Del Servicio Noticioso Un Mundo que Ganar
Los huracanes, el cambio climático y el calentamiento global
Quinta parte: Conclusión: Un desafío histórico
Revolución #037, 5 de marzo de 2006, se encuentra en revcom.us
En una cumbre internacional sobre cambios climáticos realizada en Montreal del 28 de noviembre al 9 de diciembre (la primera desde la de Kioto de 1997), los representantes estadounidenses siguieron negando los peligros e inclusive la existencia del calentamiento global, a pesar de que un científico inglés dijo que es tan peligroso para el futuro de la humanidad como las armas de destrucción masiva. Los observadores de la cumbre, a la que asistieron 190 países, no tenían esperanzas de que llegara a acuerdos internacionales para controlar las emisiones de los gases de invernadero: el principal causante del rápido aumento de las temperaturas globales. Aunque las metas de reducción de emisiones pactadas en Kioto son criminalmente inadecuadas (reducir en el año 2012 las emisiones al 5% por debajo del nivel de 1990), en realidad han aumentado; ni la Unión Europea, que apoyó el acuerdo de Kioto, ha reducido las emisiones como prometió.
¿Cuál es la conexión entre el calentamiento global y las tormentas tropicales? ¿Cuáles son las causas del calentamiento global? ¿En qué medida es el resultado de las actividades de los seres humanos? ¿Qué se puede hacer para pararlo? ¿Qué tan peligroso es? ¿Por qué los gobiernos de Estados Unidos y las demás grandes potencias no hacen nada serio para combatirlo, a pesar de que presagia un desastre para la humanidad? Este artículo examina esos interrogantes. Lo presentamos en cinco entregas. En revcom.us:
Primera parte: Cambios climáticos naturales
Segunda parte: Los cambios provocados por el ser humano
Tercera parte: ¿Qué tan peligroso es el calentamiento global?
Esto nos conduce al tercer aspecto de la situación: resolver esta clase de catástrofe en potencia requerirá la experiencia, las ideas, la creatividad, los esfuerzos y en ocasiones los sacrificios de miles de millones de seres humanos de todo el mundo. Tal cosa ni siquiera es concebible bajo el actual sistema global político, económico y social.
Los gases invernadero no acompañan necesariamente al desarrollo. Muchos científicos y activistas ambientales han explorado el concepto de desarrollo sustentable: una economía que puede satisfacer las necesidades humanas sin destruir el planeta en que vivimos. Si se dirigiera la sociedad, y con el tiempo toda la sociedad humana, conforme a los principios del socialismo (y no los del capitalismo), ¿por qué no se podría crear una economía planificada con el objetivo fundamental de la emancipación y el bienestar de la humanidad y del medio ambiente? ¿Por qué tendría la humanidad que continuar el derroche y la destrucción impuestos por el capitalismo? ¿Qué impediría que la sociedad destinara los recursos necesarios para prevenir o al menos aminorar el impacto de las catástrofes naturales?
Por la época en que el capitalismo ponía a la humanidad en el camino hacia el calentamiento global que contemplamos hoy, Carlos Marx y Federico Engels escribieron en el Manifiesto Comunista:"Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros".
La naturaleza puede traer catástrofes predecibles e impredecibles de todas las magnitudes y a todos los niveles en el curso de la interacción humana con la naturaleza. Los desastres golpean a las sociedades socialistas al igual que a las capitalistas. Algunos desastres se deben a las fuerzas destructivas de la naturaleza; otros a las actividades humanas. Sin embargo, la sociedad socialista puede aminorar o sobrellevar el impacto de los desastres de un modo muchísimo mejor que el capitalismo. Es cierto que las sociedades socialistas del futuro tendrán que abordar desafíos ambientales muy serios. Pero para reducir y combatir las calamidades naturales, las decisiones conscientes tomadas colectivamente a nivel de toda la sociedad, y tan pronto como sea posible a nivel global, darán soluciones mucho más eficaces que las decisiones tomadas en las salas de juntas de las corporaciones y en el puñado de burocracias estatales capitalistas. Los recientes huracanes Katrina y Rita que devastaron los estados del golfo de México en Estados Unidos son un caso claro. El sistema capitalista estadounidense, encabezado por la mayor burocracia estatal capitalista y con la maquinaria de guerra más poderosa del mundo, no tomó las más elementales precauciones, que podrían haber ahorrado mucho sufrimiento humano. Para colmo, cuando las masas de pobres de Nueva Orleáns y otros lugares intentaron solucionar los problemas de modo colectivo, las autoridades les echaron encima la policía y la Guardia Nacional, y transformaron una catástrofe natural en un crimen de tremendas proporciones. ¿Quién puede negar que un sistema social basado en las necesidades de los pueblos del mundo manejaría la situación mucho mejor desde el comienzo?
Hace 150 años Carlos Marx escribió en El capital:"Considerada desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad [el socialismo y el comunismo], la propiedad privada de algunos individuos sobre la Tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante. Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexistan en un momento dado, son propietarios de la Tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla… y a transmitirla mejorada a las futuras generaciones".
En pocas palabras, aunque es necesario librar toda batalla posible para obligar a las compañías y especialmente a los gobiernos a tomar medidas que den resultados concretos, lo único que puede desatar completamente las fuerzas de la humanidad para solucionar este problema es hacer la revolución en todo país donde surja la oportunidad y derrocar al sistema imperialista mundial. La magnitud del calentamiento global cruza todas las fronteras geográficas, nacionales, culturales y sociales, y la solución radica en una ruptura política y social radical con el mundo como está organizado hasta ahora.
El desafío es grande, así como la fuerza potencial de los seis mil millones de personas cuyo futuro está en juego. Las masas populares de la Tierra debemos dar un paso adelante para derribar esta locura imperialista y su destrucción innecesaria del medio ambiente, y crear un nuevo mundo libre de explotación y opresión y de la imprudente destrucción del ambiente que conlleva.