios y de prepa, activistas en contra de la guerra, inmigrantes, gente de los suburbios, de las iglesias, académicos y especialmente jóvenes. Bayview Hunters Point tiene que ser parte de todo esto.

¿Existen obstáculos que vencer? Sí. En mi caso, me ha ayudado mucho escuchar las siete charlas de Bob Avakian. Me han mostrado de modo más profundo cómo llegamos hasta esta situación y la posibilidad de un futuro comunismo revolucionario por el que debemos luchar. Me han ayudado a imaginar todo un mundo nuevo. Si ustedes también sueñan con esto, pueden obtener las charlas en revcom.us o bobavakian.net.

Otro obstáculo por vencer es que muchos nos sentimos aislados y solos. Hay que unirnos y hablar de cómo podemos hacer que muchos otros se unan ese día. Todo esto requiere de tiempo y organización. Hay que formar comités para organizar contingentes que representen a Hunters Point y otras comunidades.

El futuro no está escrito. ¡El futuro que nos toque depende de nosotros!
¡Fuera Bush y su gobierno porque el mundo no puede esperar!

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Revolución recibió la siguiente convocatoria:

5 de octubre de 2006: ¡Fuera Bush y su gobierno! ¡Hay que parar su programa!

Llamamiento al movimiento de la mujer y a todos los que valoran la vida de la mujer

Estamos en el 2006 y están a punto de anular el fallo Roe vs. Wade (que legalizó el aborto). Ya son 15 los estados que penalizan el aborto con muy pocas excepciones. En Ohio un proyecto de ley propone prohibir el aborto en todos los casos, incluso si la vida de la mujer está en peligro.

Este movimiento y todos los que de veras quieren que la mujer tenga los derechos fundamentales se encuentran ante una encrucijada, y lo que hagamos hoy moldeará el futuro para las generaciones que siguen. Depositar nuestras esperanzas y energías en el Partido Demócrata, que ha sacrificado el aborto para “ganar” las elecciones de noviembre al Congreso, nos hace preguntar: ¿cuándo decidiremos luchar de veras y cuándo es demasiado tarde?

Las mujeres del movimiento pro derecho a escoger tenemos que comprometernos a adoptar un curso radicalmente diferente y a abandonar la estrategia que en gran parte es responsable del terreno que hemos perdido. Tenemos que rechazar rotunda y contundentemente la estrategia de canalizar toda nuestra energía, dinero e imaginación a campañas electorales, candidatos y todo el proceso político que está totalmente desconectado de las necesidades, objetivos, intereses y principios del pueblo y en oposición a ellos.

A menos que la estrategia cambie de una manera dramática de aceptar “lo posible” dentro del marco de la política oficial de este país, que se está abalanzando hacia la extrema derecha… a menos que nos zafemos de los confines que sofocan nuestra gran fuerza (la iniciativa de los millones de mujeres que buscan una salida y que piden que las movilicemos), vamos a perderlo todo, y los fanáticos de la Operación Salvar a América (que quieren cerrar la última clínica de aborto de Mississippi) tendrán la última palabra.

Cuando nos encontramos en una situación en la que las nueve senadoras demócratas pro derecho a escoger apoyan a Robert Casey Jr. de Pensilvania, un demócrata que se opone al aborto y a la investigación de células tronco y que apoya la guerra de Irak, porque “su elección es crucial para recuperar la mayoría del Senado”, ¿no es hora de hacer algo dramática y radicalmente diferente?

Queda tiempo, pero no mucho. Si actuamos como si ya han anulado el fallo Roe, sin duda alguna perderemos. No podemos aceptar una estrategia defensiva de pelear contra los ataques al aborto estado por estado. Y lo que es más importante, si no rechazamos todo el programa de guerra sin límites, tortura, espionaje masivo, ataques a los gays y la mujer, y destrucción de los derechos fundamentales, y si no sacamos al gobierno de Bush, será más y más difícil parar cualquiera de esas infamias. Lo que tenemos que hacer es PARAR este programa de Bush y la redefinición de la sociedad con un molde fascista.

El Mundo no Puede Esperar urge rechazar esta lógica mortal: lo que al principio es imposible de contemplar después será un acuerdo mutuo y luego una ley legitimada por un voto legislativo bipartidario. No es cuestión de votar o no votar. Lo que queremos decir es: si nuestra lucha se queda dentro de los confines de las elecciones nosotros perderemos, ganen o no los demócratas.

El Mundo no Puede Esperar exhorta a zafarnos de esos confines, a encontrar la manera más fuerte de decir que todo ese discurso político es UN CALLEJÓN SIN SALIDA y que hay que cambiarlo radicalmente de la manera que siempre se ha cambiado: inicialmente una minoría de la sociedad tiene que responsabilizarse y echarse a la calle con suficiente fuerza para forjar un discurso y dinámica políticos distintos de lo que las autoridades permiten. Tenemos que acabar con la pasividad y la desmovilización en que se encuentra el movimiento de la mujer y del derecho a escoger. Tenemos que recoger el dinero que necesitamos directamente de la gente, y no dejarnos callar por los que tienen dinero.

La opinión pública sobre la guerra no cambió porque la gente eligió a demócratas, sino a pesar de eso. Las grandes protestas dieron un ejemplo y plantearon una posición que la guerra confirmó para los millones de personas que no estaban convencidas. ¿Qué hubiera pasado si no hubiéramos salido a la calle en el 2002? ¿Se estarían sacando hoy las mismas conclusiones? ¿Dirían las encuestas sobre la guerra lo que dicen ahora? ¿Se hubiera callado todo el disentimiento con lo de “cuidado con lo que digas” si no se hubiera rechazado la intimidación y opuesto una gran resistencia, diciéndoles: “¡No! Su guerra es injusta y no la librarán en nuestro nombre”? Si no fuera por eso, ¿podrían hoy los soldados decir “no voy a obedecer las órdenes”?

La única posibilidad de derrotar este ataque al aborto, la imposición de la moral y autoridad patriarcales en forma de ley, y la reconfiguración de la sociedad con un molde fascista (que refuerza una guerra imperial sin fin), es dedicar todas nuestras energías ahora mismo a una gran movilización y resistencia.

El Mundo no Puede Esperar convoca a grandes protestas el 5 de octubre para zafarnos de la parálisis que aflige la vida política de este país y decir: ¡basta ya, hay que pararlo ya! ¡Fuera Bush y su gobierno! Exhortamos a que se salgan de las escuelas, del trabajo, que dejen de hacer compras y cierren las tiendas y que participen en las protestas.

Sean parte de esta gran hazaña. Es hora de juntar nuestras energías y recursos, y de responsabilizarnos por cambiar el curso de la historia. No hay otra manera de hacer oír la voluntad del pueblo este otoño, de que no se desperdicie.

Como dice El Mundo no Puede Esperar: El futuro no está escrito.

El futuro que nos toque depende de nosotros.

Julio de 2006

Escrita por Mary Lou Greenberg, activista del movimiento por la emancipación de la mujer desde los años 60, que defiende las clínicas y a los médicos que practican abortos por todo el país. En 2001 recibió el premio Susan B. Anthony por activismo de base del capítulo de Nueva York de la Organización Nacional para la Mujer. Trabaja con El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno y milita en la rama de Nueva York del Partido Comunista Revolucionario, EU.

Endosada por:

Debra Sweet, coordinadora nacional de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno (www.worldcantwait.org).

Merle Hoffman, fundadora/presidenta, Choices Women’s Medical y Mental Health Center, Long Island City, Nueva York, establecido en 1971, uno de los primeros centros ambulatorios de aborto; co-fundadora de la Federación Nacional del Aborto y fundadora de la Coalición pro Derecho a Escoger de Nueva York; directora editorial/redactora On the Issues: the Progressive Women’s Quarterly.

Eleanor J. Bader, co-autora, Targets of Hatred: Anti-Abortion Terrorism; y contribuidora de las revistas Z, Library Journal, Lillith, NY Law Journal y The Brooklyn Rail.

Rosemary Candelario, activista pro derecho al aborto, co-fundadora del Fondo de Aborto del Este de Massachusetts, ex miembro de la Coalición Religiosa pro Derechos Reproductivos, el Proyecto Acceso al Aborto y el Comité sobre Libertad Reproductiva de Rehusar & Resistir.

Elaine Brower, vocera de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno, activista contra la guerra cuyo hijo está en Irak.

Lucinda Marshall, fundadora, Red Feminista pro Paz (www.feministpeacenetwork.org).

Rda. Mónica Corsaro, co-directora, Coalición Religiosa pro Igualdad, presidenta de la Coalición pro Derecho Reproductivo del Estado de Washington, ministra del Ministerio Ecuménico de la Universidad de Washington y ordenada de la iglesia United Methodist Church Pacific Northwest Conference.

Carolyn R. Swift, profesora emérita, facultad de Inglés, universidad Rhode Island College, Providence, Rhode Island.

