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Bob Avakian sobre
UNA GUERRA CIVIL Y LA REVOLUCIÓN

En el artículo “ que habrá cambio radical”, empecé con esta declaración contundente:

Para aquellos que no pueden más que anhelar un “retorno” a algún tipo de “normalidad” como respuesta a la locura de Trump, Pence y lo demás — olvídenselo, que ¡eso no va a pasar!1

Luego, hablo de las formas en que las fuerzas fascistas alineadas con Trump (y Pence) se están preparando para reaccionar, posiblemente con la violencia, si las elecciones no resultan como lo espera Trump (o si Trump cancela las elecciones y brota un auge de resistencia a esto). De hecho, durante más de 20 años, he estado analizando la naturaleza fascista del tipo de fuerzas que se han movilizado en torno a Trump y la manera en que han estado hablando, y preparándose, cada vez más para una guerra civil.

Obviamente esta es una cuestión muy seria. Pero algo aún más grave se refleja en una declaración que leí hace poco en alguna parte — de que si solo un bando (el bando fascista) está librando una guerra civil, pues en realidad no será una guerra civil sino matanza, y genocidio. Esa es otra forma de decir lo que expresó burdamente el congresista fascista de Iowa, Steve King, quien declaró:

La gente sigue hablando de otra guerra civil. Un bando tiene aproximadamente ocho millones de millones de balas, mientras que el otro no sabe cuál baño usar2.

Hace poco, algunas figuras poderosas al interior del Partido Republicano se han vuelto contra King, sintiendo que su expresión de esta y otras posiciones fascistas es demasiado burda, y King ha sido derrotado en su intento de reelección en unas elecciones primarias republicanas. Pero, las opiniones y posiciones fascistas de King son compartidas por el núcleo del Partido Republicano y su “base”, a veces con declaraciones más burdas y a veces con declaraciones menos burdas. Y, como he señalado anteriormente, hay una “observación demente” en el comentario de King citado aquí. Si bien las personas a las que King ridiculiza apoyan con justeza los derechos de la gente trans, la gente gay, las mujeres y otros, al mismo tiempo, una cantidad exageradamente grande de esas personas están intentando

resolver el conflicto con lo que representa el régimen de Trump y Pence y su “base” fascista, con sus “ocho millones de millones de balas”, confiando en lo que han sido las “normas” del orden burgués en Estados Unidos (o buscando retomarlas) (y, de parte de algunas personas, esto supone un llamamiento a “restaurar la civilidad”) mientras los fascistas están decididos a pisotear y triturar estas “normas” y no tienen ningún problema con que las personas que se les oponen adopten la posición de “civilidad” (acomodación) respecto a su implacable ofensiva fascista.… Y, así, si bien las cosas podrían estar encaminadas hacia una guerra civil, y la cosa podría llegar a la hora de la verdad incluso en el futuro no muy lejano, la alineación actual es muy desfavorable para cualquiera que represente algo digno en el mundo3.

Y aquí va otra gran parte del panorama:

si bien una buena parte de lo que King describe se aplica de cierta manera demente, en particular a las personas progresistas o a las personas de clase media llamadas “concienciadas”, existe otro tipo de problema con respecto a las personas oprimidas más básicas, y en particular a los jóvenes — un gran problema de que sus armas ahora están apuntadas los unos a los otros entre sí. Y sin abundar a fondo sobre esto ahora, esto es algo que hay que transformar radicalmente al construir un movimiento para una revolución real4.

Hay que transformar radicalmente esta situación entera — ¡y con una urgencia muy clara! Una vez más, hemos visto el potencial de esto en las recientes acciones decididas de las masas de personas cuya indignación por los continuos asesinatos policiales de hombres y mujeres negros estalló en respuesta a la ejecución a sangre fría de George Floyd en Mineápolis. (Y un elemento estratégicamente favorable en este torrente de indignación es que, al mismo tiempo que han participado un importante número de personas negras, también han participado un gran número de personas de otras “razas”, entre ellas muchas personas blancas, especialmente jóvenes.) Como dije en Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, las revueltas como esta ejercen una fuerza e influencia positiva muy poderosa, y muestran el potencial para la revolución, y es crucial que la justa resistencia y rebelión de las masas de personas se transformen “en conciencia, determinación y organización revolucionarias”5.

Al examinar esto desde el punto de vista estratégico de trabajar por la revolución que se necesita para lidiar con las causas raíces de todo esto, también es importante actuar en concordancia con esta conciencia:

A un grado importante ahora, el conflicto entre los sectores sociales defensores de este fascismo y los que se le oponen, desde varias perspectivas diferentes, está configurando el terreno sobre el cual hay que llevar a cabo la lucha para la revolución; es probable que este conflicto se intensifique, y podría estallar más en enfrentamientos violentos, y en todo caso, sería un factor importante en el contexto de una lucha total entre la revolución y la contrarrevolución6.

