voz del partido comunista revolucionario, eu
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Mes de la Historia de los Negros
Nota de la Redacción: Esta es la segunda parte de una serie de pasajes de escritos y charlas de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU, que analizan la amarga realidad, y la fuente fundamental, de la opresión del pueblo negro a lo largo de la historia de Estados Unidos, desde la época de la esclavitud hasta hoy, y muestran el camino revolucionario para acabar con esa opresión, así como con todas las formas de opresión y explotación. Estos pasajes se publican con motivo del Mes de la Historia de los Negros, pero por supuesto son muy pertinentes e importantes para la lucha de todos los oprimidos y el futuro de la humanidad entera, aquí y en todo el mundo. Exhortamos a los lectores a estudiar los pasajes que saldrán este mes (y las obras que mencionan) y a sumergirse más en la obra de Bob Avakian. En particular recomendamos la charla (en DVD) "Revolución: Por qué es necesaria, por qué es posible, qué es", que empieza poniendo al descubierto los crímenes de este sistema contra los negros a lo largo de la historia de Estados Unidos y que demuestra que todo esto (y las demás infamias e injusticias que sufre el pueblo todos los días en este país y por todo el mundo) se desprende de la naturaleza del sistema capitalista-imperialista y solo se puede abolir por medio de una revolución cuya meta es eliminar el capitalismo-imperialismo y forjar un mundo comunista libre de las relaciones de esclavo y amo en todas sus formas. Las 7 Charlas que dio Bob Avakian el año pasado, junto con una sesión de preguntas y respuestas y la conclusión, abordan desde una gran diversidad de ángulos estos y otros temas fundamentales. Uno de esos temas es por qué estamos en la situación de hoy y cómo se relaciona con el reto histórico de emancipar a toda la humanidad de las cadenas de la opresión y la explotación. Las 7 Charlas, las preguntas y respuestas, y la conclusión están en la internet (en inglés) en BobAvakian.net y revcom.us.
Mes de la historia de los negros
(Del Obrero Revolucionario #894, 16 de febrero de 1997)
En un sentido decisivo y fundamental, este sistema le ha fallado, ha traicionado, al pueblo negro en momentos decisivos de su historia. En concreto, podemos mencionar dos momentos decisivos después de la guerra de Secesión, que abolió la esclavitud.
Después de la guerra de Secesión, durante la Reconstrucción (un período corto de no más de 10 años, aproximadamente entre 1867 y 1877), el ejército federal, el ejército de la Unión, permaneció en el Sur para garantizar el cumplimiento de importantes reformas, tanto en la base económica como en la superestructura política.
Hoy, en las películas de Spike Lee sale una línea de "40 acres y una mula". Eso se refiere a la promesa que les hicieron a los negros durante la guerra de Secesión de darles tierra (y los medios necesarios para trabajarla). En ese entonces, para los negros, la propiedad de la tierra era crucial, una especie de "ancla" económica para impedir que los volvieran a esclavizar o los sometieran a la servidumbre en las plantaciones del Sur.
Además de las "40 acres y una mula", les prometieron otros derechos económicos y políticos. De hecho, en el breve período de la Reconstrucción, aunque no se cumplieron del todo las promesas de esos derechos, sí hubo importantes cambios y mejoras en la situación de los negros del Sur. Durante la Reconstrucción, los esclavos emancipados practicaron, aunque no plenamente, el derecho al voto, a ocupar cargos y otros derechos constitucionales de los ciudadanos. Incluso, algunos negros fueron elegidos a puestos altos, aunque nunca a la gobernación, de varios estados sureños.
Ese proceso fue muy contradictorio. La fuerza armada del estado, o sea el ejército federal, nunca garantizó plenamente esos derechos y a menudo aplastó luchas populares en pro de esos derechos. Pero en el Sur se estaba dando una especie de renacimiento democrático-burgués, no solo en favor de las masas negras sino también de muchos blancos pobres y de la clase media. A pesar de agudas contradicciones, durante los 10 años que duró la Reconstrucción, hubo un florecimiento de reformas democrático-burguesas. No fue una revolución proletaria, pero fue algo significativo para la época.
En 1877, todo eso se acabó y se traicionó. La burguesía había conseguido lo que quería: consolidar su dominio de la totalidad del país; consolidar su posición económica y política en el Sur, así como en el Norte y el Oeste.
Muchos de los antiguos esclavistas estaban empezando a recuperar sus plantaciones y a poner en marcha una forma de explotación básicamente feudal (o semifeudal) de millones de negros por medio del sistema de aparcería (sharecropping), una especie de servidumbre feudal impuesta por el terror judicial y extrajudicial. El capital bancario y otros sectores de capital del Norte habían penetrado en la economía sureña y estaban entrelazados con el sistema de plantaciones y otros aspectos de la economía sureña a múltiples niveles. Así que el renacimiento democrático-burgués que signó a la Reconstrucción estaba empezando a ser una amenaza para la burguesía, así como para los terratenientes sureños. Los capitalistas del Norte ya no querían seguir protegiéndolo o tolerándolo, y mucho menos permitir que cobrara fuerza o que se escapara de su control.
Así que en 1877 sucedió algo dramático: el ejército federal se retiró, les quitaron a los negros los parciales logros económicos y políticos, y los sometieron de la forma más salvaje al viejo sistema de plantaciones, ahora como aparceros o peones en vez de esclavos. Al ejército federal le dieron dos tareas inmediatas: una, aplastar huelgas, que en ese entonces eran esencialmente de trabajadores blancos; y dos, continuar el genocidio de los pueblos indígenas y meter a los que quedaban en los campos de concentración y pobreza que llaman "reservas". Aquí se puede ver otro ejemplo dramático de cómo la clase dominante divide para conquistar a grupos de oprimidos: uno de los ejemplos más trágicos fue la formación de los "Buffalo soldiers" (negros reclutados por el ejército para luchar contra los indígenas) justo cuando se traicionaba la Reconstrucción.
Pero el punto general que quiero recalcar es que en un momento decisivo de la historia de Estados Unidos se planteó muy claramente la pregunta: ¿serían los negros "incluidos", integrados o asimilados a la sociedad en pie de igualdad? ¿Se atacaría y extirparía sistemáticamente la esclavitud y sus vestigios… o no? La respuesta fue un tajante ¡NO! Y hay una razón material para eso: la burguesía no podía hacerlo sin destripar todo su sistema.
Por el contrario, volvieron a encadenar a los negros, no con cadenas de hierro sino con cadenas económicas, como deuda y otras formas de explotación económica, y con opresión y terror judicial y extrajudicial. Así que ese fue un momento decisivo en el cual el sistema le falló al pueblo negro y lo traicionó. Y todos, no solo los negros, sino todos los proletarios de todas las nacionalidades y las amplias masas populares, deben entender eso bien, aplicando la posición, el método y el punto de vista del materialismo dialéctico e histórico.
Los blues del aparcero y la acción afirmativa
El otro momento decisivo en que el sistema le falló al pueblo negro y lo traicionó fue después de la II Guerra Mundial, durante el movimiento de derechos civiles. En ese entonces, cambios en la economía y la "geopolítica" mundial, así como cambios en la economía estadounidense, causaron un cambio dramático en la situación de millones de negros.
Todo mundo sabe de la masiva migración hacia el Norte de los negros durante la II Guerra Mundial y especialmente después. En los años 50 y 60, millones de negros se trasladaron de las plantaciones sureñas a los centros urbanos, especialmente del Norte, pero también del Sur. Como señalamos en La pura verdad, verdad liberadora: Cómo este sistema ha oprimido al pueblo negro, cómo se puede acabar finalmente con toda la opresión, el mismo sistema que esclavizó a los negros y que después los sometió a la aparcería y otras formas de explotación semifeudal, ese mismo sistema y su clase dominante, que se benefició de eso debido a las particularidades del modo de producción burgués, ese mismo sistema, después de la II Guerra Mundial, los expulsó de la tierra, sin consideración alguna por todo el trabajo que le habían dedicado ni todo lo que producían.