Por favor firme y haga circular. Comuníquese a chainsnomore@hotmail.com y háganos saber si podemos agregar su nombre a la convocatoria.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Las bombas de fragmentación de Estados Unidos e Israel:
Terror masivo y monstruoso contra el pueblo de Líbano

Nuevas revelaciones nos han mostrado el uso masivo de bombas de fragmentación durante la invasión israelí en contra de la población de Líbano durante los 34 días de ataques y ocupación secundados por Estados Unidos en julio y agosto. (Ver “Bombas de dispersión: Muertos y lisiados, Made in USA”, Revolución #61)

Un oficial de la unidad de misiles de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) declaró en el periódico israelí Haaretz que la IDF disparó alrededor de 1,800 misiles que contenían un total de aproximadamente 1.2 millones de bombas de fragmentación. Un porcentaje grande de estas armas las provee el gobierno de Estados Unidos. “Lo que hicimos fue una locura y monstruoso. Cubrimos pueblos completos con bombas de fragmentación”, declaró el oficial a Haaretz.

Además el mismo periódico informó que soldados de la IDF atestiguaron haber usado bombas de fósforo blanco para iniciar incendios en Líbano. (Ver Haaretz, 12 de septiembre de 2006)

El uso de bombas de fósforo blanco está prohibido en los tratados internacionales, y el gobierno de Estados Unidos y su perro de ataque Israel dicen que reconocen (por escrito) que estas armas producen “lesiones excesivas y sufrimiento innecesario”. Pero después dicen que no son parte de su arsenal de batalla.

Las armas antipersonal, como las bombas de fragmentación, se usan para aterrorizar a poblaciones completas y para despoblar toda una zona. Estados Unidos las usó mucho durante la guerra de Vietnam. Amnistía Internacional y Human Rights Watch han reportado el uso extenso de esas armas en Afganistán e Irak por Estados Unidos.

Las 1.2 millones de bombas triplican en cantidad el número estimado anteriormente por las Naciones Unidas. La IDF no ha negado esas cifras e incluso se rehúsa a decirle a las agencias de limpieza de minas de las Naciones Unidas dónde se usaron en el sur de Líbano.

Las Naciones Unidas estiman que el número de bombas de fragmentación que no han explotado todavía alcanza el millón y ¡siguen en el suelo! Ese estimado es solo de las bombas que dispararon desde el Multiple Launch Rocket System (MLRS) y no incluye las bombas que lanzaron desde los aviones de guerra.

Las Naciones Unidas también estiman que tomará de 12 a 15 meses limpiar esas bombas del sur de Líbano. Esto tiene graves consecuencias ya que la mayoría de las bombas de fragmentación se han encontrado en campos agrícolas, lo que significa que ahora hay muchas personas en riesgo de muerte o heridas graves al trabajar en el campo. A esto hay que añadir los más de 200,000 libaneses desplazados del sur de Líbano por la invasión israelí. ¿Qué significa para el sostén de estas personas y para la vida económica del país? ¿Qué ha significado ya para los libaneses que vivían en los pueblos bombardeados y ocupados por Israel? Hasta ahora se han reportado 15 personas muertas y 90 heridas por bombas de fragmentación que no habían explotado. (Ver www.maccsl.org)

Jan Egeland, subsecretario general de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, dijo: “Lo impresionante y, desde mi punto de vista, completamente inmoral, es que el 90% de las bombardeos de fragmentación ocurrió en las últimas 72 horas del conflicto, cuando sabíamos que habría un acuerdo, cuando sabíamos que todo terminaría”.

¿Qué nos dice sobre la naturaleza de la guerra de Israel secundada por Estados Unidos el hecho de que hayan tirado 900,000 bombas durantes las últimas horas del conflicto cuando se estaba negociando un cese del fuego, bombas específicamente diseñadas para matar, mutilar y aterrorizar a toda la población civil?

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

De “Pongamos las cosas en claro”
¿Qué es el comunismo?
¿Cuál es la verdadera historia del comunismo?
¿Cuál es su vigencia hoy?

Preguntas frecuentes

Misión de “Pongamos las cosas en claro”

Los escritos de Bob Avakian son la fuente de inspiración del proyecto “Pongamos las cosas en claro”. Nuestro propósito es contrarrestar las tergiversaciones y falsificaciones que prevalecen hoy en el mundo académico acerca de la primera ola de revoluciones socialistas: en la Unión Soviética de 1917 a 1956 y en China de 1949 a 1976.

En oposición al veredicto superficial de que el socialismo fue una pesadilla, o un experimento que fracasó, presentaremos los logros históricos de esas revoluciones, especialmente las lecciones de la Revolución Cultural, sin aminorar los errores y deficiencias.

El objetivo es fomentar debate y discusión sobre esas experiencias importantes, pero iniciales, de construcción de sociedades liberadoras y subrayar lo que ha señalado el presidente Avakian: la próxima vez tenemos que hacerlo mejor, y el proyecto comunista tiene que alcanzar un nivel mucho más profundo de conocimiento y de práctica para ser viable y deseable en el siglo XXI. En pocas palabras, el comunismo está vivo, y está en desarrollo.

Realizamos una variedad de actividades: hojas de información, artículos, volantes, foros, etc.; trabajamos con académicos progresistas y queremos aprender de las ideas de una amplia gama de personas.

Queremos influenciar a estudiantes, profesores e investigadores. Queremos crear una atmósfera intelectual que combata las calumnias y las conclusiones superficiales, que examine la verdad de esas revoluciones, de lo que buscaban, de las dificultades que tuvieron y de lo que lograron, y que entrelace todo eso con el deseo de tanta gente de crear un mundo radicalmente diferente.

Visita el portal de “Pongamos las cosas en claro” en: thisiscommunism.org

Ponte en contacto con el proyecto “Pongamos las cosas en claro” en:
SetTheRecordStraight@hotmail.com

Pregunta: ¿Qué es el comunismo?

Respuesta: El comunismo es una sociedad mundial que ha superado todas las clases y distinciones de clase; abolido todos los sistemas y relaciones de explotación; acabado con todas las instituciones sociales de opresión y las relaciones de desigualdad social (como la discriminación racial y la dominación de la mujer por el hombre); y dejado atrás todos los valores e ideas retrógrados y opresivos.

Es un mundo de abundancia donde la humanidad administra colectivamente los recursos de la sociedad. El comunismo también es la cosmovisión global y el método científico del proletariado para conocer y transformar el mundo.

Pregunta: Dicen que la sociedad comunista es triste y monótona.

Respuesta: Imaginemos una sociedad en que la gente conozca el mundo y lo transforme conscientemente… donde se haya zafado de las cadenas de la tradición y la ignorancia… donde trabaje colectivamente para producir los artículos básicos y también para explorar el arte, la cultura y la ciencia, ¡y se divierta haciéndolo!… donde el punto de vista científico y el vuelo de la imaginación se refuercen el uno al otro… donde haya unidad y diversidad, y se dé amplio debate y lucha ideológica sobre el rumbo y el desarrollo de la sociedad, pero sin antagonismos de clase… donde las relaciones de la gente se basen en respeto mutuo, amor a la humanidad y un verdadero interés por su bienestar. Un mundo que cuide el ambiente.

Eso es el comunismo.

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre el socialismo y el comunismo?

Respuesta: El socialismo es el paso crucial en el camino hacia el comunismo (hasta ahora el mundo no ha alcanzado el comunismo). Una revolución socialista tumba a la clase capitalista y establece el sistema de gobierno político de la clase trabajadora: la dictadura del proletariado. El proletariado y sus aliados, que son la gran mayoría de la sociedad, empiezan a transformar la sociedad. La revolución socialista crea una economía de propiedad social que satisface las necesidades sociales.

Pero el socialismo hereda las desigualdades económicas y sociales del capitalismo. Todavía existen clases sociales y lucha de clases sobre el rumbo de la sociedad. Por un tiempo, las sociedades socialistas nacerán en un mundo donde las atacarán potencias capitalistas hostiles. El socialismo es un período histórico de continuar la revolución, y el avance mundial hacia el comunismo es un proceso complejo y prolongado de revolución y contrarrevolución.

Pregunta: Quizá el socialismo es una bonita idea pero, ¿ha funcionado alguna vez en la práctica?

Respuesta: Las revoluciones socialistas de la Unión Soviética (1917-56) y China (1949-76) avanzaron a pasos agigantados hacia un mundo liberado. Con el poder en las manos, los que antes no tenían nada empezaron a transformar la sociedad. Ya no mandaba la ley de las ganancias, pusieron fin a la explotación y atendieron las necesidades sociales básicas.

De 1949 a 1976, la esperanza de vida se duplicó de 32 a 65 años en la China maoísta. Se dieron pasos inauditos en la lucha por barrer la opresión de la mujer y las nacionalidades oprimidas. Esas revoluciones no fracasaron; las derrotaron fuerzas burguesas y reaccionarias (en la Unión Soviética en 1956 y en China en 1976).

Pregunta: ¿No es cierto que el socialismo y el comunismo siempre se topan con las limitaciones de la naturaleza humana y el egoísmo?

Respuesta: En realidad, no existe una “naturaleza humana” innata e inmutable. La base económica de la sociedad, y las instituciones y la cultura correspondientes, moldean el modo de pensar, la conducta y los valores de los individuos. Por ejemplo, los “padres de la patria” estadounidenses, al igual que los antiguos griegos, pensaban que la esclavitud era “normal”.

