En La asesina ilusión de la “normalidad” y el camino revolucionario hacia adelante, señalé este hecho básico:
En el contexto de esta crisis actual [del coronavirus], las relaciones explotadoras y opresoras integradas en este sistema se están manifestando de una manera pronunciada, en Estados Unidos y a nivel internacional, al igual que lo han hecho en crisis anteriores….
Aunque el coronavirus azotará a grandes sectores de la población, esta desigualdad una vez más ejercerá un efecto en Estados Unidos en relación con la crisis actual — estarán sometidos a un sufrimiento desproporcionado los inmigrantes, los prisioneros, las personas sin hogar, las personas de las comunidades pobres, particularmente entre las nacionalidades oprimidas, y otros que están subordinados, degradados y despreciados por el “funcionamiento normal” de este sistema y los de arriba1.
Una de las principales formas en que esto se está manifestando es con la opresión de las mujeres. Esta opresión es una parte fundamental de este sistema del capitalismo-imperialismo (y de todos los sistemas divididos en explotadores y explotados), y asume formas horribles en el funcionamiento “normal” de este sistema.
Como he escrito anteriormente, hablando de esta horrible opresión:
Mira a todas estas hermosas niñas en el mundo. Además de las demás atrocidades que he mencionado, respecto a las y los niños en los cinturones de miseria del tercer mundo, además de todos los horrores que se amontonarán en su contra —cientos de millones de personas tienen como destino vivir en medio de la basura y las aguas negras, una vida que les espera, incluso antes de nacer—, para colmo existe para las niñas el horror que conlleva el mero hecho de ser mujeres en un mundo de dominación masculina. Y eso es cierto no sólo en el tercer mundo. Además, en los países “modernos” como Estados Unidos las estadísticas apenas lo captan: los millones de mujeres que serán violadas; los millones más de ellas que de forma rutinaria serán menospreciadas, engañadas, degradadas y muy a menudo brutalizadas por parte de aquellos que se supone que son sus amores más íntimos; la forma en que tantas mujeres serán objeto de humillación, persecución y acoso cuando traten de ejercer sus derechos reproductivos a través del aborto o incluso a través del control de la natalidad; las muchas de ellas que se verán obligadas a ejercer la prostitución y la pornografía; y todas aquellas que —si no tienen ese destino concreto e incluso si consiguen algún éxito en este “nuevo mundo” donde se supone que no existen barreras para las mujeres— estarán rodeadas por todos lados y serán insultadas en cada momento por una sociedad y una cultura que degrada a las mujeres, en las calles, en las escuelas y en los lugares de trabajo, en el hogar, a diario en innumerables formas2.
Existen muchas maneras en que todo esto se ha vuelto aún más extremo en el contexto de la pandemia de la Covid-19. Para citar tan sólo dos ejemplos importantes:
Los incidentes de mujeres golpeadas por esposos o novios han aumentado de manera importante — no sólo en Estados Unidos sino también en muchos otros países.
Y en Estados Unidos en particular, en varios estados con gobiernos dominados por fascistas fundamentalistas cristianos, se han dado más ataques contra el derecho al aborto. Esto se está haciendo específicamente en la forma de cerrar las clínicas que proveen abortos, bajo el pretexto hipócrita de que el propósito de tales cierres es prevenir la propagación del coronavirus — al mismo tiempo que las fuerzas gobernantes en muchos de estos estados están promoviendo un desafío temerario contra las medidas necesarias para limitar la propagación de este virus. La realidad es que definitivamente es posible que las clínicas que proveen abortos implementen medidas para proteger la salud de las mujeres que piden abortos y para minimizar el riesgo de propagación del coronavirus; y, dado esto, además del hecho básico de que la negación del derecho al aborto es en sí un gran daño social, que contribuye de manera importante a la opresión de las mujeres, no existe ningún motivo legítima para cerrar estas clínicas y crear más obstáculos a que las mujeres pueden ejercer su derecho al aborto — y cerrarlas aumenta más el daño que a diario se les hace a las mujeres, y a la sociedad en general.
Todo esto es una expresión del hecho de que la posición y el papel de las mujeres en la sociedad han llegado a ser un eje muy agudo y concentrado de toda la cuestión del rumbo fundamental de la sociedad, y de la humanidad. Esto es algo que las fuerzas fascistas, incluido el régimen fascista de Trump y Pence en Estados Unidos, han aprovechado como una parte crucial de su implacable afán de reforzar y llevar a extremos las relaciones ya opresivas de este sistema — y es algo que todos aquellos que están decididos a vivir en un mundo libre de todas las formas de esclavización y opresión necesitan reconocer y asumir como un frente de batalla crucial.
En este sentido, algo que escribí hace más de 30 años se ha vuelto aún más profundamente cierto e importante:
En las últimas décadas en Estados Unidos se han operado cambios profundos en la situación de la mujer y las relaciones en la familia. En solamente una de diez familias existe la situación “modelo”, en donde el esposo es el único que “trae el sustento” y la esposa es un “ama de casa” totalmente dependiente. Estos cambios económicos han conllevado cambios significativos de actitudes y expectativas — y unas tensiones muy significativas no solo en la estructura de la familia sino también en las relaciones sociales más ampliamente…. La cuestión general de la posición y el papel de la mujer en la sociedad se presenta cada día más agudamente en las extremas circunstancias de hoy — esto es un polvorín en Estados Unidos hoy. No se puede concebir la resolución de todo esto salvo de la manera más radical y mediante formas extremadamente violentas. La cuestión que pende es: ¿será una resolución radical reaccionaria o una resolución radical revolucionaria, implicará reforzar las cadenas de la esclavización o hacer añicos los eslabones más decisivos de esas cadenas y abrir la posibilidad de realizar la eliminación completa de todas las formas de dicha esclavización?3
1. La asesina ilusión de la “normalidad” y el camino revolucionario hacia adelante está disponible en revcom.us. [volver]
2. Lo BAsico 1:10 (Lo BAsico, de los discursos y escritos de Bob Avakian). Esta cita es de Contradicciones todavía por resolver, fuerzas que impulsan la revolución — Tercera parte: “La nueva síntesis y la cuestión de la mujer: La emancipación de la mujer y la revolución comunista — más saltos y rupturas radicales”, la que también están disponible en revcom.us. [volver]
3. Esta declaración de Bob Avakian se publicó por primera vez en 1985 y se ha citado en varias obras desde ese entonces, incluida Contradicciones todavía por resolver, fuerzas que impulsan la revolución. Énfasis agregado. [volver]