Hoy se oyen canallas ataques contra la acción afirmativa, como: "No es justo, a mi hijo le fue muy bien en el examen SAT y no puede ingresar a la universidad que quería porque le dieron el puesto a un negro que sacó menos en el SAT, bla, bla, bla". Cada vez que oigo arremetidas y quejas ignorantes así, me pongo a pensar en algo que vi en la serie "The Promised Land" (La tierra prometida) que transmitió la cadena PBS sobre la migración de los negros de Misisipí a Chicago, y de sus experiencias tanto en el Norte como en el Sur.
La serie presentó en términos históricos generales el fenómeno social del que hablo: la migración masiva de los negros hacia el Norte después de la II Guerra Mundial. Se enfocó en los que fueron a Chicago desde Misisipí, y a Detroit, Cleveland, etc. También relató esa historia en términos personales. Entrevistó a varias personas que contaron cómo y por qué se fueron del Sur y qué encontraron en el Norte. Algo que contó un señor negro me impactó, especialmente en vista de las pendejadas que están fomentado contra la acción afirmativa.
El señor contó cómo era el sistema de aparcería. Además de la explotación "normal" de los aparceros, para colmo los estafaban. Bajo el sistema de aparcería, la tierra pertenecía al amo, y cada año adelantaba a los aparceros semillas para la siembra. Esencialmente todo, desde la tierra que trabajaban, pertenecía al amo, y al fin del año este hacía las cuentas. Los aparceros tenían que entregarle toda la cosecha a él, y él les devolvía una parte. En este caso se trataba de un sistema modificado, o sea que no recibían el pago "en especie" (con lo mismo que habían producido) sino en dinero. Así funcionaba la aparcería en el Sur en ese tiempo, así que se puede ver por qué no era fácil irse si uno se sentía descontento, explotado y estafado, pues estaba endeudado… desde el principio, siempre estaba endeudado.
Bueno, no solo existía un sistema de explotación permanente, institucionalizado y legitimado, sino que para colmo los estafaban. El amo, que además de ser dueño de todo manejaba las cuentas y era el dueño de la tienda donde los aparceros tenían que comprar lo que necesitaban, siempre los estafaba, además de explotarlos.
Un año, el día de arreglar cuentas, el padre del señor que contaba la historia fue a reclamar su dinero por todo el año de trabajo. Pero el amo lo estafó: subió el precio de todo, de los suministros, la comida y la ropa que la familia tenía que comprarle. Y el amo le dijo: "Aquí está lo que te debo". Una miserable cantidad. Además de explotado, estafado. Pero eso no fue todo. El amo le dijo: "Sí, eso es lo que te debo, pero no te puedo pagar este año porque lo necesito para pagar la matrícula de mi hijo en la universidad". ¡Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca! Y el aparcero, además de estafado, engañado y explotado, dijo: "Me está diciendo que después de tanto trabajo para dar de comer a mis hijos, darles calzado, no me va a pagar ni eso por lo que trabajé tanto, porque lo necesita para pagar la matrícula de su hijo".
Así que no quiero oír más pendejadas de que la acción afirmativa es una ventaja injusta para los oprimidos.
Traición en la tierra prometida
Volvamos a la época del movimiento de los derechos civiles, que empezó en los años 50 y continuó durante los 60. Ese fue otro momento decisivo. Después de la esclavitud vino la Reconstrucción y eso fue traicionado: se instituyó el sistema de aparcería, acompañado del surgimiento del KKK y todo ese terror. Pero en los años 50 y 60 de este siglo, algo nuevo se puso sobre el tapete: la cuestión de verdadera igualdad y derechos iguales para todos, la abolición del sistema racista conocido como Jim Crow y de toda esa discriminación.
Esa fue la demanda que se hizo, eso fue lo que se puso sobre el tapete. ¿Y qué pasó? Bueno, se abolieron ciertos aspectos del sistema Jim Crow y la segregación legal, ciertos principios de "apartheid" que negaban a los negros por ley la igualdad formal; por ejemplo, que en una corte la palabra de un negro no valía lo mismo que la de un blanco.
Pero hay que preguntar (y la respuesta resulta evidente): ¿se logró siquiera acercarse a la plena igualdad? ¿Dio el sistema igualdad a los negros?
¡NO! A pesar de la tremenda y heroica lucha y sacrificio de las masas negras (y de otros que las apoyaban), la respuesta es ¡NO!
El sistema que por siglos los encadenó a las plantaciones sureñas, ahora los echaba de las plantaciones como consecuencia de los cambios operados en la economía sureña y del país en conjunto, así como de la economía y geopolítica mundial.
Para ese sistema, la mano de obra negra en las plantaciones había dejado de ser necesaria, se había vuelto superflua. Así que millones de negros se fueron a las ciudades, segregados y superexplotados en los sectores inferiores del proletariado.
Otra dimensión de esa situación la expuso poderosamente Carl Dix en una charla en que contó de cuando trabajó en una acería de Baltimore. Tan pronto llegó, lo pusieron a trabajar en el peor oficio, en la fundición, donde trabajaban los demás negros. Contó que una vez estaba hablando con un obrero negro mayor (¡y esta es otra historia que arroja luz sobre la acción afirmativa y la tal "discriminación a la inversa"!) y le contó que tenía 25 años trabajando en el mismo departamento, donde se hace el trabajo más pesado, el que menos paga y ofrece menos seguridad, a pesar de que llevaba 25 años trabajando ahí. Le contó que él adiestraba a todos los blancos que llegaban y que cuando estaban adiestrados los ascendían, pero él nunca salió de ese departamento infernal. ¡¿Qué es eso si no acción afirmativa para la supremacía blanca?! Repito, no quiero oír más ataques reaccionarios contra la acción afirmativa porque estamos lejísimos de la igualdad, ni de que los oprimidos tienen ventajas injustas; hágame el favor.
*****
De hecho, como dice La pura verdad, verdad liberadora, la discriminación no está operando "a la inversa"; sigue operando de la misma manera que siempre ha operado a lo largo de la historia de Estados Unidos, sigue promoviendo la supremacía blanca y el machismo.
En términos históricos, aquí tenemos dos importantes momentos decisivos (después de la guerra de Secesión y después de la II Guerra Mundial, o sea, la Reconstrucción y el movimiento de derechos civiles) en los que se planteó claramente la pregunta: ¿dará el sistema derechos iguales a todos? Y la respuesta del sistema fue: ¡NO! No se trata simplemente de que la clase dominante no quisiera hacerlo, sino de que no podía hacerlo. No podía hacerlo porque hubiera desmantelado todo su sistema, y hubiera minado su base económica y toda la superestructura.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
Mentiras descaradas y pretextos falsos
El 14 de febrero el presidente Bush anunció que una rama del gobierno iraní está proporcionando artefactos explosivos avanzados para matar a soldados estadounidenses en Irak. Con ese pretexto, hizo otra amenaza contra el gobierno iraní: “Cuando encontremos las redes que están llevando estas armas a Irak, lidiaremos con ellas”.
La situación se ha puesto más peligrosa. El Pentágono ha despachado un segundo portaaviones y una flotilla de buques de guerra al golfo Pérsico, que podrían lanzar ataques aéreos. El gobierno ha impuesto medidas económicas contra Irán presionando a las instituciones financieras internacionales a no prestarle dinero. El ejército está arrestando e interrogando a ciudadanos iraníes en Irak.
Ahora Bush amenaza con “lidiar con” el gobierno iraní con la mentira de “proteger a las tropas estadounidenses”.
Estas amenazas y preparativos podrían desembocar en un ataque repentino. Un ataque militar estadounidense (o israelí) tendría consecuencias horripilantes para los pueblos del mundo durante mucho tiempo. Sería un horror para los pueblos de la región (especialmente en vista de que Estados Unidos podría usar armas nucleares) y aumentaría la desastrosa polarización actual de dos fuerzas reaccionarias: por un lado está el imperialismo yanqui, por el otro están los fundamentalistas islámicos, y los dos se oponen y se refuerzan mutuamente.
