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DON LEMON, MARTIN LUTHER KING
Y LA REVOLUCIÓN QUE NECESITAMOS

Hace poco, el presentador de la CNN Don Lemon habló de volver a leer el discurso de Martin Luther King de 1963, “Tengo un sueño”. Lemon llamó la atención sobre la parte de ese discurso que dice que ya es hora de acabar con la injusticia racial. Lemon repitió esto, hablando del presente: Ya es hora. Sea cual sea la intención de Lemon, esto plantea una pregunta muy grande:

¿Por qué, 57 años después de ese discurso de Martin Luther King, alguien tiene que decir, una vez más: ya es hora de acabar con la injusticia racial? Si ya era hora, hace 57 años, de que esto ocurriera, ¡¿por qué no ha ocurrido, después de todos estos años?!

¿Se debe a que, antes de ahora, la gente no ha luchado poderosamente contra esta injusticia racial? NO — pues, a lo largo de su historia en Estados Unidos, el pueblo negro se ha levantado repetidamente y ha luchado heroicamente contra esta opresión. Y los años 1960 fueron precisamente una época en que surgió una lucha masiva y sostenida contra esta opresión, en que millones de personas —no solo las masas del pueblo negro sino muchas personas de otras “razas” y nacionalidades, entre ellas grandes cantidades de jóvenes blancos— participaron activamente y se sacrificaron en la lucha para ponerle fin a esto.

Y ahora no es la primera vez que los de arriba (o algunos de ellos) se han visto obligados a admitir que existe un serio problema de injusticia racial en Estados Unidos y a hablar de hacer cambios reales. Hace más de 50 años, en el apogeo de la lucha de los años 1960, el Informe de la Comisión Kerner hizo todo eso.

Esta opresión no ha terminado por una razón básica: Este sistema bajo el que vivimos, el sistema del capitalismo-imperialismo, tiene esta opresión integrada en él y no podría existir o funcionar sin ella. Por eso, siempre y cuando este sistema permanezca en el poder, no importa cuáles políticos estén en la sede del poder, e independientemente de las promesas que hagan, esta opresión continuará... y continuará.

La conclusión es clara: No es posible reformar este sistema, ¡hay que derrocarlo!

Como ya he dicho antes: “…tenemos dos opciones: o vivir con todo eso —y condenar a las generaciones del futuro a lo mismo, o a cosas peores, si es que siquiera tengan un futuro— o, ¡hacer la revolución!

Ya es hora —desde hace mucho ya es hora— para acabar con todo esto.

Y para hacerlo, necesitamos: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!