El capitalismo se basa en la competencia económica y la acumulación privada de ganancias, y sus leyes económicas e instituciones premian el egoísmo, la avaricia y el individualismo. Tales cualidades no son innatas a los seres humanos, ni lo es el racismo o la supremacía masculina.

Pregunta: ¿No es cierto que el movimiento comunista produce dictadores como Stalin?

Respuesta: A Stalin lo han demonizado espantosamente, lo cual no ayuda a captar su verdadero papel histórico ni los grandes logros de la Unión Soviética. Tras la muerte de Lenin en 1924, Stalin asumió la dirección de la Unión Soviética, que en la década siguiente fue una sociedad estimulante y emancipadora. Stalin dirigió las luchas para colectivizar la agricultura y socializar la industria. La revolución creó una economía socialista (sin precedentes en el mundo) que se basaba en la propiedad estatal-pública, la cooperación social y la planificación consciente. En esos años, la Unión Soviética pasó por increíbles presiones: contrarrevolución, el cerco de potencias imperiales hostiles y la invasión nazi de la II Guerra Mundial.

Stalin dirigió la lucha contra todo eso, pero también tuvo deficiencias muy grandes. En los años 1930, cuando la revolución se encontraba en una situación de mayores presiones, recurrió más y más a medidas administrativas en vez de apoyarse en la actividad consciente de las masas. Era necesario suprimir a las fuerzas contrarrevolucionarias, pero ante las crecientes amenazas, Stalin reprimió a gente que simplemente planteó desacuerdos o disentimiento.

Bob Avakian señala que si la burguesía defiende a Madison y Jefferson —figuras centrales de la Independencia (una revolución burguesa) que eran dueños de esclavos— los revolucionarios debemos defender a Stalin y a la vez criticar sus errores y aprender de ellos.

Pregunta: ¿Y la Revolución Cultural de Mao?

Respuesta: Mao tuvo que lidiar con el problema de la nueva élite burguesa que surgió en el Partido Comunista y quería aprovechar los aspectos burgueses de la sociedad para restaurar el capitalismo. En vísperas de la Revolución Cultural, muchas fábricas todavía tenían un solo gerente y bonos que fomentaban la competencia; los servicios de salud y educación se concentraban en las ciudades. Mao instó a rebelarse contra los líderes e instituciones opresores. Centenares de millones de obreros y campesinos debatieron el rumbo de la sociedad; criticaron a las autoridades que estaban divorciadas de las masas; crearon nuevos medios de participación en la gerencia y la administración; y entraron a las esferas de la ciencia y la cultura.

Lucharon por superar las divisiones entre el trabajo intelectual y manual, y entre las zonas urbanas y rurales. ¡En el campo, los estudiantes de secundaria aumentaron de 15 millones a 58 millones! La Revolución Cultural tenía metas coherentes y liberadoras: prevenir la restauración del capitalismo; revolucionar las instituciones de la sociedad y el Partido Comunista; y cuestionar el viejo modo de pensar: en una palabra, avanzar y profundizar la revolución socialista.

Pregunta: ¿Pero no es cierto que hubo mucha violencia y que los intelectuales y artistas sufrieron persecución?

Respuesta: La violencia no fue un rasgo central de la Revolución Cultural, que fue principalmente una lucha política e ideológica. Gran parte de la violencia que ocurrió la atizó la oposición. Tampoco es cierto que los intelectuales y artistas como grupo social fueran objeto de persecución. Más bien, los exhortaron a integrarse con las masas trabajadoras, especialmente en el campo, y a aprender de ellas.

Hicieron magníficas obras revolucionarias de arte y cultura que sirvieron de modelo. Secundariamente, se cometieron algunos errores en el tratamiento de los intelectuales y artistas, y en las futuras sociedades socialistas habrá que manejar mejor tales asuntos.

Pregunta: ¿El socialismo existe en algún país del mundo hoy?

Respuesta: En la actualidad no hay países socialistas. En la Unión Soviética y China se hicieron revoluciones socialistas, pero los guardianes del viejo orden les dieron marcha atrás. Sin embargo, en muchas partes del mundo hay partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas que parten de los principios comunistas y la experiencia de la “primera ola” de revoluciones socialistas del siglo XX.

Muchos de ellos se agrupan en el Movimiento Revolucionario Internacionalista. En Nepal, se libra una guerra popular. En Estados Unidos, existe el Partido Comunista Revolucionario bajo la dirección de Bob Avakian.

Pregunta: ¿No es cierto que el marxismo es un dogma?

Respuesta: El marxismo es una ciencia creativa en desarrollo que tiene una orientación autocrítica. Para profundizar, recomendamos los escritos de Bob Avakian, quien ha hecho un balance crítico de las profundas lecciones de las sociedades socialistas del pasado, analizado los enormes cambios del mundo desde entonces y ampliado los horizontes del marxismo. Avakian está desarrollando un modelo vibrante de socialismo y comunismo para el siglo XXI.

Pregunta: ¿No es cierto que el comunismo es obsoleto, y que la globalización y las nuevas tecnologías están nivelando las disparidades sociales y eliminando a la clase obrera?

Respuesta: Hoy más que nunca se necesita la revolución comunista y existe la base para hacerla. La brecha entre ricos y pobres se ha ensanchado tremendamente desde que Marx escribió el Manifiesto Comunista. El valor de los bienes de los tres estadounidenses más ricos sobrepasa el producto nacional bruto de los 48 países menos desarrollados. Diez millones de niños mueren cada año de desnutrición y enfermedades curables. El SIDA azota el mundo, y las compañías farmacéuticas guardan celosamente su propiedad intelectual y ganancias. La clase obrera explotada está muy lejos de desaparecer, incluso en Estados Unidos. Hay que ver las etiquetas de los tenis y camisas o los componentes de las computadoras: los produce mano de obra explotada y superexplotada de todos los rincones del planeta.

Pregunta: ¿Tiene caso hablar del comunismo en una sociedad rica y tecnológicamente avanzada como Estados Unidos?

Respuesta: En Estados Unidos, la clase media es muy grande, pero para muchos la vida es vacía; el sistema frustra a los que quieren brindar su talento y conocimientos para beneficio de la sociedad y la humanidad. El huracán Katrina sacó al descubierto las profundas fisuras de explotación de clase y discriminación racial en un país donde 40 millones de gente trabajadora vive en la pobreza… una sociedad que tiene servicios de salud raquíticos y desiguales, y un sistema penal atascado de negros y latinos.

A pesar de los conocimientos y tecnología avanzada, el gobierno no puede movilizar a la población a solucionar problemas básicos, tales como dar ayuda a los damnificados de los huracanes y, ¡el pinche presidente ni siquiera acepta que la evolución es un hecho científico!

Pregunta: En el socialismo, ¿se puede practicar la religión?

Respuesta: Sí, el estado socialista respeta el derecho de culto y de celebrar servicios religiosos (así como el derecho a creer o no creer en dios). Pero el gobierno (y la escuela) fomenta el punto de vista científico-materialista del mundo natural y la sociedad. No obliga a las masas a abandonar sus creencias, pero desata una lucha ideológica por toda la sociedad a fin de ayudarles a dejar atrás creencias religiosas que las encadenan.

Pregunta: ¿Habrá posesiones personales?

Respuesta: Sí, pero el socialismo será muy distinto a la “sociedad de consumo” de hoy. Por ejemplo, no conservará el estilo de vida del “automóvil propio” que está destruyendo el medio ambiente. Los trabajadores y la clase media tendrán el derecho a seguir viviendo en las casas que ocupan, pero se abolirán la segregación en la vivienda y los mercados especulativos de bienes raíces, y primará la meta de dar vivienda digna a los más necesitados.

Pregunta: ¿Habrá democracia y elecciones, y se permitirá el disentimiento?

Respuesta: La sociedad socialista brindará una auténtica democracia sin igual para las masas. Ejercerá una dictadura sobre los viejos explotadores y los que se organizan para tumbar el nuevo sistema. La dictadura del proletariado permite a las masas cambiar al mundo y participar en toda esfera de la sociedad.

La dirección comunista estimulará diversas opiniones y actividad desde las bases y por toda la sociedad. Fomentará el disentimiento, incluso contra el gobierno, y dará los medios y recursos para manifestarlo. Las elecciones serán un medio de seleccionar y desarrollar a los líderes, y de hacer que respondan ante el pueblo. Pero algunas cosas no serán sometidas a votación, por ejemplo, ¡si la sociedad debe dar marcha atrás al capitalismo! Una revolución que se propone cambiar completamente la sociedad necesita una dirección firme y con visión de futuro que permita a las masas defender el poder y dirigir la lucha difícil pero liberadora para llegar a un mundo comunista, donde se hayan superado las divisiones entre los que detentan el poder y los dominados, y entre los dirigentes y los dirigidos.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Hay que ver

Estados Unidos vs. John Lennon

De una lectora

El 29 de septiembre salió en cines por todo el país el nuevo documental The U.S. vs. John Lennon, que cuenta de la campaña de persecución sistemática del gobierno contra John Lennon. El documental revela que usaron la amenaza de deportación como un arma política, escuchaban sus conversaciones por teléfono, lo seguían en coche e intentaron deportarlo por criticar la guerra de Vietnam y al gobierno en los años 60.