Las amenazas del gobierno de Bush se parecen mucho a lo que hizo hace cuatro años cuando preparaba la invasión de Irak. En ese entonces anunció que Irak tenía armas de destrucción masiva, inclusive armas nucleares, y que las podía usar contra Estados Unidos o sus aliados. La camarilla de Bush afirmó que no quería una guerra y que buscaba una resolución diplomática, mientras preparaba las fuerzas y los pretextos para la guerra. En realidad, figuras clave del gobierno llevaban años trazando el plan para atacar a Irak.
Ahora han recurrido a los mismos métodos para amenazar a Irán. “No cabe duda de que hay paralelos”, dijo Philip Giraldi, especialista en terrorismo que trabajó en la CIA. “Siguen los mismos pasos: demonizar a los malos, usar el pretexto de la diplomacia, rechazar las negociaciones, recurrir a sustitutos. Es una repetición de lo que pasó con Irak” (citado por Craig Unger, “From the Wonderful Folks Who Brought You Iraq”, Vanity Fair, marzo de 2007).
Una distorsión deliberada de la realidad
Veamos la situación en perspectiva:
El gobierno de Bush invadió y ocupó a Irak ilegal e ilegítimamente. Devastó más el país y mató a grandes cantidades de iraquíes. Ahora dice que como otro país supuestamente se ha entrometido en esa ocupación, tiene todo el derecho de amenazar y atacar a ese segundo país.
Bush dice que esta es “la decisión del comandante en jefe de hacer lo que sea necesario para proteger a nuestros soldados”. Pero nada de eso hubiera pasado si no fuera por la invasión ilegal e inmoral.
Es como si un violador, mientras viola a una mujer, decide que su hermana “se ha entrometido” y que ahora tiene el derecho de atacar a la hermana también… ¡para “defenderse”!
El 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado Colin Powell hizo una larga lista de acusaciones contra el gobierno iraquí y dijo ante la ONU: “Mis colegas, tenemos fuentes, fuentes sólidas, para cada una de las declaraciones que he hecho hoy”. Ahora el mundo sabe que fueron puras mentiras.
Cuatro años más tarde, Bush dice que “no cabe duda” de que una rama del gobierno iraní ha proporcionado armas que han matado a soldados estadounidenses, y que dudarlo es “ridículo”.
Pero lo ridículo es que este tipo, cuyo gobierno le mintió al mundo para justificar el bombardeo, la invasión, la ocupación y la destrucción sistemática de Irak (sin provocación), ¡ahora vuelva a hacer lo mismo contra Irán!
¿Recuerdan las mentiras sobre las “armas de destrucción masiva” de Irak y a lo que llevaron? ¡No se puede dejar embaucar de nuevo! Y no se puede quedar callado y ser cómplice de estas nuevas mentiras cuya meta es justificar una guerra contra Irán.
Veamos unos hechos básicos: la gran mayoría de las bajas estadounidenses en Irak las causaron los artefactos explosivos improvisados colocados por las milicias sunitas, y no las fuerzas chiítas que supuestamente han recibido armas iraníes. Así que lo que dice el gobierno de Bush son mentiras deliberadas. Se fija en una parte pequeña de lo que está pasando porque tal lógica corresponde a sus planes de preparar un ataque militar contra Irán.
Bush admitió el 14 de febrero que no tiene pruebas de que “los altos niveles” del gobierno iraní hayan apoyado el envío de armas a Irak. Pero dijo que eso no importa: “Lo que sabemos es que la Fuerza Quds jugó un papel decisivo en proporcionar esas armas mortales a redes de Irak. Sabemos eso. Y también sabemos que la Fuerza Quds es parte del gobierno iraní”. (Se informa que la Fuerza Quds es parte de la “Guardia Revolucionaria” iraní, que es una fuerza militar separada del ejército y bajo el control directo de los dirigentes religiosos).
“Lo importante”, continuó Bush, “es que estamos respondiendo”.
En Bagdad, el general William Caldwell IV explicó que las “pruebas” sobre el papel de la Fuerza Quds en Irak provienen de presos capturados e interrogados durante los últimos 60 días, entre los cuales hay iraníes.
Ahora que el mundo sabe de las torturas de Abu Ghraib y de otros centros de tortura por todo el mundo, ¿por qué creer “pruebas” obtenidas por los interrogadores yanquis?
La verdad de la “amenaza nuclear iraní”
Estrados Unidos dice que no aceptará que Irán tenga armas nucleares. Dice que Irán podría atacar a Israel porque el presidente iraní Ahmadinejad cree que “se debe arrasar a Israel de la faz de la Tierra”.
Es otra distorsión deliberada en aras de las metas yanquis.
Primero, ¿quién realmente tiene armas nucleares y ha amenazado a otro país con usarlas? Solo Estados Unidos. Bush habla del peligro de “locos con armas nucleares”, pero él es quien ha anunciado en tono alarmante que “todas las opciones están sobre el tapete” con Irán.
¿Quiénes han usado armas nucleares? Solo la clase dominante de Estados Unidos, que soltó bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 y mató a unas 200,000 personas. Estados Unidos nunca ha lamentado esos ataques.
Segundo, no hay pruebas de que Irán esté elaborando armas nucleares. David Albright, ex inspector de armas en Irak de la Agencia Internacional de Energía Atómica, dijo hace poco: “Es como lo que hicieron con Irak antes de la guerra. Han creado una amenaza nuclear iraní con datos falsos y un informe que ataca a los inspectores”.
Tercero, los mentirosos del gobierno estadounidense ni siquiera creen que un ataque iraní contra Israel sea probable. Incluso si Irán elabora una o dos armas primitivas, saben que Israel tiene centenares de armas nucleares listas para atacar a Irán, sin mencionar los miles que tiene Estados Unidos.
El antisemitismo existe y es algo asqueroso, pero no es la esencia del problema. Lo que está pasando no se debe a que el presidente iraní Ahmadinejad sea antisemita y niegue la realidad del holocausto. Estados Unidos e Israel tampoco podrían aceptar un Irán “moderado” con armas nucleares (incluso si aceptara el derecho de existir de Israel y la realidad del holocausto). Porque un Irán con armas nucleares sería un obstáculo a la dominación imperialista estadounidense del Medio Oriente y el mundo. Estados Unidos puso a Irán en la lista del “eje del mal” cuando lo dirigía Khatami, un “moderado”.
Por ejemplo, un Irán con armas nucleares socavaría el papel de Israel como capataz de la dominación del Medio Oriente, dado que en gran parte puede amenazar y atacar con impunidad a los demás países de la región porque es el único que tiene una fuerza nuclear. Los imperialistas yanquis están tan resueltos a impedir que Irán tenga armas nucleares que están dispuestos a considerar, amenazar y preparar una guerra (con armas nucleares).
Los dos lados de esta confrontación peligrosa son reaccionarios y se oponen a los intereses de las masas populares. Por un lado, Estados Unidos es una potencia imperialista salvaje que está librando una ofensiva al estilo de una cruzada para establecerse como amo indiscutible e indisputable de todo el planeta. Hay que tumbarlo por medio de una lucha revolucionaria de las masas. Israel, el perro de ataque yanqui del Medio Oriente, es un estado colono ilegal construido en tierra robada. Hay que remplazarlo con un estado revolucionario multinacional en Palestina, donde no haya discriminación ni opresión de ningún pueblo.
Irán, gobernado por un brutal gobierno teocrático de clérigos islámicos, es un estado reaccionario que el pueblo tiene que tumbar y remplazar con un gobierno revolucionario.
Pero francamente, los imperialistas yanquis son los que están avanzando de modo agresivo y provocador hacia un enfrentamiento. Si nos mantenemos de brazos cruzados y permitimos que lancen un ataque, habremos contribuido a un horror que repercutirá durante décadas y habremos abandonado nuestra responsabilidad para con los pueblos del mundo. Este es un momento crucial: hay que movilizar a millones de personas a impedir políticamente que el gobierno de Bush ataque a Irán.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
¿Quién nos perdonará si decidimos cerrar los ojos y esperar hasta que todo esto termine? Por favor, dejen de atenerse a representantes a quienes ustedes no les importan. Este paro no es para preguntar ‘¿quién nos escuchará?’. Es para crear un mundo en que queramos vivir”.
