Citas de Bob Avakian sobre la urgente necesidad de expulsar al régimen fascista de Trump y Pence, votando en estas elecciones, la necesidad de tomarse las calles, y la necesidad fundamental de la REVOLUCIÓN
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En este momento, para todos aquellos que se preocupan por eliminar la injusticia y la opresión, y por la cuestión de si la humanidad tendrá un futuro que valga la pena vivir — o si siquiera tendrá un futuro, sacar del poder al régimen fascista de Trump y Pence es una cuestión urgente e inmediata y un imperativo verdaderamente histórico.
Podemos reconocer la sombra amenazante de una situación en la que se requerirá que no sólo los niños escolares, sino todas las personas en la sociedad, juren lealtad a un Estados Unidos fascista cristiano blanco.
[El] fascismo [es]: una dictadura abierta y agresiva, que pisotea y pervierte el estado de derecho, se apoya en la violencia y el terror, en nombre del sistema capitalista depredador y en tanto un esfuerzo extremo por lidiar con profundas divisiones sociales y crisis agudas (tanto en el país como en el escenario mundial).
Hitler y los NAZIs llegaron al poder en Alemania en los años 1930 mediante los “canales normales” del “sistema democrático” allá —incluso las elecciones— pero su gobierno y todos los horrores verdaderamente indecibles que éste engendró no tenían nada de “legítimo” en absoluto. Y el mismo principio básico se aplica al régimen de Trump y Pence. Por su propia naturaleza y contenido, no existe ningún fascismo “legítimo”.
Si este régimen logra consolidar más su poder y dar saltos adicionales en la ejecución de sus objetivos horrorosos, eso resultará en un revés devastador para cualquier iniciativa de oponerse a la injusticia y la opresión, y muy probablemente conducirá a la brutal represión, e incluso la aniquilación, de los defensores de los derechos democráticos y los proponentes de toda reforma progresista con sentido, así como toda fuerza organizada que lucha por el cambio revolucionario fundamental.
No se trata de que Biden o los demócratas representen algo “bueno”, o de que, en términos fundamentales, los demócratas sean “algo mejor” que los republicanos. Los dos partidos son partidos políticos de la clase dominante, y ninguno de sus candidatos representa nada “bueno” en el sentido más básico y esencial. Biden no es “mejor” que Trump, en ningún sentido importante — salvo que él no es Trump y no es parte de las maniobras para consolidar e imponer un gobierno fascista, con todo lo que eso supone.
La realidad es que hay una —y únicamente una— cosa “buena” que podría resultar de estas elecciones: asestar una derrota contundente a Trump y al régimen fascista en su conjunto. Hacer eso crearía condiciones mucho mejores para seguir librando la lucha contra todo lo que representa el régimen de Trump y Pence y toda la opresión e injusticias de este sistema, y eso sería un gran regalo para la gente del mundo.
Nuestra meta fundamental, y estrella guía, sigue siendo: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!
En todo lo que hagamos, lo que incluye en todas las luchas en que participamos las que en sí quedan cortas de una revolución, nuestra orientación consecuente es, y tiene que ser, hacer que todo esto sirva a esa meta fundamental de hacer la revolución y emancipar a toda la humanidad.
Únicamente alguien que es peor que un tonto quisiera que se reeligiera a ese Trump racista supremacista blanco amante de la Confederación esclavista, supremacista masculino misógino agarra-conchas, atacante a personas LGBT, destripador de derechos, negador de la ciencia, destructor del medio ambiente, fomentador de guerras y maldito fascista chupasangre xenófobo tipo “Estados Unidos Ante Todo”.
El genocidio quiere decir matar a un pueblo entero, o a gran parte de ese pueblo. El genocidio es lo que los europeos hicieron a los pueblos indígenas de las Américas, mientras les robaban sus tierras. El genocidio es Hitler y los NAZIs que asesinaron a seis millones de judíos. Donald Trump es un racista genocida.
Donald Trump odia a los negros y a todos aquellos que no son “estadounidenses cristianos blancos angloparlantes”. Si pudiera hacerlo, mataría a muchísimos de ellos, y pondría a muchos de los demás en la cárcel de por vida, o los expulsaría de Estados Unidos.
No se hará que estos fascistas cambien de pensar “tratándolos con amabilidad” o actuando como si sus “quejas” fueran “legítimas”.
La realidad es que estas “quejas” surgen del resentimiento contra cualquier cambio que socave aunque sea levemente la supremacía blanca, la supremacía masculina, la xenofobia (el odio a los extranjeros), el chovinismo pro estadounidense rabioso y el saqueo irrestricto del medio ambiente.
Por verdaderamente peligrosos que lo sean estas fascistas amenazas y actos de violencia, y los preparativos para llevar a cabo aún más violencia — dejarse intimidar y claudicar ante esto llevaría a un horror mucho más grande.
Perder nuestra capacidad de indignarnos, y de actuar a base de esa indignación, significa perder nuestra humanidad — y, en vista de la situación que enfrentamos, eso equivale a colaborar con el fascismo de este régimen y la catástrofe hacia la cual está propulsando inexorablemente a la humanidad.
Respecto al vicepresidente Mike Pence: si bien no expresa las cosas con las mismas bravuconerías, descaro y vulgaridad que Trump, Pence es un fanático fundamentalista religioso, quien constituye una poderosa fuerza impulsora de todo el programa fascista de este régimen.