En 1966, cuando los Beatles hicieron una gira por Estados Unidos, un artículo de una revista citó una predicción de John de que el cristianismo desaparecería y el comentario de que los Beatles eran “más famosos que Jesucristo”. Sus palabras provocaron toda una ola de odio, fomentada por las estaciones de radio cristianas y conservadoras, que organizaron hogueras para quemar los discos de los Beatles. Unas imágenes filmadas de entonces muestran a uno del KKK, con su túnica y capucha blanca, criticando a Lennon por no creer en Jesucristo.

En 1968, en medio de un repunte político mundial, Lennon empezó a cuestionar el papel que debería desempeñar en todo eso. En el documental, dice que se puso a pensar en todos los millones que se sabían toda la letra de “I Want to Hold Your Hand” y cantaban con él; entonces, ¿por qué no cantar sobre algo con más sustancia? Escribió “Give Peace a Chance” como un himno para el movimiento en contra de la guerra de Vietnam, y docenas de miles lo cantaron en una protesta importante de 1969. Aparte, John y Yoko presentaron muchas acciones creativas contra la guerra y aprovecharon su fama para difundirlas por todas partes.

Por ese tiempo, Lennon se dio cuenta de que lo estaban espiando. Empezaron a llegar “trabajadores del teléfono” que bajaban al sótano constantemente y oía ruidos extraños cuando levantaba la bocina. Lo seguían de forma obvia, como para amenazarlo. El FBI le ordenó a la policía montarle cargos falsos de drogas. Lennon se preguntaba por qué les molestaba tanto una simple canción sobre la paz. Pero como dice Gore Vidal, el hecho de que Lennon cantara “Give Peace a Chance” “le provoca miedo a gente que quiere escuchar sin parar el himno bélico “The Battle Hymn of the Republic”.

John Lennon se fue a vivir a Nueva York en 1971 y, como muchas personas, se había vuelto más radical en pocos años. En una parte de la película, por ejemplo, sale con su botón de Mao, y con activistas radicales como Jerry Rubin y Abbie Hoffman. También apoyó a Bobby Seale del Partido Pantera Negra.

Fue entonces que los ataques del gobierno hacia Lennon aumentaron. Los ataques se canalizaron en los intentos de deportarlo supuestamente porque le habían encontrado mota años atrás. Sin embargo, el documental enseña claramente que lo hacían por razones políticas. Fue una campaña dirigida por altos niveles del gobierno, pues hay cartas escritas por Halderman, un asistente del presidente Nixon, y J. Edgar Hoover, director del FBI, y por el director de la CIA. El caso de deportación duró muchos años, con la amenaza constante de que lo corrieran del país. Todo eso afectó mucho a Lennon: tanto en sus actividades políticas, como en su música, pues se le hacía difícil ir de gira y en general lo distraía de su producción artística.

La información del FBI sobre Lennon, que se usó como fuente para la película, apenas salió hace unos años, después de que Jon Wiener, un profesor de historia de la Universidad de Irving, California, luchó 15 años para obtenerla. En los archivos se ve que monitoreaban las contribuciones monetarias de Lennon a las protestas contra la Convención Republicana de 1972. Tienen la letra de canciones escritas por Lennon e información sobre diferencias políticas y personales entre activistas del movimiento. Todavía hay 10 documentos que el FBI admite que tiene pero que, según dice, no puede entregar por razones de “seguridad nacional”.

Yoko Ono sale diciendo que temían que si iban a la Convención Republicana los matarían. Entrevistan a Noam Chomsky y dice que, de hecho, Estados Unidos mata por razones políticas, como por ejemplo, a Fred Hampton, el líder del Partido Pantera Negra de Chicago, a quien asesinaron cuando estaba durmiendo.

Con ese telón de fondo, a John Lennon lo balacearon fuera de su departamento el 8 de diciembre de 1980. Lo mató Mark Chapman, un enfermo mental que dio muchas razones contradictorias.

En la película, Gore Vidal explica que Lennon cantaba sobre el amor y la paz. “Representaba la vida, y eso es admirable”. “Y”, dice Vidal, “el Sr. Nixon y el Sr. Bush representan la muerte. Eso es algo terrible”. Cuando yo la vi, el público, al oír eso, empezó a aplaudir.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Leyes antiinmigrantes, militarización fronteriza y redadas a toda marcha

A Rosa se le llenaron los ojos de lágrimas cuando dejó a su hijito Víctor con su amiga y vecina Julie. A su esposo ya se lo habían llevado y Rosa sabía que tenía que huir enseguida. El fin de semana del Día del Trabajo la Migra llegó a Stillmore, Georgia, un pueblo de apenas 1,000 habitantes.

Los agentes entraron en un complejo de casas rodantes con armas, chalecos a prueba de balas y una lista de inmigrantes sin documentos, y se los llevaron. Unos meses antes, la Migra inició una investigación de la compañía empacadora de pollos Crider y reunió una lista de nombres y direcciones de trabajadores sin papeles.

Arrestaron a más de 120 trabajadores, los metieron en un camión y se los llevaron a un tribunal de la Migra en Atlanta. Centenares huyeron, y muchos se escondieron en el bosque sin agua y comida.

* * * * *

Redadas. Mil arrestos semanales. Centros de detención. Deportaciones. Militarización de la frontera. Un muro de 700 millas (1,120 km). Cámaras, sensores y tecnología para la caza de seres humanos. Más leyes para criminalizar a los inmigrantes.

Estos ataques avanzan a toda marcha.

* * * * *

El 21 de septiembre la Cámara de Representantes aprobó dos proyectos de ley de inmigración que le dan al Departamento de Seguridad de la Patria y las dependencias policiales autoridad para arrestar y meter a la cárcel a inmigrantes sin papeles, y aumentan la cantidad de deportaciones, especialmente de presuntos “pandilleros”.

Si ahora el Senado los aprueba, estos proyectos de ley: 1) Permitirán al Departamento de Seguridad de la Patria encarcelar por seis meses o más a indocumentados que considere una “amenaza a la seguridad nacional”. Bloquearán la entrada al país a presuntos “pandilleros” y le permitirán al Departamento de Seguridad de la Patria deportar a quienes crea que son pandilleros. Acelerarán la deportación de los indocumentados acusados de delitos. 2) Aumentarán a diez años de cárcel la sentencia por construir o financiar la construcción de túneles en la frontera. 3) Permitirán la deportación inmediata de los salvadoreños indocumentados que actualmente viven en Estados Unidos amparados por decretos judiciales sobre asilo que datan de los años 80, en los tiempos de la guerra civil de El Salvador. Le darán a las corporaciones policiales estatales y municipales la autoridad de arrestar indocumentados y transferirlos a la Migra. Asignarán más abogados del Departamento de Justicia a procesar “coyotes”.

El 29 de septiembre el Congreso aprobó una ley que destina fondos para construir un muro fronterizo de 1,120 km. El muro, cuya construcción durará 18 meses, cubrirá un tercio de la frontera. Será una cerca doble con caminos, luces y sensores, y separará varias ciudades y cruces fronterizos: Tecate y Calexico, California; Douglas, Arizona; y El Paso, Laredo y Brownsville, Texas. Se cree que Bush firmará la ley pronto.

El Houston Chronicle informó que la ley destinará $21.3 mil millones para contratar otros 1,500 agentes de la Migra y construir otros 6,700 cupos en centros de detención, y “miles de millones de dólares para construir una cerca ‘virtual’ de sensores terrestres, vehículos aéreos sin tripulación y equipo de vigilancia”. El Departamento de Seguridad de la Patria ya había contratado el 21 de septiembre a la compañía Boeing, la segunda compañía de armas del mundo, para construir el “muro virtual” a un costo de 2 mil millones de dólares. Boeing construirá más de 300 torres de radar en la frontera norte y sur, pero empezará en Arizona. Las cámaras las elaboró una compañía y pueden detectar a seres humanos a una distancia de 14 km.

Además, la ley manda que el Departamento de Seguridad de la Patria estudie cómo “parar a los vehículos que entran ilegalmente al territorio estadounidense”. En Irak, el ejército yanqui tiene retenes en los caminos y rutinariamente abre fuego contra los carros “sospechosos”; muchos iraquíes (y muchos niños) han muerto en esos incidentes. ¿Vamos a ver lo mismo ahora en la frontera?

Fuera del muro fronterizo, la ley ordena al Departamento de Seguridad de la Patria “tomar las debidas medidas para obtener control operativo de las fronteras internacionales terrestres y marítimas”. Define “control operativo” como “impedir todas las entradas ilegales, de terroristas, demás extranjeros ilegales, instrumentos de terrorismo, narcóticos y contrabando”.

Las medidas de militarización que han entrado en vigor desde la década pasada han llevado a cruzar la frontera en zonas más aisladas y peligrosas, como el desierto de Arizona. Desde que empezó esta militarización en 1994, con la “Operación Gatekeeper” del presidente Bill Clinton, ha aumentado la cantidad de muertos en la frontera. Un informe gubernamental del 14 de septiembre dice que en los últimos seis años la cantidad casi se ha duplicado, de 241 en 1999 a 472 en 2005. El grupo Ángeles Fronterizos calcula que desde 1994 más de 4,000 personas han muerto cruzando la frontera.