Declaración de un estudiante
publicada el 15 de febrero en el Daily Nexus,
el periódico estudiantil de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB)
El 15 de febrero, en más de 20 universidades de todo el país se realizaron paros y actividades de protesta contra la guerra de Irak con motivo del 4° aniversario de las mayores protestas antibélicas de la historia de Estados Unidos, al comienzo de la guerra.
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En la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB), los estudiantes hicieron un mitin y una marcha por la carretera principal hasta el aeropuerto, donde por dos horas desafiaron a la policía. La idea del paro surgió en la UCSB en medio de una lucha contra la participación de la universidad en la elaboración de armas para las fuerzas armadas. La endosaron muchos profesores, el gobierno estudiantil y la facultad de Estudios de la Mujer. Howard Zinn y Noam Chomsky enviaron declaraciones de apoyo. El Mundo no Puede Esperar respondió a las convocatorias estudiantiles y ayudó a organizar paros y actividades de protesta en universidades por todo el país.
En la prepa Lowell, la más grande y más antigua de San Francisco, 700 estudiantes se salieron de clases. Estudiantes de las prepas Berkeley y Fremont (de Oakland) fueron a la Universidad de California en Berkeley a un mitin de 300 personas. En la Universidad Estatal de California en Sonoma, un campamento antibélico de tres días culminó con un mitin de 300 personas. En Occidental College, en el sur de California, 400 estudiantes asistieron a un foro. En La Universidad de California en Davis, 300 estudiantes hicieron una marcha.
En Columbia College de Chicago, de 200 a 300 estudiantes participaron en un mitin que duró todo el día. En la Universidad Columbia de Nueva York, la convergencia de 400 estudiantes atrajo a estudiantes de Barnard College, la Universidad de Nueva York y City College, además de las prepas Beacon y Eleanor Roosevelt. En Boston, hubo marchas en Emerson College y la Universidad Suffolk. Hay informes más detallados sobre las protestas en worldcantwait.net.
En las semanas previas, los estudiantes condenaron la escalada de la guerra, la tortura, la represión y la amenaza de ataques contra Irán, y convocaron al paro. El llamado de Columbia College dice: “Mientras el gobierno de Bush se prepara a atacar a Irán, la conciencia no permite esperar otros dos años para que todo esto pare. No vamos a seguir la rutina cotidiana como si eso no estuviera pasando”. En Occidental College, demandaron alto a la tortura, la anulación de la Ley Patriota y que “no ataquen a Irán”.
El paro provocó mucha lucha y debate por todo el país. En la Universidad Columbia bullía la discusión sobre la guerra y el paro, y durante dos semanas el Columbia Spectator, el principal periódico estudiantil, publicó artículos sobre el paro casi todos los días. En la UCSB, el Daily Nexus publicó varios editoriales de estudiantes que presentaban argumentos de peso sobre la situación mundial y el impacto que un paro podría tener. El San Francisco Chronicle informó que como parte del campamento en la Sonoma State, de 30 a 50 estudiantes asistieron a un taller para, en palabras de un organizador, “hablar del mundo en que queramos vivir”.
En muchos lugares, los profesores dieron su apoyo. En la Universidad de Chicago, Bruce Lincoln, un profesor de historia de la religión, canceló sus clases para apoyar el paro y exhortó a otros profesores a hacer lo mismo. En Columbia College de Chicago, varios profesores llevaron a sus estudiantes al mitin. En la UCSB, el departamento de Estudios de la Mujer cerró ese día. Varios profesores hablaron en el mitin de la Universidad Columbia; por ejemplo, una profesora de estudios de la mujer desmintió que la invasión estadounidense de Afganistán e Irak haya liberado a la mujer. Un profesor de literatura de la facultad de Idiomas y Culturas de Asia y el Medio Oriente dijo que hay que exigir una explicación a cada profesor que no canceló sus clases ese día.
En muchas universidades, fue la mayor muestra de resistencia política en muchos años. Un miembro del capítulo estudiantil de El Mundo no Puede Esperar de la Universidad Estatal de California en San Francisco dijo: “Los estudiantes se sentían vigorizados. Sentimos que tenemos voz”. Una estudiante de la Universidad Columbia que fue al mitin comentó: “Creo que el activismo estudiantil puede jugar un papel crucial en el movimiento antibélico. No debemos esperar al año 2008 y un nuevo presidente para poner fin a esta ocupación injusta”.
Con la escalada de la guerra criminal e inmoral de Irak y las amenazas de Bush de atacar a Irán, se han redoblado la gravedad del reto y las consecuencias para la gente del mundo. Estos paros estudiantiles fueron un fuerte desafío y demostraron las posibilidades de que surjan protestas y resistencia más resueltas.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
Sunsara Taylor
El canal de televisión pública PBS está presentando una serie sobre la historia de la Suprema Corte. Un episodio sobre las leyes y los fallos en materia de derechos civiles tiene una lección interesante para todos los que están preocupados por la guerra de Irak y el futuro de la humanidad. Esto me confirmó una gira de dos semanas con Liam Madden y Anastasia Gomes, en que hablamos con universitarios y otros jóvenes sobre los retos que tiene esta generación: parar la guerra y sacar al gobierno de Bush.
La serie cubre el período que va desde la traición de la Reconstrucción [el lapso de 1867 a 1877, tras la guerra de Secesión, en que el gobierno federal presionó a los estados del Sur a instituir cambios políticos y sociales que representaron cierta apertura para los negros—Revolución], una traición que se consolidó con el fallo de la Suprema Corte Plessy vs. Ferguson de 1896, hasta el fallo de la Suprema Corte Brown vs. Board of Education de 1954, que afirmó que la Constitución no avala la doctrina segregacionista de “separados pero iguales”.
En medio de la crueldad de la segregación, los linchamientos y el terror del Ku Klux Klan, entre los años 1920 y 1950, los demócratas sureños no permitieron que se debatieran en el Congreso leyes sobre los derechos civiles, y ningún presidente intervino. La NAACP (Asociación Nacional para la Promoción de la Gente de Color) acudió a los tribunales, pero cuando Earl Warren asumió la presidencia de la Suprema Corte en 1952, nadie se imaginó que empezaría un período de “activismo” en pro de los derechos civiles. A fin de cuentas, a Warren lo seleccionó el presidente Eisenhower [un conservador—Revolución] y participó en el programa de internamiento de los japoneses-americanos en campos de detención durante la II Guerra Mundial.
Es que estaban operando mayores fuerzas. En el país y el mundo se estaban dando dramáticos cambios económicos y políticos tras la II Guerra Mundial. Estados Unidos recorría el mundo con la bandera de “líder del mundo libre”, pero la asquerosa inhumanidad que sufrían los negros dentro de sus fronteras era una vergüenza internacional. En gran medida esto fue lo que llevó a la Suprema Corte a fallar (en Brown vs. Board of Education) que “separados pero iguales” violaba la enmienda 14 de la Constitución.
Así y todo, la Suprema Corte dejó pasar un año antes de decidir cómo efectuar ese cambio. Después, muchos distritos escolares, como el del condado Prince Edward, cerraron las escuelas por una década en vez de integrarlas. En 1964, ¡¡10 años después!!, solo uno de cada 1,000 estudiantes negros asistía a una escuela integrada.
Esa situación solo cambió cuando por todo el país los estudiantes se lanzaron a la acción política independiente. Dejaron de peticionar al Congreso y a las cortes, y en vez organizaron los Freedom Rides (Viajes por la Libertad). En la primavera de 1960, desafiaron la segregación e iniciaron una década de batallas valientes que obligaron a todos a tomar posición. Su justo sacrificio y posición moral estremeció la política nacional y conmovió el corazón de la nación.
