Donald Trump fue absuelto en su segundo juicio político. Pero es totalmente culpable de incitar a una turba violenta y encabezar a un movimiento fascista decidido a tomarse el poder a como dé lugar.
Una mayoría del Senado, incluidos 7 republicanos, votaron por condenarlo, pero esto no bastaba para dictar una sentencia condenatoria y dar paso a una votación para prohibir que Trump se postulara para un cargo en el futuro. Trump se regodeó de su segunda absolución, calificando este juicio político de “otra fase más de la caza de brujas más grande de la historia de nuestro país”, y declarando que apenas comienza su movimiento MAGA (Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza).
Pasemos por alto las excusas de que los 43 senadores republicanos votaron por absolverlo porque temen a la base de Trump. Quieren tener a la base de Trump. Cualesquiera que sean las dudas que algunas personas tengan sobre lo bruto o lo crudo de esa base fascista, esos republicanos representan y cortejan a esa base, y en lo fundamental están de acuerdo con el programa fascista que Trump ha cohesionado. Luchan por una forma diferente de gobernar que se apoya en el terror y la violencia, y por una sociedad en que reinen sin oposición la supremacía blanca, la misoginia y el patriarcado, la teocracia cristiana y la vil xenofobia de “Estados Unidos Ante Todo”. Trump trituró el libro de normas e hizo añicos las costumbres democráticas en formas a las cuales quisieran emular los fascistas dentro y fuera del gobierno, en Estados Unidos y por todo el mundo. Mandó a una turba supremacista blanca de linchamiento al Capitolio — con su horca, sus banderas de la Confederación esclavista y de Trump, sus delirios de ser víctimas y su rabia de blancos. No se puede hacer unión con eso.
Ahora este intento de golpe de estado fascista impune sirve tanto de ensayo general para posibles intentos futuros de tomarse el poder tras una derrota electoral, como también una victoria inmediata para los fascistas. El Senado estadounidense ahora ha legitimado a un partido fascista con un ala paramilitar. Miembros del partido que no se alinean con sus crímenes más descarados son objetos de censura o de cosas peores. Ahora es posible que se vuelva común invalidar los votos, no solamente por medio de la manipulación racista de circunscripciones electorales y demandas judiciales, sino por la violencia de las turbas.
Aunque los administradores demócratas de la Cámara de Representantes pusieron al descubierto de manera nítida lo que hizo Trump para fomentar y dirigir a este intento de golpe de estado fascista, los demócratas limitaron su estrategia desde el principio según la lógica de que nunca tendrían suficientes votos para condenarlo. No lucharon para ganar. Incluso cuando les tocó una victoria sorpresa de último momento, al votar el Senado a favor de presentar testigos, la desperdiciaron casi de inmediato ante las amenazas e intimidación de los republicanos. Testimonio público en vivo de parte del representante republicano Jaime Herrera Beutler sobre la llamada telefónica del líder republicano de la Cámara de Representantes, McCarthy, con Trump — en la que Trump se negó a meter en cintura a los amotinados, en el momento en que el asalto asesino venía tomando el Capitolio, y Trump se quejó que al parecer los resultados electorales le importaban más a la turba que a McCarthy— pudo haber abierto la posibilidad de llamar a otros republicanos a rendir testimonio y poner más al descubierto sus mentiras sobre lo que realmente ocurrió. Citar a testigos pudo haber convertido al juicio en una lucha política real a favor de una condena, pero los demócratas se rajaron. Lejos de facilitarles que avancen con la agenda de Biden, esto ha fortalecido la ofensiva del partido republi-fascista.
Esta absolución demuestra una vez más que no tiene fin la inmoralidad de Trump y sus seguidores fascistas. Ahora nuestro lado, los que aspiramos a una sociedad más justa, tenemos que DEJAR de poner topes a nuestra determinación de resistir y tenemos que poner alto a este fascismo estadounidense atroz. Si a usted le ha acongojado, perturbado y enfurecido esta nueva falta de responsabilizar a Trump de sus crímenes; si se preocupa por lo que esto significa para el futuro; si teme que Trump regrese a la vida pública o que alguien aún peor tome el poder, pues ya es hora de hacer frente de lleno a la realidad de que este Estados Unidos está lleno de fascistas. Ya es hora de entrar al debate en serio sobre por qué estas cosas están ocurriendo y lo que podemos hacer para cambiarlas. Ya es hora de que dejemos de ser espectadores pasivos y que dejemos de canalizar toda nuestra indignación hacia el acto de votar. Votar en sí y de por sí no pondrá alto al fascismo, y hace falta poner alto al fascismo.
¿Permitiremos que los fascistas ganen la batalla por el futuro, con todo lo que eso implique para la humanidad y el planeta, o nos pondremos de pie? Nos mantendremos en alerta. Organizaremos y formaremos redes de acción para ser proactivos y resistirnos al peligro del fascismo. Nos comprometemos al pueblo del mundo:
¡EN NOMBRE DE LA HUMANIDAD, NOS NEGAMOS A ACEPTAR A UN ESTADOS UNIDOS FASCISTA!
El juicio político en el Senado y la necesidad de rechazar el fascismo
El juicio político en el Senado y la necesidad de rechazar el fascismo
Se grabó esta urgente conversación en inglés el 8 de febrero, en víspera del segundo juicio político contra Trump.
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