El muro tendrá un impacto devastador en el medio ambiente y la ecología de la zona. Por ejemplo, unos militantes del movimiento ambientalista le dijeron al San Francisco Chronicle que el plan de construir un camino a lo largo del muro cerca de Tijuana aumentará la erosión, destruirá un estuario frágil y dirigirá más aguas negras hacia el océano Pacífico. También trastornará el movimiento, hábitat y migración de miles de especies a lo largo de la frontera, varias de las cuales están en peligro de extinción.

Los demócratas han criticado a los republicanos por no ser lo suficientemente duros en la militarización y “seguridad” de la frontera: Ken Salazar, congresista de Colorado, dijo que el muro es un “truco”; Harry Reid, de Nevada, le dijo al Washington Post que: “El propósito es proteger a los congresistas actuales y no la frontera”. Nancy Pelosi le dijo a Associated Press que la ley “ofrece mucho menos que las propuestas que ha presentado el Partido Demócrata una y otra vez”.

* * * * *

“Puede que no tengan los derechos de los americanos, pero tienen derechos humanos”, dijo David Robinson, el gerente del complejo de casas rodantes de Stillmore. “No hay ninguna razón para tratarlos como animales”. Llevó una bandera a una laguna y la puso al revés como protesta.

Hoy Stillmore está casi desierto. No hay nadie en el supermercado, la procesadora de pollos ni en las calles. La Associated Press lo llamó “pueblo fantasma”.

La alcaldesa, Marilyn Slater, dijo: “Esto me hace pensar en lo que leí sobre la Alemania nazi y las redadas de la Gestapo”.

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Conoce a Bob Avakian

Bob Avakian es el líder del Partido Comunista Revolucionario y mucho más: es un pensador innovador y crítico que ha llevado el marxismo a un nuevo nivel. Es un comentarista singular sobre el baloncesto, la religión, la música doo-wop, la ciencia y muchos otros temas. Es un incansable luchador contra la opresión que no ha abandonado ni su solemne claridad de metas ni su sentido del humor.

Te invitamos a conocer a este líder revolucionario por medio de pasajes de dos de sus libros: la autobiografía From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, y la colección de ensayos Observations on Art and Culture, Science and Philosophy. Asimismo exhortamos a visitar el portal BobAvakian.net o revcom.us para escuchar una importante serie de charlas (en inglés por el momento) que exploran la teoría comunista y la aplican a una impresionante gama de temas, entre los cuales figuran los interrogantes políticos que se presentan con urgencia y fuerza en la situación actual.

Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Comentarios sobre Bob Avakian

“Bob Avakian es un corredor de larga distancia en la lucha de libertad contra el imperialismo, el racismo y el capitalismo. Su voz y testimonio son imprescindibles en nuestra lucha por los condenados de la tierra. Esta conmovedora historia de compromiso es muy oportuna”.

Cornel West
clase de 1943 profesor de Religión,
Universidad Princeton
(en un comentario sobre la autobiografía de Bob Avakian, From Ike to Mao and Beyond)

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“Esta interesante historia de la vida de Bob Avakian pinta un cuadro humanizante de una persona que muchas veces solo vemos como un revolucionario férreo. Entiendo por qué Bob Avakian ha atraído a tantos partidarios apasionados. Ante la enajenación de esta sociedad capitalista bélica, ofrece la posibilidad de cambios radicales”.

Howard Zinn
profesor emérito de Ciencia política
Universidad de Boston
(en un comentario sobre la autobiografía de Bob Avakian,
From Ike to Mao and Beyond

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“En estos tiempos, cuando la historia de nuestro país y del mundo está sumida en las tinieblas, necesitamos nuevas conversaciones sobre Marx y la tradición socialista, libres de dogmatismo y abiertas a ideas de todos lados, pero de orientación progresista y con un anhelo de aprender a través de un análisis crítico en el marco de la tradición marxista. Este libro ofrece un modelo de ese tipo de conversaciones”.

Allen Wood
autor de Karl Marx y Kant’s Ethical Thought
(en un comentario sobre Marxism and the Call of the Future
por Bob Avakian y Bill Martin)

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“Como una obra de arte o una pieza de música seminal, la presentación y el ritmo de Bob Avakian son sumamente estimulantes. Lo más estimulante es la visión y el mensaje que presenta. Avakian es un líder revolucionario cuya voz debe resonar en todas partes”.

Wil-Dog, Jiro y Uli, de Ozomatl
(en un comentario sobre
Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es)

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“Este sistema convierte a la gente en lo que quiere que sea. En la nueva sociedad uno podrá trabajar solo cuatro horas y luego dedicarse al arte, la ciencia, la artesanía o lo que quiera. Unos aquí piensan que tienen el control de la droga, pero el sistema es el que distribuye la droga para que no pensemos ni actuemos de una manera revolucionaria. Unos piensan que la nueva sociedad es imposible, pero tenemos la persona que nos puede llevar a ella. Hay más que suficiente gente en el mundo que, si adoptara lo que dice Avakian, haría una revolución chingona. La gente tiene que saber que tiene una persona como el presidente y que tiene que defenderlo”.

Wille “Mobile” Shaw
camarada del PCR de Watts, Los Ángeles
que murió en el 2005

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“En su entendimiento Avakian toma los intereses de la humanidad en su totalidad”.

Salvadoreño que vive en Chicago

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Del libro From Ike to Mao and Beyond: My Journey From Mainstream America to Revolutionary Communist
Autobiografía de Bob Avakian

Capítulo 4:

La preparatoria

Sinfonías de esquina

Bob Avakian

A mi amigo Sam lo conocí antes de la prepa porque su padre era el conserje de la iglesia a donde íbamos y Sam lo ayudaba a veces. Cuando entré a la prepa él estaba un poco más adelantado que yo, pero nos hicimos amigos y después cantamos juntos.

Sam tenía una característica: cuando comía, no le gustaba que le hablaran ni que lo molestaran, no importa quién fuera ni lo que pasara. Era así y uno sabía que era mejor dejarlo en paz porque no quería hablar sino comer. Bueno, un día se me olvidó llevar dinero para comprar el almuerzo y tenía mucha hambre. No podía comprar nada en la cafetería y me puse a buscar a algún amigo que me prestara dinero. Vi a Sam y me acerqué, sabiendo que violaba sus reglas, pero tenía hambre. Lo saludé y me contestó: No me molestes. Repetí: Sam, tengo hambre. Su respuesta fue: No me molestes que estoy comiendo. Bueno, me fui y me puse a buscar a alguien más que me prestara dinero o me diera algo de comer.

Al rato vi a un chavo con un plato lleno de comida y me llamó la atención porque tenía dos pedazos de pan de maíz. Eso me pareció injusto porque yo tenía hambre y él tenía no uno sino dos pedazos de pan. Me senté en la mesa al frente de él y me puse a mirar su plato. Él me miraba como diciendo: ¿Y este qué me ve? Yo seguía mirando su plato y finalmente le dije: Oye, mano, ¿no me das uno de tus panes? No, vete a la chingada, me contestó. Por favor, mano, tengo hambre y no traje lana. ¿No me das un pan, por favor? No, que te vayas a la chingada. Yo no sé qué se apoderó de mí, seguro era el hambre, y sin pensar estiré la mano y agarré un pan. Él se paró tirando la silla al suelo, listo para pelear. A mí también me tocó pararme y cuadrarme para pelear. Me miró mucho rato, mucho rato, y a la larga dijo: Ah, cabrón, cómetelo. Así que me llevé el pan. Sam, que alzó la cabeza de su plato lo suficiente para ver lo que pasó, se me acercó y me dijo: ¡Chingao, ese es Leo Wofford, de la que te libraste! El caso es que yo tenía mucha hambre y seguro Leo pensó que era un blanquito despistado y me dejó en paz.

Sam vivía en East Oakland, pero iba a la escuela en Berkeley. Varias veces fui a su casa, que quedaba en el límite entre East Oakland y San Leandro; era como el Sur profundo. Pasando la avenida 98 había un arroyo y una cerca, y los negros no podían cruzarlos porque una chusma racista de San Leandro les caía encima. Sam vivía justo en ese límite.

Sam me llevó varias veces a East Oakland; una vez fuimos a una unidad habitacional de apartamentos dispuestos en círculos concéntricos alrededor de un patio con una cancha de baloncesto. Cuando llegamos, unos muchachos estaban empezando un partido; yo reconocí a un par que eran del equipo de pista de Castlemont High y me les acerqué y entré al juego. Bueno, en cierto momento, uno de ellos y yo tuvimos un careo; los dos nos estábamos escoltando y nos empujábamos y demás, y en cierto momento estalló una bronca. Los otros se hicieron para atrás y nos dieron espacio para pelear, pero después de carearnos un rato, la tensión se disipó y regresamos al juego. Pero, en medio de eso, noté que Sam, que estaba viendo el partido, se alejó de la cancha.

En otra ocasión Sam y yo fuimos a un partido de baloncesto entre las prepas Castlemont y Berkeley. Era en el gimnasio de Castlemont, pero yo, de tonto, me puse a gritarles boludeces a los jugadores de su equipo. La estrella era Fred “Sweetie” Davis, a quien en un momento empujó al suelo un jugador de nuestro equipo. Yo me paré y grité: ¿Te gusta besar el suelo, Sweetie? Sam llevaba rato diciéndome que no fuera bruto y en ese momento se paró y se fue, como dando a decir “yo no conozco a este imbécil blanco”. Así, sin querer, varias veces metí a Sam en situaciones difíciles.