Hoy día nos encontramos ante una situación parecida, al borde del precipicio, ante una escalada de la guerra contra Irak y un posible ataque a Irán. La voluntad política del pueblo ha chocado directamente con un presidente que ha proclamado su intención de “crear la realidad” extendiendo la guerra y un Congreso renuente a aprobar siquiera una resolución simbólica contra la guerra, y ni hablar de pararla.
Es asombroso ver la rapidez con que han enterrado las lecciones de la historia y ver que tantos de esta generación, una vez más, se encuentran maniatados por la política oficial, esperando las acciones de un congresista o las próximas elecciones, y confiando en el funcionamiento mortífero y lento de un proceso político que no oye sus deseos.
En casi todas las escalas de nuestra gira, los estudiantes respondieron con entusiasmo cuando hablamos de la rapidez con que este gobierno ha llevado al mundo en una dirección espantosa y planteamos la necesidad de que surja un movimiento desde abajo para parar la guerra y sacar del poder al gobierno de Bush. Pero luego casi siempre nos hacían las mismas preguntas: “¿Por quién piensan que debemos votar en el 2008?”, “¿Cómo decidimos por quién votar cuando no hay candidatos a favor del aborto y contra la guerra?”, “¿Cuál de las resoluciones simbólicas que se están debatiendo en el Congreso les parece mejor?”.
Como durante el impasse impuesto desde arriba a la lucha de derechos civiles, hay que romper el impasse de hoy con una masiva resistencia política, protestas, lucha abnegada y agitación social. Una vez más, el futuro depende de no esperar y de no dejarnos confinar por los límites que imponen los partidos políticos de la clase dominante. ¡¡Lamentablemente, muy pocos entienden eso!!
No tenemos dos años y ni siquiera varios meses para dar marcha atrás a esta dinámica; tenemos que hacerlo ya.
Esta semana el historiador Howard Zinn escribió un fuerte artículo contra el “cotorreo” de unidad y bipartidismo de los demócratas, y a favor de acciones audaces para cambiar el curso actual. Dijo:
“Es hora de iniciar una campaña nacional de destitución del presidente Bush y el vicepresidente Cheney. El representante John Conyers… preside el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y desde ahí puede luchar por esto. Pero parece que sus colegas demócratas lo han callado con palabras sabias sobre el ‘realismo’ (que ignoran la realidad) y le dicen que ‘la política es el arte de lo posible’ (que pone límites a lo que es posible)”.
¡Es posible “volver a poner sobre el tapete” un juicio de destitución! ¡Es posible parar la guerra! ¡Se puede rechazar, repudiar y dar marcha atrás a la tortura, el espionaje y la teocracia! Pero eso solo sucederá si hay acción masiva diversa y resuelta por gente comprometida a forjarlo en los hechos, a pesar de lo que hoy parezca “viable” en los salones del poder. Y solo sucederá si florecen una onda diferente, valores completamente diferentes, y una noción completamente diferente de por qué vale la pena vivir, luchar y sacrificarse. En estos tiempos de tortura legalizada y peligro de más guerras, para conservar nuestra moral y dignidad humana no podemos escondernos tras las esperanzas de que los que detentan el poder vayan a arreglar las cosas, y en vez debemos asumir nuestra responsabilidad de tomar la historia en nuestras propias manos y no dejarnos embaucar.
Esta semana los estudiantes están dando un paso gigantesco con huelgas estudiantiles el 15 de febrero en la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad Columbia y otras por todo el país. El Mundo no Puede Esperar y la gira Misión de una Generación lo apoyan porque es un paso importante para crear la clase de situación política necesaria para parar la guerra y sacar al gobierno de Bush. Ahora, si esta huelga inicia un nuevo período de lucha y galvaniza la sociedad, a pesar de las burlas y el desdén de los partidarios de la “política oficial”, o si se deja abrumar por la avalancha de las elecciones del 2008… es algo que queda por verse.
Cualquier demanda, ya sea parar la guerra, un juicio de destitución o darle marcha atrás a la teocracia, se puede hacer de tal manera que entregue la iniciativa del pueblo a las manos de los políticos, quienes buscan mantener a la gente agachada, canalizar sus energías a las elecciones del 2008, y sofocar su ira y energía. Pero estas demandas también se pueden impulsar de una manera que ayude a zafarse de los confines mortales, y de una manera que podamos imponer nuestras condiciones y transformar el terreno político por medio de acción política independiente, tal como lo hizo el movimiento de derechos civiles.
Los que ven lo que está en juego y las consecuencias de estos dos caminos cuentan con una importante arma política, que lamentablemente no ha sido plenamente apreciada: la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno.
El mensaje político de la convocatoria de El Mundo no Puede Esperar brilla en el terreno político de hoy porque dice la verdad sobre los crímenes intolerables y el rumbo fascista en que está encaminado este gobierno, y también porque dice que “el marco político tradicional no ofrece una alternativa” y que solo la resistencia masiva popular puede frenar esos crímenes. El diagnóstico que hace la Convocatoria de los crímenes de Bush, así como las acciones que propone, tienen que marcar el paso por toda la sociedad. En el período inmediato millones deben leer y firmar la Convocatoria, repartirla, y de esa manera crear más capítulos de El Mundo no Puede Esperar.
La Convocatoria habla de una manera contundente del momento histórico en que nos encontramos y de las lecciones de la historia, la cual está “repleta de luchas justas que triunfaron contra enemigos superiores. Pero también está llena de ejemplos de gente que se mantuvo al margen, esperando pasivamente que pasara la tormenta, y quedó ahogada por horrores que no se imaginó”.
Este gobierno es injusto y por todo el mundo lo odian. No podemos, como dice Howard Zinn, “poner límites a lo que es posible”, ¡y aceptar los crímenes contra la humanidad que se están cometiendo en nuestro nombre! Tenemos que reconocer que el futuro está en juego. Es hora de portarnos con la resolución de que tenemos que responsabilizarnos nosotros mismos de poner fin a estos horrores. Es hora de mantenernos firmes y afrontar el reto que la historia nos ha planteado y que la Convocatoria reconoce: “Nosotros, a millones, debemos y podemos responsabilizarnos por cambiar el curso de la historia”.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
Rocky Harris tiene 14 años y ya sabe la rutina: hay que levantar las manos, no decir nada y no mover ni un dedo.
El policía le cachea las piernas, el cinturón, el pecho y la espalda, y luego los brazos hasta la muñeca.
Rocky dijo que si no encuentran armas ni drogas, lo dejan irse. Comentó que lo han registrado por lo menos tres veces desde el verano, siempre sin encontrarle nada, pero que a unos amigos los han registrado muchísimas veces.
“Dicen que vendemos droga. Pero no hago nada malo. Solo juego básquet”, dijo ayer por la mañana, al caminar por los multifamiliares Red Hook East de Brooklyn a un partido de básquet en el centro comunitario.
New York Times, 4 de febrero
El 2 de febrero, la policía de Nueva York dio a conocer un informe de que en el año 2006 registró a 508,540 personas en las calles de la ciudad. Eso es un promedio de 1,393 personas cada día. ¡Más de medio millón de registros en 2006! En otras palabras, más que la población de Atlanta, y un aumento del 500% con respecto al año 2002, el último año en que se publicaron datos similares.
En el 2003 la Comisión sobre Derechos Humanos publicó un informe sobre el Departamento de Policía de Nueva York. Concluyó que los agentes solo mencionaron oficialmente uno de cada 30 registros, así que es probable que la cantidad real sea mucho mayor que los 508,540 incidentes.
Tras el asesinato policial de Amadou Diallo en una ráfaga de 41 balas en 1999 y la indignación popular que prendió, un tribunal mandó que el departamento recopilara una lista de todas las personas que para y del porqué. Pero no lo ha hecho desde el 2002; tiene una lista parcial para el 2003 y nada para el 2004 y el 2005.
A la Unión de Libertades Civiles de Nueva York le preocupa que “el DPNY está recopilando una enorme base de datos sobre los neoyorquinos respetuosos de la ley, especialmente los negros y latinos, que ha parado”.
