Una pandemia mortífera, un sistema asesino, un régimen fascista que hay que sacar del poder

Carta de un lector

| revcom.us

 

Nota de la redacción: Al cierre de esta edición, las infecciones y muertes por la Covid en Estados Unidos se están disparando a ritmos vertiginosos. La infraestructura de salud pública está al límite en muchas partes de Estados Unidos, y la gente se está muriendo por falta de acceso. Trump y su régimen fascista persisten con su enfoque anti-científico, amordazan a los científicos de salud pública del gobierno, rechazan cualquier medida de encierro a pesar de las recomendaciones de los científicos y abdican completamente de cualquier plan y enfoque coordinado a nivel nacional. Se trata de una negligencia criminal al por mayor y, por su alcance o naturaleza, de acciones que conmueven la conciencia. Esto por sí solo es razón suficiente para exigir ¡Trump-Pence FUERA YA!

“Esta fue mi quinta asignación en torno a la Covid. Me decían que cualquiera que entrara en ese pozo (en el Centro Médico Universitario de El Paso, Texas), sabría que sólo sale en una bolsa para cadáveres. He presenciado tantas muertes en este último mes, (más) de las que he visto en toda mi carrera de 13 años. Nunca he experimentado esto, y no tengo palabras, para lo que me acaba de pasar en El Paso, Texas”. Enfermera itinerante Lawanna Rivers1

A principios de este año en Guayaquil, la ciudad más grande de Ecuador, los cuerpos fueron dejados en descomposición en los hogares, abandonados en los hospitales, envueltos en plástico y cartón y dejados en la calle. Un vídeo mostraba a una mujer suplicando que el gobierno sacara el cadáver de su esposo de su hogar. Ella estaba en cuarentena dentro de la casa durante días con el cuerpo, mientras que los funcionarios del gobierno le decían que iban a acudir a sacarlo. Gabriela Orellana suplicó, sollozando: “Si usted ve este vídeo, Sr. Presidente, por favor, ¿dónde están?... Me decían que iban a acudir, y eso era mentira. Simplemente le pido que a él le ayude a morir con dignidad. Por favor. No lo dejen aquí, tirado en el suelo”.

Las infecciones y las muertes debido al coronavirus se están disparando en la mayor parte del mundo. En todo el mundo, ha habido más de 54 millones de casos conocidos del virus, y 1.3 millones de muertes. La cifra real es probablemente significativamente más alta. En octubre, un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud informó que “nuestras más acertadas estimaciones actuales nos dicen que alrededor del 10 por ciento de la población mundial quizá se haya contagiado con el virus” y que “la inmensa mayoría de la población del mundo todavía corre riesgo”.

En Estados Unidos, el New York Times informó el 14 de noviembre que en promedio más de mil personas mueren a diario a causa del virus en Estados Unidos, un aumento del 50 por ciento tan sólo en un mes. El 12 de noviembre, se descubrieron 153.000 nuevos casos en Estados Unidos, la cifra más alta que cualquier día desde que se inició el embate viral. Y todas las curvas —de infecciones, de muertes— se proyectan al alza, con los hospitales y los equipos vitales para salvar vidas por debajo de su capacidad.

Las crueles desigualdades del imperialismo: una plaga de enfermedad y muerte

Cualquier sociedad se enfrentaría a virus y pandemias. Pero la forma en que una sociedad les hace frente se determina por el tipo de sistema social que tiene. El sistema del capitalismo-imperialismo es un obstáculo para enfrentarse a una pandemia con ciencia, y a favor de los intereses de la humanidad.

Esta crisis con el coronavirus ha puesto en agudo relieve la realidad de que el sistema capitalista no está simplemente fuera de sintonía, sino que está en conflicto fundamental y es un obstáculo directo a la satisfacción de las necesidades de las masas de la humanidad. A pesar de que los capitalistas y los gobiernos que representan sus intereses se han visto obligados a tomar ciertas medidas de emergencia que de alguna manera van en contra de las dinámicas inherentes de su sistema (como la intervención masiva del gobierno en el funcionamiento de la economía), siguen imponiéndose las formas en que este sistema constituye un obstáculo para hacer frente a esta crisis — lo que incluye no solo tales acciones perversas como el acaparamiento de vitales insumos médicos y de otro tipo, a fin de hacer que suba el precio, sino también el hecho de que la creación de la riqueza bajo este sistema opera sobre la base de la explotación despiadada y el empobrecimiento de las masas de personas en todo el mundo, mientras que incluso en los países “más ricos” existe una pobreza importante y grandes partes de la población viven de una quincena a otra y se encuentran a tan sólo una fuerte crisis del desastre; la continua rivalidad entre diferentes capitalistas (o asociaciones de capital) —con su propiedad privada de los medios de producción (tierras, materias primas, tecnología, fábricas y otras estructuras) y la acumulación privada competitiva de riqueza— actúa como un obstáculo a la necesaria cooperación y a la producción de cosas que quizás se necesiten con urgencia pero que no producen ganancias privadas — y toda la ideología de promover los intereses de uno a expensas de los demás, el individualismo fomentado por este sistema y promovido a ultranza hoy en Estados Unidos, va en contra y socava las inclinaciones hacia la cooperación y, sí, hacia el sacrificio por el bien mayor. (LA ASESINA ILUSIÓN DE LA “NORMALIDAD” Y EL CAMINO REVOLUCIONARIO HACIA ADELANTE, de Bob Avakian)