Sam cantaba muy lindo y un día fui y le pregunté si quería formar un grupo de música. Lo pensó un tiempo y después me contestó que sí. Sam tenía un primo, George, que tocaba el piano y cantaba, así que propuso que lo invitáramos. Yo conocía a Felton, uno de los pocos chavos negros que estudiaron en mi secundaria, y cuando se lo propuse se entusiasmó. Después invité a Randy, un chavo blanco que cantó conmigo y con John en nuestro último año de secundaria.

Los cinco (tres negros, dos blancos) formamos un grupo. Ahí mismo nos dimos cuenta de que Sam debía ser el solista y nos repartimos las demás voces. Felton era el bajo, Randy era el barítono, George el segundo tenor, y yo el primer tenor. Nos organizamos muy bien. A veces practicábamos en la casa de George porque tenía piano y a veces en mi casa, donde también había piano. Pasábamos de tres a cuatro horas diarias practicando y cantábamos en todas partes, ya fuera en situaciones formales o en el vestuario antes y después de clase de gimnasia, en los corredores, en las escaleras de la escuela, en las esquinas, en donde fuera.

Con el tiempo, Randy se salió del grupo y entró Odell (el que me dijo que le pisé los zapatos el primer día de prepa). Cuando entró al grupo le recordé ese incidente; él no se acordaba, pero se divirtió mucho cuando se lo conté. Odell componía canciones; a veces me lo encontraba en los corredores y le preguntaba por qué no estaba en clase. Me contestaba: Ando componiendo, mano. Practicábamos mucho y queríamos que nos contrataran y darnos a conocer.

El grupo necesitaba nombre artístico; otros grupos se llamaban los Cadillacs y los Impalas, así que nos pusimos los Continentals. También ensayábamos en el centro deportivo de Live Oak, donde tenían un piano. El director nos oyó y nos dijo que le gustaba nuestra música y nos invitó a cantar en un baile del centro. Contestamos que sí y preguntamos si nos iba a pagar. Dijo que el presupuesto era limitado, pero que nos podía pagar algo. Nos reunimos y le pedimos $100 y él nos ofreció $25. Nos miramos y por supuesto lo aceptamos.

Ensayamos mucho y preparamos una canción de los Heartbeats, “You’re a Thousand Miles Away”, y otras canciones. Cuando iba llegando el día del baile, Sam se encontró con un amigo y este le preguntó qué hacía ahí. Sam contestó que íbamos a cantar y el amigo le dijo que cómo era posible si él, Sam, no sabía cantar. El caso es que antes de entrar se armó un duelo de voces entre Sam y su amigo: los dos cantaron una canción de los Spaniels y, después de un par de estrofas, el amigo aceptó que Sam cantaba muy bien.

En otra ocasión mi hermana menor hizo que nos contrataran para su fiesta de noveno grado. Como mi hermana nos consiguió la chamba, mis amigos me dejaron cantar una canción de solista; creo que era “Oh Happy Day” y fue muy suave.

A algunos padres blancos esa música no les gustaba para nada. En el caso de algunos era por racismo, porque veían que la cultura negra se estaba metiendo en “su vida”. Pero a muchos chavos blancos les encantaba, como se ve en el hecho de que la clase de mi hermana mayor votó por “WPLJ” como canción favorita. Creo que Richard Pryor tocó ese punto en sus números: cuando los negros hacen algo, pues es cosa de ellos; pero cuando lo adoptan los chavos blancos, saltan las críticas porque “ay, dios, la situación se está desbocando”. Para los chavos blancos racistas, esa música y esa cultura eran “indeseables”, y nos atacaban a los que nos gustaba. Era parte de toda una serie de cosas que rechazaban y criticaban.

Además de cantar doo-wop, yo cantaba en el grupo coral de la escuela. En mi último año, el maestro del grupo coral nos animó a mí y a tres compañeros a armar un cuarteto para el concurso artístico de ese año. Éramos dos blancos y dos negros, y cantamos una canción sentimental con nuestro propio toque. En otra ocasión, cuando tenía 16 ó 17 años, fui a un partido de béisbol de los Giants. Antes del partido siempre tocan el himno nacional y en esa época yo todavía era algo patriótico; no era superpatriótico, pero creía que en general este era un país bueno, aunque me chocaban mucho la discriminación, la segregación y el racismo. Bueno, todos nos paramos cuando sonó el himno y, por alguna razón, empecé a cantar. Cuando terminamos, una señora que estaba delante de mí se volteó y me dijo: ¡Qué buena voz! Varias veces he pensado en la ironía de eso.

Poco tiempo después dejé de cantar el himno nacional. Después, cuando iba a partidos y lo tocaban, yo me paraba y cantaba a pleno pulmón una versión que se inventó un amigo: Oh, oh, tío Sam, lárgate de Vietnam. Lárgate, lárgate de Vietnam.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Del libro
From Ike to Mao and Beyond: My Journey From Mainstream America to Revolutionary Communist
Autobiografía de Bob Avakian

Capítulo 27:

Perseverancia e inspiración

Bob Avakian

Decepción, peligro y adelante

En el curso de los años, y ahora décadas, he experimentado muchas decepciones. Fuera de las dificultades y pérdidas personales, la lucha por un mundo diferente y por un futuro mejor para la humanidad ha sufrido pérdidas profundas. Hemos pasado por vueltas y revueltas, y hemos sufrido gigantescos reveses, como el hecho de que China dejara de ser un país socialista y una base de apoyo para la revolución mundial. Esto es algo que yo personalmente, nuestro partido y los comunistas de todo el mundo hemos tenido que confrontar.

Fuera de las dificultades, hay grandes peligros. Los que gobiernan el mundo tan brutalmente, oprimen y explotan al pueblo del modo más despiadado y asesino. Estas no son meras palabras; son palabras que no alcanzan a captar el sufrimiento, totalmente innecesario, que impone este sistema ni la forma en que tuerce y distorsiona las relaciones entre los seres humanos, y los convierte en instrumentos para la acumulación de riqueza por un puñado o los descarta como basura. No captan la destrucción del potencial y del espíritu humano que eso conlleva. Nada de eso ha disminuido. A pesar de los reveses y de las derrotas que hemos sufrido, no se ha eliminado ni disminuido la necesidad de acabar todo eso (y, desde un punto de vista estratégico, la base para hacerlo).

Cuando reflexiono sobre esto, pienso en una conversación que tuve con un amigo cuando era adolescente. Era un poco mayor que yo y estudiaba medicina. Un día le pregunté qué iba a hacer cuando terminara la carrera, a qué especialidad se iba a dedicar. Me contestó que no iba practicar medicina, que se iba a dedicar a la investigación porque quería buscar una cura para el cáncer; creía que era muy importante, que era posible y quería contribuir lo más que pudiera a hallarla.

De eso hace décadas y, aunque ha habido avances en el tratamiento del cáncer, sigue siendo un azote para la humanidad. No se ha eliminado todavía; no se ha encontrado una cura. Pero él ha trabajado en ese campo todos estos años y yo nunca diré que sus esfuerzos han sido en vano. La necesidad de eliminar el cáncer, o de encontrar una cura, sigue siendo enorme. Desde un punto de vista científico, sabemos que es totalmente posible hallar los medios para eliminar este azote de la humanidad y que vale la pena perseverar en ese esfuerzo.

Lo mismo se aplica a la cuestión de extirpar y abolir las horrendas relaciones de explotación, opresión y saqueo en que se basa este sistema, que lo alimentan, junto con las guerras y la destrucción del medio ambiente que causan sus propios mecanismos y las acciones de los que lo gobiernan. La necesidad de eliminar este sistema y de generar algo mucho mejor es más profunda que la necesidad de hallar una cura para el cáncer. Y si uno adopta una orientación científica para investigar, conocer y cambiar la realidad, sabe que se pueden encontrar los medios para hacerlo. En la naturaleza del mundo tal como es, en la naturaleza y las contradicciones de este sistema de capitalismo e imperialismo, existe la base para derribar, extirpar y eliminar este sistema y todos los horrores que causa en el mundo. Cuando no alcanzamos ese objetivo, tenemos que sacar detalladas lecciones, basarnos más profundamente en la orientación científica del análisis y el cambio de la realidad que es el marxismo, aplicarlo de una forma más creativa, crítica y dinámica, y trabajar más con otros a fin de conocer mejor el mundo y hacer más para cambiarlo. Toda la experiencia que he vivido, todo lo que he aprendido de ella, me ha enseñado más profundamente y me ha demostrado más plenamente que es necesario y es posible hacer esto, y que lo mejor que puedo hacer con mi vida es aportar mi mayor contribución posible a esto.

Inclusive cuando se dan terribles reveses y pérdidas como lo que pasó en China, este sistema seguirá arrojando la necesidad de la revolución para abolirlo y establecer un mundo radicalmente diferente y mejor, un mundo comunista. Esta necesidad saltará a primer plano una y otra vez. Las condiciones de vida y el sufrimiento del pueblo lo piden a gritos continuamente.