Examinar esas estadísticas hace hervir la sangre. De todos los registros del año pasado, el 55.2% son negros y el 30% son latinos, o sea, más del 85% del total. Esto tiene muy poco que ver con “eliminar el crimen”: a menos del 10% de los registrados (buscando drogas o armas) los arrestaron o les pusieron multas.
Lo mismo se aplica a las razones que dan los agentes para registrarlos: “Responde a la descripción de un sospechoso” o “Está en una zona donde se cometen muchos delitos”. En la zona East New York de Brooklyn, donde hay unos barrios muy pobres y se cometen muchos delitos, pararon, interrogaron o registraron en promedio cada 24 minutos; el 69% eran negros y el 24% latinos.
Es como decir que es un crimen nada más estar en los barrios pobres de Nueva York, que uno es sospechoso porque está en la calle y que la policía tiene todo el derecho de pararlo, ordenar que le muestre la identificación y vacíe los bolsillos, y darle una paliza o abrir fuego si se mueve.
En el informe del 2006 se ve que la policía patrulla los barrios negros y latinos como un ejército de ocupación. Es un departamento que mató en una ráfaga de 50 balas a Sean Bell al salir de su despedida de soltero. O que una semana después persiguió y sometió a Timur Person, y luego lo mató cuando estaba indefenso en el suelo.
Dicen que registrar es parte de un programa para eliminar el crimen. ¡Pura mentira! Es parte de criminalizar a sectores enteros de la población, golpear e intimidar a los que odian y temen. Es intolerable y demanda resistencia.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
La entrevista de Revolución
La entrevista de Revolución: Una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en Revolución o en nuestra página web.
“El arte es una acusación permanente”
—Fernando Botero
Fernando Botero es uno de los más destacados pintores y escultores contemporáneos. El 29 de enero, se estrenó en la Universidad de California en Berkeley la exhibición “Botero: Abu Ghraib”. Las 43 pinturas, de una colección de más de 80, estarán en la biblioteca Doe hasta el 25 de marzo. La exhibición es auspiciada por el Centro de Estudios Latinoamericanos.
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Hay que experimentar las pinturas de Botero, que son impactantes imágenes de gran potencia. Vale la pena viajar para verlas. Los enormes cuerpos de los prisioneros dominan los lienzos enormes y a la vez claustrofóbicos. El dolor es palpable y tienen una visceralidad que las famosas fotografías no captan, todo eso acentuado por la degradación humillante y repugnante de su cultura y de su propia persona. Sin embargo, estos hombres transmiten una fuerza y dignidad que cala. Aunque casi no se ve a los torturadores, varios cuadros muestran imágenes espeluznantes de los sanguinarios perros de ataque gruñendo, rasguñando y mordiendo, que captan la mentalidad y los valores de quienes los azuzan. Surge la pregunta: ¿qué clase de sociedad, qué clase de país comete semejantes crímenes contra la humanidad? Tómese el tiempo de ver estas pinturas directamente o vea el libro o las imágenes en línea; y pregúntese: ¿qué estoy haciendo yo que permite que esto persista?
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Esta es la primera vez que estas obras se exhiben en una institución pública en Estados Unidos. El otoño pasado se exhibieron por un mes en la Galería Marlborough de Nueva York, que representa a Botero. A pesar de que se las ofrecieron a muchos museos en el país en los últimos seis meses, ni una sola institución expresó interés en exhibirlas hasta hoy.
Las pinturas han estado en importantes museos de Italia, Grecia y Alemania, donde los críticos las han aclamado y las han comparado a las obras de Goya, Picasso, Siqueiros y Leon Golub.
Cuando el Centro de Estudios Latinoamericanos de Berkeley se enteró de que no iba a haber una exhibición pública de estas obras, inmediatamente buscó la manera de exhibirlas. La exhibición se estrenó apenas dos meses después de que el Centro se puso en contacto con Botero, lo cual es sumamente rápido para una exhibición de esta magnitud.
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“Somos la primera, pero de ningún modo queremos ser la última, institución que exhiba estos cuadros en Estados Unidos”, dijo Harley Shaiken, profesor de Berkeley y presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos. A raíz de esta exhibición, el Centro de Artes Katzen de la Universidad American de Washington, D.C., ha anunciado que exhibirá la serie de Abu Ghraib en su totalidad este año.
Durante el estreno, más de 500 personas oyeron una conversación entre Botero y el poeta Robert Haas. Horas antes se formó una larga cola y más de 1,000 personas no pudieron entrar.
Para los que conocen poco de la obra de Botero, las dantescas condiciones de Abu Ghraib les podrían parecer un tema extraño. Botero es conocido por sus personajes voluminosos de vivo colorido: niños regordetes, perros y gatos mimados, músicos de su Colombia natal.
Al principio de su carrera, Botero contestó la crítica de que sus personajes eran muy gordos: “A mí me parecen delgados. A veces mi tema es satírico, pero estos personajes ‘inflados’ son inflados para que se vea su sensualidad… En el arte, si uno tiene ideas y piensa, tiende a deformar la naturaleza. El arte es deformación. No hay obras de arte que sean verdaderamente realistas”.
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Las obras de Botero son engañosamente sencillas, y suelen combinar el humor, la sensualidad y la inocencia con una mordaz crítica social. A lo largo de los años ha creado un arte que habla directamente sobre las condiciones sociales y políticas de América Latina. Una pieza de 1971, titulada Retrato oficial de la Junta Militar, es una sátira de los gobiernos militares del establo estadounidense. El obeso dictador y sus serviles seguidores (entre ellos un obispo católico) están en rígida atención, en uniforme de gala; sobre ellos vuelan moscas que dan a entender que es un gobierno “refinado por fuera, pero podrido por dentro”, como dijo un crítico. También pintó una serie de cuadros sobre los horrores de las guerras entre los carteles de narcotraficantes en Colombia.
Así y todo, Abu Ghraib dista mucho de lo que Botero acostumbra a pintar. Él dice que es “un paréntesis” en su carrera. Phillip Kennicott escribió en el Washington Post: “La serie sobre Abu Ghraib da la impresión de ser un catálogo de memorias oscuras, un compendio de indignaciones captado por una lengua popular establecida desde hace años, como una salvaguardia ante la confusión y el olvido. Estas ilustraciones son una especie de libro de historia, pero no escrito por los vencedores sino trazado por los mansos de la tierra, oculto hasta que se le dé vuelta a la tortilla y la verdad pueda salir a luz del día”.
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Botero no va a vender ninguna de las pinturas de Abu Ghraib. Dice que es “inmoral enriquecerse del sufrimiento humano”. Espera donarlas a un museo estadounidense que las albergue en su colección permanente.
Revolución entrevistó a Fernando Botero el 29 de enero en el estreno de “Botero: Abu Ghraib”. (La entrevista se llevó a cabo en inglés. La traducción al español es nuestra).
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Revolución: ¿Cómo decidió pintar estos cuadros sobre las torturas de Abu Ghraib?
Fernando Botero: El mundo entero estaba en un estado de shock cuando la prensa estadounidense dio a conocer la tortura de los iraquíes en la prisión Abu Ghraib. Leí sobre eso en el New Yorker en un famoso artículo de Seymour Hersh. Me quedé sorprendido, dolido y furioso, como todos los demás. Cuanto más leía, más me sentía motivado y furioso, alterado. Unos meses después iba de regreso a París en un avión cuando volví a leer sobre esa tragedia. Tomé un lápiz y un cuaderno y empecé a dibujar. Cuando llegué a mi estudio en París seguí dibujando y pintando. Se convirtió en una especie de obsesión que duró 14 meses. Solo trabajaba en eso y solo pensaba en eso. De repente, me sentí vaciado, como si ya no tuviera nada más que decir sobre eso. Me sentí en paz. Por alguna razón encontré la paz. Pero por meses sentí ese deseo de decir algo, porque para mí era una enorme violación de los derechos humanos y Estados Unidos ha sido un modelo de compasión y un modelo de derechos humanos, y va y comete esa violación. Ese es el mayor daño que se le ha hecho a la imagen de este país. Hoy por la mañana conversé con una periodista argentina y me informó que hoy solo el 6% de los argentinos aprueba lo que hace Estados Unidos, cuando hace tres o cuatro años el 70% lo aprobaba. Lo mismo está sucediendo por todo el mundo. Me sorprende que más artistas no hayan hecho algo al respecto porque es algo enorme que no va a desaparecer. Es algo que hay que recordar. Lo hice como una especie de testimonio. Claro, yo sé que no voy a cambiar nada, el arte no tiene ese poder. Pero por lo menos he dado testimonio de lo que sucedió. No me pude quedar callado. El poder del arte es hacer recordar algo y espero que mi arte logre eso.