Ya no es hora, en este mero momento, para la lucha total entre la revolución y la contrarrevolución: todavía no se han gestado las condiciones para semejante momento — ante todo, un pueblo revolucionario que cuente con millones de personas en una situación de crisis profunda para todo el sistema. Pero existe una necesidad apremiante de trabajar para impulsar y “acelerar” el desarrollo de las cosas hacia una situación revolucionaria. Una gran parte de trabajar para hacer nacer esa situación revolucionaria, a la mayor brevedad posible, es emprender una batalla decidida contra las injusticias y los ultrajes perpetrados continuamente por este sistema7. Y:

También hay que librar esta batalla política en oposición audaz y firme a la “base” la que está movilizando el sector fascista de la clase dominante — esto es importante en sí en este momento, y además constituye preparativos importantes y tendrá un impacto importante para la “guerra civil entre dos sectores de la población” una vez maduradas plenamente las condiciones y en marcha la lucha total8.

Porque, a la hora de la verdad:

La lucha total no sólo implicará enfrentarse a las fuerzas institucionales de la antigua clase dominante sino también abarcará una “guerra civil entre dos sectores de la población”, lo que requerirá que la revolución tanto derrote como desintegre, pero también, en la medida de lo posible, se gane para la revolución a partes de las fuerzas armadas en la población que al principio se encontraban con el otro lado9.

Con respecto a ganarse a partes de las fuerzas armadas de entre la población que empezaron con el otro lado: primero, y fundamentalmente, el avance de la revolución en la lucha real tendría un impacto positivo muy poderoso y un efecto positivo en la manera de pensar de las personas en un sentido amplio. Junto con eso, existiría la poderosa claridad y autoridad moral de las fuerzas revolucionarias que luchen — con la razón de su lado y de manera que concuerde con los objetivos emancipadores de la revolución. Y además, hay medidas específicas —tales como la cancelación de todas las deudas que las personas tienen con los bancos y otras instituciones financieras de la vieja sociedad— que las fuerzas revolucionarias propagarían como su política oficial. Dichas políticas estarían en concordancia con los objetivos básicos y surgirían de los objetivos básicos de la revolución y de la sociedad radicalmente nueva que la revolución se propone crear; y propagar dichas políticas, e implementarlas concretamente dondequiera y tan pronto como exista la base para hacerlo, podría desempeñar un papel importante en ganarse a algunos sectores de la sociedad, las que al principio se encontraban del lado contrarrevolucionario, hacia una participación concreta en la revolución, o hacia dar apoyo para la revolución — o al menos hacia una “neutralidad amistosa” hacia la revolución. No obstante, la realidad será que ciertos elementos reaccionarios de la población, entre ellos muchos elementos de entre las fuerzas fascistas empedernidas, seguirán obstinadamente comprometidos con la contrarrevolución; y las fuerzas revolucionarias tendrían que tener eso en cuenta como parte de su enfoque estratégico general y principios operativos, al librar la lucha total, una vez que las condiciones para eso se hubieran gestado.

Una guerra civil unilateral —librada únicamente por las fuerzas del fascismo contra todos y todo lo que odian y están decididas a aniquilar o a someter— sería un desastre. Ignorar la realidad de que estos fascistas definitivamente están preparados para llevar a cabo una guerra civil de este tipo, si lo estiman necesario para lograr sus objetivos, solo hará que tal desastre sea más probable. Y nada bueno resultará de confiar en aquellos, como los líderes del Partido Demócrata, quienes se niegan a denunciar a este fascismo por lo que es y a oponérsele sobre esa base, porque hacerlo pondría en tela de juicio la “legitimidad” de su sistema en su conjunto, el que ha engendrado este fascismo.

Lo que se necesita con urgencia es una lucha masiva contra el fascismo del régimen de Trump y Pence y una oposición decidida a la “base” que está movilizando para apoyarlo. Hay que librar esta lucha de manera seria, de acuerdo con lo que concretamente está en juego — sin buscar ni iniciar la violencia, pero además, sin dejarse intimidar de modo que se someta a las acciones de los fascistas.

Y lo que se necesita, al trabajar hacia la solución fundamental de todo esto, es librar esta lucha antifascista como parte de impulsar —“acelerar”— el desarrollo de las cosas hacia el momento en que sea posible llevar a cabo la revolución, la lucha total, para finalmente acabar con todo este sistema del capitalismo-imperialismo, con todos los horrores que ya ha engendrado para las masas de la humanidad —y los horrores aún peores que desatará si se le permite continuar— cuando todo eso es completamente innecesario y existe la base y la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mucho mejor.