Si uno ha tenido la oportunidad de ver el mundo como es en realidad, puede encaminar su vida por rumbos profundamente distintos. Puede entrarle a la vida de comer o ser comido, y muy probablemente ser devorado en el proceso de salir adelante. Puede meter el hocico en el comedero y atascarse lo más que pueda, y empujar a los demás para agarrar más. O puede dedicarse a hacer algo que cambie toda la dirección de la sociedad y el mundo. Si uno pone lado a lado las dos cosas, ¿cuál tiene significado? ¿Cuál contribuye a algo que valga la pena? La vida de uno va a tener valor o va a ser inútil. Y no se puede dedicar la vida a algo más grande que contribuir lo máximo que podamos a la transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo, a ponerle fin a todos los sistemas y las relaciones de opresión y explotación, y a todo el sufrimiento y destrucción innecesarios que traen. Eso lo he aprendido más y más profundamente a lo largo de las vueltas y revueltas e inclusive de los grandes reveses, así como los grandes logros, de la revolución comunista hasta ahora, en sus primeras etapas históricas.

Fuentes de estímulo

Efectivamente ha habido grandes logros en la muy corta experiencia inicial del socialismo y del avance al comunismo. Siempre que las masas de cualquier parte del mundo se levantan, así sea espontáneamente, y sobre todo si lo hacen con una dirección comunista, es una fuente de enorme estímulo y una muestra del potencial de toda esta lucha y transformación revolucionaria de la sociedad y del mundo. Esto es muy vigorizante, cuando se combina con el dominio y la aplicación cada vez más profundos de la cosmovisión y el método científico del comunismo.

Como indiqué antes, desde que me tuve que exiliar hace más de dos décadas, he seguido dando liderazgo y dirección ideológica y política al PCR. He estudiado y escrito mucho sobre profundos problemas y desafíos que confrontamos los comunistas de todo el mundo para reorganizarnos y seguir la lucha revolucionaria después de las pérdidas demoledoras que hemos experimentado, sobre todo el golpe de estado revisionista y la restauración capitalista en China. He investigado la experiencia de la revolución proletaria y de las sociedades socialistas que se establecieron en el siglo 20, en la Unión Soviética y China, tratando de sacar lecciones cruciales de los aspectos positivos y también de sus aspectos negativos, centrándome en especial en estas preguntas: ¿cómo pueden las masas populares ser los amos de la sociedad y del estado, realmente, y avanzar hacia la abolición en última instancia del estado, junto con la abolición de todas las divisiones que entrañan explotación y opresión y todas las desigualdades sociales? ¿Cuál es la relación entre las masas populares y la dirección revolucionaria en ese proceso?

También le he dedicado atención a las transformaciones monumentales y sin precedentes que se están operando en el mundo hoy y a sus implicaciones para la lucha revolucionaria: en particular, al masivo desplazamiento y migración de millones de campesinos a las zonas urbanas cada año por todo el tercer mundo, de modo que hoy la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y una gran cantidad vive en cinturones de miseria. He lidiado con los fenómenos sociales, políticos e ideológicos asociados con estas transformaciones, especialmente con el creciente fenómeno del fundamentalismo religioso (no solo el fundamentalismo islámico en el Medio Oriente y otras partes, sino también el fundamentalismo cristiano en Estados Unidos) y los peligros y desafíos que le presenta a la lucha revolucionaria para transformar la sociedad, para alcanzar una auténtica liberación y luz, y romper todas las cadenas de la tradición: económicas, sociales, políticas, ideológicas y culturales.

He lidiado mucho, sigo lidiando, con interrogantes relacionados con el papel de los intelectuales y los artistas y del proceso creativo en relación con los intereses generales de la sociedad; y con la relación entre los principios colectivos y cooperativos y los intereses de la sociedad de conjunto, y por otro lado, el papel y los derechos de los individuos y de la iniciativa individual.

En el proceso de escribir una nueva versión del Programa de nuestro partido, de conformidad con los cambios que se han operado en el mundo y de importantes lecciones que hemos aprendido en los más de 20 años desde que escribimos el Programa anterior, he dirigido el partido a romper con serios errores y el legado seriamente viciado del movimiento comunista internacional con respecto a la homosexualidad. Aunque siempre nos hemos opuesto a la discriminación contra los homosexuales, considerábamos esencialmente que la homosexualidad era un fenómeno negativo y presentaba obstáculos a la eliminación de toda la opresión, y en particular pensábamos que la homosexualidad masculina contribuía a la opresión de la mujer. Esta es una posición incorrecta y dañina, y la cambiamos y nos hemos puesto a criticarla a fondo, dentro del partido y en documentos publicados.1

En general, he seguido contribuyendo todo lo que pueda y dirigido el PCR a contribuir lo máximo que pueda a la conceptualización y la creación de un mundo nuevo, un mundo comunista: un mundo de seres humanos libremente asociados que cooperan entre sí, un mundo en el que quiera vivir la gran mayoría de la gente y, en última instancia, toda la humanidad, y en que florezca como nunca antes se ha imaginado.

Perseverancia e inspiración

En los últimos años, justo cuando los gobernantes de Estados Unidos y otros capitalistas e imperialistas han aprovechado el revés de la revolución en China y el derrumbe de la Unión Soviética para proclamar el triunfo final del sistema capitalista, han estallado tremendas rebeliones y protestas en todo el mundo y en este país. Los asesinatos y atropellos que comete la policía han prendido grandes protestas en Los Ángeles, en Cincinnati y en otras ciudades. Con la labor de nuestro partido y de otros se ha formado una coalición nacional contra la brutalidad policial y cada año desde 1996 realiza un Día Nacional de Protesta contra la brutalidad policial, la represión y la criminalización de la juventud, con la participación de miles en docenas de ciudades. La batalla del aborto, que concentra la lucha contra la opresión de la mujer, sigue en marcha y una vez más se está agudizando. La lucha por eliminar la discriminación contra los gays y las lesbianas en todas las esferas de la sociedad ha dado nuevos pasos. En los últimos años se han dado protestas y batallas masivas contra la globalización capitalista y sus terribles efectos para los pueblos, especialmente del tercer mundo, y para el medio ambiente. Nuestro partido y los maoístas de muchas partes del mundo se han aunado a estos movimientos y luchas.

Aprovechando los sucesos del 11 de septiembre del 2001, la clase dominante de este país y su núcleo dirigente han desatado un juggernaut de guerra y presión, han declarado una guerra en todo el mundo para expansionar su dominación y explotación global con el pretexto de “luchar contra el terrorismo”, y han instituido nuevos niveles de represión interna, ya peligrosos en sí pero que además representan un precedente y el potencial de una represión mucho mayor y nunca vista. Todo esto ha suscitado una creciente resistencia, en este país y en el mundo, y docenas de millones salieron a protestar contra la guerra que Estados Unidos estaba resuelto a iniciar contra Irak. Yo he caracterizado este juggernaut como un “hervidero de contradicciones” y he señalado que contiene el potencial de grandes horrores y reveses demoledores para la resistencia y la lucha revolucionaria de las masas populares de todo el mundo, pero, igualmente, contiene el potencial de grandes avances de dicha lucha; contiene el potencial de estos dos extremos y toda la gama entre ellos.

Esto plantea enormes retos a nuestro partido y a los maoístas por todo el mundo. Uno de los sucesos más importantes de los últimos 20 años ha sido que, después de la pérdida de China, los maoístas de distintas partes del mundo se han reorganizado y unido como un movimiento internacional, el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), en el cual participa nuestro partido. En importantes partes del mundo, los partidos maoístas del MRI están haciendo avances cruciales.

Cuando veo todo esto, vuelvo a pensar en el amigo que decidió dedicar la vida a curar el cáncer, y pienso en la necesidad mayor aún de ponerle fin al sistema de icapitalismo-imperialismo y a todo el sufrimiento y la opresión que encarna e impone a lo largo y ancho del mundo. Veo que mi vida no podría dedicarse a nada más importante y que las contribuciones que haga en el curso de la vida son lo más importante y lo más elevado de todo lo que podría hacer. Esto entraña momentos de gran decepción, sí, pero también momentos de gran gozo. El gozo de ver cómo los seres humanos se libran de trabas, se alzan, empiezan a ver el mundo tal como es en realidad y abrazan más conscientemente la lucha para cambiarlo. El gozo de saber que somos parte de este proceso y de contribuir lo máximo que podamos a él. El gozo de la camaradería de estar con otros en esta lucha y de saber que es algo que vale la pena, que no estamos metidos en algo insignificante y nimio, sino en algo elevado. El gozo de mirar al futuro, de divisar la meta por que luchamos y de ver a quienes empiezan a captar lo que podría significar, no solo para sí mismos, sino para la sociedad, para la humanidad entera.

Entonces, seguiré dedicando mi vida a esto, esa será la continuación de la historia de mi vida.

1 El Borrador del programa del PCR y un informe titulado “La posición sobre la homosexualidad del Borrador del Programa” (que se pueden pedir a RCP Publications) hablan más detalladamente de este tema.

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Revolución #64, 8 de octubre de 2006

Los tres mundos posibles

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Bob Avakian, Observations

De Revolución #21, 6 de noviembre de 2005.