EL VICE PRESIDENTE PENCE — FANÁTICO FUNDAMENTALISTA, FUERZA CRUCIAL EN EL RÉGIMEN FASCISTA
Si bien los NAZIs de la “vieja guardia”, y los golpeadores armados (como los Proud Boys [“Muchachos Ogullosos”]) son útiles como soldados de asalto para el régimen fascista de Trump y Pence, es el fundamentalismo cristiano el que es el núcleo duro y la fuerza impulsora de este régimen.
EL VICE PRESIDENTE PENCE — FANÁTICO FUNDAMENTALISTA, FUERZA CRUCIAL EN EL RÉGIMEN FASCISTA
¿Representa algo bueno cualquiera de los políticos burgueses, del partido demócrata o del republicano?
No. Todos representan algo muy malo: el sistema del capitalismo-imperialismo que se basa en la monstruosa y literalmente asesina, explotación y opresión de las masas de personas, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo.
¿Son “iguales” todos estos políticos — y ambos partidos políticos?
Otra vez, no. Tienen diferencias reales sobre la forma en que hay que gobernar, e imponer, este sistema, y cómo se debe cohesionar a esta sociedad bajo el gobierno de este sistema.
¿Realmente importan estas diferencias para aquellos que están explotados y oprimidos bajo este sistema, para todos aquellos que aspiran a un mundo más justo?
Eso depende. Durante la mayor parte del tiempo, las diferencias entre estos dos partidos no son suficientemente importantes como para hacer que sea correcto y necesario singularizar a un solo partido y concentrar en oponérsele. Pero, en ocasiones muy raras, estas diferencias sí importan tanto. Este es uno de esos momentos.
Es urgentemente necesario sacar al régimen fascista de Trump y Pence. Concentra la cuestión de si habrá alguna base favorable para continuar la lucha contra la opresión racista y el terror policial y todo tipo de injusticias y opresiones, así como el saqueo del medio ambiente. Concentra la cuestión de si habrá un futuro —uno por el que valga la pena vivir— para la humanidad.
Negarse a reconocer esta realidad, al afirmar que no importa ahora cuál grupo de políticos esté en el poder, y asumir la posición peor que carente de valor de que “todos estos políticos son iguales” —pues no se trata simplemente de tonterías sectarias pseudo-“izquierdistas”— equivale a una colaboración activa con este régimen fascista y con los horrores muy reales los cuales está maniobrando implacablemente para imponer a martillazos.
Una guerra civil unilateral —librada únicamente por las fuerzas del fascismo contra todos y todo lo que odian y están decididas a aniquilar o a someter— sería un desastre. Ignorar la realidad de que estos fascistas definitivamente están preparados para llevar a cabo una guerra civil de este tipo, si lo estiman necesario para lograr sus objetivos, solo hará que tal desastre sea más probable. Y nada bueno resultará de confiar en aquellos, como los líderes del Partido Demócrata, quienes se niegan a denunciar a este fascismo por lo que es y a oponérsele sobre esa base, porque hacerlo pondría en tela de juicio la “legitimidad” de su sistema en su conjunto, el que ha engendrado este fascismo.
Lo que se necesita con urgencia es una lucha masiva contra el fascismo del régimen de Trump y Pence y una oposición decidida a la “base” que está movilizando para apoyarlo. Hay que librar esta lucha de manera seria, de acuerdo con lo que concretamente está en juego — sin buscar ni iniciar la violencia, pero además, sin dejarse intimidar de modo que se someta a las acciones de los fascistas.
Con demasiada frecuencia, las personas que afirman estar “concienciadas” dicen que, en vista de que los negros siempre han estado sometidos a una terrible opresión en Estados Unidos, Trump no es distinto a otros políticos, y que no existe ninguna razón ni necesidad de centrarse en oponerse a Trump y en impulsar una movilización de masas para exigir que se saque al régimen de Trump y Pence. Decir eso es como argumentar que, en vista de que Estados Unidos fue fundado en la esclavitud, ¡no importa si se restaura la esclavitud ahora!
Hace falta que la gente entienda que Trump es un racista genocida. Quizá Trump no trate de restaurar la esclavitud literal, pero él definitivamente se propone hacer que Estados Unidos vuelva a una situación en que la supremacía blanca abierta se promueva descaradamente, se codifique en ley y decisiones judiciales y se aplique por medio de la violencia supremacista blanca sistemática total.
“CONCIENCIADO” AL CAMINAR DORMIDO Y LA PESADILLA DE TRUMP Y PENCE
No puede darse ninguna “conciliación” con estos fascistas — cuyas “quejas” se derivan del resentimiento fanático contra cualquier limitación a la supremacía blanca, la supremacía masculina, la xenofobia (el odio por los extranjeros), el chovinismo pro estadounidense rabioso y el saqueo irrestricto del medio ambiente, y que se expresan cada vez más en términos literalmente lunáticos. ¡No puede darse ninguna “conciliación” con esto, salvo de acuerdo a los términos de estos fascistas, con todas las terribles implicaciones y consecuencias de hacerlo!
DONALD TRUMP NO ES “DURO”, ES UN INFLADO BOLO DE HECES FASCISTAS
Bob Avakian (BA) es el pensador y líder político más importante en el mundo de hoy.
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