El capitalismo es un sistema en el que el mandamiento rector es la expansión de las ganancias. Esto configura todo en la sociedad, y se manifiesta a nivel mundial. La implacable explotación por el capitalismo-imperialismo y su profunda opresión a miles de millones de personas en todo el mundo han creado inmensos abismos de desigualdad en la riqueza, las condiciones de vida, el acceso a la atención médica, y los recursos para las necesidades más básicas de la vida, como la alimentación, una vivienda digna, agua potable y la eliminación fiable de aguas residuales. Esos abismos han venido ensanchándose y profundizándose a lo largo de esta crisis.

Esto ha afectado muchísimo el impacto del virus entre diferentes poblaciones. Por ejemplo, Angela Kocherga, la directora de noticias de la emisora radiofónica KTEP de El Paso, dijo en una entrevista que en Ciudad Juárez, en el norte de México, justo al otro lado del Río Bravo desde Estados Unidos: “Los hospitales juarenses se llenaron la semana pasada con pacientes de la Covid.... En línea generales, les decían a las personas de allá que se cuiden a solas, porque no tenemos espacio en el hospital”. Como señalamos en “De apretón de clavijas a apretón de muerte: La dominación imperialista, la Covid-19 y dejar en el olvido a los pobres del mundo”, en Juárez hay más de 300 maquiladoras — fábricas de propiedad extranjera altamente rentables que producen equipos automotrices, dispositivos médicos, productos aeroespaciales, aparatos electrónicos y otros materiales para exportar a Estados Unidos. Sus propietarios capitalistas no querían detener la producción y perjudicar sus ganancias, y como informó Associated Press, el toque de queda relacionado con la Covid “ha resultado difícil de ejecutar en la extensísima ciudad que alberga cientos de fábricas que trabajan... las 24 horas del día”.

Estados Unidos se fundó sobre la base del genocidio y la esclavitud, y desde ese entonces se ha construido sobre la base de la opresión profundamente arraigada de los negros y los latinos y otra gente de color, una opresión que se manifiesta en todos los aspectos de la sociedad estadounidense — incluido hoy en el impacto del coronavirus. Los blancos tienen 23 casos de Covid-19 por cada 10.000 personas, mientras que la cifra para los negros es de 62 por cada 10.000, y para los latinos, 73 por cada 10.000. Tanto las personas negras como las latinas tienen el doble de probabilidades de morir por el virus que los blancos.

Crímenes de un régimen fascista

En términos muy inmediatos, toda la perspectiva y los métodos, así como las prioridades de los fascistas, concentrados en el régimen de Trump y Pence —con el nombramiento del anti-científico Pence para encabezar los esfuerzos del gobierno en torno a la Covid-19; el rechazo inicial de Trump al alcance y al peligro que representa este virus y sus continuas mentiras al respecto; su burdo chovinismo pro estadounidense, de oponer Estados Unidos al resto del mundo; su reiterada tendencia a temerariamente negar la ciencia médica e ignorar las recomendaciones de los expertos médicos cuando vayan en contra de sus propios intereses y objetivos estrechamente concebidos y peligrosamente miopes; y más— amplifican y fortalecen las barreras que el “funcionamiento normal” del sistema capitalista-imperialista interpone en el camino de un enfoque sistemático y coordinado de combatir el coronavirus. (LA ASESINA ILUSIÓN DE LA “NORMALIDAD” Y EL CAMINO REVOLUCIONARIO HACIA ADELANTE, de Bob Avakian)

El régimen fascista de Trump y Pence ha amplificado y magnificado criminalmente todos estos horrores. Este régimen puso a Mike Pence, un fascista cristiano que niega y se opone a la ciencia, a cargo de su respuesta al virus. Trump ha mentido sobre el virus desde el primer día. Trump y su núcleo de fascistas continúan socavando, ignorando y oponiéndose a los científicos y expertos médicos. Una expresión de esto es que nunca desarrollaron un plan nacional para practicar pruebas por el virus. Se han opuesto a las medidas de encierro con sentido.

Las mascaras faciales se han convertido en una línea divisoria, donde Trump hace alarde abiertamente de no llevar ninguna, se burla de cualquiera que lo haga incluso a sus propios partidarios fascistas como Laura Ingraham2, convirtiendo el no uso de máscaras en una norma en sus mítines con miles de personas, en sus eventos como los actos “súper-propagadores” bajo techo como el anuncio del nombramiento de Amy Coney Barrett. Durante la campaña Trump utilizó su propia enfermedad, de la que se recuperó con una tremenda atención médica, como una forma de socavar la seriedad y la gravedad de la enfermedad. Alentó a su base social fascista a desafiar las órdenes de ponerse máscaras faciales con amenazas a los dependientes de las tiendas. Ha animado y apoyado a sus golpeadores para desafiar los cierres, por ejemplo unos vigilantes justicieros armados ocuparon el capitolio del estado de Michigan. Se ha burlado de los conocimientos científicos lo que los ha socavado y los ha contrapuesto al crecimiento económico y el bienestar. Bajo el capitalismo-imperialismo, como hemos señalado, existe una contradicción real entre la economía y los medios de vida de las personas y las medidas de salud pública necesarias para contener la pandemia.

