Se asoman leyes fascistas para suprimir el voto en Texas

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El 7 de julio, los republi-fascistas de Texas presentaron dos proyectos de ley en la legislatura estatal que privarían enormemente del derecho al voto a los votantes negros y latinos. Esta medida se produce inmediatamente después del fallo de la Corte Suprema del 1º de julio que sentó un precedente (una norma que otros tribunales deben seguir) para aprobar leyes de supresión de votantes, incluso cuando hay evidencia inconfundible de que esas leyes lo hacen más difícil votar para los negros, latinos e indígenas.

Los proyectos de ley de Texas incluyen:

  • Prohibición de las votaciones de autoservicio al aire libre desde el coche: en las elecciones presidenciales de 2020, el condado de Harris (que abarca a Houston y es 70% no blanco) permitió que las personas votaran desde sus automóviles. Uno de cada diez votantes que votaron temprano y en persona en el condado de Harris votó desde su auto. Todas las reglas y procedimientos para verificar que las personas estuvieran debidamente empadronadas se aplicaron a las personas en sus automóviles. No hubo evidencia de fraude electoral asociado con la votación al aire libre desde automóviles.
  • Límites a la recolección de votantes por terceros: entre 2012 y 2018, el cierre selectivo de los lugares de votación en Texas tuvo el efecto de obligar a los votantes negros y latinos a viajar más lejos para votar. En el condado La Salle, por ejemplo, la distancia promedio en automóvil para votar aumentó en un 4% para los votantes blancos y en un 42% para los votantes de color. Para tratar de superar esto, los activistas organizaron formas para que terceros (voluntarios u otros) recogieran las papeletas de las personas que no podían acceder a las casillas electorales.
  • Prohibición de las mesas de votación las 24 horas: esto bloquea a las personas cuyo trabajo u otros horarios les impide votar durante el día.

Otras secciones de las nuevas leyes dificultarían la obtención de papeletas para votar en ausencia; agregarían nuevos requisitos de identificación de votantes; aumentarían las sanciones penales para los trabajadores electorales que violen las nuevas leyes; limitarían la asistencia que se puede brindar a los votantes; y ampliarían en gran medida la autoridad de los “observadores electorales” partidistas en formas que los republicanos utilizarán para intimidar y desafiar a los votantes.

Durante generaciones, al pueblo negro se le negó el derecho al voto en el Sur mediante la ley y el terror. Eso solo cambió con la aprobación de la Ley de Derechos Electorales de 1965. Esa ley solo se aprobó después de la lucha heroica y el sacrificio de personas que se arriesgaron y dieron la vida en un movimiento que puso al desnudo la naturaleza supremacista blanca de Estados Unidos ante el mundo. Hoy, privar de sus derechos a los votantes negros y latinos tiene como objetivo regresar a esos días tinieblescos y tiene una dimensión claramente del apartheid1 en Texas, donde el 60% de la población no es blanca, pero un partido abiertamente supremacista blanco gobierna el estado.

Votar bajo este sistema siempre ha servido para llevar a la gente a las mortales arenas movedizas de creer que el sistema puede hacer justicia para los oprimidos. Aun así, los republicanos tienen la misión de “despejar el terreno” de cualquier oposición a su agenda fascista de supremacía blanca descarada, patriarcado extremo esclavizante de las mujeres, cruel deshumanización a los inmigrantes no blancos y el destripamiento de toda apariencia de derechos democráticos. La supresión de votantes es un eslabón clave en esa agenda. Ya este año, se han aprobado 28 leyes que restringen la votación en 17 estados.

¿Qué ha sido la respuesta del Partido Demócrata?

En un discurso en la históricamente negra Universidad Howard, la vicepresidenta Kamala Harris dijo: “Vamos a reunir al equipo de protección al votante más grande que hemos tenido para garantizar que todos los estadounidenses puedan votar y que su voto sea contado en un proceso justo y transparente”. Esto es cuando los republicanos ya se están moviendo a toda máquina para hacer eso imposible en un estado tras otro; usar el obstruccionismo para bloquear cualquier tipo de ley federal que aborde la supresión de votantes (un procedimiento que los demócratas podrían revocar pero no lo harán); y hacerlo con el respaldo de la Corte Suprema abarrotada de fascistas.

¿Qué hay detrás de la parálisis del Partido Demócrata? UNA DECLARACIÓN, UN LLAMAMIENTO A QUE SE ORGANICE AHORA PARA UNA REVOLUCIÓN REAL va al grano de esto:

Los demócratas están trabajando para mantener las cosas articuladas con más disfraces y engaños, con la afirmación de que lo que existe en Estados Unidos es una “gran democracia” que representa “la voluntad del pueblo”, y que por ello merece ser, y necesita ser, la fuerza más poderosa del mundo. Pero, en realidad, estos dos partidos de la clase dominante están trabajando para mantener en pie el poder opresivo violento, la dictadura, de este sistema capitalista-imperialista, y todos los horrores para la humanidad que esto implica.

 


1. El apartheid fue el conjunto de leyes con el cual una minoría blanca gobernó e impuso violentamente una opresión cruel sobre el pueblo africano negro de Sudáfrica desde 1948 hasta principios de la década de 1990.  [volver]


A la espera de votar, Universidad del Sur de Texas, marzo de 2020. Foto: Allyn West


Policías atacan a macanazos a una marcha por los derechos de votar, Selma, marzo de 1965.

 

 

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