Revolución: ¿Qué relación hay entre estas pinturas y las famosas fotos de torturas en Abu Ghraib?
Fernando Botero: Para mí las fotos fueron muy importantes para ver la atmósfera en que se desenvolvió ese drama. Vi las fotos, especialmente la iluminación tan dramática, porque la tortura se llevaba a cabo más que todo en la noche. También me inspiró el texto. Traté de visualizar lo que estaba sucediendo. La pintura tiene la capacidad de hacer visible lo que es invisible. No tiene sentido copiar una foto. Quería reconstruir la atmósfera de la prisión con escenas que no salían en las fotos, para crear una idea del ambiente, para comunicar una idea de los horrores que se estaban cometiendo. Una foto es un click. Claro que puede ser un documento tremendo. Pero la pintura es una concentración de la emoción y del tiempo, dejando a un lado lo que no concierne al tema, y eso da un sentido especial a las imágenes. En este caso existen las fotos y el texto, pero en ellos era imposible tener el punto de vista del artista. No creo que la tarea del arte sea simplemente recrear las imágenes. El arte tiene la capacidad de hacernos recordar algo por mucho tiempo. Cuando los periódicos dejan de hablar y la gente deja de hablar, el arte queda. Hay tantos acontecimientos históricos que se conocen por el arte. Las pinturas de Goya y el Guernica [de Picasso]… esos hechos se podrían olvidar si no fuera por sus imágenes. Espero que estas pinturas sirvan de testimonio por mucho tiempo.
Revolución: ¿Cómo le afectó personalmente pasar tanto tiempo enfocado en estas imágenes de tortura y sufrimiento?
Fernando Botero: Naturalmente es más agradable pintar temas más agradables. Toda la vida, por convicción, opté por pintar temas amables. En la historia del arte la mayoría de los temas son amables. Por ejemplo, no hay muchas pinturas impresionistas tristes, y eso que hay miles de pinturas. Si piensa en Botticelli o cualquiera de los grandes maestros, por lo general, sus temas eran agradables porque la función del arte era agradar, elevar al ser humano, y eso era lo que hacían. Poussin, uno de los grandes maestros del siglo 17, da una hermosa definición del arte. Dice que la pintura es una expresión en formas y colores, en una superficie plana, para dar placer. Esa era la idea del arte en ese tiempo. Querían dar placer. Pero naturalmente hay pintores que dan placer por medio de cosas dramáticas. El arte dramático tiene dos elementos: el estético y el tema. Uno de los más grandes artistas del pasado, Grünewald, un pintor de la Alemania del siglo 16, pintó las más horripilantes escenas de la crucifixión. Nada podría ser más horripilante. Uno tiene el placer de ver la belleza estética de ellas y con el tiempo siente el dolor.
En mi caso, yo tenía, naturalmente, el placer de pintar. Pintar es algo muy rico. Pero esta vez tan pronto empecé a dibujar, sentí ira. Cuando empecé a trabajar, es tan sensual que uno siente placer, eso es innegable; pero desde el comienzo sentí ira, estaba inquieto: esto no es justo, no es posible.
Este es un testimonio. Esto no es antiamericano, porque de serlo, entonces el New York Times es antiamericano. Presentar los hechos no es ser antiamericano. Estas pinturas son antiinhumanidad. Uno no puede quedarse callado cuando suceden estas cosas y dejar que solo la prensa y los políticos las aborden. El artista también es un ser humano y se preocupa, y lee los periódicos y tiene sentimientos. Lo nuestro es expresarnos. El artista se expresa para comunicarse. Si uno oculta esto, entonces el arte no existe. El arte existe en la mente del espectador. De otra manera el arte no es nada, es solo un lienzo. Lo que le da al espectador, lo que le pone en la mente, eso es lo importante. Por eso es que hay que ver el arte. En este caso quiero que estas pinturas den un minuto de reflexión y que queden grabadas en la memoria. Porque esa es la función del arte, a mi parecer.
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Esta es una parte de la conversación entre Fernando Botero y el poeta Robert Haas (poeta honorario de la nación de 1995 a 1997) en el estreno de “Botero: Abu Ghraib” el 29 de enero en la Universidad de California en Berkeley.
Robert Haas: Una de las cosas más impresionantes de las pinturas es que, con pocas excepciones, no se ve a los perpetradores de la violencia. Se centran en las víctimas. A lo mucho, lo que se ve de los torturadores son las manos —los guantes— y las botas.
Fernando Botero: Una de las cosas que más me impactó de las fotos que vimos es que se ponían guantes verdes para tocar a los prisioneros. Para mí esa fue una enorme humillación. Eso me impactó profundamente, las manos en guantes verdes tocando al preso. Me pareció más impactante darles todo el espacio a las víctimas y solo mostrar los guantes tocando a los presos. Si hubiera tenido que compartir el espacio, no hubiera tenido tanto impacto. Pero mostrar a la víctima y la mano o la víctima y la bota, para mí eso era más impactante. Quería enfocarme en la víctima.
Robert Haas: Cuando mi esposa estaba viendo una pintura, señaló que al fondo de uno de los lienzos claustrofóbicos se ve una pequeña ventana alumbrada al final de un pasillo, y me di cuenta que ese era un pequeño símbolo de esperanza.
Fernando Botero: Efectivamente. Para contrastar con los colores oscuros, el verde oscuro y el rojo oscuro de la sangre, en cada pintura puse una pequeña ventana blanca que traza el contraste entre la luz de afuera, la esperanza, y la tortura dentro de la prisión. Para crear ese contraste, puse una ventanilla en cada pintura.
Robert Haas: Unas pinturas tienen una dimensión casi bíblica.
Fernando Botero: Me impresionó la nobleza de algunas de las personas de las fotos. Muchos eran ancianos barbudos que parecían profetas de la Biblia. Se dejaban crecer la barba por sus creencias religiosas, se sentían orgullosos de su religión, y esas personas estaban en manos de adolescentes que no sabían nada de su religión, que les faltaban al respeto y los llamaban “cabezas de trapo”. Eso fue un horror. No respetaban a esos ancianos. Por eso es que en algunas pinturas los pinté como si fueran profetas, para demostrar que son personas de profunda dignidad, a quienes unos ignorantes trataban de una manera terrible. Naturalmente, esos soldados eran pobres que no tienen ningún conocimiento de lo que no es americano, pero para mí fue importante devolverles la dignidad a las víctimas.
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Revolución #79, 25 de febrero de 2007
A fines del año pasado, viajamos a Oaxaca para investigar e informar. Fuimos como parte de una delegación pro derechos humanos para documentar la represión en ese estado del sur de México. Tuvimos la oportunidad de conocer y hablar con mucha gente. Los primeros dos informes los escribimos cuando estábamos en Oaxaca. (La primera parte, “Los presos de Tepic”, salió en el #75; la segunda parte, “Días de miedo, alegría y resolución”, salió en el #76. Están en el portal revcom.us). En la tercera parte hablamos con uno de los maestros que estuvo en huelga y unos campesinos indígenas que se unieron a la lucha contra el gobierno.