Han cerrado la frontera con México utilizando la afirmación totalmente falsa de que lo hacían como “medida sanitaria”, mientras que mantienen a los inmigrantes en prisiones que están plagadas de una tasa viral más de 13 veces superior a la de la población en su conjunto, y deportan a tantos inmigrantes con el virus que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se convirtió en lo que el New York Times denominó “un propagador nacional y mundial del virus”. Han amenazado con recortar los fondos para las escuelas públicas que no reabrieron, y dijeron que iban a canalizar ese dinero a las escuelas fundamentalistas cristianas.

Mientras toda la humanidad literalmente está enfrentada a una crisis global, este régimen y sus adherentes han promovido un individualismo ignorante y virulento en nombre de la “libertad personal”.

Se han negado a cooperar con la administración entrante del presidente electo Biden, en particular en relación a la planeación de la distribución de una vacuna contra el virus, una acción que podría causar la pérdida totalmente innecesaria de muchas más vidas. Un “alto funcionario” del régimen de Trump le dijo a un reportero de Vanity Fair: “La planeación de la distribución de la vacuna lleva tiempo. Y la Operación Warp Speed (velocidad distorsionada con el tiempo) ha construido una enorme base de datos que está guiando sus decisiones sobre la mejor manera de desplegar la vacuna. Es esencial que el campo de Biden tenga acceso a esta información para que cuando una vacuna esté disponible pueda salir al público rápidamente”.

La magnitud de los crímenes del régimen, en su aplicación en Estados Unidos, se indicó en un estudio realizado por cuatro médicos del Centro Nacional de Preparación para Desastres de la Universidad de Columbia. Concluyó que “estimamos que al menos 130.000 muertes y tal vez hasta 210.000 podrían haberse evitado con intervenciones anteriores con políticas y una coordinación y liderazgo federal más robustos”.

Todo esto —la beligerante oposición a la ciencia, la indiferencia ante el sufrimiento humano, la mentalidad del “yo primero, Estados Unidos Ante Todo y al carajo los demás”, la cascada de mentiras— es una concentración del fascismo del régimen de Trump y Pence y sus crímenes contra la humanidad. ¡Hay que sacar a este régimen YA!

 

Fuentes 

Covid-10 Coronavirus Pandemic, Worldometer

WHO: Number of Coronavirus Cases May Be Much Higher Than Reported, Voice of America, 6 de octubre de 2020

‘Every day it’s getting worse’: Bodies of coronavirus victims are left on the streets in Ecuador’s largest city, Washington Post, 3 de abril de 2020

El número de muertos en Ecuador durante el brote está entre los peores del mundo, New York Times, actualizado el 8 de mayo de 2020

Trump and Republicans are making the coming covid-19 nightmare worse, Washington Post, 13 de noviembre de 2020

El impacto desigual del coronavirus en los estadounidenses latinos y negros, con datos, New York Times, 9 de julio de 2020

Morbidity and Mortality Report, Centers for Disease Control, 28 de agosto de 2020

COVID-19 placed a magnifying glass on inequities in the Kansas City area, KMBC News, 8 de noviembre de 2020

Fact-check: Is the coronavirus death rate in the Rio Grande Valley double the state average? Austin American-Statesman, 16 de octubre de 2020

‘A stain on our country’: ICE efforts to stop COVID-19 spread fail to protect immigrant detainees from virus, USA Today, 11 de noviembre de 2020

‘Era como una bomba de tiempo’: así contribuyó ICE a propagar el coronavirus, New York Times, actualizado el 14 de julio de 2020

“130,000—210,000 AVOIDABLE COVID-19 DEATHS—AND COUNTING—IN THE U.S.”, National Center for Disaster Preparedness, Columbia University, 21 de octubre de 2020

 


1. En un vídeo en vivo de Facebook del 7 de noviembre de 2020. [volver]

2. Vea “Trump, in Michigan, calls Laura Ingraham ‘politically correct’ for wearing a mask”, New York Times, 30 de octubre de 2020. [volver]

COVID19 testing-NYCDesde el primer día, Trump ha venido mintiendo sobre el virus. Trump y su núcleo de fascistas siguen socavando, ignorando y oponiéndose a los científicos y expertos en medicina. Una manifestación de eso es que nunca desarrollaron un plan nacional para practicar pruebas por el virus. La gente espera en cola para que se les practique una prueba de Covid-19 en una Clínica de Cuidados Urgentes MD en la Ciudad de Nueva York, 13 de noviembre. (Foto: AP)

 

 

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