Este pasaje también se encuentra en el libro Bob Avakian: Observations on Art and Culture, Science and Philosopy, de Insight Press.

Veo básicamente tres posibles alternativas de cambio en el mundo actual, especialmente en cuanto a la transformación socialista de la sociedad. La primera es el mundo tal y como es. ¡Ni hablar! [risas].

La segunda es en cierto sentido voltearlo, casi textual y mecánicamente, voltear la tortilla. Es decir, los explotados de hoy no serán explotados de la misma manera y los que dominan la sociedad no podrán dominar la sociedad de modo significativo. La estructura económica básica de la sociedad y algunas de las relaciones sociales y estructuras del dominio político cambiarán, además de aspectos de la cultura e ideología, pero fundamentalmente las masas no se incorporarán cada vez más y más y a grandes saltos en el proceso de transformar la sociedad de a de veras. En realidad, esta visión corresponde a una sociedad revisionista. ¿Recuerdan la Unión Soviética cuando ya era revisionista, en lo esencial capitalista e imperialista pero todavía socialista de nombre? A las críticas por violaciones supuestas o reales de los derechos humanos, los soviéticos respondían: “¿Cómo van, ustedes del Occidente, a criticarnos por violaciones de los derechos humanos? En sus sociedades, ¡miren no más a todos los desempleados! ¿Acaso hay un derecho más elemental que el derecho al trabajo?”

¿Tenían razón? Sí, hasta cierto punto, pero en lo fundamental lo que planteaban y la visión de la sociedad que proyectaban era de una sociedad de asistencia social en que el papel básico de las masas es igual que en el capitalismo clásico. Los derechos del pueblo no deben limitarse al derecho a un empleo y un ingreso, por elemental que sea. ¿Nos proponemos transformar la sociedad para que en todo aspecto (no solo económica sino social, política, ideológica y culturalmente) sea superior a la sociedad capitalista? ¿Apuntamos a una sociedad que responda a las necesidades del pueblo y, además, se caracterice más y más por la expresión e iniciativa consciente de las masas?

Esta es una transformación mucho más fundamental que una sociedad de asistencia social, socialista de nombre pero en lo esencial capitalista, en que el papel de las masas se limita en gran parte a producir riqueza, no a debatir y definir los asuntos del estado, el rumbo de la sociedad, la cultura, la filosofía, la ciencia, las artes, etc. El modelo revisionista es una visión del socialismo estrecha y economicista. Limita la actividad de las masas a la esfera económica de modo muy estrecho, simplemente a su bienestar económico. No contempla transformar la concepción del mundo de las masas mientras ellas, a su vez, cambian el mundo.

No es posible crear una nueva sociedad y un nuevo mundo con la concepción del mundo que nos inculcan en esta sociedad. ¿Acaso habrá una transformación revolucionaria de a de veras, la abolición de las relaciones sociales, económicas y políticas desiguales, si las masas siguen viendo el mundo de la manera sumamente limitada y estrecha en que las condicionan a verlo ahora? ¿Acaso podrán emprender la tarea de cambiar el mundo conscientemente mientras tengan la misma cosmovisión y sigan viéndolo igual a como lo ven en este sistema? ¡Imposible! Esa situación solo puede reproducir las grandes desigualdades en toda esfera de la sociedad que he venido señalando.

La tercera alternativa es una ruptura radical de a de veras. En el Manifiesto Comunista Marx y Engels plantearon que la revolución comunista representa una ruptura radical con las relaciones de propiedad tradicionales y las ideas tradicionales, y que no es posible hacer una ruptura sin la otra. Se refuerzan mutuamente, de una manera u otra.

En una sociedad en que el papel fundamental de la mujer es parir y criar niños, ¿acaso habrá igualdad entre el hombre y la mujer? ¡Claro que no! Sin atacar y barrer las tradiciones, la moral y demás factores que refuerzan ese papel, ¿acaso se van a poder transformar las relaciones entre hombres y mujeres, y abolir las profundas y arraigadas desigualdades que entraña la división de la sociedad en opresores y oprimidos, explotadores y explotados? ¡Imposible!

Por eso, la tercera alternativa es una ruptura radical a fondo en toda esfera, en otras palabras, una síntesis radicalmente diferente; es una sociedad y un mundo en el cual las grandes mayorías quieran vivir. Una sociedad en que no viven al día, preocupadas por cómo le van a dar de comer a la familia o qué harán si se enferman y no tienen para pagar al médico. Pero, por importante que eso sea, es también mucho más: es una sociedad en que aborden más y más todas las diversas esferas de la sociedad, aprendan y lleguen a dominarlas.

Alcanzar ese tipo de sociedad y mundo es un reto muy grande, algo mucho más profundo que simplemente cambiar unas cuantas estructuras de propiedad de la economía, garantizar el bienestar social y seguir con la situación en que unos pocos se encargan de eso para las masas, y la ciencia, las artes, la filosofía y demás esferas siguen siendo básicamente el campo de esos pocos.

Dar ese gran salto es la monumental lucha histórico-mundial en que nos hemos embarcado a partir de la revolución rusa (sin incluir la experiencia muy breve y limitada de la Comuna de París). Esa lucha alcanzó su cumbre más alta con la revolución china, y especialmente la Revolución Cultural, pero ahora hemos sufrido un revés temporal.

Tenemos que hacer un balance muy profundo de toda esa experiencia y dar otro salto, y tenemos que hacerle frente a algunos problemas muy serios y complejos para poder avanzar y aprender de lo mejor del pasado, y avanzar más allá y hacerlo mejor en el futuro.

En este contexto quiero decir algunas cosas sobre el totalitarismo. Pero primero, como un paréntesis, me parece muy curioso que hay un sinnúmero de libros que exploran la psique de Stalin o Lenin o Mao: “¿Cómo entró en la mente desquiciada de esos hombres [risas] que podían cambiar el mundo a su imagen y semejanza [risas] y qué los llevó, por el supuesto bien moral de la sociedad, a causar una gran catástrofe para la humanidad?”. He visto un chingo de libros de ese tipo, pero jamás he encontrado —quizá los hay, pero no los he visto— un libro sobre la psique desquiciada de Thomas Jefferson [risas] o George Washington: “¿Cómo llegaron a creer [risas] que beneficiaban a la humanidad en general y ¡a otros seres humanos que eran sus esclavos! [risas] ¿Qué profunda demencia causó eso? [risas]. ¿Acaso hay algo más totalitario que ser dueño de otros seres humanos?”.

¿O la mente profundamente depravada de Lyndon Johnson o Ronald Reagan, [risas] que masacraron a millones de personas y a muchísimos niños? “¿Qué terrible experiencia habrá trastornado su niñez u otra parte de su vida? [risas] ¿Qué ideas desquiciadas habrán interiorizado que les hizo creer que sus ideales les daban el derecho o el deber de masacrar a miles y millones de inocentes?”

Jamás he visto tales estudios psicológicos; ¡estoy seguro que no han salido en las reseñas de libros del New York Times! [risas]

Bueno, así y todo, es necesario contestar algunos interrogantes importantes que plantean los ideólogos y defensores intelectuales de los imperialistas. Por ejemplo, dicen que en una sociedad que llaman totalitaria, pero que en realidad es la dictadura del proletariado, todo mundo tiene que profesar la ideología oficial para que le vaya bien y pueda vivir tranquilo. Si quiere evitar líos, tiene que participar en la política oficial. ¿Qué onda con esto?

En lo fundamental es una tergiversación de lo que ha ocurrido en las sociedades socialistas, las razones por las cuales se hicieron esas revoluciones, qué buscaron lograr y superar, y cómo buscaron hacerlo. En realidad, las grandes masas de la sociedad capitalista (y más de la sociedad feudal) son excluidas de la política oficial, de los asuntos del estado y del rumbo de la sociedad. Les inculcan una concepción del mundo, metodología e ideología que les impide (que no estimula y en realidad bloquea) comprender el mundo tal y cómo es y cambiarlo conscientemente. Eso es, precisamente, lo que las revoluciones socialistas buscan cambiar, además de cambiar de base la economía y las relaciones sociales.

Pero, ¿qué onda con eso de que todo mundo tiene que profesar la ideología oficial? A mi juicio, nos falta analizar más ese aspecto de la historia de la sociedad socialista y la dictadura del proletariado hasta la fecha.

En cuanto al partido, dos cosas son ciertas, sin lugar a dudas. Primero, se necesita un partido de vanguardia que dirija la revolución y el nuevo estado. Segundo, el partido necesita una ideología unificadora que concentra correctamente la realidad y permite cambiarla conscientemente: la ideología comunista.

Pero, ¿es necesario que todo mundo profese esa ideología para que le vaya bien en la sociedad? No. Los que estén de acuerdo deben defenderla y luchar por ella. Los que no estén convencidos deben decirlo, y los que discrepen también, y debe haber lucha de ideas. Algo tiene que dirigir: debe guiar la ideología correcta, que en realidad ayuda a la gente a captar la verdad y usarla por sus verdaderos intereses fundamentales; pero eso no quiere decir que todo mundo debe profesarla, en mi opinión. Claro, es solamente mi opinión. Pero vale la pena explorar esta cuestión y debatirla.

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