Un jarro de estaño hace ruido sobre la estufa. Se oye el agua hervir cuando las burbujas se acumulan en la superficie. La mamá de Jorge, Maricela, tiene una larga trenza negra con rayas plateadas. Sus tradicionales aretes de rubíes y perlas oaxaqueños muevan cuando corta el ladrillo de chocolate hecho en casa. Estamos sentados en la cocina viéndola poner pedazos de chocolate en el agua hirviendo y crear espuma con el molinillo.
Jorge nos invitó a desayunar. Él es maestro y estuvo en el campamento en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca cuando empezó la huelga en mayo del año pasado.
Como parte del magisterio, Jorge ha participado en protestas anuales para mejorar el sistema de enseñanza, crear programas de desayuno y alimentación para los estudiantes, y conseguir útiles escolares y un aumento salarial para los maestros. Solo que esta vez el gobierno reprimió la huelga como nunca antes. En la madrugada del 14 de junio, más de 2,000 policías atacaron brutalmente el campamento donde dormían los maestros, sus familias y partidarios.
Muchos, entre ellos ancianos, mujeres embarazadas y niños, resultaron heridos por el gas lacrimógeno lanzado desde helicópteros, y las porras con que golpeaban indiscriminadamente, destruyendo carpas, tumbando estandartes y cocinas improvisadas, etc. La policía logró desplazar a los maestros, pero estos se reorganizaron, con la participación de estudiantes y vecinos, libraron una feroz lucha y reconquistaron el zócalo.
Eso prendió una lucha que impactó a todo Oaxaca. Por más de siete meses, los habitantes de todas partes del estado se unieron para exigir la destitución del gobernador Ulises Ruiz Ortiz (URO), quien se ha ganado el odio de los oaxaqueños desde que ascendió a la gobernación y reprimió violentamente al movimiento indígena, y también porque representa la continuación del dominio del Partido Revolucionario Institucional (el partido político que gobernó a México por más de 70 años).
*****
El sol alumbra el patio, el aire es vigorizante y fresco. Son las vacaciones del invierno y unos parientes de Jorge han llegado para visitarlo. Maricela amontona pan dulce y empieza a llenar jarros de chocolate caliente. Todos buscan un asiento cuando se dan cuenta de que estamos ahí para saber más sobre la lucha popular.
Jorge nos dijo que cuando empezó a enseñar tenía que viajar a pie muchas horas, y a veces todo un día, para llegar al pueblo donde lo mandaron a trabajar. Dijo que por lo general a los nuevos maestros los mandan a lugares remotos del campo. El viaje por lo general es duro y difícil, y algunos ni llegan a su destino. A unos los han herido o matado animales salvajes; otros han desaparecido para luego encontrar el cadáver en el río.
Cuando un maestro llega a su destino, lo primero que atestigua son las condiciones en que vive la gente del campo. Jorge dice que muchos de sus estudiantes viajaban tres horas para llegar a la escuela, y muchos no tienen ni un cuaderno. Después de la escuela, tienen que caminar horas más para ayudar a sus padres o encargarse de los hijos menores. Hay muy poco tiempo para jugar y menos para la tarea. Esas condiciones le impactaron mucho a Jorge y a otros maestros con quienes hablamos, y los impulsaron a cambiar la situación.
“El gobierno no da nada [para la educación, los niños o los maestros] por sí mismo, que es la obligación de ellos. Hasta que no hay un paro, hasta entonces autoriza desayunos escolares para los lugares que están supermarginados. Los lugares que parece que [los pueblos] ni existen y por lo hecho no tienen ni que comer. Pedimos los desayunos, uniformes, útiles y hasta calzado porque hay niñitos que caminan por los cerros descalzos”, dijo Jorge.
Jorge dijo que se enfurece cuando ve todos los anuncios del gobierno en la tele hablando de todas las cosas que está haciendo para los niños. “Menciona la cantidad de dinero que se va a dar para la educación y la gente piensa que es para los maestros, pero no lo es. Hay otros estados que no necesitan hacer huelgas como aquí en Oaxaca; ¿cómo puede ser si en nuestras manos está el futuro de los niños?”.
Toda la mañana, Jorge, su esposa y sus hermanos y hermanas nos contaron del salvajismo con que el gobierno, especialmente la Policía Federal Preventiva (PFP), trató a la gente que estaba en el zócalo el 25 de noviembre, incluso los que solo estaban haciendo compras o regresando del trabajo. También contaron de las valientes luchas y de la camaradería que se forjó durante la defensa de las barricadas que mantuvieron a la policía y a los agentes del gobierno fuera de los barrios. Por un rato nos enfocamos en un aspecto de la situación, pero luego hablamos de una amplia gama de ideas y temas. La cocina es pequeña, pero son grandes las discusiones sobre por dónde va la lucha, qué significa para México que Felipe Calderón es el presidente y la necesidad de cambios mayores.
II
La carretera serpentea hacia la región mixteca de Oaxaca. A lo largo de la carretera de asfalto crecen flores moradas. En la distancia vemos a un pastor con sus borregos. El panorama da a relucir valles color de arena y montes rocosos y rojos. Al entrar más en el campo, las pintas en las antiguas rocas le dan otra dimensión a la heroica lucha del pueblo oaxaqueño: “¡Fuera URO por asesino y represor!”, “¡Que viva la lucha de los pueblos de Oaxaca!”.
*****
En un principio la gente de la región mixteca era de pocas palabras porque no sabía si podía confiar en nosotros y por cierta humildad impuesta durante décadas de relaciones sociales feudales. No nos miraba directamente, pero si tenía mucha curiosidad.
Manuel tiene 60 años, y cuando le pregunté de dónde era, señaló una montaña en la distancia. Dijo que no siempre es fácil hacer el viaje del bosque y que llevar noticias a la gente en los pueblitos remotos tarda mucho tiempo.
Dijo: “Yo antes no apoyaba a los maestros, porque si solo quieren más dinero. A veces nos tratan mal, como ignorantes, cuando llegan al pueblo”.
Manuel dice que los maestros que vienen de la Ciudad de Oaxaca tienen diferentes maneras de tratar a la gente y que algunos desprecian la vida campesina; a veces les molesta que tienen que trabajar en el campo, en la extrema pobreza. También dijo que a veces se les concede una influencia desproporcionada porque parecen ser más aptos para negociar disputas con las autoridades simplemente por tener más educación.
Sin embargo, esas contradicciones sociales entre diferentes sectores del pueblo no impidieron que los campesinos vieran la injusticia que se estaba cometiendo contra el magisterio, ni que se unieran a la demanda para sacar a URO (especialmente en vista de que han experimentado en sangre propia la represión de los movimientos).
Manuel sintió indignación cuando se enteró de la feroz represión contra los maestros el 14 de junio. Dijo que el gobierno no tiene el derecho de reprimir a los maestros y por tanto se unió con otros campesinos para buscar una manera de apoyar al magisterio y ligar esa lucha a la de la defensa del bosque y otras luchas “contra la represión y para lo que es justo”. Participó en la movilización de otros campesinos para apoyar la lucha en la Ciudad de Oaxaca contra la feroz represión del gobierno de URO y el estado mexicano.
Sebastián, un amigo de Manuel, dijo: “Cuando entró la PFP se hizo la decisión de ir a Oaxaca. Había unos maestros que ya se estaban replegando. Nosotros decidimos que teníamos que ir porque somos campesinos—por nuestra forma de vivir y por cómo hemos sido tratados toda la vida—nosotros y nuestros abuelos”.
“Nosotros íbamos a las movilizaciones que se hacían conjuntamente con los maestros”, dijo Florencia, una joven de Tlaxiaco, una pequeña comunidad a unos kilómetros del centro de la región. “[Después de la represión del 14 de junio] participábamos en los bloqueos. Íbamos a las comunidades a denunciar la represión. Llegó un momento en el que arrestaron a 16 [campesinos] en una comunidad y nos empezaron a balacear, y entonces nosotros tomamos el ministerio publico”.
Ese fue el punto de viraje de la lucha: dejó de ser una lucha de los maestros y sus partidarios en la ciudad. Los campesinos empezaron a descender del monte, y no solo de la región mixteca sino de todas partes de Oaxaca.