 

1. que habrá cambio radical: ¿Será emancipador, o esclavizante — revolucionario, o reaccionario? Este artículo de Bob Avakian está disponible en revcom.us. [volver]

2. Se cita esta declaración de Steve King en Esperanza para la humanidad sobre una base científica, Romper con el individualismo, el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense, de Bob Avakian, el autor de El Nuevo Comunismo, que también está disponible en revcom.us. [volver]

3. Esperanza para la humanidad sobre una base científica. [volver]

4. Esperanza para la humanidad sobre una base científica. [volver]

5. El texto en español y el vídeo en inglés de este discurso de Bob Avakian (Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución) están disponibles en revcom.us. [volver]

6. De Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución (Segunda parte, “Cómo concretamente podemos hacer la revolución”). El texto en español y el vídeo en inglés de este discurso de Bob Avakian están disponibles en revcom.us. [volver]

7. Como se señala en una nota del artículo de Bob Avakian, “Los Boomers” — “X, Y, Z”: El problema no son las “generaciones,” sino el sistema (el que también está disponible en revcom.us):

En una serie de obras —entre ellas Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución; Breakthroughs (Abriendo Brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo, Un resumen básico; ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD SOBRE UNA BASE CIENTÍFICA, Romper con el individualismo, el parasitismo y el chovinismo pro estadounidense; y Bob Avakian responde a Mark Rudd sobre las lecciones de los años 1960 y la necesidad de una revolución real (todas las cuales están disponibles en revcom.us)—, Bob Avakian examina más “por qué no se realizó ninguna revolución” en el apogeo de los auges de lucha de la década de 1960 y los “importantes cambios, en gran medida de tipo negativo, que se han operado a lo largo de las décadas desde ese entonces”. Entre estas observaciones figura lo siguiente (de Bob Avakian responde a Mark Rudd:)

Una revolución real requiere dos factores esenciales: una situación revolucionaria, y un pueblo revolucionario que cuenta con millones de personas. Y estos dos factores están estrechamente interconectados. Una situación revolucionaria implica no solo una crisis en la sociedad en un sentido general, sino una situación en la que el sistema y sus poderes gobernantes se encuentran en una crisis profunda y aguda y millones y millones de personas se niegan a que las gobiernen a la antigua usanza — y están dispuestas y decididas a poner todo en juego para hacer caer este sistema y crear una nueva sociedad y gobierno. Según los componentes y las señales esenciales de una crisis revolucionaria, grandes partes de la sociedad vean la violencia utilizada para mantener en pie este sistema por lo que es —asesina e ilegítima— y que los conflictos entre las fuerzas gobernantes se vuelvan realmente profundos y agudos, y las masas de personas no respondan a tal situación cobijándose bajo uno u otro bando de los gobernantes opresivos, sino que respondan sacando provecho de tal situación para acumular las fuerzas para la revolución*.

[*Bob Avakian también ha caracterizado una situación revolucionaria de la siguiente manera:

¿Qué es una Situación Revolucionaria? Una crisis profunda y conflictos que se agudizan en la sociedad y en el gobierno y en los círculos de poder, en que éstos no pueden encontrar una manera de resolver dichos conflictos —en la sociedad y en sus propias filas— que no empeore la situación para sí mismos y no suscite más resistencia y no socave más la creencia de la gente en el “derecho de gobernar” de los de arriba y en la “legitimidad” del uso de la fuerza de los de arriba para mantener su dominio; se evidencie la bancarrota de los programas de “reformar” el sistema, sin ninguna capacidad en absoluto para solucionar lo que un creciente número de personas reconozcan como una profunda disfunción y la injusticia intolerable del sistema en general; aquellos, en la sociedad así como en la clase dominante, que obren para reforzar el sistema existente, estén a la defensiva política, aunque lancen ataques; millones de personas busquen activamente un cambio radical, decididas a luchar por éste, dispuestas a arriesgarlo todo a fin de ganarlo, y que busquen a una fuerza que las dirija para hacerlo; y un núcleo sólido de miles de personas unidos en torno a un liderazgo, una fuerza de vanguardia organizada con la visión y el método, la estrategia y el plan —cuyos lazos entre las masas populares vayan profundizándose— a fin de dirigir en concreto la lucha para derrotar y desmantelar la fuerza represiva violenta del sistema existente y su estructura de poder, y a fin de crear un sistema revolucionario nuevo que ofrezca los medios para que las personas transformen radicalmente la sociedad hacia el objetivo de la abolición de la opresión y la explotación.] [volver]

8. Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]

9. Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución. [volver]